Reflexión del Día: Lo difícil es aceptarlo

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La Codependencia es una enfermedad que deteriora nuestro espíritu. Afecta nuestras vidas personales: nuestras familias, nuestros hijos, amigos y parientes; nuestros negocios y carreras; nuestra salud, y nuestro crecimiento espiritual. Es debilitante, y si se deja sin tratamiento, ocasiona que nos volvamos aún más destructivos con nosotros mismos y con los demás. Muchos llegamos al punto en el que tenemos que buscar el apoyo de otras personas.
Vivimos en los extremos en vez de vivir en equilibrio. Sufrimos nosotros y nuestras parejas, nuestros hijos y nuestros amigos a causa de nuestras conductas. Nuestras relaciones se estancan, se deterioran o se destruyen.
Llegamos a aceptar nuestra incapacidad de mantener relaciones sanas y nutritivas con nosotros mismos y con los demás. Comenzamos por reconocer que la causa radica en patrones destructivos que hemos tenido durante mucho tiempo en nuestra vida. Hemos encontrado que estos patrones entran en cinco categorías generales: patrones de negación, patrones de baja autoestima, patrones de conformidad, patrones de control y patrones de evasión.
¡Creemos que la recuperación comienza con un honesto autodiagnóstico! La prueba de fuego esta en concluir que se es Codependiente, luego, iniciamos el Camino de la recuperación, con altos y bajos, pero al estar claros, que así no se puede continuar «sobreviviendo», asumimos la responsabilidad de amarnos y desapegarnos de las falsas creencias de que somos «indispensables» en la vida de los demás, que todo gira a nuestro alrededor, y que nada puede hacerse bien si no participamos en ello. Dejamos de «batallar» con la necesidad de control que nos acompaña desde siempre, soltamos a las personas, nos desentendemos de la figura «heroica» que nos ha acompañado muchísimo tiempo. Nos damos cuenta que la vida es para disfrutarla sanamente, y que «podemos y merecemos» ser felices.

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Reflexión del Día: Tomar Conciencia

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Para sanar hay que tomar conciencia de los apegos y de las cosas que se están perdiendo a causa de esos apegos; es advertir todo lo que la vida me ofrece y yo no puedo disfrutar por culpa de ese apego; es reconocer el tiempo y las energías preciosas que gasto en tristezas y en lamentos interiores, cuando hay tanto y tanto para vivir.
Esta conciencia se vive como una liberación, como una feliz claridad interior que nos devuelve la libertad. Es bello contemplar como se desinflan nuestras esclavitudes al contemplarla con valentía. Esto implica tomar conciencia de todos los sentimientos que están unidos a un apego: el miedo de perder algo, el temor de quedarme sin eso que me obsesiona, una sensación de humillación o de baja autoestima. Este sentimiento debe ser reconocido tal cual es, en todos sus detalles: debe ser contemplado como quien mira algo desde fuera, hasta que uno perciba claramente lo inútil que es alimentar ese sentimiento dañino. Entonces puede surgir la decisión libre de renunciar a eso que nos entristece.
Nos hemos puesto la exigencia de ser aplaudidos, de poseer tanto dinero, de ser amados por tal persona, de tener tal cosa. Nos hemos apegado a eso y no “queremos soltar ese proyecto”. Esa exigencia es la causa de nuestros males. Pero no hay ninguna obligación de seguir alimentando tal exigencia. Muchas personas son felices sin eso. Entonces podemos imaginar nuestra vida feliz, serena y llena de fuerza, sin esa exigencia que nos trastorna. Y echarla lejos como si fuera una serpiente venenosa.
Una cosa es tener lo necesario para vivir, y cuidarlo. Otra es comenzar a ser poseídos por el deseo de los objetos, del dinero, de los títulos, de los afectos, y de todo lo que pueda ser acumulado. Eso es olvidar que el verdadero placer es fugaz, y que con retener las cosas no logramos ser mas felices. Eso que nos hizo felices ya paso.
Cuando uno no reconoce la fugacidad de las cosas y de los placeres, pierde su dignidad y comienza a venderse, a arrastrarse detrás de necesidades obsesivas. Hay que reconocer ese engaño y soltar, simplemente soltar. ¡Dejar ir, dejar pasar!
(Víctor Manuel Fernandez de su Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones).

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Recuperación… ¿Me alejo de mis afectos?

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No necesariamente tenemos que dejar a todos nuestros amigos y nuestra familia cuando nos recuperamos. Podemos separar cuidadosamente nuestra relaciones una de otras y analizar cuales son codependientes y en que sentido lo son. Si expulsamos de nuestra vidas a todas las personas conflictivas, puede que nos lleguemos a ver solos en la cima de una montaña.
Todos queremos y necesitamos que nos quieran. Ahora bien, es el precio que estamos dispuestos a pagar porque nos quieran lo que origina el problema. Es natural y es sano querer agradar a aquellos a los que queremos, pero los codependientes tendemos a abandonarnos nosotros mismos en favor de otros. Agradar a otras personas a nuestras expensas es resultado de la Codependencia. Una relacion es sana si existen unas negociaciones claras, de modo que los dos puedan sentirse satisfechos.
No hay nada malo en querer gustarle a la gente; ahora bien, es el añadido implícito de a cualquier precio lo que nos mantiene codependientes. Cuando empezamos a enfadarnos con aquellos a los que queremos, entonces sentimos que estamos perdidos y nos aterramos porque nos creemos que nos vamos a morir.
La linea de partida en este caso es la siguiente: recuperarse de la codependencia supone estar dispuesto a abandonar y a ser abandonado, si eso es lo que hace falta.
(Dorothy May de su Libro Codependencia. La dependencia controladora/la dependencia sumisa).

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Reflexión del Dia: Desequilibrio de Poder

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El germen de la «Codependencia» comienza con una relación desigual, en la que una persona tiene mas poder que la otra. Existe un desequilibrio de poder desde el comienzo de la relación. Relaciones desiguales de entrada serian las de maestro-aprendiz, profesor-estudiante, supervisor-supervisado. Lo que comienza siendo un esfuerzo sincero por ayudar y enseñar y una sincera disposición y receptividad a aprender, puede acabar en una pesadilla de codependencia..
Puede ocurrir también entre compañeros de habitación, entre amigos, cuando uno de ellos «siempre» acude al otro en busca de ayuda y consejo, y el otro siempre» escucha. La Codependencia transforma la responsabilidad en miedo y la preocupación en rabia.
La Codependencia comienza por una atracción mutua . Pero lo hace de forma desigual, con una persona que da mas que la otra y otra que toma mas que la una. Lo normal no es que se trate de dos personas que dan, sino de una que da y otra que toma, La relación puede funcionar muy bien mientras que la persona necesitada tenga problemas y pida y reciba ayuda, y la persona con mas estatus permanezca en esa posición.
Allí donde las expectativas entre los dos no estén claras o sean ambiguas y haya una falta de comunicación eficaz respecto de la relación, existe la posibilidad que surjan problemas. Allí donde ambas personas teman secretamente el abandono y necesiten depender o manipular en vez de negociar, habrá seguramente un problema. Ya sea que se haga el tonto o el nocente, la persona que se niega a asumir su responsabilidad, que culpa de lo que ocurre en la relación a quien tiene el poder y que alterna la sumisión con explosiones de rabia, sienta unas bases seguras para las reacciones codependientes.
Unos limites claros y bien definidos son esenciales para cualquier relación. Allí donde una o ambas personas tengan unos limites pobres e indefinidos, o rígidos, estos limites se sobrepasaran, cuando deberían haber sido definidos.
(Dorothy May de su Libro Codependencia. La Dependencia Controladora/La Dependencia Sumisa).

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Reflexion del Dia: Responsabilidad/Culpa

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Es muy cómodo el papel de víctima, porque así todo es siempre culpa de otra persona. Alguna vez tienes que afirmarte sobre tus pies y asumir la responsabilidad.
Hay una diferencia entre responsabilidad y culpa. Cuando hablamos de responsabilidad, en realidad estamos hablando de tener poder . Cuando hablamos de culpa, estamos hablando de obrar mal. La responsabilidad es un don porque otorga el poder de hacer cambios. Lamentablemente, hay personas que optan por interpretarla como culpa,personas que generalmente, de una manera u otra, se sienten culpables de todo, porque así tienen otra forma de criticarse. Hay un nivel en el que ser víctima es maravilloso, porque entonces los responsables son los demás, y no nos corresponde a nosotros hacer cambios.
No es mucho lo que podemos hacer por la gente que se siente culpable. O aceptan la información o no la aceptan. Deja que hagan lo que quieran. No es tuya la responsabilidad de que se sientan culpables.
Tengo el poder de hacer cambios…
(Louise L. Hay de su Libro Pensamientos del Corazon).

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Reflexion del Día: Dale espacio a lo nuevo

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Por eso, soltar algo que nos obsesiona no es solo sacarse un peso de encima y estar mas tranquilo y cómodo. Es mucho mas. Nos lleva a una sensación bellisima de libertad interior, de amplitud, de expansión y apertura a todo el Universo.
Mas de una vez he sentido el dolor de renunciar a ciertas cosas: una bella amistad, un trabajo, un lugar. Quizá desgaste muchas energías, mucho tiempo y muchas ilusiones para conseguir algo que deseaba, y cuando eso termino sentí que quedaba con las manos vacías, a la intemperie.
Mas adelante reconocí que el sufrimiento era mas profundo de lo que yo creía. No quería renunciar al gozo que había vivido, porque no quería sentirme culpable de haber gastado mucho tiempo y fuerzas en algo pasajero, en algo que ya se acabo.
Por eso, luego descubrí que en realidad, si quería librarme del dolor, no debía culparme por lo vivido; solo debía abrirme a una nueva forma de felicidad. Simplemente debía aceptar lo vivido, como una parte de mi existencia, pero «soltándolo» para aceptar la nueva forma de vida que nacía.
Esta muy bien que me haya alegrado cuando conseguí eso que me hizo feliz. Aquel gozo y aquel entusiasmo fueron buenos para el alma y para el cuerpo. Aquello fue útil en su momento y valió la pena. Tuvo un sentido y un significado para mi vida. Pero eso no significa que deba ser eterno

Entonces acepte lo que Dios me pedía: Ahora se trata simplemente de liberar el corazón sin acumular el pasado en el interior. Dios y la vida necesitan ese lugar disponible para la nueva vida que me quieren regalar.

(Tomado del Libro Como Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexion del Día… Soltemos los controles

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Algunos síntomas de actitudes enfermizas y egocéntricas donde «no queremos soltar los controles»:

Cuando nos obligamos a lograr un éxito tras otro, sin pausas. Cuando realizamos todo con rapidez. Cuando nos dejamos tomar por deseos o propósitos muy grandes, que luego no podemos lograr. Cuando estamos siempre compitiendo con otros. Cuando hacemos las cosas para ser reconocidos y todos nuestros planes apuntan a lograr reconocimiento.
En estos casos, necesitamos tener todo bajo control, todo tiene que estar directamente relacionado con nuestros propósitos . Pero no conviene aferrarse a poder elegir siempre, porque es imposible. Se trata solo de hacer lo posible sin angustiarse, y dejar que la vida y las circunstancias inevitables nos elijan, dejar que ocurra lo que tenga que suceder.
Algo nos parece malo, inconveniente, o lo sentimos como un fracaso, porque no percibimos el sentido que tiene eso en la totalidad del universo y en el todo de nuestra propia vida. Es mejor soltar esos controles.
También hay que dejarle a Dios el control sobre los demás y no pretender cambiar a las personas como si fuéramos sus dueños. Si amamos a alguien lo primero es aceptarlo así como es y dejarlo en libertad para pensar y actuar a su modo, con sus esquemas personales, con inclinaciones y gustos diferentes.
Mientras menos expectativas tengamos sobre los demás, mientras menos pensemos como deberían comportarse, mas abiertos estaremos para una relación autentica con ellos. De otro modo viviremos buscando marionetas que se dejen manejar, o espejos donde podamos ver nuestros propios pensamientos y nuestros propios gustos.

Las personas solo son propiedad de Dios que las ha creado libres. No están hechas para girar a nuestro alrededor sometidos a nuestros controles.

(Fragmentos del Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexión del Día… Esclavitud interna.

«No quiero arrastrarme detrás de nada, no fui hecho para ser esclavo».

Puede parecer crudo decir esto, porque a veces lo que tenemos que soltar es un ser querido, o un ideal muy noble, y en nuestro interior nos parece que el amor y la fidelidad nos exigen permanecer atados a esa persona o a ese ideal. Pero una cosa es la evocación cariñosa y algo nostálgica, o el sereno y tierno recuerdo que nunca puede desaparecer si hemos amado a alguien. Y otra cosa es una esclavitud interna cuando a causa de ese apego dejamos de vivir, dejamos de crecer, nos anulamos y nos enfermamos, la vida pierde sentido. Ha pasado el tiempo y ya no somos capaces de disfrutar y de crear. Entonces no le hacemos ningún honor a ese ser querido que se fue, o a ese ideal que no pudimos realizar, porque lo declaramos el causante de nuestra anulación. En el fondo lo declaramos culpable de habernos quitado la vida.
En cambio el mejor honor que podemos hacerle es sacar energías de ese cariño, y entregarnos de lleno en la nueva etapa que la vida nos presenta, para producir algún fruto precioso.

En realidad, cuando no quiero renunciar a algo que se termino, mas que esclavo de esa persona o de esa realidad, me he convertido en esclavo de mi debilidad, de mis sentimientos y necesidades interiores. Pero mi ser es infinitamente noble y demasiado valioso como para que yo lo degrade y lo enferme a causa de esos sentimientos y necesidades.

(Fragmentos del Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexion del Día… Nostalgias

El problema es que me cuesta aceptar el paso del tiempo, o algunas cosas que ya no puedo hacer, o la posibilidad de que mis hijos se vayan o que ya no pueda llevar el registro de sus vidas, o que no logre comprar aquella casa, o que se muera mi mascota. ¿Que es lo que no quiero soltar?

A veces son cosas que hace mucho tiempo se acabaron, pero yo no las solté. Nostalgias. Y por recordar ese pasado no descubro las maravillas que puedo iniciar ahora, algo distinto, algo nuevo que se me ofrece. Otras veces, son cosas que yo presiento que estan terminando y esa agonia me amarga el alma.

Entonces puedo decirle a Dios:

Aquí estoy para empezar el camino. Se que es un llamado a la gloria, a crecer, a avanzar. Yo valgo mas que esta obsesión. Tu me quieres libre. Lo acepto. Es señal de que me estas tomando en serio. Vamos juntos. Dame la gracia para entregarte esto que me esclaviza y para descubrir a donde me quieres llevar. Ayúdame a ver lo hermoso de este cambio, para que alcance la feliz madurez a la que estoy llamado.

(Fragmentos del Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones de Víctor M. Fernandez).

Recuperación: ¿Aprender de nuevo a vivir y a amar?

Aprender de nuevo a vivir y a amar significa encontrar un equilibrio: aprender a amar y, al mismo tiempo, vivir nuestra propia vida; aprender a amar sin fundirnos completamente en el plano emocional con el objeto de nuestro afecto; y aprender a amar a los demás sin por ello dejarnos de amar a nosotros mismos.
Necesitamos aprender a vivir, a amar y a divertirnos de manera que cada actividad no interfiera de una manera poco razonable con ninguna de las otras.
Gran parte de la recuperación consiste en encontrar y en mantener un equilibrio entre todos los aspectos de nuestra vida. Necesitamos vigilar la balanza para que esta no se cargue demasiado hacia ninguno de los dos lados a medida que evaluamos nuestras responsabilidades para con nosotros mismos y hacia los demás. Necesitamos equilibrar nuestras necesidades emocionales con nuestras necesidades físicas, mentales y espirituales. Necesitarnos equilibrar el dar y el recibir; necesitamos encontrar la línea divisoria entre lo que es desentendernos de algo y cumplir con nuestra parte. Necesitamos encontrar un equilibrio entre lo que es resolver problemas y lo que es aprender a vivir con problemas no resueltos. Mucha de nuestra aflicción viene de haber tenido que vivir con la pena de problemas sin resolver, y de que las cosas no sucedieran de la manera que nosotros esperábamos y anticipábamos. Necesitamos encontrar un equilibrio entre dejar ir nuestras expectativas y el recordar que somos personas importantes y valiosas que merecen llevar vidas decentes.

Para comenzar:

A menudo me preguntan: ¿Por dónde empiezo? ¿Cómo se comienza? ¿Cómo hago para encontrare el equilibrio?
He hablado acerca de muchas ideas y propuesto muchas sugerencias, y algunos de nosotros podemos sentirnos abrumados.
Para algunos, alcanzar un equilibrio puede parecer imposible. Podemos sentirnos como si estuviéramos tirados en el suelo de una celda oscura, de la que no podemos salir arrastrándonos. Sí podemos. Alcohólicos Anónimos y Al-Anón nos ofrecen una sencilla fórmula de tres partes para hacerlo. Se le llama “HOW”: Honestidad, Franqueza y Disposición para probar.
Antes escribí que el cambio comienza cuando nos percatamos de algo y lo aceptamos. El tercer paso en el cambio de la conducta humana es la acción asertiva. Para nosotros eso significa hacer las cosas de manera diferente. Seamos honestos, guardemos nuestra mente abierta y mantengámonos dispuestos a tratar de hacer las cosas de modo distinto, y entonces cambiaremos.

Escoge una conducta para trabajar sobre de ella y cuando lo hagas de manera cómoda sigue con otra.
He escuchado que necesitamos repetir una acción veintiún veces para convertirla en un hábito. Esa es una
regla básica que debemos tener presente. Descubramos por dónde queremos comenzar y empecemos por ahí. Empecemos donde nos encontramos. Si no podemos decidir por dónde empezar, empecemos a acudir a la reuniones de Al-Anón, o a algún otro grupo que sea adecuado. Si estamos en el sótano, salgamos de él aunque sea a rastras. Aprenderemos luego a caminar; conseguiremos el equilibrio.

Ir hacia adelante:

Una vez que hemos empezado, ir hacia adelante se volverá un proceso natural, si nos seguimos moviendo. A veces, daremos algunos pasos para atrás, Eso también está bien. A veces es necesario. A veces es parte de ir hacia delante.
Algunos podemos estar enfrentando decisiones difíciles, decisiones acerca de terminar con relaciones que son desdichadas y destructivas. De acuerdo con Earnie Larsen, si la relación está muerta, entiérrala.
Podemos tomarnos nuestro tiempo, trabajar sobre nosotros mismos, y seremos capaces de tomar la decisión correcta cuando sea tiempo de hacerlo.
Algunos podremos estar tratando de componer relaciones que están dañadas pero que siguen vivas. Seamos pacientes. El amor y la confianza son entidades vivas y frágiles. No se regeneran automáticamente porque así se los ordenemos si han sufrido resquebrajaduras. El amor y la confianza no reaparecerán automáticamente si la otra persona se pone sobria o si soluciona cualquier problema que haya tenido. Se debe permitir que el amor y la confianza sanen a su propio tiempo. A veces se curan; otras veces no.
Algunos podemos estar sin una persona especial a quien amar. Eso puede ser difícil, pero no es una situación imposible. Podremos querer y necesitar alguien a quien amar, pero creo que es de gran ayuda amarnos lo suficiente a nosotros mismos. Está bien tener una relación, pero también está bien no tener una relación. Busquemos amigos a quienes amar y que nos amen, y que piensen que nosotros somos valiosos. Amémonos a nosotros mismos y sepamos que somos valiosos. Usemos nuestros ratos de soledad como inspiración. Soltémonos.
Aprendamos las lecciones que debemos de estar aprendiendo. Crezcamos. Desarrollémonos. Trabajemos sobre nosotros mismos, de modo que cuando aparezca el amor, sea para mejorar una vida que ya es de por sí plena e interesante. El amor no debe ser la preocupación de nuestra vida entera ni un escape a una vida que es infeliz.
Luchemos por lograr nuestras metas. Divirtámonos. Confiemos en Dios y en su medida del tiempo. A Él le importamos y Él sabe acerca de todas nuestras necesidades y deseos.
Sea cual sea nuestra situación, podemos ir despacio. Nuestros corazones pueden conducirnos a donde nuestras cabezas nos dicen que no debemos ir. Nuestras cabezas pueden insistir en que vayamos a donde nuestros corazones no quieren seguirlas. En ocasiones la atracción que sentimos por las ranas puede llevarnos a donde ni nuestros corazones ni nuestras cabezas quieren ir. Eso está bien. No hay reglas acerca de a quién debemos amar y a quién no y con quién nos debemos relacionar y con quién no. Podemos amar a quien nosotros queramos, y cuando queramos. Pero hay que desacelerarnos y tomarnos el tiempo para hacerlo de una manera que no nos lastime.
Pongamos atención a lo que está sucediendo. Amemos desde nuestra fortaleza, no desde nuestra debilidad, y pidamos a los demás que hagan lo mismo. Tomemos decisiones acertadas a diario acerca de lo que debemos hacer para cuidar de nosotros mismos. Entre nuestro poder superior y nosotros, seremos capaces de averiguar lo que debemos hacer. Espero que encontremos gente a la que disfrutemos amar; gente que disfrute amándonos y nos rete a crecer. Espero que encontremos un trabajo que disfrutemos y que nos rete a crecer.
Una palabra de advertencia: de vez en cuando, podemos perder nuestro equilibrio. Podemos empezar a correr, a brincar, a saltar y de repente encontrarnos de narices en el piso. Todos esos viejos sentimientos locos se nos vienen de un jalón. No nos asustemos. Esto es normal. Las características codependientes, las maneras de pensar y los sentimientos se convierten en hábitos. Esos sentimientos y pensamientos habituales pueden salir de vez en cuando a la superficie. Los cambios (incluso los cambios benéficos), ciertas circunstancias que nos recuerden la locura del alcohol y el estrés pueden provocar codependencia. A veces nos alocamos otra vez sin motivo alguno. Pero esto pasará. No nos avergoncemos y no nos escondamos.
Podemos levantarnos de nuevo. Lo superaremos. Hablemos con amigos de confianza; seamos pacientes y gentiles con nosotros mismos. Sólo sigamos haciendo las cosas que sabemos que necesitamos hacer. Todo mejorará. No dejemos de cuidar de nosotros, no importa lo que suceda.
Conseguir nuestro equilibrio y mantenerlo una vez que lo hemos encontrado esla sustancia de la recuperación. Si eso suena a un gran paquete no nos preocupemos. Podemos hacerlo. Podemos aprender a vivir de nuevo. Podemos aprender a amar de nuevo. Incluso podemos aprender a divertirnos al mismo tiempo.

(Melody Beattie de su Libro Ya no seas Codependiente).