Reflexión del Dia: 15 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente se mueve en el triángulo patológico de Karpman. Para mejorar debe trabajar hasta salir de este drama permanente.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Como codependientes, podemos estar temerosos de nuestra ira y de la de los demás, Quizá creemos en uno o en más mitos acerca de ella. O tal vez tengamos temor de la ira por otras razones. Alguien puede habemos pegado o abusado de nosotros cuando se encontraba enojado o enojada. Algunos podemos haberle pegado a alguien o haber abusado de él cuando estábamos enojados. En ocasiones simplemente el nivel de energía que acompaña a la ira puede ser atemorizante, especialmente si esa persona está ebria.
Reaccionamos a la ira, tanto a la propia como a la de los demás. Es una emoción provocadora. Puede ser contagiosa. Y muchos de nosotros reaccionamos a ella. Tenemos mucha de la ira que acompaña a la pena, al dolor. Tenemos la ira que proviene de la etapa de persecución, del rescate o del cuidar de los demás. Muchos de nosotros estamos varados en esa esquina del triángulo. Tenemos sentimientos de ira irracionales sin justificación que pueden deberse a un pensamiento de reacción de tipo desastroso: los debería de, los qué horror, los nuncas y los siempres. Tenemos ira justificada, todos los sentimientos locos que cualquiera sentiría si alguien le hubiera hecho eso a él o a ella. Tenemos la ira que manifiesta cómo nos sentimos cuando hemos sido lastimados o tenemos miedo. Los sentimientos de temor y de tristeza se convierten en ira, y muchos de nosotros hemos sido muy lastimados y hemos tenido mucho miedo.
Tenemos la ira que proviene de sentirnos culpables. Los sentimientos de culpa tanto los genuinos como los que no merecemos, fácilmente se convierten en ira.Los codependientes también tienen mucho de ello. Y, créanlo o no, lo mismo es aplicable a los alcohólicos. Sólo que estos son más propensos a convertirlos en ira.

Mi Reflexión: El codependiente vive moviéndose en el triángulo del Drama de Karpman. En ocasiones actúa como víctima y otras como victimario, ambos roles patológicos y desgastantes. ¿Cómo salir de ese triángulo insano? No es fácil, pero tampoco imposible, Hay una manera de recuperarse, y esto pasa por someterse a la Terapia en Doce pasos de CoDA. Solo hace falta proponerse cambiar y desistir de una vida llena de crisis y desenlaces negativos para el codependiente. (Alpha).

¿Te ves reflejado en el triángulo del Drama de Karpman? ¿Cuáles herramientas piensas utilizar para salir de esta crisis? Comparte aquí tus experiencias.

Reflexión del Dia: 14 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca que la baja autoestima es la base de sustento de la codependencia. Para recuperarse hace falta asumir un compromiso serio y constante.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

La mayoría de los codependientes sufre de esa vaga pero penetrante aflicción que es la baja autoestima. No nos sentimos bien con nosotros mismos, no nos gustamos, y ni siquiera pensamos en amarnos a nosotros mismos. Para algunos de nosotros tener una baja autoestima es quedarnos cortos. No sólo no nos gustamos, sino que nos odiamos a nosotros mismos.
No nos gusta nuestra apariencia. No soportamos nuestro cuerpo. Pensamos que somos tontos, incompetentes, faltos de talento, y, en muchos casos, indignos de ser amados. Pensamos que nuestros pensamientos son malos e inadecuados. Pensamos que nuestros sentimientos son equivocados e impropios.
Creemos que no somos importantes, y aunque nuestros sentimientos no sean equivocados, pensamos que no importan. Estamos convencidos de que nuestras necesidades no son importantes. Y nos abochornamos por los deseos o los planes de otro. Pensamos que somos inferiores y diferentes al resto del mundo, no únicos, sino bizarra e inadecuadamente distintos. Nunca nos hemos puesto de acuerdo con nosotros mismos, y nos miramos no a través de esos cristales de color de rosa, sino a través de una película sucia, marrón-gris.
Podemos haber aprendido a disfrazar nuestros verdaderos sentimientos acerca de nosotros mismos vistiéndonos bien, peinándonos bien, viviendo en la casa correcta, y trabajando en el empleo correcto. Podemos presumir de nuestros logros, pero bajo las galas se encuentra un calabozo dentro del cual secreta e incesantemente nos castigamos y nos torturamos. En ocasiones, podemos castigarnos abiertamente ante el mundo entero, diciendo cosas degradantes acerca de nosotros mismos. A veces, llegamos incluso a pedir a otros que nos ayuden a odiarnos a nosotros mismos, como cuando permitimos que ciertas personas o costumbres religiosas nos ayuden a sentirnos culpables, o cuando le permitimos a la gente que nos lastime. Pero nuestros peores latigazos nos los damos en privado, dentro de nuestras mentes.
Nos molestamos de manera interminable, haciendo pilas de “deberías de” en nuestra conciencia y fabricando montones de sentimientos de culpa que para nada sirven. No confundan esto con los sentimientos de culpa auténticos y verdaderos que nos motivan a cambiar, que nos enseñan lecciones valiosas, y que nos llevan a establecer una relación más cercana con nosotros mismos, con los demás y con nuestro poder superior. Constantemente nos colocamos en situaciones imposibles en las cuales no tenernos otra alternativa que sentirnos mal con nosotros mismos. Tenemos un pensamiento, y luego nos decimos que no deberíamos pensar así. Tenemos un sentimiento, y después nos decimos que no deberíamos de sentir así. Tomamos una decisión, actuamos de acuerdo con ella, y luego nos decimos que no deberíamos de haber actuado así. No hay nada qué corregir en estas situaciones, ninguna enmienda qué hacer; no hemos hecho nada malo. Nos hemos empeñado en una forma de castigo diseñada para hacernos sentir ansiosos, irritados y sofocados. Nos ponemos una trampa solos.

Mi Reflexión: Si sabemos que la codependencia tiene su asiento en una baja autoestima podemos entender mejor la conducta del codependiente. Para sanar debe transitar un camino laborioso, de cambios profundos que le motiven a quererse, aceptarse como es, a cuidar de sí mismo y a decidir tomar otros senderos espirituales para recuperarse. Toda una odisea llena de tropiezos y dificultades a vencer ¡Allí esta el RETO! (Alpha).

¿Estás dispuesto a asumir el reto? ¿Estás en recuperación? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 13 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente enfatiza en lo negativo de la dependencia emocional. Esta dependencia es autodestructiva.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

La dependencia emocional y el sentirse atrapados también pueden provocar problemas en relaciones que podrían salvarse. Si estamos en una relación todavía buena, podemos ser demasiado inseguros para desapegamos y empezar a cuidar de nosotros mismos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Esa necesidad extrema se vuelve obvia para los demás. Se puede sentir, percibir.
En última instancia, la dependencia excesiva de otra persona puede matar el amor. Las relaciones que se basan en inseguridad emocional y en una necesidad, en vez de sustentarse en el amor, pueden volverse autodestructivas. No funcionan. Una necesidad demasiado grande aleja a la gente y extingue el amor. Asusta a la gente y hace que se vaya. Atrae a la gente equivocada. Y no satisface nuestras verdaderas necesidades.
Nuestras necesidades reales se hacen cada vez mayores, al igual que nuestra desesperación. Fijamos nuestra vida en torno a esta persona, tratando de proteger así nuestra fuente de seguridad y de felicidad. Abdicamos a vivir nuestra propia vida al hacer esto. Y sentimos ira contra esa persona. Somos controlados por ella. Dependemos de esa persona. Finalmente nos enojamos y nos resentimos con la persona de quien dependemos y quien nos controla, porque le hemos dado nuestro poder personal y nuestros derechos.

Mi Reflexión: La codependencia cursa con una necesidad enfermiza de manipular la vida de los demás. El mundo del codependiente gira alrededor de otro ser humano, desarrollando una dependencia psico-afectiva que opaca la vida propia de esta persona enferma. Lo anula y le impide responsabilizarse por el mismo. (Alpha).

¿Actúas como una persona apegada queriendo tener el control de otro? ¿Cómo te sientes actuando así? ¿Estás dispuesto a recuperar tu vida? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 12 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente enfatiza en la necesidad de mantenerse responsable de su vida. Enfrentar los cambios al respecto modifican grandemente los resultados.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Este niño en nuestro interior cree que no somos dignos de ser amados y que nunca encontraremos el consuelo que buscamos; a veces esta criatura vulnerable siente demasiada desesperación. La gente nos ha abandonado, emocional y físicamente. La gente nos ha rechazado. La gente ha abusado de nosotros, nos ha hecho a un lado. La gente nunca ha estado ahí cuando la hemos necesitado; no ha visto, escuchado o respondido a nuestras necesidades. Podemos llegar a creer que la gente nunca estará ahí cuando la necesitamos. Para muchos de nosotros, hasta Dios parece haberse retirado.
Nosotros hemos estado ahí cuando tantos otros nos han necesitado. La mayoría de nosotros quiere desesperadamente que alguien por fin esté ahí cuando le necesitemos. Necesitamos a alguien, a quien sea, que nos rescate de la helada soledad, del aislamiento y del dolor. Queremos de lo bueno, y lo bueno no está dentro de nosotros mismos. Dentro tenemos dolor Nos sentimos tan desvalidos y desconcertados. Los otros se ven tan poderosos y seguros. Concluimos que algo de magia hay en ellos.
De modo que nos volvemos dependientes de ellos. Podemos volvernos dependientes de nuestros amantes, cónyuges, amigos, parientes o de nuestros hijos. Nos volvemos dependientes de su aprobación. Nos volvemos dependientes de su presencia. Nos volvemos dependientes de la necesidad que tienen de nosotros. Nos volvemos dependientes de su amor, aun cuando creemos que nunca recibimos su amor; creemos que no somos dignos de ser amados y que nadie nos ha amado nunca de una manera que satisfaga nuestras necesidades.

Mi Reflexión: La persona codependiente ha estado allí dispuesto y disponible para satisfacer las necesidades de los demás, pero llegado el momento no es retribuido en afecto y amor por quienes significan afectivamente para el. Esto mella su autoestima, y se siente abandonado, engañado y traicionado. ¿Cómo enfrentar esta situación? Solo despegándose y responsabilizándose de sí mismo. (Alpha).

¿Cómo te sientes con respecto a las personas que te rodean? ¿Dejo de importarte la opinión que tengan de ti? ¿Estás valorándote mejor ahora? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 10 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente insiste en la necesidad de salir de la dependencia afectiva que siente y asumir el compromiso de recuperarse de la codependencia.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Necesitar demasiado a la gente puede causar problemas. Otras personas se convierten en la clave de nuestra felicidad. Creo que gran parte del estar centrado en los demás, con nuestras vidas en órbita alrededor de otras personas, va de la mano de la codependencia y mana de nuestra inseguridad emocional. Creo que, en gran medida, la búsqueda incesante de aprobación en la que nos embarcamos proviene también de la inseguridad. La magia está en los demás, no en nosotros, creemos, El sentirse bien está en ellos, no en nosotros. Entre menos cosas buenas encontremos en nosotros mismos, más las buscaremos en los demás,
Ellos lo tienen todo; nosotros no tenemos nada. Nuestra existencia no es importante. Hemos sido abandonados y relegados tan a menudo que también nosotros nos abandonamos.
Necesitar tanto a la gente, y sin embargo creer que no somos dignos de ser amados y que la gente nunca estará ahí cuando la necesitemos, puede volverse una creencia profundamente imbuida. A veces, pensamos que la gente no está ahí para ayudarnos cuando en realidad lo está. Nuestra necesidad puede bloquear nuestra visión, impidiéndonos ver el amor que está ahí esperándonos.

Mi Reflexión: Esa sensación de abandono persigue la vida del codependiente. Los abusos sufridos durante su infancia o pubertad lo marcan, a tal punto que busca agradar y ser reconocido por los demás, dándose plenamente aun cuando en ello le vaya su dignidad y salud física y mental. Se desdibuja a si mismo y vive la vida de la otra persona. Se convierte en un «complacedor de gente». El dolor y el sufrimiento solo se detendrá cuando acepte iniciar la recuperación para sanar. (Alpha).

¿Eres un «complacedor de gente»? ¿Cómo estás lidiando con esa dependencia afectiva? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 8 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente enfatiza que la baja autoestima. lo conlleva a la falta de convicción para cambiar positivamente y asumir su vida, apreciando lo que hace y sobre todo lo que es.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Algunos de nosotros creemos haber cometido errores tan graves que sensatamente no podemos esperar que se nos perdonen. Algunos de nosotros creemos que nuestras vidas son un error. Muchos de nosotros creemos que todo lo que hemos hecho es un error. Pocos de nosotros creemos que no podemos hacer nada bien, pero al mismo tiempo, demandamos de nosotros mismos la perfección. Nos colocamos en situaciones imposibles, y luego nos preguntamos por qué no podemos salir de ellas. Luego terminamos la labor abochornándonos de nosotros mismos. No nos gusta lo que hacemos, y no nos gusta quiénes somos. Fundamentalmente, no somos suficientemente buenos. Por alguna razón, Dios nos creó como una persona totalmente inapropiada para la vida.
En la codependencia, al igual que en muchas otras áreas de la vida, todo está conectado con todo, y una cosa conduce a la otra. En este caso, nuestra baja autoestima frecuentemente está conectada con mucho de lo que hacemos o que no hacemos y nos conduce a muchos de nuestros problemas.

Mi Reflexión: El codependiente carga con una pesada cruz, la de su subestima personal. Situación que lo lleva a dudar de sus capacidades, atributos y potencialidades. No cree en si mismo, prefiere quedarse allí donde esta, aun cuando no se sienta a gusto con lo que hace. Ese círculo vicioso solo se rompe con una terapia seria que el asuma con total responsabilidad por el tiempo que sea necesario. Ese escenario puede revertirse, solo que hay que proponérselo con firmeza. (Alpha).

¿Actualmente estás en recuperación? ¿Cuáles han sido los resultados? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 2 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente deja de ser el mismo para convertirse en la persona que «cuida a otro». Pierde su perspectiva personal.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Los codependientes están oprimidos, deprimidos y reprimidos. Muchos de nosotros podemos decir rápidamente lo que alguien más está sintiendo, por qué una persona se siente de determinada manera, cuánto tiempo se han sentido así, y qué es lo que esa persona probablemente hará respecto a ese sentimiento.
Muchos de nosotros pasamos la vida inquietándonos por los sentimientos de los demás. Tratamos de componer los sentimientos de la gente. Tratamos de controlar los sentimientos de los demás. No queremos lastimar a la gente, no queremos irritarla, y no queremos ofenderle. Así de responsables nos sentimos por los sentimientos de los demás. Y, sin embargo, no sabemos lo que nosotros estamos sintiendo. Y si lo sabemos, no sabemos qué hacer para componernos. Muchos de nosotros hemos abandonado o nunca hemos asumido la responsabilidad por nuestro yo emocional.

Mi Reflexión: La persona codependiente está tan «entretenida», controlando y manipulando la vida de los demás por tanto tiempo, que sabe lo que piensa, siente y actúa ante cada momento de su vida. Caso contrario, se desdibuja de sus sentimientos. Le es imposible saber quien es? como piensa? como actúa el mismo? ¡Es una triste paradoja! (Alpha).

¿Actúas de esta manera? ¿Quê piensas hacer al respecto? Comenta acá.

Meditación 1 de Marzo… Deja ir la ira

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reitera que soltar los sentimientos negativos como la ira, el enfado y la culpa permite al codependiente lograr su recuperación.

Si deseas conocer mas sobre esta autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esa vía.

Medita sobre esto:

En la recuperación, a menudo discutimos objetivamente acerca de la ira.
Sí, razonamos, ésta es una emoción que todos tendemos a experimentar.
Sí, la meta en la recuperación es liberarse del resentimiento y de la ira.
Sí, está bien sentir enojo, estamos de acuerdo. Bueno, quién sabe…
La ira es una emoción poderosa y a veces atemorizante. También es beneficiosa si no le permitimos que se endurezca hasta convertirse en resentimiento o utilizarla como un mazo demoledor para castigar a la gente o para abusar de ella.
La ira es una señal de advertencia. Señala los problemas.
A veces, señala problemas que necesitamos resolver.
A veces, señala límites que necesitamos fijar.
A veces, es el estallido final de energía antes de que nos entre la aceptación o el dejar ir.
Y, en ocasiones, la ira simplemente es. No necesita justificarse.
Por lo general no se puede confiar en un pulcro envoltorio. Y no es necesario que ésta nos asfixie a nosotros o a nuestra energía.
No tenemos que sentirnos culpables cada vez que experimentemos ira. No tenemos que sentirnos culpables.
Inhala profundamente. Podemos, sin vergüenza, sentir todos nuestros sentimientos, incluyendo la ira, y seguir asumiendo la responsabilidad de nuestra conducta.

«Hoy sentiré y liberaré cualquier sentimiento de ira que tenga. Puedo hacerlo de manera adecuada y segura».

Mi Reflexión: El codependiente no tiene que mantenerse enojado, eso le ofusca la claridad y le inhabilita para pensar como abordar la realidad que le rodea. Es bien cierto que la ira señala aquellas áreas de nuestro cuerpo y mente que debemos considerar para resolver viejas creencias, pero no es propicio mantener ese sentimiento por mucho tiempo.Tenemos que revertirlo. ¿Cómo hacerlo? Soltando y dejando ir todo aquello que nos ata a sentimientos de vergüenza, miedo, culpa, ira. Esto se trabaja en Grupos de Apoyo de CoDA. (Alpha).

¿Estás asistiendo a Grupos de Doce Pasos de CoDA? ¿Sientes que, integrándote a esa Terapia, mejoran tus problemas? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 28 de Febrero

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente se acostumbró a intervenir manipulando controlando la vida de los demás, dejando de lado asumir la responsabilidad de su vida.

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Algunos nos cansamos tanto del enorme peso —la responsabilidad total por todos los seres humanos— que podemos brincarnos los sentimientos de lástima y preocupación que acompañan a los actos de rescate y seguirnos con la ira o el enojo. Estamos enojados todo el tiempo; sentimos ira y resentimiento contra víctimas potenciales. Una persona con una necesidad o un problema provoca que sintamos la necesidad de hacer algo o nos sentiremos culpables. Después del rescate, no ocultamos nuestra hostilidad hacia este incómodo predicamento.
El cuidar como nana no ayuda, sólo provoca problemas. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales.
Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. En ocasiones estamos tan ocupados cuidando a los demás que dejamos nuestra vida entera en suspenso. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Los cuidadores aparentamos ser muy responsables, pero no lo somos; pues no asumimos el compromiso de nuestra responsabilidad más alta: nosotros mismos.

Mi Reflexión: El codependiente carga con responsabilidades ajenas. Su vida como persona apegada y obsesionada por cuidar a otros, le anula para responsabilizarse de si mismo. Esa inversión de conceptos y creencias pasa factura y llegado un momento crucial se da cuenta que ya no gobierna ni su vida ni la de los demás, allí siente la necesidad perentoria de cambiar y salir de ese atolladero emocional que vive. (Alpha).

¿Estás apegado a alguna persona, evento o circunstancia en este momento? ¿Entiendes que necesitas ayuda? ¿La has buscado? Comparte acá tus vivencias.

Reflexión del Dia: 27 de Febrero

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reitera la necesidad que el codependiente reciba ayuda para canalizar sus sentimientos negativos y así sanar su codepende

Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

Tristemente, muchos de nosotros no tenemos a dónde ir con toda esa ira. Nos la tragamos, nos mordemos la lengua, sacamos el pecho, la lanzamos a nuestro estómago, la dejamos zumbar en nuestra cabeza, escapamos de ella, le damos medicamentos, o le damos una galleta. Nos culpamos a nosotros mismos, convertimos la ira en depresión, nos metemos en cama, tenemos la esperanza de que nos muramos, y nos enfermamos a causa de ello. Finalmente le pedimos a Dios que nos perdone por ser una persona tan horrible o por sentir ira en primer lugar.
Muchos de nosotros hemos estado en un verdadero dilema con nuestra ira, especialmente si hemos vivido en un sistema familiar que dice: “No sientas; sobre todo, no sientas ira”. El alcohólico en realidad no quiere escuchar qué tan fuera de si nos sentimos. Él o ella probablemente piensan que nuestra ira es irracional de todos modos, y puede molestarle cuando hablamos acerca de ella. Nuestra ira puede oprimir los botones de la culpa en el alcohólico. El alcohólico puede incluso sobrepasarnos en su ira simplemente para mantenernos reprimidos y sintiéndonos culpables.
A menudo no podemos o no queremos decirles a nuestros padres cómo nos sentimos. Ellos pueden estar furiosos con nosotros porque somos amigos de alguien que tiene problemas con el alcohol o con otra droga. O nuestros padres pueden ver tan sólo el lado bueno del alcohólico o del adicto y pensar que somos poco razonables y que no lo apreciamos. Nuestros amigos pueden llegar incluso a hartarse de oír nuestras quejas. Algunos podemos sentirnos tan avergonzados que creemos no poder contarle a nuestro sacerdote o a nuestro pastor cuán enojados estamos. Ellos simplemente nos llamarían pecadores, y no necesitarnos oír nada más. Eso es lo que nos hemos estado diciendo a nosotros mismos. Muchos de nosotros ni siquiera pensaríamos en volvernos hacia nuestro poder superior y expresarle qué tan enojados estamos. De modo que, ¿qué hacemos con todo este vapor sellado a presión? Lo mismo que hacemos con casi todo lo que tiene que ver con nosotros: lo reprimimos y nos sentimos culpables por él. La ira reprimida, al igual que todas las otras emociones reprimidas, causa problemas. A veces nuestra ira puede derramarse de forma inadecuada. Le gritamos a alguien a quien no teníamos intención de gritarle. Arrugamos la cara fruncimos los labios, y ayudamos a los demás a no sentir ganas de estar cerca de nosotros. Azotamos los platos aunque no podamos permitirnos el gasto de romper nada que tenga un valor material porque ya hemos perdido demasiado.

Mi Reflexión: El codependiente maneja emociones de ira resentimiento, producto de sentimientos de culpa y venganza por sentirse rechazado, abusado y aislado. Culpa de ello a quienes representan afectos importantes en su vida familiar. Esos sentimientos negativos los reprime permanentemente, de allí que su conducta sea «reaccionaria», a la defensiva. Impide con esa actitud que los demás puedan acercársele y desear compartir cualquier evento con el. No es necesario mostrarse violento o colérico. Los sentimientos deben ser expresados y compartidos bien sea con personas amigas, profesionales de la salud mental, o grupos de apoyo. Lo importante es ventilarlos y canalizarlos para bien. (Alpha).

¿Asistes a Grupos de Apoyo de CoDA? ¿Recibes ayuda profesional de un Terapeuta? Comparte aquí tus vivencias al respecto.