REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
HACER REPARACIONES A AQUELLOS A QUIENES HEMOS DAÑADO
Con frecuencia he descubierto que, aun cuando hacer una reparación significa cambiar nuestro comportamiento, también una explicación breve y una disculpa por conductas pasadas ayudan.
Las palabras «lo siento» son palabras potentes y curativas. ¿Cuántas veces hemos deseado oírlas de otra persona? No el «lo siento» que oímos de las personas adictas llenas de remordimientos, sino una disculpa directa. Las disculpas pueden tener un efecto curativo en nuestras relaciones.
No tenemos control sobre las disculpas que nos gustaría oír de otros, pero podemos hacer nuestra parte en sanar nuestras relaciones.
A veces nuestras reparaciones son económicas. Necesitamos hacer una restitución con más que palabras o cambios de comportamiento. Necesitamos pagar un dinero. Muchos de nosotros comenzamos nuestra recuperación de la codependencia atrapados por grandes problemas financieros. He hablado con muchas personas que han llegado a deber $30,000, $50,000, o más cuando empezaron su recuperación.
Las deudas generalmente resultan de nuestra participación en relaciones disfuncionales, meternos más allá de nuestras posibilidades, y luego encontrarnos (no a nuestra pareja) atrapados por una carga económica cuando la relación termina. A veces pedimos prestado para ayudar al otro. Aveces la ingobernabilidad financiera se convierte en parte íntegra del paquete codependiente.
La voluntad de asumir la responsabilidad por nuestros problemas financieros es crítica para la recuperación. Muchos de nosotros nos hemos permitido victimizar terriblemente en asuntos financieros. Eso es un duro golpe que soportar, pero si hemos de recuperarnos, debemos empezar a traer reparación y curación a esa área de nuestras vidas.
Hacemos lo que podemos para traer justicia y equidad a la situación. Si hay algún modo de aliviarnos de la responsabilidad financiera que pertenece a otro, damos los pasos para hacer eso.
Eso es parte de hacer reparaciones a nosotrosmismos. Hasta donde sea posible, tomamos las medidas para asegurar que cada uno de nosotros es financieramente responsable sólo de sí mismo o misma. Ya no nos permitimos victimizar o martirizar más.
A veces, para poder tomar la responsabilidad por nosotros mismos en asuntos financieros, nos encontramos apretando el cinturón. A veces nuestro crédito no existe. A veces se nos queda la deuda de otro, nos guste o no.
Yo creo que podemos y debemos dar pasos asertivos para protegernos hasta donde sea posible.
Pero si hemos hecho lo posible, y aún nos encontramos con la responsabilidad de una deuda ajena, con frecuencia debemos afrontar y aceptar ese hecho. A veces la sola disposición comienza a producir curación y gobernabilidad en esa área de nuestra vida. A veces dar hasta los pasos más pequeños para hacer reparaciones financieras, pone en movimiento una fuerza poderosa.
Cuando asumí la responsabilidad financiera por mí misma y empecé a hacer reparaciones por el lío económico en que me encontraba, comenzaron a suceder milagros. Sí, me sentía victimizada.
Sí, me había permitido victimizar. Si, tenía muchos sentimientos al respecto. Pero para avanzar, necesité trabajar con esos sentimientos y comenzar a moverme hacia una solución.
Dejé de culpar a la otra persona por el embrollo financiero y comencé a responsabilizarme financieramente por mi misma.
Dejé de permitir que me victimizaran. Me protegí legalmente. Luego me puse una meta para hacer restitución financiera. Llamé y envié cartas a mis acreedores. Comencé concienzudamente a hacer los pagos que podía. En aquel entonces, generalmente era como $5.00 al mes, a veces sobre cuentas de $5,000. Los acreedores querían más, por supuesto, pero eso no era posible. Dar más habría lastimado a las personas a quienes tenía que mantener mensualmente. Con consideración y cuidado hice lo que pude.
Fue entonces cuando comenzaron los milagros. Eso es todo lo que puedo decir. Comenzaron a suceder cosas. Una de las cuentas del hospital en la que había incurrido durante lo más álgido de mi codependencia, cuando tuve meningitis viral, sumaba miles de dólares. No tenía seguro.
Comencé a hacer pequeños pagos mensuales. Seis meses más tarde, recibí una carta del hospital que describía un programa especial que permitía eliminar ciertas deudas pendientes. Yo calificaba, y mi deuda se borró.
Otras deudas comenzaron a pagarse lentamente. El dinero que me ayudaba llegaba de fuentes inesperadas.
La responsabilidad fiscal es una parte importante de la recuperación. Podemos fiel y responsablemente hacer lo posible en la medida que podamos.
A veces no sabemos por seguro qué hacer respecto a cierta reparación. Quizá estamos dispuestos a hacer la reparación, pero inseguros en cuanto a la forma. Quizá la naturaleza de nuestra responsabilidad no sea clara. Tal vez hacer la reparación dañaría a terceros, ya sea alguien en nuestra familia o a la persona a quien hacemos la reparación. Siempre, siempre he encontrado que si me pregunto a mí misma y a mi Poder Superior qué necesito hacer para hacer la reparación, la respuesta me llega. Se me guía a tomar los mejores pasos.
A veces la persona a quien debemos una reparación no está disponible; quizá esa persona ya murió. Con frecuencia, un lío aún mayor resultaría si fuéramos a contactar cierta persona.
Necesitamos emplear discreción al hacer nuestras reparaciones.
Debemos esperar pacientemente guía o dirección en este proceso de hacer reparaciones.
Necesitamos cuidar de nosotros ante la gente. Queremos lograr la autoestima, paz, armonía, y alivio de la culpa, que trae el hacer reparaciones. Pero no queremos precipitarnos y crear, con nuestras reparaciones, más problemas de los que resolvemos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Mes: enero 2019
Meditación 21 de Enero… Equilibrar
Luchar por las expectativas equilibradas de los demás. Luchar por la tolerancia saludable.
En el pasado, podemos haber tolerado demasiado o muy poco. Es posible que hayamos esperado demasiado o demasiado poco.
Podemos pasar de tolerar el abuso, el maltrato y el engaño a negarnos a tolerar comportamientos normales, humanos e imperfectos de las personas. Aunque es preferible no permanecer demasiado tiempo en ninguno de los dos extremos, así es como cambian las personas: personas reales que luchan imperfectamente por una vida mejor, relaciones mejoradas y comportamientos de relaciones más efectivos.
Pero si estamos abiertos a nosotros mismos y al proceso de recuperación, en algún momento comenzaremos otra transición: es el momento de alejarnos de los extremos, hacia el equilibrio.
Podemos confiar en nosotros mismos y en el proceso de recuperación para llevarnos a un lugar equilibrado de tolerancia, entrega, comprensión y expectativas de nosotros mismos y de los demás.
Cada uno de nosotros puede encontrar nuestro propio camino hacia el equilibrio al comenzar y continuar la recuperación.
«Hoy, practicaré la aceptación conmigo mismo y con los demás por la forma en que cambiamos. Si he tenido que pasar al otro extremo de un comportamiento, lo aceptaré según corresponda, por un tiempo. Pero haré de mi objetivo uno de tolerancia equilibrada y expectativas de mí mismo y de los demás».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 20 de Enero
REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
HACER REPARACIONES A AQUELLOS A QUIENES HEMOS DAÑADO
Es el momento de sacar la lista de aquellos a quienes hemos dañado con nuestros comportamientos. Ahora nos acercamos a algunas reparaciones directas. Estamos alistándonos a decir, «Esto es lo que hice, y lo siento», en palabra y obra. Estas son las personas a quienes hicimos algo inadecuado, las personas con quienes debemos cuidarnos porque los hemos dañado.
Quizá mentimos, manipulamos, usamos, abusamos de, controlamos, o expresamos nuestro enojo inadecuadamente a estas personas. En alguna forma, estas personas sufrieron por nuestros comportamientos codependientes, y ahora estamos tratando de corregir las cosas. Estamos encaminados a liberarnos de la culpa, responsabilizándonos por nosotros mismos, dejando de ser víctimas, y reparando estas relaciones.
Como dijimos antes, nuestros hijos y aquellos más cercanos a nosotros son, con frecuencia, los primeros en la lista. Las personas a nuestro alrededor sufrieron más porque nosotros estábamos sufriendo. A veces nuestros jefes, empleados, o compañeros de trabajo están en esta lista,. A veces debemos dinero a las personas. A veces debemos una disculpa a alguien en nuestro pasado: quizá un ex-novio o ex-novia, un ex-cónyuge, hasta un ex-familiar político.
A veces amistades y vecinos están en esta lista.
Nos alistamos a dirigirnos a esta persona, y sin defender nuestros comportamientos ni a nosotros mismos, pedimos disculpas o hacemos las restituciones apropiadas, excepto cuando hacer esto causaría más daño a otras personas. Queremos ser honestos; queremos cuidarnos con otros; pero no queremos crear un mayor lío del que pretendemos resolver.
Algunas veces reparar requiere de contacto directo con la persona. Decimos lo que nosotros hicimos y luego pedimos disculpas por nuestra conducta. No hablamos de lo que la otra persona hizo. No justificamos ni racionalizamos lo hecho. Si necesitamos explicar brevemente, podemos hacerlo. Entre menos digamos, mejor. Las palabras más importantes son «Esto es lo que hice, y lo siento».
Por ejemplo: «Hice locuras tratando de controlarte o controlar tu adicción. Lo siento».
«Estaba enojado contigo, y en vez de manejarlo en forma directa, he estado echándote puyas y tratándote injustamente. Lo siento».
A veces nuestras reparaciones son con personas con quienes no deseamos mantener una relación. Este puede ser el caso de un ex-jefe o ex-cónyuge. Sencillamente queremos «barrer nuestro lado de la calle».
Algunas de estas reparaciones son inmediatas, pueden y deben hacerse ahora mismo.
A veces las reparaciones son para hacerse a «futuro». Por muchas razones, puede ser mejor dejar pasar un tiempo antes de abordar una persona. Tal vez los sentimientos están muy álgidos; quizá no estamos muy claros acerca de cuál fue exactamente nuestra parte; quizá no estamos plenamente listos. Por la razón que sea, no es el momento. Entonces esperamos, pero tenemos en mente una fecha límite razonable.
Con frecuencia, durante el proceso dehacer reparaciones, pido la guía de Dios. Me dispongo. Sé que necesito cuidarme con alguien. Luego pido a Dios que me ayude. A veces me late esperar un tiempo, soltar ese incidente particular. A veces, al poco tiempo de pedir guía para hacer una reparación particular, o me hago consciente de que es el momento de actuar o me encuentro con la persona. La oportunidad se presenta, y se siente bien. Eso no significa que no me da miedo.
Cada vez que me preparo para hacer una reparación, siento mariposas en el estómago. Me asusta buscar a la gente, admitir que cometí un error, y decir que lo siento.
Pero cada vez que lo hago, me siento bien. Uno de los sentimientos más embriagantes que he descubierto en la recuperación es el que viene de ser honesta con la gente, sin importar cuánto miedo tengo, y luego pedir disculpas cuando es apropiado.
A veces decir «Lo siento» no es suficiente. Necesitamos hacer una restitución, cambiando la forma en que nos comportamos con alguien. Por supuesto, no podemos ni necesitamos prometer perfección, pero un sincero deseo de comportarnos en forma diferente ayuda. Quizá decidamos que necesitamos cambiar nuestro comportamiento con los hijos, un cónyuge, un ser amado, o una amistad.
Cuando comencé en la recuperación de la codependencia, mi capacidad de nutrir a mis hijos era muy pobre; mi habilidad de poner y mantener límites era aún más pobre. Me disculpé con ellos por no ser una madre adecuada. Pero hacía falta más. Necesitaban una madre capaz de poner límites consistentes y confiables,límites en los que podían confiar.
El propósito de las reparaciones es asumir la responsabilidad por nuestro propio comportamiento, enderezar cualquier lío que hemos causado, y sentirnos bien acerca de nuestra conducta dentro de las relaciones.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 20 de Enero… Nuevos comienzos
Los resentimientos son los bloques que nos impiden amarnos a nosotros mismos y a los demás. Los resentimientos no castigan a la otra persona, nos castigan a nosotros mismos. Se vuelven barreras que no nos dejan sentirnos bien y disfrutar de la vida. Nos impiden estar en armonía con el mundo. Los resentimientos son trozos de ira endurecidos, que sólo se desbaratan y se disuelven con el perdón y el olvido.
Deja ir los resentimientos no significa que le permitamos a la otra persona hacer lo que quiera. Significa aceptar lo que ocurrió en el pasado y fijar límites para el futuro ¡Podemos dejar ir los resentimientos y, aun así, tener límites!
Tratamos de ver la parte buena de la persona, o el bien que por fin se derivó de algún incidente que nos causó resentimiento. Tratamos de ver nuestra parte en ello.
Luego, nos olvidamos del incidente.
Es de gran ayuda rezar por quienes nos sentimos resentidos. Pedirle a Dios que tome nuestros resentimientos también ayuda.
Qué mejor manera de empezar un año nuevo que borrando el pizarrón del pasado y empezarlo libres de resentimientos.
«Poder Superior, ayúdame a estar listo para despojarme de mis resentimientos. Trae a la superficie cualquier resentimiento oculto que me este bloqueando. Enséñame que debo hacer para cuidar de mi mismo y dejar ir mis resentimientos, y luego, ayúdame a hacerlo».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 19 de Enero
REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
HABÉRSELAS CON LOS QUE NOS HAN DAÑADO
La primera categoría de reparaciones a discutir es a aquellas personas que nos han dañado. Ya sé, ya sé. Esto suena raro y un poco codependiente. Aguántame un poco.
Si alguien nos ha dañado y no hemos enfrentado el incidente, existe discordia en nuestro corazón. Así que ¿cómo nos acercamos a esta lista? No con negación, mis amigos.
Esta lista contiene la mayoría de nuestras tareas de recuperación. Nuestra meta en esta lista es perdonar a cada persona que nos ha dañado, pero antes debemos hacer algo importante.
Debemos trabajar con, y experimentar totalmente, nuestros sentimientos. Debemos identificar claramente y aceptar el abuso. Necesitamos dilucidar cuáles deben ser nuestros nuevos comportamientos y respuestas a otros, de manera que el abuso o maltrato no continúe. Y luego, necesitamos dejarnos llevar hacia el perdón.
Este es un proceso de duelo que se hace por etapas comenzando por la negación y que nos introduce a la rabia y la tristeza.
Muchos de nosotros en este proceso descubrimos que debemos trabajar nuestra rabia.
Una vez que hemos trabajado nuestros sentimientos, estamos listos para perdonar, pero no antes. El perdón realizado demasiado pronto, realizado antes de perseguir y extraer nuestros sentimientos, será prematuro e inefectivo y requerirá volverse a trabajar.
La meta de la recuperación no es perpetuar la negación. La meta de la recuperación es la aceptación, incluyendo la aceptación de nuestros sentimientos.
Según el tipo de abuso que sufrimos, nuestros sentimientos puede variar de leves a intensos. Si el abuso fue severo, algunos de nosotros podemos quedarnos en esa rabia por años. Eso está bien.
Ahí necesitamos estar. Comprendan que mediante sentir nuestros sentimientos, nos encaminamos hacia la sanación y hacia el perdón y la aceptación.
Una parte importante de este proceso es darnos cuenta de qué necesitamos hacer en el futuro para cuidarnos con esta persona o cualquier otra que pudiera infligirnos un abuso omaltrato similar. No podemos evitar todo abuso o maltrato en la recuperación, a pesar de nuestras intenciones. Pero con frecuencia, cuando repaso los incidentes donde he sido maltratada, ahí hay una lección importante para mí. El proceso no está completo hasta que me abro a esa lección y resuelvo practicar lo aprendido en el futuro. Con frecuencia, la lección es aprender a poseer mi propio poder y a cuidarme con la gente.
A veces la lección es sobre establecer límites. A veces la lección es aprender a decir no. A veces la lección es aprender a poseer nuestro propio poder y respetar y confiar en nuestros sentimientos, deseos, y necesidades. A veces la lección no está clara, y todo lo que podemos hacer es aceptar que el incidente tuvo lugar.
A veces, como parte de este proceso, tal vez deseamos confrontar a una persona acerca de un asunto particular, no culpar, avergonzar, o exigir una disculpa, pero expresar claramente nuestros nuevos límites con ella y enterarle de que hemos sido violados. A veces perdemos nuestro tiempo al hablar. Quizá queramos pedir consejo aquí. Nuestras amistades, padrinos y nuestro Poder Superior puede ayudarnos a determinar qué acción es adecuada en cada instancia.
Una vez que los sentimientos se han experimentado plenamente y nuestra lección se aclara, la siguiente etapa es el perdón de cada nombre en la lista. Esta no es una tarea fácil. Pero perdonaremos cuando estemos listos.
Existen algunos «trucos» de la recuperación que me ayudan cuando estoy tratando de perdonar y no tengo muchas ganas. Pedir que Dios bendiga a la persona y la llene de felicidad, ayuda.
Afirmar que perdono a la persona, ayuda. Forzándome a tener pensamientos buenos y positivos respecto a esa persona, ayuda. Pedir a Dios que me dé el regalo del perdón y restaure los sentimientos adecuados a la relación, ayuda.
El perdón llegará cuando nos abrimos a ello. El perdón nos encontrará cuando estemos listos. No hay que buscarlo demasiado pronto, antes de sentir los sentimientos. No hay que evitarlo demasiado tiempo, porque nos trae la paz y la libertad.
Perdonar a alguien no significa que le damos permiso de continuar maltratándonos. Si estamos tratando de perdonar a alguien y, en vez de eso, nos sentimos enojados y desconfiados, tal vez no hemos explorado lo suficiente nuestros sentimientos o no hemos trabajado la lección necesaria para alcanzar el perdón. De vez en cuando, cuando hacemos este tipo de trabajo, pueden aclarársenos ideas acerca de nuestra participación en el incidente. Si esto sucede y nos damos cuenta de que hemos tenido una parte en el incidente que necesitamos reparar, podemos agregar ese nombre a nuestra segunda lista.
Nuestra meta es perdonar y olvidar el incidente, cuando lo hayamos aceptado y hayamos sanado de él. Nos esforzamos por recordar sólo nuestra lección derivada de la experiencia. Aprendemos que podemos ser agradecidos, porque muchos han entrado en nuestra vida para ayudarnos a aprender y crecer, a veces por oposición, a veces a través del amor, a veces mediante ser el reflejo de lo que necesitamos trabajar en nosotros mismos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 19 de Enero… Expectativas de los demás
Nuestro trabajo es identificar nuestras necesidades y luego determinar una forma equilibrada de satisfacer esas necesidades. En última instancia, esperamos que nuestro Poder Superior y el Universo, no una persona en particular, sean nuestra fuente.
No es razonable esperar que alguien pueda o esté dispuesto a satisfacer todas nuestras solicitudes. Somos responsables de pedir lo que queremos y necesitamos. Es responsabilidad de la otra persona elegir libremente si responder o no a nuestra solicitud. Si intentamos coaccionar o forzar a otro a estar allí para nosotros, eso es controlar.
Hay una diferencia entre pedir y exigir. Queremos el amor que se da libremente.
Es irrazonable y poco saludable esperar que una persona sea la fuente para satisfacer todas nuestras necesidades. En última instancia, nos enfadaremos y resentiremos, tal vez incluso castigando, hacia esa persona por no apoyarnos como esperábamos.
Es razonable tener ciertas expectativas bien definidas de nuestro cónyuge, hijos y amigos.
Si una persona no puede o no estará allí para nosotros, entonces debemos asumir la responsabilidad por nosotros mismos en esa relación. Es posible que tengamos que establecer un límite, alterar nuestras expectativas o cambiar los límites de la relación para adaptarse a la poca o nula disponibilidad de esa persona. Hacemos esto por nosotros mismos.
Es razonable esparcir nuestros deseos y necesidades y ser realistas acerca de cuánto pedimos o esperamos de una persona en particular. Podemos confiar en nosotros mismos para saber qué es razonable.
El tema de las expectativas se remonta a saber que somos responsables de identificar nuestras necesidades, creyendo que merecen ser satisfechas, y descubrir una forma adecuada y satisfactoria de hacerlo en nuestra vida.
«Hoy, me esforzaré por tener expectativas razonables sobre la satisfacción de mis necesidades en las relaciones».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 18 de Enero
REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
SACAR LAS LISTAS
Este Paso nos lleva a dar un salto mayor en cuanto a establecer límites (la diferencia entre nosotros y otra persona, entre nuestro comportamiento y él de otro.) También nos sitúa en lo que será una nueva forma de vida: permitir a otras personas tener su propio camino y problemas y aprender a vivir con los nuestros. En este Paso, aprendemos a poseer nuestros propio poder para asumir la responsabilidad de nosotros mismos y de nuestra conducta dentro de las relaciones.
Un beneficio agregado de este Paso es que ahora podemos sentirnos bien acerca de nuestro comportamiento en las relaciones y podemos liberarnos de comportamientos que nos incomodan.
Si has hecho tu trabajo en los otros Pasos, tienes una lista de personas. Si has hecho el trabajo sugerido en el Octavo Paso, tienes tres listas: personas que te han dañado, personas a quienes has dañado, y la persona que quizá dañaste más: tú mismo.
Quizá no tengas una lista escrita, pero si has estado en relaciones con personas, tienes una lista.
Cualquier relación, pasado o presente, que no te hace sentir bien; cualquier persona, tú mismo incluído, acerca de quién tienes sentimientos problemáticos, no resueltos; cualquier relación que produce discordia en tu mente o corazón; todos están en esta lista. Estas son las relaciones que bloquean tu corazón y tu capacidad de amar.
La negación no se vale aquí. Si padeces angustia o tienes problemas no resueltos, aunque niegues los sentimientos, están en la lista. Miremos ahora lo que podemos hacer para destrozar las listas.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 18 de Enero… Tener el tiempo de tu vida
Haz que cada momento cuente.
La primera vez que escuché las palabras, estaba sentada en el cine con Shane. Tenía once años en ese momento. Había solo unas pocas personas en el teatro; Nos habíamos escapado para ver un espectáculo juntos. Era una de nuestras actividades favoritas de madre e hijo, especialmente los domingos por la noche.
Hasta aproximadamente un año antes, había estado muy orientado hacia los objetivos. Siempre estaba mirando hacia el futuro, avanzando hacia el siguiente nivel en mi vida. Primero fue salir de la pobreza, luego luchar para ir más allá de ser una madre soltera empobrecida. Entonces comencé a trabajar hacia el siguiente nivel de éxito en mi carrera. Siempre intentaba mejorar el mundo y la vida de mis hijos.
Cuando me senté en el teatro mirando fijamente la pantalla, tuve un destello de mi propia mortalidad, al menos pensé que era mía. No estaré aquí para siempre, pensé. Algún día, esta vez en mi vida habrá pasado. Solo será un recuerdo.
Shane puso sus pies en el respaldo del asiento frente a nosotros. Comencé a molestarlo por esto, luego cambié de opinión. No había nadie sentado allí. No era un gran problema; No necesitaba preocuparme por algo tan poco importante.
Haz que cada momento cuente , fueron las palabras que escuché en mi corazón.
Es tan fácil engancharse en el ajetreo de la vida. Es fácil concentrarse en el destino y decirnos que seremos felices cuando lleguemos allí y olvidemos ser felices y apreciar la belleza de cada momento del viaje. Muy a menudo, ni siquiera sabemos que estamos viviendo la mejor y más bella parte de nuestras vidas en este momento.
Me preocupé mucho como madre soltera con problemas, tratando de escribir artículos para la Gaceta por 25 US$ por artículo. ¿Cómo voy a llegar a fin de mes? ¿Estoy escribiendo lo suficientemente bien? Caray, no tengo tiempo hasta la fecha. ¿Estoy siendo una madre lo suficientemente buena? Dios, hay mucho que hacer criando a estos niños. En retrospectiva, fue uno de los mejores momentos de mi vida.
No importa qué emociones estés sintiendo, no importa la naturaleza de tus problemas, este momento es el mejor momento de tu vida.
Deja de esperar para ganar la lotería. O tal vez, no dejes de esperar. Compra tu entrada. Luego guárdalo y olvídalo. Se feliz ahora. No esperes hasta más tarde cuando mires hacia atrás en este momento de tu vida.
Di lo dulce que es ahora. Haz que cada momento cuente.
«Dios, enséñame a ser feliz ahora».
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 17 de Enero
HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
VICTIMAS, NUNCA MÁS
Cuando comencé mi recuperación de la codependencia, sólo podía ver los daños y males que otros me habían hecho. Estaba tan dolida. Había perdido tanto.
Me sentía tan víctima.
Ver mi parte en las relaciones, aun los aspectos más dolorosos de mí misma que necesitaba trabajar, estaba más allá de mis posibilidades. Pensar en disculparme con alguien era imposible.
Se sentía como disculparme con otros porque me habían lastimado. Lo bueno es que no necesité hacer mis reparaciones en ese momento. No estaba lista. Necesitaba mirar mi dolor, mi tristeza, y algunos comportamientos básicos de recuperación que podía practicar para detener mi dolor.
Necesitaba cuidar mis heridas y hasta consentirme con un poco de lástima por mí misma; este era parte de mi proceso de dejar de ser víctima de otros, de sus adicciones, y de sus problemas.
Llegó un momento, y tardó en llegar, cuando estaba lista para comenzar el proceso de mirar hacia adentro. Llegó el momento de disponerme a encarar y aceptar mi parte en las relaciones.
Vi cómo tenía un papel aún en la relación más dolorosa que había tenido. Cuando dejé de quejarme tan largo y tendido del comportamiento ajeno, comencé a verlos como espejos de quién era yo. Y la verdad era que cuando ya no necesitaba alguna relación en particular, la terminaba. No me tenían cautiva. Yo era, todo el tiempo, responsable de mí misma.
Mis relaciones reflejaban mis problemas no resueltos y mis miedos. Mis relaciones reflejaban mis creencias acerca de lo que merecía del amor, y de lo que estaba dispuesta a tolerar.
Cuando miré de cerca a aquellos a quienes había acusado de no querer intimar conmigo, comencé a ver mis propias trabas a la intimidad: mi falta de disposición de ser emocionalmente honesta y vulnerable. Vi mi incapacidad para sostener la cercanía o de permitir a alguien entrar en mi corazón por más de un momento.
Aquellos de quienes me había quejado porque «dependían demasiado de mí» eran los mismos de los que yo dependía demasiado.
Cuando revisé a aquellos que me enfurecían porque me trataban de controlar o interferían demasiado en mis asuntos, vi que les respondía con la misma moneda: una falta de disposición de aceptarlos como eran y dejarlos ser.
Vi que había necesitado y atraído todas las relaciones en mi vida por uno u otro propósito de crecimiento. Si no aprendía la lección, si no encaraba y trabajaba lo que estaba dentro de mí, me encontraba en una circunstancia similar, repitiendo lo anterior. Cuando me dispuse a enfrentar mi parte, admitir mi participación, admitir mi papel, y hacer reparaciones por mi parte, había ganado la mitad de la batalla. Quizá la victoria ya era mía.
Existe un lugar callado y honesto donde nos lleva este Paso, un lugar para bajar las defensas y el orgullo, un lugar donde podemos soltar la victimización. Nos disponemos a barrer nuestro lado de la calle, en paz y honestidad.
Da este Paso lo más pronto posible después de hacer tu lista. Dalo cuando entran la amargura, el resentimiento, la victimización, y el miedo. Dalo cuando buscas y deseas la paz y la curación dentro de ti mismo y con otros. No tenemos que dar este Paso demasiado pronto. No tenemos que darlo hasta que estemos listos. Pero, cuando es hora, no queremos posponerlo.
Este Paso nos da permiso de dejar de pelear con otros y con nosotros mismos. Podemos aprender de nosotros mismos, y despuéscrecer y progresar de ahí. Podemos amar, perdonar, y ser perdonados, y aceptar todo lo que ha sucedido.
¡Muchos de nosotros cargamos los restos de relaciones que terminaron hace ya décadas! No nos hemos reconciliado y hecho las paces con el pasado. Hacer una lista y disponernos (tres listas, de ser necesario), es como nos liberamos.
No sólo se abrirán nuestros corazones más, sino también nuestros ojos. Aprenderemos lo que necesitamos aprender acerca de nosotros mismos. Estaremos libres para soltar nuestros pasados y caminar hacia un futuro mejor.
Algunos dicen que el pasado no puede cambiarse. Este Paso prueba lo contrario. Este Paso puede hacer de nuestros pasados una parte necesaria, aceptable, y sin arrepentimientos de nuestra vida.
Muchas personas en recuperación no han hecho una lista formal. Pero si nos quedamos suficiente tiempo, tendremos una lista. Los nombres vendrán, llegarán a nuestras mentes y corazones.
Nuestros asuntos no resueltos se aclararán.
Nos daremos cuenta de las personas y las relaciones que necesitamos trabajar. Puede ser un ex marido, un padre o madre, una vieja amistad. Puede ser un pariente. Pero vendrán, mentalmente, o en realidad, su presencia física. La oportunidad para disponernos se presentará.
La oportunidad de sanar vendrá.
Asimismo será con nuestras ideas acerca de los daños que nos hemos causado a nosotros mismos. Paulatinamente, estos asuntos se presentarán. Veremos cómo nos hemos descuidado y lastimado. La vida nos preguntará si estamos dispuestos a cambiar la manera en que nos tratamos y respondemos a nosotros mismos.
De eso se trata la recuperación.
No te preocupes de hacer este Paso suficientemente bien. No lo uses para sentirte culpable. Usa la lista que tienes en tu corazón o por escrito. Luego, ábrete a la disposición.
Pide ser mostrado quién debe estar en tu lista. Pide la visión de los daños que has hecho a ti mismo y a otros. Pide ayuda para ponerte dispuesto.
El perdón, las relaciones sanas, y la paz comienzan dentro de nosotros mismos. Comienzan con este Paso.
Todo lo que nos pide este Paso es hacer una lista, luego disponernos a cuidar honestamente de nosotros mismos y de nuestros comportamientos con las personas. Sin importar el papel que juega el otro, nosotros ya estamos libres para identificar, poseer, y asumir la responsabilidad por nosotros mismos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 17 de Enero… Roles de trabajo
Qué fácil es sumergirse en los roles en el trabajo. Qué fácil es colocar a otras personas en roles. A veces, esto es necesario, apropiado y conveniente.
Pero también podemos dejar que nuestro yo brille a través de nuestro papel.
Hay alegría en dar nuestro don de habilidad en el trabajo, en entregarnos a la tarea en cuestión tan a fondo que experimentamos una relación íntima con nuestro trabajo. Hay alegría cuando creamos o cumplimos una tarea y podemos decir: «¡Bien hecho!»
También hay alegría cuando somos nuestro propio trabajo, y cuando descubrimos y apreciamos a quienes nos rodean.
La tarea más desagradable y mundana se puede atravesar cuando dejamos de pensar en nosotros mismos como un robot y nos permitimos ser una persona.
Los que nos rodean responderán con gusto cuando los tratemos como individuos y no como roles definidos por el trabajo.Esto no significa que tengamos que enredarnos inapropiadamente con los demás. Significa que, ya sea que seamos un empleador o un empleado, cuando las personas pueden ser personas que realizan tareas en lugar de personas que realizan tareas, somos personas más felices y más contentas.
«Hoy, me dejaré brillar a través de mi tarea en el trabajo. Trataré de ver a los demás y los dejaré brillar también, en lugar de mirar solo sus tareas. Dios, ayúdame a estar abierto a la belleza de mí mismo y de los demás en el trabajo. Ayúdame a mantener relaciones saludables con las personas en el trabajo».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).