
¡Empieza ahora! Podemos aprender a ser amables, amorosos, y cariñosos con nosotros mismos. De todas las conductas de recuperación que estamos luchando por lograr, amarnos a nosotros mismos puede ser la mas difícil y la mas importante. Si habitualmente somos duros y críticos con nosotros mismos, aprender a ser ambles puede requerir de un dedicado esfuerzo.
¡Pero que valiosa aventura!
Al no gustarnos a nosotros mismos, podemos estar perpetuando el desprecio, el abandono o el abuso que recibimos durante la niñez por parte de la gente importante en nuestra vida: No nos gusto lo que sucedió entonces, pero nos descubrimos copiando a aquellos que nos maltrataron al tratarnos mal a nosotros mismos.
Podemos detener ese patrón.
Podemos empezar a darnos el tratamiento amoroso, respetuoso, que merecemos.
En vez de criticarnos, podemos decirnos que nos hemos desempeñado suficientemente bien.
Podemos despertar por la mañana y decirnos que nos merecemos tener un día bueno.
Podemos hacer el compromiso de cuidar bien de nosotros mismos durante el día.
Podemos reconocer que somos merecedores de amor.
Podemos hacer cosas amorosas por nosotros mismos.
Podemos amar a otras personas y dejarlas que nos amen.
La gente que en verdad se ama a sí misma no se centra destructivamente en sí misma. No abusa de los demás. No deja de crecer y de cambiar. La gente que se ama bien a sí misma aprende a amar también a los demás. Continuamente crece para convertirse en gente más sana, aprendiendo que colocó su amor en el lugar correcto.
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Categoría: relaciones sanas
Meditación 16 de Mayo… Espontaneidad

En recuperación, ¡estamos aprendiendo a dejarnos llevar! Estamos aprendiendo a ser espontáneos.
La espontaneidad puede asustar a algunos de nosotros. Podemos temer la pérdida de control relacionada con la espontaneidad. Todavía podemos estar operando bajo las reglas codependientes que prohíben la espontaneidad: ser bueno; tener razón; ser perfecto; sé fuerte; no te diviertas; y siempre estar en control.
Podemos asociar la espontaneidad con actuar de una manera adictiva, compulsiva, autodestructiva o irresponsable.
No es de eso de lo que estamos hablando en recuperación. La espontaneidad positiva implica expresar libremente quiénes somos, de una manera que sea divertida, saludable, que no nos hiera y que no infrinja los derechos de los demás.
Aprendemos a ser espontáneos y libres a medida que crecemos en autoconciencia y autoestima. La espontaneidad surge a medida que aumenta nuestra confianza en nosotros mismos, y nos volvemos más seguros en nuestra capacidad de mantener límites saludables.
Ser espontáneo está conectado a nuestra capacidad de jugar y lograr la intimidad. Para todos esos actos deseables, debemos ser capaces de dejar de lado nuestra necesidad de controlarnos a nosotros mismos y a los demás, y entrar plena y libremente en el momento presente.
Suelta tus riendas sobre ti mismo. Entonces, ¿qué pasa si te equivocas? Entonces, ¿qué pasa si estás equivocado? Disfruta de tus imperfecciones.
Déjate un poco necesitado, un poco vulnerable. ¡Tomar un riesgo!
Podemos ser espontáneos sin lastimarnos a nosotros mismos ni a los demás. De hecho, todos se beneficiarán con nuestra espontaneidad.
«Hoy, tiraré el libro de reglas y disfrutaré de ser quien soy. Me divertiré un poco con el don de la vida, de mí mismo y de otros».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 15 de Mayo

¡Corre un riesgo. Date una oportunidad!
Obviamente no tenemos que correr riesgos temerarios o contraproducentes, pero en la recuperación podemos permitirnos correr riesgos positivos. No podemos darnos el lujo de quedarnos paralizados.
No tenemos por qué quedarnos frustrados y atrapados por miedo a cometer un error o a fracasar. Naturalmente, de vez en cuando cometeremos errores y fracasaremos. Eso es parte de estar completamente vivos. No hay garantías. Si estamos esperando cursos garantizados de acción, podemos pasar gran parte de nuestra vida esperando.
No tenemos por qué avergonzarnos a nosotros mismos o aceptar que nos avergüence cualquier otra persona, incluso aquella que está en recuperación, por cometer errores. La meta de la recuperación no es vivir la vida perfectamente. La meta de la recuperación es vivir, aprender nuestras lecciones y lograr un progreso general.
Corre un riesgo. No esperes siempre una garantía.
No tenemos por qué escuchar el «te lo dije». Límpiate el polvo después de un error y, luego, camina hacia el éxito.
«Dios mío, ayúdame a empezar a correr riesgos sanos. Ayúdame a dejar ir mi miedo al fracaso y ayúdame a dejar ir mi miedo al éxito. Ayúdame a dejar ir el miedo a vivir plenamente mi vida, y ayúdame a empezar a experimentar todas las partes de esta jornada».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 15 de Mayo… ¿Qué esperas?

La clave de la vida y el poder es simple. Es saber quiénes somos. Es saber lo que pensamos, lo que sentimos, lo que creemos, lo que sabemos e incluso lo que sentimos. Es entender dónde hemos estado, dónde estamos y hacia dónde queremos ir. A menudo, eso es diferente de lo que pensamos que debemos ser, de lo que otros quieren que seamos, nos digan que seamos, y algunas veces hasta nos dicen que sí lo somos. (Melody Beattie)
Es fácil engancharse a las expectativas que otras personas tienen de nosotros. A veces, es incluso más fácil engancharse a lo que creemos que esperan de nosotros.
Una de las mayores trampas es encerrarnos en una noción preconcebida de nosotros mismos. Podemos mantenernos tan ocupados viviendo a la altura de una imagen de nosotros mismos que olvidemos quiénes somos en realidad. Es lo suficientemente fuerte como para liberarse de las expectativas, habladas y no dichas, que otros nos imponen. Es más insidioso cuando comenzamos a decirnos que somos lo que creemos que otras personas esperan que seamos, ya sea que lo sean o no.
Mirate en el espejo. Si ves a una persona confinada con una imagen limitante que ya no le queda bien o no se siente bien, libérate.
«Dios, ayúdame a soltar el ego. Ayúdame a dejar de vivir las caricaturas autoimpuestas de quien creo que se supone que soy».
Actividad: Esta semana, haz dos cosas que quieras hacer que creas que otras personas normalmente no esperarían de ti. No hagas nada que te lastime a ti mismo ni provoques dolor a otro. Puede que se sorprendas de lo fácil y divertido que es ser tu mismo.
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).

Meditación 14 de Mayo… Disculpas

A veces, actuamos de una manera que no nos sentimos cómodos. Eso es humano. Es por eso que tenemos las palabras: «Lo siento». Sanan y acortan la brecha. Pero no tenemos que decir «lo siento» si no hicimos nada malo. Una sensación de vergüenza puede mantenernos disculpándonos por todo lo que hacemos, cada palabra que decimos, por estar vivos y ser lo que somos.
No tenemos que disculparnos por cuidarnos a nosotros mismos, lidiar con los sentimientos, establecer límites, divertirnos o recuperar la salud.
Nunca tenemos que cambiar nuestro rumbo, si es en nuestro mejor interés, pero a veces una disculpa general reconoce otros sentimientos y puede ser útil cuando los problemas de una circunstancia o relación no son claros. Podríamos decir: «Lo siento por el alboroto que tuvimos. Lo siento si lo que necesitaba hacer para cuidarme te lastimaba; no fue pensado de esa manera».
Una vez que hacemos una disculpa, no tenemos que seguir repitiendo. Si alguien quiere continuar librándonos de una disculpa por el mismo incidente, ese es el problema de la persona, y no tenemos que engancharnos.
Podemos aprender a tomar nuestras disculpas en serio y no repartirlas cuando no son válidas. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, sabemos cuándo es el momento de decir que lo sentimos y cuándo no.
«Hoy intentaré ser claro y saludable en mis disculpas, tomando responsabilidad por mis acciones y las de nadie más. Dios, ayúdame a descubrir por qué necesito disculparme y qué no es mi responsabilidad».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).

Reflexión del Dia: 12 de Mayo

Podemos permitirnos tener cercanía con la gente.
Muchos de nosotros tenemos patrones profundamente inculcados de sabotear las relaciones. Algunos podemos terminar instintivamente una relación una vez que esta llega a cierto nivel de cercanía e intimidad.
Cuando empezamos a sentirnos cerca de alguien, podemos decir que esa persona tiene cero defectos de carácter, y luego hacerlos tan grandes, que es lo único que le podemos ver. Podemos retirarnos o empujar a la persona para crear distancia. Podemos empezar a criticarla, una conducta que seguramente provoca distanciamiento.
Podemos tratar de controlar a la persona, una conducta que impide la intimidad.
Podemos decirnos a nosotros mismos que no queremos o necesitamos otra persona, o asfixiar a la persona con nuestras necesidades.
A veces nos derrotamos a nosotros mismos tratando de tener cercanía con gente que no está en condiciones para la intimidad, gente con adicciones activas o que no quiere tener cercanía con nosotros. A veces escogemos gente con particulares defectos para que cuando llegue el momento de la cercanía, podamos tener un pretexto para escapar.
Estamos asustados y nos da miedo perdernos a nosotros mismos. Tememos que la cercanía signifique que no seamos capaces de adueñarnos de nuestro poder para cuidar de nosotros mismos.
En la recuperación estamos aprendiendo que está bien que nos permitamos tener cercanía con la gente. Estamos escogiendo relacionarnos con gente sana, segura, de modo que la cercanía es una posibilidad. Cercanía no significa que tengamos que perdernos a nosotros mismos, o nuestra vida. Como dijo un hombre, estamos aprendiendo que podemos adueñarnos de nuestro poder con la gente, aunque tengamos cercanía con ella, aunque la otra persona tenga algo que nosotros necesitemos.
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditación 12 de Mayo… Dejar que las cosas buenas sucedan

Antes de la recuperación, mis relaciones eran pésimas. No me fue muy bien en mi trabajo. Estaba enredado en mi familia disfuncional ¡Pero al menos sabía qué esperar! (Anónimo).
Quiero que la segunda mitad de mi vida sea tan buena como la primera mitad fue miserable. A veces, me temo que no será así. A veces, estoy asustado de que pueda ser.
Lo bueno puede asustarnos. El cambio, incluso un buen cambio, puede ser aterrador. De alguna manera, los buenos cambios pueden ser más aterradores que los tiempos difíciles.
El pasado, particularmente antes de la recuperación, puede haber llegado a ser confortablemente familiar. Sabíamos qué esperar en nuestras relaciones. Fueron predecibles. Eran repeticiones del mismo patrón: los mismos comportamientos, el mismo dolor, una y otra vez. Puede que no hayan sido lo que queríamos, pero sabíamos lo que iba a suceder.
Esto no es así cuando cambiamos patrones y comenzamos a recuperarnos.
Es posible que hayamos sido bastante buenos para predecir eventos en la mayoría de las áreas de nuestra vida. Las relaciones serían dolorosas Estaríamos privados.
Cada año sería casi una repetición de la última. A veces empeoraba un poco, a veces un poco mejor, pero el cambio no era drástico. No hasta el momento en que comenzamos la recuperación.
Entonces las cosas cambiaron. Y cuanto más avanzamos en este programa milagroso, más cambian nosotros y nuestras circunstancias. Comenzamos a explorar territorio inexplorado.
Las cosas se ponen bien. Ellos mejoran todo el tiempo. Comenzamos a tener éxito en el amor, en el trabajo, en la vida. Un día a la vez, lo bueno comienza a suceder y la miseria se disipa.
Ya no queremos ser una víctima de la vida. Hemos aprendido a evitar crisis y traumas innecesarios.
La vida se pone bien.
«¿Cómo manejo las cosas buenas?», Preguntó una mujer. «Es más difícil y más extraño que el dolor y la tragedia».
«De la misma manera en que manejamos las experiencias difíciles y dolorosas» respondí. «Un día a la vez.»
«Hoy, Dios, ayúdame a dejar de lado mi necesidad de sentir dolor y crisis. Ayúdame a moverme lo más rápido posible a través de sentimientos y problemas tristes. Ayúdame a encontrar mi base y equilibrio en paz, alegría y gratitud. Ayúdame a trabajar tan duro para aceptar lo que es bueno como lo he trabajado en el pasado al aceptar lo doloroso y lo difícil.»
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).

Reflexión del Dia: 3 de Mayo

Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe. Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso compulsivo, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.
Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y de recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas. Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o de responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas. Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos. ¡Qué gran plan! Cada quien atiende sus propios asuntos.
(Melody Beattie de su Libro Ya No sea Codependiente).

Meditación 2 de Mayo… Tiempos de reprogramación

La recuperación no es todo trabajo fatigoso y sin recompensa. Hay momentos de alegría y descanso, momentos en los que practicamos cómodamente lo que hemos aprendido. Hay momentos de cambio, momentos en los que luchamos por aprender algo nuevo o superar un problema en particular.
Estos son los momentos en que lo que hemos estado practicando en la recuperación comienza a mostrarse en nuestra vida. Estos tiempos de cambio son intensos, pero decididos.
También hay momentos en que, en un nivel profundo, estamos siendo «reprogramados». Comenzamos a dejar de lado las creencias y los comportamientos. Podemos sentir miedo o confusión durante estos tiempos. Nuestros viejos comportamientos o patrones pueden no haber funcionado para nosotros, pero eran cómodos y familiares.
Durante estos momentos, podemos sentirnos vulnerables, solos y necesitados, como si estuviéramos en un viaje sin un mapa de ruta o una linterna, y sentimos que nadie ha viajado antes.
Es posible que no comprendamos lo que se está resolviendo en nosotros. Es posible que no sepamos dónde o si nos están guiando.
Estamos siendo guiados. No estamos solos. Nuestro Poder Superior está trabajando lo mejor y lo mejor para traer un cambio verdadero en nosotros. Otros han viajado por este camino también. Seremos guiados por alguien que pueda ayudarnos, alguien que pueda proporcionar los marcadores que necesitamos.
Estamos siendo preparados para recibir tanta alegría y amor como nuestro corazón pueda contener.
La recuperación es un proceso de curación. Podemos confiar en él, incluso cuando no lo comprendamos. Estamos justo donde tenemos que estar en este proceso; estamos pasando por exactamente lo que necesitamos experimentar. Y a dónde vamos es mejor que en cualquier lugar en el que hayamos estado.
Hoy, Dios, ayúdame a creer que los cambios que estoy viviendo son para bien. Ayúdame a creer que el camino que estoy viajando te llevará a un lugar de luz, amor y alegría.
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de meditaciones)

Reflexión del Dia: 1 de Mayo

No escuchar a nuestras necesidades y deseos, y decirnos que lo que deseamos está mal, nos esconde la información que necesitarnos para hacer buenas elecciones. Buscar una segunda opinión y los “qué tal si” tampoco ayudan. Estamos aprendiendo a amarnos, a confiar y a escucharnos a nosotros mismos.
Quizá hemos usado nuestras mentes en forma inadecuada, preocupándonos y obsesionándonos, y nuestras mentes están cansadas, hemos abusado de ellas y están llenas de pensamientos de ansiedad. También estarnos aprendiendo a detener estos patrones.
Tal vez perdimos la fe en nuestra capacidad para pensar porque la gente nos ha dicho que no podemos pensar ni tomar decisiones correctas. Nuestros pudres pueden haber provocado esto en forma directa o indirecta cuando éramos niños. Pueden habernos dicho que éramos tontos. O puede ser que hayan tomado todas las decisiones por nosotros. Quizá criticaron todas las elecciones que hicimos. O pueden habernos confundido negándonos o rehusándose a reconocer nuestra capacidad para pensar cuando señalábamos problemas en casa.
Tal vez tuvimos dificultades con compañeros en la escuela cuando éramos chicos; en vez de hacer lo que necesitábamos para resolver el problema, nos dimos por vencidos y nos convencimos de que no podíamos pensar ni solucionar las cosas.
La gente puede haber menospreciado a inteligencia de las mujeres, pero esas son tonterías. No somos tontas. Las mujeres podemos pensar. Los hombres pueden pensar. Los niños pueden pensar.
Podemos vivir ahora con gente que nos está diciendo directa o indirectamente que no podemos pensar. Muchos de ellos pueden incluso decirnos que estamos locos, pero los alcohólicos hacen eso con la gente que vive con ellos. ¡Tal vez hayamos empezado a pensar que estamos locos! Pero no crean nada de eso ni por un minuto.
(Melody Beattie de su Libro Ya No sea Codependiente).
