Reflexión del Dia: 26 de Enero



CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCABAMOS LO ADMITIAMOS INMEDIATAMENTE (Décimo Paso de CoDA).
CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL
«Por la forma en que vives todo lo externo, me maravilla que alguna vez hayas tenido un mal día,» dijo alguna vez mi ex-marido.
Su comentario intentaba ser gracioso; también era una observación sagaz. Antes de la recuperación de la codependencia, yo tenía una capacidad insólita de sólo ver lo externo: qué hacían otros; qué no hacían; qué trataban de hacerme a mí; que me habían hecho; y qué tanto mejor me sentiría si estuvieran haciendo algo diferente.
Pensar así, que otros de alguna manera controlaban el camino de mi vida y que podían hacerme sentir mejor o diferente, era una ilusión. Y aprendí que era una ilusión por el camino difícil: tocando fondo en mi codependencia.
Si hemos hecho nuestro trabajo en los Pasos, hemos pasado ya de pensar así. Quizá volvamos a ello de vez en cuando, pero por lo menos ahora sabemos qué estamos haciendo, y sabemos que es una ilusión. Muchos de nosotros comenzamos nuestro viaje de recuperación gracias a lo que algún ser amado hacía o no hacía. Entramos a este programa por esa manera de pensar. Luego, el Primer Paso nos hizo poner los pies en la tierra de una nueva manera de pensar, una nueva manera de enfrentar la vida, a otros, y a nosotros mismos.
Para cuando llegamos al Cuarto Paso, ya estábamos mirando hacia adentro. Estábamos listos para comenzar a indagar en nuestra alma. Comenzamos a mirarnos a nosotros mismos y lo que sucedía con nosotros. Comenzamos a ver como respondíamos comúnmente a la vida, en vez de fijarnos en lo que sucedía con otros.
El proceso por el que atravesamos en los Pasos Cuatro y Cinco nos llevó a una gira de limpieza por nosotros mismos. Entregamos nuestra vida y voluntad al cuidado de Dios, tal como concebíamos a Dios. Luego, hicimos una limpieza del paquete que habíamos entregado.
Ahora, se nos ha dado este Paso, un Paso de mantenimiento, para ayudarnos a continuar con este proceso de mirar hacia adentro. Este Paso no nos pide que nos persigamos continuamente con cincel y martillo. No nos dice que tenemos que andar por la vida teniéndonos a nosotros mismos bajo un microscopio, hipervigilando todo lo que digamos o hagamos, esperando sin aliento para criticar y castigarnos a nosotros mismos.
Pero sí nos da permiso de continuar estando conscientes de nosotros mismos, y cuando estemos equivocados, admitirlo y manejarlo sin demora.

¿Cuáles son los «errores» que buscamos y admitimos inmediatamente?
Estamos buscando los daños que hacemos a otros, los daños que son fáciles de racionalizar y justificar. Hay que observar cualquier patrón personal de conducta que sea inferior a lo que razonablemente podemos esperar de nosotros mismos.
Esto puede incluir expresiones de enojo y rabia inapropiadas, conducta inapropiada cuando estamos enojados, guardar resentimientos, controlar, manipular, y usar a las personas, mentir, esperar que otros llenen el «hueco en nuestra alma,» o cualquier otro comportamiento que no alcanza nuestra propia aprobación.
¿Cómo sabremos cuando nos hemos comportado inadecuadamente? Si hemos hecho nuestra tarea, si hemos limpiado el tiradero de culpas merecidas e inmerecidas del pasado, si hemos trabajado estos Pasos lo mejor que podamos, sabremos.
El asunto llamará nuestra atención.
Habremos experimentado suficiente paz para poder reconocer la inquietud, y suficiente guía para saber cómo encontrar nuestro camino para salir de cualquier predicamento en el que nos encontramos. Sabremos y confiaremos que podemos soltar y permitir que se nos guíe al camino de conducta correcta, ya sea pedir disculpas o intentar un cambio de conducta con otra persona.
He aprendido que no puedo confiar sólo en los sentimientos para hacer este Paso. Puede ser que me sienta culpable cuando no he hecho nada malo. O puedo sentirme culpable acerca de hacer cosas que son buenas para mí: tales como jugar, divertirme, expresar mis sentimientos, y decir lo que quiero y necesito. A veces, no me siento culpable de comportamientos que legítimamente necesito corregir: me siento a la defensiva y protectora.
Este Paso nos pide que continuemos el proceso de usar nuestro intelecto, nuestra sabiduría, la sabiduría de la recuperación, para revisar e inventariarnos a nosotros mismos. Debemos confiar en nuestros sentimientos, pero también debemos usar nuestro intelecto, de manera que no nos perdamos en una ola de culpa inmerecida y actitudes defensivas.
Podemos pensar. Con nuestra nueva conciencia podemos mirarnos a nosotros mismos cada día y, con amor, dilucidar lo que necesitamos para cuidar de nosotros mismos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 26 de Enero… Ya no estamos enganchados



Podemos aprender a no quedarnos enganchados en conductas poco sanas, contraproducentes, en nuestras relaciones, conductas tales como cuidar obsesivamente de los demás, controlar, devaluarnos a nosotros mismos y creer mentiras.
Podemos aprender a ver estas conductas, a identificarlas y a decidir que no vamos a permitirnos quedar atrapados en ellas.
A menudo, la gente, conscientemente o sin pensar, hace cosas que nos arrastran a una serie de conductas contraproducentes que llamamos codependencia . Lo mas frecuente es que esos «ganchos» pueden ser casi deliberados, y los resultados predecibles.
Alguien se puede poner frente a nosotros y comentar algo o lanzar un suspiro acerca de un problema, sabiendo o esperando que esa conducta nos enganche para que nosotros nos hagamos cargo de él. Eso es manipulación.
Cuando la gente se ponga frente a nosotros y comente o suspire por algo, y luego diga tímidamente, “Pero no importa, tú no te preocupes por ello”, eso es un truco . Necesitamos reconocerlo. Estamos a punto de que nos envuelva si permitimos que esto ocurra.
Podemos aprender a insistir en que la gente nos pida sin cortapisas lo que quiere y necesita.
¿Cuáles son las palabras, las señales, las miradas, los comentarios, las claves que nos enganchan en una conducta predecible, a menudo contraproducente? ¿Qué te hace sentir simpatía por alguien? ¿Qué te hace sentir culpa? ¿Qué te hace sentirte responsable de otro?
Nuestro punto fuerte es que nos preocupemos demasiado por los demás. Nuestro punto débil es que a menudo subestimamos a la gente con la que tratamos. Ella sabe lo que está haciendo. Es tiempo de que abandonemos nuestra ingenua suposición de que la gente no hace lo que mejor le conviene, y no necesariamente lo que mejor nos conviene a nosotros.
También debemos observarnos a nosotros mismos. ¿Lanzamos “ganchos” a los demás, les lanzamos miradas,comentarios, con la esperanza de engancharlos? Necesitamos asistir en comportarnos con los demás en forma honesta y directa, en vez de esperar que vengan en nuestro rescate.
Si alguien quiere algo de nosotros, insistamos en que esa persona nos pida las cosas directamente. Pidámonos lo mismo a nosotros mismos. Si alguien lanza el anzuelo, no tenemos por qué morderlo.
«Hoy estaré consciente de las “conductas gancho” que me llevan a convertirme en cuidador de los demás y que me hacen sentir victimado. Ignoraré los comentarios, las miradas y las palabras que me enganchan, y esperaré de los demás la conducta directa y honesta que merezco».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Reflexión del Dia: 25 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
LOS PASOS DE LOS TORNILLOS Y LAS TUERCAS
Ahora hemos terminado con los que muchos en recuperación llaman los Pasos de los tornillos y las tuercas. Con frecuencia nos encontraremos regresando instintivamente al Paso que necesitamos. Ve allí libremente cuantas veces sea necesario.
Ve cuando necesitas la sanación que éste, o cualquier otro Paso, tiene que ofrecer. Hay muchas cosas en la vida en las que no podemos confiar. Pero podemos confiar en estos Pasos, y siempre están allí para ayudarnos. No te preocupes de trabajar este Paso demasiado pronto: él te encontrará cuando estés listo. Te encontrarás en lugares, con personas, en circunstancias, y será el momento de cuidar de ti mismo con los demás.
Empezaremos a ver cómo nos hemos estado tratando inapropiadamente a nosotros mismos, también. Con frecuencia esta toma de conciencia es gradual. Recibimos intuiciones, las instrucciones para el cambio, y la oportunidad de hacer reparaciones, cuando estamos listos para manejarlas. Ten confianza de que el momento llegará. Confía en el proceso. Confía en los Pasos. Confía en lo que sucederá si los trabajas.
Escucha lo que dice El Libro Grande de Al-Anón. (página 78):
Debemos tener sentido común y tacto, ser considerados y humildes, sin ser serviles o rastreros. Como criaturas de Dios nos paramos en nuestros propios pies; no nos arrastramos ante nadie. Si nos esmeramos en esta fase de nuestro desarrollo, nos sorprenderemos de los resultados antes de llegar a la mitad del camino. Vamos a conocer una libertad y una felicidad nuevas. No nos lamentaremos por el pasado ni desearemos cerrar la puerta que nos lleva a él. Comprenderemos el significado de la palabra serenidad y conoceremos la paz. Sin importar lo bajo que hayamos llegado, percibiremos cómo nuestra experiencia puede beneficiar a otros. Desaparecerá ese sentimiento de inutilidad y lástima de nosotros mismos. Perderemos el interés en cosas egoístas y nos interesaremos en nuestros compañeros. Se desvanecerá la ambición personal. Nuestra actitud y nuestro punto de vista sobre la vida cambiarán. Se nos quitará el miedo a la gente y a la inseguridad económica. Intuitivamente sabremos manejar situaciones que antes nos desesperaban.De pronto comprenderemos que Dios está haciendo por nosotros lo que por nosotros mismos no podíamos hacer.
¿Son estas promesas extravagantes? No lo creemos. Están cumpliéndose entre nosotros -a veces rápidamente, a veces lentamente, pero siempre se realizarán si trabajamos para obtenerlas.
Los alcohólicos en recuperación fueron los primeros en ver cumplirse estas promesas como retribución de haber trabajado estos Pasos. Algunos creen que los alcohólicos tienen mayor inclinación que otros para trabajar estos Pasos, porque de ello depende sus vidas. Nosotros también podemos estar comprometidos a trabajar estos Pasos y recibir los beneficios en nuestra vida, porque nuestra vida, la calidad de nuestra vida, la calidad de nuestras relaciones, y la calidad del amor en nuestra vida, sí dependen de ello.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 25 de Enero… Aprecia tu pasado



Es fácil ser negativos acerca de nuestros errores e infelicidad pasados. Pero es mucho más sano que nos veamos a nosotros mismos y a nuestro pasado a la luz de la experiencia, de la aceptación y del crecimiento interior. Nuestro pasado es una serie de lecciones que nos hace avanzar a niveles más altos de vivir y de amar.
Las relaciones que establecimos, en las que permanecimos, o que dimos por terminadas, nos enseñaron lecciones que eran necesarias. Algunos hemos surgido de las más dolorosas circunstancias con grandes conocimientos acerca de quiénes somos y qué queremos.

¿Nuestros errores? Necesarios. ¿Nuestras frustraciones, fracasos y a veces nuestros tropiezos con el progreso y el crecimiento interior? Necesarios también.
En cada paso del camino, aprendimos. Pasamos exactamente por las experiencias que necesitábamos para convertirnos en lo que somos hoy. En cada paso del camino, progresamos.
¿Es un error nuestro pasado? ¡No! El único error que podemos cometer es confundir ese pasado con la verdad.
«Hoy, ayúdame Dios mío a alejar los pensamientos negativos que pudiera estar albergando acerca de mis circunstancias o de mis relaciones pasadas. Puedo aceptar, con gratitud, todo lo que el pasado me ha traído al día de hoy».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Reflexión del Dia: 24 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
AMAR Y PERDONARNOS A NOSOTROS MISMOS
Este es el Paso en el que nos disculpamos con nosotros mismos y con otros, pero hacemos más que eso. Abiertamente reconocemos y asumimos la responsabilidad de nuestros comportamientos hacia nosotrosmismos y hacia otros. Este Paso nos da permiso de ser quienes somos ahora y de ser quienes alguna vez fuimos. Nos da permiso de perdonarnos a nosotros mismos y de sentirnos bien acerca de quienes somos, sin importar lo que hayamos hecho.
Limpia la pizarra por completo y nos da una alternativa a sentirnos culpables y avergonzados.
Ahora podemos experimentar autoconciencia, autoestima, y aceptación de nosotros mismos, con base en ser responsables de nosotros mismos. Hemos recibido un regalo de cada Paso, pero hemos recibido un regalo especial en los Pasos Cuatro a Nueve. Este regalo es el de un proceso claro para liberarnos de la culpa y la vergüenza, para perdonarnos, y para corregir aquellos comportamientos que requieren de corrección.

Estos Pasos significan que ya no tenemos que castigarnos. No tenemos que sentirnos aterrados o avergonzados de nuestro comportamiento, ya sea un error diminuto o una indiscreción mayor.
Tenemos una fórmula específica, ahora, para liberarnos de los errores y las imperfecciones y para crear armonía en nuestras relaciones.

No podemos controlar a la otra persona ni la manera que él o ella se siente respecto a nosotros.
Pero se desata una cadena poderosa de curación cuando nos responsabilizamos de nosotros mismos. Cuando entra la culpa, cuando entra la vergüenza, cuando surge una antigua creencia o un comportamiento antiguo en él que caímos, sabemos que tenemos una alternativa.
Podemos reprimir o negar, que para muchos de nosotros es la manera antigua de reaccionar.
Podemos ponernos a la defensiva, podemos huir, podemos escondernos. O podemos abrazar esta fórmula de mirar hacia adentro, identificar nuestra parte, hablar con otra persona y con Dios acerca del asunto, admitirlo ante nosotros mismos, disponernos a hacer una reparación, luego llevar a cabo esa reparación.
Luego, podemos soltar. Podemos soltar las culpas más grandes y más pequeñas que tengamos.
Podemos perdonarnos a nosotros mismos y podemos perdonar a otros.

Estos Pasos nos dicen que no tenemos que ser perfectos. Hay seguridad y solaz en esta fórmula de cuidado de uno mismo: estos Pasos. Nos dicen que podemos amar y aceptar todo lo que somos y aceptar nuestros pasados, siempre y cuando estemos dispuestos a asumir la responsabilidad de nosotros mismos.
Cuando primero comencé a trabajar este Paso, estaba aterrada. Pensar en hacer citas con personas, y luego abrir la boca y admitir que había hecho algo indebido, era aterrador. Tenía una fuerte regla interna que me exigía ser perfecta, y la acción de admitir mis errores y pedir disculpas era difícil. Me sentía amenazada si admitía mis errores. Ya cargaba mucha culpa, y si reconocía y admitía haber cometido errores, temía sentir más. Estaba tan a la defensiva respecto de mi forma de actuar porque sentía tan mal conmigo misma.
Lo que estaba a punto de aprender era que hacer reparaciones me daba una «mí misma» y una autoestima.
Llegué a un punto donde me era más fácil acercarme a las personas y admitir mis errores, pero aún me faltaba otro trecho, para llegar al lugar de la autocompasión paraconmigo misma, un lugar donde yo podía y estaba dispuesta a ver los daños y males que me había hecho a mí misma. Estos son más difíciles de ver y tomar en cuenta que los daños que he hecho a otros.
Como con mis otros comportamientos, se hace más fácil con el tiempo. Entre más practico amarme, más habitual se vuelve.
Entre más abierta estoy para asumir la responsabilidad de mi comportamiento y hacer reparaciones, menos culpa siento. Negar un daño hacia nosotros mismos u otros, no hace que el daño o la culpa desaparezcan.
Este Paso sí lo hace.
Dalo. Confía en él. Y suelta la culpa. Cuando hemos realizado las acciones que piden estos Pasos, estamos libres para hacer eso. No es un Paso punitivo. No es un Paso para temerse. Como los otros Pasos, cuando hagamos una esfuerzo humano para darlo, seremos premiados con un bono espiritual. Como bien dijo un hombre en recuperación: «Recibiremos la gracia que necesitamos para estar cómodos con nosotros mismos, con otros, y con nuestros pasados».

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 24 de Enero… Di "qué dulce es"



Se habla mucho de encontrar ese amor extraordinario de nuestra vida. Tal vez todo lo que necesitamos saber sobre el amor romántico se pueda aprender de nuestros amigos.
No esperamos que nuestros amigos cambien nuestra vida y hagan todo lo que está mal, correcto. Solo esperamos que sean quienes son, y luego dejamos que sean eso. Es parte de ser un amigo.
No esperamos que nos guste todo acerca de nuestros amigos. Sabemos que tienen defectos de carácter. Hacen cosas de vez en cuando que nos irritan.
No esperamos que nuestros amigos nos entretengan y nos diviertan, manteniéndonos riendo y sonriendo todo el tiempo. Les dejamos pasar por sus altibajos. A veces simplemente nos sentamos en silencio con nuestros amigos, y cada uno de nosotros mantenemos nuestros pensamientos para nosotros mismos.
No elegimos peleas y creamos drama con nuestros amigos, solo para mantener viva la pasión. Por lo general, hacemos todo lo posible para evitar luchar con nuestros amigos. Queremos que nuestra amistad sea un lugar tranquilo, seguro y pacífico, un refugio en nuestras vidas.
No esperamos que nuestros amigos pongan nuestras vidas al revés, distrayéndonos de nuestro camino. Por lo general, si un amigo intenta causar estragos en nuestras vidas, corremos hacia el otro lado.

No dejaríamos que un amigo nos pegara. Y los amigos no hablan mal. Si surge un problema, generalmente consideramos con cuidado la mejor manera de hablar sobre este tema con él o con él.
No esperamos que los amigos estén en perfecto estado de salud todo el tiempo. Sabemos que tendrán problemas con los que lidiar mientras caminan por sus propios caminos. Los alentamos. Oramos por ellos. Pero no tomamos sus problemas como propios y no lo tomamos personalmente cuando necesitan algo de tiempo para enfocarse en su propio crecimiento personal.
En las amistades, una persona no tiene todo el poder. Entonces, a pesar de las diferencias en nuestras vidas, tratamos de relacionarnos como iguales.
Somos tolerantes a los ciclos en nuestras amistades, sabiendo que en diferentes momentos, cada persona tiene diferentes necesidades, diferentes experiencias que atravesar. A veces hay más tiempo y energía para dedicar a las amistades. Otras veces, hay menos.
No esperamos que nuestros amigos estén a nuestro lado las veinticuatro horas del día. Tenemos nuestro tiempo juntos y valoramos eso, pero luego cada uno va por nuestro propio camino. No intentamos forzar la vinculación con amigos, ni siquiera forzar la relación para que sea una amistad demasiado rápida. Nos dejamos pasar por experiencias juntas naturalmente, sabiendo que así es como se lleva a cabo la unión.
No soy un experto en el amor conyugal, pero podríamos tener una mejor oportunidad de encontrar el amor si tratamos a nuestro amante como a un amigo.
«Dios, ayúdame a encontrar el punto medio entre las expectativas poco realistas y ninguna expectativa en absoluto. Ayúdame a cuidar mis relaciones y no confundir el drama con el amor romántico».

Actividad: Mire honestamente las expectativas que coloca en las relaciones románticas. ¿Está esperando que un amante o cónyuge cambie tu vida, o estás buscando un amigo con quien puedas compartir los elementos adicionales del amor romántico y sexual?
(Melody Beattie de su Libro Mas del lenguaje del Adios).

Reflexión del Dia: 23 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
HACER REPARACIONES A NOSOTROS MISMOS
Ya hemos hablado de las reparaciones en nuestras primeras dos listas. Ahora vayamos a la última, las reparaciones que debemos a nosotros mismos. Tal vez sea difícil acercarnos a otros para pedir disculpas. Puede ser una tarea dura perdonar a otros lo que nos han hecho de daño.
Pero hacer reparaciones a nosotros mismos, perdonarnos, puede ser la parte más difícil del programa.
Toda la recuperación, todo por lo que estamos pasando, tiene que ver con hacer una reparación a nosotros mismos. Darnos permiso de tener nuestros sentimientos es una reparación. Darnos permiso de estar vivos y ser felices es una reparación. Cuidar de nosotros mismos en una forma benévola, compasiva, y amorosa es una reparación.
Aprender a poner límites, ser directo, y dejar de autoderrotarnos y victimizarnos es una reparación. Aprender a ya no dejar que otros nos maltraten y controlen es una reparación.
Aprender a dejar de exigirnos perfección, a poseer nuestro propio poder, y a ser quienes somos es una reparación a nosotros mismos.
Aprender a escucharnos y confiar en nosotros mismos es una reparación importante. Aprender a confiar en nuestros instintos y valorar nuestros sentimientos y necesidades es una reparación.
Tal vez tengamos muchas reparaciones que debemos hacer al niño asustado, maltratado, o abandonado que está dentro de nosotros, reparaciones por ser tan críticos, negligentes, y por avergonzarlo tanto. Nos debemos una disculpa y un cambio de comportamiento por no habernos permitido recibir el amor y el cuidado que necesitábamos, especialmente de parte de nosotros mismos.
Nos debemos una disculpa y un cambio de actitud por algunas de las ideas terribles que hemos tenido y creído acerca de nosotros mismos obsesivamente. Que no éramos dignos de amor, no éramos suficientemente buenos, que no podemos pensar, que no merecemos el éxito, que no merecemos divertirnos, o no merecemos recuperarnos son creencias falsas que hemos asumido, creencias que requieren corregirse como parte de este programa de hacer reparaciones a nosotros mismos.
«Simplemente, no me amo,» dijo Karen. «Y no creo que soy digna de ser amada. No creo que merezco las cosas buenas de la vida».
«La mayoría pensamos así»,
respondí. «Por eso estamos en recuperación. Es una parte importante
de lo que es la recuperación: el cambiar esas creencias».

Jasón, que ha estado recuperándose de la codependencia durante seis años, se escribe cartas a sí mismo como parte de sus reparaciones. Cuando algo le molesta, cuando regresan la culpa y el miedo, cuando no sabe qué se merece, se sienta y se consuela mediante una carta. Se dice a sí mismo todas las cosas buenas, consoladoras, y nutridoras que él y el niño interno necesitan oír para sentirse mejor.
«Me he vuelto bastante detallado para hacer reparaciones conmigo mismo,» dice. «Mis reparaciones conmigo mismo son como escribirme cartas. Llevé a mi papá a una sesión de terapia. Llevé a mi madre a dos sesiones. Y entre las sesiones, fui y me compré un osito de peluche».
Yo aprendo más cada día acerca de cuidar de la niña interna. La descuidé e hice de menos durante años y años. Trataba de ignorarla; quería que desapareciera. Lo que sucedió fue que gritaba más y más fuerte hasta que comencé a escucharla.
Pasé muchos años esperando que otros, que mis relaciones, cuidaran de mi niña interna. Buscaba que mis relaciones calmaran mi miedo y nutrieran, apoyaran y protegieran a mi niña interna.
Quería que mis relaciones estuvieran allí para mí porque yo no estabaallí para mí misma. No sabía cómo hacerlo.
Ahora, lentamente, estoy aprendiendo una manera mejor. Estoy aprendiendo cómo escuchar a esa niña interior que abandoné casi toda mi vida. Estoy aprendiendo cómo ponerme en contacto con ella, cómo escucharla, y darle el consuelo, el cuidado, la protección, la guía, y la disciplina que ella requiere.
A veces, requiere del cuidado cálido que necesita un bebé de tres meses. A veces, necesita correr, jugar, o cantar, como lo haría una niña de cuatro años. A veces, necesita escuchar una canción especial, y llorar, o soñar, o desear. A veces, necesita expresar qué tan triste o asustada está, y simplemente que la reconozca y valide.
Esta conducta de nutrir al niño interior no es tontería, como alguna vez creí. Es curativa. Unos minutos al día de cuidado a esa niña, libera a mi adulto para ser rejuvenecido y responsable, y permite que mi niña interna se sienta calientita, segura, y nutrida. También me permite ser una madre efectiva y nutritiva con mis hijos. Ellos me han enseñado mucho acerca de mi niña interior y lo que necesita; mi niña interna ayuda a enseñarme qué necesitan mis hijos.
He aprendido, por fin, a liberar el enojo y resentimiento que he sentido hacia mí misma por todo lo que me ha sucedido, por las conductas inapropiadas de otros hacia mí, por mis errores, y por ser yo misma. He albergado enojo y resentimiento hacia otros todo mi vida, pero la rabia callada y negada que tenía hacia mí misma era la más profunda y la más difícil de dejar ir.
No tenía idea, hasta después de muchos años en recuperación de la codependencia, qué tan enojada estaba conmigo misma. Tardé mucho en descubrir mi rabia, enojo, y resentimientos hacia otros, pero mucho más en detectar estos sentimientos encubiertos hacia mí misma. Para poder amar, nutrir y cuidar de mí misma libremente, para detener el tren de relaciones destructivas, para liberar mis bloqueos al amor y la intimidad, tuve que soltar esta rabia.
Necesitaba perdonarme y desarrollar una mejor relación conmigo misma. Necesitaba hablar mejor acerca de mí misma y conmigo misma; necesitaba perdonar y olvidar; necesitaba dejar de estarme castigando por los errores que había cometido y por lo que otros me habían hecho.
Mi enojo y mi rabia hacia mí misma me estaban matando lentamente, pero yo no lo sabía hasta que un día salieron a la superficie. Exploté con una retahíla de reclamos hacia mí misma que me sorprendió por su ferocidad y odio. Vi la parte importante que mi odio hacia mí misma había tenido en mis temores, en mi necesidad de ser perfecta, aun en mi necesidad de controlar. Si cometía otro error, si algo o alguien me volvía a desilusionar, me encorajinaba aun más conmigo misma. Vi cómo mi rabia conmigo misma había seguido atrayendo experiencias que podrían ayudar a sacarla para que yo pudiera manejarla. A veces cuando estoy enojada con otra persona y no enfrento mis sentimientos, todo lo que veo me refuerza el enojo. De la misma manera, seguía viendo y haciendo cosas respecto a mí misma que reforzaban mi autodesprecio. Me torturaba y no me dejaba vivir ni estar enteramente viva. Mi enojo no me dejaba amar ni ser amada. No me dejaba amarme a mí misma, hasta que lo liberé.
Fue hora de verdaderamente hacer reparaciones a mí misma.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 23 de Enero… Vendrán buenas cosas



No te preocupes por cómo vendrá el bien que ha sido planeado para Ti.
¡Vendrá!

No te preocupes, obsesiones, piensa que tienes que controlarlo, salir a buscarlo o enredar tu mente tratando de averiguar cómo y cuándo lo encontrarás.
¡Te encontrara!
Ríndete a tu Poder Superior cada día. Confía en tu Poder Superior. Entonces, quédate tranquilo. Confía y escuchate. Así es como el bien que deseas vendrá a ti.
Tu curación. Tu alegría Tus relaciones. Tus soluciones. Ese trabajo. Ese cambio deseado. Esa oportunidad te llegará , naturalmente, con facilidad y de muchas maneras.
Esa respuesta vendrá. La dirección vendrá. El dinero. La idea. La energía. La creatividad. El camino se abrirá a ti. Confía en eso, porque ya ha sido planeado.
Es inútil, un desperdicio y un gasto de energía, preocuparse por cómo llegará. Ya está ahí. Ya lo tienes. Está en su lugar. ¡No puedes verlo!
¡Te lo traerán o te lo traerán!

«Hoy me relajaré y confiaré en que el bien que necesito me encontrará. Ya sea a través de mis indicaciones, o de otras personas, todo lo que quiero y necesito me llegará cuando sea el momento adecuado».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).

Reflexión del Dia: 22 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS. (Noveno Paso de CoDA).
HACER REPARACIONES A AQUELLOS A QUIENES HEMOS DAÑADO
Necesitamos ser claros acerca del motivo por el que nos disculpamos y de la mejor manera de hacerlo. Nuestra disculpa debe contar… para nosotros. Lo que hacemos con la reparación es responsabilizarnos por nuestro comportamiento. Necesitamos idear la mejor manera de hacerlo.
Necesitamos comprender claramente de qué nos responsabilizamos. Necesitamos estar seguros que con este proceso de hacer reparaciones, no estamos entrando en algún otro comportamiento autodestructivo o dañino a otros. Si tenemos dudas, preguntamos a nuestro Poder Superior.
Hablamos con las personas en recuperación. Escuchamos lo que tienen que decir. Esperamos hasta encontrar un curso de acción que nos haga sentir bien.
Existe guía y un camino claro disponibles para las reparaciones que necesitamos hacer. A veces, el camino lleva a un contacto directo y una disculpa directa por nuestro comportamiento. Hay momentos cuando lo que más necesitamos hacer para reparar es cambiar nuestro comportamiento con alguien. Hay veces cuando la restitución es lo apropiado.
Mas, existen momentos cuando sacar a luz lo que hemos hecho y luego pedir perdón por ello, empeoraría las cosas. Si nos hemos permitido engancharnos con cierta persona, permitido que nos controle, o si la hemos estado rescatando, y luego sintiéndonos victimizados por ello, podríamos empeorar la relación si lo mencionamos.
«¡Oye! He estado dejando que me controles, y estoy enojada. Te he estado rescatando porque realmente no creo que puedas cuidar de ti mismo. ¡Ahora ya no voy a hacerlo!»
Eso puede empeorar las cosas porque parece más una confrontación que una reparación. Hay que entender que a veces es importante expresar este tipo de intenciones. A veces puede aclarar las cosas y ser sano expresar nuestras metas conductuales con claridad. Pero a veces, el mejor camino que podemos tomar es buscar la senda de nuestro cuidado propio calladamente.
Nos disponemos a hacer reparaciones. Una vez que hagamos eso, podemos soltar y abordar nuestras reparaciones de una manera pacífica, consistente y armoniosa. Si estamos tratando de trabajar este Paso, tratando de aclarar nuestras relaciones con la gente, seremos guiados.
Sabremos lo que tenemos que hacer y cuando y cómo hacerlo. Si nada se siente correcto o apropiado, si sentimos que lo que estamos a punto de hacer causará una crisis o confusión, si sentimos que no es el momento, también podemos confiar en eso.
Si hay reparaciones que no podemos hacer ahora, podemos hacer planes para hacerlas después.
Esto puede ser cierto con asuntos financieros u otros tipos de reparaciones. Quizá queramos pagarle a alguien, pero no podemos cumplir con esa responsabilidad sin privar a nuestra familia.
Pero podemos disponernos a hacer de esa reparación una meta. Tal vez haya alguien con quien nos queramos disculpar, pero no podemos localizarlo. De todas formas podemos estar dispuestos.
Si estamos dispuestos, si hemos hecho nuestro trabajo, se nos guiará hacia las circunstancias adecuadas en el momento correcto.
Existen algunas reparaciones que no podemos hacer. La persona puede haber muerto o no estar disponible. Podemos hablar de estas reparaciones con nuestro Poder Superior, y luego soltarlas.
En esto cuentan la actitud, la honestidad, la apertura, y la disposición. Con armonía y paz, podemos esforzarnos por limpiar la discordia en nuestras relaciones. Podemos soltar nuestros temores acerca de enfrentar a las personas y tomar la responsabilidad por nuestros comportamientos, entendiendo que, al hacer reparaciones, no estamos disminuyendo nuestra autoestima, sino aumentándola.
No necesitamos arrastrarnos para hacer reparaciones. No necesitamos dejar que otro abuse de nosotros, nos manipule o maltrate durante el proceso de hacer reparaciones. Tranquilamente nos ocupamos de cuidar de nosotros mismos con una actitud de respeto. Este es un programa de perdón, no penitencia.
Podemos hacer nuestras reparaciones clara, directa, y limpiamente. Hacer una reparación a alguien no significa que tenemos que engancharnos con él o ella otra vez. No significa que debemos rendirnos y someternos al maltrato de su parte.
Con frecuencia, entre más breve la reparación, mejor. Entre más limpia y clara, mejor. Entre más directa, mejor. Entre más sale del corazón, mejor. Entre más siga una Guía Divina, mejor.
Una vez que hacemos una reparación, la otra persona no es responsable de quitar nuestro residuo de temor, culpa, o vergüenza. Es nuestra tarea olvidar el incidente, no la de ellos. Por otra parte, no somos responsables de los sentimientos de la otra persona respecto al incidente.
Ese no es nuestra tarea. Nuestra parte es hacer una reparación directa, y luego trabajar con lo que haga falta con nosotros mismos para terminar con nuestra vergüenza y culpa.
Podemos perdonarnos a nosotros mismos y terminar con el incidente.
Podemos ser benévolos con nosotros mismos.
Después de dar este Paso, podemos dar por terminado el asunto y soltarlo. Si este proceso implica cambiar nuestro comportamiento, no necesitamos castigarnos, sintiéndonos culpables hasta terminar de cambiar completa o «perfectamente». Podemos identificar lo que hemos hecho, hacer una reparación, y terminar con nuestra culpa.
Si después de hacer una reparación, la otra persona no está dispuesta a soltar el asunto, o si la otra persona quiere que suframos el problema con ella un tiempo, ese es su asunto. No tenemos que reaccionar (ni hacer algo que pudiera requerir de otra reparación), y no tenemos que estancarnos en el asunto.Tampoco tenemos que disculparnos cuando no hemos hecho nada malo. Por muchas razones, quizá tengamos el hábito de pedir disculpas cuando no es necesario.
Un sentimiento de vergüenza puede llevarnos a pedir disculpas por estar vivos, por estar aquí, y por ser quienes somos. Algunos de nosotros podemos sentir que somos un estorbo y pedir disculpas por casi todas las interacciones que tenemos. Este no es el propósito de este Paso.
Quizá tengamos el hábito de pedir disculpas por el comportamiento de otra persona o de disculparnos automáticamente cuando la otra persona se enoja.
Podemos aprender a examinar nuestros comportamientos y ver qué hicimos y qué no. Podemos aprender a discernir cuándo hemos hecho algo que legítimamente requiere de una disculpa y cuándo nuestra codependencia está empujándonos a decir que lo sentimos.
A veces, las disculpas generales sirven. No todos los problemas son claros, especialmente los que tienen que ver con la codependencia. A veces, se puede limpiar el ambiente sencillamente diciendo, «Me disculpo por la bronca que tuvimos. Siento mucho la forma en que manejé el incidente. Se me mezclaron otros asuntos, y siento que haya sucedido».
A veces yo he dicho, «Lo siento si lo que necesito hacer para cuidar de mí misma te lastimó. No fue mi intención ni designio hacer eso».
Pero no tenemos que volvernos «codependientes» respecto de nuestras disculpas. No tenemos que disculparnos por nuestro enojo, sólo por los comportamientos inapropiados que producen el enojo. No tenemos que disculparnos porcuidar de nosotros mismos, por manejar nuestros sentimientos, por poner límites, por divertirnos, por sentirnos bien, o por sanar. No tenemos que pedir disculpas porque otros tratan de controlarnos y nos llevan a sentirnos culpables. No tenemos que pedir disculpas por existir, por estar aquí, y por ser quienes somos.
No tenemos que disculparnos por no querer recibir abuso o maltrato. Si nos estamos ocupando de dar disculpas por los comportamientos de otra persona, no dejamos espacio para que las personas que en verdad necesitan disculparse, lo hagan.
No tenemos que repetir nuestras disculpas. Eso irrita. Si alguien quiere seguir sacándonos disculpas por el mismo incidente, ése es su problema, y no tenemos porqué engancharnos. Si sentimos que tenemos que seguir disculpándonos, puede ser que necesitamos regresar al problema original y ver qué está sucediendo.

A veces, no llenamos nuestras propias expectativas. Eso es humano. Por ello tenemos las palabras, «Lo siento». Estas curan, y puentean la brecha.
Pero no tenemos que decir que lo sentimos si no hicimos nada malo.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditacion 22 de Enero…Pierde esas expectativas



Así que te encuentras con alguien, te enamoras, sales en citas y permites que tu mente cree una imagen exagerada de esa persona. Pronto descubres que él es tu alma gemela. No quieres vivir sin él; Él significa todo para ti. Y luego tropieza, alrededor de tres meses, quizás seis meses.
Él no cumple con sus expectativas.
Pierde el estado de alma gemela.
«Simplemente no eres la persona que pensé que eras», dices, saliendo por la puerta.
Por supuesto que no lo es. Es una persona, no un producto de tu imaginación. Aligerar. Que cada persona sea ellos mismos.
Cuando estamos con alguien, ya sea como amigo o como amante, una buena parte del éxito o el fracaso de la relación puede atribuirse a nuestras expectativas. Nos enojamos cuando esperamos que alguien se comporte de cierta manera y él o ella no. Nos sentimos engañados, mentidos y decepcionados. Aquí apilamos todas nuestras fichas en un determinado número, y cuando no lo hacemos, nos enojamos.
Pierde esas expectativas. Si disfrutas de la compañía de otra persona, disfrútala limpiamente y sin ninguna expectativa. Las personas son personas. Ellos tropezarán; volverán a levantarse, o no. No puedes controlarlos. Todo lo que puedes hacer es aprender de ellos, amarlos y disfrutar de su compañía cuando están cerca.
Abandona las expectativas. Permitir que las personas sean solo ellas mismas. Apreciarlos por quienes son. Deja que el amor que tienes por ellos se convierta en esa apreciación, en lugar de lo que esperas en lo que la escritora Natalie Goldberg llama «tu mente de mono».

«Dios, ayúdame a recordar que, cuando pierdo mis expectativas, puedo encontrar un verdadero amor».

(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).