
Todas necesitamos tener muy claro que hemos de empezar por amarnos a nosotras mismas . Con mucha frecuencia buscamos al «hombre ideal» para que nos solucione todos los problemas, ya se trate del padre, el novio o el marido. Ha llegado el momento de ser la «mujer ideal» para nosotras mismas. ¿Cómo se hace eso? Comencemos por mirar nuestros defectos, no para ver lo que hay en nosotras de malo, sino para darnos cuenta de las barreras que hemos erigido y que nos impiden ser lo que podemos ser. Y sin castigarnos, eliminemos esas barreras y hagamos cambios. Sí, muchas de esas barreras son cosas que aprendimos en la infancia. Pero si una vez las aprendimos, ahora podemos desaprenderlas .
Reconozcamos que estamos dispuestas a aprender a amarnos, y luego desarrollemos unas cuantas directrices:
Acaba con toda crítica.
La crítica es un acto inútil; con ella jamás se consigue nada positivo. No te critiques; quítate ese peso ahora mismo. Tampoco critiques a los demás,ya que los defectos que solemos encontrar en los demás son meros reflejos de lo que no nos gusta en nosotros mismos. Pensar negativamente de otra persona es una de las mayores causas de limitación en nuestra vida. Sólo nosotros nos juzgamos; ni la Vida, ni Dios ni el Universo nos juzgan. Afirma: «Me amo y me apruebo».
No te metas miedo.
Todas necesitamos acabar con eso. Demasiado a menudo nos aterrorizamos con nuestros pensamientos. Sólo podemos tener un pensamiento por vez.
Aprendamos a pensar en forma de afirmaciones positivas.
De este modo, nuestra forma de pensar mejorará nuestra vida. Si te sorprendes metiéndote miedo, afirma inmediatamente: «Dejo marchar mi necesidad de meterme miedo. Soy una expresión divina y magnífica de la Vida, y desde este momento vivo plenamente».
Comprométete en la relación que tienes contigo misma.
Nos comprometemos mucho en otras relaciones, pero a nosotras mismas nos dejamos de lado. Sólo tenemos tiempo para nosotras de vez en cuando. Así pues, ocúpate realmente de la persona que eres. Comprométete a amarte. Cuida de tu corazón y de tu alma. Afirma: «La persona aqui prefiero soy yo».
Trátate como a un ser amado:
Respétate y cuídate. Cuando te ames,estarás más abierta para recibir el amor de otras personas. La Ley del Amor exige que enfoques la atención en lo que «deseas», no en lo que «no deseas». Concéntrate en amane.Afirma: «Me amo totalmente ahora mismo».
Cuida tu cuerpo.
Tu cuerpo es un templo precioso. Si quieres tener una vida plena y satisfactoria, entonces necesitas cuidarte ahora. Es necesario que tengas buen aspecto y,por encima de todo, que te sientas bien. La nutrición y el ejercicio son importantes.Necesitas mantener tu cuerpo flexible y ágil hasta tu último día en esta maravillosa Tierra. Afirma: «Estoy sana, feliz y completa».
Edúcate.
Muchas veces nos quejamos de que ignoramos esto o aquello y de que no sabemos qué hacer. Pero eres inteligente y lista, y puedes aprender. En todas partes hay libros, clases y cintas. Si tienes problemas de dinero, ve a la biblioteca. Sé que aprenderé hasta mi último día en este planeta. Afirma: «Siempre estoy aprendiendo y creciendo».
Construyete un buen futuro económico.
Toda mujer tiene derecho a disponer de su propio dinero. Es importante que aceptemos esta creencia. Forma parte de nuestro sentido de valía personal. Siempre podemos comenzar con pocas cantidades. Lo que cuenta es continuar ahorrando. Es importante hacer afirmaciones con respecto a este tema, como por ejemplo: «Aumento constantemente mis ingresos. Prospero adonde quiera que vaya».
Satisface tu lado creativo.
La creatividad puede ser cualquier cosa que te satisfaga,desde preparar un pastel hasta diseñar un edificio. Tómate tiempo para expresarte. Si tienes hijos y dispones de poco tiempo, busca una amiga que te ayude a cuidar de tus hijos, y tú haz lo mismo por ella. Ambas os merecéis tener tiempo para vosotras. Lo valéis. Afirma: «Siempre encuentro tiempo para ser creativa».
Haz de. la alegría y la felicidad el centro de tu vida.
La alegría y la felicidad están siempre dentro de ti. Procura conectar con ellas en tu interior. Construye tu vida alrededor de esa alegría. Una buena afirmación para hacer diariamente es: «La alegría y la felicidad están en el centro de mi mundo».
Desarrolla una fuerte conexión espiritual con la vida.
Esta conexión puede tener que ver o no con la religión en que fuiste educada. Cuando eras una niña no tenías opción.Ahora eres adulta y puedes elegir tus creencias espirituales. La soledad es uno de los momentos especiales de la vida. Tu relación con tu yo interior es la más importante.Dedica tiempo a reflexionar tranquilamente; comunícate con tu guía interior. Afirma: «Mis creencias espirituales me apoyan y me ayudan a ser todo lo que puedo ser» .
Podrías copiar estas directrices y leerlas una vez al día durante uno o dos meses,hasta que estén firmemente instaladas en tu conciencia y formen parte de tu vida.
(Louise L. Hay de su Libro Vivir).

Categoría: DEPENDENCIA EMOCIONAL
Reflexion del Día: Afirma tu amor por ti

Tal vez te cuesta muchísimo fijar límites y la gente tiende a aprovecharse de ti. Quizá envías un mensaje que dice: «No me valoro ni me respeto. Está bien que me maltrates y te aproveches de mí» . Pero esto no tiene por qué seguir siendo así. Hoy mismo comienza a afirmar tu amor y respeto por ti. Mírate con frecuencia en el espejo y afirma: «Te quiero» . Por simple que parezca, es una afirmación sanadora muy poderosa. A medida que aumenta nuestro amor por nosotros mismos, nuestras relaciones comienzan a reflejar ese amor y también el respeto.Tal vez te convendría considerar la idea de unirte a un grupo de apoyo, para personas codependientes o hijos de padres alcohólicos, por ejemplo. Son grupos fabulosos que te ayudarán a establecer límites en tus relaciones y a volver a conectar con el amor y respeto por ti que llevas dentro. Busca en la guía telefónica a ver si encuentras algún grupo de apoyo que te quede cerca.Me complace constatar que los grupos de autoayuda se están convirtiendo en la nueva norma social; se unen personas con problemas similares para encontrar soluciones. Si conoces a personas que pertenecen a alguno de estos grupos, sabrás que si bien pueden tener algunos problemas, están trabajando para mejorar la calidad de su vida.Yo creo que desarrollamos «zonas de comodidad» en nuestras relaciones con los demás. Estas zonas se forman cuando somos muy pequeños. Si nuestros padres nos trataron con amor y respeto, entonces asociamos esta forma de tratar con la sensación de ser amados. Si, como nos ocurrió a muchos de nosotros, nuestros padres eran incapaces de tratarnos con amor y respeto, entonces aprendemos a sentirnos cómodos con esta carencia. En un esfuerzo por satisfacer nuestras necesidades, por sentirnos amados y cuidados, asociamos el hecho de ser tratados mal con la sensación de ser amados. Esto se convierte en nuestra pauta de conducta, y al haberse formado en la niñez, se transforma en el comportamiento que inconscientemente adoptamos en todas nuestras relaciones.
Creer que el hecho de que te traten mal significa que te quieren, no es patrimonio de ninguno de los dos sexos. Yo creo que este tipo de comportamiento disfuncional se reconoce más en las mujeres porque culturalmente a las mujeres se las anima a expresar vulnerabilidad, y por lo tanto estamos más dispuestas a reconocer cuándo nuestra vida no funciona bien. Sin embargo, las cosas están cambiando, ya que cada vez hay más hombres dispuestos a volver a conectar con su vulnerabilidad.
Una buena afirmación para todos es: «Abro mi corazón al amor; estoy a salvo» . El trabajo más importante lo hacemos en nosotros mismos. Desear que cambie nuestra pareja es una forma sutil de manipulación, un deseo de tener poder sobre ella o él. Incluso podría ser una actitud santurrona, ya que expresa la idea de que somos mejores que nuestra pareja. Permite que la persona que amas sea como elija ser. Aliéntala a que se explore y descubra a sí misma, a que se ame, se acepte y se valore.
(Louise L. Hay de su Libro Vivir).

Reflexión del Dia: ¿Soy Adicto a una persona?

Es extremadamente corriente que una de las personas de una relación sentimental se haga adictiva a la otra persona. Stanton Peele, en su Libro «Love and Addiction», reconoció la naturaleza adictiva de algunas relaciones amorosas.
Repasando algunos estudios de adicción a las drogas, llegó a una conclusión común: que el elemento adictivo no está tanto en la sustancia (como el alcohol, el tabaco o un narcótico) sino en la persona que sufre la adicción. En las relaciones amorosas, este elemento adictivo toma la forma de una necesidad compulsiva de conectar y de mantenerse en conexión con una persona en especial. Pero, ¿acaso se trata siempre de una necesidad adictiva? ¿Por qué lo llamamos adicción? ¿Por qué no lo llamamos amor, preferencia o sentido del compromiso?
A menudo, hay mucho amor y compromiso en una relación adictiva. Pero, para amar y comprometerse de verdad, uno debe escoger libremente a la otra persona y uno de los síntomas de una adicción es que es un instinto compulsivo que, por definición, supone que esta libertad se ve limitada. El adicto al alcohol o a las drogas se ve conducido hacia la sustancia adictiva, aunque sepa que es mala para él. Y, cuando hay un fuerte elemento adictivo en una relación, el sentimiento es de «Tengo que conseguir a esta persona, tengo que mantenerme unida a ella, aunque la relación sea mala para mí».
¿Cuales son los indicios de que estamos adictos a esa persona?
El primer indicio es su calidad compulsiva.
El segundo es el pánico que uno siente ante la posible ausencia de la sustancia. Las personas que están en una relación adictiva pueden experimentar un pánico desbordante con el solo pensamiento de que se rompa la relación.
El tercer indicio es el síndrome de abstinencia. Una persona que acaba de terminar una relación adictiva puede sufrir: dolor físico (el pecho, el estómago y el abdomen son especialmente reactivos), llantos, desarreglos en el sueño (hay personas que no pueden dormir y otros que duermen demasiado), irritabilidad, depresión y el sentimiento de que no hay ningún sitio adonde ir y que no hay ninguna forma de terminar con la sensación desagradable excepto volviendo a la antigua sustancia (persona). El deseo puede hacerse tan intenso que, a menudo, derrota las mejores intenciones del sufridor y le conduce de nuevo al origen de su adicción.
El cuarto indicio de una adicción es que, después de un período de luto, normalmente hay un sentimiento de liberación, triunfo y logro. Esto se diferencia del lento y triste proceso de aceptación y curación que sigue a una pérdida no adictiva.
Debajo de estas reacciones, la similitud esencial entre los adictos, ya sea su adicción a una sustancia o a una persona, es un sentimiento de estar incompleto, de vacío, desesperación, tristeza y de sentirse perdido, que la persona cree que sólo puede remediar a través de su conexión con algo o alguien fuera de sí mismo. Dicho algo o alguien se convierte en el centro de su existencia y la persona esta dispuesta a hacerse mucho daño para mantener
su conexión con ella intacta.
¿Sufre usted de esta Adicción?
Si se siente profundamente infeliz en una relación amorosa y, sin embargo, permanece en ella, ¿cómo puede saber si su decisión de quedarse está basada en la preferencia y el compromiso o si sufre de adicción? Existen diversos síntomas que puede buscar en su interior para saber si sufre o no de adicción:
1. Aunque su propia opinión objetiva (y quizás la opinión de los otros) le dice que la relación es negativa para usted y no espera ninguna mejora, no toma ninguna medida efectiva para romper con ésta.
2. Se busca motivos sin pies ni cabeza para quedarse en ella y que no son lo suficientemente sólidos como para equilibrar los aspectos negativos de la relación.
3. Cuando piensa en acabar la relación, siente verdadero pavor y se engancha todavía más a ella.
4. Cuando toma medidas para acabarla, sufre un agudo síndrome de abstinencia, que incluye desarreglos físicos que sólo se alivian recuperando el contacto.
5. Cuando la relación se ha terminado de verdad (o fantasea con que realmente ha terminado), siente la pérdida, la soledad y el vacío de una persona eternamente exiliada -a menudo seguidos o acompañados por un sentimiento de liberación.
Si encuentra la mayoría de estos indicios, puede estar seguro de que está en una relación en la que los elementos adictivos se han convertido en tan importantes y tan dominantes que destruyen la capacidad de dirigir su propia vida. Y, de la misma manera que un alcohólico debe empezar su camino hacia la sobriedad admitiendo «Soy un alcohólico», usted debe empezar con el reconocimiento de que está apegado de verdad. Este es un paso esencial para comprender la base de su adicción, para ver cómo funciona y para ser lo suficientemente libre como para decidir si desea trabajar para mejorar la relación, aceptarla tal como es o, si no puede ni mejorarla ni aceptarla, romperla.
(Tomado del Libro CÓMO ROMPER CON SU ADICCIÓN A UNA PERSONA de Howard Halpern).

Reflexión: ¿Como me zafo de los mandatos de mis padres?

Interrogante: En el fondo no se quien soy. Lo único que me sigue viniendo a la cabeza, cuando pienso en ello, es la expresión de mis padres: «¡No hagas eso!¡Haz lo otro!» y «¡Te vas a enterar de quien manda aquí!» ¿Puedes ayudarme?
Respuesta: Este es el típico caso de un niño adulto enfrascado en una lucha interminable con sus padres dentro de si mismo. Nadie gana y no hay posibilidad de llegar a saber algo mas sobre nosotros mismos y sobre como nos sentiríamos, pensaríamos y actuaríamos, si no llevásemos dentro a nuestros padres.
Existen formas de utilizar las voces internas que creemos oír para focalizar nuestra atención y dirigir nuestras energías. Resulta de utilidad separar cuidadosamente estas voces, una de otras. Son como cintas de cassette que reproducen mensajes para nuestros oídos internos y nos mantienen «pegados» al pasado. Las voces proceden de recuerdos, fantasías y la imaginación. Algunas se refieren al pasado, otras organizan nuestra vida actual y otras dirigen nuestras acciones futuras. Trata de identificar cada una de las voces.
Esta «la voz de nuestra madre»: cosas que nuestra madre decía o daba a entender a través de lo que hacia… e incluso lo que nuestra madre quería decir o habría dicho si…
Esta «la voz de nuestro padre»: cosas que nuestro padre decía o daba a entender a través de lo que nuestro padre hacia… y también lo que nuestro padre quería decir o habría dicho si… Están las voces de nuestros hermanos, hermanas, tías, tíos, sacerdotes, maestros, amigos, padres de amigos, etc. Hay tantas voces que nos resulta difícil distinguir unas de otras.
Una forma de empezar a trabajar con este dialogo interno consiste en hacer con unas cuantas hojas de papel y un bolígrafo. Empieza escribiendo los pensamientos que te vengan a la cabeza, tantos y tan rápido como puedas. No pasa nada si te dejas algunos.
Una vez que hayas llenado tres hojas con frases, oraciones y palabras, trata de identificar quien podría haber dicho que.
Oír las voces puede provocarte cierta vergüenza y culpa, pero hazlo de todos modos. Ha llegado el momento de que les respondas a esas voces. Deja que salgan tus sentimientos y anotalos también. Trabaja con las voces escribiendo lo que hayas logrado separar e identificar en tarjetas de 3×5 cm. Puedes barajarlas y ponerlas después en el orden que quieras. Empieza por descartar aquellas en las que no crees, las que ya no necesitas y las que ya no te sirven en tu vida de adulto. Puedes romperlas, quemarlas o tacharlas garabateandolas por encima con un rotulador negro. Hazlo con sentimiento.
Cuando las voces de los demás hayan sido identificadas y clasificadas, empieza a crear las tuyas propias. Para ello necesitas estar tranquilo. Utiliza una vela o cualquier otro recurso para focalizar la atención. Tranquilízate respirando hondo. Cuando te sientas calmado y relajado, escucha. Simplemente vacíate y escucha. La voz diminuta, humilde y tranquila que oyes es la tuya. Empieza a escuchar atentamente esa voz cuando te susurre. Te susurra en sueños, en ensoñaciones diurnas, siempre que estés tranquilo, en silencio y receptivo.
Reconocerás esa voz como tuya por su tono tranquilo. Las demás voces son escandalosas, estridentes y exigentes. Empieza a sentirte agradecida por tu propia voz y a respetarla. Tu voz es una parte vital de lo que tu eres. ¡Celebralo!.
(Dorothy May de su Libro Codependencia: La Dependencia Controladora.La Dependencia Sumisa).

Superar la Codependencia

Hay una inmensa sabiduría en la Oración de la Serenidad, de los Grupos de 12 Pasos y dice:
“Dios dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y
sabiduría para distinguir la diferencia”.
Lo que NO podemos cambiar es al otro, su conducta, sus pensamientos, sus sentimientos. Lo que SÍ podemos cambiar es a nosotros mismos, nuestros pensamientos, sentimientos y acciones.
Pistas para superarla:
. Trabajar en sanar nuestros sentimientos: Los sentimientos son nuestra brújula interna, que nos indican necesidades y al cubrirlas llegamos a la plenitud.
. Educar la mente: si nos damos cuenta, la mayoría de las veces nuestra mente, nuestros pensamientos se encuentran en el futuro (temiendo o deseando algo que creemos va a suceder) o en el pasado (con resentimientos o añoranzas). Al poner la atención en nuestros sentidos, vivimos el presente. Cuidar al “monito borracho” de nuestra mente que va de pensamiento en pensamiento. La mayoría de las veces que sufrimos, lo hacemos gratis: existe sólo en nuestra mente, no en la realidad. Por ejemplo, tu hijo, marido, quedó en estar en casa a determinada hora y no ha llegado.
Tú empiezas a imaginar que le ha pasado lo peor y sufres tremendamente. Con cada pensamiento de sufrimiento tu cuerpo segrega cantidad de toxinas que te envenenan. Pasan las horas y él llega sano y salvo. Tu sufrimiento se cambia en coraje y todas esas horas de dolor fueron gratuitas: te lo imaginaste, pero no pasó en realidad.
Educar la mente, es aprender a observarla, a detenerla y a decidir qué clase de pensamientos decides tener y cuáles no.
. Creer en los hechos, no en las palabras: a menos que los hechos respalden que puedas creer en las palabras.
. Cubrir nuestras necesidades: Las necesidades que queremos que alguien nos cubra, sean materiales o afectivas, cubrirlas nosotros. Cuando queremos que alguien haga algo positivo, preguntarnos si no somos nosotros quienes lo queremos hacer.
. Poner a los demás y a nosotros mismos los límites que necesitamos: hay señales, como si de un semáforo rojo se tratara, que nos indican cuando necesitamos marcar límites: cuando nos sentimos victimados, abusados, enojados, cuando nos quejamos y lamentamos, es hora de marcar límites y de ver qué límites hemos traspasado.
. Escucharnos: escuchar nuestros pensamientos, nuestros sentimientos, nuestros sueños, anhelos, gustos. Escuchar nuestro cuerpo. Observar cómo respondemos.
. Desarrollar la autoestima: trabajando en nuestras imperfecciones y potencializando los dones que tenemos.
. Crecer espiritualmente: Buscando constantemente la “magia” de la vida, descubriendo al Creador Supremo, viéndolo en mil cosas. Trabajando en las imperfecciones, limitaciones, en nuestra parte “oscura”.
. Cuidar de nosotros, sin importar qué suceda y con quién estemos: conocer y ejercer nuestros derechos personales. Somos la única persona con la que estaremos toda nuestra vida a cada instante, por lo tanto, somos a quien más necesitamos cuidar.
. Desapegarnos, desprendiéndonos del cuidado obsesivo por otros, para hacerlo por nosotros mismos: en el desprendimiento hay mucho amor y respeto; respeto a tu capacidad de crecer, a tu capacidad de manejar tus problemas,
al modo como quieres vivir tu vida, y amor, amor a tu única individualidad, amor a la esencia del ser que eres. En el desprendimiento cambiamos la energía hacia nosotros: Dejamos de meter la mano en responsabilidades de otros y empezamos a hacernos cargo de nuestras responsabilidades: explorar nuestros sentimientos, satisfacer nuestras
necesidades y luchar por nuestros derechos teniendo límites claros. El desprendimiento es el primer paso hacia la desvictimización, dejamos de ser víctimas de otros, de nosotros mismos, de nuestra historia personal, de la vida. Nos hace ver nuestra impotencia ante lo que no podemos controlar, para que recuperemos nuestro poder personal.
“Dejar ir” es permitir a los otros, que se hagan responsables de sus vidas.
”Dejar ir”, es no criticar y manejar a alguien, sino convertirme en lo que sueño ser.
(Tomado del Libro: LIBÉRATE DE SER REDENTORA de Berenice Sáinz Gómez)

Reflexión del Día: Libertad de Ser

La Autodependencia
Esto es la autodependencia: Saber que yo necesito de los otros, que no soy autosuficiente, pero que puedo llevar esta necesidad conmigo hasta encontrar lo que quiero, esa relación, esa contención, ese amor.
Autodepender significa establecer que no soy omnipotente, que me sé vulnerable y que estoy a cargo de mí. Yo soy el director de esta orquesta, aunque no pueda tocar todos los instrumentos. Que no pueda tocar todos los instrumentos no quiere decir que ceda la batuta. Yo soy el protagonista de mi propia vida. Pero atención: No soy el único actor, porque si lo fuera, mi película sería demasiado aburrida. Así que soy el protagonista, soy el director de la trama, soy aquel de quien dependen en última instancia todas mis cosas, pero no soy autosuficiente. No puedo estructurarme una vida independiente porque no soy autosuficiente. La propuesta es que yo me responsabilice, que me haga cargo de mí, que yo termine adueñándome para siempre de mi vida.
Autodependencia significa dejar de colgarme del cuello de los otros. Puedo necesitar de tu ayuda en algún momento, pero mientras sea yo quien tenga la llave,esté la puerta cerrada o abierta, nunca estoy encerrado. Me sé dependiente, pero a cargo de esta dependencia estoy yo. Autodependencia es, para mí, sinónimo de salud mental.
Autodependencia significa contestarse las tres preguntas existenciales básicas: Quién soy, adónde voy y con quién. Pero contestarlas en ese orden. Al respecto, yo suelo decir que contestarse estas preguntas determina la diferencia entre un ser humano, un individuo o una persona. Porque éstos son tres conceptos diferentes. Ser una persona es más todavía. Para llegar a ser una persona es necesario asistir y padecer un proceso. El proceso de convertirse en persona, como lo llamaba Carl Rogers, es doloroso; implica ciertas renuncias, ciertas adquisiciones y también mucho trabajo personal.
Para autodepender, voy a tener que pensarme a mí como el centro de todas las cosas que me pasan. Es tu responsabilidad. No podemos seguir echandole la culpa al otro. No podemos seguir creyéndonos esta cosa que ya ni siquiera es una pauta educativa. Entonces, lo que digo con la palabra autodependencia es:
Puedo pedirte ayuda, pero dependo de mi mismo.
Dependo de mis partes mas adultas para que se hagan cargo del niño que sigo siendo.
Dependo de mis partes mas crecidas para que se hagan cargo de mis aspectos mas inmaduros.
Dependo de ocuparme de mi.
Dependo de poder ocuparme de ser capaz de depender del adulto que soy sin miedo a que me vaya a abandonar
Lo que pasa con la gente que sufre es que ha sido abandonada de si misma. Ha padecido el abandono de sus partes adultas; sus niños han quedado a la deriva, sin nadie que los contenga. Y han tenido que ir a buscar por ahí, a cualquier lado, ayuda, y mas que ayuda, dependencia. Este es un proceso absolutamente reversible. Siempre, siempre.
Tengo que poder darme cuenta que hay un adulto en mi que tiene que hacerse cargo de ese niño en mi. Despues de poder depender de mi, después de saber que me tengo que hacer cargo de mis aspectos dependientes, recién entonces buscar al otro.
Para poder ayudarte, pedirte, ofrecerte, para poder darte lo que tengo para darte y poder recibir lo que Tu tengas para darme, primero voy a tener que conquistar este lugar, el lugar de la autodependencia.
Y ya que dependo de mi, voy a tener que concederme a mi mismo algunos permisos si quiero ser una persona. Y digo concederme a mi mismo y digo que te concedas a tu mismo y digo que cada uno haga lo propio; porque no hablamos del señor que cometió un error y esta preso, de la pobre mujer descerebrada que esta en una cama del hospital ni del hombre que agoniza victima de una enfermedad terminal… Hablamos, en verdad, de nosotros. De los permisos que Virginia Satir llamaba -inherentes a ser persona-.
Cualquiera que no ostente alguno de estos cinco permisos no es una persona. Y uno se pregunta, ¿qué es, si no es una persona?… Será, con toda seguridad, un ser humano, tal vez también un individuo, pero, una persona NO. Porque, como dije anteriormente, ser persona es mucho más.
1. Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.
2. Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.
3. Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.
4. Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.
5. Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.
Estos cinco permisos esenciales condicionan nuestro ser persona. Y ser persona es el único camino para volverse autodependiente. Porque estos permisos me permiten finalmente ser auténticamente quien soy.
El primero dice que si yo soy una persona tengo que concederme a mí mismo la libertad de ser quien soy.
¿Qué quiere decir esto? Dejar de exigirme ser el que los demás quieren que sea: el que quiere mi jefe, el que quiere mi esposa, el que quieren mis amigos o el que quieren mis hijos. Ser persona es darme a mí mismo la libertad de ser el que soy. Es probable que a muchos no les guste que sea el que soy; es probable que cuando otros descubran que soy el que soy —y que además me doy la libertad de serlo— se enojen conmigo.
Todos podemos llegar a ser personas, pero si no empezamos por este permiso, no hay posibilidades; nos quedaremos siendo individuos parecidos a muchos otros individuos que se sienten a sí mismos diferentes, pero que obedecen y pertenecen al club de aquellos que no se dan el derecho de ser quienes son; que intentan parecerse a los demás.
(Pilar Casas del Libro De la Dependencia Emocional a la Libertad de Ser).

Reflexión del Dia: ¡Recupero mi Poder!
Me perdono y me libero.
Una fuerte dependencia de cualquier cosa exterior a mi es adicción.
Podemos ser adictos a las drogas, a los fármacos, al alcohol, al sexo, al tabaco; también puede tener adicción a culpar o juzgar a los demás, adicción a la enfermedad, a las deudas, a ser victima, a ser rechazado. No obstante, puede superar estas adicciones. Ser adicto es ceder mi poder a una substancia o a un habito.
Siempre puedo recuperar mi poder. ¡Este es el momento en que recupero mi poder!
Elijo adquirir el habito de saber que la vida esta aquí, para mi. Estoy dispuesta a perdonarme y seguir adelante. Tengo un espíritu eterno que siempre ha estado conmigo, y que esta presente en este momento. Me relajo, me libero, me acuerdo de respirar y voy dejando marchar los viejos hábitos mientras practico los nuevos.
(Louise L. Hay del Libro Meditaciones para sanar tu vida).

¡El Amor te libera del Apego!
¡El amor es lo único que te libera del apego!
Cuando amas todo, no sientes apego por nada. De hecho, hay que entender el fenómeno mismo del apego. ¿Por qué te aferras a algo? Porque temes perderlo. Quizás alguien te lo robe. Temes que quizás mañana no puedas disponer de lo que hoy dispones. ¿Quién sabe lo que ocurrirá mañana? Puede ocurrir cualquier cosa con la mujer o el hombre al que amas: podéis acercaros, podéis alejaros. Podéis volver a ser unos extraños o podéis uniros tanto que incluso decir que sois dos sería incorrecto; por supuesto que hay dos cuerpos, pero el corazón es uno solo, y la canción del corazón es una sola, y el éxtasis os rodea a ambos como una nube. Desaparecéis en ese éxtasis: tú no eres tú, yo no soy yo. El amor se vuelve tan total, el amor es tan grande y abrumador, que no puedes seguir siendo tú; tienes que abandonarte a ti mismo y desaparecer.
En esa desaparición, ¿quién va a estar apegado y a quién? Todo es. Cuando el amor florece completamente, todo simplemente es. No surge el miedo al mañana y, por tanto, no hay lugar para el apego, la dependencia, el matrimonio o cualquier clase de contrato, de atadura.
¡El amor es lo único que te libera del apego!, porque cuando amas no puedes siquiera pensar en otra cosa. Cuando amas todo no estás apegado a nada. Cada momento llega con nuevo esplendor, nueva gloria, nuevas canciones; cada momento te proporciona nuevos bailes que bailar Puede que cambie la pareja, pero el amor permanece.
El apego es el deseo de que nunca cambie la pareja. Por eso te comprometiste ante el juez, ante la sociedad, meras formalidades absurdas. Pero si te opones a esas formalidades, perderás respeto y honor ante las personas entre las que tienes que vivir.
¡El amor no conoce el apego!, porque el amor desconoce la posibilidad de perder la dignidad. El amor es el honor mismo, la respetabilidad misma; no puedes hacer nada en su contra. No estoy diciendo que no puedan cambiar las parejas; eso no importa: si cambian las parejas pero permanece el amor, fluyendo como un río, entonces el mundo tendrá mucho más amor del que hay hoy en día. Hoy en día es como un grifo: gota a gota. No es capaz de saciar la sed de nadie.
El amor necesita ser oceánico, no un goteo, un goteo del grifo de una fuente pública.
El amor es universal. Una vez que florece tu comprensión del amor, no hay lugar para el apego.Puedes seguir cambiando de pareja, pero eso no significa que estés abandonando a nadie.Puede que vuelvas otra vez con la misma pareja; no hay lugar para los prejuicios.
El hombre debería verse a sí mismo como un niño que juega en la playa a recoger conchas, piedras de colores, y disfrutando muchísimo, como si hubiera encontrado un gran tesoro. Si una persona puede disfrutar de las pequeñas cosas de la vida, podrá vivir en libertad y dejará a los demás vivir en libertad; el mundo se podrá convertir en una nueva clase de mundo.
Entonces tendrá el don de la belleza, de la delicadeza; será muy luminoso y cada corazón arderá. Y una vez que conoces el fuego, las llamas siguen aumentando. Las llamas del amor crecen como crecen los árboles; las llamas del amor dan flores y frutos, como hacen los árboles.
Reflexión del Día : El Amor de mi vida

Nos enseñan desde pequeñitos que el amor llegará un día montado en un corcel, que es un príncipe, generalmente azul, lleno de hermosas cualidades y que cuando se presente no conocerás la tristeza porque de ahí en adelante todo será felicidad… ¿Mentira? Depende. Creo que todo es verdad, excepto en que quizá buscamos a ese príncipe en el lugar equivocado.
Deambulamos por la vida sintiéndonos infelices e incompletos. Esperamos que venga otro ser a completarnos y a darnos la tan ansiada felicidad y cuando creemos haberlo encontrado por fin, a poco andar nos sentimos decepcionados porque en realidad no era lo que anhelábamos. Seguimos buscando y a muchos se les va la vida en esa búsqueda y jamás encuentran ese gran amor. Y los que al fin lo encontramos, nos recriminamos por no haber sido capaces de verlo si estaba ahí… justo en la punta de nuestra nariz y no fuimos capaces de olerlo ni verlo.
El gran amor de nuestras vidas viene de nosotros hacia nosotros mismos y no es narcisismo sino la realidad de nuestra existencia terrenal.
Amarse va mucho más allá que mimar al cuerpo sino que es mimar al alma.
Amarse es la aceptación total.
Amarse es amar tus ojos, tu pelo, tu sonrisa, tu infancia, tu presencia y ausencia de cualidades, tus experiencias pasadas, tus aciertos, tus errores.
Amarse significa, primero conocerse, luego aceptarse en todo lo que somos, sin negar nuestras miserias y comprendiendo nuestra humanidad imperfecta.
Si me amo, no le entrego el poder a “otro” para que sea el dueño de mi felicidad.
Si me amo, mi alegría y mi tristeza no dependerán de los demás.
Si me amo, seré consecuente con mis actos.
Si me amo, procuraré ser feliz cada día de mi vida.
El amor es incondicional así que nuestro amor hacia nosotros mismos debe estar por sobre toda limitación humana.
¿Cuesta amarse? No resulta nada fácil este trabajo de aprender a amarnos a medida que nos vamos conociendo con nuestras luces y sombras…
«Tú no eres un ser incompleto… No necesitas la completación de otro porque tú lo tienes todo muy dentro de ti». Aprende a amarte. ¡Nunca es tarde para empezar a darnos aquello que siempre hemos anhelado!
Me® (Tomado de: http://mer-sanandoelalma.blogspot.com/).
Reflexión del Dia: Volver a "casa"

¡El Hogar es donde esta el corazón. Todos tenemos uno!.
Algunas veces me siento confundida. Tal vez debido a que por lo sucedido en nuestra infancia y por otros hechos que se escapan a nuestro control, no sabemos lo que es un hogar. Pensamos que el hogar es donde esta la aflicción. En ocasiones nos apelmazamos y nos hacemos un hogar en un lugar que no es el verdadero.
Ahora es tiempo de que vayamos a los sitios a los que queremos ir. !Es hora de ir a casa!
(Melody Beattie de su Libro EN BUSCA DEL HOGAR INTERIOR).



