Reflexión del Dia: 14 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que los codependientes viven a merced de lo que los otros necesitan. Se convierten en «veletas» que apuntan hacia la satisfacción de las necesidades de los demás, dejando de lado las propias. Viven reaccionando, enojándose cuando no se hace lo que dice y exige. Por ese control desmedido termina siendo dominado por las circunstancias que promueve.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Podemos haber empezado a reaccionar y a responder urgente y compulsivamente con patrones que nos lastiman. El solo hecho de sentir urgencia y compulsión es suficiente para herirnos. Nos mantenemos en un estado de crisis, fluyendo la adrenalina y tensos los músculos, listos para reaccionar ante emergencias que generalmente no son tales. Alguien hace algo, de modo que nosotros debemos hacer algo a la vez. Alguien se siente de determinada manera de modo que nosotros debemos sentirnos de otra determinada manera. BRINCAMOS DENTRO DEL PRIMER SENTIMIENTO QUE NOS ATRAVIESA Y LUEGO NOS EMPANTANAMOS EN ÉL. Pensamos en el primer pensamiento que cruza por nuestra cabeza y luego elucubramos sobre él. Decimos lo primero que nos viene a la lengua y a veces nos arrepentimos. Hacemos lo primero que nos viene a la mente, generalmente sin pensarlo. Ese es el problema: reaccionamos sin pensar, sin haber pensado honestamente lo que necesitamos hacer y cómo queremos manejar la situación. Nuestras emociones y conductas controladas —disparadas— por cualquier persona o cosa en nuestro entorno.
Indirectamente estamos permitiendo que los demás nos digan qué hacer. Eso significa que hemos perdido el control. Estamos siendo controlados. Cuando reaccionamos abdicamos a nuestro poder personal, dado por Dios, para pensar, sentir y actuar de acuerdo con nuestro mejor interés. Permitimos que otros determinen cuándo nos sentiremos felices; cuándo nos sentiremos en paz; cuándo nos sentiremos irritados; y qué es lo que diremos, haremos, pensaremos y sentiremos. Abdicamos a nuestro derecho de sentirnos en paz al capricho de nuestro medio ambiente. Somos como una pizca de papel a merced de la tormenta, dejándonos arrastrar por cualquier viento.

Reflexión: Los codependientes habitualmente nos movemos a la defensiva siempre. Sin razón alguna caemos en el juego insano del control», dejando que cualquier situación nos lleve a cualquier lugar que nos permita mantener nuestro «supuesto control» sobre los demás. Cuando entendamos que controlar es una ilusión, pondremos freno a estas conductas autodestructivas que solo dejan desequilibrios en nuestras vidas. No permitamos convertirnos en «títeres» sin voluntad alguna. Llego el momento de detenernos y cambiar conscientemente el rumbo. No vale la pena seguir con este sinsentido.(Alpha).

¿Vives reaccionando ante cualquier situación cotidiana? ¿Puedes detener esa necesidad de controlar? ¿Cómo lo haces? Comparte tus vivencias.

Lectura Bíblica sugerida: Sólo yo sé los planes que tengo para ustedes. Son planes para su bien, y no para su mal, para que tengan un futuro lleno de esperanza. Dice el SEÑOR. (Jeremías 29:11).

Reflexión del Dia: 12 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»explica la actitud controladora del codependiente. Enfatiza que su necesidad de conducir la vida de los demás, le da pie para gobernar de manera «tiránica». Interviene en la vida de quienes le rodean sin ser solicitada su ayuda,. Esa es la forma que ellos tienen de vivir, «controlando» y «dominando». No aprendieron otra manera.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

No somos las personas que “hacemos que sucedan las cosas”. Los codependientes son aquellas personas que consistentemente, y con gran cantidad de esfuerzo y energía, tratan de forzar que sucedan las cosas.
Controlamos en nombre del amor.
Lo hacemos porque “sólo estamos tratando de ayudar”.
Lo hacemos porque nosotros sí sabemos cómo deben hacerse las cosas y cómo deben comportarse las personas.
Lo hacemos porque nosotros estamos bien y ellos están mal.
Controlamos porque nos da miedo no hacerlo.
Lo hacemos porque no sabemos qué otra cosa hacer.
Lo hacemos para dejar de sufrir.
Controlamos porque pensamos que tenemos que hacerlo.
Controlamos porque no pensamos.
Controlamos porque solamente podemos pensar en controlar.
En última instancia quizá controlemos porque esa es la manera en que siempre hemos hecho las cosas.
Tiránicos y dominantes, algunos gobiernan con mano de hierro desde un trono que ellos mismos se han atribuido. Son poderosos. Ellos siempre saben más. Y, por Dios, que las cosas se harán a su modo. Ellos se encargaran que así sea.

Reflexión: Los codependientes gastamos la vida pretendiendo «jugar a ser Dios». La necesidad enfermiza de controlar conduce nuestras actuaciones, los demás deben ser ayudados, ese es el pensamiento, y en base a esta premisa, actuamos de forma dominante hasta tiránica. Las cosas solo se harán conforme a nuestra voluntad. ¿Es esto terapéutico? ¡Por supuesto que no! Detener esta locura no es fácil, pero necesariamente debe hacerse antes que caigamos en enfermedad y deterioro físico y emocional. (Alpha).

¿Tu vida se maneja en una necesidad de control permanente?¿Logras detener esta conducta autodestructiva?¿Cómo lo logras? Comparte aquí tus vivencias.

Lectura Bíblica sugerida: El Señor es mi luz y mi salvación; ¿de quién temeré? El Señor es la fortaleza de mi vida; ¿de quién me he de atemorizar? (Sal 27:1).

Reflexión del Dia: 10 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»refiere como la codependencia se instala en nuestras vidas, esas conductas autodestructivas inician con una preocupación y avanzan hasta llegar a obsesión y compulsión. De allí en adelante la vida del codependiente se torna ingobernable y el se vuelve impotente para salir de ese círculo vicioso.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Tal vez tú hayas estado obsesionada con alguien o con algo. Alguien dice o hace algo. Se te ocurre un pensamiento. Algo te recuerda un evento pasado. Entra un problema en tu conciencia. Algo sucede o no sucede. O percibes que algo está sucediendo, pero no estás segura de qué es.
Podrás no saber qué es, podrás no saber por qué es, y no estás segura de cuándo, pero sabes que algo malo –algo terrible– ha sucedido, sucede o va a suceder.
Te da algo en el estómago. El sentimiento te abruma, esa ansiedad tan común en los codependientes que te hace retorcerte y estrujarte las manos. Es la que nos lleva a hacer muchos de los actos que nos lastiman; es la sustancia de la que se alimentan la preocupación y la obsesión. Es el peor de los miedos. Por lo general el miedo viene y se va, nos deja volando, listos para pelear, o sólo temporalmente asustados. Pero la ansiedad perdura. Se adhiere a la mente, paralizándola para todo excepto para sus propios propósitos, un interminable fárrago de los mismos pensamientos inútiles. Es el combustible que nos impele a incurrir en conductas controladoras de todo tipo. No podemos pensar más que en seguirle echando ojo a las cosas, en controlar el problema y hacer que se vaya; es el material del que está hecha la codependencia.

Reflexión: Para los codependientes «obsesionarse» es su conducta habitual. Cualquier evento enciende sentimientos y emociones que se mueven desde la tristeza, ansiedad hasta llegar a la obsesión. Estas conductas autodestructivas impiden pensar de forma adecuada y vamos «dando tumbos», pretendiendo controlar la vida de las otras personas. Debemos dar un «frenazo» y hacer nuestra vida más sana ¿Como lograr esto? Responsabilizándonos de nosotros mismos y dejar que los demás asuman su vida de la mejor manera posible. Herramientas existen, solo debemos hallarlas y ejercitarlas.(Alpha).

¿Te has responsabilizado de ti mismo? ¿Cuáles herramientas estás usando para lograr esto? Comenta acá tus experiencias y resultados.

Lectura Bíblica sugerida: El amor de Cristo nos lleva a actuar así, al pensar que si uno murió por todos, entonces todos murieron; y él murió por todos, para que los que viven ya no vivan para sí, sino para aquel que murió y resucitó por ellos (2 Co 5:14-15).

Reflexión del Dia: 9 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»plantea su experiencia como consejera en relación con la actitud que se ha asumido para con los codependientes. Habitualmente se subestima la necesidad de tratar esta afectación, principalmente por los propios codependientes, quienes creen no requieren ayuda para detener su sufrimiento y dolor.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Los codependientes han sufrido a espaldas de la persona enferma. Si se recuperaron, lo hicieron a sus espaldas también. Hasta muy recientemente, muchos consejeros (como yo) no sabían qué hacer para ayudarles. A veces se culpaba a los codependientes, otras veces se les ignoraba, en ocasiones se esperaba de ellos que mágicamente se recompusieran (una actitud arcaica que no ha funcionado con los alcohólicos y que tampoco ha ayudado a los codependientes). Rara vez los codependientes fueron tratados como individuos que necesitaban ayuda para mejorarse. Rara vez se les dio un programa de recuperación personalizado para su tipo de problemas y su dolor. Empero, por su naturaleza, el alcoholismo y otros trastornos compulsivos convierten en víctimas a todos los afectados por la enfermedad: personas que necesitan ayuda aunque no beban, ni usen otras drogas, ni coman en exceso, ni apuesten ni tengan alguna otra compulsión.

Reflexión: Las personas codependientes estamos «acostumbrados» a «solapar» nuestro sufrimiento, en aras de «atender» las necesidades de los demás», y por ello no buscamos la ayuda necesaria para recuperarnos. Muchos de nosotros preferimos mantenernos en esa vida ingobernable pero siempre dando primacía a lo que las otras personas requieren y necesitan de nosotros. Llegó el momento de tomarnos en cuenta y plantearnos salir de ese círculo que conduce a enfermarnos y ser infelices¡Atrevámonos a mejorar nuestra vida. Bien valemos la pena! (Alpha).

¿Estás consciente que dependes afectivamente de otra(s) persona(s)? ¿Has buscado ayuda para recuperarte? ¿Te ha dado resultado? Comparte tus vivencias con nosotros.

Reflexión del Dia: 7 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» detalla el triangulo del Drama de Karpman, en el cual se mueve continuamente el codependiente practicando su rol como rescatador. Permite visualizar como pasamos de controladores a controlados, haciendo de la existencia algo incierto, sin disfrute alguno. Vivimos solo a través de rescatar a quienes creemos lo necesitan, sin detenernos a pensar que nos corresponde «cuidarnos y amarnos» como tarea primaria.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Déjenme ilustrar refiriéndoles un rescate. Una amiga mía estaba casada con un alcohólico. Cada vez que él se emborrachaba, ella manejaba por toda la ciudad, pedía la ayuda de sus amigos y perseguía despiadadamente a su marido hasta que lo encontraba. Por lo general ella se sentía benévola, preocupada y apenada por él —lo cual era una advertencia de que se aproximaba un rescate— hasta que lo llevaba de regreso a casa y lo metía en cama asumiendo la responsabilidad por él y por su sobriedad. Cuando él ponía la cabeza sobre la almohada, las cosas cambiaban. Asumió ella entonces el papel de perseguidor. No quería a este hombre en su casa. Esperaba que él se lamentara días enteros de lo enfermo que estaba. Él era incapaz de asumir sus responsabilidades dentro de la familia, y en general actuaba de manera lastimosa. ¡Había hecho esto tantas veces! De modo que ella lo atacaba, comenzando con uno que otro tijeretazo y al final con una explosión total. Él toleraba su persecución por breve tiempo y luego de ser una desamparada víctima se volvía un perseguidor vengativo. Entonces ella asumía el papel de la víctima. Lástima de sí misma, sentimientos de desamparo, de vergüenza y de desesperación se apoderaban de ella. Esta era la historia de su vida, se lamentaba. Después de todo lo que había hecho por él, ¿cómo podía tratarla de esta manera? ¿Por qué a ella siempre le pasaba esto? Se sentía víctima de las circunstancias, víctima de la indignante conducta de su marido, víctima de la vida. Nunca se le ocurrió que era también víctima de sí misma y de su propia conducta.

Reflexión: Los codependientes somos aquellas personas que nos caracterizamos por «rescatar» a quienes consideramos «víctimas». En esas conductas autodestructivas transcurre nuestra vida, sin detenernos a pensar que estamos «soslayando» la responsabilidad de «cuidarnos» y atender nuestras reales necesidades». Hacemos del rescate una forma de vida, en detrimento de la salud física y emocional. ¿Hasta cuando asumimos estos comportamientos? Hasta que llegamos al límite de nuestras fuerzas y sucumbimos enfermándonos, es allí cuando entendemos que debemos ser mas consecuente con nuestras vidas, aceptar que el control no conduce a nada positivo y que llegado el momento nos toca «CAMBIAR». (Alpha).

¿Cuántas veces has actuado como «rescatador»? ¿Cuáles sentimientos y emociones sientes durante esta experiencia? ¿Lograste salir de esa situación? ¿Cómo lo hiciste? Coméntanos tus vivencias y aquellas estrategias que usaste.

Lectura bíblica sugerida: “El Dios de la esperanza nuestra os colme de toda suerte de gozo y de paz en vuestra creencia, para que crezca vuestra esperanza siempre más y más, por la virtud del Espíritu Santo” (Romanos 15:13),

Reflexión del Dia: 6 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que el codependiente debe asumir «desapegarse» cuando su vida se ha hecho ingobernable. Es saludable hacerlo a tiempo, no tiene otras opciones para sanar, solo «desapegarse».

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

¿Cuándo debemos desapegarnos? Cuando no podamos dejar de pensar, de hablar acerca de o de preocuparnos por alguien o por algo; cuando nuestras emociones estén en constante ebullición; cuando sintamos que tenemos que hacer algo acerca de alguien porque ya no podemos soportar la situación ni un minuto más; cuando estamos colgando de un hilo y sentimos que tal hebra está a punto de romperse; y cuando creemos que ya no podemos seguir viviendo con el problema con el que hemos estado tratando de vivir. ¡Es tiempo de desapegarnos! Aprenderán a reconocer cuándo es aconsejable desapegarse. Una buena regla a seguir es esta: cuando más necesitas desapegarte es cuando esto parece ser lo más lejano o lo menos posible de hacer.

Reflexión: Los codependientes mantienen un «torbellino» constante de sentimientos y emociones negativos que lo llevan al borde de la desesperación. ¡No sabe controlarse!, lo guía su necesidad de «intervenir» en la vida de los otros, y deja de disfrutar la suya propia ¡Debe frenar esta situación!. ¿Cómo y cuándo hacerlo?: solo a través del «desapego» y el momento será determinado por su capacidad de «cuidar de sí mismo». Si deseamos rescatar el sentido a nuestra existencia, debemos asumir este compromiso con seriedad y mantenernos en esa ruta hasta lograr la curación. (Alpha).

¿Has vivido situaciones de apego afectivo? ¿Has asumido el compromiso de desapegarte? ¿Como lo has hecho? ¿Te ha sido útil? Comenta aquí y comparte tus vivencias.

Lectura Bíblica sugerida: “La paciencia sirve a la prueba de nuestra fe, y la prueba produce la esperanza” (Romanos 5:4).

Reflexión del Dia: 5 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»caracteriza al codependiente como «reaccionarios», con sentimientos de ira, odio y amargura hacia nosotros mismos. El codependiente sufre por cualquier causa, se conduce en el drama y se hace víctima de cualquier situación. Actúa de manera colérica ante el entorno, generando pugnas y dificultades para el grupo donde se moviliza. Nuestros sentimientos se descarrilan con extrema facilidad.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

La mayoría de los codependientes son reaccionarios. Reaccionamos con ira, culpa, vergüenza, odio a nosotros mismos, preocupación, sentimientos heridos, gestos controladores, acciones solícitas, depresión, desesperación y furia. Reaccionamos con miedo y ansiedad. Algunos de nosotros reaccionamos tanto que nos resulta doloroso estar cerca de la gente, y torturante encontrarnos dentro de un grupo grande de personas. Es normal reaccionar y responder a nuestro medio ambiente. Reaccionar es parte de la vida. Es parte de interactuar, es parte de ser humano y de estar vivo. Pero nos permitimos irritamos tanto y distraernos tanto.
Pequeñeces, cosas mayores —lo que sea— tienen el poder de descarrilarnos. Y nuestra respuesta después de que reaccionamos a menudo no es la que más nos conviene.
Podemos haber empezado a reaccionar y a responder urgente y compulsivamente con patrones que nos lastiman. El solo hecho de sentir urgencia y compulsión es suficiente para herirnos. Nos mantenemos en un estado de crisis, fluyendo la adrenalina y tensos los músculos, listos para reaccionar ante emergencias que generalmente no son tales. Alguien hace algo, de modo que nosotros debemos hacer algo a la vez. Alguien se siente de determinada manera de modo que nosotros debemos sentirnos de otra determinada manera.
BRINCAMOS DENTRO DEL PRIMER SENTIMIENTO QUE NOS ATRAVIESA Y LUEGO NOS EMPANTANAMOS EN ÉL. Pensamos en el primer pensamiento que cruza por nuestra cabeza y luego elucubramos sobre él. Decimos lo primero que nos viene a la lengua y a veces nos arrepentimos. Hacemos lo primero que nos viene a la mente, generalmente sin pensarlo. Ese es el problema: reaccionamos sin pensar, sin haber pensado honestamente lo que necesitamos hacer y cómo queremos manejar la situación. Nuestras emociones y conductas controladas —disparadas— por cualquier persona o cosa en nuestro entorno. Indirectamente estamos permitiendo que los demás nos digan qué hacer. Eso significa que hemos perdido el control. Estamos siendo controlados.
Cuando reaccionamos abdicamos a nuestro poder personal, dado por Dios, para pensar, sentir y actuar de acuerdo con nuestro mejor interés

Reflexión: Para los codependientes vivir alterados, confrontados, a cualquier situación se convierte en un un comportamiento habitual. Cuando esto pasa entregamos nuestro poder a los demás, y pasamos de ser controladores a ser controlados, movidos por cualquier situación por mas «tonta» que parezca. Nos «regodeamos» en las dificultades, nos victimizamos fácilmente, perdemos el control de nuestras emociones, luego no sabemos como desentramparnos. El origen de nuestras conductas está en una «baja autoestima». Pasamos la vida entrando y saliendo de ese drama, hasta que sentimos la necesidad de «gobernar de nuevo nuestra vida», buscamos ayuda y nos proponemos a sanar ¡Sí se puede detener esta tortura! (Alpha).

¿Te sientes identificado con esta reflexión? ¿Has vivido situaciones de reacciones sin sentido alguno? ¿Has buscado ayuda profesional? ¿Cuales han sido tus herramientas y te han sido de utilidad? Comenta aquí.

Lectura Bíblica sugerida: “Tú, ¡oh alma mía!, mantente sujeta a Dios; pues de él viene mi paciencia” (Salmos 62:5).

Reflexión del Dia: 3 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea las bondades de desapegarse, dejar que los demás asuman la responsabilidad de sus vidas, y nosotros aprender a amarnos, a aceptarnos tal cual somos, a despreocuparnos por aquello que no podemos cambiar ¡Liberarnos es la clave!

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe. Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos in volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso compulsivo, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.
Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y de recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas. Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o de responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas. Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos. ¡Qué gran plan! Cada quien atiende sus propios asuntos.

Reflexión: El desapego genera grandes beneficios para el codependiente como son la serenidad, sosiego y tranquilidad. Transitar el camino de la recuperación tiene sus dificultades», rebasarlas cuesta, mantenerse de pie cuesta; solo que el sendero espiritual es el apropiado, «confiar en un Poder Superior a nosotros» permitirá «soltar» los apegos. Nos corresponde solventar nuestros propios problemas, dejar que los demás resuelvan los suyos. Esta es La forma más nutritiva de curarnos. Hagamos esa tarea por beneficio propio. (Alpha).

¿Has estado ejercitándote en la práctica del desapego? ¿Cuáles herramientas has utilizado para esto? ¿Sientes que has dado pasos positivos hacia el desapego? Coméntanos tus experiencias.

Lectura bíblica sugerida: “Así de esta manera se portará mi Padre celestial con vosotros, si cada uno no perdonare de corazón a su hermano” (Mateo 18:35).

Reflexon del Dia: 2 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» hace especial mención a las reacciones que provoca en los codependientes el apego afectivo. La obsesión pasa a ocupar «todos los pensamientos» y se crea un remolino de «pensamientos compulsivos» que impide pensar en otra cosa que no sea el objeto de su apego ¡Se pierde el control, el poder y la serenidad!

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Preocuparnos y obsesionarnos nos mantiene con tal maraña en la cabeza que no podemos resolver nuestros problemas. Cada vez que nos apegamos de esta manera a alguien o a algo, nos separamos de nosotros mismos. Perdemos contacto con nosotros mismos. Damos en prenda nuestro poder y nuestra capacidad para pensar, sentir, actuar y cuidar de nosotros mismos. ¡Perdemos el control!
Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. ¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Esta preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiandolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.

Reflexión: Quienes hemos sentido apego por otra persona, sabemos sobradamente que nos volvemos «obsesivos», y entregamos el control de nuestra vida. Los pensamientos repetitivos generan confusión y desorden al punto de centrar toda nuestra atención en el objeto del apego. No podemos pensar en otra cosa, actuamos con base en las necesidades de la otra persona, y nos olvidamos tristemente de cuidarnos a nosotros mismos. Nos descontrolamos y la preocupación constante nos «desgasta» física y emocionalmente. Necesitamos parar esta «locura», pero no sabemos cómo hacerlo. (Alpha).

¿Has tenido apego por otra persona? ¿Has sentido estas manifestaciones? ¿ Has salido de ese círculo obsesivo-compulsivo? ¿Cuales herramientas has utilizado?. Coméntanos aquí tus vivencias.

Lectura Bíblica sugerida: “Así de esta manera se portará mi Padre celestial con vosotros, si cada uno no perdonare de corazón a su hermano” (Mateo 18:35).

Reflexión del Dia: 1 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» refiere que los codependientes tendemos a «entregar el control de nuestra vida a los otros,» abdicando nuestro poder. Cuando nos hacemos dependientes, entramos en un torbellino de emociones y sentimientos que nos llevan hasta la desesperación, la tristeza y desordenamos nuestra existencia. Toda relación que se sustenta en el control, y no en el amor está signada por el fracaso.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

La dependencia emocional y el sentirse atrapados también pueden provocar problemas en relaciones que podrían salvarse. Si estamos en una relación todavía buena, podemos ser demasiado inseguros para desapegamos y empezar a cuidar de nosotros mismos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Esa necesidad extrema se vuelve obvia para los demás. Se puede sentir, percibir. En última instancia, la dependencia excesiva de otra persona puede matar el amor. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas. No funcionan. Una necesidad demasiado grande aleja a la gente y extingue el amor. Asusta a la gente y hace que se vaya. Atrae a la gente equivocada. Y no satisface nuestras verdaderas necesidades.
Nuestras necesidades reales se hacen cada vez mayores, al igual que nuestra desesperación. Fijamos nuestra vida en torno a esta persona, tratando de proteger así nuestra fuente de seguridad y de felicidad. Abdicamos a vivir nuestra propia vida al hacer esto. Y sentimos ira contra esa persona. Somos controlados por ella. Dependemos de esa persona. Finalmente nos enojamos y nos resentimos con la persona de quien dependemos y quien nos controla, porque le hemos dado nuestro poder personal y nuestros derechos.

Reflexión: Cuando caemos en el complejo círculo de la dependencia afectiva y todos nuestros sentimientos lo cedemos a otra persona, dejamos de ser nosotros mismos par convertirnos en un «títere» de ese ser a quienes «idealizamos». Iniciamos controlando de manera desesperada por temor a perder esa fuente de felicidad que creemos poseer, para luego llegar a ser la persona «dominada» y «sumisa» a las necesidades de esa persona. Cedemos nuestros derechos, entregamos nuestro poder y nos sentimos enojados, coléricos y desesperados. Tenemos que «cortar» con ese «círculo vicioso». Podemos y debemos hacerlo, caso contrario, enfermamos física y emocionalmente. (Alpha).

¿Has tenido ese tipo de relaciones difíciles de dependencia afectiva?¿Has logrado salir «airoso» de estas relaciones? ¿Cuáles herramientas usaste? ¿Dieron resultados positivos? Comparte aquí en los comentarios.

Lectura Bíblica sugerida: “No juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados. Perdonad, y seréis perdonados” (Lucas 6:37).