Meditación 24 de Septiembre… El manejo del Duelo

Melody Beattie, en su Libro Más del Lenguaje del Adiós plantea que duelo se asume de forma individual y el codependiente, para asumir la dura realidad, utiliza el regateo o «hacer un trato» con Dios para aceptar las pérdidas.

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Haz esta meditación:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte o acostarte sin distracciones. Cierra los ojos suavemente y lleva tu atención a tu respiración.
Comienza a respirar profundamente y conscientemente. Inhala lentamente por la nariz y exhala suavemente por la boca. Siente cómo tu cuerpo se relaja con cada respiración.
Visualiza una situación o una relación en la que hayas experimentado una pérdida o un duelo relacionado con tu codependencia. Permítete sentir cualquier emoción que surja, ya sea tristeza, ira, confusión o cualquier otra emoción.
Observa estas emociones con amor y compasión. No te juzgues por sentir lo que sientes. Acepta que el duelo es una parte natural de la vida y un proceso necesario para sanar.
Imagina que estás rodeado de una luz cálida y amorosa que te envuelve. Esta luz representa el amor y la compasión hacia ti mismo en este momento de duelo.
Mientras respiras profundamente, repite en silencio o en voz alta las siguientes afirmaciones: «Soy digno de amor y compasión. Mis emociones son válidas. Estoy en el camino hacia la sanación».
Visualiza una caja o contenedor frente a ti. Imagina que pones tus emociones de duelo en esta caja. Ciérrala suavemente y permite que la luz cálida y amorosa continúe envolviéndote.
Siente cómo el peso de tus emociones se aligera a medida que entregas tus sentimientos de duelo al universo o a una fuerza superior en la que confíes.
Respira profundamente una vez más y siente cómo la paz y la calma llenan tu ser. Visualiza que estás liberando el duelo y abriéndote a la posibilidad de sanación y crecimiento.
Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo la sensación de alivio y liberación del duelo.

Recuerda que el proceso de duelo puede ser único para cada persona y puede llevar tiempo. Esta meditación es una herramienta que puedes utilizar en tu camino hacia la sanación de la codependencia y el manejo saludable del duelo. Practica la autocompasión y busca apoyo cuando sea necesario para avanzar en tu proceso de recuperación.

Te invito a responder y meditar en estas interrogantes: ¿Cómo has trabajado el duelo en tu vida? ¿Te ha dado el resultado esperado? Comenta tus vivencias aquí.

Meditación 23 de Septiembre… Sanación y Liberación de la Codependencia

Melody Beattie, en su Libro Más del Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente maneja diversos miedos y que en ocasiones le aterra cuando debe liberarse de ellos. Aunque el intento genera incomodidad, debe asumirse el cambio hasta dejar ir esos temores.

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Medita sobre esto:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte o acostarte. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces para relajar tu cuerpo y tu mente.
Imagina que estás en un lugar seguro y pacífico, rodeado de luz y amor.
Visualiza un lazo o cuerda que te conecta a una persona o situación que has sentido que te controla o te atrapa en la codependencia. Esta cuerda puede ser simbólica de las relaciones tóxicas o los patrones que deseas liberar.
Con cada respiración profunda, siente cómo esa cuerda se vuelve más tenue y ligera. Visualiza cómo se separa suavemente de ti, permitiendo que te sientas más libre y autónomo.
Mientras observas cómo esa cuerda se aleja, di en voz alta o en silencio: «Soy libre para ser yo mismo. Me amo y me acepto tal como soy».
Continúa respirando profundamente y siente cómo la liberación de esa cuerda te llena de una sensación de paz y empoderamiento.
Lleva tu atención a tu corazón y visualiza una luz cálida y amorosa que crece con cada respiración. Siente cómo esta luz te envuelve y te llena de amor propio y compasión.
Repite en silencio o en voz alta estas afirmaciones: «Merezco amor. Merezco felicidad. Merezco paz».
Permanece en este estado de calma y amor propio durante unos minutos, respirando conscientemente y sintiendo la liberación de la codependencia y el fortalecimiento de tu propio ser.

Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo la sensación de liberación y empoderamiento.

Te invito a ejercitarte en esta meditación, y si deseas, responde estas interrogantes: ¿Estás dispuesto a comprometerte hasta lograr liberarte de la codependencia? ¿Ves como una necesidad enfrentarte con tus miedos, culpa, vergüenza? Si deseas, comparte tus respuestas al respecto.

Reflexión del Dia: 22 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que los codependientes tenemos como tarea prioritaria «responsabilizarnos de nosotros mismo». Hemos estado cuidando de los otros, dejándonos de lado por mucho tiempo. Es momento de voltear nuestra atención a nosotros mismos. Buscando ayuda llegamos a encaminar nuestra sanación.

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Reflexiona sobre la transformadora búsqueda de la autonomía en la Codependencia

La codependencia es un camino que a menudo nos lleva a un laberinto emocional donde nos perdemos en las necesidades y deseos de los demás. En este viaje, es fácil perder de vista quiénes somos realmente y cuáles son nuestras propias necesidades y deseos.
El deseo ardiente de cuidar y rescatar a otros puede parecer una virtud, pero cuando se convierte en una necesidad obsesiva, puede convertirse en una carga emocional abrumadora. La codependencia nos lleva a pensar que nuestra valía y felicidad dependen de los demás, y esta creencia nos ata a relaciones tóxicas y comportamientos autodestructivos.
La liberación del ciclo codependiente comienza con la comprensión de que somos individuos valiosos y dignos de amor, independientemente de nuestras relaciones con los demás. Melody Beattie nos guía hacia la necesidad de hacernos cargo de nosotros mismos y desapegarnos de la idea de que nuestra felicidad depende de otros.
Desapegarse no significa renunciar al amor o a las relaciones, sino reconocer que somos responsables de nuestras propias vidas y que debemos cuidar de nosotros mismos antes de poder cuidar genuinamente a los demás. Es un acto de amor propio que nos permite construir relaciones más saludables y auténticas.

A medida que nos desprendemos de las expectativas y demandas de los demás, encontramos nuestro camino de regreso a nosotros mismos. Descubrimos nuestras pasiones, valores y sueños personales. Aprendemos a establecer límites saludables y a decir «no» cuando sea necesario sin sentirnos culpables. Este viaje hacia la autonomía es a menudo desafiante, pero es una búsqueda transformadora que nos lleva a un lugar de mayor equilibrio y autenticidad.

La codependencia puede haber sido nuestro pasado, pero no tiene por qué ser nuestro futuro. A medida que nos hacemos cargo de nosotros mismos y nos desapegamos de la necesidad obsesiva de cuidar a los demás, abrimos la puerta a una vida más plena y significativa. El camino hacia la recuperación puede ser difícil, pero la recompensa es una conexión más auténtica con nosotros mismos y con los demás, basada en el amor y el respeto mutuo en lugar de la dependencia y el sacrificio.

Te invito a reflexionar en el texto anterior, y trata de responder estas preguntas: ¿Has intentado desapegarte de aquello que te perturba? ¿Has visto algún avance en esta dirección? Comparte tus vivencias con nosotros, son de utilidad.

Meditación 21 de Septiembre … Aceptar el flujo de la vida


Melody Beattie, en su Libro Mas del Lenguaje del Adiós nos hace reflexionar que el codependiente neceita meditar y replantearse alcanzar la paz y serenidad en su vida ingobernable que lleva.

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Medita sobre esto:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte en posición relajada. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces para relajar tu cuerpo y mente.

– Reflexiona sobre la idea de que la vida es un flujo constante de experiencias, cambios y desafíos. Visualiza un río que fluye suavemente.
– Imagina que estás parado en la orilla de este río. Observa cómo el agua fluye constantemente, llevando hojas y ramas en su camino. Cada hoja y rama representa una experiencia, una emoción o un evento en tu vida. En lugar de luchar contra el flujo del río o tratar de controlar qué hojas y ramas fluyen en él, simplemente observa con aceptación. Reconoce que no puedes controlar todo en la vida, pero puedes elegir cómo reaccionas a lo que llega a ti.
– Respira profundamente y repite en silencio o en voz alta: «Aceptó el flujo de la vida. Confío en que las experiencias que llegan a mí son oportunidades para aprender y crecer».
– Siente cómo la tensión y la resistencia se disuelven a medida que te abres a la aceptación y la confianza en el proceso de la vida.
– Permanece en este estado de relajación y aceptación durante unos minutos, respirando conscientemente y permitiendo que la sensación de flujo y tranquilidad te envuelva.
Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo el sentido de aceptación y confianza en el flujo de la vida.

Te motivo a leer y meditar en estas preguntas: ¿Has asumido como terapéutico la búsqueda de la paz en tu vida? ¿Has buscado ayuda para esto? ¿Lograste este cometido? Comparte en los comentarios

Meditación 20 de Septiembre … Espontaneidad

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente debe asumir sus imperfecciones, dejar ir la necesidad de controlarse así mismo y a los demás. En la medida que asumimos la recuperación vamos despertando ese verdadero ser que habita en nosotros y alcanzamos la «espontaneidad».

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Medita sobre esto:

En la recuperación estamos aprendiendo a dejarnos ir. Estamos aprendiendo a ser espontáneos.
La espontaneidad puede asustarnos a algunos de nosotros. Podemos temer la pérdida de control que implica la espontaneidad. Podemos seguir operando aún bajo las reglas codependientes que prohíben la espontaneidad: sé bueno; sé correcto; sé perfecto; sé fuerte; no te diviertas; y estate siempre en control.
Podemos asociar la espontaneidad con el actuar de una manera adictiva, compulsiva, autodestructiva o irresponsable. No es eso de lo que estamos hablando en la recuperación. La espontaneidad positiva implica expresar libremente lo que somos, de una manera divertida, sana, que no nos lastima y que no infringe los derechos de los demás.
Aprendemos a ser espontáneos y libres a medida que nos vamos haciendo más conscientes y vamos creciendo en autoestima. La espontaneidad surge a medida que se incrementa la confianza y la fe en nosotros mismos, y nos vamos sintiendo más seguros de nuestra capacidad de mantener límites sanos.
Ser espontáneos está en relación con nuestra capacidad para jugar y para lograr intimidad. Para llegar a todas esas deseables acciones, necesitamos ser capaces de dejar ir nuestra necesidad de controlarnos a nosotros mismos y de controlar a los demás, y entrar completa y libremente en el momento presente.
Deja ir la tirante rienda con que te detienes a ti mismo. ¿Qué importa si cometes un error? ¿Qué importa si te equivocas?.
Saborea tus imperfecciones. Permítete ser un poquito necesitado, un poquito vulnerable. ¡Corre un riesgo!
Podemos ser espontáneos sin hacernos daño a nosotros mismos o a los demás. De hecho, todo el mundo se beneficiará de nuestra espontaneidad.

«Hoy tiraré el libro de reglas y disfrutaré de ser como soy. Me divertiré un poco con el regalo de la vida, de mí mismo y de los demás».

Mi Reflexión: Cuando los codependientes decidimos transitar el sendero de la recuperación aprendemos a soltar la necesidad de controlar, entendemos y aceptamos nuestras imperfecciones y nos proponemos «amarnos a nosotros mismo» dejando libre a los otros para que actúen conforme a su criterio. Ese tránsito nos lleva a permitirnos ser «vulnerables y mostrar menos rigidez en las actuaciones» Aprender a vivir que el momento presente nos conduce a una serenidad y paz increíbles. (Alpha).

Te estimulo a responder y meditar en estas preguntas: ¿Te has permitido mostrarte tal cual eres, necesitado y vulnerable? ¿En tu recuperación has aprendido a vivir en el momento presente? Comenta acá tus vivencias.

Meditación 19 de Septiembre … Disculpas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que es saludable para mantener nuestras relaciones aceptar los errores cometidos y pedir disculpas a la persona que tratamos inadecuadamente. Pedir excusas es un gesto de madurez y evita situaciones difíciles con las personas de nuestro entorno.

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Medita sobre esto:

A veces actuamos de una manera que nos deja incómodos. Eso es humano. Por eso tenemos las palabras: “Lo siento”. Curan y cierran la brecha. Pero no tenemos por qué decir “lo siento” si no hemos hecho nada mal. Una sensación de vergüenza puede llevarnos a disculparnos de todo lo que hacemos, de cada palabra que decimos, por estar vivos y ser como somos.
No tenemos por qué pedir disculpas por cuidar de nosotros mismos, por manejar nuestros sentimientos, por fijar límites, por divertirnos o porque nos estamos curando.
No tenemos que cambiar nunca de rumbo, si éste es el que más nos conviene, pero a veces una disculpa general reconoce otros sentimientos y puede ser útil cuando no están claras las cosas en una relación. Podemos decir: “Siento mucho el pleito que tuvimos. Siento mucho que te haya lastimado con lo que tuve que hacer para cuidarme a mí mismo; no tenía la intención de que así fuera.”
Una vez que pedimos una disculpa, no tenemos que seguirla repitiendo. Si alguien quiere seguirnos sacando una disculpa por el mismo incidente, eso es asunto de esa persona y no tenemos porque dejarnos enganchar.
Podemos aprender a tomar seriamente nuestras disculpas y a no darlas cuando no sean validas. Cuando nos sintamos bien con nosotros mismos, sabremos cuando es momento de decir que lo sentimos y cuando no.

“Hoy tratare de ser claro y sano en mis disculpas, asumiendo responsabilidad por mis acciones y por las de nadie mas. Dios mío, ayúdame a averiguar de que es de lo que necesito disculparme y que no es responsabilidad mía”.

Mi Reflexión: El codependiente se mueve con sentimientos de culpa y vergüenza. Siente que cualquiera de sus actitudes hieren a las personas de su entorno. Asumir a tiempo y cuando sea necesario ofrecer disculpas, es responsable e indica aceptar que se equivoco, solo que debe aprender cuándo darlas y hacerlo una sola vez, no mantenerse pidiendo excusas hasta que la otra persona lo considere necesario. Quien debe saber hasta cuando hacerlo somos nosotros, sin importarnos lo que opine la persona a quien le otorgamos esa disculpa. (Alpha).

Responde y medita en estas interrogantes: ¿Has practicado pedir disculpas a quien considera ofendiste con alguna actuación? ¿Lo has hecho con la convicción que es el momento adecuado?. Comenta aquí tu experiencia al respecto.

Meditación 18 de Septiembre … Deja que sucedan cosas buenas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa que el codependiente debe asumir un cambio de actitud durante la recuperación y aceptar las cosas buenas que van a pasar en su vida. Dejar que sucedan y disfrutar de los momentos de alegría, felicidad y sosiego. Mantenerse en el pasado no ayuda, solo enrarece la recuperación.

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Medita sobre esto:

Antes de la recuperación, mis relaciones eran pésimas. No me iba muy bien en mi trabajo. Estaba entrampado en mi familia disfuncional ¡Pero al menos sabía qué esperar! (Anónimo).

Quiero que la segunda mitad de mi vida sea tan buena como la primera fue de desgraciada. A veces tengo miedo de que no sea así. A veces me asusta que pueda ser así.
Las cosas buenas pueden asustarnos. El cambio, incluso el cambio para bien, puede ser atemorizante. De alguna manera, los cambios para bien pueden ser más atemorizantes que las épocas difíciles.
El pasado, particularmente el de antes de la recuperación, puede haberse vuelto confortablemente familiar. Sabíamos qué esperar en nuestras relaciones. Eran predecibles. Eran repeticiones del mismo patrón, las mismas conductas, el mismo dolor, una y otra vez. Podrán no haber sido lo que queríamos, pero sabíamos lo que iba a suceder. Esto no ocurre cuando cambiamos de patrones y empezamos la recuperación.
Podemos haber sido bastante buenos para predecir eventos en la mayor parte de las áreas de nuestra vida. Las relaciones serían dolorosas.
Nosotros viviríamos en privación.
Cada año sería casi una repetición del año anterior. A veces, las cosas se ponían un poco peor; otras un poco mejor, pero el cambio no era drástico. No hasta el momento en que empezamos la recuperación.
Entonces cambiaron las cosas. Y cuanto más progresamos en este milagroso programa, más cambiamos nosotros y nuestras circunstancias. Empezamos a explorar un territorio desconocido.
Las cosas se ponen bien. Se mejoran todo el tiempo. Empezamos a tener éxito en el amor, en el trabajo, en la vida. Un día a la vez, empiezan a ocurrir cosas buenas y la desgracia se disipa.
Ya no queremos ser víctimas de la vida. Hemos aprendido a evitar las crisis y traumas innecesarios.
La vida se pone buena.
“¿Cómo manejo las cosas buenas?”, preguntó una mujer. “Es más difícil y más extraño que el dolor y la tragedia.”
“Del mismo modo que manejábamos las experiencias difíciles y dolorosas”, le contesté. “Un día a la vez”.

«Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de vivir en el dolor y en la crisis. Ayúdame a quitarme lo más pronto posible los sentimientos de tristeza y los problemas. Ayúdame a encontrar mi base y equilibrio en la paz, la alegría y la gratitud. Ayúdame a trabajar tan duramente por aceptar lo bueno como he trabajado de duro en el pasado para aceptar lo doloroso y lo difícil».

Mi Reflexión: Cuando el codependiente asume vivir en la alegría y el sosiego y dejar atrás el pasado doloroso, está abriéndose a los cambios que dan miedo porque no estamos acostumbrados a vivir en positivo. Darse esa oportunidad, mientras se recupera, permite valorar su capacidad par enfrentar la vida con una óptica sana, dejando atrás todo aquel drama y tristeza. Confiar en sí mismo para «rehacer» su vida, con la guía del Creador, es un excelente comienzo para gobernar realmente su vida. (Alpha).

Te insto a meditar en estas preguntas:¿Estás dispuesto a asumir esos cambios positivos en tu vida? ¿Has sentido la necesidad de retomar la gobernabilidad que habías perdido? Comparte tus vivencias en los comentarios.

Reflexión del Dia: 15 de Septiembre


Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» enfatiza en la necesidad de dejar de actuar como cuidadores que viven rescatando a las personas aun cuando estas puedan responsabilizarse de ellas mismas.

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Reflexiona sobre esto:

El codependiente que asume el rol de rescatador a menudo lo hace con buenas intenciones, creyendo que está ayudando o incluso salvando a la otra persona. Sin embargo, este comportamiento suele ser más perjudicial que beneficioso, tanto para el rescatador como para la persona que se pretende ayudar. Al asumir la responsabilidad de los problemas de los demás, el rescatador se sume en una espiral de control y ansiedad, perdiendo de vista sus propias necesidades y límites.
Beattie nos recuerda que el papel de rescatador es una forma de evasión. Al enfocar toda la atención y energía en arreglar a otra persona, el codependiente evade enfrentar sus propios problemas y carencias emocionales. Este rol también desempodera a la otra persona, reforzando la noción de que no pueden cuidar de sí mismos y perpetuando su dependencia.
Para romper este ciclo como codependiente, debes reconocer que no puedes controlar o cambiar a otra persona, y este es un paso crucial hacia la recuperación. Al centrarte en su propia salud emocional, puedes empezar a liberarte del rol de rescatador y a establecer relaciones más equilibradas y saludables.

La adopción del rol de rescatador es un callejón sin salida que perpetúa la codependencia y el drama relacional. Solo al deshacernos de esta necesidad de «salvar a los demás» podemos empezar a salvarnos a nosotros mismos.

Te invito a reflexionar y responder estas preguntas: ¿Te has identificado como un rescatador en tus relaciones habituales? ¿Cómo abordas esta situación? Comparte tus vivencia acá.

Meditación 13 de Septiembre … Tiempo de reprogramar

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós enumera las bondades de la recuperación del Codependiente. Enfatiza que este sendero curativo debe ser transitado y tener la convicción que será beneficioso para lograr la confianza, serenidad y alegría que aminore el sufrimiento y dolor que signa la vida del codependiente. La autora cree firmemente que la recuperación es viable, si se asume con seriedad y compromiso.

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Medita sobre esto:

La recuperación no es puro trabajo agotador no recompensado. Hay tiempos de alegría y de descanso, tiempos en que cómodamente practicamos lo que hemos aprendido. Hay épocas de cambio, épocas en las que batallamos por aprender algo nuevo o por superar un problema en particular.
Éstas son las épocas en las que lo que hemos estado practicando en la recuperación empieza a mostrarse en nuestra vida. Estas épocas de cambio son intensas, pero tienen un propósito.
También hay épocas en las que, a un nivel profundo, estamos siendo «reprogramados». Empezamos a dejar ir creencias y conductas. podemos sentirnos asustados o confundidos durante estas épocas. Nuestras antiguas conductas o patrones podrán no habernos funcionado, pero eran cómodos y familiares.
Durante estas épocas podemos sentirnos vulnerables, solos y necesitados, como lo estamos en un viaje cuando no tenemos un mapa o una linterna, y nos sentimos como si nadie hubiera pasado antes por esta tierra.
Podemos no comprender lo que se está resolviendo en nuestro interior. Podemos no saber adonde se nos está conduciendo. Se nos está conduciendo. No estamos solos. Nuestro Poder Superior está obrando lo mejor para traer a nosotros un verdadero cambio. Otros han viajado por este camino también. Se nos conducirá hacia alguien que pueda ayudarnos, alguien que pueda brindar las señales que necesitamos. Se nos está preparando para recibir tanta alegría y amor como nuestro corazón puede albergar.
La recuperación es un proceso curativo. Podemos confiar en él, aunque no lo comprendamos. Estamos justo donde necesitamos estar dentro de este proceso. Estamos pasando exactamente por lo que necesitamos experimentar. Y a donde estamos yendo es mejor que cualquier lugar en el que hayamos estado.

«Hoy, Dios Mío ayúdame a creer que los cambios por los que estoy atravesando son para bien. Ayúdame a creer que el camino por el que estoy viajando me llevará a un lugar de luz, de amor y de alegría».

Mi Reflexión: Para detener el sufrimiento y el dolor debemos recuperarnos. Este sendero laborioso nos genera diversas reacciones. Sentirnos guiados por ese Poder Superior coloca en nuestra mente grandes interrogantes y plantea un compromiso serio con nosotros mismos. Experimentamos situaciones que antes no habíamos vivido, enfrentamos retos que creíamos insalvables, cambiamos creencias y preceptos enraizados; y sobre todo nos sentimos «liberados», con capacidad de asumir la responsabilidad de nuestra vida. Volver a sentirnos dichosos y mostrar la alegría perdida vale seguir adelante. ¡Nos sentimos plenos y radiantes de luz! (Alpha).

¿Estás en recuperación actualmente? ¿Asistes a un Programa de Doce Pasos? ¿Cómo te ha ido en estos encuentros? Coméntanos tus experiencias vividas.

Meditación 12 de Septiembre… El proceso de duelo

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós trae a colación el proceso de duelo, enumerando las 5 etapas por la que atraviesa el ser humano cuando enfrenta una pérdida. Plantea la Autora que los codependientes nos quedamos «varados» en la negación, dificultándose que transitemos las otras etapas hasta alcanzar la aceptación. Aun así, corresponde trabajar en lograr «movernos» y responsabilizarnos de nosotros mismo, aun en esos momentos de aflicción y pérdida.

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Medita sobre esto:

Permitirnos sufrir por completo nuestras pérdidas es la forma en que nos rendimos al proceso de la vida y la recuperación. Algunos expertos, como Patrick Carnes, llaman a los Doce Pasos «un programa para lidiar con nuestras pérdidas, un programa para lidiar con nuestro dolor».
¿Cómo nos duele?
Embarazosamente. Imperfectamente. Usualmente con una gran resistencia. A menudo con enojo e intentos de negociar. En última instancia, al rendirse al dolor.
El proceso de duelo, dice Elisabeth Kubler-Ross, es un proceso de cinco etapas: negación, enojo, negociación, tristeza y, finalmente, aceptación. Así es como nos lamentamos; así es como aceptamos; así es como nosotros perdonamos; así es como respondemos a los muchos cambios que la vida nos lanza.
Aunque este proceso de cinco pasos se ve ordenado en el papel, no es ordenado en la vida. No nos movemos a través de él de manera compartimentada. Por lo general, nos arrastramos, pataleamos y gritamos, con muchos movimientos de vaivén, hasta que alcanzamos ese estado pacífico llamado aceptación. Cuando hablamos de «asuntos pendientes» de nuestro pasado, generalmente nos referimos a pérdidas sobre las cuales no hemos completado el duelo. Estamos hablando de estar atrapados en algún lugar del proceso de duelo. Por lo general, para niños adultos y codependientes, el lugar donde nos quedamos atrapados es la negación. Pasar por la negación es la primera y más peligrosa etapa del duelo, pero también es el primer paso hacia la aceptación.
Podemos aprender a entender el proceso de duelo y cómo se aplica a la recuperación. Incluso los buenos cambios en la recuperación pueden traer pérdidas y, en consecuencia, dolor. Podemos aprender a ayudarnos a nosotros mismos y a los demás entendiendo y familiarizándonos con este proceso. Podemos aprender a llorar por completo nuestras pérdidas, sentir nuestro dolor, aceptar y perdonar, para que podamos sentir alegría y amor.

«Hoy, Dios, ayúdame a abrirme al proceso de duelo por mis pérdidas. Ayúdame a permitirme fluir a través del proceso de duelo, aceptando todas las etapas para poder lograr la paz y la aceptación en mi vida. Ayúdame a aprender a ser amable conmigo mismo y con los demás mientras pasamos por este proceso de sanación muy humano».

Mi Reflexión: Enfrentar el duelo desde la codependencia afectiva requiere un reconocimiento doble: el dolor por la pérdida y la urgente necesidad de reevaluar cómo te relacionas emocionalmente. El duelo puede magnificar patrones codependientes, pero también ofrece una oportunidad para romper esos patrones. Es un llamado a ejercer el autocuidado en medio de la vulnerabilidad, a aprender a sostener tu propio espacio emocional sin depender del otro para completarte. En este periodo de pérdida, date permiso para sentir, pero también para reflexionar sobre cómo puedes crecer en autoconciencia y autocompasión. El duelo, doloroso como es, puede ser un catalizador para la transformación personal y la sanación emocional. Al enfrentar el duelo con autenticidad y conciencia, puedes empezar a liberarte de las ataduras de la codependencia y abrir un nuevo capítulo de autonomía emocional y relaciones más saludables.(Alpha).

¿Has enfrentado el proceso de duelo? ¿Cómo te has conducido durante esos momentos difíciles? ¿Has podido moverte en las etapas del Duelo?. Comparte tus vivencias con nosotros.