Reflexión del Dia: 25 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea a su criterio el significado de la codependencia como un trastorno.

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Reflexiona sobre esto:

“Es natural que tratemos de proteger y de ayudar a las personas que nos importan. También es natural que nos afecten los problemas de la gente que nos rodea y que reaccionemos a ellos. A medida que un problema se vuelve más serio y permanece sin resolverse, más nos afecta y más reaccionamos hacia él.”

La palabra reaccionar es importante aquí. Sea como sea que nos aproximemos a la codependencia, como sea que la definamos, y sea cual fuere el marco de referencia que elijamos para diagnosticarla y para tratarla, la codependencia es primordialmente un proceso de reacción. Los codependientes son reaccionarios.
Reaccionan en exceso. Reaccionan demasiado poco. Pero rara vez actúan. Reaccionan a los problemas, las vidas, los dolores y las conductas de otros. Reaccionan a sus propios problemas, dolores y conductas.
Muchas reacciones codependientes son reacciones al estrés. No es necesariamente anormal, pero resulta heroico y un auténtico salvavidas aprender a no reaccionar y a actuar de maneras más sanas. Sin embargo, la mayoría de nosotros necesitamos que se nos enseñe a hacerlo.

Quizá alguna de las razones por las cuales los profesionales consideran enfermedad a la codependencia es porque muchos codependientes están reaccionando a una enfermedad tal como el alcoholismo.
Otra razón por la cual se le llama enfermedad a la codependencia es porque es progresiva. A medida que la gente a nuestro alrededor se enferma más, podemos empezar a reaccionar en forma más intensa aún. Lo que empezó como una pequeña preocupación puede disparar el aislamiento, la depresión, una enfermedad física o emocional, o fantasías suicidas. Una cosa lleva a la otra, y las cosas se empeoran. La codependencia puede no ser una enfermedad, pero puede enfermarte. Y también puede contribuir a que la gente a tu alrededor permanezca enferma.
Otra razón más por la que se le llama enfermedad a la codependencia es porque las conductas codependientes –como muchas conductas autodestructivas– se vuelven habituales. Repetimos los hábitos sin pensarlo. Los hábitos cobran vida propia.

Mi Reflexión: La codependencia está catalogada como una enfermedad psicoafectivo porque: a) es progresiva, deteriora nuestra parte emocional y llega hasta enfermarnos físicamente, b) es obsesivo-compulsivo el comportamiento de quienes la padecen, c) compromete las relaciones humanas, y d) aísla a las personas de la realidad. (Alpha).

¿Puedes catalogarte como codependiente? ¿Qué sientes al respecto? Si es así, ¿Te propones actuar en tu recuperación? Comparte aquí.

Meditacion 25 de Noviembre… El alivio está a la vuelta de la esquina

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que es necesario probar cambiando la forma en que manejamos nuestra vida, en ocasiones de manera monótona y rutinaria. Refiere que llego el momento de incluir pequeños cambios que nos hacen movernos y repensar nuestra actitud.

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Medita sobre esto:

Necesitaba ir a la ciudad a hacer recados. Era una mañana fría en la playa, nisiquiera 70 grados. Me puse la chaqueta, subí al auto y salí. Doblé por la carretera del cañón y quedé impresionado por la belleza de la niebla que ardía, jugando al escondite con las paredes del cañón. Era 94 y soleado cuando llegué a la ciudad.
Ejecuté mis recados y me detuve en In-and-Out Burger para almorzar. Cuando volví al automóvil, el termómetro decía 102. Hacía calor. El tráfico fue malo, la temperatura llegó a 106 en la autopista e incluso el aire acondicionado no ayudó mucho.
Finalmente, volví a la carretera del cañón. La hierba era marrón y me preocupaban los incendios forestales; se ponen tan mal aquí. Pronto, noté que la temperatura había bajado a 94 ° otra vez, luego 90°, luego 88°. Las colinas se volvieron verdes. Doblé una esquina y pude ver el Océano Pacífico. La temperatura era 82°. Cuando llegué a casa, volví a 74°.
Me sorprendió la gran diferencia que hicieron algunas millas.
A veces, un pequeño cambio puede afectar la forma en que nos sentimos, mucho. ¿Te sientes abrumado o presionado? Haz otra cosa por un tiempo. ¡Date un regalo! A veces, el cambio más pequeño en nuestra rutina puede hacer maravillas para cambiar la temperatura en nuestras vidas.

«Dios, ayúdame a ver cualquier cambio que pueda hacer que tenga un efecto positivo en mi energía y en la forma en que me siento.»

Mi Reflexión: Cuando convertimos nuestra vida en rutinaria, bien vale la pena introducir pequeños cambios en nuestra vida. Partamos de la premisa que si movemos alguna pieza del tablero van a generarse cambios sutiles, que permiten obtener logros y éxito. Así podemos introducir cambios en nuestra forma de vivir, y veremos resultados inesperados. No importa cuán pequeños puedan ser, todo provoca «cambio de energía», eso es bueno para nuestra recuperación. (Alpha).

¿Te das el chance de introducir pequeños cambios en tu vida diaria? ¿Cómo te impactan estos cambios? Comenta acá.