Meditación 22 de Septiembre… Enfado

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el enfado y la culpa deben ser vistos como parte del comportamiento de las personas durante el proceso de duelo. Solemos lidiar con estos sentimientos y no tiene nada incorrecto sentirlos. Elaboremos el Duelo a nuestro propio ritmo hasta aceptar la pérdida.

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Medita sobre esto:

Sentirse enojado y, a veces culpar a los otros, es una parte natural y necesaria para aceptar la pérdida y el cambio del duelo. Podemos permitirnos a nosotros mismos y a los demás enojarnos a medida que pasamos de la negación a la aceptación.
A medida que aceptamos la pérdida y el cambio, podemos culparnos a nosotros mismos, a nuestro Poder Superior u otros. La persona puede estar conectada a la pérdida, o él o ella puede ser un espectador inocente. Podemos escucharnos a nosotros mismos decir: «Si solo él hubiera hecho eso». . . . Si no hubiera hecho eso. . . . ¿Por qué Dios no lo hizo de manera diferente? . . . «Sabemos que la culpa no ayuda». En recuperación, las consignas son responsabilidad propia y responsabilidad personal, no culpables. En última instancia, la rendición y la autoresponsabilidad son los únicos conceptos que nos pueden mover hacia adelante, pero para llegar allí es posible que tengamos que permitirnos sentirnos enojados y ocasionalmente culparnos.
Es útil, al tratar con los demás, recordar que ellos también pueden necesitar pasar por su etapa de enojo para lograr la aceptación. No permitir que otros, o nosotros mismos, pasemos por la ira y la culpa, puede ralentizar el proceso de duelo.
Confiemos en nosotros mismos y en el proceso de duelo. No nos enfadaremos para siempre. Pero es posible que tengamos que enojarnos por un tiempo mientras buscamos lo que pudo haber sido, para finalmente aceptar lo que es.

«Dios, ayúdame a aprender a aceptar mi enojo y el de los demás como parte normal para lograr la aceptación y la paz. Dentro de ese marco, ayúdame a luchar por la responsabilidad personal».

Reflexión: Durante la elaboración del Duelo todo ser humano atraviesa sentimientos difíciles de manejar como el enfado la culpa por la pérdida sufrida. Los codependientes vemos este proceso con una óptica más dramática y «cuesta arriba», nos desequilibramos emocional y físicamente. Si nos planteamos transitar el duelo y aceptar esta pérdida, entendiendo que todo va a transcurrir conforme a la voluntad de Dios, veremos fluir y aceptar lo ocurrido sin deterioro de nuestra vida. Es importante observar que los demás también sufren su duelo y están haciendo su esfuerzo propio para lograr llegar a la aceptación. Todo va a volver a su cauce, es la ley de la existencia, no podemos alterar esos designios, sólo resignarnos y aceptarlo, sin olvidar que nuestra meta es «responsabilizarnos de nosotros mismos».(Alpha).

¿Has sentido ira y culpa al tener una pérdida importante en tus afectos? ¿Cómo logras manejas estos sentimientos?. Comenta aquí.

Reflexión del Dia: 19 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»plantea que los codependientes estamos permanentemente sin «equilibrio» en nuestras vidas moviéndonos en irrealidades que solo están en nuestra mente, lo que distorsiona la realidad y nos hace sentir dolor. Al aceptar la curación como vía para recuperar nuestro equilibrio es un «gran paso» en detener el mundo ficticio que inventamos. Solo así se ira el sufrimiento.

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Reflexiona sobre esto:

Las pérdidas que muchos codependientes deben encarar y aceptar a diario son enormes y continuas.
No son los problemas y las pérdidas comunes que la mayoría de la gente encuentra en una vida normal. Estas son pérdidas y problemas provocados por personas que son importantes para nosotros. Aunque los problemas son resultado directo de una enfermedad, condición o trastorno compulsivo pueden parecer actos deliberados y maliciosos. Estamos sufriendo a manos de alguien que amábamos y en quien confiábamos.
Estamos continuamente sin equilibrio, en lucha por aceptar cambios y problemas. No sabemos qué esperar, ni sabemos cuándo esperarlo. Nuestras circunstancias actuales están siempre en un estado de flujo.
Podemos experimentar pérdidas o cambio en todas las áreas. Nos sentimos enloquecer; nuestros hijos están irritados; nuestro cónyuge o amante actúa absurdamente; hemos perdido el coche; nadie ha trabajado durante semanas enteras; la casa es un desastre; y el dinero se ha desvanecido. Las pérdidas pueden darse en alud, todas a un tiempo, o pueden ocurrir gradualmente. Las cosas pueden entonces estabilizarse momentáneamente, hasta que una vez más perdemos el coche, el empleo, el dinero, nuestro hogar y las relaciones con gente que es importante para nosotros. Nos atrevimos a tener esperanza, tan sólo para ver hechos añicos nuestros sueños otra vez. No importa que nuestras esperanzas se basaran en falso sobre nuestros buenos deseos de que el problema desaparecería mágicamente. Esperanzas maltrechas son
esperanzas maltrechas. Desilusiones son desilusiones. Los sueños perdidos son sueños muertos, y conllevan
dolor.
¿Aceptar la realidad? La mitad del tiempo ni siquiera sabemos lo que es la realidad. Se nos miente; nos mentimos a nosotros mismos; y todo nos da vueltas en la cabeza. La otra mitad del tiempo, encarar la realidad sencillamente es más de lo que podemos soportar, más de lo que cualquiera puede soportar. ¿Por qué resulta tan misterioso que la negación sea una parte integral del alcoholismo o de cualquier problema serio que provoque pérdidas continuas? Tenemos demasiado qué aceptar; nuestras circunstancias actuales son abrumadoras. A menudo, nos vemos tan envueltos en crisis y en caos intentando resolver los problemas de los demás que perdemos la capacidad de aceptar algo. Y sin embargo, a veces debemos ponernos de acuerdo con lo que es. Si las cosas alguna vez van a ser distintas, debemos aceptar la realidad. Si alguna vez vamos a reemplazar nuestros sueños perdidos con sueños nuevos y sentirnos sanos y en paz otra vez, debemos aceptar la realidad.

Reflexión: Para el codependiente la realidad tal cual la percibe es «una pesada carga» en su vida. No sabemos diferencia lo que es real y lo que esta en nuestra mente. Enfrentar las pérdidas resulta difícil y nos vamos moviendo en una realidad inventada por nosotros mismos, adaptada a unos sueños ficticios que no van a llevarse a cabo porque sencillamente no obedece a la realidad verdadera. Cuando asumamos recuperarnos a partir de allí vamos aceptando cuales son nuestras responsabilidades con nosotros mismos, y ya estaremos encaminados a «reformular» la verdad tal cual es, y podemos sanar y detener el dolor. (Alpha).

¿Has aceptado que lo que vives es producto de tu mente mas no en la verdad? ¿Has iniciado tu recuperación para «revertir» esa situación. Comenta aquí tus logros al respecto.

Reflexión del Dia: 10 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»refiere como la codependencia se instala en nuestras vidas, esas conductas autodestructivas inician con una preocupación y avanzan hasta llegar a obsesión y compulsión. De allí en adelante la vida del codependiente se torna ingobernable y el se vuelve impotente para salir de ese círculo vicioso.

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Reflexiona sobre esto:

Tal vez tú hayas estado obsesionada con alguien o con algo. Alguien dice o hace algo. Se te ocurre un pensamiento. Algo te recuerda un evento pasado. Entra un problema en tu conciencia. Algo sucede o no sucede. O percibes que algo está sucediendo, pero no estás segura de qué es.
Podrás no saber qué es, podrás no saber por qué es, y no estás segura de cuándo, pero sabes que algo malo –algo terrible– ha sucedido, sucede o va a suceder.
Te da algo en el estómago. El sentimiento te abruma, esa ansiedad tan común en los codependientes que te hace retorcerte y estrujarte las manos. Es la que nos lleva a hacer muchos de los actos que nos lastiman; es la sustancia de la que se alimentan la preocupación y la obsesión. Es el peor de los miedos. Por lo general el miedo viene y se va, nos deja volando, listos para pelear, o sólo temporalmente asustados. Pero la ansiedad perdura. Se adhiere a la mente, paralizándola para todo excepto para sus propios propósitos, un interminable fárrago de los mismos pensamientos inútiles. Es el combustible que nos impele a incurrir en conductas controladoras de todo tipo. No podemos pensar más que en seguirle echando ojo a las cosas, en controlar el problema y hacer que se vaya; es el material del que está hecha la codependencia.

Reflexión: Para los codependientes «obsesionarse» es su conducta habitual. Cualquier evento enciende sentimientos y emociones que se mueven desde la tristeza, ansiedad hasta llegar a la obsesión. Estas conductas autodestructivas impiden pensar de forma adecuada y vamos «dando tumbos», pretendiendo controlar la vida de las otras personas. Debemos dar un «frenazo» y hacer nuestra vida más sana ¿Como lograr esto? Responsabilizándonos de nosotros mismos y dejar que los demás asuman su vida de la mejor manera posible. Herramientas existen, solo debemos hallarlas y ejercitarlas.(Alpha).

¿Te has responsabilizado de ti mismo? ¿Cuáles herramientas estás usando para lograr esto? Comenta acá tus experiencias y resultados.

Meditación 10 de Septiembre… Autoaprobación

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiósresalta que el codependiente busca la aprobación de los demás, por ello sus comportamientos están guiados por sentirse tomado en cuenta. Se siente realizado cuando los otros lo aceptan, no midiendo el impacto que esto tiene sobre su vida. Deja de lado ser el mismo para convertirse en el proveedor de las necesidades de las otras personas.

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Medita sobre esto:

La mayoría de nosotros queremos caer bien. Queremos que los otros piensen que somos agradables, amistosos, amables y amorosos. La mayoría de nosotros queremos la aprobación de los demás.
Desde la niñez, algunos de nosotros hemos estado tratando de obtener aprobación, tratado de caerle bien a la gente y que ésta nos tenga en alta estima. Podemos tener miedo a que la gente nos deje si desaprueba nuestras acciones. Podemos buscar aprobación de gente que no tiene nada de aprobación que dar. Podemos no saber que somos dignos de amor ahora y que podemos aprender a aprobarnos a nosotros mismos.
Para poder vivir felices, para vivir consistentemente con la forma como nuestro Poder Superior quiere que vivamos, y para ceñirnos a un modo de vida que está en armonía con el universo, necesitamos dejar ir nuestra extremada necesidad de aprobación. Estas necesidades insatisfechas de aprobación y de amor de nuestro pasado le dan a los demás control sobre nosotros hoy. Estas necesidades pueden impedirnos actuar como mejor nos conviene y ser fieles a nosotros mismos.
¡Nosotros podemos aprobarnos solos. Al final, ésa es la única aprobación que cuenta!

«Hoy dejaré ir mi necesidad de aprobación y mi necesidad de caer bien. Las reemplazaré con la necesidad de caerme bien y de aprobarme yo misma. Disfrutaré la sorpresa que encontraré cuando lo haga. La gente que cuenta, incluyéndome a mí mismo, me respetará cuando me sea fiel a mí mismo».

Reflexión: Cuando los codependientes actúan lo hacen pensando que deben ser atractivos y caerle bien»a todos, su conducta se fundamenta en una imperiosa necesidad de aprobación. Cuando aceptamos que debemos recuperarnos comprendemos que la única aprobación que necesitamos realmente es la propia, es allí cuando nos responsabilizamos de nosotros mismos. La felicidad reside en autoaprobarnos, sólo así detendremos el sufrimiento y el dolor.(Alpha).

¿Has sentido esa necesidad de ser aprobado? ¿ Cómo te conduces para lograr ser tu mismo y responsabilizarte de tu cuidado? Comparte acá tus comentarios.

Reflexon del Dia: 2 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» hace especial mención a las reacciones que provoca en los codependientes el apego afectivo. La obsesión pasa a ocupar «todos los pensamientos» y se crea un remolino de «pensamientos compulsivos» que impide pensar en otra cosa que no sea el objeto de su apego. ¡Se pierde el control, el poder y la serenidad!

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Reflexiona sobre esto:

Preocuparnos y obsesionarnos nos mantiene con tal maraña en la cabeza que no podemos resolver nuestros problemas. Cada vez que nos apegamos de esta manera a alguien o a algo, nos separamos de nosotros mismos. Perdemos contacto con nosotros mismos. Damos en prenda nuestro poder y nuestra capacidad para pensar, sentir, actuar y cuidar de nosotros mismos. ¡Perdemos el control!
Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. ¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Esta preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiandolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.

Reflexión: Quienes hemos sentido apego por otra persona, sabemos sobradamente que nos volvemos «obsesivos», y entregamos el control de nuestra vida. Los pensamientos repetitivos generan confusión y desorden al punto de centrar toda nuestra atención en el objeto del apego. No podemos pensar en otra cosa, actuamos con base en las necesidades de la otra persona, y nos olvidamos tristemente de cuidarnos a nosotros mismos. Nos descontrolamos y la preocupación constante nos «desgasta» física y emocionalmente. Necesitamos parar esta «locura», pero no sabemos cómo hacerlo. (Alpha).

¿Has tenido apego por otra persona? ¿Has sentido estas manifestaciones? ¿ Has salido de ese círculo obsesivo-compulsivo? ¿Cuales herramientas has utilizado?. Coméntanos aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 1 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» refiere que los codependientes tendemos a «entregar el control de nuestra vida a los otros,» abdicando nuestro poder. Cuando nos hacemos dependientes, entramos en un torbellino de emociones y sentimientos que nos llevan hasta la desesperación, la tristeza y desordenamos nuestra existencia. Toda relación que se sustenta en el control, y no en el amor está signada por el fracaso.

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Reflexiona sobre esto:

La dependencia emocional y el sentirse atrapados también pueden provocar problemas en relaciones que podrían salvarse. Si estamos en una relación todavía buena, podemos ser demasiado inseguros para desapegamos y empezar a cuidar de nosotros mismos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Esa necesidad extrema se vuelve obvia para los demás. Se puede sentir, percibir. En última instancia, la dependencia excesiva de otra persona puede matar el amor. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas. No funcionan. Una necesidad demasiado grande aleja a la gente y extingue el amor. Asusta a la gente y hace que se vaya. Atrae a la gente equivocada. Y no satisface nuestras verdaderas necesidades.
Nuestras necesidades reales se hacen cada vez mayores, al igual que nuestra desesperación. Fijamos nuestra vida en torno a esta persona, tratando de proteger así nuestra fuente de seguridad y de felicidad. Abdicamos a vivir nuestra propia vida al hacer esto. Y sentimos ira contra esa persona. Somos controlados por ella. Dependemos de esa persona. Finalmente nos enojamos y nos resentimos con la persona de quien dependemos y quien nos controla, porque le hemos dado nuestro poder personal y nuestros derechos.

Reflexión: Cuando caemos en el complejo círculo de la dependencia afectiva y todos nuestros sentimientos lo cedemos a otra persona, dejamos de ser nosotros mismos par convertirnos en un «títere» de ese ser a quienes «idealizamos». Iniciamos controlando de manera desesperada por temor a perder esa fuente de felicidad que creemos poseer, para luego llegar a ser la persona «dominada» y «sumisa» a las necesidades de esa persona. Cedemos nuestros derechos, entregamos nuestro poder y nos sentimos enojados, coléricos y desesperados. Tenemos que «cortar» con ese «círculo vicioso». Podemos y debemos hacerlo, caso contrario, enfermamos física y emocionalmente. (Alpha).

¿Has tenido ese tipo de relaciones difíciles de dependencia afectiva?¿Has logrado salir «airoso» de estas relaciones? ¿Cuáles herramientas usaste? ¿Dieron resultados positivos? Comparte aquí en los comentarios.

Reflexión del Dia: 31 de Agosto

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» nos hace reflexionar en cómo piensa y siente una persona codependiente con referencia a su capacidad de cuidarse responsablemente. La Autora describe que estos pensamientos negativos se forjan desde la niñez, cuando nadie nos demostró amor e interés en nosotros, lo que desencadenó la desconfianza de nuestro propio poder interior.

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Reflexiona sobre esto:

Muchos de nosotros aprendimos estas cosas porque en nuestra niñez, alguien muy importante para nosotros fue incapaz de darnos el amor, la aprobación y la seguridad emocional que necesitábamos. De modo que hemos ido por la vida de la mejor manera posible, todavía buscando vaga o desesperadamente algo que nunca tuvimos. Algunos de nosotros todavía nos golpeamos la cabeza contra el cemento, tratando de obtener este amor de las personas que, al igual que mamá o papá, son incapaces de darnos lo que necesitamos. El ciclo se repite una y otra vez hasta que lo interrumpimos y lo detenemos. Se le llama asunto inconcluso.
Quizá se nos ha enseñado a no confiar en nosotros mismos. Esto sucede cuando tenemos un sentimiento y se nos dice que es malo o inadecuado. O cuando confrontamos una mentira o una inconsistencia y se nos acusa de estar locos. Perdemos la fe en esa parte profunda e importante de nosotros que experimenta sentimientos inapropiados, detecta la verdad y tiene confianza en su capacidad para manejar las situaciones de la vida. Muy pronto, podemos empezar a creer lo que nos han dicho de nosotros mismos: que no servimos, que estamos locos, que no se puede confiar en nosotros. Vemos a la gente a nuestro alrededor —personas a veces enfermas, con problemas, fuera de control— y pensamos, “ellos están bien. Deben estarlo. Me lo dijeron. De modo que debo ser yo. Debe haber algo fundamental que está mal en mí”. Nos abandonamos y perdemos la fe en nuestra capacidad para cuidarnos.

Reflexión: Los codependientes no entendemos lo que ocurre realmente en nuestro interior, nos pasamos parte de nuestra vida buscando la aprobación y el amor de los otros, por ello nos apegamos a las personas. Desconfiamos de nuestra fuerza interior, creemos que no podemos cuidarnos y queremos que alguien de afuera nos de la felicidad que no sabemos ni cómo buscar, mucho menos conseguir. ¡En ese dilema vivimos! Creemos en muchas ocasiones que algo muy malo pasa con nosotros, que hasta perdimos la cordura, y así nos percibimos. Nos abandonamos, y ese sentimiento de desamparo no se va, permanece allí, dándonos sufrimiento y dolor.(Alpha).

¿Tienes esos pensamientos y sentimientos negativos sobre ti? ¿Has perdido la fe en tu capacidad de cuidarte? ¿Te sientes desamparado, consiguiendo algo de paz siempre que sea controlando la vida de los demás?. Comenta aquí tus vivencias.

Lectura Bíblica sugerida: Su señor le respondió: “¡Hiciste bien, siervo bueno y fiel! En lo poco has sido fiel; te pondré a cargo de mucho más. ¡Ven a compartir la felicidad de tu señor!” (Mateo 25:21).

Meditación 30 de Agosto… La gratitud no es negación

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reafirma que el practicar la «gratitud al Creador» se hace frecuentemente e indistinto de las circunstancias que estemos viviendo. aun en los momentos mas adversos. Los codependientes mantenemos una vida llena de sufrimiento y sentirnos deprimidos es recurrente, pues allí es valido «agradecer», aunque luzca ilógico ¡Hagamos de esta práctica algo cotidiano!

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Medita sobre esto:

La gratitud no es negación. Podemos practicar la gratitud sin negar cómo nos sentimos. Algunas veces necesitamos cambiar las circunstancias en nuestras vidas. Pero generalmente no podemos hacer eso hasta que aceptemos lo que tenemos y quiénes somos ahora.
Un desafío para practicar la gratitud es que las cosas que más necesitamos agradecer son a menudo las que nos causan más sufrimiento. Practicar la gratitud cuando más necesitamos hacerlo puede parecer el acto más antinatural del mundo.
Practicar la gratitud puede ser difícil cuando estamos deprimidos o sufriendo un profundo dolor. Algunas cosas en la vida son tan trágicas que nunca estaremos agradecidos de que el evento haya ocurrido.
No estoy agradecido por la muerte de mi hijo. Lo haría regresar en un abrir y cerrar de ojos si pudiera. Pero estoy agradecido de haberlo tenido en mi vida. Estoy agradecido por las lecciones que aprendí desde que murió. Y estoy agradecido de que estoy feliz de nuevo.

«Hoy, practicaré la gratitud rindiéndome ante Dios y confiando en su voluntad.

Reflexión: Mostrarnos agradecidos por las experiencias, lecciones de la vida es una manera de entender que solo Dios conoce exactamente aquello que necesitamos y cuándo debe proveernos. La Gratitud es una magnífica forma de conectarnos con el Creador y dispensarnos de una Herramienta valiosa para todo momento en nuestra existencia. Vivir agradecidos de todo lo que tenemos nos deja claro que aun ante dificultades y adversidades, ese Ser Divino, está allí guiándonos. La Gratitud permite concluir que solo él» sabe y puede guiarnos hacia lo que nos conviene en la vida. Aprendamos a confiar en su voluntad. (Alpha).

¿Has mostrado agradecimiento ante el Creador aun en dificultades? ¿Practicas la Gratitud todos los días de tu vida? ¿Has visto resultados tangibles? Coméntanos tus vivencias.

Versículo Bíblico del Dia: El que siembra para agradar a su naturaleza pecaminosa, de esa misma naturaleza cosechará destrucción; el que siembra para agradar al Espíritu, del Espíritu cosechará vida eterna. (Gálatas 6:8).

Meditación 24 de Agosto … Soluciona los problemas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós nos hace meditar sobre la necesidad de no quedarnos «enganchados» en los problemas que se presentan a diario, sino en las soluciones que debemos asumir. El flujo es permanente y no podemos victimizarnos quedándonos «atorados» sin buscar alternativas de solución. Los problemas no van a desaparecer por arte de magia, debemos actuar hasta resolverlos.

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Medita sobre esto:

¡Los problemas son para resolverlos!

Algunos de nosotros nos pasamos más tiempo reaccionando al hecho de que tenemos un problema que tratando de solucionarlo. «¿Por qué me está pasando esto a mí?»… «¿No es horrible la vida?»… «¿Por qué tenía que ocurrir esto?»… «Ay, caray. Esto es terrible»… «¿Por qué Dios (el universo, una agencia, una persona o la vida) la toma conmigo?»
Los problemas son inevitables. Algunos problemas se pueden anticipar. Otros son sorpresas. Pero la idea de que los problemas se dan en forma regular no necesita ser nunca una sorpresa.
Las buenas noticias son que para cada problema hay una solución. A veces, la solución es inmediata o nos lleva cierto tiempo descubrirla. Otras, la solución implica dejarlo ir. A veces, el problema debemos resolverlo nosotros; otras no. A veces, hay algo que podemos hacer claramente para solucionar el problema; otras, necesitamos batallar, patalear, hacer nuestra parte y luego confiar en la ayuda de nuestro Poder Superior.
A veces, el problema simplemente es parte de la vida; otras, es importante porque estamos aprendiendo algo a través de él y de su solución. A veces, los problemas acaban resultando ser algo bueno en nuestra vida. Nos hacen volvernos en una dirección que es mejor a la que de otra manera hubiéramos tomado.
A veces, los problemas simplemente son; otras, son una señal de advertencia de que estamos en el camino equivocado.
Podemos aprender a aceptar los problemas como parte inevitable de la vida. Podemos aprender a resolver problemas. Podemos aprender a identificar cuáles están tratando de conducirnos en una nueva dirección y cuáles simplemente piden una solución.
Podemos aprender a concentrarnos en la solución más que en el problema y mantener una actitud positiva hacia la vida y hacia el inevitable flujo de problemas y soluciones.

«Hoy aprenderé a confiar en las soluciones, en vez de sentirme victimado por los problemas. No usaré los problemas para probar que estoy desamparado, acosado o martirizado. No señalaré mis problemas para probar lo horrible que es la vida. Aprenderé a confiar en el flujo de problemas y soluciones. Dios mío, ayúdame a resolver los problemas que puedo resolver hoy. Ayúdeme a dejar ir el resto. Ayúdame a crecer en mi capacidad para afrontar los problemas y resolverlos. Ayúdame a confiar en la corriente. Para cada problema, hay una solución».<

Reflexión: Cuanto más retrasemos la solución de los problemas, crecerá el nivel de angustia y luego nos cerramos totalmente a buscar soluciones. ¡Este círculo hay que romperlo! Consideremos que la aparición de problemas es una señal que indica el rumbo equivocado que le damos a nuestras acciones y una advertencia para que cambiemos repensando soluciones más saludables. Recordemos que estamos en manos de un Poder Superior que nos guía y debemos darnos tiempo y fe para escuchar la manera de abordar y solucionar las dificultades que enfrentemos. Actúa bajo esa creencia y todo va a estar fluyendo positivamente para ti.(Alpha).

¿Asumes los problemas bajo la creencia que te ayudan a crecer? ¿Habitualmente cual método te es efectivo? Tus comentarios son de ayuda.

Versículo Bíblico del Día: Y ésta fue mi oración al Señor mi Dios; ésta fue mi confesión: Señor, Dios grande y digno de ser temido, que cumples tu pacto y tu misericordia con los que te aman y cumplen tus mandamientos (Da 9:4).

Reflexión del Dia: 23 de Agosto

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que los codependientes manejan sentimientos que le provocan daño y maltratan aun más su resquebrajada autoestim, como la culpa, la ira, el miedo. La Autora nos hace reflexionar sobre la necesidad de «deslastrarnos» de los sentimientos de culpa que nos «corroen y hacen infelices». Todos en algún momento de la vida sentimos culpa, pero estamos convencidos que Dios en su magnífica bondad, nos perdona, sabiendo que como humanos cometemos errores.

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Reflexiona sobre esto:

Maneja los sentimientos de culpa. Deshazte de los sentimientos de culpa gratuitos. Deshazte de todo sentimiento de culpa. La culpa no ayuda nada. Dios nos perdonará de todo lo que hemos hecho. Además, apuesto a que Él sabe que no hemos hecho tantas cosas mal como nosotros pensamos.
Una vez que comenzamos a manejar la ira, posiblemente nos demos cuenta de que nos sentimos enojados la mayor parte del tiempo. Esto es común. Somos como niños con juguete nuevo. Luego nos calmaremos. Seamos pacientes. No vamos a manejarla a la perfección. Nadie lo hace. Cometeremos errores, pero también aprenderemos de ellos. La razón por la cual se nos dice que no busquemos venganza es porque desquitarse es una respuesta común a la ira. Si hemos hecho o hacemos cosas inadecuadas, manejemos nuestros bien ganados sentimientos de culpa y sigamos desde ahí hacia adelante. Luchemos por progresar.
Necesitamos ser gentiles con nosotros mismos si hemos estado reprimiendo montones de sentimientos de ira. Las cosas llevan su tiempo. Podemos necesitar estar así de enojados en este momento. Cuando ya no necesitemos estar enojados, dejaremos de estarlo si así lo deseamos. Si pensamos que podemos estar varados en la ira, busquemos ayuda profesional.
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Reflexión: Como humanos cometemos errores, lo importante es obtener aprendizajes de esas vivencias. Los codependientes manejamos sentimientos negativos como la culpa, la ira, la vergüenza, la ira. Cambiar esos patrones no es fácil, pero si adelantamos la tarea de hacerlo y nos proponemos una meta concreta, con la ayuda de la Divinidad sometiéndonos a su guía, lo alcanzaremos. Es hora de «soltar» esos sentimientos. Nos espera una vida plena, en armonía, con paz y sosiego. Resulta atractivo lograrlo. Podemos hacerlo realidad. (Alpha).

¿Identificas esos sentimientos en tu vida? ¿Los has manejado con frecuencia? ¿Como logras soltarlos? Compártelo comentando aquí.

Lectura Biblica sugerida: Dios mío, por tu gran misericordia, ¡ten piedad de mí!; por tu infinita bondad, ¡borra mis rebeliones! (Sal 51:1)./strong>