Los sentimientos agradables se pueden convertir en parte habitual de nuestra vida.
No hay absolutamente ninguna virtud en el sufrimiento innecesario que muchos de nosotros hemos sentido gran parte de nuestra vida. No tenemos por qué permitirle a los demás que nos hagan sentir desdichados, como tampoco tenemos por qué sentirnos desdichados nosotros mismos.
Un buen día no tiene por qué ser «la calma antes de la tormenta». Esa es una vieja forma de pensar que aprendemos en sistemas disfuncionales.
En la recuperación, tener un buen día o un sentimiento agradable no significa que estemos en negación. No tenemos por qué destrozar nuestros buenos momentos buscando obsesivamente un problema o creándolo.
Disfrutar de nuestros días buenos no significa que le estemos siendo desleales a nuestros seres amados que tienen problemas. No tenemos por qué hacernos sentir culpables porque los demás no están teniendo un día bueno. No tenemos porqué hacernos sentir desdichados para ser como ellos. Ellos pueden tener su día y sus sentimientos y nosotros podremos tener los nuestros.
Un sentimiento agradable es para disfrutarlo. Más de lo que podamos imaginar, los días buenos son nuestros si así lo pedimos.
«Hoy me permitiré disfrutar de lo bueno. No tengo por qué destrozar mi día bueno o un sentimiento agradable; tampoco tengo por qué dejar que los demás lo echen a perder».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Categoría: relaciones sanas
Meditación 23 de Mayo … Disfrute
La vida no es para soportarla, es para disfrutarla y abrazarla.
La creencia de que debemos encogernos de hombros y vivir una existencia de escasez y privaciones para tener nuestra «recompensa en el Cielo» es una creencia codependiente.
Y sin embargo, la mayoría de nosotros todavía tenemos temporadas en que la vida es estresante y reta a nuestra habilidad para soportarla. Pero en la recuperación estamos aprendiendo a vivir nuestra vida, a disfrutarla y a manejar las situaciones como vienen.
Nuestras habilidades de supervivencia nos han servido bien. Nos han acarreado en tiempos difíciles, de niños y de adultos. Nuestra capacidad para congelar sentimientos, negar problemas, privarnos a nosotros mismos y lidiar con el estrés nos han ayudado a llegar a donde estamos hoy. Pero ahora estamos a salvo. Estamos aprendiendo a hacer algo más que sobrevivir. Podemos dejar ir conductas de supervivencia enfermizas. Estamos aprendiendo maneras nuevas, mejores, de protegernos y cuidar de nosotros mismos. Estamos libres para sentir nuestros sentimientos, identificar problemas y resolverlos, y darnos a nosotros mismos lo mejor. Estamos libres para abrirnos y sentirnos vivos.
» Hoy dejare ir mis habilidades para soportar y sobrevivir. Escogeré un nuevo modo de vivir, uno que me permita estar vivo y disfrutar de la aventura».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 22 de Mayo
La codependencia es muchas cosas. Es una dependencia de los demás: de sus estados de ánimo, de su conducta, de su enfermedad o bienestar y de su amor. Es una dependencia paradójica. Parece que los demás dependen de los codependientes, pero en realidad ellos son los dependientes. Parecen fuertes pero se sienten desamparados. Parecen controladores pero en realidad son controlados ellos mismos, a veces por una enfermedad tal como el alcoholismo.
Estos son los hechos que dictaminan la recuperación. Solucionar estos problemas hace divertida la recuperación. Muchas recuperaciones de problemas que involucran la mente, las emociones y el espíritu de una persona son largas y engorrosas. No es así en el caso de la codependencia. Exceptuando emociones humanas normales que estaríamos sintiendo de cualquier manera, y de piquetes de incomodidad que tenemos cuando empezamos a comportarnos de manera diferente, la recuperación de la codependencia es emocionante. Es liberadora. Nos permite ser lo que somos. Permite a los demás ser como son. Nos ayuda a ejercitar el poder que Dios nos ha dado para pensar, sentir y actuar. Se siente uno bien. Nos brinda paz. Nos permite amarnos a nosotros mismos y a los demás. Nos permite recibir amor, esa maravilla que todos buscamos. Brinda un ambiente óptimo para que la gente a nuestro alrededor se cure y permanezca sana. Y la recuperación detiene el insoportable dolor con el que hemos vivido muchos de nosotros.
La recuperación no sólo es divertida, también es sencilla. No siempre es fácil, pero es sencilla. Se basa en la premisa de que muchos de nosotros hemos olvidado o que nunca hemos aprendido: cada persona es responsable de sí misma. Implica aprender una nueva conducta a la que nos dedicaremos: cuidar de uno mismo.
(Melody Beattie de su Libro Ya No seas Codependiente).
Reflexión del Dia: 17 de Mayo
A veces, la vida y la gente parecen presionar y presionar. Como estamos tan acostumbrados al dolor, podremos decirnos a nosotros mismos que no nos duele. Como estamos tan acostumbrados a que la gente nos controle y nos manipule, podremos decirnos que estamos equivocados.
No estamos equivocados. La vida nos está presionando y lastimando para captar nuestra atención. A veces, el dolor y la presión apuntan hacia una lección. La lección puede ser que nos hemos vuelto demasiado controladores. O quizá se nos está empujando para que nos adueñemos de nuestro poder para cuidar de nosotros mismos. La cuestión son los límites.
Si alguien o algo nos está presionando hasta el límite, eso es exactamente lo que está sucediendo: nos han presionado hasta nuestro límite. Podemos estar agradecidos por esa lección que está aquí para ayudarnos a explorar nuestros límites y a fijarlos.
¡Date el permiso de fijar limites sanos en tu vida!
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 17 de Mayo… Experimenta tu vida
En cuanto digas: «Quiero cambiar», y haces un programa para lograrlo, se creara una fuerza contraria que te impide el cambio. Los cambios están teniendo lugar por sí mismos. Si profundizas más en lo que eres, si aceptas lo que hay allí, entonces un cambio ocurre automáticamente por sí mismo. ¡Esta es la paradoja del cambio! (Frederick S. Perls).
El Dr. Frederick S. Perls, fundador de la Terapia Gestalt, influenció profundamente mi vida. Cuando trabajé en comunidades terapéuticas, para «Gestalt», un sentimiento significaba entrar completamente en ese sentimiento, volverme uno con ese sentimiento, aceptar total y completamente el sentimiento y la experiencia como un medio de trascender, sanar o manejarlo.
¿Cómo cambiamos? No te fuerces. Déjate cambiar. Déjate ser. Adéntrate plenamente en la experiencia de tu vida, tus sentimientos y ser tú lo que puedas.
Cuando salgas, serás diferente.
Acepta también quién eres.
No intelectualices tu vida. Experimentala.
«Dios, ayúdame a aceptar quién y dónde estoy, y cómo me siento hoy. Entonces mañana, ayúdame a hacer lo mismo».
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 16 de Mayo
¡Empieza ahora! Podemos aprender a ser amables, amorosos, y cariñosos con nosotros mismos. De todas las conductas de recuperación que estamos luchando por lograr, amarnos a nosotros mismos puede ser la mas difícil y la mas importante. Si habitualmente somos duros y críticos con nosotros mismos, aprender a ser ambles puede requerir de un dedicado esfuerzo.
¡Pero que valiosa aventura!
Al no gustarnos a nosotros mismos, podemos estar perpetuando el desprecio, el abandono o el abuso que recibimos durante la niñez por parte de la gente importante en nuestra vida: No nos gusto lo que sucedió entonces, pero nos descubrimos copiando a aquellos que nos maltrataron al tratarnos mal a nosotros mismos.
Podemos detener ese patrón.
Podemos empezar a darnos el tratamiento amoroso, respetuoso, que merecemos.
En vez de criticarnos, podemos decirnos que nos hemos desempeñado suficientemente bien.
Podemos despertar por la mañana y decirnos que nos merecemos tener un día bueno.
Podemos hacer el compromiso de cuidar bien de nosotros mismos durante el día.
Podemos reconocer que somos merecedores de amor.
Podemos hacer cosas amorosas por nosotros mismos.
Podemos amar a otras personas y dejarlas que nos amen.
La gente que en verdad se ama a sí misma no se centra destructivamente en sí misma. No abusa de los demás. No deja de crecer y de cambiar. La gente que se ama bien a sí misma aprende a amar también a los demás. Continuamente crece para convertirse en gente más sana, aprendiendo que colocó su amor en el lugar correcto.
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 16 de Mayo… Espontaneidad
En recuperación, ¡estamos aprendiendo a dejarnos llevar! Estamos aprendiendo a ser espontáneos.
La espontaneidad puede asustar a algunos de nosotros. Podemos temer la pérdida de control relacionada con la espontaneidad. Todavía podemos estar operando bajo las reglas codependientes que prohíben la espontaneidad: ser bueno; tener razón; ser perfecto; sé fuerte; no te diviertas; y siempre estar en control.
Podemos asociar la espontaneidad con actuar de una manera adictiva, compulsiva, autodestructiva o irresponsable.
No es de eso de lo que estamos hablando en recuperación. La espontaneidad positiva implica expresar libremente quiénes somos, de una manera que sea divertida, saludable, que no nos hiera y que no infrinja los derechos de los demás.
Aprendemos a ser espontáneos y libres a medida que crecemos en autoconciencia y autoestima. La espontaneidad surge a medida que aumenta nuestra confianza en nosotros mismos, y nos volvemos más seguros en nuestra capacidad de mantener límites saludables.
Ser espontáneo está conectado a nuestra capacidad de jugar y lograr la intimidad. Para todos esos actos deseables, debemos ser capaces de dejar de lado nuestra necesidad de controlarnos a nosotros mismos y a los demás, y entrar plena y libremente en el momento presente.
Suelta tus riendas sobre ti mismo. Entonces, ¿qué pasa si te equivocas? Entonces, ¿qué pasa si estás equivocado? Disfruta de tus imperfecciones.
Déjate un poco necesitado, un poco vulnerable. ¡Tomar un riesgo!
Podemos ser espontáneos sin lastimarnos a nosotros mismos ni a los demás. De hecho, todos se beneficiarán con nuestra espontaneidad.
«Hoy, tiraré el libro de reglas y disfrutaré de ser quien soy. Me divertiré un poco con el don de la vida, de mí mismo y de otros».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 15 de Mayo
¡Corre un riesgo. Date una oportunidad!
Obviamente no tenemos que correr riesgos temerarios o contraproducentes, pero en la recuperación podemos permitirnos correr riesgos positivos. No podemos darnos el lujo de quedarnos paralizados.
No tenemos por qué quedarnos frustrados y atrapados por miedo a cometer un error o a fracasar. Naturalmente, de vez en cuando cometeremos errores y fracasaremos. Eso es parte de estar completamente vivos. No hay garantías. Si estamos esperando cursos garantizados de acción, podemos pasar gran parte de nuestra vida esperando.
No tenemos por qué avergonzarnos a nosotros mismos o aceptar que nos avergüence cualquier otra persona, incluso aquella que está en recuperación, por cometer errores. La meta de la recuperación no es vivir la vida perfectamente. La meta de la recuperación es vivir, aprender nuestras lecciones y lograr un progreso general.
Corre un riesgo. No esperes siempre una garantía.
No tenemos por qué escuchar el «te lo dije». Límpiate el polvo después de un error y, luego, camina hacia el éxito.
«Dios mío, ayúdame a empezar a correr riesgos sanos. Ayúdame a dejar ir mi miedo al fracaso y ayúdame a dejar ir mi miedo al éxito. Ayúdame a dejar ir el miedo a vivir plenamente mi vida, y ayúdame a empezar a experimentar todas las partes de esta jornada».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 15 de Mayo… ¿Qué esperas?
La clave de la vida y el poder es simple. Es saber quiénes somos. Es saber lo que pensamos, lo que sentimos, lo que creemos, lo que sabemos e incluso lo que sentimos. Es entender dónde hemos estado, dónde estamos y hacia dónde queremos ir. A menudo, eso es diferente de lo que pensamos que debemos ser, de lo que otros quieren que seamos, nos digan que seamos, y algunas veces hasta nos dicen que sí lo somos. (Melody Beattie)
Es fácil engancharse a las expectativas que otras personas tienen de nosotros. A veces, es incluso más fácil engancharse a lo que creemos que esperan de nosotros.
Una de las mayores trampas es encerrarnos en una noción preconcebida de nosotros mismos. Podemos mantenernos tan ocupados viviendo a la altura de una imagen de nosotros mismos que olvidemos quiénes somos en realidad. Es lo suficientemente fuerte como para liberarse de las expectativas, habladas y no dichas, que otros nos imponen. Es más insidioso cuando comenzamos a decirnos que somos lo que creemos que otras personas esperan que seamos, ya sea que lo sean o no.
Mirate en el espejo. Si ves a una persona confinada con una imagen limitante que ya no le queda bien o no se siente bien, libérate.
«Dios, ayúdame a soltar el ego. Ayúdame a dejar de vivir las caricaturas autoimpuestas de quien creo que se supone que soy».
Actividad: Esta semana, haz dos cosas que quieras hacer que creas que otras personas normalmente no esperarían de ti. No hagas nada que te lastime a ti mismo ni provoques dolor a otro. Puede que se sorprendas de lo fácil y divertido que es ser tu mismo.
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).
Meditación 14 de Mayo… Disculpas
A veces, actuamos de una manera que no nos sentimos cómodos. Eso es humano. Es por eso que tenemos las palabras: «Lo siento». Sanan y acortan la brecha. Pero no tenemos que decir «lo siento» si no hicimos nada malo. Una sensación de vergüenza puede mantenernos disculpándonos por todo lo que hacemos, cada palabra que decimos, por estar vivos y ser lo que somos.
No tenemos que disculparnos por cuidarnos a nosotros mismos, lidiar con los sentimientos, establecer límites, divertirnos o recuperar la salud.
Nunca tenemos que cambiar nuestro rumbo, si es en nuestro mejor interés, pero a veces una disculpa general reconoce otros sentimientos y puede ser útil cuando los problemas de una circunstancia o relación no son claros. Podríamos decir: «Lo siento por el alboroto que tuvimos. Lo siento si lo que necesitaba hacer para cuidarme te lastimaba; no fue pensado de esa manera».
Una vez que hacemos una disculpa, no tenemos que seguir repitiendo. Si alguien quiere continuar librándonos de una disculpa por el mismo incidente, ese es el problema de la persona, y no tenemos que engancharnos.
Podemos aprender a tomar nuestras disculpas en serio y no repartirlas cuando no son válidas. Cuando nos sentimos bien con nosotros mismos, sabemos cuándo es el momento de decir que lo sentimos y cuándo no.
«Hoy intentaré ser claro y saludable en mis disculpas, tomando responsabilidad por mis acciones y las de nadie más. Dios, ayúdame a descubrir por qué necesito disculparme y qué no es mi responsabilidad».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).