Reflexión del Dia: 7 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que para salir adelante y sanar hay que asumir nuevos retos y cambiar de dirección. Todo ello con la convicción de cambio saludable.

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Reflexiona sobre esto:

¡Toma el control-Tú decides!
Esta es una vieja lección, pero vale la pena repetirla y recordarla. No tenemos que dejar que nadie controle nuestras vidas, nuestras elecciones, nuestra alegría.
No importa cuán bien pensamos que aprendimos esa lección, a menudo reaparece. Otra persona comienza a tirar de nuestras cuerdas. Nos involucramos, nos enredamos, nos enganchamos. Nos escuchamos cantar una vieja melodía: si ella lo hiciera, si no fuera así, entonces lo sería … Nos damos cuenta de que una vez más hemos dejado de tener demasiado control. Hemos diferido nuestras vidas a los deseos, caprichos y elecciones de otro.
Sí, si vivimos plenamente, tendremos reacciones ante quienes nos rodean. Nuestras relaciones nos ayudarán a formarnos, a enseñarnos cosas. Y sí, hay momentos en que estamos tan conectados con los demás, los amamos tanto, que su camino afecta al nuestro. Pero no tenemos que permitir que otra persona controle nuestras elecciones, nuestros comportamientos o nuestras vidas. Quizá ella lo hará. Quizás él no lo hará.
¿Pero qué hay de ti? ¿Qué deseas? ¿Qué curso de acción se siente adecuado para ti, para tu vida? ¿Quieres asignar la responsabilidad de si cambias de curso? ¿De verdad?
A veces, sin importar lo mucho que amas a los demás, es hora de dejarlo ir, tiempo para dejarlos seguir su camino. Es hora de darse cuenta de que es su responsabilidad caminar por su cuenta.
Enamórate. Ve en paz. Entra con un poder suave.
Eres responsable de tu vida. Eres responsable de tus elecciones. No importa lo que haga la otra persona. Aún eres responsable de ti.
Cuídate, luego da un paso más. Ama, nutre, honra y respetate a ti mismo.
¡Solo tú puedes decidir qué vas a hacer!

Mi Reflexión: Cuando alcanzamos la convicción plena que solo nosotros somos total responsables de nuestros aciertos y errores en nuestra existencia es allí cuando cambiamos de conducta y asumimos el rol del autocuidado. Para ello nos proponemos cambiar estrategias equivocadas que ya no funcionan, y asumir nuevas herramientas para mantenernos sanos y llenos de expectativas positivas. (Alpha).

¿Estás introduciendo cambios positivos en tu vida? ¿Cuáles herramientas usas? Comparte aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 6 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea la necesidad de cambiar la convicción equivocada que los demás son responsables de cuidarnos por la creencia sana que solo yo debo responsabilizarme de mi vida.

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Reflexiona sobre esto:

El cuidado de uno mismo es una actitud hacia nosotros y hacia nuestras vidas que dice: soy responsable de mi persona. Tengo la responsabilidad no sólo de vivir mi vida, sino de conducirla. Tengo la responsabilidad de atender mi bienestar espiritual, emocional, físico y económico. Tengo la responsabilidad de identificar mis necesidades y satisfacerlas. Tengo la responsabilidad de solucionar mis problemas o de aprender a vivir con aquellos que no puedo resolver. Soy responsable por las elecciones que hago. Soy responsable de lo que doy y de lo que recibo. También soy responsable de fijar mis metas y de cumplirlas. Soy responsable de qué tanto disfruto de la vida, por la cantidad de placer que encuentro en las actividades cotidianas. Soy responsable por amar a alguien y por la manera en que expreso ese amor. Soy responsable de lo que hago a los demás y por lo que permito que los otros me hagan. Soy responsable de mis necesidades y deseos. Toda mi persona, todo aspecto de mi ser, es importante. Yo cuento. Yo importo. Se puede confiar en mis sentimientos. Mi manera de pensar es apropiada. Valoro mis necesidades y deseos. No merezco ni toleraré el abuso ni el maltrato constante. Tengo derechos, y es mi responsabilidad reclamar esos derechos. Las decisiones que tomo y la manera como me conduzco reflejarán mí alta autoestima. Mis decisiones tomarán en cuenta las responsabilidades que tengo para conmigo mismo.
Mis decisiones también tornarán en cuenta mis responsabilidades hacia otras personas: mi cónyuge, mis hijos, mis familiares. Examinaré y decidiré exactamente cuáles son estas responsabilidades mientras tomo mis decisiones. También tendré en cuenta los derechos de los que me rodean, el derecho de vivir sus vidas como ellos quieran. No tengo por qué imponerme sobre el derecho de los demás a cuidar de ellos mismos, y ellos tampoco tienen el derecho de imponerse por encima de mis derechos.
El cuidado de uno mismo es una actitud de respeto mutuo. Significa aprender a vivir nuestras vidas responsablemente. Significa permitir a los demás que vivan su vida como ellos elijan siempre y cuando no interfieran con nuestras decisiones de vivir como hemos elegido hacerlo. Cuidar de nosotros mismos no es tan egoísta como muchas personas asumen que es, pero tampoco es tan no egoísta como muchos codependientes creen.

Mi Reflexión: Es momento que el codependiente entienda la necesidad de responsabilizarse de su vida, de resolver sus problemas. Cuando llega a esa convicción se empieza a cuidar de si mismo, a cambiar su percepción de la realidad, y a respetar a sus semejantes, impidiendo que otros resuelvan por el. Cada quien vivirá su vida con las herramientas que tiene para ello. (Alpha).

¿Has cambiado la creencia errónea que los otros son tu felicidad? ¿Cómo llegaste a esa verdad? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 5 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que la codependencia es una enfermedad recuperable siempre y cuando se den los cambios que se necesitan en la vida de esa persona apegada a cosas y relaciones.

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Reflexiona sobre esto:

La codependencia es muchas cosas. Es una dependencia de los demás: de sus estados de ánimo, de su conducta, de su enfermedad o bienestar y de su amor. Es una dependencia paradójica.
Parece que los demás dependen de los codependientes, pero en realidad ellos son los dependientes. Parecen fuertes pero se sienten desamparados. Parecen controladores pero en realidad son controlados ellos mismos, a veces por una enfermedad tal como el alcoholismo.
Estos son los hechos que dictaminan la recuperación. Solucionar estos problemas hace divertida la recuperación. Muchas recuperaciones de problemas que involucran la mente, las emociones y el espíritu de una persona son largas y engorrosas. No es así en el caso de la codependencia. Exceptuando emociones humanas normales que estaríamos sintiendo de cualquier manera, y de piquetes de incomodidad que tenemos cuando empezamos a comportarnos de manera diferente, la recuperación de la codependencia es emocionante. Es liberadora. Nos permite ser lo que somos. Permite a los demás ser como son. No ayuda a ejercitar el poder que Dios nos ha dado para pensar, sentir y actuar. Se siente uno bien. Nos brinda paz. Nos permite amarnos a nosotros mismos y a los demás. Nos permite recibir amor, esa maravilla que todos buscamos. Brinda un ambiente óptimo para que la gente a nuestro alrededor se cure y permanezca sana. Y la recuperación detiene el insoportable dolor con el que hemos vivido muchos de nosotros.

Mi Reflexión: Recuperarse de la codependencia lleva su tiempo. El único protagonista de ese cambio es el propio codependiente. Muchas personas pueden apoyarlo, solo que es el quien debe introducir cambios en su vida. Iniciar la recuperación es la vía expedita para lograr la sanación. Hay que comprometerse con ese cambio de perspectiva. (Alpha).

¿Estás en recuperación? ¿Cómo te sientes introduciendo cambios de creencias en tu vida? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 4 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma la equivocación en la que vive el codependiente negándose la posibilidad de desapegarse de sus apegos y asumir un compromiso serio y mantenido con su propio cuidado.

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Reflexiona sobre esto:

Podemos experimentar nuestros sentimientos, hablar de nuestros miedos, aceptarnos a nosotros mismos y a nuestras condiciones actuales, y luego empezar el camino hacia la no-dependencia.
Podemos hacerlo. No necesitamos sentirnos fuertes todo el tiempo para ser no-dependientes y para cuidar de nosotros mismos. Podemos tener y probablemente tengamos sentimientos de miedo, de debilidad y quizá hasta de desesperanza. Esto es normal e incluso saludable. El poder verdadero viene de asumir nuestros sentimientos no de ignorarlos. La verdadera fuerza viene, no de aparentar fortaleza todo el tiempo, sino de reconocer nuestras debilidades y vulnerabilidades cuando así nos sintamos.
Muchos de nosotros tenemos noches oscuras. Muchos tenemos incertidumbre soledad y el aguijón de necesidades y deseos que suplican ser satisfechos, y que sin embargo aparentemente pasan desapercibidos.
A veces el camino está brumoso y resbaloso y no tenemos esperanza. Lo único que podemos sentir es miedo. Lo único que podemos ver es la oscuridad.

Mi Reflexión: El codependiente maneja sentimientos y emociones negativas que perturban su serenidad y paz interior. Como persona obsesionada y apegada reprime tales sentimientos, ocupándose sólo de atender y complacer a otras personas ajenas a él. Así transcurre parte de su tiempo, dejando de lado interesarse y responsabilizarse de cuidarse a sí mismo. Solo haciéndose consciente de su error podrá avanzar en la recuperación y lograr su tranquilidad y sanación. (Alpha).

¿Eres una persona apegada? ¿Estás en recuperación actualmente? Comparte aquí tus logros.

Reflexión del Dia: 3 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma que se debe atravesar el duelo de manera personal, viviendo cada una de las etapas. Llegar a la aceptación e¿significa responsabilizarnos de nuestra vida y del entorno de manera saludable.

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Reflexiona sobre esto:

Por favor comprendan que aceptación no significa adaptación. No significa resignación ante el lamentable y mísero estado en que están las cosas. No significa aceptar o tolerar ningún tipo de abuso.
Significa, en el momento presente, que reconocemos y aceptamos nuestras circunstancias, incluyéndonos a nosotros mismos y a las personas en nuestras vidas, tal y como somos nosotros y ellas. Sólo desde tal estado poseemos la paz y la capacidad para evaluar esas circunstancias, hacer los cambios adecuados y resolver nuestros problemas. Una persona de quien se abusa no tomará las decisiones necesarias para detener ese abuso hasta que él o ella lo reconozcan. La persona debe entonces dejar de pretender que el abuso de alguna manera terminará mágicamente, dejar de pretender que no existe, o dejar de poner pretextos de por qué existe.
En un estado de aceptación somos capaces de responder con responsabilidad hacia nuestro entorno. En este estado recibimos el poder para cambiar las cosas que podemos cambiar. Los alcohólicos no pueden dejar de beber hasta que aceptan su impotencia ante el alcohol y ante su alcoholismo. Las personas con trastornos en su manera de comer no pueden solucionar sus problemas con la comida hasta que aceptan su impotencia ante la comida. Los codependientes no podemos cambiar hasta que aceptamos nuestras características codependientes, nuestra impotencia ante la gente, ante el alcoholismo y ante otras circunstancias que tan desesperadamente hemos tratado de controlar. La aceptación es la más grande paradoja: no podemos cambiar hasta que aceptemos la manera de ser que tenemos.

Mi Reflexión: Pasar las etapas del Duelo es personal. Quedarse en la negación por tiempo indefinido no es la opción sana. Es necesario vivir cada una de las 5 etapas, hasta llegar a la Aceptación. Es preciso definir que esta ultima fase del duelo significa vivir en el presente aceptando cada evento con fortaleza, solo así logramos introducir los cambios necesarios en nuestra vida. Asumimos responsabilidad por nosotros y el entorno. (Alpha).

¿Vives actualmente un duelo? ¿Como lidias con las etapas del duelo? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 2 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente deja de ser el mismo para convertirse en la persona que «cuida a otro». Pierde su perspectiva personal.

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Reflexiona sobre esto:

Los codependientes están oprimidos, deprimidos y reprimidos. Muchos de nosotros podemos decir rápidamente lo que alguien más está sintiendo, por qué una persona se siente de determinada manera, cuánto tiempo se han sentido así, y qué es lo que esa persona probablemente hará respecto a ese sentimiento.
Muchos de nosotros pasamos la vida inquietándonos por los sentimientos de los demás. Tratamos de componer los sentimientos de la gente. Tratamos de controlar los sentimientos de los demás. No queremos lastimar a la gente, no queremos irritarla, y no queremos ofenderle. Así de responsables nos sentimos por los sentimientos de los demás. Y, sin embargo, no sabemos lo que nosotros estamos sintiendo. Y si lo sabemos, no sabemos qué hacer para componernos. Muchos de nosotros hemos abandonado o nunca hemos asumido la responsabilidad por nuestro yo emocional.

Mi Reflexión: La persona codependiente está tan «entretenida», controlando y manipulando la vida de los demás por tanto tiempo, que sabe lo que piensa, siente y actúa ante cada momento de su vida. Caso contrario, se desdibuja de sus sentimientos. Le es imposible saber quien es? como piensa? como actúa el mismo? ¡Es una triste paradoja! (Alpha).

¿Actúas de esta manera? ¿Quê piensas hacer al respecto? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 1 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma que el codependiente como persona obsesiva se enfrenta a problemas en su cotidianidad que no sabe manejar. Su control falla y se desencadenan problemas difíciles de manejar.

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Reflexiona sobre esto:

Es horrible estar obsesionado con otro ser humano o con un problema. ¿Conoces alguna persona obsesionada con alguien o con algo? Esa persona no puede hablar de otra cosa, no puede pensar en otra cosa. Aunque parezca oírte cuando le hablar, sabes que no te escucha. Su mente está dando tumbos, va de aquí para allá en un interminable remolino de pensamientos compulsivos. Está preocupada. Relaciona todo lo que le dices (aunque no tenga nada que ver) con el objeto de su obsesión. Dice las mismas cosas, una y otra vez, usando las mismas palabras o cambiándolas ligeramente. Lo que tú digas no sirve de nada. Aunque le digas que pare, no sirve de nada. Probablemente lo haría si pudiera. El problema es que no puede hacerlo (en ese momento). Pues está a punto de estallar con la discordante energía de que está hecha la obsesión. Tiene un problema o una preocupación que no sólo lo molesta y lo controla.
Tal vez tú hayas estado obsesionada con alguien o con algo. Alguien dice o hace algo. Se te ocurre un pensamiento. Algo te recuerda un evento pasado. Entra un problema en tu conciencia. Algo sucede o no sucede. O percibes que algo está sucediendo, pero no estás segura de qué es. Él no te llama, y generalmente lo hace a estas horas. Él no contesta el teléfono, y debería hacerlo. Es el día de paga. En el pasado siempre se emborrachaba el día de paga. Tan sólo ha estado sobrio durante tres meses. ¿Sucederá lo mismo ahora?
Podrás no saber qué es, podrás no saber por qué es, y no estás segura de cuándo, pero sabes que algo malo –algo terrible– ha sucedido, sucede o va a suceder. Te da algo en el estómago. El sentimiento te abruma, esa ansiedad tan común en los codependientes que te hace retorcerte y estrujarte las manos. Es la que nos lleva a hacer muchos de los actos que nos lastiman; es la sustancia de la que se alimentan la preocupación y la obsesión. Es el peor de los miedos. Por lo general el miedo viene y se va, nos deja volando, listos para pelear, o sólo temporalmente asustados. Pero la ansiedad perdura. Se adhiere a la mente, paralizándola para todo excepto para sus propios propósitos, un interminable fárrago de los mismos pensamientos inútiles. Es el combustible que nos impele a incurrir en conductas controladoras de todo tipo. No podemos pensar más que en seguirle echando ojo a las cosas, en controlar el problema y hacer que se vaya; es el material del que está hecha la codependencia.
Cuando estás obsesionada, no puedes apartar tu mente de esa persona o de ese problema. No sabes lo que estás sintiendo. No sabes lo que está pensando. Ni siquiera estás segura de lo que debes hacer, pero, ¡por Dios, debes hacer algo! ¡Y pronto!

Mi Reflexión: Cuando se maneja una actitud obsesiva-compulsiva es un verdadero caos para quien lo vive. En el caso del codependiente, apegado a personas y cosas, esta actitud es una constante que aprendió desde su infancia. Toda vez que se dispara el motivo, por muy fútil que este sea, se suceden acontecimientos que van en crescendo. Ya la situación es incontrolable. Nada mas aterrador que vivir una experiencia como esta. Todo esta confuso. No tiene herramientas para controlarse. Aparece el «caos». (Alpha).

¿Te ves como una persona rescatadora compulsiva? ¿Has probado alguna herramienta para controlarte en esos casos? ¿Has pensado en ir a grupos de ayuda CoDA? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 29 de febrero

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma que el codependiente se mueve en el triángulo del drama de Karpman ejerciendo el rol de «rescatador», eso lo aprendió y aun sigue ejecutando ese rol insano.

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Reflexiona sobre esto:

Aquí la ilustración de un rescate. Un verano, una amiga me pidió que la llevara a una huerta de manzanos. Originalmente, yo quería ir, y fijamos una fecha. Pero cuando llegó esa fecha, yo estaba muy ocupada. La llamé, y en vez de decirle que no quería ir, le pedí que lo pospusiéramos. Me sentía culpable y responsable de sus sentimientos —otro rescate en camino—. No pude desilusionarla porque pensé que ella no podía ser responsable de sus sentimientos o que no podía manejarlos. No pude decirle a verdad, porque pensé que se enojaría conmigo —más responsabilidad emocional— como si el enojo de alguien me importara. Llegó el siguiente fin de semana y tuve que añadir el viaje a mi ya muy apretada agenda. Pero no quería ir. Ni siquiera necesitaba las manzanas; tenía dos cajones de mi refrigerador llenos de manzanas. Antes de estacionar mi coche frente a su casa, cambié mi papel por el de perseguidor. Me sentía tensa y resentida mientras íbamos a la huerta. Cuando llegamos y miramos las manzanas y las probamos, parecía que ninguna de las dos lo estábamos disfrutando. Después de unos cuantos minutos mi amiga me dijo: “En realidad no
quiero las manzanas. Compré unas la semana pasada. Sólo vine porque pensé que tú querías venir, y no quería herir tus sentimientos”.
Este ejemplo es tan sólo el de uno de los millares de rescates a los que he dedicado mi vida. Cuando empecé a entender este proceso, me di cuenta de que pasaba la mayor parte de mis horas de vigilia yendo de un lado a otro de este triángulo asumiendo las responsabilidades de todo y de todos además de las mías.

Mi Reflexión: Los codependientes son «rescatadores» por excelencia, en eso pasan su vida. No aprendieron a negarse a hacer aquello que no les conviene hacer. Saben que se están moviendo en el Triangulo del Drama de Karpman, pero allí se mantienen por años. ¿Como zafarse de esa conducta insana? Asumiendo la responsabilidad de si mismo. Cada quien esta capacitado para resolver sus dificultades. Dejemosle hacerlo. (Alpha).

¿Te calificas como un rescatador? ¿Que estás haciendo para salir de ese rol? Comparte aquí.

Meditación 29 de Febrero… Tú eres digno de ser amado

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reitera que como codependiente no tenemos que sentir solo desprecio y rechazado de los demás. Es válido rescatar nuestra estima personal y aceptarnos tal cual somos. Allí radica la sanación.

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Medita sobre esto:

Nos regresamos… y nos regresamos… y nos regresamos… a través de las capas de miedo, de vergüenza, de heridas y de encantamientos negativos cuando descubrimos al niño exuberante, sencillo, encantador y amoroso que había, y que aún hay, en nosotros. (Más allá de la Codependencia).

Tú eres digno de ser amado. Sí, tú.
Tan sólo porque la gente no haya estado contigo, tan sólo porque ciertas personas no hayan sido capaces de demostrarte amor de maneras que sí funcionaran, tan sólo porque las relaciones hayan fracasado o se hayan agriado, eso no significa que no seas digno de ser amado.
Has tenido lecciones que aprender. A veces, esas lecciones te han lastimado.
Deja ir el dolor.
Abre tu corazón al amor.
¡Tú eres digno de ser amado!
¡Tú eres amado!

«Hoy me diré a mí mismo que soy digno de ser amado. Esto lo seguiré haciendo hasta que lo crea».

Mi Reflexión: La persona codependiente vive apegada a cosas y personas. Su vida ha transcurrido en sentimientos de miedo, vergüenza. culpa. Solo se ha dedicado a relacionarse insanamente con los demás. No se cree digno de ser amado y ama a los otros de forma obsesiva-compulsiva, una distorsión del verdadero amor. (Alpha).

¿Te sientes rechazado y abusado por los demás? ¿Que estas haciendo ara rescatar tu autoestima? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 28 de Febrero

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea que el codependiente se acostumbró a intervenir manipulando controlando la vida de los demás, dejando de lado asumir la responsabilidad de su vida.

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Reflexiona sobre esto:

Algunos nos cansamos tanto del enorme peso —la responsabilidad total por todos los seres humanos— que podemos brincarnos los sentimientos de lástima y preocupación que acompañan a los actos de rescate y seguirnos con la ira o el enojo. Estamos enojados todo el tiempo; sentimos ira y resentimiento contra víctimas potenciales. Una persona con una necesidad o un problema provoca que sintamos la necesidad de hacer algo o nos sentiremos culpables. Después del rescate, no ocultamos nuestra hostilidad hacia este incómodo predicamento.
El cuidar como nana no ayuda, sólo provoca problemas. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales.
Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. En ocasiones estamos tan ocupados cuidando a los demás que dejamos nuestra vida entera en suspenso. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Los cuidadores aparentamos ser muy responsables, pero no lo somos; pues no asumimos el compromiso de nuestra responsabilidad más alta: nosotros mismos.

Mi Reflexión: El codependiente carga con responsabilidades ajenas. Su vida como persona apegada y obsesionada por cuidar a otros, le anula para responsabilizarse de si mismo. Esa inversión de conceptos y creencias pasa factura y llegado un momento crucial se da cuenta que ya no gobierna ni su vida ni la de los demás, allí siente la necesidad perentoria de cambiar y salir de ese atolladero emocional que vive. (Alpha).