La comunicación no es mística. Las palabras que decimos reflejan quiénes somos: qué pensamos, juzgamos, sentimos, valoramos, honramos, amamos, odiamos, tememos, deseamos, esperamos, creemos y con qué nos comprometemos.88 Sí pensamos que somos inadecuados para la vida nuestra comunicación lo reflejará: juzgaremos que otros tienen todas las respuestas; nos sentiremos enojados, lastimados, atemorizados, culpables, necesitados y controlados por los demás. Desearemos controlar a los demás, valoraremos complacer a los demás a cualquier costo, y temeremos la desaprobación y el abandono.
Esperaremos todo pero creeremos que no nos merecemos y no obtendremos nada a menos que forcemos las cosas para que sucedan, y permanezcamos en el empeño de ser responsables por los sentimientos y la conducta de otras personas. Estamos congestionados con sentimientos y pensamientos negativos. No es de extrañar que tengamos problemas de comunicación.
Hablar clara y directamente no es difícil. De hecho, es fácil. Y divertido. Empecemos por saber que está bien ser como somos. Nuestros sentimientos y pensamientos están bien. Nuestras opiniones cuentan. Está bien hablar acerca de nuestros problemas. Y está bien decir que no.
Podemos decir que no cada vez que así lo sintamos. Es fácil. Dilo ahora mismo. Diez veces. ¿Viste qué fácil fue? Por cierto, los demás también pueden decir que no. Se hace más fácil si tenemos iguales derechos. Cada vez que nuestra respuesta sea no, empecemos a responder con la palabra no en vez de decir, “no lo creo”, o “tal vez”, o cualquiera otra frase vacilante.
Digamos lo que queremos, y queramos decir lo que decimos. Si no sabemos qué queremos decir, quedémonos callados y pensemos sobre ello. Si nuestra respuesta es, “no lo sé”, digamos “no lo sé”. Aprendamos a ser concisos. Dejemos de andarle dando vueltas a la gente. Lleguemos al punto y cuando lo hayamos hecho, detengámonos.
Hablemos acerca de nuestros problemas. No le somos desleales a nadie al revelar quiénes somos y sobre qué tipo de problemas estamos trabajando. Lo único que sí hacemos es fingir al no ser quiénes somos.
Compartamos secretos con amigos de confianza que no los usarán en contra nuestra ni nos ayudarán a sentirnos avergonzados. Podemos tomar decisiones apropiadas acerca de con quién hablar, qué tanto decirle y cuál es el mejor momento para hablar.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Día: 8 de julio de 2019
Meditación 8 de Julio … Ve con la corriente
Deja ir el miedo y tu necesidad de control. Despójate de la ansiedad. Déjala que se escurra, mientras te zambulles en el río del momento presente, el río de tu vida, tu sitio en el universo.
Deja de tratar de forzar la dirección. Trata de no nadar contra la corriente, a menos que esto sea necesario para tu supervivencia. Si te has estado aferrando a una rama de la orilla, suéltala.
Déjate ir hacia delante. Déjate que se te lleve hacia delante.
Evita los rápidos cuando sea posible. Si puedes, permanece relajado. Hacerlo, te puede llevar seguro por las fieras corrientes.
Si te hundes por un momento, permítete subir a la superficie de manera natural. Lo harás.
Aprecia la belleza del paisaje, tal como es. Ve las cosas con frescura, con novedad. ¡Nunca volverás a pasar por el paisaje de hoy!
No pienses demasiado en las cosas. La corriente es para que la experimentes. Dentro de ella, cuídate a ti mismo. Tú eres parte de la corriente, una parte importante. Trabaja con la corriente, trabaja dentro de la corriente. No es necesario patalear. Deja que la corriente te ayude a cuidarte a ti mismo. Déjala que te ayude a fijar límites, a tomar decisiones y a llevarte a donde necesites estar cuando sea tiempo de ello.
Puedes confiar en la corriente, y en tu parte dentro de ella.
«Hoy me dejaré ir con la corriente».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).