Meditacion 21 de Agosto … Desapeguémonos en las relaciones


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea la necesidad de asumir cuándo desapegarnos, soltar esas conductas controladoras y establecer un plan de acción que nos conduzca a mantenernos firmes con referencia a dejar ir a las personas con quienes hemos mantenido relaciones difíciles que han impedido que alcancemos una serenidad perdurable.

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Medita sobre esto:

Cuando al principio nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos objetable y cuestionable. Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no le importan los demás.
Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.
Podemos creer que el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán el resultado que deseamos.
Controlar, preocuparse y forzar no funcionan. Aunque tuviéramos razón, el controlar no funciona. En algunos casos, puede impedir el resultado que esperamos.
A medida que practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a aprender la verdad. Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una conducta en las relaciones que sí funciona.
También aprendemos algo más. El desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas nuestras relaciones. Le abre la puerta al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.
Desapegarse quiere decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacitan para fijar los límites que necesitamos establecer con la gente. Nos permite tener nuestros sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta a los demás a hacer lo mismo.
Le permite a nuestro Poder Superior entrar en escena y obrar.

«Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios. Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo».

Mi Reflexión: Es fácil para los codependientes «engancharnos»en una relación donde llevamos el control sobre los otros, y en ello podemos estar «regodeándonos» por años, manteniendo el criterio que los demás requieren de nosotros y solo así «nos sentimos realizados» y «tomados en cuenta». Por ello, al presentarse la alternativa del «desapego», nuestro mundo se agita, y la mente no acepta ni comprende por que debemos hacerlo, a menos que estemos conscientes que ya la vida se nos ha vuelto «ingobernable». Creemos firmemente que mantenemos el mando, nos convertimos en quien «todo lo resuelve. Competimos con Dios». Al desapegarnos, más si lo hacemos en el marco del amor, estamos entregando el control a un ser superior a nosotros, y eso es ¡LIBERADOR! El proceso no se da en un «chasquido de dedos», lleva un compromiso de parte nuestra de querer sanar. Vendrán recaídas, pero allí mantendremos ese compromiso con nosotros mismos. Asumamos que es nuestra tarea relevante. (Alpha).

¿Has sentido que ya no gobiernas tu vida, y que solo deseas complacer a la gente? ¿Has puesto en practica el Desapego? Comenta aquí cuáles han sido tus resultados.

Reflexión del Dia: 16 de Agosto

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» expresa de manera tajante que el control es ilusorio, no es funcional, es enfermizo, que solo nos trae dificultades, que nos desgasta hasta el punto de perder nuestra salud física y emocional. Nadie puede controlar a nadie, solo podemos controlarnos a nosotros mismos.

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Reflexiona sobre esto:

El control es una ilusión. No funciona. No podemos controlar el alcoholismo. No podemos controlar las conductas compulsivas de nadie: comer en exceso, una conducta sexual exagerada, la apuesta compulsiva, ni ninguna otra de sus conductas. No podemos (y no es asunto nuestro hacerlo) controlar las emociones, la mente o las elecciones de nadie. No podemos controlar el resultado de los eventos. No podemos controlar a la vida. Algunos de nosotros apenas podemos controlamos a nosotros mismos.
A fin de cuentas las personas hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o cómo se están sintiendo); piensan lo que quieren pensar; hacen las cosas que creen que necesitan hacer; y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. No importa si ellos no tienen la razón y nosotros sí. No importa que se estén lastimando a sí mismos. No importa que nosotros podríamos ayudarles si tan sólo nos escucharan y cooperaran con nosotros. NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA.
No podemos cambiar a las personas. Cualquier intento de controlarlas es un engaño y una ilusión. Se resistirán a nuestros esfuerzos o redoblarán los suyos para probar que no podemos controlarlas. Podrán adaptarse temporalmente a nuestras demandas, pero cuando nos demos la vuelta regresarán a su estado natural. Y aún más, la gente nos castigara por obligarla a hacer algo que no quiere, o a ser como no quiere ser,
Ningún control será suficiente para efectuar un cambio permanente o deseable en otra persona. A veces podremos hacer cosas que aumenten la probabilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun eso podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad. Es una desgracia. A veces es difícil de aceptar, especialmente si alguien a quien amas se lastima a sí mismo o a sí misma y a ti. Pero así es. La única persona a la que puedes o podrás hacer cambiar es a ti misma. La única persona que te atañe controlar eres tú misma.
¡Desapégate – Renuncia!

Mi Reflexión: Durante años he pretendido «controlar a los otros», intervenir en sus vidas para «cambiarlos», creyendo que lo que hacen no está bien y que si obedecen mis sugerencias o consejos les va a ir mejor en la vida. Hoy, después de muchas dificultades en lo personal, puedo admitir ante ustedes, que realmente es desgastante pretender manejar a los demás como si fueran «títeres»¡eso no funciona, ni funcionará jamás! He tomado conciencia de ello tras algunos problemas con mi salud física y desórdenes en lo afectivo. Las personas solo desean ser ellas mismas, cometer sus propios errores, tener sus aciertos y nada más. Quien pretenda intervenir en sus decisiones, va a ser rechazado y hasta eliminado de sus afectos. (Alpha).

¿Has tenido alguna experiencia similar? ¿Has asumido cambiar y buscar dejar ir o soltar? Si lo estas haciendo comparte tus vivencias con nosotros, será de mucha ayuda.

Meditación 8 de Agosto… Aprende a decir Si

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa la importancia de asumir el momento actual, con sus debilidades y fortalezas, como parte de nuestra vida, y eso debemos aceptar en paz y serenidad.

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Medita sobre esto:

Ayer hablamos acerca de aprender a decir no. Hoy hablemos de otra palabra importante: Sí.
Podemos aprender a decir sí a las cosas que nos hacen sentir bien, a lo que queremos, para nosotros mismos y para los demás.
Podemos aprender a decir si a la diversión. Si a las reuniones, a llamar a un amigo, a pedir ayuda.
Podemos aprender a decir si a las relaciones sanas, a la gente y a las actividades que nos convienen.
Podemos aprender a decir sí a nosotros mismos, a lo que queremos y necesitamos, a nuestros instintos y a la guía de nuestro Poder Superior.
Podemos aprender a decir sí cuando sentimos que es correcto ayudar a alguien.
Podemos aprender a decir sí a nuestros sentimientos.
Podemos aprender a identificar cuándo necesitamos dar un paseo, tomar una siesta, que nos froten la espalda o comprarnos flores.
Podemos aprender a decir sí al trabajo que nos gusta.
Podemos aprender a decir sí a todo lo que nos nutre y alimenta.
Podemos aprender a decir sí a lo mejor que pueden ofrecernos la vida y el amor.

«Hoy diré sí a todo lo que me hace sentir bien y siento que es conveniente».

Mi Reflexión: Ya llego el momento de empezar a aceptar las situaciones, eventos y relaciones que tenemos en el presente. Procurar la aceptación y disfrutar de lo que nos provee el Poder Superior, es nuestra total responsabilidad. (Alpha).

¿Estás dispuesto a vivir como la Divinidad te provea? Comparte aquí tu vivencia.

Meditación 27 de Julio … Deja ir

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refuerza la tesis del desapego como estrategia para soltar aquellos eventos, personas y situaciones que atan y definen la vida del codependiente.

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Medita sobre esto:

Deja de tratar con insistencia de controlar las cosas. Nuestra labor no es controlar a la gente, los resultados de los sucesos, las circunstancias, la vida. Quizá en el pasado no pudimos confiar y dejar que las cosas sucedieran. Pero ahora podemos hacerlo. La manera como se está desenvolviendo la vida es buena.
Déjala que se desenvuelva.
Deja de empeñarte en hacer las cosas mejor, de ser mejor, de ser más. Ser como somos y hacer las cosas como las hacemos es suficientemente bueno para hoy.
Ser como éramos y hacer las cosas como las hacíamos fue bastante bueno ese día.
Aligerémonos. Dejemos ir. Dejemos de esforzarnos tanto.

«Hoy me dejaré ir. Dejaré de tratar de controlar todo. Dejaré de tratar de ser mejor y de hacerlo todo mejor, y simplemente me dejaré ser».

Mi Reflexión: Para el codependiente es obligatorio iniciarse y ejercitarse en la práctica de «soltar», de «dejar ir» todo aquello que le ata: personas, amistades, eventos. Esta herramienta del desapego ha dado magníficos resultados en los grupos de ayuda de CoDA y se utiliza para personas controladoras. (Alpha).

¿Has practicado el dejar ir aquello que te agobia? ¿Cómo te has sentido al respecto? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 23 de Julio

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca que el rol preferido por el codependiente es de «cuidador compulsivo». También plantea que puede ejercer el de «víctima», ejerciendo todo un drama a su alrededor para llamar la atención.

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Reflexiona sobre esto:

¡Rescatamos cada vez que cuidamos de los demás!
Al cuidar o rescatar podemos sentir uno o más de los siguientes sentimientos: incomodidad y malestar por el dilema de la otra persona; la urgencia de hacer algo; lástima; sentimiento de culpa; santidad; ansiedad; una extrema responsabilidad por esa persona o problema; miedo; la sensación de estar siendo forzado u obligado a hacer algo; una indisposición ligera o severa a hacer algo; mayor competencia que la persona a la que estarnos “ayudando”; u ocasionalmente resentimiento por haber sido colocados en esta posición. También pensamos que la persona a quien estamos cuidando está desvalida y es incapaz de hacer lo que nosotros hacemos por ella. Sentimos que temporalmente nos necesita.
No me refiero a actos de amor, de amabilidad, de compasión y de verdadera ayuda, a situaciones en las cuales legítimamente se desea y se necesita de nuestra ayuda y nosotros queremos darla. Estos actos son la sal de la vida. Rescatar o cuidar no lo son.
Cuidar de los demás parece un acto mucho más amistoso de lo que es. Requiere incompetencia por parte de la persona a quien estamos cuidando. Rescatamos “víctimas”, personas que creemos no son capaces de ser responsables de si mismas. Las víctimas en realidad son capaces de cuidar de sí mismas, aunque nosotros y ellas no lo admitimos. Generalmente nuestras víctimas están ahí esperando a un lado del triangulo a que nosotros hagamos el primer movimiento y brinquemos dentro del triángulo con ellas.
Después de que rescatamos, inevitablemente nos movemos a la siguiente esquina del triángulo: la persecución. Nos volvemos resentidos y nos enojamos con la persona a quien tan generosamente hemos “ayudado”. Hemos hecho algo que no queríamos hacer, algo fuera de nuestra responsabilidad, hemos ignorado nuestras propias necesidades y deseos, y nos enojamos por ello. Para complicar más el asunto, esta víctima, esta pobre persona que hemos rescatado, no siente gratitud por nuestra ayuda. No aprecia suficientemente el sacrificio que hemos hecho. La víctima no se porta corno debiera. Ni siquiera está siguiendo nuestro consejo, que tan prontamente le brindamos. Esta persona no nos deja recomponer sus sentimientos. Algo no ha funcionado bien, de modo que nos rasgamos nuestro halo y sacamos nuestro trinche.

Mi Reflexión: El codependiente habitualmente se mueve en un triangulo vicioso que se denomina «Triángulo del drama o de Karpman». En este escenario figuran tres actores: rescatador, víctima y victimario. El codependiente ejerce el rol de «rescatador-cuidador por excelencia». Vive pendiente de los otros, de intervenir en su vida, cambiarla, ofrecer consejos, sugerencias. No siempre se queda ejerciendo ese papel sino que en ocasiones pasa a ser víctima, se debilita, se desarma, dramatiza, solo para buscar amor, afecto, felicidad. Triste vida la del codependiente. Necesita ayuda para salir de esa trama insana. (Alpha).

¿En ese triángulo, cuál es tu rol? ¿Identificas claramente esa conducta autodestructiva que ocupa tu vida? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 9 de Julio

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma que la clave para liberarse de apego afectivo es soltar o dejar ir aquello que nos impide crecer y mejorar nuestra estima propia.

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Reflexiona sobre esto:

Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.

Mi Reflexión: El desapego es la herramienta válida para liberarse de la dependencia emocional a personas, pareja, objetos.(Alpha). Te sugiero ver este aquí

¿Estás dispuesto a desapegarte de lo que te ata? ¿Iniciaste este proceso de «soltar»? Comparte tus vivencias aquí.

Reflexión del Dia: 8 de Julio


Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea la necesidad que el codependiente se maneje en un escenario asertivo en su comunicación con los demás.

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Reflexiona sobre esto:

La comunicación no es mística. Las palabras que decimos reflejan quiénes somos: qué pensamos, juzgamos, sentimos, valoramos, honramos, amamos, odiamos, tememos, deseamos, esperamos, creemos y con qué nos comprometemos. Sí pensamos que somos inadecuados para la vida nuestra comunicación lo reflejará: juzgaremos que otros tienen todas las respuestas; nos sentiremos enojados, lastimados, atemorizados, culpables, necesitados y controlados por los demás. Desearemos controlar a los demás, valoraremos complacer a los demás a cualquier costo, y temeremos la desaprobación y el abandono.
Esperaremos todo pero creeremos que no nos merecemos y no obtendremos nada a menos que forcemos las cosas para que sucedan, y permanezcamos en el empeño de ser responsables por los sentimientos y la conducta de otras personas. Estamos congestionados con sentimientos y pensamientos negativos. No es de extrañar que tengamos problemas de comunicación.
Hablar clara y directamente no es difícil. De hecho, es fácil. Y divertido. Empecemos por saber que está bien ser como somos. Nuestros sentimientos y pensamientos están bien. Nuestras opiniones cuentan. Está bien hablar acerca de nuestros problemas. Y está bien decir que no.
Podemos decir que no cada vez que así lo sintamos. Es fácil. Dilo ahora mismo. Diez veces. ¿Viste qué facil fue? Por cierto, los demás también pueden decir que no. Se hace más fácil si tenemos iguales derechos. Cada vez que nuestra respuesta sea no, empecemos a responder con la palabra no en vez de decir, “no lo creo”, o “tal vez”, o cualquiera otra frase vacilante.
Digamos lo que queremos, y queramos decir lo que decimos. Si no sabemos qué queremos decir, quedémonos callados y pensemos sobre ello. Si nuestra respuesta es, “no lo sé”, digamos “no lo sé”. Aprendamos a ser concisos. Dejemos de andarle dando vueltas a la gente. Lleguemos al punto y cuando lo hayamos hecho, detengámonos.
Hablemos acerca de nuestros problemas. No le somos desleales a nadie al revelar quiénes somos y sobre qué tipo de problemas estamos trabajando. Lo único que sí hacemos es fingir al no ser quiénes somos.
Compartamos secretos con amigos de confianza que no los usarán en contra nuestra ni nos ayudarán a sentirnos avergonzados. Podemos tomar decisiones apropiadas acerca de con quién hablar, qué tanto decirle y cuál es el mejor momento para hablar.

Reflexión: La asertividad es un comportamiento que se puede aprender y mejorar. Se trata de una forma «consciente de comunicar tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones», y se sustenta sobre la autoestima y confianza en ti mismo. (Psic. Pau Formes Navarro).

¿Eres una persona que habla directamente a los demás? ¿Lo haces de forma asertiva? Comenta tu experiencia aquí.

Meditación 7 de Julio … Dejar ir

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el dejar ir debe ser asumido como un proceso natural que nos permite seguir adelante.

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Medita sobre esto:

Podemos ser amables, confiar en las personas y aún así no permitirnos ser utilizados o abusados. No tenemos que dejar que las personas hagan lo que quieran con nosotros. ¡No todas las solicitudes son legítimas! ¡No todas las solicitudes requieren un sí!
La vida puede ponernos a prueba. La gente puede buscar nuestros puntos débiles. Podemos ver un denominador común de los límites que se están probando en nuestra vida. Si tenemos un punto débil en un área, es posible que nos veamos sometidos a pruebas repetidas en esa área por familiares, amigos, compañeros de trabajo y vecinos. La vida, las personas, nuestro Poder Superior y el Universo pueden estar tratando de enseñarnos algo específico.
Cuando aprendamos esa lección, encontraremos que los problemas con esa área disminuyen. El límite se ha establecido, el poder ha sido propiedad. Por ahora, la lección ha sido aprendida. Es posible que necesitemos estar enojados con ciertas personas por un tiempo, personas que han llevado nuestra tolerancia al límite.
Esta bien. Pronto, podemos soltar la ira y cambiarla por gratitud. Estas personas han estado aquí para ayudarnos a aprender sobre lo que no queremos, lo que no toleraremos y cómo poseer nuestro poder. Podemos agradecerles por lo que hemos aprendido.
¿Cuánto estamos dispuestos a tolerar? ¿Hasta qué punto dejaremos que otros vayan con nosotros? ¿Cuánto de nuestra ira e intuición debemos descontar? ¿Dónde están nuestros límites? ¿Tenemos alguna? Si no lo hacemos, estamos en problemas.
Hay momentos en los que no debemos confiar en los demás, sino confiar en nosotros mismos y establecer límites con quienes nos rodean.

Hoy, estaré abierto a una nueva conciencia sobre las áreas donde necesito límites más saludables. Voy a renunciar a mi suposición ingenua de que la otra persona siempre tiene la razón. Intercambiaré esa opinión por confiar en mí mismo, escucharme a mí mismo y tener y establecer límites saludables.

Reflexión: El acto de «dejar ir» es esa música eterna que habita en segundo plano en nuestras vidas. Hemos de entender que estas palabras, «dejar ir», no están ligadas en exclusivas al dolor, a la pérdida o al sufrimiento. En ocasiones, renunciar es una forma de permitirnos también ser un poco más felices. (Psic. Bernardo Peña).

¿Estás dispuesto a dejar ir aquello que te perturba? ¿Has iniciado este proceso de «soltar»? Comenta acá.

Meditacion 2 de Julio… Ratifica cuán simple es


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reitera que el codependiente solo debe valorarse y atreverse a hacer lo que desea sin que ello le contraiga y aterre.

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Medita sobre esto:

Aquí hay otro ejemplo sobre el poder de la simplificación.
Por años, escuché sobre el senderismo. Parecía tan elusivo, difícil y misterioso. No lo hice, pero pensé en caminar con nostalgia. Un día, un amigo me pidió que fuera a caminar con él. «Claro», dije. A medida que se acercaba el día de nuestra caminata, comencé a pensar las cosas. Me estaba poniendo un poco nervioso. ¿Qué pasa si no puedo hacerlo lo suficientemente bien? ¿Qué pasa si no supiera cómo hacerlo?
No seas ridículo , me regañé a mí mismo. Estás haciendo esto mucho más complicado de lo que realmente es. Senderismo es solo caminar, y has estado haciendo eso desde que tenías diez meses. Al día siguiente, me levanté a las 6:00 a.m., y mi amigo y yo partimos para nuestra caminata. Seguí a mi amigo mientras comenzaba a subir la empinada pendiente.
Solo camina , me dije después de los primeros diez pasos. Pon un pie delante de otro. Camina como lo has hecho toda tu vida.
No llegué a la cima de la montaña ese día, pero llegué casi a la mitad.
¿Hay algo que quisiste hacer pero te has pospuesto porque suena demasiado difícil y complicado? ¿Estás diciendo que no a algo en tu vida a lo que te gustaría decir que sí, pero parece esquivo y fuera de tu alcance? Intente reducir la tarea o actividad a su forma más simple.
Tengo un amigo que no ha estado saliendo por años. Un día, una chica que le gustaba le pidió que fuera al cine. Estaba ansioso y nervioso.
«Ir a una película es simplemente sentarse y mirar la pantalla, luego levantarse y volver a casa cuando hayas terminado», le dije. «Creo que puedes hacer eso».
«Tienes razón», dijo. Fue y se lo pasó en grande.
A veces, podemos asustarnos por hacer las cosas más fáciles en la vida. Sí, ir de excursión implica más que caminar. Y salir con alguien involucra un poco más que estar sentado y mirando una pantalla. Pero no mucho más. Simplifica las cosas. Trátalos a su nivel más manejable. En lugar de decir que no puedes vivir, aprende a convencerte.

Dios, dame el coraje para vivir completamente mi vida. Ayúdame a convencerme deliberadamente de hacer las cosas, en lugar de espantarme.

Mi Reflexión: El codependiente vive con la convicción que interactuar con los demás es difícil porque así ha vivido. Cuando se propone desmontar ese miedo a socializar entiende que puede hacer aquellas cosas que le gustan y ayudan a simplificar su vida. Atreverse es la clave. (Alpha).

¿Estás dispuesto a socializar de forma saludable? Comparte aquí.

Meditación 28 de Junio … Cuando las cosas no funcionan


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reitera que lo terapéutico es «Dejar de forzar una situación para que se dé, como nosotros deseamos que se dé».

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Medita sobre esto:

Frecuentemente, al enfrentarnos a un problema, podemos intentar resolverlo de un modo en particular. Cuando ese modo no funciona, podemos seguir tratando de resolver el problema de esa misma manera.
Podemos frustrarnos, esforzarnos mas, frustrarnos mas y luego ejercer mas energía e influencia para forzar la misma solución que ya hemos probado y que no funciona.
Ese método nos vuelve locos.Tiende a dejarnos atorados y atrapados. De eso esta hecha la ingobernabilidad.
Podemos quedar atrapados en este mismo patrón difícil, en las relaciones, en las tareas, en cualquier área de nuestra vida. Iniciamos algo, no funciona, no fluye, nos sentimos fatal, luego probamos mas duro con el mismo método, aunque no esta funcionando ni fluyendo.
A veces es apropiado o ceder y esforzarnos mas duramente. A veces resulta mas apropiado dejarlo ir, desapegarse y dejar de estar esforzándonos tanto.
Si no funciona, si no fluye, tal vez la vida nos está tratando de decir algo. La vida es una maestra amable. No siempre nos manda señales de neón para guiarnos. A veces, las señales son más sutiles. ¡Algo que no está funcionando puede ser una señal!
Déjalo ir. Si nos hemos llegado a frustrar a causa de repetidos esfuerzos que no están produciendo los resultados deseados, podemos estar tratando de forzarnos a tomar el camino equivocado. A veces resulta apropiado una solución diferente. A veces se abre un camino distinto. Con frecuencia, la respuesta surgirá más claramente en la quietud del dejar ir que en la urgencia, la frustración y la desesperación de estar esforzándose más duro.
Aprende a reconocer cuando algo no está funcionando o no está fluyendo. Da un paso atrás y espera una guía clara.

«Hoy no me volveré loco probando repetidas soluciones que han probado no tener éxito. Si algo no está funcionando, daré un paso atrás y esperaré la guía».

Reflexión: Aprender a soltar significa: Dejar de luchar para mantener una situación, que no tiene suficiente sustento para ello. Todo tiene un fin, pero ese final es el principio de algo nuevo, en lo que nosotros podemos influir, para obtener el máximo beneficio posible. Por lo tanto, es importante aprender a disfrutar de lo positivo y placentero que se nos presenta a lo largo de la vida y aprender de lo negativo, pero sin quedarnos atrapados en esos aspectos, estando conscientes de que el dolor es pasajero y nos ayuda a fortalecernos y a desarrollarnos. (Psic. Silvia Russek).

¿Estás dispuesto a soltar aquello que te absorbe? Comparte aquí.