Reflexión del Dia: 8 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que el codependiente esta llamado a asumir el control de su vida, debe soltar la necesidad de control, asumiendo una mayor responsabilidad en su recuperación.

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Reflexiona sobre esto:

Esta es una vieja lección, pero vale la pena repetirla y recordarla. No tenemos que dejar que nadie controle nuestras vidas, nuestras elecciones, nuestra alegría.
No importa cuán bien pensamos que aprendimos esa lección, a menudo reaparece. Otra persona comienza a tirar de nuestras cuerdas. Nos involucramos, nos enredamos, nos enganchamos. Nos escuchamos cantar una vieja melodía: si ella lo hiciera, si no fuera así, entonces lo sería. Nos damos cuenta de que una vez más hemos dejado de tener el control de nuestros actos. Hemos diferido nuestras vidas a los deseos, caprichos y elecciones de otro.
Pero no tenemos que permitir que otra persona controle nuestras elecciones, nuestros comportamientos o nuestras vidas.
A veces, sin importar lo mucho que ames a los demás, es hora de dejarlos ir, tiempo para dejarlos seguir su camino. Es hora de darte cuenta de que es tu responsabilidad caminar por tu cuenta.
Eres responsable de tu vida. Eres responsable de tus elecciones. No importa lo que haga la otra persona. Aún eres responsable de ti.
Cuídate, luego da un paso más. Ama, nutre, honra y respetate a ti mismo. ¡Solo tú puedes decidir qué vas a hacer!

Reflexión: El codependiente vive atado a los demás, hasta que llega un momento consciente que le ilumina dándole un giro a esa forma de vivir, allí inicia su transformación: empieza a responsabilizarse de su cuidado. Para mantenerse en ese sendero espiritual debe asumir un compromiso personal y una firme convicción de que el solo no puede hacerlo. Necesita de su Poder Superior para ir logrando su recuperación. No dejes que nadie te controle, ya deja y suelta esa errónea convicción. (Alpha).

¿Has modificado tu creencia al respecto de asumir tu autocuidado? Comenta acá tu experiencia.

Reflexión del Dia: 6 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reafirma que el codependiente puede y debe aceptar que su tarea principal es atender su recuperación, responsabilizándose de si mismo.

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Reflexiona sobre esto:

Algunos nos cansamos tanto del enorme peso —la responsabilidad total por todos los seres humanos— que podemos brincarnos los sentimientos de lástima y preocupación que acompañan a los actos de rescate y seguirnos con la ira o el enojo. Estamos enojados todo el tiempo; sentimos ira y resentimiento contra víctimas potenciales. Una persona con una necesidad o un problema provoca que sintamos la necesidad de hacer algo o nos sentiremos culpables. Después del rescate, no ocultamos nuestra hostilidad hacia este incómodo predicamento. Con frecuencia veo que esto les sucede a las personas que desempeñan profesiones de ayuda a los demás, Después de tantos años de rescatar —dando tanto y recibiendo tan poco— muchos profesionales de este tipo adoptan una actitud hostil hacia sus clientes. Pueden seguir con su trabajo y seguir “ayudando” a sus clientes, pero, según afirman algunos consejeros, abandonan por lo general su profesión sintiéndose profundamente victimados.
El cuidar como nana no ayuda, sólo provoca problemas. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales. Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. En ocasiones estamos tan ocupados cuidando a los demás que dejamos nuestra vida entera en suspenso. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Los cuidadores aparentamos ser muy responsables, pero no lo somos; pues no asumimos el compromiso de nuestra responsabilidad más alta: nosotros mismos.

Reflexión: El codependiente rescatador compulsivo maneja sentimientos diversos: ira, resentimiento, fastidio. Si bien desea ayudar a los demás, se hastía de esta situación y vive enojado, hostil, colérico. Llegó ese momento consciente que nos llama a la reflexión: debemos responsabilizarnos de nosotros mismos. Hacerlo no es fácil, pero iniciando nuestra recuperación, podemos gradualmente lograrlo. Esa liberación nos hará sentir dicha y gozo. (Alpha).

¿Has alcanzado la madurez suficiente para aceptar que debes cuidar de ti mismo? ¿Cómo sentiste ese llamado a responsabilizarte? Comparte tus experiencias al respecto.

Reflexión del Dia: 4 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que no podemos controlar a nadie. Eso le corresponde a cada persona. A nosotros mismos si podemos cambiarnos, modificando aquellas conductas negativas e insanas que hemos venido asumiendo por años.

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Reflexiona sobre esto:

El control es una ilusión. No funciona. No podemos controlar el alcoholismo. No podemos controlar las conductas compulsivas de nadie: comer en exceso, una conducta sexual exagerada, la apuesta compulsiva, ni ninguna otra de sus conductas. No podemos (y no es asunto nuestro hacerlo) controlar las emociones, la mente o las elecciones de nadie. No podemos controlar el resultado de los eventos. No podemos controlar a la vida. Algunos de nosotros apenas podemos controlamos a nosotros mismos.
A fin de cuentas las personas hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o como se están sintiendo); piensan lo que quieren pensar; hacen las cosas que creen que necesitan hacer; y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. No importa si ellos no tienen la razón y nosotros sí. No importa que se estén lastimando a sí mismos. No importa que nosotros podríamos ayudarles si tan sólo nos escucharan y cooperaran con nosotros. NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA.
No podemos cambiar a las personas. Cualquier intento de controlarlas es un engaño y una ilusión. Se resistirán a nuestros esfuerzos o redoblarán los suyos para probar que no podemos controlarlas. Podrán adaptarse temporalmente a nuestras demandas, pero cuando nos demos la vuelta regresarán a su estado natural. Y aún más, la gente nos castigara por obligarla a hacer algo que no quiere, o a ser como no quiere ser,
Ningún control será suficiente para efectuar un cambio permanente o deseable en otra persona. A veces podremos hacer cosas que aumenten la probabilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun eso podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad. Es una desgracia. A veces es difícil de aceptar, especialmente si alguien a quien amas se lastima a sí mismo o a sí misma y a ti. Pero así es. La única persona a la que puedes o podrás hacer cambiar es a ti misma. La única persona que te atañe controlar eres tú misma.

Reflexión: Los codependientes somos controladores, cuidadores y tenemos la errónea creencia que somos capaces de «cambiar a las personas». Llegó el momento de comprender que el control es una «ilusión», que solo cada quien puede modificar sus comportamientos. No perdamos más nuestro tiempo en asumir tareas que no nos corresponden. Asumamos el compromiso de «cambiarnos nosotros mismos», haciéndonos más responsables de nuestro cuidado, cambiando aquello que debemos cambiar. Eso si esta bajo nuestro control personal. (Alpha).

¿Vives una situación donde controlas a otros? Comenta tus vivencias aquí.

Meditación 4 de Noviembre… Miedos financieros

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós reafirma que podemos tener serios problemas financieros en nuestra vida, pero asi mismo confiar que nuestro Poder Superior sabrá guiarnos usar eficazmente y eficientemente nuestro dinero.

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Medita sobre esto:

Me senté en el auto, mirando el cartel en la puerta de la oficina de la estantería de alimentos: «Cerrado hasta el viernes». Era miércoles. Tuve dos hijos hambrientos y yo mismo; No tengo dinero.

Apoyé la cabeza en el volante. No pude soportarlo más.
Había sido tan fuerte, tan valiente, tan confiada durante tanto tiempo. Yo era una madre soltera con dos hijos, recientemente divorciada. Había trabajado tan valientemente para estar agradecida por lo que tenía, mientras establecía objetivos financieros y creía que merecía lo mejor.
Había aguantado tanta pobreza, tanta privación. Diariamente, trabajé el Undécimo Paso. Trabajé muy duro para orar por el conocimiento de la voluntad de Dios solo para mí y el poder para llevarla a cabo. Creía que estaba haciendo lo que tenía que hacer en mi vida. Yo no estaba jugando. Estaba haciendo mi mejor esfuerzo, trabajando duro.
Y simplemente no había suficiente dinero. La vida había sido una lucha de muchas maneras, pero la lucha financiera parecía interminable.
El dinero no lo es todo, pero se necesita dinero para resolver ciertos problemas. Estaba harto de «dejar ir» y «dejar ir» y «dejar ir». Estaba harto de «actuar como si» tenía suficiente dinero. Estaba cansada de tener que trabajar tan duro diariamente para dejar ir el dolor y el miedo de no tener suficiente. Estaba cansada de trabajar tan duro para ser feliz sin tener suficiente. En realidad, la mayor parte del tiempo estaba feliz. Había encontrado mi alma en la pobreza. Pero ahora que tenía mi alma y mi ser, también quería algo de dinero.
Mientras me sentaba en el auto tratando de recuperarme, escuché a Dios hablarme en esa voz silenciosa que susurra suavemente a nuestras almas.
«Nunca más tienes que preocuparte por el dinero. No a menos que quieras. Te dije que cuidaría de ti. Y lo haré».
Genial, pensé. Muchas gracias. Te creo. Confío en ti. Pero mire a mi alrededor. No tengo dinero. No tengo comida Y la estantería de alimentos está cerrada. Me has decepcionado
Nuevamente escuché su voz en mi alma: “No tienes que preocuparte por el dinero otra vez. No tienes que tener miedo. Prometí satisfacer todas tus necesidades».
Fui a casa, llamé a un amigo y pedí dinero prestado. Odiaba los préstamos, pero no tenía otra opción. Mi avería en el auto fue un lanzamiento, pero no resolvió nada, ese día. No había cheque en el buzón.
Pero tenía comida para el día. Y para el día siguiente. Y la siguiente semana y mes. A los seis meses, mi ingreso se duplicó. En nueve meses, se triplicó. Desde ese día, he tenido momentos difíciles, pero nunca he tenido que pasar por alto, no más de un momento en el tiempo.
Ahora, tengo suficiente. A veces sigo preocupándome por el dinero porque eso parece ser habitual. Pero ahora sé que no tengo que hacerlo, y sé que nunca lo hice.

«Dios, ayúdame a trabajar duro en lo que creo que es correcto para mí en mi vida de hoy, y confiaré en Ti por el resto. Ayúdame a dejar de lado mis miedos sobre el dinero. Ayúdame a pasar esa área a ti, Dios. Quita los bloques y barreras en mi vida al éxito financiero».

Reflexión: Los codependientes solemos usar compulsivamente nuestro dinero, dándole usos indebidos. Cuando estamos ante graves situaciones financieras nos corresponda asumir un control estricto de los gastos. Es allí que nos invade el miedo ante la escasez de lo esencial. Si asumimos con claridad que la Divinidad es nuestro máximo Proveedor, estaremos confiados. Nuestra responsabilidad es controlar los gastos y usar racionalmente las finanzas. (Alpha).

¿Controlas tus finanzas con sentido de racionalidad? ¿Confías en la divinidad para proveerte? Comenta al respecto.

Reflexión del Dia: 1 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» recalca la necesidad que tiene el codependiente de recibir y dar afecto de manera genuina. Su pasado traumático le generó una baja autoestima y se niega a disfrutar de esa realidad.

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Reflexiona sobre esto:

Podemos haber tenido una madre o un padre que nos decía “te amo”, y que luego nos abandonó o nos descuidó, dejándonos con ideas confusas acerca del amor. Y por tanto, ese patrón de conducta lo sentimos como amor, el único amor que conocimos.
Algunos de nosotros hemos estado al cuidado de personas que nos proveían en nuestras necesidades y decían amarnos, pero simultáneamente abusaban de nosotros o nos maltrataban. Esa, entonces, se convierte en nuestra idea del amor.
Algunos de nosotros podemos haber vivido en ambientes emocionales estériles, donde la gente decía amarnos, pero no demostraba sus sentimientos ni su solicitud. Esa puede haberse convertido en nuestra idea del amor.
Podemos aprender a amar a los demás o a nosotros mismos de la manera como hemos sido amados, o podemos dejar que otros nos amen de la manera como hemos sido amados, nos sintamos bien con ello o no. Ya es tiempo de dejar que se satisfagan nuestras necesidades de maneras que realmente funcionen. El amor enfermizo podrá satisfacer algunas necesidades superficiales, pero no nuestra necesidad de ser amados.
Podemos llegar a esperar congruencia en la conducta de los demás.
Podemos disminuir el impacto de las puras palabras e insistir en que estén de acuerdo las acciones con las palabras.
Podemos encontrar valor, cuando sea apropiado, para confrontar las discrepancias entre palabras y acciones, no para avergonzar, para culpar o para encontrar culpables, sino para ayudarnos a permanecer en contacto con la realidad y con nuestras necesidades.
Podemos dar y recibir amor cuando la conducta está de acuerdo con las palabras de uno. Merecemos recibir y dar lo mejor que el amor puede ofrecer.

Reflexión: El codependientes tiene el derecho de amar y ser amado sinceramente, en un ambiente sano. Venimos de familias disfuncionales, eso nos acostumbró a negarnos el dar y recibir cariño. Cuando iniciamos y transitamos la recuperación, ese panorama se va aclarando y nuestras creencias negativas cambian gradualmente hasta llegar a mejorar nuestra autoestima y aceptar que es posible ser tratado con respeto y afecto. (Alpha).

¿Fuiste creado en una familia con problemas emocionales? ¿Cómo has manejado esta situación? Comparte acá tus experiencias.

Reflexión del Dia: 27 de Octubre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera la necesidad de buscar desapegarnos de relaciones y situaciones toxicas que nos enferman y detienen nuestra recuperación.

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Reflexiona sobre esto:

Espero que puedan ser capaces de desapegarse con amor de la persona o de las personas de quienes se están desapegando. Creo que es mejor hacerlo todo con una actitud de amor. Sin embargo, por una multitud de razones, no siempre podemos hacerlo así. Si no puedes desapegarte con amor, en mi opinión es preferible desapegarse con enojo que permanecer apegados. Si nos desapegamos, estamos en una mejor posición para trabajar sobre (o a través) de nuestras resentidas emociones. Si estamos apegados, probablemente no hagamos nada más que estar siempre irritados.
¿Cuándo debemos desapegarnos? Cuando no podamos dejar de pensar, de hablar acerca de o de preocuparnos por alguien o por algo; cuando nuestras emociones estén en constante ebullición; cuando sintamos que tenemos que hacer algo acerca de alguien porque ya no podemos soportar la situación ni un minuto más; cuando estamos colgando de un hilo y sentimos que tal hebra está a punto de romperse; y cuando creemos que ya no podemos seguir viviendo con el problema con el que hemos estado tratando de vivir. ¡Es tiempo de desapegarnos!
Aprenderán a reconocer cuándo es aconsejable desapegarse. Una buena regla a seguir es esta: cuando más necesitas desapegarte es cuando esto parece ser lo más lejano o lo menos posible de hacer.

Reflexión: Para el codependiente apegado a una relación inmanejable porque el apego es ta mermando la salud física y emocional, todo esta descontrolándose, es imperioso «desapegarse». Cada persona puede hacerlo a su ritmo, solo que si esto atenta con nuestro equilibrio psicoafectivo es el momento justo y necesario. (Alpha).

¿Estás apegado afectivamente? ¿Cómo estas manejando el desapego? Comparte aquí tus vivencias.

Meditación 24 de Octubre… Enseñar a otros que ellos también pueden

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente que este en recuperación puede «prestar servicio» en CoDA, sin importar a qué nivel está de su recuperación. Esta actividad mantiene la fe y la esperanza en que hay opciones.

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Medita sobre esto:

Una buena manera de ayudarnos a nosotros mismos a creer que podemos es ayudando a otros a aprender que ellos también pueden.
Algunos de nosotros llamamos a esto «ser de servicio».
En los programas de Doce Pasos, llaman a esto «llevar el mensaje». No importa cuánto tiempo de recuperación tengamos, podemos compartir nuestra experiencia, fortaleza y esperanza con los demás. Podemos decirles cómo fuimos liberados, cómo se sintió al principio y cómo se siente ahora, para que crean que también pueden hacerlo.
Descubrí, incluso en el paracaidismo, que me ayuda a compartir mi experiencia, fortaleza y esperanza con los más avanzados del deporte que yo. Cuando les digo que está bien, que pueden hacerlo, realmente me digo que también puedo hacerlo.
A menudo, en mi vida cotidiana, las cosas que les digo a los demás que deben hacer o que pueden aprender son las mismas cosas que debo decirme a mí mismo. La repetición forma la creencia. Si le decimos a los demás, nos estamos diciendo a nosotros mismos. La creencia en ellos se hace más fuerte. La creencia en nosotros también se fortalece.
Algunas personas dicen: «Cuando el alumno esté listo, aparecerá el maestro». Eso puede ser cierto. Pero a veces, cuando aparece el alumno, es porque el maestro también está listo para aprender la lección.
A veces, ayudar a los demás es como nos ayudamos a nosotros mismos. Y, a menudo, regalarlo es cómo podemos tener algo de nosotros mismos.

«Dios, ayúdame a ser de servicio. Ayúdame a recordar el valor de servir a los demás, que los fortalece, los eleva, los bendice y también me ayuda».

Reflexión: En CoDA es valioso «prestar servicio». Esa tarea es aleccionadora en doble sentido, ayudamos a los codependientes a tener esperanzas en su recuperación y al propio tiempo nos refuerza a nosotros mismos las lecciones que hemos aprendido durante el camino de la sanación ¡Noble tarea esta de ayudar a los demás! Hagamos que mantengan viva la esperanza en ellos mismos y en nosotros también. (Alpha).

¿Prestas servicio en CoDA? ¿Cómo te has sentido cumpliendo ese servicio? Comparte aquí en los comentarios.

Reflexión del Dia: 23 de Octubre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reafirma que el codependiente tiende a cuidar-rescatar a los demás. Deja de lado su propio cuidado. Se abandona en aras de ayudar.

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Reflexiona sobre esto:

Algunos aprendimos a ser cuidadores cuando éramos niños. Quizá fuimos casi forzados a ello como resultado de vivir con un padre alcohólico o con algún otro problema familiar. Algunos podemos habernos convertido en cuidadores más tarde en la vida como resultado de estar dentro de una relación de compromiso con un alcohólico o con otra persona que se rehusara y pareciera incapaz de cuidar de sí misma. Decidimos contender —para sobrevivir— de la mejor manera que pudimos, levantándole su carretilla y asumiendo sus responsabilidades.
A muchos codependientes se les han enseñado otros modos de ser cuidadores. Tal vez alguien nos dijo estas mentiras, y nosotros las creímos: no seas egoísta, sé siempre amable y ayuda a la gente, nunca hieras a otros porque “se sienten” nunca digas que no, y no menciones tus necesidades y deseos personales porque no es de buena educación hacerlo.
Podemos haber sido enseñados para ser responsables de otras personas pero no de nosotros mismos.
A algunas mujeres se les inculcó que las buenas madres y esposas eran cuidadoras. Que se requería y esperaba de ellas que fueran cuidadoras. Que era su deber. Algunos hombres creen que los buenos padres y esposos son cuidadores, superhéroes responsables de satisfacer toda necesidad de cada miembro de la familia.

Reflexión: El codependiente tiende a asumir un rol de cuidador de manera permanente. Esa conducta aprendida muchas veces desde niño le hace mostrarse inclinado a ser responsable de los demás. Desde allí hasta su adultez pasa jugando ese papel, se olvida de cuidarse el mismo. Al hacer consciente que esto le ha generado dificultades físicas y emocionales, puede y debe asumir un papel activo es «desapegarse». Recuperarse es la clave (Alpha).

¿En este momento eres un cuidador de alguien? ¿Qué has hecho al respecto? Comenta acá.

Meditación 14 de Octubre … Controlar/Confiar

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós enfatiza en la intervención de nuestro Poder Superior en el desarrollo del plan establecido para nosotros. Debemos confiar en nosotros y que todo estará resuelto si creemos.

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Medita sobre esto:

Hubo un tiempo en mi vida en que me sentía tan llena de miedo y tan abrumada por el mero hecho de vivir que realmente quería hacer un programa para cada día de mi vida para los siguientes cinco años. Quería incluir todas las tareas que tenía por hacer, cuándo las haría, incluso cuándo programaría el descanso. Quería poner orden a lo que me parecía agobiante. Quería sentir que yo tenía el control. (Anónimo).
Controlar es una respuesta directa a nuestro miedo, pánico y sensación de impotencia. Es una respuesta directa a sentirse agobiado y a la desconfianza.
Podemos no confiar en nosotros mismos, en nuestro Poder Superior, en el Plan, en el universo o en el proceso de la vida. En vez de confiar, recurrimos al control.
Podemos aproximarnos a esta necesidad de controlar lidiando con nuestro miedo. Lidiamos con el miedo confiando, en nosotros mismos, en nuestro Poder Superior, en el amor y el apoyo del universo, del plan y de este proceso que llamamos vida y recuperación.
Podemos confiar en que cuando las cosas no salen como queremos, Dios ha planeado algo mejor.
Podemos confiar en que llegaremos a donde necesitemos ir, que diremos lo que necesitemos decir, que haremos lo que necesitemos hacer, que seremos lo que necesitemos ser y que nos Convertiremos en todo lo que nos podemos convertir, cuando tengamos la intención de hacerlo, cuando estemos listos y cuando llegue el momento adecuado para hacerlo.
>Podemos confiar en que nuestro Poder Superior y el Universo nos darán toda la dirección que necesitemos confiar. Podemos confiar en nosotros mismos en que escucharemos y responderemos de acuerdo con ello.
Podemos confiar en que todo lo que necesitemos en esta jornada vendrá a nosotros.
No obtendremos hoy todo todo lo que necesitemos para la jornada entera. Hoy recibiremos la provisión para hoy, y la provisión de mañana, mañana. Nunca se tuvo la intención de que lleváramos las provisiones para la jornada entera. El peso seria excesivo y se tenía la intención de que el camino fuera ligero.
Confía en ti mismo. No tenemos que planear, controlar y programar todas las cosas. El programa y el plan han sido escritos. Lo único que necesitamos es presentarnos.
El camino se volverá claro y seremos provistos amplia y claramente, un día a la vez.
Confía, amigo mío, en el día de hoy.

«Hoy confiaré en que recibiré todo lo que necesite para hoy. Confiaré en que ocurrirá lo mismo mañana».

Reflexión: Los codependientes estamos acostumbrados a planificar, organizar rigurosamente todo nuestras actividades. Debemos aprender que durante la recuperación nos toca «Confiar en que nuestro Poder Superior» va a proveernos día a día de aquello que realmente necesitemos. No se nos dará todo de una vez, sino cada día por vez. Si mantenemos la confianza en nosotros mismos y aceptamos que el pan divino esta escrito para cada uno, todo transitara en calma, serenidad y paz interior (Alpha).

¿Trabajas en tu recuperación aceptando que tus provisiones están garantizadas si confías en la Divinidad? Comparte tus vivencias acá.

Reflexión del Dia: 10 de Octubre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que no hay que avergonzarse de ser un codependiente. Podemos sanar, si nos proponemos hacerlo. Debemos tomar una decisión y ejecutarla.

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Reflexiona sobre esto:

¡No hay necesidad de sentir vergüenza de ser (y quedarse) Codependiente!
No hay que avergonzarse de haber pasado por el proceso de permitir que la codependencia (de una manera negativa) impacte nuestras vidas, y luego aprender a dejar de tratar de hacer lo imposible (controlar a los demás) y empezar a centrarse en lo posible: Nosotros mismos. Conscientemente y de una manera que toma en consideración a otros y a nosotros mismos al tomar decisiones.
Sentirse avergonzado acerca de las diferentes etapas de la vida que experimentamos en el camino a convertirse en lo que somos ahora no es diferente de encogerse cuando vemos fotos de cómo usamos nuestro cabello hace 25 años. Podemos sentirnos así; pero no es necesario. Estábamos haciendo lo que pensamos mejor en ese momento.
No estábamos locos, ni siquiera a la altura de nuestra obsesión y control. Estábamos codependiente de factores no saludables en nuestras decisiones y comportamientos.
Para muchos millones de nosotros, esa revelación fue y sigue siendo un gran alivio. Nos ponemos libres para vivir nuestras vidas de una manera que fue y sigue siendo en nuestro mejor interés.
¡No hay vergüenza en eso!

Reflexión: No sintamos vergüenza de ser codependientes. Cuando nos movemos en el sendero espiritual de la recuperación, pasamos por etapas que van quitando el dolor y sufrimiento para dar paso a la «serenidad y paz interior». Todo es valido, nada debe avergonzarnos. Por el contrario hemos recorrido mucho terreno para llegar al lugar que estamos ahora. (Alpha).

¿Antes de iniciar la recuperación te sentías avergonzado? ¿Cómo te percibes actualmente con respecto a tu codependencia? Comparte tus experiencias acá.