Reflexión del Dia: 1 de Octubre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» aborda el patrón de comportamiento del codependiente como salvador. Esta perspectiva invita a una profunda reflexión sobre cómo este papel de rescatador puede ser perjudicial para el propio codependiente y cómo liberarse de el es esencial para la recuperación.

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Reflexiona sobre esto:

Vale la pena preguntarse las razones que llevan a algunos codependientes a asumir el papel de «salvador de otras personas». Aquí algunas razones válidas:

– La necesidad de «ser necesitado»: Muchos codependientes asumen el papel de salvador porque encuentran satisfacción en sentirse necesitados por los demás. Esto puede proporcionar un sentido de propósito y valor. Sin embargo, este ciclo de rescate puede volverse adictivo y mantenerlos atrapados en relaciones disfuncionales.

– El sacrificio personal: El comportamiento salvador a menudo implica sacrificar las propias necesidades y límites en favor de los demás. Esta falta de autocuidado puede llevar al agotamiento emocional y físico, lo que finalmente perjudica tanto al codependiente como a la persona que están tratando de salvar.

– La creencia errónea de que se puede cambiar a los demás: Los codependientes a menudo creen que tienen el poder de cambiar a las personas a través de su amor y cuidado. Esta creencia es ilusoria y puede generar frustración y resentimiento cuando los esfuerzos de rescate no tienen éxito.

– La falta de límites claros: Los codependientes que asumen el papel de salvador a menudo carecen de límites claros. Están dispuestos a tolerar comportamientos dañinos o abusivos en nombre de ayudar a la otra persona, lo que puede resultar en relaciones tóxicas y destructivas.

– La pérdida de la propia identidad: Al centrarse en salvar a los demás, los codependientes pueden perder de vista su propia identidad y necesidades. Pueden sentir que su valía depende completamente de su capacidad para rescatar a otros.

– La necesidad de validación externa: El comportamiento salvador a menudo está impulsado por una búsqueda constante de validación y aprobación externa. Los codependientes buscan sentirse valorados a través de su papel de rescatador, lo que puede convertirse en una trampa emocional.

La autora Melody Beattie enfatiza la necesidad de romper con estos patrones dañinos para encontrar una recuperación genuina y construir relaciones más equilibradas y auténticas. El camino hacia la liberación de este papel de rescatador es un paso esencial en la búsqueda de la salud emocional y el bienestar personal. (Alpha).

Te invito a leer y, si lo deseas, respondete estas interrogantes: ¿Sientes que estás interviniendo actualmente la vida y decisiones de otra persona? Si es así, ¿qué pretendes con esta conducta patológica? ¿Estás consciente que necesitas ayuda profesional? Comparte tus vivencias aquí.

Reflexión del Dia: 26 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»refiere que los codependientes solemos ser rescatadores cayendo en la llamada «trampa del salvador». Salir del triángulo de Karpman es urgente para quienes desean sanar.

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Reflexiona sobre esto:

El codependiente a menudo se encuentra atrapado en el rol patológico del «salvador», donde busca constantemente rescatar a los demás de sus problemas y dificultades. A primera vista, esto puede parecer un acto de amor y compasión, pero en realidad, es una trampa emocional que puede llevar al agotamiento y la disminución de la propia identidad.

El rescatador codependiente a menudo se sumerge en las vidas de los demás, priorizando sus necesidades y deseos sobre los suyos propios. En este proceso, pierde de vista su propio bienestar y felicidad, sacrificándolos en nombre de ayudar a los demás.

La reflexión profunda radica en comprender que el papel de salvador, aunque puede parecer noble, es insostenible a largo plazo. El rescatador codependiente necesita reconocer que no puede controlar ni solucionar la vida de los demás. Cada individuo es responsable de sus propias elecciones y aprendizajes.

Al liberarse de la trampa del salvador, el codependiente puede redescubrir su propia valía y permitirse establecer límites saludables. Aprende que no necesita salvar a los demás para ser amado o sentirse valioso. Más bien, encuentra el poder de apoyar a los demás desde un lugar de equilibrio y amor propio, lo que le permite construir relaciones más saludables y auténticas.

En última instancia, la reflexión sobre el rol patológico del codependiente como rescatador nos lleva a comprender que, para ayudar a los demás de manera efectiva, primero debemos cuidarnos a nosotros mismos. El autocuidado y el establecimiento de límites son actos de amor propio que nos permiten ser recursos más efectivos para los demás y vivir vidas más plenas y auténticas. (Alpha).

Te invito a reflexionar y tratar de responder estas interrogantes: ¿En cuántas ocasiones te has movido en ese triángulo del drama? ¿Has hecho consciente que es patológico caer en «la trampa del salvador»? Comenta aquí tus experiencias.

Reflexión del Dia: 14 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que los codependientes viven a merced de lo que los otros necesitan. Se convierten en «veletas» que apuntan hacia la satisfacción de las necesidades de los demás, dejando de lado las propias. Viven reaccionando, enojándose cuando no se hace lo que dice y exige. Por ese control desmedido termina siendo dominado por las circunstancias que promueve.

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Reflexiona sobre esto:

La actitud reaccionaria del codependiente es un mecanismo de defensa, una forma de intentar controlar un entorno emocional que percibe como impredecible o inestable. Sin embargo, esta actitud suele resultar contraproducente. Al estar siempre en modo de ‘reacción’, el codependiente se deja llevar por las emociones y comportamientos de los demás, perdiendo el control sobre su propia vida y bienestar emocional.

Esta reactividad perpetúa un ciclo de desequilibrio emocional y relacionamientos tóxicos. No solo genera tensión y conflictos, sino que también eclipsa la habilidad del codependiente para ser proactivo en su propio proceso de sanación. La reactividad es, en esencia, una distracción de la verdadera tarea en cuestión: centrarse en el propio bienestar y establecer límites saludables.

Para romper con esta actitud reaccionaria, Beattie sugiere un cambio hacia el autoconocimiento y el autocuidado. Esto implica aprender a tomar un paso atrás, a respirar y a evaluar la situación antes de reaccionar. Al convertirse en observadores conscientes de sus propios patrones de pensamiento y comportamiento, los codependientes pueden aprender a responder en lugar de reaccionar, una habilidad clave en el camino hacia la recuperación y la construcción de relaciones más saludables.

Así que, según Beattie, enfrentar la reactividad no es solo un aspecto periférico del tratamiento de la codependencia; es fundamental para recuperar el control y la autonomía en la propia vida. (Alpha).

Trata de responder estas interrogantes ¿Vives reaccionando ante cualquier situación cotidiana? ¿Puedes detener esa necesidad de controlar? ¿Cómo lo haces? Comparte tus vivencias.

Reflexión del Dia: 12 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»explica la actitud controladora del codependiente. Enfatiza que su necesidad de conducir la vida de los demás, le da pie para gobernar de manera «tiránica». Interviene en la vida de quienes le rodean sin ser solicitada su ayuda,. Esa es la forma que ellos tienen de vivir, «controlando» y «dominando». No aprendieron otra manera.

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Reflexiona sobre esto:

En la búsqueda de amor, aprobación o salvación externa, perdemos de vista nuestra propia valía y bienestar.
Melody Beattie nos insta a mirar hacia adentro para encontrar fuerza y sanación. Recuperar el control sobre nuestras propias vidas no es un acto de egoísmo; es un acto de amor propio que, paradójicamente, nos permite amar a los demás de una manera más genuina y saludable. La clave para romper el ciclo de la codependencia es el autoconocimiento, el autocuidado y el establecimiento de límites, lo que nos permite vivir vidas más auténticas y enriquecedoras.

Subraya la idea de que la codependencia nos atrapa en un ciclo en el que buscamos validación externa a costa de nuestra propia salud emocional. Esto suele llevar a relaciones desequilibradas donde nuestra autoestima y bienestar están inextricablemente vinculados a cómo nos perciben o tratan los demás.Lo irónico es que, en nuestra búsqueda de amor y conexión, terminamos socavando la autenticidad y la reciprocidad que son fundamentales para cualquier relación saludable. Nos volvemos controladores o complacientes, siempre intentando manejar las emociones y comportamientos de los demás para sentirnos seguros, pero en el proceso nos perdemos a nosotros mismos.

Beattie sugiere que la única manera de romper este ciclo es centrándonos en nuestra propia recuperación y bienestar. Esto incluye aprender a establecer límites saludables, desarrollar una mayor autoconciencia y, en última instancia, aprender a llenar nuestras propias necesidades emocionales en lugar de depender de otros para hacerlo.

El autocuidado no es un acto de egoísmo, sino de autoconservación. Al practicar el amor propio, estamos en mejor posición para ofrecer amor y apoyo genuinos a los demás, sin la necesidad de manipulación o control. Al final, romper con la codependencia es un acto liberador que nos permite vivir con mayor autenticidad, profundidad y libertad tanto para nosotros mismos como para aquellos a quienes amamos. (Alpha).

Trata de responder a estas interrogantes: ¿Tu vida se maneja en una necesidad de control permanente?¿Logras detener esta conducta autodestructiva?¿Cómo lo logras? Comparte aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 10 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»refiere como la codependencia se instala en nuestras vidas, esas conductas autodestructivas inician con una preocupación y avanzan hasta llegar a obsesión y compulsión. De allí en adelante la vida del codependiente se torna ingobernable y el se vuelve impotente para salir de ese círculo vicioso.

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Reflexiona sobre esto:

Tal vez tú hayas estado obsesionada con alguien o con algo. Alguien dice o hace algo. Se te ocurre un pensamiento. Algo te recuerda un evento pasado. Entra un problema en tu conciencia. Algo sucede o no sucede. O percibes que algo está sucediendo, pero no estás segura de qué es.
Podrás no saber qué es, podrás no saber por qué es, y no estás segura de cuándo, pero sabes que algo malo –algo terrible– ha sucedido, sucede o va a suceder.
Te da algo en el estómago. El sentimiento te abruma, esa ansiedad tan común en los codependientes que te hace retorcerte y estrujarte las manos. Es la que nos lleva a hacer muchos de los actos que nos lastiman; es la sustancia de la que se alimentan la preocupación y la obsesión. Es el peor de los miedos. Por lo general el miedo viene y se va, nos deja volando, listos para pelear, o sólo temporalmente asustados. Pero la ansiedad perdura. Se adhiere a la mente, paralizándola para todo excepto para sus propios propósitos, un interminable fárrago de los mismos pensamientos inútiles. Es el combustible que nos impele a incurrir en conductas controladoras de todo tipo. No podemos pensar más que en seguirle echando ojo a las cosas, en controlar el problema y hacer que se vaya; es el material del que está hecha la codependencia.

Reflexión: Aprender a soltar la necesidad de control es un paso esencial para curar la codependencia. Implica enfrentar y aceptar la incertidumbre de la vida y comprender que cada persona es dueña de su propio destino, incluido uno mismo. Al renunciar al control, abrimos la puerta a relaciones más auténticas y a una mayor paz interior. (Alpha).

¿Te has responsabilizado de ti mismo? ¿Cuáles herramientas estás usando para lograr esto? Comenta acá tus experiencias y resultados.

Reflexión del Dia: 8 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que el codependiente esta tan obsesionado por resolver problemas de los demás que olvida vivir. Se siente que solo a través de «estar apegado» puede «sentirse vivo». Por costumbre se adapta a «reaccionar» ante situaciones que le son ajenas, pero que el las asume como propias; en eso pierde el foco y su interés se desmarca del cuidado responsable de si mismo.

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Reflexiona sobre esto:

Quizás hemos vivido con personas y a través de eventos que estaban fuera de control. Tal vez obsesionándonos y controlando pudimos guardar un equilibrio o lograr que temporalmente las cosas no empeoraran. Y luego simplemente seguimos haciendo lo mismo. Quizá teníamos miedo de soltarnos, porque cuando nos soltamos en el pasado sucedieron cosas terribles y dolorosas. Tal vez hemos estado apegados a la gente –viviendo sus vidas por y a través de ella– durante tanto tiempo que ya no nos queda una vida propia por vivir. Es más seguro seguir apegados. Por lo menos sabríamos que estamos vivos si reaccionáramos. Al menos tendríamos algo qué hacer si estuviéramos obsesionándonos o controlando. Por varias razones los codependientes tienden a apegarse a los problemas y a la gente. No importa no solucionar nada al preocuparse. No importa que esos problemas rara vez tengan solución. No importa que estén tan obsesionados que ni siquiera puedan leer un libro, ver la televisión o salir a dar un paseo. No importa que sus emociones estén en constante torbellino por lo que la otra persona dijo o no dijo, de lo que hizo o no hizo, o de lo que hará después. ¡No importa que las cosas que estemos haciendo no ayuden a nadie! Sin importarnos el costo, persistiremos en ello. Apretaremos los dientes, nos asiremos a la cuerda y nos prenderemos a ella más fuerte que nunca. Algunos de nosotros ni siquiera nos daremos cuenta de que nos hemos estado agarrando tan fuerte. Otros nos habremos convencido de que debemos asirnos así de fuerte. Creemos que no existe otra alternativa que la de reaccionar a esta persona o problema de esta manera obsesiva.
A menudo, cuando le sugiero a la gente que se aparte de esta persona o de este problema, me responden con horro. “¡Oh, no!”, dicen, “nunca podría hacer eso. Yo lo amo, o la amo, demasiado. Me importa demasiado para hacerle eso».Este problema o esta persona es demasiado importante para mí. Tengo que permanecer apegado a ella (o a esto)”.
Mi respuesta es: “¿Quien dice que tienes que hacerlo?” Les tengo noticias, buenas noticias. No “tenemos” que hacerlo así. Existe una forma mejor. Se llama “separación”. Al principio puede darnos miedo, pero a fin de cuentas funcionará mejor para todas las personas involucradas.

Reflexión: Los codependientes viven apegados a situaciones ajenas, tratando desesperadamente de resolver problemas de otros, dejan de cuidarse a si mismo por solucionar lo que en muchas ocasiones resulta imposible hacer. No comprende que esta perdiendo el sentido de «responsabilizarse de sí mismo», de resolver sus propias situaciones, de aceptar la realidad en un contexto sano, donde cada persona tiene las capacidades para actuar como y cuando lo desee. Resulta lamentable que así vivamos, lejos de todo deseo de aprender a amarnos y atender nuestras reales necesidades. (Alpha).

¿Vives apegado a personas? ¿Gastas tu tiempo en controlar y reaccionar ante los problemas de los demás? ¿Has asumido un rol más activo en tu recuperación del apego afectivo? ¿Cómo lo has logrado? Comenta tus experiencias en los comentarios./strong>

Reflexión del Dia: 7 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» detalla el triangulo del Drama de Karpman, en el cual se mueve continuamente el codependiente practicando su rol como rescatador. Permite visualizar como pasamos de controladores a controlados, haciendo de la existencia algo incierto, sin disfrute alguno. Vivimos solo a través de rescatar a quienes creemos lo necesitan, sin detenernos a pensar que nos corresponde «cuidarnos y amarnos» como tarea primaria.

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Reflexiona sobre esto:

Déjenme ilustrar refiriéndoles un rescate. Una amiga mía estaba casada con un alcohólico. Cada vez que él se emborrachaba, ella manejaba por toda la ciudad, pedía la ayuda de sus amigos y perseguía despiadadamente a su marido hasta que lo encontraba. Por lo general ella se sentía benévola, preocupada y apenada por él —lo cual era una advertencia de que se aproximaba un rescate— hasta que lo llevaba de regreso a casa y lo metía en cama asumiendo la responsabilidad por él y por su sobriedad. Cuando él ponía la cabeza sobre la almohada, las cosas cambiaban. Asumió ella entonces el papel de perseguidor. No quería a este hombre en su casa. Esperaba que él se lamentara días enteros de lo enfermo que estaba. Él era incapaz de asumir sus responsabilidades dentro de la familia, y en general actuaba de manera lastimosa. ¡Había hecho esto tantas veces! De modo que ella lo atacaba, comenzando con uno que otro tijeretazo y al final con una explosión total. Él toleraba su persecución por breve tiempo y luego de ser una desamparada víctima se volvía un perseguidor vengativo. Entonces ella asumía el papel de la víctima. Lástima de sí misma, sentimientos de desamparo, de vergüenza y de desesperación se apoderaban de ella. Esta era la historia de su vida, se lamentaba. Después de todo lo que había hecho por él, ¿cómo podía tratarla de esta manera? ¿Por qué a ella siempre le pasaba esto? Se sentía víctima de las circunstancias, víctima de la indignante conducta de su marido, víctima de la vida. Nunca se le ocurrió que era también víctima de sí misma y de su propia conducta.

Reflexión: Los codependientes somos aquellas personas que nos caracterizamos por «rescatar» a quienes consideramos «víctimas», pero llego el momento que en lugar de asumir la responsabilidad por los problemas de alguien más, debemos guiarlo para que encuentre sus propias soluciones. Esto no solo es más saludable para ti, sino que también es más empoderador para la otra persona.(Alpha).

¿Cuántas veces has actuado como «rescatador»? ¿Cuáles emociones sientes durante esta experiencia? ¿Lograste salir de esa situación? ¿Cómo lo hiciste? Coméntanos tus vivencias y aquellas estrategias que usaste.

Reflexión del Dia: 6 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que el codependiente debe asumir «desapegarse» cuando su vida se ha hecho ingobernable. Es saludable hacerlo a tiempo, no tiene otras opciones para sanar, solo «desapegarse».

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Reflexiona sobre esto:

¿Cuándo debemos desapegarnos? Cuando no podamos dejar de pensar, de hablar acerca de o de preocuparnos por alguien o por algo; cuando nuestras emociones estén en constante ebullición; cuando sintamos que tenemos que hacer algo acerca de alguien porque ya no podemos soportar la situación ni un minuto más; cuando estamos colgando de un hilo y sentimos que tal hebra está a punto de romperse; y cuando creemos que ya no podemos seguir viviendo con el problema con el que hemos estado tratando de vivir. ¡Es tiempo de desapegarnos! Aprenderán a reconocer cuándo es aconsejable desapegarse. Una buena regla a seguir es esta: cuando más necesitas desapegarte es cuando esto parece ser lo más lejano o lo menos posible de hacer.

Reflexión: En lugar de consumirte en las necesidades y deseos de otra persona, el desapego te invita a reinvertir esa energía en tu propio crecimiento y felicidad. En el proceso, creas el espacio para que la otra persona también lo haga. Por tanto, desapegarse con amor es liberar y ser liberado, permitiendo que cada uno busque su propia felicidad y plenitud, mientras sigue estando disponible en una capacidad más sana y equilibrada.(Alpha).

¿Has vivido situaciones de apego afectivo? ¿Has asumido el compromiso de desapegarte? ¿Cómo lo has hecho? ¿Te ha sido útil? Comenta aquí y comparte tus vivencias./em>

Reflexon del Dia: 2 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» hace especial mención a las reacciones que provoca en los codependientes el apego afectivo. La obsesión pasa a ocupar «todos los pensamientos» y se crea un remolino de «pensamientos compulsivos» que impide pensar en otra cosa que no sea el objeto de su apego ¡Se pierde el control, el poder y la serenidad!

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Reflexiona sobre esto:

Preocuparnos y obsesionarnos nos mantiene con tal maraña en la cabeza que no podemos resolver nuestros problemas. Cada vez que nos apegamos de esta manera a alguien o a algo, nos separamos de nosotros mismos. Perdemos contacto con nosotros mismos. Damos en prenda nuestro poder y nuestra capacidad para pensar, sentir, actuar y cuidar de nosotros mismos. ¡Perdemos el control!
Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. ¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Esta preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiandolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.

Reflexión: En la codependencia, la preocupación y obsesión por otros a menudo se disfrazan de amor o deber, pero en realidad, nos roban la oportunidad de vivir nuestras propias vidas de manera plena. Dejar atrás estas conductas no es un acto de abandono hacia los demás, sino un acto de fidelidad hacia uno mismo. Al liberarnos de la compulsión de controlar o ‘salvar’ a otros, nos damos el espacio para centrarnos en nuestra propia sanación, descubriendo en el proceso un sentido de paz y libertad que no sabíamos que era posible. Es fundamental entender que cada individuo es responsable de su propia felicidad y bienestar; soltar esta preocupación obsesiva permite que cada persona en la relación respire, crezca y, finalmente, florezca. (Alpha).

¿Has tenido apego por otra persona? ¿Has sentido estas manifestaciones? ¿Has salido de ese círculo obsesivo-compulsivo? ¿Cuales herramientas has utilizado?. Coméntanos aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 1 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» refiere que los codependientes tendemos a «entregar el control de nuestra vida a los otros,» abdicando nuestro poder. Cuando nos hacemos dependientes, entramos en un torbellino de emociones y sentimientos que nos llevan hasta la desesperación, la tristeza y desordenamos nuestra existencia. Toda relación que se sustenta en el control, y no en el amor está signada por el fracaso.

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Reflexiona sobre esto:

La dependencia emocional y el sentirse atrapados también pueden provocar problemas en relaciones que podrían salvarse. Si estamos en una relación todavía buena, podemos ser demasiado inseguros para desapegamos y empezar a cuidar de nosotros mismos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Esa necesidad extrema se vuelve obvia para los demás. Se puede sentir, percibir. En última instancia, la dependencia excesiva de otra persona puede matar el amor. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas. No funcionan. Una necesidad demasiado grande aleja a la gente y extingue el amor. Asusta a la gente y hace que se vaya. Atrae a la gente equivocada. Y no satisface nuestras verdaderas necesidades.
Nuestras necesidades reales se hacen cada vez mayores, al igual que nuestra desesperación. Fijamos nuestra vida en torno a esta persona, tratando de proteger así nuestra fuente de seguridad y de felicidad. Abdicamos a vivir nuestra propia vida al hacer esto. Y sentimos ira contra esa persona. Somos controlados por ella. Dependemos de esa persona. Finalmente nos enojamos y nos resentimos con la persona de quien dependemos y quien nos controla, porque le hemos dado nuestro poder personal y nuestros derechos.

Reflexión: «La sanidad en las relaciones cuando se es codependiente comienza con el reconocimiento de que tu valor no está anclado en cómo te perciben los demás, sino en cómo te percibes a ti mismo. La clave está en establecer límites saludables que protejan tu bienestar emocional, permitiendo al mismo tiempo la conexión genuina con otros. No se trata de evitar las relaciones, sino de entrar en ellas de una manera más consciente y menos compulsiva. Al priorizar tu propio crecimiento y bienestar, creas un espacio en el que las relaciones pueden prosperar sin convertirse en la fuente única de tu identidad o felicidad. El primer paso para cualquier tipo de sanación es el reconocimiento del problema, seguido por el compromiso continuo con el cambio y el autocuidado. Mantener la salud en las relaciones siendo codependiente es un proceso de aprendizaje constante, uno que se facilita al amarte y respetarte a ti mismo primero.(Alpha).

¿Has tenido ese tipo de relaciones difíciles de dependencia afectiva?¿Has logrado salir «airoso» de estas relaciones? ¿Cuáles herramientas usaste? ¿Dieron resultados positivos? Comparte aquí en los comentarios.