Reflexión del Dia: 18 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» explica que controlar es una ilusión, y el codependiente sustenta su comportamiento en «obsesionarse y preocuparse exageradamente por los otros, descuidando su cuidado». Aun cuando hayamos vivido problemas en el pasado el presente nos obliga a aceptar la recuperación como vía para alcanzar la independencia.

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Reflexiona sobre esto:

La noción de que podemos controlar a otras personas o situaciones es una de las ilusiones más destructivas en la codependencia afectiva. Esta creencia en el control puede manifestarse de muchas maneras, desde intentar cambiar el comportamiento de alguien hasta tratar de manejar sus emociones o decisiones.

El deseo de controlar se origina generalmente de un sentido profundo de inseguridad o vulnerabilidad. La persona codependiente puede creer que si pudiera controlar todo a su alrededor, se sentiría segura y amada. Sin embargo, esta es una ilusión. Beattie enfatiza que cada individuo es responsable de sí mismo, sus sentimientos, decisiones y acciones. No importa cuánto lo intentemos, no podemos tomar ese control por otra persona.

Al intentar ejercer control sobre otros, el codependiente no solo limita la autonomía y el crecimiento del otro, sino que también se desempodera a sí mismo. Este comportamiento consume tiempo y energía que podría utilizarse para el autocuidado y el autodescubrimiento, perpetuando así el ciclo de la codependencia. Además, en el proceso, se establece una dinámica de relación tóxica basada en el poder y la sumisión en lugar del amor y el respeto mutuo.

Melody Beattie sugiere que el antídoto a esta ilusión de control es el desapego con amor, donde se permite que los demás sean responsables de sus propias vidas y decisiones. Esto no significa no importarle o abandonar a la otra persona; significa liberar tanto a nosotros mismos como a ellos de la carga de nuestras expectativas y necesidades no satisfechas.

Reconocer que el control es una ilusión no es una señal de impotencia, sino todo lo contrario. Es un acto liberador que abre la puerta a relaciones más saludables y a un sentido más auténtico de sí mismo. (Alpha).

Responde para ti mismo estas interrogantes: ¿Tienes claro que controlar es una ilusión? ¿Has logrado desapegarte de las personas? ¿Cómo lo hiciste? Si deseas, comparte aquí con nosotros tus vivencias.

Meditación 18 de Septiembre … Deja que sucedan cosas buenas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa que el codependiente debe asumir un cambio de actitud durante la recuperación y aceptar las cosas buenas que van a pasar en su vida. Dejar que sucedan y disfrutar de los momentos de alegría, felicidad y sosiego. Mantenerse en el pasado no ayuda, solo enrarece la recuperación.

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Medita sobre esto:

Antes de la recuperación, mis relaciones eran pésimas. No me iba muy bien en mi trabajo. Estaba entrampado en mi familia disfuncional ¡Pero al menos sabía qué esperar! (Anónimo).

Quiero que la segunda mitad de mi vida sea tan buena como la primera fue de desgraciada. A veces tengo miedo de que no sea así. A veces me asusta que pueda ser así.
Las cosas buenas pueden asustarnos. El cambio, incluso el cambio para bien, puede ser atemorizante. De alguna manera, los cambios para bien pueden ser más atemorizantes que las épocas difíciles.
El pasado, particularmente el de antes de la recuperación, puede haberse vuelto confortablemente familiar. Sabíamos qué esperar en nuestras relaciones. Eran predecibles. Eran repeticiones del mismo patrón, las mismas conductas, el mismo dolor, una y otra vez. Podrán no haber sido lo que queríamos, pero sabíamos lo que iba a suceder. Esto no ocurre cuando cambiamos de patrones y empezamos la recuperación.
Podemos haber sido bastante buenos para predecir eventos en la mayor parte de las áreas de nuestra vida. Las relaciones serían dolorosas.
Nosotros viviríamos en privación.
Cada año sería casi una repetición del año anterior. A veces, las cosas se ponían un poco peor; otras un poco mejor, pero el cambio no era drástico. No hasta el momento en que empezamos la recuperación.
Entonces cambiaron las cosas. Y cuanto más progresamos en este milagroso programa, más cambiamos nosotros y nuestras circunstancias. Empezamos a explorar un territorio desconocido.
Las cosas se ponen bien. Se mejoran todo el tiempo. Empezamos a tener éxito en el amor, en el trabajo, en la vida. Un día a la vez, empiezan a ocurrir cosas buenas y la desgracia se disipa.
Ya no queremos ser víctimas de la vida. Hemos aprendido a evitar las crisis y traumas innecesarios.
La vida se pone buena.
“¿Cómo manejo las cosas buenas?”, preguntó una mujer. “Es más difícil y más extraño que el dolor y la tragedia.”
“Del mismo modo que manejábamos las experiencias difíciles y dolorosas”, le contesté. “Un día a la vez”.

«Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de vivir en el dolor y en la crisis. Ayúdame a quitarme lo más pronto posible los sentimientos de tristeza y los problemas. Ayúdame a encontrar mi base y equilibrio en la paz, la alegría y la gratitud. Ayúdame a trabajar tan duramente por aceptar lo bueno como he trabajado de duro en el pasado para aceptar lo doloroso y lo difícil».

Reflexión: Cuando el codependiente asume vivir en la alegría y el sosiego y dejar atrás el pasado doloroso, está abriéndose a los cambios que dan miedo porque no estamos acostumbrados a vivir en positivo. Darse esa oportunidad, mientras se recupera, permite valorar su capacidad par enfrentar la vida con una óptica sana, dejando atrás todo aquel drama y tristeza. Confiar en sí mismo para «rehacer» su vida, con la guía del Creador, es un excelente comienzo para gobernar realmente su vida. (Alpha).

¿Estás dispuesto a asumir esos cambios positivos en tu vida? ¿Has sentido la necesidad de retomar la gobernabilidad que habías perdido? Comparte tus vivencias en los comentarios.