El desapego implica “vivir en el momento presente” –vivir en el aquí y en el ahora–-. Permitirnos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho de cada día.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo. Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos. Confiamos en que todo está bien a pesar de los conflictos. Confiamos en que Alguien más grande que nosotros sabe, ha ordenado y se preocupa de lo que está sucediendo.
Entendemos que este Alguien puede hacer mucho más por resolver el problema que nosotros. De modo que tratamos de no estorbar su camino y dejar que Él lo haga. A su tiempo, sabremos que todo está bien porque vemos cómo las cosas más extrañas (y a veces, las más dolorosas) se solucionan de la mejor manera y en beneficio de todos.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Categoría: DÍA POR DÍA
Meditacion 17 de Febrero… Cuidando el autocuidado
No hay una guía para establecer límites. Cada uno de nosotros tiene nuestro propio guía dentro de nosotros mismos. Si continuamos trabajando en la recuperación, nuestros límites se desarrollarán. Se pondrán sanos y sensibles. Nuestro ser nos dirá lo que necesitamos saber, y nos amaremos lo suficiente como para escuchar. (Mas Allá de la Codependencia).
¿Qué necesitamos hacer para cuidarnos?
Escucha esa voz interior. ¿Que te hace enojar? ¿De qué has tenido suficiente? ¿En qué no confías? ¿Qué no se siente bien? ¿Qué no puedes soportar? ¿Qué te hace sentir incómodo? ¿Qué deseas? ¿Necesitar? ¿Qué no quieres y necesitas? ¿Qué te gusta? ¿Qué se sentiría bien?
En la recuperación, aprendemos que el cuidado personal nos guía en el camino hacia la voluntad y el plan de Dios para nuestra vida. El cuidado personal nunca nos aleja de nuestro bien más elevado; conduce hacia ella.
Aprende a nutrir esa voz en el interior. Podemos confiar en nosotros mismos. Podemos cuidar de nosotros mismos. Somos más sabios de lo que pensamos. Nuestro guía está dentro, siempre presente. Escucha, confía, y nutre esa guía.
«Hoy afirmaré que soy un regalo para mí y para el Universo. Recordaré que nutrir el autocuidado ofrece ese regalo en su forma más elevada».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 14 de Febrero
</a30
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Todos describimos nuestras experiencias espirituales y despertares en forma diferente. Laura los describió como sigue:
«No sé cuál fue el incidente con mi marido. Hice algo y me quejaba que él no me daba. Esto lo alteró y discutimos. De repente, comprendí por primera vez cuánto me ha estado dando y qué tanto se ha esforzado por complacerme. Lloré porque fui tan crítica de él. Lloré porque estaba tratando de sacarle sangre a un nabo. Vi que deseaba y necesitaba tanto, y él me daba tanto, y yo aún requería más. Puesto que por más que daba él, yo necesitaba más. Me dio tristeza estar tan envuelta en mí misma y mis propias necesidades y tan ocupada pidiendo que él me satisficiera que no podía ver la frecuencia con que me traía flores o me llamaba del trabajo. La realidad es que él da mucho, está dispuesto, y se acomoda a lo que necesito. Me hizo darme cuenta de que es una persona separada de mí, y que él es quien es. Ese fue mi despertar espiritual.»
Pete describió su experiencia espiritual como sigue:«Antes del programa, yo estaba más organizado, más enfocado, pero totalmente deshonesto. No me permitía a mí mismo sentir. Estaba deprimido, solo, aislado, y reservado. Sentía mucha vergüenza. Ahora, mi corazón está en el camino de mi vida.»
Mi experiencia fue diferente. Como dije antes, comenzó en el Hospital Estatal Willmar, con un golpe de conciencia de Dios. En ese momento, yo supe que Dios era real. A lo largo de los siguientes dieciséis años, he aprendido algo más.
Yo también soy real.
Mientras mi viaje espiritual continuaba, me hice consciente que ya no tenía que inundar mi vida con miedos saboteadores y auto-derrotadores, miedos que me hacían desear controlar y creencias que habían destruido mi alegría. Era el momento de soltarlos para que pudiera yo sanar. Era el momento de comenzar verdaderamente a amarme a mí misma.
No estoy separada de Dios. No soy una extraña tocando a la puerta, agazapada de miedo, esperando que me dejen entrar. Puedo tomar la mano de Dios, y ser un co-creador, permitiendo que Dios lleve la delantera. No soy indefensa. Tengo opciones
Tenemos opciones. Una opción que tenemos es de ya no ser víctimas.
Esta es la lección que me encuentro enfrentando una y otra vez. Siempre, la debo aprender antes de poder progresar. Debo transmutar mis circunstancias presentes y permitirme a mí misma ser transformada por éstas. No puedo hacer esto cuando soy una víctima.
No estoy fuera del Creador. Soy una creación. Ahora, por fin, estoy conectada conmigo misma.
Desperté a la realidad de Dios, y desperté a la de mí misma.
Estoy aprendiendo a estar conectada a otros. Puedo volverme a ellos para que me amen y me consuelen, pero estoy aprendiendo que nutrir esa niña interna asustada es mi trabajo, y que me meteré en problemas cuando ande por el mundo esperando que otra persona realice ese trabajo por mí. Estoy aprendiendo diariamente a aceptarme a mí misma y todos mis sentimientos como válidos e importantes. Estoy aprendiendo como cuidar mis sentimientos y a mí misma.
Ya no tengo que enredarme en la vorágine de tratar de controlar a otros, y permitir que ellos controlen mi vida, mi felicidad, o a mí misma.
Mi sanación ha llegado hondo, más hondo de lo que yo esperaba. Desde el momento en que nací tenía, almacenado en mis células, mis músculos, mis órganos, dolor y negatividad. Mis creencias negativas estaban tan apretadamente guardadas en mi subconsciente que no estaba consciente de éstas, y sin embargo, controlaban de hecho mi vida.
El dolor más grande que he sentido y enfrentado en mi vida ha sido el dolor de ser yo misma. La recuperación de la codependencia ha desenmascarado y curado ese dolor.
El viaje no ha sido fácil. Ha sido bueno, pero a veces difícil. A veces creo que las partes buenas han sido más difíciles que el dolor. A pesar de mi éxito, las cosas no siempre se dan como yo quiero.
Pero se dan como tienen que darse. Y aún estoy asombrada ante lo que sucede cuando suelto.
Y siempre está disponible el consuelo.
«Confío en que Dios seguirá dirigiéndome en este viaje,» dijo una mujer después de compartir su historial, un historial de dolor, crecimiento, decepciones, y sanación. Una historia de lecciones aprendidas y aún por aprender.
Estoy confiando que Dios nos dirigirá a cada uno de nosotros, tu y yo, en nuestros viajes.
Seamos nutritivos con nosotros mismos y con otros. Aprendamos a amar, y aprendamos a ser amados.
¡Que nuestro viaje sea seguro!
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 13 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
UN DESPERTAR ESPIRITUAL
Aprenderemos a expresar nuestro enojo en formas constructivas, a poner límites, a decir no, y a alejarnos del abuso y de aquello que no nos hace bien. Desarrollaremos un agudo sentido de nuestras responsabilidades y las responsabilidades de otros. El deseo de cuidar a otros será reemplazado por el deseo de permitir a cada persona ser responsable de sí misma.
Abrazaremos nuestros propios asuntos y permitiremos a otros tener los suyos.
Aprenderemos a nutrirnos a nosotros mismos y a otros sin ser cuidadores.
Comenzaremos a enfrentar y a sentir nuestras emociones, responsabilizándonos por éstas. Ya no permitiremos que nuestros sentimientos nos lancen a gestos controladores que dañan nuestras relaciones con otros.
Comenzaremos a relacionarnos directa y honestamente con la gente, sin manipulación ni agendas ocultas.
Ya no pensaremos ni nos comportaremos como víctimas. Ese hondo sentido de ser victimizados por la vida desaparecerá, y sabremos lo que significa ser dueños de nuestro poder. Aceptaremos nuestra impotencia, encontraremos nuestro Poder Superior, recibiremos nuestro propio poder, y aprenderemos a compartir el poder al participar en relaciones como iguales.
Nuestra vida comenzará a tener sentido y valor y significado. Nuestras necesidades comenzarán a cubrirse.
La risa y la diversión serán parte de nuestra vida. Aprenderemos a ser más ligeros.
Estaremos plenamente vivos.
En el camino, la amargura y el arrepentimiento serán reemplazados por la gratitud.
Y, por una vez en nuestra vida, no tenemos que hacer esto nosotros mismos. No lo hacemos solos. Es más, este programa de recuperación, este camino que se nos abre mediante los Doce Pasos, es un proceso espiritual.
Hemos iniciado un viaje espiritual.
Nos descubrimos a nosotros mismos y a Dios. Luego, estamos listos para comenzar a abrirnos a la belleza y los regalos de otras personas en nuestra vida. Apreciaremos la validez de nuestro camino y la validez del suyo.
Aunque hayamos comenzado nuestro viaje como consecuencia del impacto de otra persona, nuestra recuperación nunca ha sido realmente acerca de esa otra persona. Es acerca de nosotros.
Estamos aprendiendo las lecciones que necesitamos dominar en esta vida.
Existen diferencias entre trabajar los Doce Pasos para la recuperación de la codependencia y trabajarlos para recuperarse de adicciones. Muchas personas están de acuerdo que en la recuperación de adicciones, las personas necesitan una mayor, más duro enfoque en sí mismos y sus comportamientos para poder detener el proceso adictivo y aprender nuevos hábitos. Muchos también concuerdan que en la codependencia, necesitamos desarrollar una actitud más benévola hacia nosotros mismos.
Debe desecharse la vergüenza. Para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, estemos o no recuperándonos de otras adicciones, estamos listos para soltar la vergüenza y la baja autoestima. Dejamos de usar el miedo y la vergüenza para controlarnos a nosotros mismos y a otros. Dejamos de permitir que otros nos controlen mediante el miedo y la vergüenza.
En la recuperación de adicciones, hay un énfasis en «salir deuno mismo.» Esto es necesario para detener el proceso adictivo. Pero para cuando llegamos a la recuperación de la codependencia, es hora de comenzar a prestar atención a nosotros mismos, a amar y valorar el yo-mismo.
Hay algunos denominadores comunes entre la recuperación de las adicciones y la recuperación de la codependencia. Como dice el Libro Grande de Alcohólico Anónimos: «Hemos entrado al mundo del Espíritu.» Estos Pasos, esta recuperación de la codependencia, es una experiencia espiritual.
Con frecuencia me encuentro en debates acerca de si la codependencia es una enfermedad, un problema, una adicción, una condición o un asunto.
No sé si es una enfermedad, una condición, o una adicción. Sí sé que es un problema, un problema doloroso y persistente que nos ha afligido a muchos de nosotros. Es un problema serio y constante, uno que es progresivo.
También puede ser fatal. Podemos desarrollar enfermedades relacionadas con el estrés que nos pueden matar. O podemos pasarnos la vida deseando estar muertos.
De las personas que se entrevistaron para este libro, varios enfatizaron la idea de la naturaleza terminal de la codependencia.
«Vi a mi hermana morir de cáncer,» dijo Jake. «Éramos hijos adultos de alcohólicos y vivíamos con un padre abusivo.» Yo entré en recuperación. Ella estaba en negación, tanto respecto a su codependencia como de su cáncer. La negación de mi hermana era extrema, y yo siento que se murió de codependencia. Una de las cosas que me dejó su muerte es, «Esto mata. Esto mata». Es de las cosas que subrayo en mi programa. Me enfurezco con las personas que piensan que Al- Anón y la codependencia son menos graves que la adicción a drogas. Es igual de mortal, si no más porque hay una forma de vivir con ello que parece que estás vivo y no lo estás.»
Nos contaron muchas historias y había millones más que contar. Hay historias de matrimonios infelices y padres alcohólicos, de personas que no necesitan experiencias estrafalarias y dramáticas para «contagiarse.»
Existen personas que han sufrido del impacto de ciertas creencias religiosas. Existen personas que han estado en recuperación durante un tiempo y siguen luchando con su sentimiento de culpa.
Hay personas nuevas que asisten a seis juntas por semana y juran que asistirán a menos cuando tengan una vida de verdad que vivir.
Hay personas con otras adicciones (adicciones a comida, sexo, alcohol, drogas, y juego) que han descubierto la codependencia como el asunto central subyacente a sus adicciones, un asunto que necesitaron confrontar para que les funcionaran sus recuperaciones, un asunto que necesitaron enfrentar para evitar recaídas.
Algunos fueron empujados a la recuperación por experiencias dramáticas, intensas, y fuertemente dolorosas. Otros llegaron a la recuperación por aburrimiento, soledad, y una sensación de irritación interna.
Existen historias que son benévolas; existen historias de vidas estrafalarias convertidas en espirituales. Existen historias que relatan cómo los asuntos relacionados con la indisponibilidad y la intimidad puede reflejarse en un noviazgo. Hay historias de cómo los hijos (aun un hijo) pueden afectar y atormentar a una familia entera.
Hay historias de parejas en tratamiento, tanto juntos como por separado, que trabajan en sí mismos y en su relación de pareja, historias alentadoras de personas que deciden quedarse juntos y trabajar en sus asuntos.
Hay historias de hombres que están buscando la recuperación porque lo desean, no porque los hayan empujado, impulsado o insistido mujeres.
Hay historias de situaciones abiertamente locas y abusivas. Hay historias de abuso encubierto, igualmente doloroso pero que a veces crea más confusión.
Hay personas en muchas diferentes fases de la recuperación, y cada etapa es igualmente válida e importante. Lo que es patente al hablar con las personas y escuchar sus historias de recuperación es que aquellas que logran el mayor progreso y encuentran la mayor libertad de su codependencia son aquellas que trabajan los Pasos y permiten que los Pasos trabajen en su vida.
Sin considerar su progreso o cuánto tiempo llevan en programa, la mayoría han empezado un despertar espiritual. Para algunos, esto significa conectarse con amistades y comenzar a sentir y expresar sus sentimientos. Para otros, quiere decir el poder de comenzar a cuidarse a sí mismos, a pesar de lo que la otra persona hace o no hace.
Para otros, significa el poder de quedarse en una relación, trabajar en ésta y gozar el amor que están descubriendo. Para otros, significa el poder de por fin salir de una relación que los ha estado destruyendo.
Para la mayoría, significa un despertar a Dios, y un despertar al yo-mismo, a quienes somos, a nuestros espíritus.
Sin duda, comenzamos y continuamos la recuperación por medio de cambiar comportamientos, prestar atención a nuestros pensamientos, y manejar nuestros sentimientos. Pero hacia lo que trabajamos, a lo que estamos llegando, es ese cambio y sanación milagrosos y profundos que tiene lugar en el centro mismo de nuestro ser.
Tenemos un despertar espiritual como resultado de trabajar estos Pasos. Nos puede parecer, podemos sentir que el trabajo es difícil, pero es más fácil de lo que pensamos. Ha sido diseñado para nosotros. No estamos solos. No estamos dando bandazos ni cayéndonos en la oscuridad, aun cuando así parezca. Estamos siendo guiados, llevados, mostrados lo que debemos hacer y cómo hacerlo.
Algunos de nosotros sentimos un despertar espiritual inmediato y sobrecogedor. Algunos de nosotros despertamos lenta y gradualmente. Algunos de nosotros despertamos por saltos. No hay una sola manera, excepto la manera que nos sucedió a cada uno, como resultado de trabajar estos Pasos.
Y sí, a veces el sanar duele un poco, a veces mucho. Pero la codependencia también dolía mucho.
Todo dolor que experimentamos en el proceso de sanación termina en una promesa y un premio.
Ya no sufrimos sin necesidad y sin fin. Sólo dolemos lo necesario para finalmente curarnos de nuestro dolor. Luego, nos sentimos mejor de lo que jamás imaginamos.
El despertar espiritual, la sanación central que buscamos, no es algo que quizá suceda
si trabajamos estos Pasos. Se nos promete.
La codependencia es, en el mejor de los casos, un problema. Ahora tenemos la solución si la queremos. Nos reunimos en una comunidad para compartir nuestro problema y nuestra solución, nuestra experiencia, fortaleza y esperanza. A veces nos vamos por nuestros caminos privados, caminos que debemos recorrer solos, para sanar, aprender, crecer. Luego nos reunimos en comunidad de nuevo, para compartir nuestra solución y dar y recibir apoyo. Juntos somos sanados.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 13 de Febrero… Sentando las bases
Se han sentado las bases.
¿No ves eso?
¿No entiendes que todo lo que has pasado fue con un propósito?
Había una razón, una buena razón, para la espera, la lucha, el dolor y, finalmente, la liberación.
Has sido preparado de la misma manera que un constructor debe primero derribar y desenterrar lo viejo para dar paso a lo nuevo, su Poder Superior ha estado limpiando los cimientos en su vida.
¿Alguna vez has visto a un constructor en la construcción? Cuando comienza su trabajo, se ve peor que antes de comenzar. Lo que es viejo y decaído debe ser eliminado. Lo que es insuficiente o demasiado débil para soportar la nueva estructura debe eliminarse, reemplazarse o reforzarse. Ningún constructor que se preocupe por su trabajo pondría una nueva superficie sobre un sistema de soporte insuficiente. La fundación cedería. No duraría.
Si el producto terminado debe ser lo que se desea, el trabajo debe hacerse completamente de abajo hacia arriba. A medida que avanza el trabajo, a menudo parece ser un trastorno. A menudo, no parece tener sentido. Puede parecer que se pierde tiempo y esfuerzo, porque aún no podemos ver el producto final.
Pero es tan importante que los cimientos se coloquen correctamente si el trabajo divertido, los toques finales, es ser todo lo que queremos que sea.
Este tiempo largo y difícil en tu vida ha sido para sentar las bases. No fue sin un propósito, aunque a veces el propósito puede no haber sido evidente o aparente.
Ahora, la base ha sido puesta. La estructura es sólida.
Ahora es el momento de los toques finales, la finalización.
Es hora de mover los muebles y disfrutar de los frutos del trabajo.
Felicidades. Has tenido la paciencia para soportar las partes difíciles. Has confiado, te has rendido y has permitido que tu Poder Superior y el Universo te curen y te preparen.
Ahora, disfrutarás de lo bueno que ha sido planeado.
Ahora, verás el propósito.
Ahora, todo se juntará y tendrá sentido.
¡Disfruta!
«Hoy, me rendiré a la colocación de los cimientos, el trabajo de base, en mi vida. Si es hora de disfrutar de la colocación de los toques finales, me rendiré a eso y también lo disfrutaré. Recordaré estar agradecido por un Poder Superior que es un Master Builder y que solo tiene en mente mis mejores intereses, creando y construyendo mi vida. Estaré agradecido por el cuidado de mi Poder Superior y la atención a los detalles para sentar las bases, aunque a veces me impaciente. Me sorprenderé de la belleza del producto terminado de Dios».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 11 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS
Otra parte del Doceavo Paso se refiere a «practicar estos principios en todos nuestros asuntos.»
Lo que esto significa para muchos de nosotros es aprender a practicar nuestros comportamientos de recuperación y los principios de los Pasos en todas las áreas de nuestra vida.
Eso significa que nos rendimos y aceptamos la sanación en todas las partes de nuestra vida.
Entregamos nuestra vida y relaciones que no funcionan y permitimos que estos principios nos den, a cambio, una vida y relaciones que sí funcionan.
Algunos de nosotros iniciamos la recuperación para solucionar nuestras propias adicciones.
Muchos de nosotros entramos en la recuperación pensando que en verdad es asunto de nuestros cónyuges y los efectos que sus problemas han tenido en nosotros. O quizá iniciamos la recuperación pensando que nuestro problema se centra en la familia. Quizá experimentamos
ingobernabilidad en una o todas las áreas de nuestra vida, pero con frecuencia es un solo problema serio en alguna de las áreas que logra fijar nuestra atención lo suficiente para llevarnos a buscar la recuperación. Inicialmente, entonces, limitamos nuestra tarea de recuperación a enfrentar el reto en esa área específica, ya sea con la persona que causa problemas en nuestra vida o con ese problema específico en nuestra vida que nos crea dolor. En algún momento, la felicidad de esta cortedad de visión desaparece. Comenzamos a ver que buscamos una solución para todos los aspectos de nuestra vida.
Hemos iniciado un viaje, un viaje espiritual.
Queremos sanación y salud en todas las áreas de nuestra vida: con amistades, amor, trabajo, recreación, familia, emociones, salud mental, salud física, y espiritualidad. Muchos de nosotros encontramos que esta solución, esta sanación de la vida entera, tiene lugar en un área a la vez.
Trabajamos los Pasos y enfrentamos una porción de nuestra vida a la vez. Recibimos nuestra sanación en un área a la vez.
Estos Pasos trabajan en todas las áreas de nuestra vida, sin importar cómo decidimos compartamentalizar estas áreas. Restaurarán la gobernabilidad a todas las áreas de nuestra vida.
Traerán sanación, paz, amor, y libertad a todas las áreas de nuestra vida.
Podemos practicar estos principios y recibir sus beneficios en todos nuestros asuntos: en nuestra vida casera, nuestros negocios, nuestras finanzas, nuestras relaciones amorosas, nuestras relaciones con parientes y amistades. Podemos practicar nuestros comportamientos de recuperación en todas las partes de nuestras vida porque son las mismas partes donde hemos practicamos nuestros comportamientos codependientes. En algún momento, despertaremos y sabremos que nuestra nueva forma de vida en realidad se ha convertido en una nueva vida.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 10 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
AYUDAR
Mi papel al ayudar no es hacer cosas por la persona a quien yo estoy tratando de ayudar, sino ser algo para él; no debo tratar de controlar o cambiar sus acciones sino, mediante la comprensión y el conocimiento, modificar mis reacciones.
Cambiaré mis reacciones negativas por positivas, mi temor por fe; el desprecio hacia lo que él hace por respeto hacia lo bueno que hay en él; la hostilidad por la comprensión; la manipulación o sobreprotección por libertad con amor, a fin de que él no se amolde a un estándar o imagen, y tenga la oportunidad para realizar su propio destino, sin importarme lo que él ha escogido ser.
Cambiaré mi dominio por estímulo; el pánico por la serenidad; la inercia de la desesperación por energía para mi crecimiento y para entenderme mejor.
Tenerse lástima a sí mismo obstruye la acción efectiva. Entre más doy rienda suelta a esto, más siento que la solución a mis problemas está en que los otros y la sociedad cambien y no en mí mismo. Así, me convierto en un caso sin esperanza.
Cuando miro el pasado con remordimiento, o trato de encontrar caminos para escapar a un futuro, y me mantengo allí con ansiedad y miedo por las posibilidades de lo que pueda suceder, estoy gastando toda mi energía, y esto me incapacita para vivir hoy. Vivir el hoy es la única forma de existencia.
«No pensaré en lo que los demás puedan hacer en el futuro, ni esperaré que ellos sean mejores o peores al pasar del tiempo, pues con tales esperanzas yo en realidad estoy tratando de crear. Amaré y dejaré que el otro sea.»
«Todas las personas siempre están cambiando. Si trato de juzgarlas, solamente lo hago en lo que yo pienso que sé de ellos, sin tomar en cuenta que hay mucho que no sé acerca de ellos.»
«Aceptaré los esfuerzos que los demás hagan para progresar y para tener muchos éxitos, de los cuales yo no tengo conocimiento.»
«Yo también siempre estoy cambiando» y puedo hacer que ese cambio sea constructivo si así lo quiero. Yo puedo cambiarme a mí mismo. a otros, sólo puedo amarlos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 9 de Febrero
HABIENDO OBTENIDO UN DESPERTAR ESPIRITUAL, COMO RESULTADO DE ESTOS PASOS, TRATAMOS DE LLEVAR ESTE MENSAJE A OTROS CODEPENDIENTES Y DE PRACTICAR ESTOS PRINCIPIOS EN TODOS NUESTROS ASUNTOS. (Doceavo Paso de CoDA).
LLEVAR EL MENSAJE
Nosotros sabremos cuándo sea hora de comenzar a dar de nuevo. Prestándonos atención a nosotros mismos, aprenderemos formas sanas de llevar el mensaje.
Invitar a alguien a una junta es una manera poderosa de ayudar a otros. Ir a nuestras juntas y compartir cómo trabaja la recuperación para nosotros es otra forma de llevar el mensaje.
Este es un programa maravilloso, un programa milagroso. Parte del milagro de este programa es que tanta sanación se logra por medio del contar historias. A veces compartimos pedazos y fragmentos de nuestras historias; otras, contamos más. Al contar nuestra historia, ayudamos a otros y a nosotros mismos. Al escuchar a otros hablar, somos ayudados. Hablar de nosotros mismos, de lo que aprendemos, de lo que encaramos, lo que superamos, es una forma poderosa de llevar el mensaje.
Podemos permitirnos ser guiados. Cuando llevo el mensaje incidental o accidentalmente, suele ser más efectivo que
cuando me programo para reformar, convencer, o coaccionar a alguien para que se recupere. La forma más poderosa de ayudar a otros viene de ayudarnos a nosotros mismos. Cuando hacemos nuestro propio trabajo, sentimos nuestros propios sentimientos, cambiamos nuestras creencias, y cuidamos de nosotros mismos, cuando somos honestos y abiertos acerca de quienes somos y en qué trabajamos, afectamos a otros más de lo que podrían hacerlo nuestros bien intencionados gestos de ayuda. No podemos cambiar a otros, pero cuando nos cambiamos a nosotros mismos, quizá lleguemos a cambiar el mundo.
Cada vez que hacemos nuestro propio trabajo, o parte de ello, cada vez que damos un paso adelante, jalamos hacia adelante la conciencia colectiva del movimiento de recuperación.
Podemos descansar en la callada confianza de que ayudaremos grandemente a otros cuando hagamos nuestro propio trabajo y nos permitimos ser guiados.
Como sea que escojamos ayudar a la gente, podemos esforzarnos a llevar el mensaje de maneras que funcionan, para ellos y para nosotros. Podemos soltar nuestra necesidad de ayudar a la gente, cambiarlos, o mostrarles qué les conviene. En vez de eso, podemos enfocarnos en ayudar y cambiarnos a nosotros mismos y deslindar lo que mejor nos conviene a nosotros. Si surge una oportunidad de compartir algo de información o parte de nuestra historia, podemos hacerlo tranquilamente y sin un deseo de controlar. Si es necesario mostrar algo a la gente, podemos mostrarles solaz, poder en nuestra vida, y esperanza. Podemos mostrarles cuánto nos amamos, cómo manejamos nuestras emociones, y cómo rehusamos seguir siendo víctimas.
A veces es difícil soltar a las personas a quienes amamos y, a pesar de ello, adelantar en nuestro crecimiento y recuperación. Algunos de nosotros queremos tanto llevar con nosotros a nuestros seres amados en este viaje. Pero no podemos. Esa decisión no es nuestra. A la única persona a quién podemos llevar, de seguro, en este viaje es a nosotros mismos.
Así como cada uno de nosotros tenemos nuestro propio camino, así también lo tienen nuestros seres amados.
A veces suceden cosas maravillosas durante la recuperación. He observado situaciones en las cuales, después de cierto tiempo, una familia entera comienza la recuperación. También he visto casos en que esto no sucede, donde las personas han tenido que dejar atrás a sus familias y comenzar un viaje solitario hacia la salud.
Entiéndase esto, amigo mío: Jamás ayudamos a alguien ni tenemos una pizca de influencia positiva en ellos quedándonos con ellos en la oscuridad. Ignorarnos a nosotros mismos no nos beneficia, y no ayuda a otros.
Con frecuencia, cuando comenzamos la recuperación (y a veces, cuando ya la tenemos avanzada) queremos compartir nuestros descubrimientos al respecto con miembros de la familia. Queremos que ellos encuentren la misma salud, esperanza, libertad, y buenos sentimientos que nosotros estamos descubriendo.
Queremos compartir con ellos lo que hemos aprendido acerca del sobre-cuidado, la victimización, el controlar, manejar nuestros sentimientos, hacer nuestro trabajo de familia-de-origen, y cuidar de nosotros mismos. Queremos compartir nuestros nuevos descubrimientos acerca de las relaciones y cómo estamos aprendiendo a participar de manera diferente en éstas.
Queremos hablarles de cómo ciertos comportamientos son predicablemente autodestructivos y cómo los hemos justificado a todos sólo para aprender que esto es algo llamado codependencia. Queremos explicar que cuando cambiamos, nuestras relaciones con frecuencia lo hacían también.
Queremos contarle a la gente acerca de poner límites y ser dueños de nuestro propio poder.
Queremos compartir con los que amamos todas las ideas que nos aportan libertad y sanación.
Queremos llevarlos con nosotros en este viaje.
Tal vez encontremos que nuestro sueño entusiasta por compartir nuestra recuperación con nuestras familias acaba repentinamente cuando nos acercamos con nuestras nuevas ideas. Ante su negación, resistencia, y enojo hacia las ideas de recuperación podemos reaccionar con dolor y confusión. Quizá nos enganchemos en tratar de controlarlos, tratar de forzarlos a recuperarse, y sentirnos victimizados cuando eligen no aceptarlo. Tal vez nos preguntemos por qué no desean el maravilloso, sorprendente regalo que hemos encontrado.
Aprendemos a soltar esto. Aprendemos a soltarlos a ellos. No podemos dirigir la obra de recuperación de nadie más que la nuestra. No tiene importancia que nuestras ideas ayudarían a Mamá o Papá, hermano o hermana, Abuela o Abuelo. No interesa que hayamos encontrado algunas respuestas que ellos necesitan desesperadamente y que realmente les ayudaría a cambiar su vida para mejor.
No tiene la menor importancia.
Cálmate. Sé paciente. Modera tu entusiasmo por ayudar a que tu familia vea la luz. Pide guía y sabiduría para acercarte a miembros de tu familia. Cuando hables, habla de ti y de lo que aprendes, no de ellos y lo que necesitan aprender. El impacto más poderoso y positiva que podemos tener en nuestra familiar viene de llevar una vida sana y feliz.
Desapégate con amor cuando sea posible. Si no puedes desapegarte con amor, entonces desapégate ahora, maneja tus sentimientos, y permite que el amor llegue más tarde.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 9 de Febrero… Gracias por las lecciones
La gente dice que todo sucede por una razón y que Dios tiene un plan para todo. Creo que las cosas pasan por una razón. Y creo en el Plan de Dios. Pero si no aprendemos la lección de las circunstancias y nos permitimos sanar completamente de ella, ya sea en el pasado o en la actualidad, las cosas que suceden por una razón seguirán sucediéndose una y otra vez. (Jugarlo de memoria).
«Aprendí algo hoy», me dijo una mujer. «Antes de poder abandonar completamente cualquier cosa o cualquier persona, debo agradecer a la persona y la experiencia por lo que me enseñó».
A veces, la última cuerda delgada que nos une a esa persona o experiencia, esa parte de nuestras vidas de la que tratamos tan valientemente de ser libres, puede cortarse efectivamente con las cizallas de la gratitud.
¿Te agarras a un resentimiento por ese ex o un amigo de días pasados? ¿Sigue albergando amargura por un trabajo o un negocio que salió mal? ¿Te estás aferrando a una parte de tu vida que fue dolorosa con amargura y resentimiento? ¿Te estás aferrando a un momento o ciclo particularmente bueno que tenías con alguien, temeroso de que si las cosas cambian y dejas que el pasado se desarrolle y entre, las cosas no serán tan buenas?
Tal vez necesitabas esa relación para enseñarte acerca de una parte de ti mismo. Tal vez aprendiste compasión o más acerca de lo que querías de la vida. Tal vez ese amigo, a pesar de que ya no está en tu vida, te ayudó a abrir una parte de ti que se cerró y necesitó ser activada y liberada. ¿Qué hay de esas experiencias dolorosas? También aprendiste algo, probablemente mucho, de ellos. ¿Y esa experiencia que fue tan satisfactoria? Eso también debe dejarse de lado si vamos a abrir nuestros corazones a lo nuevo.
Aplica una dosis de gratitud. Agradece la experiencia por estar en tu vida. Gracias a ese ex, o ese amigo, o ese negocio, o ese jefe. Agradézcales una y otra vez en su mente. Deliberadamente siéntese y descubra cuáles fueron las lecciones y los dones. Si no puedes verlos, pide que te muestren.
Avanza un paso más para liberarte y liberarte al agradecer cómo esa persona o experiencia enriqueció tu vida.
«Dios, gracias por el pasado. Ayúdame a dejarlo ir con gratitud, para poder vivir más completa y alegremente ahora.»
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).
Meditación 7 de Febrero… Aprecia los destellos de luz
Conozco personas que han estado inmersas en tiempos extremadamente difíciles. Una mujer perdió a su esposo y ambos hijos en un incendio. Otra encontró a su hijo adolescente muerto de muerte, suicidio, en su porche trasero un domingo de primavera. He conocido personas que luchan contra la depresión crónica. He conocido a personas que perdieron su fortuna de una sola vez. He conocido personas que eran activas, personas sanas un día, y al día siguiente un accidente las paralizó de por vida.
También tuve mis años de dolor después de la muerte de mi hijo. Año tras año, el dolor latía incesantemente, amenazando con no disminuir.
Escucha cuidadosamente. Rezo para que nunca tengas tal tiempo. Pero incluso si estás pasando por algo así, haz que cada momento cuente. Y preste especial atención a los momentos en que el dolor y el sufrimiento disminuyen, aunque solo sea por unos segundos u horas. Cuenta esos momentos como un regalo, un destello de luz. Mantenlos en tu corazón.
Escribe en tu diario cuánto duele. Siente todo tu dolor. Pero tómese el tiempo para documentar esos breves momentos cada semana en los que solo aparece un destello de placer.
Recuerda, dos más dos son cuatro. Cuatro más cuatro son ocho.
Esos momentos se sumarán.
Puede que no estés pasando por un momento en tu vida que disfrutes, pero trata de encontrar unos momentos en los que puedas recuperar el aliento, mirar a tu alrededor y decir qué dulce es.
«Dios, ayúdame a encontrar al menos una cosa en mi vida que me haga sentir bien y me dé placer, aunque sea solo por un momento de mi día».
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adios).