Por fuerza del hábito, algunos de nosotros hemos desarrollado una actitud de apego, de preocuparnos, reaccionar y obsesivamente tratar de controlar. Quizá hemos vivido con personas y a través de eventos que estaban fuera de control. Tal vez obsesionándonos y controlando pudimos guardar un equilibrio o lograr que temporalmente las cosas no empeoraran. Y luego simplemente seguimos haciendo lo mismo. Quizá teníamos miedo de soltarnos, porque cuando nos soltamos en el pasado sucedieron cosas terribles y dolorosas. Tal vez hemos estado apegados a la gente –viviendo sus vidas por y a través de ella– durante tanto tiempo que ya no nos queda una vida propia por vivir. Es más seguro seguir apegados. Por lo menos sabríamos que estamos vivos si reaccionáramos. Al menos tendríamos algo qué hacer si estuviéramos obsesionándonos o controlando.
Por varias razones los codependientes tienden a apegarse a los problemas y a la gente. No importa no solucionar nada al preocuparse. No importa que esos problemas rara vez tengan solución. No importa que estén tan obsesionados que ni siquiera puedan leer un libro, ver la televisión o salir a dar un paseo. No importa que sus emociones estén en constante torbellino por lo que la otra persona dijo o no dijo. de lo que hizo o no hizo, o de lo que hará después. ¡No importa que las cosas que estemos haciendo no ayuden a nadie! Sin importarnos el costo, persistiremos en ello. Apretaremos los dientes, nos asiremos a la cuerda y nos prenderemos a ella más fuerte que nunca. Algunos de nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de que nos hemos estado agarrando tan fuerte. Otros nos habremos convencido de que debemos asirnos así de fuerte. Creemos que no existe otra alternativa que la de reaccionar a esta persona o problema de esta manera obsesiva. A menudo, cuando le sugiero a la gente que se aparte de esta persona o de este problema, me responden con horror. “¡Oh, no!”, dicen, “nunca podría hacer eso. Yo lo amo, o la amo, demasiado. Me importa demasiado para hacerle eso. Este problema o esta persona es demasiado importante para mí. Tengo que permanecer apegado a ella (o a esto)”.
Mi respuesta es: “¿QUIEN DICE QUE TIENES QUE HACERLO?” Les tengo noticias, buenas noticias. No “tenemos” que hacerlo así. Existe una forma mejor. Se llama “separación”. Al principio puede darnos miedo, pero a fin de cuentas funcionará mejor para todas las personas involucradas.
(Melody Beattie de su Libro Ya no Seas Codependiente).
Categoría: ADICCION
Frase del Dia: 9 de Septiembre
Se le llama enfermedad a la codependencia es porque las conductas codependientes –como muchas conductas autodestructivas– se vuelven habituales. Repetimos los hábitos sin pensarlo. Los hábitos cobran vida propia.
Sea cual sea el problema que tenga la otra persona, la codependencia implica un sistema habitual de pensar, de sentir y de comportarnos hacia nosotros y hacia los demás que nos causa dolor. Las conductas o hábitos codependientes son autodestructivos. Con frecuencia reaccionamos a las personas que se autodestruyen; reaccionamos aprendiendo a autodestruirnos. Estos hábitos nos pueden conducir a, o mantenernos en, relaciones destructivas que no funcionan. Estas conductas pueden sabotear relaciones que en otras condiciones sí hubieran funcionado. Estas conductas puede impedirnos encontrar la paz y la felicidad con la persona más importante en nuestra vida: uno mismo. Estas conductas pertenecen a la única persona que cada uno de nosotros puede controlar –a la única persona que podemos hacer cambiar– a uno mismo. Estos son nuestros problemas.
(Melody Beattie de su Libro ya no seas Codependiente).
Reflexión del Dia: 6 de Septiembre
Debido a que usted nunca pudo convertir a su(s) progenitor(es) en los seres atentos y cariñosos que usted ansiaba, reacciona profundamente ante la clase de hombres inaccesibles a quien puede volver a intentar cambiar, por medio de su amor.
Quizá su lucha haya sido con uno solo de sus padres, quizá con ambos. Pero lo que haya estado mal, haya faltado o haya sido doloroso en el pasado es lo que usted esta tratando de corregir en el presente. Ahora comienza a ser evidente que ocurre algo muy nocivo y frustrante.
Sería bueno que trasladáramos toda nuestra compasión, nuestro apoyo y comprensión a relaciones con hombres sanos, hombres con quienes hubiera alguna esperanza de satisfacer nuestras propias necesidades. Pero no nos atraen los hombres sanos que podrían darnos lo que necesitamos. Nos parecen aburridos. Nos atraen los hombres que reproducen la lucha que soportamos con nuestros padres, cuando tratábamos de ser lo suficientemente dignas, útiles, buenas, cariñosas e inteligentes para ganarnos su amor, la atención y la aprobación de aquellos que no podían darnos lo que necesitábamos debido a sus propios problemas y preocupaciones. Ahora funcionamos como si el amor, la atención y la aprobación no tuvieran importancia a menos que tratáramos de obtenerlo de un hombre que también es incapaz de dárnoslo, debido a sus propios problemas y preocupaciones.
(Robin Norwood de su Libro Mujeres que Aman demasiado).
Reflexión del Dia: 4 de Septiembre
Sheryl también se clasifica a sí misma como codependiente. Poco después de casarse con el hombre de sus sueños, se encontró viviendo una pesadilla. Su esposo, se dio cuenta, era un adicto al sexo. En su caso, eso significaba que él no podía controlar su impulso de gratificarse con la pornografía, de tener una compulsión por enredarse en affaires con otras mujeres y, como Sheryl decía, “sólo Dios sabe con qué y con quién más”. Supo que su esposo era un adicto del sexo una semana después de su boda, cuando lo descubrió en la cama con otra mujer.
La primera respuesta de Sheryl fue de pánico. Después de enojo. Luego se sintió preocupada por su esposo y el problema que él tenía. Sus amigas le aconsejaron que lo dejara, pero ella decidió seguir casada. Él necesitaba ayuda. Él la necesitaba a ella. Quizá cambiaría. Además, no estaba preparada para dejar ir su sueño de ese futuro color de rosa que podían tener juntos.
Su marido se unió a Adictos al Sexo Anónimos (AS), un grupo de autoayuda que sigue los Doce Pasos y es similar a Alcohólicos Anónimos. Sheryl se rehusó a acudir a Co-SA (similar a Al-Anón), grupo de ayuda para los familiares de los adictos al sexo. No quería exhibir públicamente su problema; ni siquiera quería discutirlo en privado.
Luego de varios meses, Sheryl, exitosa modelo de moda, se encontró aceptando cada vez menos llamados de trabajo, rechazando invitaciones de sus amigos y quedándose cada vez más en casa. Quería contestar ella el teléfono en caso de que alguna mujer le hablara a su esposo. Quería estar ahí para ver a su marido cuando este salía de casa y cuando regresaba. Quería ver cómo se veía él, cómo actuaba y cómo hablaba. Quería saber exactamente qué estaba haciendo él y con quién lo estaba haciendo. Frecuentemente llamaba al consejero del grupo de AS para quejarse de su marido, para acusarlo y para indagar acerca de su progreso. Se rehusaba, decía, a que la engañaran y la engatusaran otra vez.
Gradualmente se fue alejando de sus amigos y de sus actividades. Estaba demasiado preocupada para poder trabajar; se sentía demasiado avergonzada para hablar del tema con sus amigos. Su esposo tuvo varios affaires más, y a sus amigos les frustraba que ella permaneciera al lado de él y que constantemente se quejara de lo terrible que era ser su esposa.
“No puedo ni ver a mi marido. No tengo más que desprecio para él. Y, sin embargo, no puedo decidirme a dejarlo”, decía Sheryl después. “No puedo hacer nada más que estar preocupada y estarlo chocando.”
“El punto culminante fue la noche en que lo perseguí con un cuchillo de carnicero”, dijo Sheryl. “Fue cuando me encontraba peor. Iba por la casa corriendo, gritando y desvariando, cuando de pronto me percaté, por primera vez, de mí. Me había vuelto loca. Estaba loca –completamente fuera de control–”y él sólo se quedó parado ahí, mirándome calmadamente. Entonces supe que tenía que hacer algo que fuera de ayuda para mí.
Sheryl se unió a Co-SA poco después de ese incidente. Durante esas reuniones empezó a etiquetarse a sí misma y a su pérdida de control como codependencia. Sheryl está ahora separada de su esposo y buscando el divorcio. También se siente bastante mejor.
(Melody Beattie de su Libro Ya no seas Codependiente).
Frase del Dia: 24 de Agosto
Frase del Dia: 17 de Agosto
Frase del Dia: 11 de Agosto
Desapegarse y ver las cosas como realmente son… no es el final. Ahora esta la cuestión de cómo actuar una vez te has desapegado y has puesto tu atención en la realidad.
Estas son algunas buenas posibilidades para practicar:
• Acepta este momento por lo que es, agradécelo y disfrútalo.
• Acepta a otras personas por quien son, y disfruta de su compañía. ¡Acéptalos!
• Acéptate a ti mismo por quien eres, y conténtate contigo mismo.
• Observa cómo otras personas (o tú mismo) están actuando de esa manera porque están sufriendo, e intenta ser compasivo con ellos.
• Observa que hay un problema legítimo que debe ser resuelto, otro aparte del enfado que ambos estáis sintiendo (el cual es simplemente un síntoma). Despréndete del ideal y el enfado te ayudara tanto a ti como a la otra persona a resolver el problema más calmada y compasivamente.
• Despídete del ideal, mira la realidad tal y como es, y responde apropiadamente. Sin tomarte nada de forma personal. Simplemente respondiendo a la realidad.
• Convive con las cosas tal y como son, sin juzgar. Simplemente sé, no intentes resolver un problema o conseguir nada, por un momento.
• Deja de controlar las cosas y simplemente déjalas correr por un rato, estando en el momento que ocurren sin tratar de controlarlas.
• Observa la impermanente naturaleza de la realidad… obsérvala cambiar y fluir a cada momento. Esto es un fascinante e iluminador proceso de aprendizaje.