Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente debe asumir una conducta que le permita tomar el control de su vida, abandonar el papel de «victima» y vencer, con su fuerza interior, la necesidad de mantenerse apegado a quien(es) le quieren manipular. Analizar el rol o papel que jugamos en nuestra vida es una buena señal para saber cuando estamos jugando a ser victimado y detener eso a tiempo. ¡No permitamos ser coaccionado por los demás!
Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esa vía.
Medita sobre esto:
Hay un sentimiento al que le tenemos que prestar una particular atención durante la recuperación: sentirnos victimados. No como es su derecho, y nosotros nos estamos sintiendo víctimas porque estamos intentando controlar su proceso o, de manera irracional, estamos esperando que ellos cuiden de nosotros. Nos podemos sentir victimados si nos quedamos atascados en una creencia codependiente, tal como ….Los demás me hacen sentir…. Los demás tienen la llave de mi felicidad y mi destino…. o, no podré ser feliz a menos que otro se comporte de determinada manera, o de que sucedan ciertas cosas.
Otras veces, apoderarnos de nuestra fuerza significa que nos damos cuenta de que estamos siendo victimados por la conducta de otra persona. Están siendo invadidos nuestros límites. Es ese caso, indagamos qué necesitamos hacer para cuidar de nosotros mismos e impedir que continúe la victimación; necesitamos fijar límites.
A veces, lo único que se requiere es un cambio de actitud. No somos víctimas.
Luchamos por sentir compasión hacia la persona que nos victimó, pero comprendemos que a menudo la compasión viene después, cuando nos hayamos despojado de nuestro papel de víctimas en cuerpo, mente y espíritu. También entendemos que sentir demasiada compasión puede volver a ponernos de inmediato en el cajón de las víctimas. Sentir demasiada lástima por una persona que nos está victimando puede establecer una situación donde la persona nos pueda convertir de nuevo en su víctima.
No tratamos de forzar consecuencias ni crisis sobre otra persona, pero tampoco la rescatamos de las consecuencias lógicas de su conducta. Si hay un papel que tengamos la responsabilidad de jugar para que se den esas consecuencias, lo desempeñamos, no para controlar ni para castigar, sino para ser responsables con nosotros mismos y con los demás.
Tratamos de descubrir qué podemos estar haciendo que nos hace sentir victimados, o qué papel estamos jugando dentro de un sistema, y dejamos, también, de hacerlo. No tenemos poder sobre los demás ni sobre su conducta, pero podemos apropiarnos de nuestra fuerza y apartarnos de ser víctimas.
«Hoy asumiré la responsabilidad de ser yo mismo y de demostrárselo a los demás al no permitir que se me victime. No puedo controlar los acontecimientos, pero sí puedo controlar mi actitud al ser victimado. No soy una víctima; no merezco ser victimado.
Mi Reflexión: Los codependientes nos hemos acostumbrado tanto a jugar el papel de victima que extrañamos no hacerlo. Llego el momento de detener esa conducta autodestructiva, forzándonos a desarrollar ese poder interior que nos va a permitir descubrir cuando lo estamos haciendo e implementar las herramientas que nos saquen de ese escenario caótico. Al principio sera difícil y nos sentiremos «extraños», pero a medida que avanza nuestra recuperacion, y anteponiendo nuestro bienestar al de los demás, lograremos asumir aquellas conductas que hagan sentirnos bien con los otros, sin que vaya en desmedro de nosotros mismos. Recordemos que buscar nuestra liberación es una tarea propia, y a cada quien le corresponde responsablemente hacerse cargo de si mismo, no tenemos poder para cambiar a las personas, y ellas solas deben asumir sus conductas sanas. (Alpha).
¿Te has visto en situaciones que has logrado detener ser victimado? ¿Como lograste detener ese proceso? ¿Cuales herramientas utilizaste? Comparte aqui tus vivencias.
Etiqueta: Terapia en Doce Pasos CoDA
Meditación 25 de Agosto … Estemos dispuestos a reparar los daños
Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refuerza la necesidad de «reparar daños» a aquellas personas a quienes ofendimos, y como este proceso gradual alivia nuestro corazón, modifica nuestra actitud, permitiéndonos liberarnos de sentimientos negativos de ira, amargura y vergüenza. Esta decisión saludable nos hace entender que debe prevalecer el «AMOR» en nuestras vidas, aunque para llegar hasta allí debamos transitar un proceso laborioso, pero valioso porque permitirá alcanzar nuestra real curación.
Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esa vía.
Medita sobre esto:
El Paso Ocho está hablando de un cambio de corazón, de un cambio curativo.
Esta actitud puede ser el principio de una gran cadena de recuperación y de curación en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Significa que estamos dispuestos a dejar ir nuestra dureza de corazón, uno de los más grandes obstáculos para nuestra capacidad de dar y recibir amor.
En el Paso Ocho hacemos una lista de toda la gente que hemos dañado, y nos permitimos a nosotros mismos experimentar una actitud curativa hacia ellos. Es una actitud de amor.
En este Paso, no nos arrojamos con locura y empezamos a gritar: «¡Lo siento!». Hacemos nuestra lista, no para sentirnos culpables, sino para facilitar la curación. Antes de que realmente reparemos daños o empecemos a considerar la manera apropiada de repararlos, nos permitimos a nosotros mismos cambiar nuestra actitud. Ahí es donde comienza la curación, en nuestro interior.
Esto puede cambiar la energía. Puede cambiar la dinámica. Puede hacer comenzar el proceso, antes de que abramos la boca y digamos lo siento. Abre la puerta del amor. Abre la puerta a la energía del amor y de la curación. Nos capacita para llenarnos de sentimientos y energía positivos.
Esa energía se puede sentir alrededor del mundo, y comienza dentro de nosotros.
¿Con cuánta frecuencia, después de haber sido lastimados, deseábamos que la persona simplemente reconociera nuestro dolor y dijera, «lo siento»? ¿ Cuán tan a menudo hemos deseado que la persona simplemente nos viera, nos escuchara y volviera hacia nosotros la energía del amor? ¿Cuán frecuentemente hemos anhelado por lo menos un cambio de corazón, una pequeña dosis de reconciliación, en las relaciones manchadas por asuntos inconclusos y malos sentimientos? Muy a menudo.
Los otros también lo desean. Eso no es ningún secreto. La energía de la curación comienza con nosotros. Nuestra disposición para reparar el daño puede beneficiar o no a la otra persona; el o ella pueden estar o no dispuestos a olvidarse del asunto.
Pero nosotros nos curamos. Nos volvemos capaces de amar.
«Hoy trabajare por lograr un cambio de corazón si están presentes la dureza del corazón, la defensividad, la culpa o la amargura. Me dispondré a dejar ir esos sentimientos y a reemplazarlos por la energía curativa del amor».
Mi Reflexión: Sanar interiormente pasa por reconocer las ofensas que hemos proferido a los otros y reparar esos daños. No es fácil para nadie, menos aun para los codependientes, pedir disculpas o perdón. Solamente «aliviando nuestro corazón», asumiremos esa tarea. Muchos hemos vivido sintiendo el desamparo, el abandono de quienes amamos y creíamos nos amaban, ello hizo que nuestros sentimientos de amargura, ira, culpa se instalaran en nuestro corazón y no floreciera el amor, de allí que nos cueste «darlo». Al trabajar sobre la «reparación de daños» drenamos esos sentimientos negativos que endurecen nuestra alma, y empezamos a sanar progresivamente, pasando de ser ofensivos, iracundos, coléricos, a amorosos y comprensivos. La tarea requiere paciencia, perseverancia y coraje. No pongamos trabas a este proceso, una vez iniciado con convicción de la necesidad de hacerlo para nuestra curación, no debemos frenar hasta lograrlo. (Alpha).
¿Estas dispuesto a trabajar en la reparación de daños? ¿Lo has hecho y tienes resultados tangibles?. Puedes comentar aquí.
Meditacion 11 de Abril… El bien en el Paso Diez
El Paso 10 dice: «Continuamos haciendo un inventario personal y cuando nos equivocamos lo admitimos de inmediato». No sugiere que ignoremos lo que es correcto en nuestra vida. Dice que seguimos haciendo un inventario personal y centrándonos en nosotros mismos.
Cuando hacemos un inventario, querremos buscar muchas cosas. Podemos buscar sentimientos que necesitan nuestra atención. Podemos buscar de nuevo una baja autoestima. Podemos buscar formas antiguas de pensar, sentir y comportarnos. Podemos buscar errores que necesitan corrección. Pero una parte fundamental de nuestro inventario puede centrarse en lo que estamos haciendo bien y en todo lo que nos rodea.
Parte de nuestra codependencia es un enfoque obsesivo sobre lo que está mal y lo que podríamos estar haciendo mal, real o imaginariamente. En recuperación, estamos aprendiendo a enfocarnos en lo que es correcto.
Mire sin miedo, con un ojo amoroso y positivo. ¿Qué hiciste hoy? ¿Te comportaste de manera diferente hoy de lo que harías hace un año? ¿Llegaste a alguien y te permitiste ser vulnerable? Puedes felicitarte por eso.
¿Tuviste un mal día pero lo resolviste con eficacia? ¿Practicaste gratitud o aceptación? ¿Tomaste un riesgo, posees tu poder o estableces un límite? ¿Te responsabilizaste de ti mismo de una manera que antes no tenías?
¿Tomaste tiempo para orar o meditar? ¿Confiaste en Dios? ¿Dejaste que alguien hiciera algo por ti?
Incluso en nuestros peores días, podemos encontrar una cosa que hicimos bien. Podemos encontrar algo con lo que sentirnos esperanzados. Podemos encontrar algo para esperar. Podemos enfocarnos de manera realista en las visiones de lo que puede ser.
«Dios, ayúdame a dejar de lado mi necesidad de permanecer inmerso en la negatividad. Puedo cambiar la energía en mí y en mi entorno de negativa a positiva. Afirmaré lo bueno hasta que se hunda y se sienta real. También me esforzaré por encontrar una cualidad que me guste de alguien más que sea importante para mí, y correré el riesgo de decírselo a él o ella».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Meditación 13 de Marzo… Hacer las paces
Hare reparaciones directas a tales personas siempre que sea posible, excepto cuando hacerlo lesionaría a ellos o a otros. (PASO NUEVE DE AL-ANON).
Cuando hacemos las paces, debemos ser claros acerca de lo que nos disculpamos y la mejor manera de decir que lo sentimos. Lo que realmente estamos haciendo con nuestras compensaciones es asumir la responsabilidad de nuestro comportamiento. Necesitamos estar seguros de que el proceso en sí mismo no será contraproducente ni dañino.
A veces, necesitamos disculparnos directamente por algo particular que hemos hecho o por nuestra parte en un problema.
Otras veces, en lugar de decir «lo siento», lo que tenemos que hacer es trabajar para cambiar nuestro comportamiento con una persona.
Hay ocasiones en que mencionar lo que hemos hecho y disculparse por ello empeorarán las cosas.
Necesitamos confiar en el tiempo, la intuición y la guía en este proceso de reparación. Una vez que estemos dispuestos, podemos soltar y abordar nuestras reparaciones de una manera pacífica, consistente y armoniosa. Si nada parece correcto o apropiado, si se siente como si lo que estamos a punto de causar causara una crisis o un caos, debemos confiar en ese sentimiento.
Actitud, honestidad, apertura y voluntad cuentan aquí. En paz y armonía, podemos esforzarnos por aclarar nuestras relaciones.
Merecemos estar en paz con nosotros mismos y con los demás.
«Hoy, estaré dispuesto a hacer las paces que necesito para hacer con la gente. Esperaré por la Orientación Divina en el proceso de hacer las correcciones que no sean claras para mí. Actuaré cuando sea dirigido. Dios, ayúdame a dejar de lado mi miedo a enfrentar a las personas y asumir la responsabilidad de mis comportamientos. Ayúdame a saber que no estoy disminuyendo mi autoestima al hacer esto; Lo estoy mejorando.»
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 14 de Febrero
</a30
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Todos describimos nuestras experiencias espirituales y despertares en forma diferente. Laura los describió como sigue:
«No sé cuál fue el incidente con mi marido. Hice algo y me quejaba que él no me daba. Esto lo alteró y discutimos. De repente, comprendí por primera vez cuánto me ha estado dando y qué tanto se ha esforzado por complacerme. Lloré porque fui tan crítica de él. Lloré porque estaba tratando de sacarle sangre a un nabo. Vi que deseaba y necesitaba tanto, y él me daba tanto, y yo aún requería más. Puesto que por más que daba él, yo necesitaba más. Me dio tristeza estar tan envuelta en mí misma y mis propias necesidades y tan ocupada pidiendo que él me satisficiera que no podía ver la frecuencia con que me traía flores o me llamaba del trabajo. La realidad es que él da mucho, está dispuesto, y se acomoda a lo que necesito. Me hizo darme cuenta de que es una persona separada de mí, y que él es quien es. Ese fue mi despertar espiritual.»
Pete describió su experiencia espiritual como sigue:«Antes del programa, yo estaba más organizado, más enfocado, pero totalmente deshonesto. No me permitía a mí mismo sentir. Estaba deprimido, solo, aislado, y reservado. Sentía mucha vergüenza. Ahora, mi corazón está en el camino de mi vida.»
Mi experiencia fue diferente. Como dije antes, comenzó en el Hospital Estatal Willmar, con un golpe de conciencia de Dios. En ese momento, yo supe que Dios era real. A lo largo de los siguientes dieciséis años, he aprendido algo más.
Yo también soy real.
Mientras mi viaje espiritual continuaba, me hice consciente que ya no tenía que inundar mi vida con miedos saboteadores y auto-derrotadores, miedos que me hacían desear controlar y creencias que habían destruido mi alegría. Era el momento de soltarlos para que pudiera yo sanar. Era el momento de comenzar verdaderamente a amarme a mí misma.
No estoy separada de Dios. No soy una extraña tocando a la puerta, agazapada de miedo, esperando que me dejen entrar. Puedo tomar la mano de Dios, y ser un co-creador, permitiendo que Dios lleve la delantera. No soy indefensa. Tengo opciones
Tenemos opciones. Una opción que tenemos es de ya no ser víctimas.
Esta es la lección que me encuentro enfrentando una y otra vez. Siempre, la debo aprender antes de poder progresar. Debo transmutar mis circunstancias presentes y permitirme a mí misma ser transformada por éstas. No puedo hacer esto cuando soy una víctima.
No estoy fuera del Creador. Soy una creación. Ahora, por fin, estoy conectada conmigo misma.
Desperté a la realidad de Dios, y desperté a la de mí misma.
Estoy aprendiendo a estar conectada a otros. Puedo volverme a ellos para que me amen y me consuelen, pero estoy aprendiendo que nutrir esa niña interna asustada es mi trabajo, y que me meteré en problemas cuando ande por el mundo esperando que otra persona realice ese trabajo por mí. Estoy aprendiendo diariamente a aceptarme a mí misma y todos mis sentimientos como válidos e importantes. Estoy aprendiendo como cuidar mis sentimientos y a mí misma.
Ya no tengo que enredarme en la vorágine de tratar de controlar a otros, y permitir que ellos controlen mi vida, mi felicidad, o a mí misma.
Mi sanación ha llegado hondo, más hondo de lo que yo esperaba. Desde el momento en que nací tenía, almacenado en mis células, mis músculos, mis órganos, dolor y negatividad. Mis creencias negativas estaban tan apretadamente guardadas en mi subconsciente que no estaba consciente de éstas, y sin embargo, controlaban de hecho mi vida.
El dolor más grande que he sentido y enfrentado en mi vida ha sido el dolor de ser yo misma. La recuperación de la codependencia ha desenmascarado y curado ese dolor.
El viaje no ha sido fácil. Ha sido bueno, pero a veces difícil. A veces creo que las partes buenas han sido más difíciles que el dolor. A pesar de mi éxito, las cosas no siempre se dan como yo quiero.
Pero se dan como tienen que darse. Y aún estoy asombrada ante lo que sucede cuando suelto.
Y siempre está disponible el consuelo.
«Confío en que Dios seguirá dirigiéndome en este viaje,» dijo una mujer después de compartir su historial, un historial de dolor, crecimiento, decepciones, y sanación. Una historia de lecciones aprendidas y aún por aprender.
Estoy confiando que Dios nos dirigirá a cada uno de nosotros, tu y yo, en nuestros viajes.
Seamos nutritivos con nosotros mismos y con otros. Aprendamos a amar, y aprendamos a ser amados.
¡Que nuestro viaje sea seguro!
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 13 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Aprenderemos a expresar nuestro enojo en formas constructivas, a poner límites, a decir no, y a alejarnos del abuso y de aquello que no nos hace bien. Desarrollaremos un agudo sentido de nuestras responsabilidades y las responsabilidades de otros. El deseo de cuidar a otros será reemplazado por el deseo de permitir a cada persona ser responsable de sí misma.
Abrazaremos nuestros propios asuntos y permitiremos a otros tener los suyos.
Aprenderemos a nutrirnos a nosotros mismos y a otros sin ser cuidadores.
Comenzaremos a enfrentar y a sentir nuestras emociones, responsabilizándonos por éstas. Ya no permitiremos que nuestros sentimientos nos lancen a gestos controladores que dañan nuestras relaciones con otros.
Comenzaremos a relacionarnos directa y honestamente con la gente, sin manipulación ni agendas ocultas.
Ya no pensaremos ni nos comportaremos como víctimas. Ese hondo sentido de ser victimizados por la vida desaparecerá, y sabremos lo que significa ser dueños de nuestro poder. Aceptaremos nuestra impotencia, encontraremos nuestro Poder Superior, recibiremos nuestro propio poder, y aprenderemos a compartir el poder al participar en relaciones como iguales.
Nuestra vida comenzará a tener sentido y valor y significado. Nuestras necesidades comenzarán a cubrirse.
La risa y la diversión serán parte de nuestra vida. Aprenderemos a ser más ligeros.
Estaremos plenamente vivos.
En el camino, la amargura y el arrepentimiento serán reemplazados por la gratitud.
Y, por una vez en nuestra vida, no tenemos que hacer esto nosotros mismos. No lo hacemos solos. Es más, este programa de recuperación, este camino que se nos abre mediante los Doce Pasos, es un proceso espiritual.
Hemos iniciado un viaje espiritual.
Nos descubrimos a nosotros mismos y a Dios. Luego, estamos listos para comenzar a abrirnos a la belleza y los regalos de otras personas en nuestra vida. Apreciaremos la validez de nuestro camino y la validez del suyo.
Aunque hayamos comenzado nuestro viaje como consecuencia del impacto de otra persona, nuestra recuperación nunca ha sido realmente acerca de esa otra persona. Es acerca de nosotros.
Estamos aprendiendo las lecciones que necesitamos dominar en esta vida.
Existen diferencias entre trabajar los Doce Pasos para la recuperación de la codependencia y trabajarlos para recuperarse de adicciones. Muchas personas están de acuerdo que en la recuperación de adicciones, las personas necesitan una mayor, más duro enfoque en sí mismos y sus comportamientos para poder detener el proceso adictivo y aprender nuevos hábitos. Muchos también concuerdan que en la codependencia, necesitamos desarrollar una actitud más benévola hacia nosotros mismos.
Debe desecharse la vergüenza. Para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, estemos o no recuperándonos de otras adicciones, estamos listos para soltar la vergüenza y la baja autoestima. Dejamos de usar el miedo y la vergüenza para controlarnos a nosotros mismos y a otros. Dejamos de permitir que otros nos controlen mediante el miedo y la vergüenza.
En la recuperación de adicciones, hay un énfasis en «salir deuno mismo.» Esto es necesario para detener el proceso adictivo. Pero para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, es hora de comenzar a prestar atención a nosotros mismos, a amar y valorar el yo-mismo.
Hay algunos denominadores comunes entre la recuperación de las adicciones y la recuperación de la codependencia. Como dice el Libro Grande de Alcohólico Anónimos: «Hemos entrado al mundo del Espíritu.» Estos Pasos, esta recuperación de la codependencia, es una experiencia espiritual.
Con frecuencia me encuentro en debates acerca de si la codependencia es una enfermedad, un problema, una adicción, una condición o un asunto.
No sé si es una enfermedad, una condición, o una adicción. Sí sé que es un problema, un problema doloroso y persistente que nos ha afligido a muchos de nosotros. Es un problema serio y constante, uno que es progresivo.
También puede ser fatal. Podemos desarrollar enfermedades relacionadas con el estrés que nos pueden matar. O podemos pasarnos la vida deseando estar muertos.
De las personas que se entrevistaron para este libro, varios enfatizaron la idea de la naturaleza terminal de la codependencia.
«Vi a mi hermana morir de cáncer,» dijo Jake. «Éramos hijos adultos de alcohólicos y vivíamos con un padre abusivo.» Yo entré en recuperación. Ella estaba en negación, tanto respecto a su codependencia como de su cáncer. La negación de mi hermana era extrema, y yo siento que se murió de codependencia. Una de las cosas que me dejó su muerte es, «Esto mata. Esto mata». Es de las cosas que subrayo en mi programa. Me enfurezco con las personas que piensan que Al- Anón y la codependencia son menos graves que la adicción a drogas. Es igual de mortal, si no más porque hay una forma de vivir con ello que parece que estás vivo y no lo estás.»
Nos contaron muchas historias y había millones más que contar. Hay historias de matrimonios infelices y padres alcohólicos, de personas que no necesitan experiencias estrafalarias y dramáticas para «contagiarse.»
Existen personas que han sufrido del impacto de ciertas creencias religiosas. Existen personas que han estado en recuperación durante un tiempo y siguen luchando con su sentimiento de culpa.
Hay personas nuevas que asisten a seis juntas por semana y juran que asistirán a menos cuando tengan una vida de verdad que vivir.
Hay personas con otras adicciones (adicciones a comida, sexo, alcohol, drogas, y juego) que han descubierto la codependencia como el asunto central subyacente a sus adicciones, un asunto que necesitaron confrontar para que les funcionaran sus recuperaciones, un asunto que necesitaron enfrentar para evitar recaídas.
Algunos fueron empujados a la recuperación por experiencias dramáticas, intensas, y fuertemente dolorosas. Otros llegaron a la recuperación por aburrimiento, soledad, y una sensación de irritación interna.
Existen historias que son benévolas; existen historias de vidas estrafalarias convertidas en espirituales. Existen historias que relatan cómo los asuntos relacionados con la indisponibilidad y la intimidad puede reflejarse en un noviazgo. Hay historias de cómo los hijos (aun un hijo) pueden afectar y atormentar a una familia entera.
Hay historias de parejas en tratamiento, tanto juntos como por separado, que trabajan en sí mismos y en su relación de pareja, historias alentadoras de personas que deciden quedarse juntos y trabajar en sus asuntos.
Hay historias de hombres que están buscando la recuperación porque lo desean, no porque los hayan empujado, impulsado o insistido mujeres.
Hay historias de situaciones abiertamente locas y abusivas. Hay historias de abuso encubierto, igualmente doloroso pero que a veces crea más confusión.
Hay personas en muchas diferentes fases de la recuperación, y cada etapa es igualmente válida e importante. Lo que es patente al hablar con las personas y escuchar sus historias de recuperación es que aquellas que logran el mayor progreso y encuentran la mayor libertad de su codependencia son aquellas que trabajan los Pasos y permiten que los Pasos trabajen en su vida.
Sin considerar su progreso o cuánto tiempo llevan en programa, la mayoría han empezado un despertar espiritual. Para algunos, esto significa conectarse con amistades y comenzar a sentir y expresar sus sentimientos. Para otros, quiere decir el poder de comenzar a cuidarse a sí mismos, a pesar de lo que la otra persona hace o no hace.
Para otros, significa el poder de quedarse en una relación, trabajar en ésta y gozar el amor que están descubriendo. Para otros, significa el poder de por fin salir de una relación que los ha estado destruyendo.
Para la mayoría, significa un despertar a Dios, y un despertar al yo-mismo, a quienes somos, a nuestros espíritus.
Sin duda, comenzamos y continuamos la recuperación por medio de cambiar comportamientos, prestar atención a nuestros pensamientos, y manejar nuestros sentimientos. Pero hacia lo que trabajamos, a lo que estamos llegando, es ese cambio y sanación milagrosos y profundos que tiene lugar en el centro mismo de nuestro ser.
Tenemos un despertar espiritual como resultado de trabajar estos Pasos. Nos puede parecer, podemos sentir que el trabajo es difícil, pero es más fácil de lo que pensamos. Ha sido diseñado para nosotros. No estamos solos. No estamos dando bandazos ni cayéndonos en la oscuridad, aun cuando así parezca. Estamos siendo guiados, llevados, mostrados lo que debemos hacer y cómo hacerlo.
Algunos de nosotros sentimos un despertar espiritual inmediato y sobrecogedor. Algunos de nosotros despertamos lenta y gradualmente. Algunos de nosotros despertamos por saltos. No hay una sola manera, excepto la manera que nos sucedió a cada uno, como resultado de trabajar estos Pasos.
Y sí, a veces el sanar duele un poco, a veces mucho. Pero la codependencia también dolía mucho.
Todo dolor que experimentamos en el proceso de sanación termina en una promesa y un premio.
Ya no sufrimos sin necesidad y sin fin. Sólo dolemos lo necesario para finalmente curarnos de nuestro dolor. Luego, nos sentimos mejor de lo que jamás imaginamos.
El despertar espiritual, la sanación central que buscamos, no es algo que quizá suceda
si trabajamos estos Pasos. Se nos promete.
La codependencia es, en el mejor de los casos, un problema. Ahora tenemos la solución si la queremos. Nos reunimos en una comunidad para compartir nuestro problema y nuestra solución, nuestra experiencia, fortaleza y esperanza. A veces nos vamos por nuestros caminos privados, caminos que debemos recorrer solos, para sanar, aprender, crecer. Luego nos reunimos en comunidad de nuevo, para compartir nuestra solución y dar y recibir apoyo. Juntos somos sanados.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 12 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Con frecuencia, cuando comenzamos la recuperación de lacodependencia nuestra visión de lo que significa esta recuperación es limitada. Asistimos a juntas, trabajamos los pasos y comenzamos a cuidar de nosotros mismos en primer lugar para aliviar el dolor que otra persona nos ha causado con su comportamiento. Nuestra esperanza es que podamos dejar de obsesionarnos por otros y dejar de sentirnos culpables o avergonzados de los problemas de otros.
Éstas son buenas razones para iniciar una recuperación, pero sólo son el principio.
Llega el momento de expandir nuestra visión y buscar más de la recuperación. Llega el momento en que nuestra recuperación, este programa y nuestros lugar en él ya no tratan de otras personas, sino realmente tratan de nosotros mismos y nuestro viaje.
Necesitamos ir a juntas el suficiente tiempo para aprender que no somos culpables del problema del otro. Necesitamos ir suficiente tiempo para aprender que es un programa “egoísta” de cuidar de nosotros mismos. Pero estas dos ideas no son el final; sólo son el principio.
Si dejamos de trabajar el programa en ese momento, nos hemos detenido en el punto de arranque.
Cada uno de nosotros realiza un viaje espiritual. Este viaje es gradual, progresivo, y sanador. En la medida en que seamos nosotros mismos, alcanzaremos niveles más altos de amor por nosotros mismos y por otros. Descubriremos una vida propia y nuevas formas de vivir este programa.
Descubriremos el fluir de la vida y escogeremos un camino para nuestra vida. Comenzaremos a ver la importancia de ese camino. Aprenderemos a vivir la vida en un planoespiritual, una vida que entonces se reflejará en el plano físico.
Este viaje nos llevará a lugares donde jamás planeamos ni esperábamos ir. Tendremos experiencias, experiencias que nos ayudarán a resolver asuntos importantes. En el camino, nos encontraremos experimentando una gama de emociones, desde el gozo hasta la desesperación.
Seremos atraídos a personas y circunstancias que necesitamos para ayudarnos a aprender y ayudar a la otra persona también. Muchas de las experiencias que nos llegan no serán lo que hemos pedido o deseado, pero a la larga aprenderemos que cada una nos tiene una lección importante, una que era crítica para moldear y formar quienes somos y en quienes nos convertiremos.
Cuando aprendemos a rendirnos ante nuestras circunstancias presentes, también aprendemos a confiar en que venga lo que venga será para nuestro bien. A la larga, veremos que trabajan cosas buenas en nuestra vida, mejores que las que pudiéramos haber planeado o imaginado. El bien no siempre viene fácilmente o sin una lucha.
Pero viene.
Nos haremos conscientes y seremos curados de nuestro pasado. Para citar el Libro Grande: «No nos lamentaremos del pasado ni desearemos cerrar la puerta que nos lleva a él» (p. 78). Esta sanación incluirá nuestra historia de relaciones.
Comportamientos autodestructivos en que hemos confiado la mayor parte de nuestra vida nos serán quitados y reemplazados por comportamientos nuevos y más efectivos. Habremos acabado con la autocompasión, excepto por recaídas momentáneas que nos impulsarán hacia adelante en la sanación.
La necesidad de ser perfectos será reemplazada por una sensación de amar y apreciarnos a nosotros mismos. Los miedos que nos han obsesionado serán reemplazados por la paz y la confianza, en nosotros mismos, en nuestra vida y en nuestro Poder Superior, y más adelante, en los demás. La desesperación será cambiada por la alegría y la esperanza. El ser mártires será reemplazado por un deseo de tratarnos bien a nosotros mismos.
La culpa que nos ha saturado nos será quitada.
Aprenderemos a reconocer cuando estamos bailando el baile oscuro de la muerte en una relación, y aprenderemos cómo salir de ésta. Aprenderemos a identificar el «gatillo codependiente» en las relaciones, ese momento en que las cosas comienzan a cambiar de lo que esperábamos y comenzamos a sentirnos enloquecidos porque la realidad se ha transformado.
También sabremos cuándo podemos abrir nuestros corazones al amor.
Aprenderemos lo que significa cuidar de nosotros mismos. Sabremos que no estamos solos. Esa sensación de estar desconectados se reemplazará por una fuerte sensación de conexión, a nosotros mismos, a otros, y a nuestro Poder Superior. Sabremos que estamos siendo llevados y guiados por Un Poder superior a nosotros mismos.
Aprenderemos que podemos cuidar de nosotros mismos, ya que las herramientas que necesitamos nos serán dadas.
Comenzaremos a confiar en y depender del instinto y la intuición, en vez de la voluntad, el control, y las reglas. La necesidad de controlar a otros, las circunstancias y a nosotros mismos se nos quitará paulatinamente.
Veremos nuestras relaciones pasadas en una nueva luz y estaremos agradecidos por todas estas, aun las más difíciles y dolorosas, en la medida en que veamos el bien que cada una ha trabajado en nosotros.
Nuestros defectos de carácter más difíciles serán iluminados por una nueva luz. Muchos serán transformados en beneficios. Llegaremos a aceptar otros como una demostración de nuestra humanidad y unicidad.
Algunos de nosotros descubriremos otras adicciones, otros problemas propios que necesitamos enfrentar en este viaje. Llegaremos a aceptar esos asuntos como parte del viaje. Nos haremos conscientes de ellos y los manejaremos cuando sea el momento apropiado.
La vergüenza y el odio a uno mismo serán reemplazados por aceptación y amor a uno mismo. Ese amor a uno mismo se hará real y transformará nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás. Nos encontraremos dando y recibiendo amor en el sentido más elevado, y nuestras relaciones comenzarán a funcionar.
Nos sanaremos del impacto del abuso. Después de pasar por una gama de emociones que incluyen la negación, la rabia, y la tristeza, alcanzaremos el perdón para otros. Aprenderemos a perdonarnos a nosotros mismos.
Nuestras emociones y corazones sanarán y se abrirán.
Habremos terminado tanto con la inferioridad como con la superioridad. Comenzaremos a relacionarnos con otros como iguales y con compasión y comprensión para ellos y para nosotros mismos.
Nuestra tolerancia a la victimización disminuirá.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 11 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS
Otra parte del Doceavo Paso se refiere a «practicar estos principios en todos nuestros asuntos.»
Lo que esto significa para muchos de nosotros es aprender a practicar nuestros comportamientos de recuperación y los principios de los Pasos en todas las áreas de nuestra vida.
Eso significa que nos rendimos y aceptamos la sanación en todas las partes de nuestra vida.
Entregamos nuestra vida y relaciones que no funcionan y permitimos que estos principios nos den, a cambio, una vida y relaciones que sí funcionan.
Algunos de nosotros iniciamos la recuperación para solucionar nuestras propias adicciones.
Muchos de nosotros entramos en la recuperación pensando que en verdad es asunto de nuestros cónyuges y los efectos que sus problemas han tenido en nosotros. O quizá iniciamos la recuperación pensando que nuestro problema se centra en la familia. Quizá experimentamos
ingobernabilidad en una o todas las áreas de nuestra vida, pero con frecuencia es un solo problema serio en alguna de las áreas que logra fijar nuestra atención lo suficiente para llevarnos a buscar la recuperación. Inicialmente, entonces, limitamos nuestra tarea de recuperación a enfrentar el reto en esa área específica, ya sea con la persona que causa problemas en nuestra vida o con ese problema específico en nuestra vida que nos crea dolor. En algún momento, la felicidad de esta cortedad de visión desaparece. Comenzamos a ver que buscamos una solución para todos los aspectos de nuestra vida.
Hemos iniciado un viaje, un viaje espiritual.
Queremos sanación y salud en todas las áreas de nuestra vida: con amistades, amor, trabajo, recreación, familia, emociones, salud mental, salud física, y espiritualidad. Muchos de nosotros encontramos que esta solución, esta sanación de la vida entera, tiene lugar en un área a la vez.
Trabajamos los Pasos y enfrentamos una porción de nuestra vida a la vez. Recibimos nuestra sanación en un área a la vez.
Estos Pasos trabajan en todas las áreas de nuestra vida, sin importar cómo decidimos compartamentalizar estas áreas. Restaurarán la gobernabilidad a todas las áreas de nuestra vida.
Traerán sanación, paz, amor, y libertad a todas las áreas de nuestra vida.
Podemos practicar estos principios y recibir sus beneficios en todos nuestros asuntos: en nuestra vida casera, nuestros negocios, nuestras finanzas, nuestras relaciones amorosas, nuestras relaciones con parientes y amistades. Podemos practicar nuestros comportamientos de recuperación en todas las partes de nuestras vida porque son las mismas partes donde hemos practicamos nuestros comportamientos codependientes. En algún momento, despertaremos y sabremos que nuestra nueva forma de vida en realidad se ha convertido en una nueva vida.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 10 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
AYUDAR
Mi papel al ayudar no es hacer cosas por la persona a quien yo estoy tratando de ayudar, sino ser algo para él; no debo tratar de controlar o cambiar sus acciones sino, mediante la comprensión y el conocimiento, modificar mis reacciones.
Cambiaré mis reacciones negativas por positivas, mi temor por fe; el desprecio hacia lo que él hace por respeto hacia lo bueno que hay en él; la hostilidad por la comprensión; la manipulación o sobreprotección por libertad con amor, a fin de que él no se amolde a un estándar o imagen, y tenga la oportunidad para realizar su propio destino, sin importarme lo que él ha escogido ser.
Cambiaré mi dominio por estímulo; el pánico por la serenidad; la inercia de la desesperación por energía para mi crecimiento y para entenderme mejor.
Tenerse lástima a sí mismo obstruye la acción efectiva. Entre más doy rienda suelta a esto, más siento que la solución a mis problemas está en que los otros y la sociedad cambien y no en mí mismo. Así, me convierto en un caso sin esperanza.
Cuando miro el pasado con remordimiento, o trato de encontrar caminos para escapar a un futuro, y me mantengo allí con ansiedad y miedo por las posibilidades de lo que pueda suceder, estoy gastando toda mi energía, y esto me incapacita para vivir hoy. Vivir el hoy es la única forma de existencia.
«No pensaré en lo que los demás puedan hacer en el futuro, ni esperaré que ellos sean mejores o peores al pasar del tiempo, pues con tales esperanzas yo en realidad estoy tratando de crear. Amaré y dejaré que el otro sea.»
«Todas las personas siempre están cambiando. Si trato de juzgarlas, solamente lo hago en lo que yo pienso que sé de ellos, sin tomar en cuenta que hay mucho que no sé acerca de ellos.»
«Aceptaré los esfuerzos que los demás hagan para progresar y para tener muchos éxitos, de los cuales yo no tengo conocimiento.»
«Yo también siempre estoy cambiando» y puedo hacer que ese cambio sea constructivo si así lo quiero. Yo puedo cambiarme a mí mismo. a otros, sólo puedo amarlos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 9 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
LLEVAR EL MENSAJE
Nosotros sabremos cuándo sea hora de comenzar a dar de nuevo. Prestándonos atención a nosotros mismos, aprenderemos formas sanas de llevar el mensaje.
Invitar a alguien a una junta es una manera poderosa de ayudar a otros. Ir a nuestras juntas y compartir cómo trabaja la recuperación para nosotros es otra forma de llevar el mensaje.
Este es un programa maravilloso, un programa milagroso. Parte del milagro de este programa es que tanta sanación se logra por medio del contar historias. A veces compartimos pedazos y fragmentos de nuestras historias; otras, contamos más. Al contar nuestra historia, ayudamos a otros y a nosotros mismos. Al escuchar a otros hablar, somos ayudados. Hablar de nosotros mismos, de lo que aprendemos, de lo que encaramos, lo que superamos, es una forma poderosa de llevar el mensaje.
Podemos permitirnos ser guiados. Cuando llevo el mensaje incidental o accidentalmente, suele ser más efectivo que
cuando me programo para reformar, convencer, o coaccionar a alguien para que se recupere. La forma más poderosa de ayudar a otros viene de ayudarnos a nosotros mismos. Cuando hacemos nuestro propio trabajo, sentimos nuestros propios sentimientos, cambiamos nuestras creencias, y cuidamos de nosotros mismos, cuando somos honestos y abiertos acerca de quienes somos y en qué trabajamos, afectamos a otros más de lo que podrían hacerlo nuestros bien intencionados gestos de ayuda. No podemos cambiar a otros, pero cuando nos cambiamos a nosotros mismos, quizá lleguemos a cambiar el mundo.
Cada vez que hacemos nuestro propio trabajo, o parte de ello, cada vez que damos un paso adelante, jalamos hacia adelante la conciencia colectiva del movimiento de recuperación.
Podemos descansar en la callada confianza de que ayudaremos grandemente a otros cuando hagamos nuestro propio trabajo y nos permitimos ser guiados.
Como sea que escojamos ayudar a la gente, podemos esforzarnos a llevar el mensaje de maneras que funcionan, para ellos y para nosotros. Podemos soltar nuestra necesidad de ayudar a la gente, cambiarlos, o mostrarles qué les conviene. En vez de eso, podemos enfocarnos en ayudar y cambiarnos a nosotros mismos y deslindar lo que mejor nos conviene a nosotros. Si surge una oportunidad de compartir algo de información o parte de nuestra historia, podemos hacerlo tranquilamente y sin un deseo de controlar. Si es necesario mostrar algo a la gente, podemos mostrarles solaz, poder en nuestra vida, y esperanza. Podemos mostrarles cuánto nos amamos, cómo manejamos nuestras emociones, y cómo rehusamos seguir siendo víctimas.
A veces es difícil soltar a las personas a quienes amamos y, a pesar de ello, adelantar en nuestro crecimiento y recuperación. Algunos de nosotros queremos tanto llevar con nosotros a nuestros seres amados en este viaje. Pero no podemos. Esa decisión no es nuestra. A la única persona a quién podemos llevar, de seguro, en este viaje es a nosotros mismos.
Así como cada uno de nosotros tenemos nuestro propio camino, así también lo tienen nuestros seres amados.
A veces suceden cosas maravillosas durante la recuperación. He observado situaciones en las cuales, después de cierto tiempo, una familia entera comienza la recuperación. También he visto casos en que esto no sucede, donde las personas han tenido que dejar atrás a sus familias y comenzar un viaje solitario hacia la salud.
Entiéndase esto, amigo mío: Jamás ayudamos a alguien ni tenemos una pizca de influencia positiva en ellos quedándonos con ellos en la oscuridad. Ignorarnos a nosotros mismos no nos beneficia, y no ayuda a otros.
Con frecuencia, cuando comenzamos la recuperación (y a veces, cuando ya la tenemos avanzada) queremos compartir nuestros descubrimientos al respecto con miembros de la familia. Queremos que ellos encuentren la misma salud, esperanza, libertad, y buenos sentimientos que nosotros estamos descubriendo.
Queremos compartir con ellos lo que hemos aprendido acerca del sobre-cuidado, la victimización, el controlar, manejar nuestros sentimientos, hacer nuestro trabajo de familia-de-origen, y cuidar de nosotros mismos. Queremos compartir nuestros nuevos descubrimientos acerca de las relaciones y cómo estamos aprendiendo a participar de manera diferente en éstas.
Queremos hablarles de cómo ciertos comportamientos son predicablemente autodestructivos y cómo los hemos justificado a todos sólo para aprender que esto es algo llamado codependencia. Queremos explicar que cuando cambiamos, nuestras relaciones con frecuencia lo hacían también.
Queremos contarle a la gente acerca de poner límites y ser dueños de nuestro propio poder.
Queremos compartir con los que amamos todas las ideas que nos aportan libertad y sanación.
Queremos llevarlos con nosotros en este viaje.
Tal vez encontremos que nuestro sueño entusiasta por compartir nuestra recuperación con nuestras familias acaba repentinamente cuando nos acercamos con nuestras nuevas ideas. Ante su negación, resistencia, y enojo hacia las ideas de recuperación podemos reaccionar con dolor y confusión. Quizá nos enganchemos en tratar de controlarlos, tratar de forzarlos a recuperarse, y sentirnos victimizados cuando eligen no aceptarlo. Tal vez nos preguntemos por qué no desean el maravilloso, sorprendente regalo que hemos encontrado.
Aprendemos a soltar esto. Aprendemos a soltarlos a ellos. No podemos dirigir la obra de recuperación de nadie más que la nuestra. No tiene importancia que nuestras ideas ayudarían a Mamá o Papá, hermano o hermana, Abuela o Abuelo. No interesa que hayamos encontrado algunas respuestas que ellos necesitan desesperadamente y que realmente les ayudaría a cambiar su vida para mejor.
No tiene la menor importancia.
Cálmate. Sé paciente. Modera tu entusiasmo por ayudar a que tu familia vea la luz. Pide guía y sabiduría para acercarte a miembros de tu familia. Cuando hables, habla de ti y de lo que aprendes, no de ellos y lo que necesitan aprender. El impacto más poderoso y positiva que podemos tener en nuestra familiar viene de llevar una vida sana y feliz.
Desapégate con amor cuando sea posible. Si no puedes desapegarte con amor, entonces desapégate ahora, maneja tus sentimientos, y permite que el amor llegue más tarde.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).