Reflexión del Dia: 5 de Mayo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reitera la actitud como rescatador-cuidador obsesivo dejando de cuidarse el mismo por ayudar a los otros.

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Reflexiona sobre esto:

Siendo codependientes, pasamos mucho de nuestro tiempo rescatando. Somos la prueba viviente de que la gente puede ganarle a Dios. Por lo general yo detecto a un codependiente los primeros cinco minutos después de conocerlo y hablar con él. Él o ella o bien me ofrecerán ayuda que no he pedido, o seguirán hablando conmigo aunque resulta obvio que están incómodos y desean terminar con la conversación. La persona empieza la conversación tomando la responsabilidad por mí y no tomándola para sí misma.
Algunos nos cansamos tanto del enorme peso —la responsabilidad total por todos los seres humanos— que podemos brincarnos los sentimientos de lástima y preocupación que acompañan a los actos de rescate y seguirnos con la ira o el enojo. Estamos enojados todo el tiempo; sentimos ira y resentimiento contra víctimas potenciales. Una persona con una necesidad o un problema provoca que sintamos la necesidad de hacer algo o nos sentiremos culpables. Después del rescate, no ocultamos nuestra hostilidad hacia este incómodo predicamento.
El cuidar como nana no ayuda, sólo provoca problemas. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales. Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. En ocasiones estamos tan ocupados cuidando a los demás que dejamos nuestra vida entera en suspenso. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Los cuidadores aparentamos ser muy responsables, pero no lo somos; pues no asumimos el compromiso de nuestra responsabilidad más alta: nosotros mismos.

Mi Reflexión: El codependiente se desempeña generalmente como cuidador compulsivo que dedica parte de su tiempo en cuidar-rescatar a los demás, dejando atrás su propio cuidado.(Alpha).

¿Eres un codependiente cuidador-rescatador? ¿Cómo ha impactado tu vida esa conducta? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 4 de Mayo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reitera la actitud reaccionaria del codependiente ante cualquier evento o situación que ocurra a su alrededor.

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Reflexiona sobre esto:

No necesitamos eliminar todas nuestras reacciones hacia la gente y hacia los problemas. Las reacciones pueden ser útiles. Pueden ayudarnos a identificar lo que nos gusta y lo que nos hace sentirnos bien.
Nos ayudan a identificar los problemas dentro de nosotros y a nuestro alrededor. Pero la mayoría de nosotros reaccionamos demasiado. Y gran parte de las cosas a las que reaccionamos son tonterías. No son tan importantes, y no ameritan el tiempo ni la atención que les damos. Algunas de nuestras reacciones son respuestas a las reacciones que los demás tienen frente a nosotros. (Estoy furiosa porque él se puso furioso; él se puso furioso porque yo estaba enojada; yo estaba enojada porque pensé que él estaba enojado conmigo; pero no estaba enojado sino herido porque…)
Nuestras reacciones pueden ser el eslabón de una cadena de reacciones tal que a menudo los involucrados están irritados y nadie sabe por qué. Simplemente están irritados. Luego, todos están fuera de control y a la vez son controlados. A veces la gente se comporta de cierta manera para provocar que nosotros reaccionemos de otra. Si dejamos de reaccionar de esta cierta manera, la privamos de lo divertido que esto le resulta. Quedamos fuera de su control y le quitamos el poder que tiene sobre nosotros.
A veces nuestras reacciones provocan que los demás reaccionen de cierto modo. (Pero no necesitamos seguir haciéndolo, ¿o sí?) A veces el reaccionar estrecha nuestra visión en tal forma que nos quedamos varados reaccionando a los síntomas o a los problemas. Podemos estar tan ocupados reaccionando que no tenemos tiempo ni energía para identificar el problema real, y mucho menos para descubrir cómo solucionarlo. Podemos pasar años reaccionando ante cada incidente provocado por la bebida y la crisis resultante, ¡fallando completamente en reconocer que el verdadero problema es el alcoholismo! Aprende a dejar de reaccionar de maneras que no son necesarias y que no funcionan. Elimina las reacciones que te lastiman.

Mi Reflexión: Como codependientes reaccionamos ante cualquier situación que se presente en nuestro entorno familiar y laboral. Y esas reacciones son exagerada indistintamente de la gravedad o no del problema. La actitud reaccionaria es una característica de la codependencia. (Alpha).

¿Reaccionas ante cualquier evento? ¿Cuál actitud asumes ante los problemas? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 3 de Mayo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente ratifica que para el apego afectivo existe solo una herramienta y es el desapego. No es fácil practicarlo, pero es liberador llegar a lograrlo.

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Reflexiona sobre esto:

Desapegarnos no quiere decir que nada nos importe. Significa que aprendemos a amar, a preocuparnos y a involucrarnos sin volvernos locos. Dejamos de crear un caos en nuestra mente y en nuestro medio ambiente. Cuando no nos hallamos reaccionando de un modo ansioso compulsivo, nos volvemos capaces de tomar buenas decisiones acerca de cómo amar a la gente y de cómo solucionar nuestros problemas. Nos liberamos para comprometernos y para amar de modo que podamos ayudar a los demás sin lastimarnos a nosotros mismos.
Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y de recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas. Encontramos la libertad para vivir nuestra propia vida sin sentimientos excesivos de culpa o de responsabilidad hacia los demás. En ocasiones el desapego llega a motivar y a liberar a la gente que se encuentra a nuestro alrededor para empezar a solucionar sus problemas. Dejamos de mortificarnos por ellos y lo perciben, de modo que finalmente comienzan a preocuparse por ellos. ¡Qué gran plan! Cada quien atiende sus propios asuntos.

Mi Reflexión: Cuando se está atado emocionalmente a eventos y personas resulta difícil dejar ir aquello que, de forma enfermiza, nos proporciona placer. La herramienta válida es el desapego, pero este mecanismo es gradual y debe asumirse el compromiso de ejercitarse hasta lograrlo.(Alpha).

¿Estás apegado afectivamente?¿Cómo has manejado el desapego? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 2 de Mayo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea la imperiosa necesidad que el codependiente asuma que requiere ayuda e inicie voluntariamente la Terapia, solo así se recuperara y podrá asumir el compromiso de cuidar de él mismo.

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Reflexiona sobre esto:

No tienen por qué ser perfectas las decisiones tomadas. No tenemos que ser perfectos. Ni siquiera tenemos que ser casi perfectos. Podemos ser simplemente quienes somos. Podemos equivocarnos en nuestras elecciones. No somos tan frágiles que no podamos manejar el hecho de haber cometido un error. ¡No es para tanto! Es parte del vivir.
Podemos aprender de nuestros errores, o sencillamente podemos tomar otra decisión. La cita que sigue trata acerca de la toma de decisiones en el mundo de los negocios, y creo que también se aplica a otras áreas de la vida:
Si tomas una decisión, te convertirás en un héroe dentro del mundo de los negocios. Si el 30 por ciento de tus decisiones son correctas, serás un gran triunfador.
Incluso podemos cambiar de manera de pensar. Y luego volver a cambiar. Y luego otra vez. Los codependientes vacilan. Como codependientes, estamos en medio de situaciones perturbadoras.
Podemos ir de aquí para allá; podemos correr al alcohólico, y luego recibirlo de nuevo. Podemos irnos, regresar, luego irnos otra vez. Así es como llegaremos a donde vamos. Está bien. Demos un paso más adelante, es normal y a menudo necesario.
“Pero”, un codependiente puede objetar, “no sabes cómo es mi mente. En ocasiones tengo pensamientos terribles. A veces tengo fantasías inenarrables”. Todos los tenemos, y es normal, especialmente si vivimos con un alcohólico. En nuestra mente podemos haber ido cien veces al funeral de nuestro cónyuge alcohólico. Nuestros pensamientos son la clave para nuestros sentimientos. Nuestros sentimientos son la clave para nuestros pensamientos. No tenemos que reprimir. Necesitamos dejar que los pensamientos y sentimientos nos atraviesen, y luego determinar qué debemos hacer para cuidar de nosotros mismos.

Mi Reflexión: Prácticamente la mente del codependiente es un «caos permanente». Vive sintiendo emociones negativas que le atormentan y le resulta imposible creer que es normal lo que piensa y hace. Acallar esa mente es posible, solo que asumir la terapia de recuperación es a voluntad propia y quien debe asumir el compromiso es el propio afectado. Nadie puede hacerlo por esa persona. (Alpha).

¿Sientes la necesidad perentoria de iniciar la recuperación? ¿Comparte aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 1 de Mayo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca que la recuperacion permite asumir nuevos comportamientos saludables toda vez que se percibe realmente como es la situación de nuestro padecimiento y como enfrentarlo.

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Reflexiona sobre esto:

No escuchar a nuestras necesidades y deseos, y decirnos que lo que deseamos está mal, nos esconde la información que necesitarnos para hacer buenas elecciones. Buscar una segunda opinión y los “qué tal si” tampoco ayudan. Estamos aprendiendo a amarnos, a confiar y a escucharnos a nosotros mismos.
Quizá hemos usado nuestras mentes en forma inadecuada, preocupándonos y obsesionándonos, y nuestras mentes están cansadas, hemos abusado de ellas y están llenas de pensamientos de ansiedad. También estarnos aprendiendo a detener estos patrones.
Tal vez perdimos la fe en nuestra capacidad para pensar porque la gente nos ha dicho que no podemos pensar ni tomar decisiones correctas. Nuestros padres pueden haber provocado esto en forma directa o indirecta cuando éramos niños. Pueden habernos dicho que éramos tontos. O puede ser que hayan tomado todas las decisiones por nosotros. Quizá criticaron todas las elecciones que hicimos. O pueden habernos confundido negándonos o rehusándose a reconocer nuestra capacidad para pensar cuando señalábamos problemas en casa.
Tal vez tuvimos dificultades con compañeros en la escuela cuando éramos chicos; en vez de hacer lo que necesitábamos para resolver el problema, nos dimos por vencidos y nos convencimos de que no podíamos pensar ni solucionar las cosas.
La gente puede haber menospreciado a inteligencia de las mujeres, pero esas son tonterías. No somos tontas. Las mujeres podemos pensar. Los hombres pueden pensar. Los niños pueden pensar.
Podemos vivir ahora con gente que nos está diciendo directa o indirectamente que no podemos pensar. Muchos de ellos pueden incluso decirnos que estamos locos, pero los alcohólicos hacen eso con la gente que vive con ellos. ¡Tal vez hayamos empezado a pensar que estamos locos! Pero no crean nada de eso ni por un minuto.

Mi Reflexión: Durante el proceso de recuperación se dan cambios relevantes en nuestras creencias erradas sobre la forma de percibirnos. Es así que podemos ver retrospectivamente cuanto tiempo hemos perdido, cuantos errores u omisiones hemos cometido, pero también aprendemos que no teníamos a mano las herramientas para cambiar esa percepción y mostrar mayor compromiso con nuestro cuidado personal. Toda vez hecho consciente esa realidad, es momento de asumir la responsabilidad de modificar el comportamiento y asumir una actitud saludable para nuestro propio beneficio y del entorno cercano. (Alpha).

¿En la recuperación has modificado tu percepción de ti y de la vida?¿Cómo sientes ahora tus actuaciones anteriores? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 30 de Abril

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente ratifica la importancia para todo ser humano de vivir en armonía con su entorno familiar y profesional. Al codependiente, si bien se le dificulta establecer vínculos sanos, esta llamado a intentarlo y esforzarse en mantener el equilibrio con quienes le rodean.

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Reflexiona sobre esto:

Muchos de nosotros nos sentimos más seguros estando solos o involucrados en relaciones en las que “no estemos involucrados emocionalmente”, que cuando tenemos relaciones que nos hacen emocionalmente vulnerables, que nos hacen tener cercanía y ser amorosos. Yo lo entiendo. A pesar de la serie de necesidades y deseos que quedan insatisfechos cuando no amamos, podemos sentirnos más seguros al no amar. No arriesgamos la incertidumbre y la vulnerabilidad que la cercanía brinda. No nos arriesgarnos al dolor que nos causa el amar, y a muchos de nosotros el amar nos ha provocado enorme cantidad de dolor. No nos arriesgamos a quedar atrapados en relaciones que no funcionan. No nos arriesgamos a tener que ser quienes somos, lo cual incluye ser emocionalmente honestos y los posibles rechazos a ello. No nos arriesgamos a que la gente nos abandone; no nos arriesgamos. Y no tenemos que pasar por la difícil situación de iniciar relaciones. Cuando no nos acercamos a la gente, por lo menos sabemos qué esperar: nada. Negar nuestros sentimientos de amor nos protege de la ansiedad que nos causa el amar. El amor y la cercanía a menudo conllevan una sensación de pérdida de control. El amor y la cercanía retan a nuestros miedos más profundos acerca de quiénes somos y de si está bien que seamos nosotros mismos, y acerca de quiénes son los demás y si eso está bien. El amor y la cercanía —involucrarse con la gente— son los mayores riesgos que un hombre o una mujer pueden tomar. Se requiere honestidad, espontaneidad, vulnerabilidad, confianza, responsabilidad, autoaceptación y aceptación de los demás. El amor brinda gozo y calidez, pero también exige de nosotros que estemos dispuestos a sentirnos ocasionalmente heridos y rechazados.
Muchos hemos aprendido a huir de la cercanía, en vez de tomar los riesgos que esta implica. Huimos del amor u obstaculizamos la cercanía de muchas maneras. Alejamos a las personas o hacemos cosas que las lastimen para que no quieran estar cerca de nosotros. En nuestra mente hacemos cosas ridículas para convencernos de que no queremos la cercanía. Encontramos fallas en todas las personas que acabamos de conocer; rechazamos a la gente antes de que esta tenga oportunidad de rechazarnos. Usarnos máscaras y fingimos ser algo distinto a lo que somos. Desperdigamos nuestras energías y nuestras emociones en tantas relaciones que así no nos acercamos demasiado a alguien ni nos volvemos vulnerables para esa persona; a esta técnica alguien le llama “echarle agua a la leche”. Nos conformamos con relaciones artificiales, en las cuales no se espera de nosotros ni se nos pide cercanía. Actuamos papeles en vez de ser una persona real.
Nos alejamos emocionalmente en las relaciones que tenemos. En ocasiones, impedimos la cercanía sencillamente al rehusarnos a ser honestos y abiertos. Algunos nos sentamos, paralizados por el miedo, incapaces de iniciar relaciones o de disfrutar de la cercanía en las relaciones que ya tenemos. Algunos huimos; nos retiramos físicamente de cualquier situación en la cual puedan estar presentes el amor, la vulnerabilidad emocional y el riesgo. Como dice una amiga, “todos tenemos en el closet un par de zapatos para correr”.
Huimos de la cercanía por muchas razones. Algunos especialmente los que crecimos dentro de situaciones de alcoholismo en la familia, no podremos haber aprendido nunca cómo iniciar relaciones y cómo tener cercanía una vez que la relación comienza. En nuestras familias la cercanía no se consideraba segura, ni se enseñaba ni se permitía. Para mucha gente, cuidar de los demás y usar sustancias químicas, se volvieron sustitutos de la intimidad.
Algunos nos permitimos tener cercanía con alguien una vez o dos, y luego fuimos lastimados. Podemos haber decidido (en algún nivel) que era mejor y más seguro no tener cercanía, no arriesgarnos a ser heridos de nuevo.
Algunos aprendimos a huir de relaciones que no nos convienen. Pero para algunos de nosotros, el huir de la cercanía o el evitarla se ha vuelto un hábito, un hábito destructivo que nos impide obtener el amor y la cercanía que verdaderamente queremos y necesitamos. Algunos podremos estar engañándonos a nosotros mismos, de modo que ni siquiera nos percatamos de que huimos ni de lo que huimos. Quizá estemos huyendo cuando ni siquiera es necesario hacerlo.
El trato cercano con los demás puede parecernos un asunto temerario, pero no tiene por qué asustarnos tanto. Y no es tan difícil. Nos sentimos bien incluso cuando nos relajamos y dejamos que suceda. Está bien sentir miedo de la cercanía y del amor, pero también está bien que nos permitamos amar y sentirnos cerca de la gente. Está bien dar y recibir amor. Podemos tomar buenas decisiones acerca de a quién amar y cuándo hacerlo. Está bien que seamos como somos al estar en contacto con la gente.
Tomemos el riesgo de hacerlo. Podemos confiar en nosotros mismos. Podemos pasar por la difícil situación y la fricción que causa el iniciar relaciones. Podemos encontrar personas en quienes es seguro confiar. Podemos abrirnos, volvernos honestos y ser quienes somos. Incluso podemos manejar el hecho de ser heridos o rechazados de vez en cuando. Podemos andar sin perdernos a nosotros mismos y sin ceder.

Mi Reflexión: El codependiente tiende a ser un solitario., de poca o nula vida social. Este raso es una evidencia del miedo que tiene a relacionarse por experiencias previas de problemas en su infancia: maltrato, abandono, agresiones. Aislado de todos y todo es imposible vivir, debe existir un término medio para establecer vínculos sanos que le permitan socializar y armonicen la vida.(Alpha).

¿Sientes que vives aislado o estás abriéndote a socializar? ¿Cuáles estrategias estás usando para compartir con otras personas? Comparte acá.

Reflexión del Dia: 29 de Abril

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca que todo codependiente busca afanosamente llegar a un grado de independencia para volver a decidir por sí mismo y asumir el verdadero rol de responsabilidad propia que le corresponde.

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Reflexiona sobre esto:

La gente atrapada busca escapar. Los codependientes que se sienten varados en una relación pueden empezar a planear un escape. Algunas veces nuestra ruta de escape es positiva, saludable.
Podemos comenzar a dar pasos para volvernos no-dependientes, emocional y económicamente. “No-dependencia” es un término que Penélope Russianoff utiliza en su libro para describir ese equilibrio deseable por medio del cual reconocemos y satisfacemos la necesidad sana y natural que tenemos de la gente y del amor, sin que dependamos de manera envolvente y dañina de tal necesidad.
Podemos regresar a la escuela, conseguir un empleo, o fijarnos otras metas que nos den libertad. Y por lo general fijamos esas metas cuando estamos suficientemente hartos de estar atrapados. Algunos codependientes, sin embargo, planean escapes destructivos. Podemos tratar de escapar de nuestra prisión usando alcohol o drogas. Podemos volvemos fanáticos del trabajo. Podernos buscar un escape volviéndonos emocionalmente dependientes de otra persona que es como la persona de la que intentamos escapar, otro alcohólico, por ejemplo. Muchos codependientes comienzan a contemplar la vía del suicidio. Para algunos, terminar con su vida parece ser la única salida de esta situación terriblemente dolorosa.
La dependencia emocional y el sentirse atrapados también pueden provocar problemas en relaciones que podrían salvarse. Si estamos en una relación todavía buena, podemos ser demasiado inseguros para desapegamos y empezar a cuidar de nosotros mismos. Podemos extinguirnos y asfixiar o alejar a la otra persona. Esa necesidad extrema se vuelve obvia para los demás. Se puede sentir, percibir.¡

Mi Reflexión: El proceso de recuperación de la codependencia es enriquecedor para la persona con este padecimiento En este sendero espiritual va cambiando interiormente y asume un rol protagónico en cuanto a su cuidado y compromiso con su curación. Caminar hacia la «no-dependencia» es el reto. (Alpha).

¿Estás transitando el camino transformador de la recuperación? ¿Cuál es la percepción actual de tí mismo? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 28 de Abril

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente ratifica la necesidad de buscar alternativas y ejecutar acciones concretas que atenúen las crisis de ira que tiene el codependiente.

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Reflexiona sobre esto:

Volvemos a nuestro consejo inicial: maneja tus sentimientos. ¿Cómo manejamos una emoción tan potente como es la ira? ¿Cómo dejar de sentirnos tan enojados? ¿Cuándo sucede esto? ¿A dónde se va? ¿Con quién podemos hablar? ¿Quién querrá oír todo eso? Probablemente ni siquiera nosotros queremos oírlo. Después de todo, la persona con la que estamos enojados está enferma. De modo que, ¿no deberíamos estar sintiendo compasión y todas esas cosas buenas? ¿Es verdaderamente correcto estar tan enojados con una persona enferma?
Sí, tenemos derecho a estar furiosos con una persona enferma. Nosotros no ocasionamos el problema. Aunque el sentimiento ideal es de compasión, probablemente no lo sentiremos hasta que hayamos manejado nuestra ira. Lo que va entre sentir un furor homicida y mordernos la lengua porque nos sentimos apenados por esa persona enferma, es la manera de ir más allá de nuestros sentimientos de enojo, los viejos y los nuevos. Pero yo no creo que manejar las emociones reprimidas suceda de un día para otro.
Puede no suceder en un mes o aun en un año. ¿Cuánto tardamos en enojarnos a este grado? Manejar una cantidad significativa de ira reprimida puede llevarse tiempo y esfuerzo. Manejar la ira nueva requiere de práctica.
He aquí algunas sugerencias para manejar la ira:
Dirígete a cualquiera de los mitos que hemos enumerado acerca de la ira, Démonos permiso para sentirnos enojados cuando necesitamos hacerlo. Demos también permiso a los demás para sentirse enojados.
Siente la emoción. Aunque sea ira, es tan sólo energía emocional. No está bien ni está mal; no necesitamos juzgarla. La ira no tiene que justificarse o racionalizarse. Si la energía está ahí, siéntela. Siente también cualquier emoción subyacente, corno sentirte lastimado o tener miedo.
Reconoce los pensamientos que acompañan al sentimiento. De preferencia, di en voz alta estos pensamientos.
Examina el pensamiento que acompaña al sentimiento. Sácalo a la luz. Ve si hay fallas en él. Fíjate si hay patrones y situaciones que se repiten. Aprenderemos mucho acerca de nosotros y de nuestro entorno. A menudo, los alcohólicos en recuperación desarrollan patrones de pensamiento rancios, que se conocen como pensamientos apestosos, que indican el deseo de empezar a beber de nuevo.
Toma una decisión responsable acerca de qué acción necesitas tomar, si es que debes tomar alguna. Averigua lo que la ira nos está diciendo. ¿Nuestra ira está indicándonos algún problema en nosotros o en nuestro medio ambiente que necesite atención? A veces mientras le pedimos a Dios que nos ayude a dejarnos de sentir enojados, Él trata de decirnos algo: ¿Necesitamos cambiar? ¿Necesitamos algo de alguien más? Gran parte de la ira proviene de necesidades insatisfechas.
Una manera rápida de resolver la ira es dejar de gritarle a la persona con la cual estamos enojados, averiguar qué necesitamos de esa persona, y pedírselo a él o a ella. Si él o ella no puede o no quiere dárnoslo, averigüemos qué necesitamos hacer después para cuidar de nosotros mismos.
No dejemos que la ira nos controle. Si somos controlados por nuestros sentimientos de enojo, podemos detenernos. No tenemos que seguir gritando. No me malinterpreten, a veces gritar ayuda.
Pero no siempre. Es mejor decidir y no dejar que nuestra ira decida por nosotros. No tenemos que perder el control sobre nuestros actos. Es simplemente energía, no una mágica maldición la que ha caído sobre nosotros. Desapeguémonos. Vayamos a otra habitación. Vayamos a otra casa. Apacigüémonos. Luego averigüemos lo que necesitamos hacer. No tenemos que permitir que la ira de otra persona nos controle. Con frecuencia oigo decir a los codependientes: “No puedo hacer esto o aquello porque él o ella se enojaría”. No pongamos en peligro nuestra seguridad, luchemos en cambio por liberarnos del control de la ira, la nuestra o la de alguien más. No tenemos que reaccionar a la ira. Es tan sólo energía emocional. Ni siquiera tenemos que reaccionar enojándonos, si no queremos hacerlo. Pruébenlo alguna vez.
Discutamos abierta y honestamente nuestra ira, cuando sea adecuado hacerlo. Pero no le hables a un borracho cuando está ebrio. Podemos acertar al expresar nuestra ira abierta y adecuadamente. Sin embargo, tengamos cuidado de cómo nos aproximamos a la gente. La ira frecuentemente engendra más ira, En lugar de ventilar nuestra furia sobre la persona, podemos sentir nuestros sentimientos, pensar nuestros pensamientos, averiguar lo que necesitamos de esa persona, y luego ir con ella o con él y expresarle esa necesidad, en vez de gritarle.
Asumamos la responsabilidad por nuestra ira. Podemos decir: “Me enoja cuando haces esto porque…” y no: “Me vuelves loco”. Sin embargo, quiero dar un poco de información en cuanto a la comunicación. No siempre tenemos que decir las palabras correctas, como si acabáramos de salir de un grupo de terapia. Seamos nosotros mismos. Simplemente entendamos que somos responsables por nuestros sentimientos de ira, aunque estos sean una reacción apropiada a la conducta inadecuada de otra persona.
?- Hablemos con personas de nuestra confianza. Hablar acerca de nuestra ira y ser escuchados y aceptados en verdad ayuda a ventilar la atmósfera. Recuerden, no progresaremos hasta que nos aceptemos como somos. Y sí, a la gente le importamos. Quizá tengamos que salir de casa para encontrarnos con ellos o ir a reuniones de Al-Anón, pero ahí están. Si tenemos sentimientos de ira que se han endurecido hasta volverse resentimientos, podemos hablar de ellos con un sacerdote o tomar el cuarto y el quinto paso. Los resentimientos pueden lastimarnos mucho más de lo que nos ayudan.
Quema la energía de la ira. Limpia la cocina. Juega voleibol. Haz ejercicio. Vete a bailar. Sal a caminar. Poda tu jardín. Construye un condominio si es necesario. La ira es extremadamente estresante, y el ejercicio físico ayuda mucho para descargar esa energía.
No nos golpeemos a nosotros mismos ni a los demás cuando nos sintamos enojados. No dejemos que otros nos peguen o abusen de nosotros de alguna otra manera cuando están enojados. No lastimemos a los demás cuando estemos enojados. Si ha ocurrido un abuso, busca ayuda profesional.
Escribamos cartas que no tenemos intenciones de enviar. Si nos sentimos culpables acerca de la ira, esto es una verdadera ayuda. Empieza la carta preguntándote: “Si pudiera sentir ira acerca de algo, y que nadie lo supiera nunca, y que no estuviera mal que me sintiera así, de lo que sentiría ira es de esto…” Una vez que nuestra ira está sobre el papel podemos dejar atrás el sentimiento de culpa y averiguar cómo vamos a manejarla. Si padecemos depresión, este ejercicio también puede servirnos.
Maneja los sentimientos de culpa. Deshazte de los sentimientos de culpa gratuitos. Deshazte de todo sentimiento de culpa. La culpa no ayuda nada. Dios nos perdonará de todo lo que hemos hecho. Además, apuesto a que Él sabe que no hemos hecho tantas cosas mal como nosotros pensamos.

Mi Reflexión: Sentir emociones negativas fuertes es muy común en personas codependientes, máxime cuando se dan cuenta que ellos iniciaron el control de los demás, y que pasado el tiempo, son ellos los controlados y manipulados por los demás. Esta situación amerita intervención para ser revertida. Es cierto, emociones como el enfado y la rabia no se curan inmediatamente, es necesario un tiempo prudencial para lograrlo. Pongámonos en acción para ocuparnos de minimizar sus efectos en nuestra vida. (Alpha).

¿Eres una persona que maneja crisis de ira? ¿Cuáles actividades estás ejecutando para disipar sus efectos negativos? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 27 de Abril

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca la intolerancia del codependiente ante eventos a su alrededor, y como la ira y otras emociones negativas alteran su equilibrio mental y trastocan su serenidad y paz.

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Reflexiona sobre esto:

Como codependientes, podemos estar temerosos de nuestra ira y de la de los demás, Quizá creemos en uno o en más mitos acerca de ella. O tal vez tengamos temor de la ira por otras razones. Alguien puede habemos pegado o abusado de nosotros cuando se encontraba enojado o enojada. Algunos podemos haberle pegado a alguien o haber abusado de él cuando estábamos enojados. En ocasiones simplemente el nivel de energía que acompaña a la ira puede ser atemorizante, especialmente si esa persona está ebria.
Reaccionamos a la ira, tanto a la propia como a la de los demás. Es una emoción provocadora. Puede ser contagiosa. Y muchos de nosotros reaccionamos a ella. Tenemos mucha de la ira que acompaña a la pena, al dolor. Tenemos la ira que proviene de la etapa de persecución, del rescate o del cuidar de los demás. Muchos de nosotros estamos varados en esa esquina del triángulo. Tenemos sentimientos de ira irracionales sin justificación que pueden deberse a un pensamiento de reacción de tipo desastroso: los deberia de, los qué horror, los nuncas y los siempres. Tenemos ira justificada, todos los sentimientos locos que cualquiera sentiría si alguien le hubiera hecho eso a él o a ella. Tenemos la ira que manifiesta cómo nos sentimos cuando hemos sido lastimados o tenemos miedo. Los sentimientos de temor y de tristeza se convierten en ira, y muchos de nosotros hemos sido muy lastimados y hemos tenido mucho miedo.
Tenemos la ira que proviene de sentirnos culpables. Los sentimientos de culpa tanto los genuinos como los que no merecemos, fácilmente se convierten en ira. Los codependientes también tienen mucho de ello. Y, créanlo o no, lo mismo es aplicable a los alcohólicos. Sólo que estos son más propensos a convertirlos en ira.
Y también tenemos ira reactiva. Nos enojamos porque la otra persona está enojada. Luego ella se enoja aún más, y nosotros aumentamos el enojo porque ella se enojó más. Pronto todo mundo está enojado, y nadie sabe bien a bien por qué. Pero todos estamos fuera de sí y nos sentimos culpables por ello.
A veces preferimos permanecer enojados. Nos ayuda a sentirnos menos vulnerables y más poderosos. Es como un escudo protector. Si estamos enojados, no nos sentiremos lastimados o temerosos, por lo menos no se nos notará.
Tristemente, muchos de nosotros no tenemos a dónde ir con toda esa ira. Nos la tragamos, nos mordemos la lengua, sacamos el pecho, la lanzamos a nuestro estómago, la dejamos zumbar en nuestra cabeza, escapamos de ella, le damos medicamentos, o le damos una galleta. Nos culpamos a nosotros mismos, convertimos la ira en depresión, nos metemos en cama, tenemos la esperanza de que nos muramos, y nos enfermamos a causa de ello. Finalmente le pedimos a Dios que nos perdone por ser una persona tan horrible o por sentir ira en primer lugar.

Mi Reflexión: Se caracteriza al codependiente como «reaccionario». Esto significa que es una persona que vive a la defensiva siempre. Esta conducta autodestructiva obstaculiza sus logros personales y profesionales, de allí la importancia de aprender el manejo de la ira y otras emociones negativas. Solo en Terapia de Doce Pasos de CoDA podrá transitar un camino que lo moldee espiritualmente y crea en el como persona. (Alpha).

¿Eres una persona que maneja reacciones de ira? ¿Cuáles herramientas usas para modificar esa actitud? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 26 de Abril

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente debe activarse y buscar ayuda para salir del círculo insano en el que está sumido.

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Reflexiona sobre esto:

Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. ¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Está preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiandolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.
Muchas de las personas con quienes he trabajado en terapia familiar han estado así de obsesionadas por la gente importante para ellas. Cuando les preguntaba qué sentían, me decían lo que la otra persona estaba sintiendo. Cuando les preguntaba qué habían hecho, me decían lo que la otra persona había hecho.
Su concentración total estaba en alguien o en algo que no eran ellas mismas. Algunas de ellas habían pasado años de su vida haciendo esto: preocupándose por, reaccionando a y tratando de controlar a otros seres humanos. Eran cascarones, a veces casi invisibles, de persona. Su energía estaba agotada, dirigida hacia alguien más. No me podían decir lo que sentían y pensaban porque no lo sabían. Su concentración no estaba en ellas mismas.

Mi Reflexión: El codependiente tiene a manipular y controlar la vida de los demás, ese es su conducta habitual. Le da poder creer que los otros necesitan de su consejo y sugerencias, pero al paso del tiempo es él controlado por las personas. Cuando decida puede salir de esa situación, solo con determinación podrá sanar. (Alpha).

¿Eres un codependiente controlador? ¿Has decidido entrar a Terapia CoDA? Comparte tus vivencias.