SÉPTIMO PASO.
«HUMILDEMENTE LE PEDIMOS A DIOS QUE NOS LIBRASE DE NUESTROS DEFECTOS DE CARÁCTER».
Como resultado de nuestro trabajo en el sexto paso, estábamos fortalecidos en nuestra resolución de buscar cambiar nuestras vidas. Vimos el daño que nuestros defectos habían causado. Aun así nuestros viejos patrones se pegaban a nosotros como goma, una vez más nos encontramos en una encrucijada y el camino se nos rebeló otra vez. El paso siete nos ofrece la llave para el uso apropiado de la voluntad. Pedir ayuda a nuestro Poder Superior.
HUMILDEMENTE LE PEDIMOS A DIOS.
Nuestra primera tarea fue descubrir el verdadero significado de la palabra humildad. Palabras como servicial, resignación y timidez no funcionaron para nosotros. Tampoco lo hizo la creencia de que humildad es un rasgo de debilidad que debe resistir sea toda costa.
Después de muchas consideraciones definimos HUMILDAD, como libertad del falso orgullo y la arrogancia.
La verdadera humildad nos permitió ver las cosas como realmente eran. No le enseñaríamos a nuestro Poder Superior a eliminar nuestros defectos. Tampoco se lo rogaríamos. En su lugar, gentil y pasivamente se lo pediríamos. A pesar de que solo un Poder Superior a nosotros mismos podría liberarnos de nuestros defectos, nuestra cooperación también fue necesaria .
Aprendimos que el significado del verdadero cambio para nosotros se llevaría a cabo, formando un equipo de trabajo con nuestro Poder Superior, recordando todo el tiempo, que el socio principal es Dios y no nosotros.
QUE NOS LIBRASE DE NUESTROS DEFECTOS.
Una vida sin defectos de carácter era imposible de manejar. Nos preguntábamos que pareceríamos sin ellos. Decidimos descubrirlo ¿pero cómo?, para nuestra respuesta nos apoyamos en miembros de CoDA que ya caminaron por este sendero. Se nos recomendó que diéramos este paso con nuestro padrino o con un amigo confiable de CoDA, alguien que haya trabajado este paso con algún éxito.
También se nos sugirió que empezáramos nuestra petición a Dios con una oración. La oración es la serenidad, funciona para algunos. Otros crearon su propia oración. Lo que hicimos fue entrar en contacto con el Dios de nuestro entendimiento y decirle en esencia: “AQUÍ ESTOY DIOS, CON MIS DEFECTOS Y TODO, Y ESTOY DISPUESTO A QUE ME LIBRES DE ELLOS COMO TU CREAS NECESARIO, GRACIAS”.
Cuando nos encontramos en las angustias de alguno de estos defectos de carácter, podemos en ese momento, pedirle a Dios que nos libere de él .
Algunos de nosotros descubrimos que seguíamos aferrados a un defecto en particular, temerosos de seguir adelante sin el, nos dirigimos nuevamente al sexto paso y una vez más pedimos a nuestro Poder Superior la dirección, para estar enteramente dispuestos a dejar que eliminase todos nuestros defectos.
Habiendo pedido a Dios que nos librase de nuestros defectos de carácter muchos de nosotros experimentamos su pérdida con tristeza. Nunca esperamos sentir pena o dolor por lo que habíamos llegado a creer que era deteriorante para nuestra felicidad.
Empezamos a ver que estos VIEJOS AMIGOS nos habían servido bien. Como a un salvavidas de la infancia que ya no nos queda y hacemos a un lado. Con la ayuda de Dios, estábamos aprendiendo a nadar.
En este momento le pido a mi Poder Superior, me libre de todos mis defectos, librándome de la CARGA de mi pasado. En este momento pongo mi mano en la confianza de Dios, que el vacío que siento se ha llenado con el amor incondicional de mi Poder Superior hacia mí y los de mi alrededor.
Actividad sugerida:
1.- En Oración pedir que Dios nos mande su Espíritu Santo para limpiarnos, lavarnos y llenarnos con la fuerza de una nueva vida y que experimentemos una nueva efusión del Espíritu en nosotros. Puede utilizarse la siguiente Oración o cualquier otra de su agrado. Hay que leer las palabras lentamente y con mucha concentración.
Oh, Jesús, yo soy tuyo y tu eres mio. Quiero vivir un vida nueva. Quiero estar contigo y tu has prometido una ayuda de amor, el Espíritu Santo, Oh ven, Espíritu Santo sobre mi. Tu eres el Espíritu de la verdad, de la justicia, del buen consejo, de alegría, de fortaleza y de paz. Pon paz en mi alma. Lléname de tu presencia, de tu amor. Gracias Padre. Gracias Espíritu Santo. Gracias Jesús. Yo te quiero. Jesús, ayúdame a aceptar tu presencia en mi. Soy tu luz, soy sal de la tierra. Yo quiero estar contigo todo instante de mi vida. Yo necesito tu Espíritu. Saname, lléname y anda conmigo. Te quiero, oh Espíritu de Dios.
2.- En silencio, seguir pidiéndole al Espíritu Santo que le llene, que le quite sus fallas y sus pecados. Pedir que le sane de su codependencia, que le abra a la comunidad, a su familia, a las personas que le pueden ayudar. Pedir también las bendiciones del Espíritu Santo para esas personas que son especiales en su vida, que todos pueden comenzar una vida nueva.
3.- Con una persona de confianza continuar la oración al Espíritu Santo, el uno pidiendo por el otro.
4.- Lectura Bíblica sugerida: Romanos 8,1-17 (Recibimos el Espíritu).
8:1 Ahora, pues, ninguna condenación hay para los que están en Cristo Jesús, los que no andan conforme a la carne, sino conforme al Espíritu. 8:2 Porque la ley del Espíritu de vida en Cristo Jesús me ha librado de la ley del pecado y de la muerte. 8:3 Porque lo que era imposible para la ley, por cuanto era débil por la carne, Dios, enviando a su Hijo en semejanza de carne de pecado y a causa del pecado, condenó al pecado en la carne; 8:4 para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
8:5 Porque los que son de la carne piensan en las cosas de la carne; pero los que son del Espíritu, en las cosas del Espíritu. 8:6 Porque el ocuparse de la carne es muerte, pero el ocuparse del Espíritu es vida y paz. 8:7 Por cuanto los designios de la carne son enemistad contra Dios; porque no se sujetan a la ley de Dios, ni tampoco pueden; 8:8 y los que viven según la carne no pueden agradar a Dios. 8:9 Mas vosotros no vivís según la carne, sino según el Espíritu, si es que el Espíritu de Dios mora en vosotros. Y si alguno no tiene el Espíritu de Cristo, no es de él.
8:10 Pero si Cristo está en vosotros, el cuerpo en verdad está muerto a causa del pecado, mas el espíritu vive a causa de la justicia. 8:11 Y si el Espíritu de aquel que levantó de los muertos a Jesús mora en vosotros, el que levantó de los muertos a Cristo Jesús vivificará también vuestros cuerpos mortales por su Espíritu que mora en vosotros. 8:12 Así que, hermanos, deudores somos, no a la carne, para que vivamos conforme a la carne; 8:13 porque si vivís conforme a la carne, moriréis; mas si por el Espíritu hacéis morir las obras de la carne, viviréis. 8:14 Porque todos los que son guiados por el Espíritu de Dios, éstos son hijos de Dios. 8:15 Pues no habéis recibido el espíritu de esclavitud para estar otra vez en temor, sino que habéis recibido el espíritu de adopción, por el cual clamamos: ¡Abba, Padre! 8:16 El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. 8:17 Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados.
(Tomado de Codependientes Anónimos (CoDA) y del Libro Co-dependencia ¿Es posible recuperarse? de M. Joan Gerards).