Meditación 26 de Agosto… Apoderarnos de nuestra fuerza


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente debe asumir una conducta que le permita tomar el control de su vida, abandonar el papel de «victima» y vencer, con su fuerza interior, la necesidad de mantenerse apegado a quien(es) le quieren manipular. Analizar el rol o papel que jugamos en nuestra vida es una buena señal para saber cuando estamos jugando a ser victimado y detener eso a tiempo. ¡No permitamos ser coaccionado por los demás!
Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esa vía.
Medita sobre esto:
Hay un sentimiento al que le tenemos que prestar una particular atención durante la recuperación: sentirnos victimados. No como es su derecho, y nosotros nos estamos sintiendo víctimas porque estamos intentando controlar su proceso o, de manera irracional, estamos esperando que ellos cuiden de nosotros. Nos podemos sentir victimados si nos quedamos atascados en una creencia codependiente, tal como ….Los demás me hacen sentir…. Los demás tienen la llave de mi felicidad y mi destino…. o, no podré ser feliz a menos que otro se comporte de determinada manera, o de que sucedan ciertas cosas.
Otras veces, apoderarnos de nuestra fuerza significa que nos damos cuenta de que estamos siendo victimados por la conducta de otra persona. Están siendo invadidos nuestros límites. Es ese caso, indagamos qué necesitamos hacer para cuidar de nosotros mismos e impedir que continúe la victimación; necesitamos fijar límites.
A veces, lo único que se requiere es un cambio de actitud. No somos víctimas.
Luchamos por sentir compasión hacia la persona que nos victimó, pero comprendemos que a menudo la compasión viene después, cuando nos hayamos despojado de nuestro papel de víctimas en cuerpo, mente y espíritu. También entendemos que sentir demasiada compasión puede volver a ponernos de inmediato en el cajón de las víctimas. Sentir demasiada lástima por una persona que nos está victimando puede establecer una situación donde la persona nos pueda convertir de nuevo en su víctima.
No tratamos de forzar consecuencias ni crisis sobre otra persona, pero tampoco la rescatamos de las consecuencias lógicas de su conducta. Si hay un papel que tengamos la responsabilidad de jugar para que se den esas consecuencias, lo desempeñamos, no para controlar ni para castigar, sino para ser responsables con nosotros mismos y con los demás.
Tratamos de descubrir qué podemos estar haciendo que nos hace sentir victimados, o qué papel estamos jugando dentro de un sistema, y dejamos, también, de hacerlo. No tenemos poder sobre los demás ni sobre su conducta, pero podemos apropiarnos de nuestra fuerza y apartarnos de ser víctimas.
«Hoy asumiré la responsabilidad de ser yo mismo y de demostrárselo a los demás al no permitir que se me victime. No puedo controlar los acontecimientos, pero sí puedo controlar mi actitud al ser victimado. No soy una víctima; no merezco ser victimado.

Mi Reflexión: Los codependientes nos hemos acostumbrado tanto a jugar el papel de victima que extrañamos no hacerlo. Llego el momento de detener esa conducta autodestructiva, forzándonos a desarrollar ese poder interior que nos va a permitir descubrir cuando lo estamos haciendo e implementar las herramientas que nos saquen de ese escenario caótico. Al principio sera difícil y nos sentiremos «extraños», pero a medida que avanza nuestra recuperacion, y anteponiendo nuestro bienestar al de los demás, lograremos asumir aquellas conductas que hagan sentirnos bien con los otros, sin que vaya en desmedro de nosotros mismos. Recordemos que buscar nuestra liberación es una tarea propia, y a cada quien le corresponde responsablemente hacerse cargo de si mismo, no tenemos poder para cambiar a las personas, y ellas solas deben asumir sus conductas sanas. (Alpha).
¿Te has visto en situaciones que has logrado detener ser victimado? ¿Como lograste detener ese proceso? ¿Cuales herramientas utilizaste? Comparte aqui tus vivencias.

Meditación 25 de Agosto … Estemos dispuestos a reparar los daños


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refuerza la necesidad de «reparar daños» a aquellas personas a quienes ofendimos, y como este proceso gradual alivia nuestro corazón, modifica nuestra actitud, permitiéndonos liberarnos de sentimientos negativos de ira, amargura y vergüenza. Esta decisión saludable nos hace entender que debe prevalecer el «AMOR» en nuestras vidas, aunque para llegar hasta allí debamos transitar un proceso laborioso, pero valioso porque permitirá alcanzar nuestra real curación.
Si deseas conocer mas sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esa vía.
Medita sobre esto:
El Paso Ocho está hablando de un cambio de corazón, de un cambio curativo.
Esta actitud puede ser el principio de una gran cadena de recuperación y de curación en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Significa que estamos dispuestos a dejar ir nuestra dureza de corazón, uno de los más grandes obstáculos para nuestra capacidad de dar y recibir amor.
En el Paso Ocho hacemos una lista de toda la gente que hemos dañado, y nos permitimos a nosotros mismos experimentar una actitud curativa hacia ellos. Es una actitud de amor.
En este Paso, no nos arrojamos con locura y empezamos a gritar: «¡Lo siento!». Hacemos nuestra lista, no para sentirnos culpables, sino para facilitar la curación. Antes de que realmente reparemos daños o empecemos a considerar la manera apropiada de repararlos, nos permitimos a nosotros mismos cambiar nuestra actitud. Ahí es donde comienza la curación, en nuestro interior.
Esto puede cambiar la energía. Puede cambiar la dinámica. Puede hacer comenzar el proceso, antes de que abramos la boca y digamos lo siento. Abre la puerta del amor. Abre la puerta a la energía del amor y de la curación. Nos capacita para llenarnos de sentimientos y energía positivos.
Esa energía se puede sentir alrededor del mundo, y comienza dentro de nosotros.

¿Con cuánta frecuencia, después de haber sido lastimados, deseábamos que la persona simplemente reconociera nuestro dolor y dijera, «lo siento»? ¿ Cuán tan a menudo hemos deseado que la persona simplemente nos viera, nos escuchara y volviera hacia nosotros la energía del amor? ¿Cuán frecuentemente hemos anhelado por lo menos un cambio de corazón, una pequeña dosis de reconciliación, en las relaciones manchadas por asuntos inconclusos y malos sentimientos? Muy a menudo.
Los otros también lo desean. Eso no es ningún secreto. La energía de la curación comienza con nosotros. Nuestra disposición para reparar el daño puede beneficiar o no a la otra persona; el o ella pueden estar o no dispuestos a olvidarse del asunto.
Pero nosotros nos curamos. Nos volvemos capaces de amar.
«Hoy trabajare por lograr un cambio de corazón si están presentes la dureza del corazón, la defensividad, la culpa o la amargura. Me dispondré a dejar ir esos sentimientos y a reemplazarlos por la energía curativa del amor».


Mi Reflexión: Sanar interiormente pasa por reconocer las ofensas que hemos proferido a los otros y reparar esos daños. No es fácil para nadie, menos aun para los codependientes, pedir disculpas o perdón. Solamente «aliviando nuestro corazón», asumiremos esa tarea. Muchos hemos vivido sintiendo el desamparo, el abandono de quienes amamos y creíamos nos amaban, ello hizo que nuestros sentimientos de amargura, ira, culpa se instalaran en nuestro corazón y no floreciera el amor, de allí que nos cueste «darlo». Al trabajar sobre la «reparación de daños» drenamos esos sentimientos negativos que endurecen nuestra alma, y empezamos a sanar progresivamente, pasando de ser ofensivos, iracundos, coléricos, a amorosos y comprensivos. La tarea requiere paciencia, perseverancia y coraje. No pongamos trabas a este proceso, una vez iniciado con convicción de la necesidad de hacerlo para nuestra curación, no debemos frenar hasta lograrlo. (Alpha).
¿Estas dispuesto a trabajar en la reparación de daños? ¿Lo has hecho y tienes resultados tangibles?. Puedes comentar aquí.

Reflexión del Dia: 14 de Febrero

</a30

HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Todos describimos nuestras experiencias espirituales y despertares en forma diferente. Laura los describió como sigue:
«No sé cuál fue el incidente con mi marido. Hice algo y me quejaba que él no me daba. Esto lo alteró y discutimos. De repente, comprendí por primera vez cuánto me ha estado dando y qué tanto se ha esforzado por complacerme. Lloré porque fui tan crítica de él. Lloré porque estaba tratando de sacarle sangre a un nabo. Vi que deseaba y necesitaba tanto, y él me daba tanto, y yo aún requería más. Puesto que por más que daba él, yo necesitaba más. Me dio tristeza estar tan envuelta en mí misma y mis propias necesidades y tan ocupada pidiendo que él me satisficiera que no podía ver la frecuencia con que me traía flores o me llamaba del trabajo. La realidad es que él da mucho, está dispuesto, y se acomoda a lo que necesito. Me hizo darme cuenta de que es una persona separada de mí, y que él es quien es. Ese fue mi despertar espiritual.»
Pete describió su experiencia espiritual como sigue:«Antes del programa, yo estaba más organizado, más enfocado, pero totalmente deshonesto. No me permitía a mí mismo sentir. Estaba deprimido, solo, aislado, y reservado. Sentía mucha vergüenza. Ahora, mi corazón está en el camino de mi vida.»
Mi experiencia fue diferente. Como dije antes, comenzó en el Hospital Estatal Willmar, con un golpe de conciencia de Dios. En ese momento, yo supe que Dios era real. A lo largo de los siguientes dieciséis años, he aprendido algo más.
Yo también soy real.
Mientras mi viaje espiritual continuaba, me hice consciente que ya no tenía que inundar mi vida con miedos saboteadores y auto-derrotadores, miedos que me hacían desear controlar y creencias que habían destruido mi alegría. Era el momento de soltarlos para que pudiera yo sanar. Era el momento de comenzar verdaderamente a amarme a mí misma.
No estoy separada de Dios. No soy una extraña tocando a la puerta, agazapada de miedo, esperando que me dejen entrar. Puedo tomar la mano de Dios, y ser un co-creador, permitiendo que Dios lleve la delantera. No soy indefensa. Tengo opciones
Tenemos opciones. Una opción que tenemos es de ya no ser víctimas.
Esta es la lección que me encuentro enfrentando una y otra vez. Siempre, la debo aprender antes de poder progresar. Debo transmutar mis circunstancias presentes y permitirme a mí misma ser transformada por éstas. No puedo hacer esto cuando soy una víctima.
No estoy fuera del Creador. Soy una creación. Ahora, por fin, estoy conectada conmigo misma.
Desperté a la realidad de Dios, y desperté a la de mí misma.
Estoy aprendiendo a estar conectada a otros. Puedo volverme a ellos para que me amen y me consuelen, pero estoy aprendiendo que nutrir esa niña interna asustada es mi trabajo, y que me meteré en problemas cuando ande por el mundo esperando que otra persona realice ese trabajo por mí. Estoy aprendiendo diariamente a aceptarme a mí misma y todos mis sentimientos como válidos e importantes. Estoy aprendiendo como cuidar mis sentimientos y a mí misma.
Ya no tengo que enredarme en la vorágine de tratar de controlar a otros, y permitir que ellos controlen mi vida, mi felicidad, o a mí misma.

Mi sanación ha llegado hondo, más hondo de lo que yo esperaba. Desde el momento en que nací tenía, almacenado en mis células, mis músculos, mis órganos, dolor y negatividad. Mis creencias negativas estaban tan apretadamente guardadas en mi subconsciente que no estaba consciente de éstas, y sin embargo, controlaban de hecho mi vida.
El dolor más grande que he sentido y enfrentado en mi vida ha sido el dolor de ser yo misma. La recuperación de la codependencia ha desenmascarado y curado ese dolor.
El viaje no ha sido fácil. Ha sido bueno, pero a veces difícil. A veces creo que las partes buenas han sido más difíciles que el dolor. A pesar de mi éxito, las cosas no siempre se dan como yo quiero.
Pero se dan como tienen que darse. Y aún estoy asombrada ante lo que sucede cuando suelto.
Y siempre está disponible el consuelo.
«Confío en que Dios seguirá dirigiéndome en este viaje,» dijo una mujer después de compartir su historial, un historial de dolor, crecimiento, decepciones, y sanación. Una historia de lecciones aprendidas y aún por aprender.
Estoy confiando que Dios nos dirigirá a cada uno de nosotros, tu y yo, en nuestros viajes.
Seamos nutritivos con nosotros mismos y con otros. Aprendamos a amar, y aprendamos a ser amados.
¡Que nuestro viaje sea seguro!

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 13 de Febrero



HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Aprenderemos a expresar nuestro enojo en formas constructivas, a poner límites, a decir no, y a alejarnos del abuso y de aquello que no nos hace bien. Desarrollaremos un agudo sentido de nuestras responsabilidades y las responsabilidades de otros. El deseo de cuidar a otros será reemplazado por el deseo de permitir a cada persona ser responsable de sí misma.
Abrazaremos nuestros propios asuntos y permitiremos a otros tener los suyos.
Aprenderemos a nutrirnos a nosotros mismos y a otros sin ser cuidadores.
Comenzaremos a enfrentar y a sentir nuestras emociones, responsabilizándonos por éstas. Ya no permitiremos que nuestros sentimientos nos lancen a gestos controladores que dañan nuestras relaciones con otros.
Comenzaremos a relacionarnos directa y honestamente con la gente, sin manipulación ni agendas ocultas.
Ya no pensaremos ni nos comportaremos como víctimas. Ese hondo sentido de ser victimizados por la vida desaparecerá, y sabremos lo que significa ser dueños de nuestro poder. Aceptaremos nuestra impotencia, encontraremos nuestro Poder Superior, recibiremos nuestro propio poder, y aprenderemos a compartir el poder al participar en relaciones como iguales.
Nuestra vida comenzará a tener sentido y valor y significado. Nuestras necesidades comenzarán a cubrirse.
La risa y la diversión serán parte de nuestra vida. Aprenderemos a ser más ligeros.
Estaremos plenamente vivos.
En el camino, la amargura y el arrepentimiento serán reemplazados por la gratitud.
Y, por una vez en nuestra vida, no tenemos que hacer esto nosotros mismos. No lo hacemos solos. Es más, este programa de recuperación, este camino que se nos abre mediante los Doce Pasos, es un proceso espiritual.
Hemos iniciado un viaje espiritual.
Nos descubrimos a nosotros mismos y a Dios. Luego, estamos listos para comenzar a abrirnos a la belleza y los regalos de otras personas en nuestra vida. Apreciaremos la validez de nuestro camino y la validez del suyo.
Aunque hayamos comenzado nuestro viaje como consecuencia del impacto de otra persona, nuestra recuperación nunca ha sido realmente acerca de esa otra persona. Es acerca de nosotros.
Estamos aprendiendo las lecciones que necesitamos dominar en esta vida.
Existen diferencias entre trabajar los Doce Pasos para la recuperación de la codependencia y trabajarlos para recuperarse de adicciones. Muchas personas están de acuerdo que en la recuperación de adicciones, las personas necesitan una mayor, más duro enfoque en sí mismos y sus comportamientos para poder detener el proceso adictivo y aprender nuevos hábitos. Muchos también concuerdan que en la codependencia, necesitamos desarrollar una actitud más benévola hacia nosotros mismos.
Debe desecharse la vergüenza. Para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, estemos o no recuperándonos de otras adicciones, estamos listos para soltar la vergüenza y la baja autoestima. Dejamos de usar el miedo y la vergüenza para controlarnos a nosotros mismos y a otros. Dejamos de permitir que otros nos controlen mediante el miedo y la vergüenza.
En la recuperación de adicciones, hay un énfasis en «salir deuno mismo.» Esto es necesario para detener el proceso adictivo. Pero para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, es hora de comenzar a prestar atención a nosotros mismos, a amar y valorar el yo-mismo.
Hay algunos denominadores comunes entre la recuperación de las adicciones y la recuperación de la codependencia. Como dice el Libro Grande de Alcohólico Anónimos: «Hemos entrado al mundo del Espíritu.» Estos Pasos, esta recuperación de la codependencia, es una experiencia espiritual.
Con frecuencia me encuentro en debates acerca de si la codependencia es una enfermedad, un problema, una adicción, una condición o un asunto.
No sé si es una enfermedad, una condición, o una adicción. Sí sé que es un problema, un problema doloroso y persistente que nos ha afligido a muchos de nosotros. Es un problema serio y constante, uno que es progresivo.
También puede ser fatal. Podemos desarrollar enfermedades relacionadas con el estrés que nos pueden matar. O podemos pasarnos la vida deseando estar muertos.
De las personas que se entrevistaron para este libro, varios enfatizaron la idea de la naturaleza terminal de la codependencia.
«Vi a mi hermana morir de cáncer,» dijo Jake. «Éramos hijos adultos de alcohólicos y vivíamos con un padre abusivo.» Yo entré en recuperación. Ella estaba en negación, tanto respecto a su codependencia como de su cáncer. La negación de mi hermana era extrema, y yo siento que se murió de codependencia. Una de las cosas que me dejó su muerte es, «Esto mata. Esto mata». Es de las cosas que subrayo en mi programa. Me enfurezco con las personas que piensan que Al- Anón y la codependencia son menos graves que la adicción a drogas. Es igual de mortal, si no más porque hay una forma de vivir con ello que parece que estás vivo y no lo estás.»
Nos contaron muchas historias y había millones más que contar. Hay historias de matrimonios infelices y padres alcohólicos, de personas que no necesitan experiencias estrafalarias y dramáticas para «contagiarse.»
Existen personas que han sufrido del impacto de ciertas creencias religiosas. Existen personas que han estado en recuperación durante un tiempo y siguen luchando con su sentimiento de culpa.
Hay personas nuevas que asisten a seis juntas por semana y juran que asistirán a menos cuando tengan una vida de verdad que vivir.
Hay personas con otras adicciones (adicciones a comida, sexo, alcohol, drogas, y juego) que han descubierto la codependencia como el asunto central subyacente a sus adicciones, un asunto que necesitaron confrontar para que les funcionaran sus recuperaciones, un asunto que necesitaron enfrentar para evitar recaídas.
Algunos fueron empujados a la recuperación por experiencias dramáticas, intensas, y fuertemente dolorosas. Otros llegaron a la recuperación por aburrimiento, soledad, y una sensación de irritación interna.
Existen historias que son benévolas; existen historias de vidas estrafalarias convertidas en espirituales. Existen historias que relatan cómo los asuntos relacionados con la indisponibilidad y la intimidad puede reflejarse en un noviazgo. Hay historias de cómo los hijos (aun un hijo) pueden afectar y atormentar a una familia entera.
Hay historias de parejas en tratamiento, tanto juntos como por separado, que trabajan en sí mismos y en su relación de pareja, historias alentadoras de personas que deciden quedarse juntos y trabajar en sus asuntos.
Hay historias de hombres que están buscando la recuperación porque lo desean, no porque los hayan empujado, impulsado o insistido mujeres.
Hay historias de situaciones abiertamente locas y abusivas. Hay historias de abuso encubierto, igualmente doloroso pero que a veces crea más confusión.
Hay personas en muchas diferentes fases de la recuperación, y cada etapa es igualmente válida e importante. Lo que es patente al hablar con las personas y escuchar sus historias de recuperación es que aquellas que logran el mayor progreso y encuentran la mayor libertad de su codependencia son aquellas que trabajan los Pasos y permiten que los Pasos trabajen en su vida.
Sin considerar su progreso o cuánto tiempo llevan en programa, la mayoría han empezado un despertar espiritual. Para algunos, esto significa conectarse con amistades y comenzar a sentir y expresar sus sentimientos. Para otros, quiere decir el poder de comenzar a cuidarse a sí mismos, a pesar de lo que la otra persona hace o no hace.
Para otros, significa el poder de quedarse en una relación, trabajar en ésta y gozar el amor que están descubriendo. Para otros, significa el poder de por fin salir de una relación que los ha estado destruyendo.
Para la mayoría, significa un despertar a Dios, y un despertar al yo-mismo, a quienes somos, a nuestros espíritus.
Sin duda, comenzamos y continuamos la recuperación por medio de cambiar comportamientos, prestar atención a nuestros pensamientos, y manejar nuestros sentimientos. Pero hacia lo que trabajamos, a lo que estamos llegando, es ese cambio y sanación milagrosos y profundos que tiene lugar en el centro mismo de nuestro ser.
Tenemos un despertar espiritual como resultado de trabajar estos Pasos. Nos puede parecer, podemos sentir que el trabajo es difícil, pero es más fácil de lo que pensamos. Ha sido diseñado para nosotros. No estamos solos. No estamos dando bandazos ni cayéndonos en la oscuridad, aun cuando así parezca. Estamos siendo guiados, llevados, mostrados lo que debemos hacer y cómo hacerlo.
Algunos de nosotros sentimos un despertar espiritual inmediato y sobrecogedor. Algunos de nosotros despertamos lenta y gradualmente. Algunos de nosotros despertamos por saltos. No hay una sola manera, excepto la manera que nos sucedió a cada uno, como resultado de trabajar estos Pasos.
Y sí, a veces el sanar duele un poco, a veces mucho. Pero la codependencia también dolía mucho.
Todo dolor que experimentamos en el proceso de sanación termina en una promesa y un premio.
Ya no sufrimos sin necesidad y sin fin. Sólo dolemos lo necesario para finalmente curarnos de nuestro dolor. Luego, nos sentimos mejor de lo que jamás imaginamos.
El despertar espiritual, la sanación central que buscamos, no es algo que quizá suceda
si trabajamos estos Pasos. Se nos promete.
La codependencia es, en el mejor de los casos, un problema. Ahora tenemos la solución si la queremos. Nos reunimos en una comunidad para compartir nuestro problema y nuestra solución, nuestra experiencia, fortaleza y esperanza. A veces nos vamos por nuestros caminos privados, caminos que debemos recorrer solos, para sanar, aprender, crecer. Luego nos reunimos en comunidad de nuevo, para compartir nuestra solución y dar y recibir apoyo. Juntos somos sanados.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 12 de Febrero



HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Con frecuencia, cuando comenzamos la recuperación de lacodependencia nuestra visión de lo que significa esta recuperación es limitada. Asistimos a juntas, trabajamos los pasos y comenzamos a cuidar de nosotros mismos en primer lugar para aliviar el dolor que otra persona nos ha causado con su comportamiento. Nuestra esperanza es que podamos dejar de obsesionarnos por otros y dejar de sentirnos culpables o avergonzados de los problemas de otros.
Éstas son buenas razones para iniciar una recuperación, pero sólo son el principio.
Llega el momento de expandir nuestra visión y buscar más de la recuperación. Llega el momento en que nuestra recuperación, este programa y nuestros lugar en él ya no tratan de otras personas, sino realmente tratan de nosotros mismos y nuestro viaje.
Necesitamos ir a juntas el suficiente tiempo para aprender que no somos culpables del problema del otro. Necesitamos ir suficiente tiempo para aprender que es un programa “egoísta” de cuidar de nosotros mismos. Pero estas dos ideas no son el final; sólo son el principio.
Si dejamos de trabajar el programa en ese momento, nos hemos detenido en el punto de arranque.
Cada uno de nosotros realiza un viaje espiritual. Este viaje es gradual, progresivo, y sanador. En la medida en que seamos nosotros mismos, alcanzaremos niveles más altos de amor por nosotros mismos y por otros. Descubriremos una vida propia y nuevas formas de vivir este programa.
Descubriremos el fluir de la vida y escogeremos un camino para nuestra vida. Comenzaremos a ver la importancia de ese camino. Aprenderemos a vivir la vida en un planoespiritual, una vida que entonces se reflejará en el plano físico.
Este viaje nos llevará a lugares donde jamás planeamos ni esperábamos ir. Tendremos experiencias, experiencias que nos ayudarán a resolver asuntos importantes. En el camino, nos encontraremos experimentando una gama de emociones, desde el gozo hasta la desesperación.

Seremos atraídos a personas y circunstancias que necesitamos para ayudarnos a aprender y ayudar a la otra persona también. Muchas de las experiencias que nos llegan no serán lo que hemos pedido o deseado, pero a la larga aprenderemos que cada una nos tiene una lección importante, una que era crítica para moldear y formar quienes somos y en quienes nos convertiremos.
Cuando aprendemos a rendirnos ante nuestras circunstancias presentes, también aprendemos a confiar en que venga lo que venga será para nuestro bien. A la larga, veremos que trabajan cosas buenas en nuestra vida, mejores que las que pudiéramos haber planeado o imaginado. El bien no siempre viene fácilmente o sin una lucha.
Pero viene.
Nos haremos conscientes y seremos curados de nuestro pasado. Para citar el Libro Grande: «No nos lamentaremos del pasado ni desearemos cerrar la puerta que nos lleva a él» (p. 78). Esta sanación incluirá nuestra historia de relaciones.

Comportamientos autodestructivos en que hemos confiado la mayor parte de nuestra vida nos serán quitados y reemplazados por comportamientos nuevos y más efectivos. Habremos acabado con la autocompasión, excepto por recaídas momentáneas que nos impulsarán hacia adelante en la sanación.
La necesidad de ser perfectos será reemplazada por una sensación de amar y apreciarnos a nosotros mismos. Los miedos que nos han obsesionado serán reemplazados por la paz y la confianza, en nosotros mismos, en nuestra vida y en nuestro Poder Superior, y más adelante, en los demás. La desesperación será cambiada por la alegría y la esperanza. El ser mártires será reemplazado por un deseo de tratarnos bien a nosotros mismos.
La culpa que nos ha saturado nos será quitada.
Aprenderemos a reconocer cuando estamos bailando el baile oscuro de la muerte en una relación, y aprenderemos cómo salir de ésta. Aprenderemos a identificar el «gatillo codependiente» en las relaciones, ese momento en que las cosas comienzan a cambiar de lo que esperábamos y comenzamos a sentirnos enloquecidos porque la realidad se ha transformado.
También sabremos cuándo podemos abrir nuestros corazones al amor.
Aprenderemos lo que significa cuidar de nosotros mismos. Sabremos que no estamos solos. Esa sensación de estar desconectados se reemplazará por una fuerte sensación de conexión, a nosotros mismos, a otros, y a nuestro Poder Superior. Sabremos que estamos siendo llevados y guiados por Un Poder superior a nosotros mismos.
Aprenderemos que podemos cuidar de nosotros mismos, ya que las herramientas que necesitamos nos serán dadas.
Comenzaremos a confiar en y depender del instinto y la intuición, en vez de la voluntad, el control, y las reglas. La necesidad de controlar a otros, las circunstancias y a nosotros mismos se nos quitará paulatinamente.
Veremos nuestras relaciones pasadas en una nueva luz y estaremos agradecidos por todas estas, aun las más difíciles y dolorosas, en la medida en que veamos el bien que cada una ha trabajado en nosotros.
Nuestros defectos de carácter más difíciles serán iluminados por una nueva luz. Muchos serán transformados en beneficios. Llegaremos a aceptar otros como una demostración de nuestra humanidad y unicidad.
Algunos de nosotros descubriremos otras adicciones, otros problemas propios que necesitamos enfrentar en este viaje. Llegaremos a aceptar esos asuntos como parte del viaje. Nos haremos conscientes de ellos y los manejaremos cuando sea el momento apropiado.
La vergüenza y el odio a uno mismo serán reemplazados por aceptación y amor a uno mismo. Ese amor a uno mismo se hará real y transformará nuestras relaciones con nosotros mismos y con los demás. Nos encontraremos dando y recibiendo amor en el sentido más elevado, y nuestras relaciones comenzarán a funcionar.

Nos sanaremos del impacto del abuso. Después de pasar por una gama de emociones que incluyen la negación, la rabia, y la tristeza, alcanzaremos el perdón para otros. Aprenderemos a perdonarnos a nosotros mismos.
Nuestras emociones y corazones sanarán y se abrirán.
Habremos terminado tanto con la inferioridad como con la superioridad. Comenzaremos a relacionarnos con otros como iguales y con compasión y comprensión para ellos y para nosotros mismos.
Nuestra tolerancia a la victimización disminuirá.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 11 de Febrero



HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS
Otra parte del Doceavo Paso se refiere a «practicar estos principios en todos nuestros asuntos.»
Lo que esto significa para muchos de nosotros es aprender a practicar nuestros comportamientos de recuperación y los principios de los Pasos en todas las áreas de nuestra vida.
Eso significa que nos rendimos y aceptamos la sanación en todas las partes de nuestra vida.
Entregamos nuestra vida y relaciones que no funcionan y permitimos que estos principios nos den, a cambio, una vida y relaciones que sí funcionan.
Algunos de nosotros iniciamos la recuperación para solucionar nuestras propias adicciones.
Muchos de nosotros entramos en la recuperación pensando que en verdad es asunto de nuestros cónyuges y los efectos que sus problemas han tenido en nosotros. O quizá iniciamos la recuperación pensando que nuestro problema se centra en la familia. Quizá experimentamos
ingobernabilidad en una o todas las áreas de nuestra vida, pero con frecuencia es un solo problema serio en alguna de las áreas que logra fijar nuestra atención lo suficiente para llevarnos a buscar la recuperación. Inicialmente, entonces, limitamos nuestra tarea de recuperación a enfrentar el reto en esa área específica, ya sea con la persona que causa problemas en nuestra vida o con ese problema específico en nuestra vida que nos crea dolor. En algún momento, la felicidad de esta cortedad de visión desaparece. Comenzamos a ver que buscamos una solución para todos los aspectos de nuestra vida.
Hemos iniciado un viaje, un viaje espiritual.
Queremos sanación y salud en todas las áreas de nuestra vida: con amistades, amor, trabajo, recreación, familia, emociones, salud mental, salud física, y espiritualidad. Muchos de nosotros encontramos que esta solución, esta sanación de la vida entera, tiene lugar en un área a la vez.

Trabajamos los Pasos y enfrentamos una porción de nuestra vida a la vez. Recibimos nuestra sanación en un área a la vez.
Estos Pasos trabajan en todas las áreas de nuestra vida, sin importar cómo decidimos compartamentalizar estas áreas. Restaurarán la gobernabilidad a todas las áreas de nuestra vida.
Traerán sanación, paz, amor, y libertad a todas las áreas de nuestra vida.
Podemos practicar estos principios y recibir sus beneficios en todos nuestros asuntos: en nuestra vida casera, nuestros negocios, nuestras finanzas, nuestras relaciones amorosas, nuestras relaciones con parientes y amistades. Podemos practicar nuestros comportamientos de recuperación en todas las partes de nuestras vida porque son las mismas partes donde hemos practicamos nuestros comportamientos codependientes. En algún momento, despertaremos y sabremos que nuestra nueva forma de vida en realidad se ha convertido en una nueva vida.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 10 de Febrero



HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
AYUDAR
Mi papel al ayudar no es hacer cosas por la persona a quien yo estoy tratando de ayudar, sino ser algo para él; no debo tratar de controlar o cambiar sus acciones sino, mediante la comprensión y el conocimiento, modificar mis reacciones.
Cambiaré mis reacciones negativas por positivas, mi temor por fe; el desprecio hacia lo que él hace por respeto hacia lo bueno que hay en él; la hostilidad por la comprensión; la manipulación o sobreprotección por libertad con amor, a fin de que él no se amolde a un estándar o imagen, y tenga la oportunidad para realizar su propio destino, sin importarme lo que él ha escogido ser.
Cambiaré mi dominio por estímulo; el pánico por la serenidad; la inercia de la desesperación por energía para mi crecimiento y para entenderme mejor.
Tenerse lástima a sí mismo obstruye la acción efectiva. Entre más doy rienda suelta a esto, más siento que la solución a mis problemas está en que los otros y la sociedad cambien y no en mí mismo. Así, me convierto en un caso sin esperanza.
Cuando miro el pasado con remordimiento, o trato de encontrar caminos para escapar a un futuro, y me mantengo allí con ansiedad y miedo por las posibilidades de lo que pueda suceder, estoy gastando toda mi energía, y esto me incapacita para vivir hoy. Vivir el hoy es la única forma de existencia.
«No pensaré en lo que los demás puedan hacer en el futuro, ni esperaré que ellos sean mejores o peores al pasar del tiempo, pues con tales esperanzas yo en realidad estoy tratando de crear. Amaré y dejaré que el otro sea.»
«Todas las personas siempre están cambiando. Si trato de juzgarlas, solamente lo hago en lo que yo pienso que sé de ellos, sin tomar en cuenta que hay mucho que no sé acerca de ellos.»
«Aceptaré los esfuerzos que los demás hagan para progresar y para tener muchos éxitos, de los cuales yo no tengo conocimiento.»
«Yo también siempre estoy cambiando» y puedo hacer que ese cambio sea constructivo si así lo quiero. Yo puedo cambiarme a mí mismo. a otros, sólo puedo amarlos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 7 de Febrero



BUSCAMOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN MEJORAR NUESTRO CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS LO CONCEBIMOS, PIDIÉNDOLE SOLAMENTE QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS Y NOS DIESE LA FORTALEZA PARA CUMPLIRLA. (Onceavo Paso de CoDA).
SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS
Este Paso nos da permiso de soltar nuestra necesidad de controlar y nuestros esfuerzos por controlar a otros y a nuestra vida. Podemos cumplir nuestro cometido poniendo metas, usando afirmaciones y practicando nuestros comportamientos fundamentales para la recuperación.
Podemos hacer nuestra parte mediante la oración y la meditación. Luego, podemos soltar y permitir que se nos guíe hacia la verdad, la salud, la curación, la felicidad, alegría, libertad y amor.
Podemos confiar en lo que sucede, aun cuando no parezca que podamos. O, como dijo un hombre: «Podemos confiar en Dios, aun cuando parezca que no.»
Hay días en que nuestras vidas parecen funcionar bien. Todo toma inmediata y milagrosamente su lugar. Otros rezamos «Que se haga tu Voluntad», y todos los eventos parecen desincronizados.
Nada parece estar bien.
Todos los días cuentan.
Sintamos los sentimientos cuando se producen. Amémonos y cuidemos de nosotros mismos cuantas veces durante cada día y cada hora como necesitemos amor, cuidado y aceptación.
Agradezcamos todo. Pidamos lo que necesitamos y deseamos.
Luego completemos el proceso diciendo: «Hágase tu voluntad».
Y confiemos en los resultados.
Este Paso puede acompañarnos a través de los mejores y los peores momentos. Puede llevarnos a través de los sentimientos difíciles y los placenteros. Nos puede llevar a cualquier lado que queramos ir. Trabájalo con frecuencia. Trabájalo tan pronto como sea posible en tu recuperación.
Si trabajamos los otros Pasos (admitir y aceptar nuestra impotencia, entregar nuestra vida y voluntad, limpiar nuestra casa) seremos un recipiente limpio, uno que es fácil de guiar.
Escuchemos. Escuchémonos a nosotros mismos. Escuchemos a Dios. Confiemos en lo que
escuchamos.
Antes creía que seguir la voluntad de Dios en mi vida significaba seguir una serie rígida de reglas, instrucciones y prohibiciones. Antes pensaba que seguir la voluntad de Dios significaba ser perfecta.
Ahora sé que eso es codependencia.
Con frecuencia, en mi vida, la voluntad de Dios es esa pequeña voz queda que llamamos instinto o intuición. Está dentro de nosotros, no en un libro de reglas. Pero es difícil oírla cuando estamos llenos de ruido y miedo.
A veces, cuando comenzamos a vivir así, confiando en nosotros mismos y en nuestro Poder
Superior, nos encontraremos cometiendo errores, haciendo tonterías, pensando que cumplimos con la voluntad de Dios.
Eso está bien. Podemos seguir moviéndonos en esta dirección de todas formas. Soltémoslo y sigamos trabajando el Paso. Sigamos escuchando y confiando en nosotros mismos y en Dios.
Trabajemos este Paso cuántas veces al día sea necesario para mantenernos centrados, aterrizados y equilibrados. Cuando sea hora de aprender una lección, aprendámosla.
Estemos quietos. Estemos callados. Pidamos guía. Luego, permitámonos avanzar con confianza.
Aprendamos a combinar el instinto con la razón y la emoción.
Cuando tengamos una duda, o estemos confundidos, paremos y preguntemos: ¿Qué necesito hacer para cuidarme a mí misma? Luego, escuchemos, y confiemos en lo escuchado.
Un hombre dijo: «Cuando me encuentro en una situación engorrosa, me pregunto, «¿Cuál es la cosa más llena de vida que puedo hacer en este momento? ¿Vivo de acuerdo a eso o vivo respondiendo a necesidades de otros?»
Este Paso nos dice que tenemos un camino, y que nadie puede interferir con él. No tenemos que aferrarnos tanto. La llave a nuestra felicidad no está con otros, como tampoco la llave a nuestra vida.
Nadie, ni una sola persona, nos puede detener o interferir con el bien y el amor que nos corresponde. Los otros no tienen ese poder en sus manos: está entre nosotros y nuestro Poder Superior.
Podemos amarnos incondicionalmente; podemos amar a otros incondicionalmente. Estamos libres para poseer nuestro propio poder y para hacer lo necesario para cuidarnos a nosotros mismos, con la fe y la confianza de que querernos, cuidarnos y darnos a nosotros mismos nos harán progresar en nuestro viaje.
Todo lo que necesitemos, vendrá a nosotros. Todo el bien que deseamos, el amor que queramos, el éxito, las amistades, la sanación, el cumplimiento de necesidades, grandes y pequeñas, vendrá a nosotros.

Este es el Paso donde decimos: «Enséñame lo que quieres que haga, luego ayúdame a hacerlo.»
Este es el Paso donde hablamos con Dios y permitimos que Dios nos hable, calmando nuestras almas y hablando con éstas. Pedimos a Dios que nos muestre qué necesitamos para cuidarnos a nosotros mismos, luego pedimos a Dios que nos ayude. Pedimos a Dios que nos ayude a responsabilizarnos de nosotros mismos.

Ya estamos en buenas manos. En el momento en que nos abrimos a una conciencia espiritual, hemos iniciado una cadena positiva de eventos que nos beneficiarán a nosotros, a nuestras vidas y a nuestras relaciones. Ya sea que recemos o meditemos al iniciar la mañana, durante una pausa en el trabajo, en la regadera, transitando por la ciudad, o en el automóvil, es nuestra elección.
Cuando se mejore nuestro contacto consciente con Dios, nuestra conexión con nosotros mismos y con los demás lo hace también. Encontraremos y mantendremos nuestro contacto con Dios, y con nosotros mismos.
Tomemos un tiempo para la meditación y la oración. No nos critiquemos por no hacerlo a la perfección. Soltemos nuestros temores acerca de si Dios nos escucha y si le interesa. Dios está allí, y cada uno de nosotros podemos contactar la conciencia espiritual.
Este Paso nos ayudará en tiempos difíciles y en tiempos buenos. Cuando nosotros no sabemos qué hacer, Dios sí sabe.
Podemos estar seguros que cada día estamos exactamente donde tenemos que estar y donde debemos estar.
Confiemos en Dios. Confiemos en nosotros mismos. Confiemos en nuestra vida. Dios jamás nos pide que hagamos algo para lo cual no nos prepara y equipa para hacer. Si debemos hacerlo, se nos dará la fortaleza. Esa es la parte fácil de este programa: Nunca tenemos que hacer más de lo que podamos. Nunca tenemos que hacer algo que no podamos hacer. Nunca tenemos que hacer algo antes de tiempo.
Y, cuando sea el momento, lo haremos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 6 de Febrero



BUSCAMOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN MEJORAR NUESTRO CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS LO CONCEBIMOS, PIDIÉNDOLE SOLAMENTE QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS Y NOS DIESE LA FORTALEZA PARA CUMPLIRLA. (Onceavo Paso de CoDA).
SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS
La oración y la meditación no son tareas sin sentido que se nos piden. La oración es como somos transformados; la meditación es como somos renovados. Ambas disciplinas nos benefician y nos ayudan a mantenernos en el camino.
Antes me preocupaba y me inquietaba mucho. Me preocupaba de lo que podría suceder, de lo que haría yo y de si sería suficiente, de si lograría hacer todo lo que hacía falta cada día. A veces me preocupaba por si de verdad tenía una vida propia para vivir.
A veces contemplaba con envidia a otros mientras se ocupaban del asunto de sus vidas. Sus vidas parecían tan animadas, tan divertidas. No estaba segura de que mi vida fuera real.
Inquietarme y rumiar la trayectoria de mi día es innecesario. Pedir conocer la voluntad de Dios en mi vida y la fortaleza para cumplirla me simplifica la vida. Me dice que si pido el conocimiento de la voluntad de Dios para mí, recibiré toda la fortaleza que necesito cada día para hacer aquello que me corresponde. Si no puedo hacerlo, no tengo que hacerlo. Si me corresponde, recibiré la fortaleza para hacerlo.
Significa que puedo confiar en el fluir. Puedo confiar en la vida misma. Puedo confiar en Dios.
Cuando sea hora, seré fortalecida para cumplir con aquello que necesito hacer. Recibiré el conocimiento interno, la ayuda, la habilidad, la guía cuando sea el momento. Si aún no puedo hacerlo, entonces no es el momento.
Si es el momento de accionar, lo sabré. Si no es, puedo seguir tranquilamente el curso de mi vida, tomando las mejores decisiones de que soy capaz acerca de cómo conducirme en un día dado.
Si soy incapaz de actuar, puedo soltar. Algunos días están más ocupados que otros. Pero siempre puedo confiar en mi camino.
El pedir conocimiento de la voluntad de Dios para mí y la fortaleza para cumplirla es una oración que siempre se responde con un «sí».
Este Paso también nos asegura de que existe un camino para nuestra vida. A veces es un camino sencillo con tareas sencillas. A veces el camino es esperar. A veces significa sentir o curarse. A veces significa dar, otras recibir. Podemos escoger. Podemos participar en la creación de nuestro camino.
A veces significa decir que sí, otras que no. Pero siempre hay un camino para nuestra vida, aun cuando ese camino no sea muy claro para nosotros.
Algo está sucediendo. Algo bueno está maquinándose dentro y alrededor nuestro. Algo importante. Estamos aprendiendo nuestras lecciones, y continuaremos aprendiendo. Cuando sea hora, recibiremos la fortaleza para hacer todo lo que nos corresponde hacer.
Podemos relajarnos y dejarnos llevar.

A veces siento que el fluir me lleva por los rápidos. Una amiga nombra estos momentos «la oscuridad del alma».
A pesar de hacer nuestro mejor esfuerzo por llevar nuestro programa, por recuperarnos, por cuidar de nosotros mismos, podemos encontrar días en que sentimos que nuestra vida y recuperación no funcionan. El dolor puede parecer insoportable. Puede parecer que Dios se ha alejado. No es cierto.
No tenemos que castigarnos en los momentos difíciles, y ni hablar de que hay momentos difíciles durante la recuperación. No tenemos que castigarnos por nuestros sentimientos, dudas, preocupaciones y errores.
Tampoco tenemos que castigar a Dios.
Podemos relajarnos y dejarnos llevar por el fluir aun cuando el fluir duele, aun cuando no sepamos dónde nos lleva. Los momentos difíciles no duran para siempre. La confusión no dura para siempre. Llegará la claridad. La respuesta llegará. La oscuridad el alma se irá y llegará la luz del día.
La parte más difícil de orar y meditar para mí es manejar mi impaciencia. Me gusta la inmediatez.

Me gustan las respuestas ya. Quiero el cambio ahora mismo. Como dijo una mujer: «Estoy acostumbrada a funcionar de tres a seis meses por delante de mí misma.»
Así no funciona la meditación y la oración. Rezamos. Hablamos con Dios. Luego soltamos. Y luego soltamos más. La respuesta vendrá, pero no porque nos aferramos y generalmente no al instante.
La respuesta vendrá en la medida en que soltamos y permitamos que el fluir de vida nos impele hacia adelante. La respuesta vendrá cuando soltemos nuestro miedo.
A veces la meditación no funciona de inmediato o al instante. Puedo meditar y sentirme tan caótica al terminar como cuando empecé.
Pero puedo confiar en estos ejercicios y seguirlos practicando de todas maneras. A veces puede parecer que hemos pedido, rogado e implorado conocer la voluntad de Dios para nosotros y la fortaleza de cumplirla y no ha sucedido nada. Esa es una ilusión. Algo, amigo mío, sucede.
A veces nuestro papel es simple. Lavamos los trastes. Asistimos a una junta. Llamamos a un amigo. O esperamos. A veces el no hacer nada es la voluntad de Dios. A veces eso es más difícil que hacer algo.
A veces es el momento de actuar. Pero no debemos preocuparnos por eso. Cuando sea el momento, recibiremos la guía, la fortaleza, y la ayuda que necesitamos para hacer lo que nos corresponde y podremos soltar lo demás. Si esperamos hasta que sea nuestro momento, nuestro papel será claro. Será posible. Sucederá, con naturalidad, con facilidad, gradualmente.
Eso no significa que no tendremos que superar obstáculos y enfrentar retos. No significa que no tendremos que luchar por lo que queramos. Pero sí se nos dará elpoder y la ayuda que necesitemos para enfrentar obstáculos y retos, y para romper las barreras.
Este es el Paso del dejarse-llevar. Si hablamos y escuchamos a Dios podemos relajarnos, soltar y permitir que nuestras vidas sucedan. Al pedir conocimiento de la voluntad de Dios para con nosotros y la fortaleza para cumplirla, podemos confiar en lo que sucede, lo que antes sucedió, y lo que sucederá mañana. Podemos confiar en nuestra parte en el fluir de la vida.
Estamos a salvo. Nos cuidan. Nos protegen. Estamos libres para vivir nuestra vida y amarnos a nosotros mismos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 4 de Febrero

}

BUSCAMOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN MEJORAR NUESTRO CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS LO CONCEBIMOS, PIDIÉNDOLE SOLAMENTE QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS Y NOS DIESE LA FORTALEZA PARA CUMPLIRLA. (Onceavo Paso de CoDA).
BUSCAMOS A TRAVÉS DELA ORACIÓN
La voluntad de Dios a veces quiere decir poner mis límites y saber defenderme en vez de pedir a Dios que cambie a las personas que me lastiman.
A veces la voluntad de Dios significa que yo pida perdón. Siempre, estoy aprendiendo, significa que yo me acepte y me cuide.
Además de la disciplina de la oración matutina, rezo durante el día. A veces hablo de lo que me molesta. A veces grito pidiendo ayuda.

Pido guía y dirección cuando me siento insegura. Y entre más recuerdo agradecer, sin importar qué sucede, todo sucede mejor.
Rezar nos transforma. Oraciones de agradecimiento transforman nuestra vida y nuestras circunstancias. La gratitud convierte la energía negativa en positiva. Crea aceptación y realza lo mejor de cualquier circunstancia.
Algunos días me envuelven las ocupaciones cotidianas antes de tener tiempo para rezar. No me gustan esos días, pero estoy aprendiendo a confiar que, aun en esos días, Dios no me abandona ni me abandonará.
Paulatinamente entrego más partes de mí misma a Dios. Aprendo a confiar en Dios. Esa confianza no quiere decir que jamás sentiré dolor, estrés o situaciones que no me gustan. Sí significa que puedo confiar que lo que sucede es para bien.
También aprendo que puedo hacer cualquier petición a Dios. Ninguna es demasiado grande, demasiado pequeña o sin importancia. Puedo ponerlo todo en cada oración, luego soltar y pedir que se haga la voluntad de Dios.
Cada uno de nosotros podemos encontrar nuestra manera personal de orar, nuestra propia disciplina de oración, nuestro propio método para comunicarnos. A algunas personas les gusta las oraciones sugeridas por ciertas religiones. Algunas disfrutan un acercamiento menos estructurado en su comunicación con Dios.
La manera en que rezamos no es tan importante como el esfuerzo por hacerlo. Estoy aprendiendo a rezar tenga ganas o no. Aprendo que puedo confiar, me sienta con inclinación a hacerlo o no.
Muchas veces he rogado a Dios por algo, me he enfurecido porque no me lo ha dado para luego sentirme agradecida un año más tarde cuando la agenda de Dios resultó mucho mejor que la mía.

Con frecuencia, termino agradeciendo profusamente a Dios por no haberme permitido salirme con la mía.
Gradualmente aprendo que está bien agradecer a Dios por todo lo que sucede, aun cuando no es lo que yo deseo, aun cuando no siento agradecimiento el día de hoy.
A veces me enterco y rehusó pedir la ayuda que necesito. Con frecuencia se me recuerda que, aunque soy fuerte y competente, existe un Poder que me ayudará en formas milagrosas, vitalizantes y curativas.
Es mediante la oración que nos mantenemos a nosotros mismos y a nuestras almas conectados a Dios. Aquí empieza el cambio.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).