Una pareja de casados, amigos míos, decidieron hacer algunos cambios en su modo de vida. Siempre habían vivido en la ciudad y ahora decidieron que querían vivir en el campo, en un lago. Encontraron una casa pequeña al borde del lago. No era la casa de sus sueños, pero cuando vendieran su casa en la ciudad, podrían reformarla. Habían ahorrado algo de dinero, de modo que se mudaron a la casa del lago antes de vender su casa en la ciudad.
Pasó un año y la casa en la ciudad no se vendió. Mis amigos atravesaron por muchos cambios durante ese tiempo. Tuvieron momentos de paciencia y de impaciencia. Algunos días confiaban en Dios; otros, no podían descubrir por qué Dios los estaba haciendo esperar tanto, por qué Dios nos los dejaba adelantar con su plan. Las puertas sencillamente no se abrían de par en par.
Un día, un vecino vino a visitar a mis amigos. Su casa en el lago era la casa de los sueños de mis amigos, todo lo que ellos querían, y más. La primera vez que mis amigos vieron esa casa, la admiraron, deseando tener una igualita, pero luego se olvidaron de esa idea. Nunca la creyeron posible. La razón por la cual el vecino vino a visitar a mis amigos era porque él y su esposa habían decidido mudarse. Les ofreció a mis amigos la primera opción para la compra de su casa. Mis amigos aceptaron su oferta y firmaron un contrato de compraventa. En los dos meses siguientes vendieron su casa en la ciudad y su pequeña casa del lago. Poco después, compraron la casa de sus sueños.
A veces experimentamos épocas de frustración en nuestra vida. Creemos que estamos sobre la pista, confiando en Dios y en nosotros mismos, y sin embargo, las cosas no funcionan. Tenemos arranques y paradas en falso. La puerta rehúsa abrirse de par en par.
Podremos pensar que Dios nos ha abandonado o no le importamos. Quizá no comprendamos a dónde vamos, o cuál es nuestro rumbo. Y luego, un día vemos: la razón por la que no obteníamos lo que queríamos es porque Dios había planeado algo mucho mejor para nosotros.
«Hoy practicaré la paciencia. Le pediré a mi Poder Superior que me mande lo mejor y confiaré en que así será».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Categoría: la oración
Meditación 6 de Mayo…Pasando por tiempos difíciles
Somos seres robustos. Pero en muchos sentidos, somos frágiles. Podemos aceptar cambios y pérdidas, pero esto ocurre a nuestro propio ritmo y de nuestra propia manera. Y solo nosotros y Dios podemos determinar el tiempo. (No seas Codependiente).
Tiempos difíciles, tiempos estresantes, no son todo lo que hay en la vida, pero son parte de la vida, el crecimiento y el progreso.
Lo que hacemos con tiempos difíciles, o energía dura, es nuestra elección.
Podemos utilizar la energía de los tiempos difíciles para resolver y resolver nuestros problemas. Podemos usarlo para afinar nuestras habilidades y nuestra espiritualidad. O podemos pasar por estas situaciones sufriendo, almacenando amargura y negándonos a crecer o cambiar.
Los tiempos difíciles pueden motivarnos y moldearnos para sacar lo mejor de nosotros mismos. Podemos usar estos tiempos para avanzar y subir a niveles superiores de vida, amor y crecimiento.
La elección es nuestra ¿Nos dejaremos sentir? ¿Tomaremos un enfoque espiritual, incluida la gratitud, hacia el evento? ¿Vamos a cuestionar la vida y nuestro Poder Superior preguntándonos qué se supone que debemos aprender y hacer? ¿O usaremos el incidente para demostrar creencias viejas y negativas? ¿Diremos «nada bueno me sucede alguna vez»? Solo soy una víctima. La gente no puede ser confiable. La vida no vale la pena vivir»?
No siempre requerimos energía dura o estrés para motivarnos a crecer y cambiar. No tenemos que crear estrés, buscarlo o atraerlo. Pero si está allí, podemos aprender a canalizarlo hacia el crecimiento y usarlo para lograr lo que es bueno en la vida.
«Dios, que mis tiempos difíciles sean tiempos de curación.»
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).
Reflexión del Dia: 6 de Febrero
BUSCAMOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN MEJORAR NUESTRO CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS LO CONCEBIMOS, PIDIÉNDOLE SOLAMENTE QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS Y NOS DIESE LA FORTALEZA PARA CUMPLIRLA. (Onceavo Paso de CoDA).
SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS
La oración y la meditación no son tareas sin sentido que se nos piden. La oración es como somos transformados; la meditación es como somos renovados. Ambas disciplinas nos benefician y nos ayudan a mantenernos en el camino.
Antes me preocupaba y me inquietaba mucho. Me preocupaba de lo que podría suceder, de lo que haría yo y de si sería suficiente, de si lograría hacer todo lo que hacía falta cada día. A veces me preocupaba por si de verdad tenía una vida propia para vivir.
A veces contemplaba con envidia a otros mientras se ocupaban del asunto de sus vidas. Sus vidas parecían tan animadas, tan divertidas. No estaba segura de que mi vida fuera real.
Inquietarme y rumiar la trayectoria de mi día es innecesario. Pedir conocer la voluntad de Dios en mi vida y la fortaleza para cumplirla me simplifica la vida. Me dice que si pido el conocimiento de la voluntad de Dios para mí, recibiré toda la fortaleza que necesito cada día para hacer aquello que me corresponde. Si no puedo hacerlo, no tengo que hacerlo. Si me corresponde, recibiré la fortaleza para hacerlo.
Significa que puedo confiar en el fluir. Puedo confiar en la vida misma. Puedo confiar en Dios.
Cuando sea hora, seré fortalecida para cumplir con aquello que necesito hacer. Recibiré el conocimiento interno, la ayuda, la habilidad, la guía cuando sea el momento. Si aún no puedo hacerlo, entonces no es el momento.
Si es el momento de accionar, lo sabré. Si no es, puedo seguir tranquilamente el curso de mi vida, tomando las mejores decisiones de que soy capaz acerca de cómo conducirme en un día dado.
Si soy incapaz de actuar, puedo soltar. Algunos días están más ocupados que otros. Pero siempre puedo confiar en mi camino.
El pedir conocimiento de la voluntad de Dios para mí y la fortaleza para cumplirla es una oración que siempre se responde con un «sí».
Este Paso también nos asegura de que existe un camino para nuestra vida. A veces es un camino sencillo con tareas sencillas. A veces el camino es esperar. A veces significa sentir o curarse. A veces significa dar, otras recibir. Podemos escoger. Podemos participar en la creación de nuestro camino.
A veces significa decir que sí, otras que no. Pero siempre hay un camino para nuestra vida, aun cuando ese camino no sea muy claro para nosotros.
Algo está sucediendo. Algo bueno está maquinándose dentro y alrededor nuestro. Algo importante. Estamos aprendiendo nuestras lecciones, y continuaremos aprendiendo. Cuando sea hora, recibiremos la fortaleza para hacer todo lo que nos corresponde hacer.
Podemos relajarnos y dejarnos llevar.
A veces siento que el fluir me lleva por los rápidos. Una amiga nombra estos momentos «la oscuridad del alma».
A pesar de hacer nuestro mejor esfuerzo por llevar nuestro programa, por recuperarnos, por cuidar de nosotros mismos, podemos encontrar días en que sentimos que nuestra vida y recuperación no funcionan. El dolor puede parecer insoportable. Puede parecer que Dios se ha alejado. No es cierto.
No tenemos que castigarnos en los momentos difíciles, y ni hablar de que hay momentos difíciles durante la recuperación. No tenemos que castigarnos por nuestros sentimientos, dudas, preocupaciones y errores.
Tampoco tenemos que castigar a Dios.
Podemos relajarnos y dejarnos llevar por el fluir aun cuando el fluir duele, aun cuando no sepamos dónde nos lleva. Los momentos difíciles no duran para siempre. La confusión no dura para siempre. Llegará la claridad. La respuesta llegará. La oscuridad el alma se irá y llegará la luz del día.
La parte más difícil de orar y meditar para mí es manejar mi impaciencia. Me gusta la inmediatez.
Me gustan las respuestas ya. Quiero el cambio ahora mismo. Como dijo una mujer: «Estoy acostumbrada a funcionar de tres a seis meses por delante de mí misma.»
Así no funciona la meditación y la oración. Rezamos. Hablamos con Dios. Luego soltamos. Y luego soltamos más. La respuesta vendrá, pero no porque nos aferramos y generalmente no al instante.
La respuesta vendrá en la medida en que soltamos y permitamos que el fluir de vida nos impele hacia adelante. La respuesta vendrá cuando soltemos nuestro miedo.
A veces la meditación no funciona de inmediato o al instante. Puedo meditar y sentirme tan caótica al terminar como cuando empecé.
Pero puedo confiar en estos ejercicios y seguirlos practicando de todas maneras. A veces puede parecer que hemos pedido, rogado e implorado conocer la voluntad de Dios para nosotros y la fortaleza de cumplirla y no ha sucedido nada. Esa es una ilusión. Algo, amigo mío, sucede.
A veces nuestro papel es simple. Lavamos los trastes. Asistimos a una junta. Llamamos a un amigo. O esperamos. A veces el no hacer nada es la voluntad de Dios. A veces eso es más difícil que hacer algo.
A veces es el momento de actuar. Pero no debemos preocuparnos por eso. Cuando sea el momento, recibiremos la guía, la fortaleza, y la ayuda que necesitamos para hacer lo que nos corresponde y podremos soltar lo demás. Si esperamos hasta que sea nuestro momento, nuestro papel será claro. Será posible. Sucederá, con naturalidad, con facilidad, gradualmente.
Eso no significa que no tendremos que superar obstáculos y enfrentar retos. No significa que no tendremos que luchar por lo que queramos. Pero sí se nos dará elpoder y la ayuda que necesitemos para enfrentar obstáculos y retos, y para romper las barreras.
Este es el Paso del dejarse-llevar. Si hablamos y escuchamos a Dios podemos relajarnos, soltar y permitir que nuestras vidas sucedan. Al pedir conocimiento de la voluntad de Dios para con nosotros y la fortaleza para cumplirla, podemos confiar en lo que sucede, lo que antes sucedió, y lo que sucederá mañana. Podemos confiar en nuestra parte en el fluir de la vida.
Estamos a salvo. Nos cuidan. Nos protegen. Estamos libres para vivir nuestra vida y amarnos a nosotros mismos.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 5 de Febrero
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MEDITACIÓN
Por medio de la oración le hablamos a Dios; por medio de la meditación Dios nos habla.
Muchas de las personas en recuperación practican la meditación en una diversidad de formas. Al igual que con la oración, estamos libres para encontrar la manera en que trabaja para cada uno de nosotros.
Podemos leer un libro de meditación; existen muchos en las librerías. Son los libritos que tienen una cita, una lectura y a veces una oración para cada día del año. Muchos de estos libros se dirigen específicamente a la recuperación de la codependencia. Algunos son más generales pero siguen siendo los favoritos de personas en recuperación de la codependencia. Muchas personas gustan de hacer estas pequeñas lecturas al empezar el día, para recordar las bases de la recuperación, sentirse bien consigo mismos y dar un buen comienzo al día.
He pasado por épocas en las que he usado más de un libro de meditación. Guardo varios. En momentos de estrés, puedo leer uno por la mañana, uno a medio día, uno por la tarde y uno por
la noche, en cualquier momento en que necesito esa forma de ayuda.
Algunas personas escuchan cintas grabadas como una forma de meditación. Existen muchas cintas ahora que nos ayudan a alcanzar un estado de ánimo relajado y sereno. A algunas personas les gusta las cintas subliminales. Estas son las que traen mensajes sólo audibles parael subconsciente. A veces el mensaje es audible en un lado de la cinta; en el otro lado viene el mismo mensaje en forma subliminal. Otras cintas son todas subliminales. Muchas incluyen un guión para que conozcamos el mensaje. Los mensajes son por temas, tales como la serenidad, soltar el miedo, autoaceptación y similares. Lo que se escucha conscientemente del lado subliminal de la cinta por lo general es música relajante y meditativa o sonidos de la naturaleza, tales como las olas del océano. Nuestro subconsciente escucha los mensajes positivos.
Algunas personas usan el masaje terapéutico como una forma de relajarse, centrarse y meditar.
Algunas personas usan formas alternativas de meditación.
«Estaba furioso con la religión tradicional» dice Jake, «pero descubrí que mi coraje con la religión alejaba de todas formas de expresión espiritual. Ahora he encontrado un camino espiritual mediante algunas prácticas de los americanos nativos, del chamanismo y de la meditación Zen. En el proceso, estoy descubriendo una percepción profunda de mi propia espiritualidad».
Algunas personas prefieren las formas tradicionales; se retiran a un lugar callado y meditan.
«Cada noche y cada mañana, tomo tiempo para entonarme» dice Sara. «Pongo atención para oír mensajes y direcciones acerca de lo que deba hacer ese día. Pido guía todo el tiempo.»
Cuando sea y como sea que lo hagamos, la meta de la meditación es acallarnos, acallar nuestros pensamientos, relajarnos, tocar nuestro centro yestar en paz y en contacto con Dios y con nosotros mismos. Nos liberamos del caos, la tensión y el miedo que con frecuencia acompaña el vivir. Soltamos todo y nos aquietamos.
Solía pensar que la meditación era una pérdida de tiempo valioso. Me sentía presionada, tan ocupada, que tomarme algunos minutos extra para relajarme parecía una pérdida de energía valiosa. He aprendido que no es así.
La meditación, he descubierto, no es más pérdida de tiempo que parar para cargar gasolina al auto. La meditación es como me rejuvenezco y renuevo. La meditación es una forma de deshacerme de energía negativa y abrirme al flujo positivo del bien.
Meditar significa abrir nuestras mentes y nuestros espíritus, nuestras almas, a la conexión conDios. Las obsesiones, las preocupaciones y rumiaciones no son conexiones con Dios; son conexiones de miedo.
Para conectar con Dios, necesitamos relajarnos y abrir nuestra mente consciente e inconsciente a una Conciencia Superior. En el trajín de nuestros días y vidas, puede parecer una pérdida de tiempo desacelerar, detener nuestra ocupación y hacer esta pausa. No es una pérdida de tiempo.
La meditación puede crear más tiempo y energía que los momentos que le dedicamos.
Construimos una conexión con Dios al construir una conexión con nosotros mismos. Una vez que entramos en armonía con nosotros mismos y confiamos en nosotros mismos, sabremos cuándo necesitamos una pausa para meditar. Podemos meditar según unhorario disciplinado. Y podemos escucharnos a nosotros mismos y saber cuándo necesitamos apartarnos del trajín de la vida y centrarnos.
La meditación y la oración son poderosos instrumentos de recuperación que funcionan.
Necesitamos tener paciencia. No es razonable esperar que en el momento en que meditamos, recibiremos la respuesta, la revelación o el saneamiento. No es razonable esperar una respuesta instantánea y en el lugar a nuestra oración.
Pero la respuesta vendrá. Ya está en camino, si hemos hecho nuestra parte meditando y rezando..
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Reflexión del Dia: 3 de Febrero
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BUSCAMOS A TRAVES DELA ORACION
Cada quien está libre para comprender a Dios como elija, de acuerdo con nuestra visión y nuestra verdad. Lo que es común al Paso es que hablemos al Dios de nuestro entendimiento mediante la oración y luego pedir a este Dios que nos enseñe su voluntad y nos ayude a cumplirla.
Orar es hablar con Dios. Una oración puede constar de una palabra o un pensamiento. Puede expresar alegría o tristeza. Una oración puede ser una carta a Dios. O puede ser una oración tradicional.
Tengo una computadora llena de cartas a Dios. Me encanta releerlas y ver en retrospectiva como cada una fue escuchada y respondida. Algunas respuestas llegaron rápidamente; algunas tardaron más. Todos fueron leídas por Dios, aunque se hayan guardado en los recesos electrónicos y magnéticos de mi disco duro.
Estamos libres para orar de cualquier manera que nos plazca: de pie, sentados, de rodillas, con los ojos cerrados, con los ojos abiertos, acostados en la cama, o caminando por un sendero en el bosque.
«Trato de mantener un contacto consciente con Dios a toda hora» dijo Beth. «Cuando estoy formada en una fila en el banco, estoy hablando con Dios. Cuando manejo, estoy hablando con Dios. Siempre… hablando con Dios».
«A lo largo del día, repito la frase, ‘Que se haga tu voluntad’,» dijo Gary. «Lo canto como un mantra».
La oración no necesita ser complicada. Podemos hablar en silencio, dirigiendo nuestros pensamientos a Dios. O podemos hablar en vozalta como haríamos con otra persona. No necesitamos cambiar nuestra forma de hablar para dirigirnos a Dios. No tenemos que ser alguien o algo que no somos. Podemos ser quienes somos con Dios. Podemos decir lo que necesitamos decir, cuando necesitamos decirlo. Construimos una relación funcional con nuestro Poder Superior y hablamos lo que necesitamos para continuar con esa relación.
A veces percibimos una visión o sensación de lo que el futuro depara, pero recibimos nuestras instrucciones de nuestro Poder Superior un día a la vez. Así es como recibimos el poder que necesitamos para llevar a cabo sus directrices. Cuando retomé mi relación con mi Poder Superior después de un lapso de catorce años, fui tímida e insegura acerca de cómo hacerlo y me preguntaba si siquiera me escuchaba. Transité por la disciplina de rezar cada mañana y cada noche, forzándome a decir algo en silencio con los ojos cerrados.
Eché mano muchas veces del Padre Nuestro. Es una oración que usan muchos grupos de Doce Pasos, y es una oración eficiente. La sentí como una oración segura. Más adelante, al progresar mi recuperación, desarrollé una oración de recuperación basado en las páginas (80 a 82) de Alcohólicos anónimos. Mi oración dice así:
“Gracias por mantenerme sobria ayer. Por favor ayúdame a mantenerme sobria hoy. Durante las siguientes veinticuatro horas, pido solamente que me dejes conocer Tu voluntad, y me des la fuerza para cumplirla. Pido que liberes mi pensar de ser voluntarioso, egocéntrico, deshonesto y mal dirigido. Pido que en momentos de duda o indecisión, puedas enviarme el pensamiento, la palabra o la acción adecuados. Enséñame cual deba ser mi siguiente Paso, y ayúdame a resolver todos mis problemas para Tu honor y gloria.”
Luego, entre mi oración de recuperación y el Padre Nuestro, he aprendido a hablar de las cosas que necesito. Le cuento a Dios lo que me perturba. Le pido que proteja a mis hijos. Le pido que sane mis miedos. Le pido a Dios que me ayude con lo que enfrento en ese día.
Hablo de mis sentimientos con Dios. Ser honesta con Dios no fue fácil. A veces aún no es fácil.
Ciertos días no me siento conectada, a mí misma, a otros, a Dios. Algunos días mis oraciones son sólo palabras sin sentimientos ni expresión. Al principio casi no le contaba nada a Dios. Ahora, a veces sigo y sigo sin parar.
Antes de la recuperación de la codependencia, pedí a Dios mucho control y que cambiara a otras personas. He dejado de hacer eso, por lo menos la mayor parte del tiempo. Pasé por un largo periodo de desesperación porque Dios no contestaba mis peticiones de control y de cambio de otros. Me preguntaba si Dios se había ido. Comencé a preguntarme cuál sería la voluntad de Dios para mi vida porque otros no hacían lo que yo quería o esperaba que hicieran. Las cosas no sucedían como yo había planeado.
Paulatinamente comprendí que la voluntad de Dios era que yo aceptara mis circunstancias actuales, aunque el plan de Dios fuera diferente al mío. Pero aprendí también que la voluntad de Dios era que yo aprendiera a no ser víctima y a cuidarme a mí misma, sin importar lo que estuviera sucediendo. La voluntad de Dios significaba aprender a confiar en Dios y en mí misma.
Aprendí que la voluntad de Dios es que yo sienta y acepte mis emociones en vez de disculparme por sentirlas.
(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).
Meditación 30 de Enero… Ora por los que resientes
Mi historia favorita acerca de orar por aquellos a los que me molesta es una que dije en Playing It by Heart. Aquí está de nuevo:
Hace años, cuando vi el Stillwater Gazette, el diario familiar más antiguo que existe, sabía que quería trabajar allí. Podía sentirlo, en mis huesos y en mi corazón. Sin embargo, cuando entré a las oficinas para solicitar el puesto, el propietario no tuvo la misma sensación que yo. Tenía una vacante para un periodista, pero quería contratar a alguien más. Abigail, dijo, era la adecuada para este trabajo.
Oré por Abigail todos los días. Le pedí a Dios que la cuidara, la guiara y la bendijera rica y abundantemente. Oré por ella porque eso es lo que me habían enseñado a hacer, rezar por los que te molestan. A veces rezaba por ella tres cuatro veces al día. Recé por ella tanto porque me molestaba tanto.
Dios, odiaba a Abigail.
Durante los próximos meses, casi medio año, bajé al Gazette una vez a la semana, pidiendo ser contratada. Finalmente, conseguí un trabajo allí. Pero no era el que yo quería. Abigail, bendita sea su corazón, tenía el mío.
Obtuvo las mejores asignaciones de historia. Ella trabajó tan rápido y con tanta facilidad periodística.
Así que seguí orando, «Dios bendiga a Abigail», porque eso es todo lo que sabía hacer.
A lo largo de los meses, cuando obtuve mis tareas menores del editor, menos que Abigail, es decir, comencé a ver su trabajo. Ella escribía rápido y eficientemente. Tengo razón al punto. Ella era una buena entrevistadora, también. Empecé a esforzarme para escribir mejor y más rápido. Si Abigail puede hacerlo, yo también puedo hacerlo, me dije.
Mi enemigo comenzó a inspirarme. Durante las semanas y meses que pasaron, pasé más y más tiempo alrededor de Abigail. La escuché hablar. Escuché sus historias. Lentamente, mi enemigo se convirtió en mi amigo.
Un día, Abigail y yo estábamos tomando un café. La miré, la miré directamente a los ojos. Y de repente me di cuenta de que ya no odiaba a Abigail. Ella estaba haciendo su trabajo. Yo estaba haciendo lo mío.
Pronto, recibí una oferta de un editor para escribir un libro. Me alegré de no haber tenido el trabajo de Abigail; No hubiera tenido tiempo de escribir ese libro. Entonces, un día de junio de 1987, ese libro llegó a la lista de best sellers del New York Times .
Años después, escribí la historia sobre Abigail en Playing It by Heart. El libro fue publicado. Regresé a Minnesota para hacer una firma de libros. Estaba en el baño de la librería, lavándome las manos, cuando una mujer se me acercó.
«Hola, Melody», dijo. La miré, confundido. «Es Abigail», dijo ella. Abigail no era su verdadero nombre; era un nombre que le había dado en la historia. Pero con esas palabras, me di cuenta de que había leído la historia. Sabía que era Abigail y sabía cómo me sentía.
Bromeamos sobre eso por unos momentos. Le pregunté cómo era su vida. Ella dijo que había dejado de escribir y se había convertido en esposa y madre. Dije que todavía estaba escribiendo, y mis años como esposa y madre fueron en su mayor parte.
Los resentimientos son cosas tan tontas. La envidia también es tonta. Pero esas tonterías pueden devorar nuestros corazones. A veces, las personas se ponen en nuestras vidas para enseñarnos sobre lo que somos capaces de hacer. A veces, las personas que percibimos como enemigos son realmente nuestros amigos. ¿Hay alguien en tu vida que estés gastando energía sintiéndote envidioso o resentido? ¿Podría esa persona estar ahí para enseñarte algo sobre ti que no conoces o para inspirarte a lo largo de tu camino? No sabrá la respuesta a esa pregunta hasta que obtenga la envidia y el resentimiento de su corazón.
«Dios, gracias por la gente a la que resiento y envidio. Bendícelos ricamente. Abre puertas para ellos, premialos con abundancia. Ayúdame a saber que mi éxito no depende de su fracaso; es equivalente a cuánto te pido que los bendigas.»
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).
Meditación 3 de Febrero… Se agradecido cuando obtienes algo más
Querido Dios, Gracias por el hermanito, pero oré fue por un cachorro (Cartas de los niños a Dios).
A veces miramos alrededor, evaluamos la situación y decidimos qué creemos que necesitamos. Entonces vamos a Dios y comenzamos a orar.
De la nada, nuestras oraciones son respondidas. Pero la respuesta no es lo que solicitamos. Fuimos muy específicos, pensamos. Ahora, esto, esto ha venido. No obtuvimos lo que pedimos. Nuestras oraciones fueron respondidas, pero obtuvimos algo más.
No te amargues ni te involucres tanto con el sentimiento de tristeza por no obtener lo que solicitaste como para perderte lo que recibiste. Los deseos y las necesidades están estrechamente relacionados. Y todas nuestras necesidades, incluso aquellas de las que aún no estamos enterados, se cumplirán. Se agradecido de que Dios sepa más de lo que nosotros necesitamos que nosotros.
A veces, cuando oramos, obtenemos lo que queremos. A veces obtenemos lo que necesitamos. Acepta ambas respuestas, la del sí y la de los demás, con sincera gratitud. Luego mira a tu alrededor y ve cuál es su lección y regalo.
«Dios, ayúdame a recordar estar agradecido incluso cuando el obsequio no sea el esperado.»
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).