Reflexión del Dia: 20 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
HACER REPARACIONES A AQUELLOS A QUIENES HEMOS DAÑADO
Es el momento de sacar la lista de aquellos a quienes hemos dañado con nuestros comportamientos. Ahora nos acercamos a algunas reparaciones directas. Estamos alistándonos a decir, «Esto es lo que hice, y lo siento», en palabra y obra. Estas son las personas a quienes hicimos algo inadecuado, las personas con quienes debemos cuidarnos porque los hemos dañado.
Quizá mentimos, manipulamos, usamos, abusamos de, controlamos, o expresamos nuestro enojo inadecuadamente a estas personas. En alguna forma, estas personas sufrieron por nuestros comportamientos codependientes, y ahora estamos tratando de corregir las cosas. Estamos encaminados a liberarnos de la culpa, responsabilizándonos por nosotros mismos, dejando de ser víctimas, y reparando estas relaciones.
Como dijimos antes, nuestros hijos y aquellos más cercanos a nosotros son, con frecuencia, los primeros en la lista.
Las personas a nuestro alrededor sufrieron más porque nosotros estábamos sufriendo. A veces nuestros jefes, empleados, o compañeros de trabajo están en esta lista,. A veces debemos dinero a las personas. A veces debemos una disculpa a alguien en nuestro pasado: quizá un ex-novio o ex-novia, un ex-cónyuge, hasta un ex-familiar político.
A veces amistades y vecinos están en esta lista.

Nos alistamos a dirigirnos a esta persona, y sin defender nuestros comportamientos ni a nosotros mismos, pedimos disculpas o hacemos las restituciones apropiadas, excepto cuando hacer esto causaría más daño a otras personas. Queremos ser honestos; queremos cuidarnos con otros; pero no queremos crear un mayor lío del que pretendemos resolver.
Algunas veces reparar requiere de contacto directo con la persona. Decimos lo que nosotros hicimos y luego pedimos disculpas por nuestra conducta. No hablamos de lo que la otra persona hizo. No justificamos ni racionalizamos lo hecho. Si necesitamos explicar brevemente, podemos hacerlo. Entre menos digamos, mejor. Las palabras más importantes son «Esto es lo que hice, y lo siento».
Por ejemplo: «Hice locuras tratando de controlarte o controlar tu adicción. Lo siento».
«Estaba enojado contigo, y en vez de manejarlo en forma directa, he estado echándote puyas y tratándote injustamente. Lo siento».

A veces nuestras reparaciones son con personas con quienes no deseamos mantener una relación. Este puede ser el caso de un ex-jefe o ex-cónyuge. Sencillamente queremos «barrer nuestro lado de la calle».
Algunas de estas reparaciones son inmediatas, pueden y deben hacerse ahora mismo.
A veces las reparaciones son para hacerse a «futuro». Por muchas razones, puede ser mejor dejar pasar un tiempo antes de abordar una persona. Tal vez los sentimientos están muy álgidos; quizá no estamos muy claros acerca de cuál fue exactamente nuestra parte; quizá no estamos plenamente listos. Por la razón que sea, no es el momento. Entonces esperamos, pero tenemos en mente una fecha límite razonable.
Con frecuencia, durante el proceso dehacer reparaciones, pido la guía de Dios. Me dispongo. Sé que necesito cuidarme con alguien. Luego pido a Dios que me ayude. A veces me late esperar un tiempo, soltar ese incidente particular. A veces, al poco tiempo de pedir guía para hacer una reparación particular, o me hago consciente de que es el momento de actuar o me encuentro con la persona. La oportunidad se presenta, y se siente bien. Eso no significa que no me da miedo.
Cada vez que me preparo para hacer una reparación, siento mariposas en el estómago. Me asusta buscar a la gente, admitir que cometí un error, y decir que lo siento.
Pero cada vez que lo hago, me siento bien. Uno de los sentimientos más embriagantes que he descubierto en la recuperación es el que viene de ser honesta con la gente, sin importar cuánto miedo tengo, y luego pedir disculpas cuando es apropiado
.
A veces decir «Lo siento» no es suficiente. Necesitamos hacer una restitución, cambiando la forma en que nos comportamos con alguien. Por supuesto, no podemos ni necesitamos prometer perfección, pero un sincero deseo de comportarnos en forma diferente ayuda. Quizá decidamos que necesitamos cambiar nuestro comportamiento con los hijos, un cónyuge, un ser amado, o una amistad.
Cuando comencé en la recuperación de la codependencia, mi capacidad de nutrir a mis hijos era muy pobre; mi habilidad de poner y mantener límites era aún más pobre. Me disculpé con ellos por no ser una madre adecuada. Pero hacía falta más. Necesitaban una madre capaz de poner límites consistentes y confiables,límites en los que podían confiar.
El propósito de las reparaciones es asumir la responsabilidad por nuestro propio comportamiento, enderezar cualquier lío que hemos causado, y sentirnos bien acerca de nuestra conducta dentro de las relaciones.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 20 de Enero… Nuevos comienzos



Los resentimientos son los bloques que nos impiden amarnos a nosotros mismos y a los demás. Los resentimientos no castigan a la otra persona, nos castigan a nosotros mismos. Se vuelven barreras que no nos dejan sentirnos bien y disfrutar de la vida. Nos impiden estar en armonía con el mundo. Los resentimientos son trozos de ira endurecidos, que sólo se desbaratan y se disuelven con el perdón y el olvido.
Deja ir los resentimientos no significa que le permitamos a la otra persona hacer lo que quiera. Significa aceptar lo que ocurrió en el pasado y fijar límites para el futuro ¡Podemos dejar ir los resentimientos y, aun así, tener límites!
Tratamos de ver la parte buena de la persona, o el bien que por fin se derivó de algún incidente que nos causó resentimiento. Tratamos de ver nuestra parte en ello.
Luego, nos olvidamos del incidente.
Es de gran ayuda rezar por quienes nos sentimos resentidos. Pedirle a Dios que tome nuestros resentimientos también ayuda.
Qué mejor manera de empezar un año nuevo que borrando el pizarrón del pasado y empezarlo libres de resentimientos.
«Poder Superior, ayúdame a estar listo para despojarme de mis resentimientos. Trae a la superficie cualquier resentimiento oculto que me este bloqueando. Enséñame que debo hacer para cuidar de mi mismo y dejar ir mis resentimientos, y luego, ayúdame a hacerlo».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Reflexión del Dia: 18 de Enero



REPARAMOS DIRECTAMENTE A CUANTOS NOS FUE POSIBLE EL DAÑO CAUSADO, EXCEPTO CUANDO EL HACERLO IMPLICABA PERJUICIO PARA ELLOS O PARA OTROS (Noveno Paso de CoDA).
SACAR LAS LISTAS
Este Paso nos lleva a dar un salto mayor en cuanto a establecer límites (la diferencia entre nosotros y otra persona, entre nuestro comportamiento y él de otro.) También nos sitúa en lo que será una nueva forma de vida: permitir a otras personas tener su propio camino y problemas y aprender a vivir con los nuestros. En este Paso, aprendemos a poseer nuestros propio poder para asumir la responsabilidad de nosotros mismos y de nuestra conducta dentro de las relaciones.
Un beneficio agregado de este Paso es que ahora podemos sentirnos bien acerca de nuestro comportamiento en las relaciones y podemos liberarnos de comportamientos que nos incomodan.

Si has hecho tu trabajo en los otros Pasos, tienes una lista de personas. Si has hecho el trabajo sugerido en el Octavo Paso, tienes tres listas: personas que te han dañado, personas a quienes has dañado, y la persona que quizá dañaste más: tú mismo.
Quizá no tengas una lista escrita, pero si has estado en relaciones con personas, tienes una lista.
Cualquier relación, pasado o presente, que no te hace sentir bien; cualquier persona, tú mismo incluído, acerca de quién tienes sentimientos problemáticos, no resueltos; cualquier relación que produce discordia en tu mente o corazón; todos están en esta lista. Estas son las relaciones que bloquean tu corazón y tu capacidad de amar.
La negación no se vale aquí. Si padeces angustia o tienes problemas no resueltos, aunque niegues los sentimientos, están en la lista. Miremos ahora lo que podemos hacer para destrozar las listas.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 18 de Enero… Tener el tiempo de tu vida



Haz que cada momento cuente.
La primera vez que escuché las palabras, estaba sentada en el cine con Shane. Tenía once años en ese momento. Había solo unas pocas personas en el teatro; Nos habíamos escapado para ver un espectáculo juntos. Era una de nuestras actividades favoritas de madre e hijo, especialmente los domingos por la noche.
Hasta aproximadamente un año antes, había estado muy orientado hacia los objetivos. Siempre estaba mirando hacia el futuro, avanzando hacia el siguiente nivel en mi vida. Primero fue salir de la pobreza, luego luchar para ir más allá de ser una madre soltera empobrecida. Entonces comencé a trabajar hacia el siguiente nivel de éxito en mi carrera. Siempre intentaba mejorar el mundo y la vida de mis hijos.
Cuando me senté en el teatro mirando fijamente la pantalla, tuve un destello de mi propia mortalidad, al menos pensé que era mía. No estaré aquí para siempre, pensé. Algún día, esta vez en mi vida habrá pasado. Solo será un recuerdo.
Shane puso sus pies en el respaldo del asiento frente a nosotros. Comencé a molestarlo por esto, luego cambié de opinión. No había nadie sentado allí. No era un gran problema; No necesitaba preocuparme por algo tan poco importante.
Haz que cada momento cuente , fueron las palabras que escuché en mi corazón.
Es tan fácil engancharse en el ajetreo de la vida. Es fácil concentrarse en el destino y decirnos que seremos felices cuando lleguemos allí y olvidemos ser felices y apreciar la belleza de cada momento del viaje. Muy a menudo, ni siquiera sabemos que estamos viviendo la mejor y más bella parte de nuestras vidas en este momento.
Me preocupé mucho como madre soltera con problemas, tratando de escribir artículos para la Gaceta por 25 US$ por artículo. ¿Cómo voy a llegar a fin de mes? ¿Estoy escribiendo lo suficientemente bien? Caray, no tengo tiempo hasta la fecha. ¿Estoy siendo una madre lo suficientemente buena? Dios, hay mucho que hacer criando a estos niños. En retrospectiva, fue uno de los mejores momentos de mi vida.
No importa qué emociones estés sintiendo, no importa la naturaleza de tus problemas, este momento es el mejor momento de tu vida.

Deja de esperar para ganar la lotería. O tal vez, no dejes de esperar. Compra tu entrada. Luego guárdalo y olvídalo. Se feliz ahora. No esperes hasta más tarde cuando mires hacia atrás en este momento de tu vida.
Di lo dulce que es ahora. Haz que cada momento cuente.
«Dios, enséñame a ser feliz ahora».

(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).

Reflexión del Dia: 17 de Enero



HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
VICTIMAS, NUNCA MÁS
Cuando comencé mi recuperación de la codependencia, sólo podía ver los daños y males que otros me habían hecho. Estaba tan dolida. Había perdido tanto.
Me sentía tan víctima.
Ver mi parte en las relaciones, aun los aspectos más dolorosos de mí misma que necesitaba trabajar, estaba más allá de mis posibilidades. Pensar en disculparme con alguien era imposible.
Se sentía como disculparme con otros porque me habían lastimado. Lo bueno es que no necesité hacer mis reparaciones en ese momento. No estaba lista. Necesitaba mirar mi dolor, mi tristeza, y algunos comportamientos básicos de recuperación que podía practicar para detener mi dolor.
Necesitaba cuidar mis heridas y hasta consentirme con un poco de lástima por mí misma; este era parte de mi proceso de dejar de ser víctima de otros, de sus adicciones, y de sus problemas.
Llegó un momento, y tardó en llegar, cuando estaba lista para comenzar el proceso de mirar hacia adentro. Llegó el momento de disponerme a encarar y aceptar mi parte en las relaciones.

Vi cómo tenía un papel aún en la relación más dolorosa que había tenido. Cuando dejé de quejarme tan largo y tendido del comportamiento ajeno, comencé a verlos como espejos de quién era yo. Y la verdad era que cuando ya no necesitaba alguna relación en particular, la terminaba. No me tenían cautiva. Yo era, todo el tiempo, responsable de mí misma.
Mis relaciones reflejaban mis problemas no resueltos y mis miedos. Mis relaciones reflejaban mis creencias acerca de lo que merecía del amor, y de lo que estaba dispuesta a tolerar.
Cuando miré de cerca a aquellos a quienes había acusado de no querer intimar conmigo, comencé a ver mis propias trabas a la intimidad: mi falta de disposición de ser emocionalmente honesta y vulnerable. Vi mi incapacidad para sostener la cercanía o de permitir a alguien entrar en mi corazón por más de un momento.
Aquellos de quienes me había quejado porque «dependían demasiado de mí» eran los mismos de los que yo dependía demasiado.
Cuando revisé a aquellos que me enfurecían porque me trataban de controlar o interferían demasiado en mis asuntos, vi que les respondía con la misma moneda: una falta de disposición de aceptarlos como eran y dejarlos ser.
Vi que había necesitado y atraído todas las relaciones en mi vida por uno u otro propósito de crecimiento. Si no aprendía la lección, si no encaraba y trabajaba lo que estaba dentro de mí, me encontraba en una circunstancia similar, repitiendo lo anterior. Cuando me dispuse a enfrentar mi parte, admitir mi participación, admitir mi papel, y hacer reparaciones por mi parte, había ganado la mitad de la batalla. Quizá la victoria ya era mía.
Existe un lugar callado y honesto donde nos lleva este Paso, un lugar para bajar las defensas y el orgullo, un lugar donde podemos soltar la victimización. Nos disponemos a barrer nuestro lado de la calle, en paz y honestidad.
Da este Paso lo más pronto posible después de hacer tu lista. Dalo cuando entran la amargura, el resentimiento, la victimización, y el miedo. Dalo cuando buscas y deseas la paz y la curación dentro de ti mismo y con otros. No tenemos que dar este Paso demasiado pronto. No tenemos que darlo hasta que estemos listos. Pero, cuando es hora, no queremos posponerlo.
Este Paso nos da permiso de dejar de pelear con otros y con nosotros mismos. Podemos aprender de nosotros mismos, y despuéscrecer y progresar de ahí. Podemos amar, perdonar, y ser perdonados, y aceptar todo lo que ha sucedido.
¡Muchos de nosotros cargamos los restos de relaciones que terminaron hace ya décadas! No nos hemos reconciliado y hecho las paces con el pasado. Hacer una lista y disponernos (tres listas, de ser necesario), es como nos liberamos.
No sólo se abrirán nuestros corazones más, sino también nuestros ojos. Aprenderemos lo que necesitamos aprender acerca de nosotros mismos. Estaremos libres para soltar nuestros pasados y caminar hacia un futuro mejor.

Algunos dicen que el pasado no puede cambiarse. Este Paso prueba lo contrario. Este Paso puede hacer de nuestros pasados una parte necesaria, aceptable, y sin arrepentimientos de nuestra vida.
Muchas personas en recuperación no han hecho una lista formal. Pero si nos quedamos suficiente tiempo, tendremos una lista. Los nombres vendrán, llegarán a nuestras mentes y corazones.
Nuestros asuntos no resueltos se aclararán.
Nos daremos cuenta de las personas y las relaciones que necesitamos trabajar. Puede ser un ex marido, un padre o madre, una vieja amistad. Puede ser un pariente. Pero vendrán, mentalmente, o en realidad, su presencia física. La oportunidad para disponernos se presentará.
La oportunidad de sanar vendrá.
Asimismo será con nuestras ideas acerca de los daños que nos hemos causado a nosotros mismos. Paulatinamente, estos asuntos se presentarán. Veremos cómo nos hemos descuidado y lastimado. La vida nos preguntará si estamos dispuestos a cambiar la manera en que nos tratamos y respondemos a nosotros mismos.
De eso se trata la recuperación.
No te preocupes de hacer este Paso suficientemente bien. No lo uses para sentirte culpable. Usa la lista que tienes en tu corazón o por escrito. Luego, ábrete a la disposición.
Pide ser mostrado quién debe estar en tu lista. Pide la visión de los daños que has hecho a ti mismo y a otros. Pide ayuda para ponerte dispuesto.
El perdón, las relaciones sanas, y la paz comienzan dentro de nosotros mismos. Comienzan con este Paso.
Todo lo que nos pide este Paso es hacer una lista, luego disponernos a cuidar honestamente de nosotros mismos y de nuestros comportamientos con las personas. Sin importar el papel que juega el otro, nosotros ya estamos libres para identificar, poseer, y asumir la responsabilidad por nosotros mismos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 16 de Enero



HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
ESTUVIMOS DISPUESTOS
¿Qué significa que «estuvimos dispuestos a reparar el daño que les causamos?» Este Paso requiere un cambio de actitud. Nos pide que soltemos las defensas, los mecanismos de protección y comencemos a buscar la paz y la curación en todas nuestras relaciones.
No quiere decir que regresemos a relaciones o sistemas disfuncionales. No significa que dejemos de cuidar de nosotros mismos, ni siquiera cuando otros afirman que ese cuidado los ha dañado.
Significa que buscamos nuestras indiscreciones hacia nosotros mismos y otros. Quiere decir que nos disponemos a buscar la paz y la reparación en todas nuestras relaciones, pasadas y presentes.

Me era fácil justificarme en mi hostilidad y resentimiento hacia las personas. Tenía una larga lista de todos aquellos que me habían dañado. Estaban las relaciones con adictos y alcohólicos donde habían abusado de mí. Estaban las personas importantes y cuidadores de mi pasado que sentía que me habían dañado. Inclusive, había miembros de mi familia quienes yo sentía que me habían dañado o desilusionado.
Estaría plenamente justificada, pensaba, si me retirara a una cueva, me convirtiera en reclusa, y jamás volviera a hablar con ninguno de ellos.
Estar así, por justificado que sea, no es agradable. No es una situación de sentirme conectada conmigo misma o con otros. Es un lugar construido y decorado con miedo.
Este programa me ofreció una manera mejor. Nos ofrece una manera mejor. Esa manera es con un corazón abierto, una conexión con las personas, con nosotros mismos, y con nuestro Poder Superior; y un sanación en nuestras relaciones, pasadas y presentes.
Comienza con la disposición, una disposición que sólo puede iniciarse dentro de nosotros. Es una disposición a estar en paz con las personas en nuestra vida, incluyéndonos a nosotros mismos; libres de culpa, miedo, resentimiento, y malos sentimientos debido a lo que ha transcurrido en nuestro pasado.

Nuestros pasados no han sido un error. Todo lo que ha sucedido no ha sido incidental o accidental. Algunos opinan que hemos participado en escoger nuestros destinos; otros dicen que nuestros destinos y todas las personas e incidentes involucrados nos fueron marcados desde el momento en que nacimos. Como sea, se entiende lo mismo: no hay accidentes, no hay errores.
Todo lo que ha pasado por nuestra vida fue diseñado para prepararnos a ser las personas que somos y a ayudarnos a aprender las lecciones que vinimos a aprender. Cada relación tiene un propósito y nos deja un regalo, aún las más dolorosas. Entre más tiempo me dedico a mi recuperación y entre menos me veo como víctima, más receptiva me vuelvo a estos regalos.
A veces, un regalo es demostrarme qué áreas de mí misma no he abordado. Algunas relaciones suceden en mi vida para hacerme fuerte, enseñarme como poseer mi propio poder, y demostrarme cómo poner límites. Algunas me han llegado para traerme sanación. Algunas me han llegado para traer e inspirar regalos de creatividad, espontaneidad, cariño, feminidad, y apoyo, o para ayudarme acreer que merezco lo mejor que la vida y el amor tienen que ofrecer.
Algunas han llegado para demostrarme lo que no quiero. Algunas son para demostrarme lo que sí quiero.
Nuestras relaciones, dicen muchos, son un espejo de nuestros problemas y metas, un reflejo de nosotros mismos. Cada una trae un regalo. Soltar el resentimiento y la amargura es la llave que abre la puerta a ese regalo.
Podemos agradecer cada regalo.
Existe un lugar en nuestros corazones que nos pondrá en el buen camino en relación con otros y con nosotros mismos. Ese lugar es la disposición de reparar, la disposición de lograr la sanación en nuestras relaciones con las personas, y la disposición de encontrar el regalo.
Cuando lleguemos a ese lugar, cuando la idea de disposición entra a nuestras mentes, aún antes de que llegue a nuestros corazones, ya está comenzando a suceder. Estamos comenzando a abrirnos a la reparación, sanación, y amor disponible para nosotros en nuestras relaciones.
Estamos dispuestos a comenzar a amarnos a nosotros mismos, y a otros, incondicionalmente.

Esta actitud no significa que nos quedemos en relaciones que han llegado a su término. No significa que debamos regresar a relaciones que nos hacen daño. No significa que nos rendimos
ante cualquier trato de cualquier persona que nos hace daño. Si alguien nos trató mal, nuestra lección de esa relación fue aprender a poseer nuestro propio poder y encontrar nuestra liberación.
Lo que hacemos en la recuperación es lo que una mujer, Beth, llama «realinearme con mis relaciones». Pero para comenzar ese realineamiento, para encontrar el lugar de paz con uno mismo y con otros, necesitamos estar dispuestos.
Llegar a estar dispuestos no quiere decir que negamos lo que sucede o ha sucedido. No significa que renunciemos a nosotros mismos o entreguemos nuestro poder a otros. Significa que nos alistamos a abrir nuestro corazón a las personas, a pesar de lo que ha sucedido. Nos disponemos a acercarnos a otros con amor y a cuidar de nosotros mismos con ellos.
Nos disponemos a amar y cuidar de nosotros mismos.
Este Paso nos pide un cambio de corazón, de manera que nuestros corazones puedan sanar y abrirse al amor. No teman la reparación. Por ahora, no piensen en la reparación. Contemplen la disposición, una disposición de hacer lo que nos mande nuestro Poder Superior, una disposición de cuidar de nosotros mismos con los demás.
No se nos pedirá ni requerirá hacer nada arriesgado o inapropiado. Sólo nos disponemos a hacer reparaciones apropiadas, a asumir la responsabilidad por nuestros comportamientos inapropiados con otros y con nosotros mismos.
¿Cómo podemos aprender a amar hasta que estemos dispuestos a asumir la responsabilidad por nuestra parte?
La curación comienza dentro de nosotros. Comienza con un pensamiento, una visión, un sentimiento de buena voluntad. Una gran cadena de curación y amor se inicia cuando tomamos la decisión de cuidar de nosotros mismos ante los demás y de llegar a un lugar de paz en nuestras relaciones. Nos extraemos del control y la influencia de otros y sus adicciones; nos alineamos con la recuperación, nosotros mismos, y nuestro Poder Superior.
Estamos comenzando a conocer nuevas formas de nuestro poder, formas que no conocíamos antes. Nos estamos saliendo de la ansiedad, vergüenza, y culpa, y entrando a la paz.

Hemos dejado de preocuparnos por otros. Nos hemos arriesgado a mirar hacia adentro. Ahora, se nos pide que tomemos un riesgo aún mayor: aquel de callada pero claramente aceptar la responsabilidad por nosotros mismos y nuestros comportamientos.
Este Paso, y el siguiente, sana nuestras relaciones con nosotros mismos y con otros.
Estamos en el camino a aprender a poseer nuestro propio poder en cualquier circunstancia y cualquier situación. Estamos aprendiendo cómo dejar de permitir que otros nos victimicen y dejar de victimizarnos a nosotros mismos. Estamos renunciando al papel de víctima.
Somos parte de una nueva conciencia. Es este trabajo de recuperación que cada uno hacemos lo que detendrá la cadena de victimización y abuso, no sólo en nuestra vida sino en los que nos rodean. Muchos de nosotros hemos querido cambiar el mundo. Bien, lo estamos haciendo, en forma sencilla y callada, por medio de hacer nuestro propio trabajo y buscar nuestra propia curación.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 15 de Enero



HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
HACER LA LISTA
Este es el Paso donde nos olvidamos de lo que hizo o no hizo otro y nos aplicamos a asumir la responsabilidad de nuestros propios comportamientos. ¿A quién manipulamos? ¿Mentimos?
Lo más importante en este Paso es: ¿Hacia quién no sentimos tranquilos en nuestro corazón? ¿En qué relaciones existe discordia o falta de armonía? ¿Qué relaciones necesitan paz y amor y buenos sentimientos, sea o no que queramos volver a relacionarnos con esas personas de nuevo?
¿En qué relaciones necesitamos poder levantar nuestras cabezas, y abrir nuestros corazones para que se llenen de amor, aunque ese amor se dé a distancia y con desapego?
Ahora nos acercamos a la tercera lista. Es tan importante como las otras dos que hemos elaborado; quizá ésta es la más importante. Durante años, he escuchado esta idea pregonada en los círculos de recuperación, pero necesitamos meterle acción, en especial en relación a la recuperación de la codependencia. El nombre que va en la tercera lista es el nuestro.
Generalmente, nosotros mismos somos los más dañados por nuestra codependencia. Nosotros mismos somos la persona con quien más necesitamos hacer reparaciones. Al reprimir nuestros sentimientos y pensamientos, descuidar de nosotros mismos, criticarnos, avergonzarnos, negar la realidad, tener tanto miedo, someternos, restringirnos, creernos todas las falsedades que se han dicho de nosotros, siendo demasiado duros, demasiado críticos, o demasiado exigentes, sin duda nos hemos dañado.

Privarnos o negar nuestras necesidades está mal. No confiar en, ni escucharnos a nosotros mismos está mal. No amarnos a nosotros mismos está mal.
Permitirnos escuchar mentiras y ser engañados al punto de ya no oír ni hacer caso a nuestros instintos está mal. Creer que estamos locos o somos malvados por sobrevivir está mal. Tenernos como responsables por los asuntos o comportamientos inadecuados ajenos está mal.
Dejar que abusen de nosotros o nos maltraten está mal, no obstante el grado del abuso. No está bien que nos dejemos hablar o tocar en forma inapropiada.
Sencillamente no está bien permitir que nos victimen.
Descuidarnos está mal. Ignorar lo que deseamos y necesitamos, a veces al grado de que nuestras mentes, cuerpos y almas se rebelan y enferman, está mal.
Descuidar o minimizar nuestros talentos y dones está mal.
Avergonzarnos de nosotros mismos está mal.
Albergar coraje o resentimiento hacia nosotros mismos es devastador. Podemos pasar toda una vida castigándonos y permitiendo que otros nos dañen, también. Estoy aprendiendo que estaba tan enojada conmigo misma como con otros. Durante años, negué ambos enojos.

Cada comportamiento que apuntamos como codependiente es, en realidad, un daño hecho a nosotros mismos. A veces, incluye un daño hecho a otro también. Necesitamos ser absolutamente honestos respecto a ambos. Hasta que hagamos esto, no tendremos el mapa para el resto de nuestra recuperación.
En muchas relaciones que nos incomodan, no es cómo tratamos a otros lo que hace que su nombre sea apuntado en nuestra lista, sino como nos tratamos a nosotros mismos o permitimos que se nos trate. Permitir a otros tratarnos mal lleva, inevitablemente, a resentimientos hacia la otra persona. Necesitamos trabajar con estos resentimientos, pero también necesitamos estar dispuestos a hacer reparaciones a nosotros mismos por no tratarnos con el respeto que nos
merecemos.
Escuchen, amigos. No nutrirnos, no escucharnos, no cuidar amorosamente del maravilloso niño que tenemos adentro, está mal. Ese niño, a menos que lo hayamos abandonado totalmente y eso está mal, estará con nosotros toda la vida. No escuchar y responder en una forma amorosa a ese niño interno está mal.
Bastante malo es que muchos de nosotros recibimos abuso y abandono como niños. Para algunos, ese abuso surgió de crecer en un hogar alcohólico; otros fueron víctimas de abuso físico, sexual, o emocional. Pero una vez que entendamos, una vez que seamos llevados a la luz, no podemos racionalizar ni solapar la idea de que muchos de nosotros continuamos abandonándonos y abusando de nosotros mismos y del niño interno.
Este es el Paso donde enfrentamos esa idea. Este es el Paso donde hacemos una lista de todas las personas a quienes hemos dañado. Hasta que nuestro nombre sea escrito, en tinta, en esa lista, nuestras listas y nuestra recuperación estarán incompletas.
Esta es una tarea agotadora. Pero es un buen canal para nuestra energía si queremos lograr la curación. No permitas que te agobie. Si leer hasta aquí se siente sobrecogedor, déjalo hasta tranquilizarte. Si hacer una lista te agobia, déjalo hasta tranquilizarte.
Puede ayudar trabajar este Paso en pequeñas partes. De cualquier manera, la culpa y la ansiedad son nuestros puntos débiles. Deja que tu lista sea un proyecto en proceso, elaborándola a medida que nombres e incidentes lleguen a tu conciencia. Trabájala un poco cada día. Luego, inmediatamente después dedícate a algo tranquilo y relajante. Lee un libro de meditación. Llama a un amigo. Haz algo que te levante el ánimo.
Cuidado: No existe razón alguna de sentirse culpable y disponerse a reparar algo que se hizo para cuidar de nosotros mismos. Decir que no, poner un límite, no permitir que nos usen o abusen de nosotros, decir cómo sentimos, cuidar de nosotros mismos, y comenzar o continuar con un proceso de recuperación no son daños que hemos hecho. Con frecuencia, sentimos culpa por estos comportamientos porque es parte de cambiar y porque estamos rompiendo antiguos roles disfuncionales que nos mandan no hacer eso. No tenemos que pedir disculpas por cuidar apropiadamente de nosotros mismos.
Busquemos discernimiento y sabiduría al hacer nuestra lista. Si nos sentimos confundidos, hablamos con Dios, un padrino, o alguien con mayor conocimiento de la recuperación.
Tampoco tenemos que disculparnos con otros por no dejar que nos controlen o por comenzar a vivir nuestra propia vida.
No te preocupes por la perfección. Conforme te acercas a este Paso y completas esta parte, pide guía y ayuda. Pide que se te muestre todos los nombres que deben entrar en la lista. Si tu lista es corta, está bien. Así debe ser. Si tu lista es larga, eso también está bien.
Podemos abrirnos a una comprensión honesta de las personas que necesitan estar en nuestra lista. Podemos pedir a Dios que ilumine nuestra mente y nuestro corazón con los nombres de las personas para nuestra lista. Pidamos soltar nuestras defensas, orgullo, culpa inmerecida, vergüenza, y ansiedad mientras cumplimos esta tarea.
La meta de este Paso es ser honestos con nosotros mismos, no demasiado estrictos con nosotros mismos. Para muchos de nosotros, ser demasiado exigentes, demasiado críticos con nosotros mismos es un problema que asociamos con la codependencia. Con frecuencia, hacer esta lista puede ser un alivio. Después de pensar mucho y dar este Paso, muchos de nosotros encontramos que gran parte de nuestra culpa ha sido inmerecida. Con frecuencia, descubrimos unos cuantos comportamientos con los que no nos sentimos muy bien. A veces, más. Pero este Paso es para ayudarnos. Nos ayuda a clarificar exactamente qué hemos hecho y qué no, y nos encamina a cuidar de nosotros mismos. El propósito de este Paso no es hacernos sentir culpables. Es descubrir cualquier culpa que ya estamos sintiendo o de la que estamos huyendo, y luego eliminarla.

El propósito de este Paso es restaurarnos a tener relaciones correctas, con nosotros mismos y con otras personas. Para cuando completamos esta porción del Paso, quizá tengamos tres listas: personas que nos han dañado; personas a quienes hemos dañado; y la lista con nuestro propio nombre. Ahora es el momento de dejar nuestro lápiz o pluma y hacer el trabajo espiritual que requiere este Paso: lograr la disposición de hacer reparaciones.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 15 de Enero… Mantenerse abierto a nuestros sentimientos



Muchos de nosotros hemos sido tan buenos en seguir la regla de «no sentir» que podemos tratar de hablarnos de tener sentimientos, incluso en la recuperación.
«Si realmente estuviera trabajando en un buen programa, no me sentiría enojado».
«No me enojo. Soy cristiano. Yo perdono y olvido».
«No estoy enojado. Estoy afirmando que soy feliz».

Estas son todas las declaraciones, algunas de ellas bastante inteligentes, que indican que estamos operando bajo la regla de «no sentir» nuevamente.
Parte de trabajar un buen programa significa reconocer y lidiar con nuestros sentimientos. Nos esforzamos por aceptar y lidiar con nuestra ira para que no se convierta en resentimientos. No usamos la recuperación como una excusa para cerrar nuestras emociones.
Sí, nos estamos esforzando por perdonar, pero todavía queremos sentir, escuchar y mantener nuestros sentimientos hasta que sea el momento de liberarlos adecuadamente. Nuestro Poder Superior creó la parte emocional de nosotros mismos. Dios no nos está diciendo que no sintamos; Son nuestros sistemas disfuncionales.
También debemos tener cuidado de cómo usamos las afirmaciones; descontar nuestras emociones no hará que los sentimientos desaparezcan. Si estamos enojados, está bien tener ese sentimiento. Eso es parte de cómo nos mantenemos y nos mantenemos saludables.
«Hoy, me negaré a aceptar la vergüenza de otros o de mí mismo por sentir mis sentimientos».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).

Reflexión del Dia: 14 de Enero



HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
HACER LA LISTA
Al trabajar este Paso, tal vez la primera lista que queramos elaborar es de aquellos que nos han perjudicado o dañado.
Hemos sido dañados. Hemos permitido que nos dañen. A veces, de niños, no tuvimos elección ni manera de protegernos. A veces nos sentimos perjudicados por muchos, y no sólo de niños.
¿Quién nos dañó? ¿Quién sentimos que nos victimizó, maltrató, usó, o abusó de nosotros? ¿Quién nos rechazó, despreció, o causó dolor? ¿Hacía quién sentimos resentimiento, temor, o a quién evitamos ver porque nos ha dañado? ¿A quién rechazamos por lo que ha hecho y por nuestra incapacidad de cuidar de nosotros mismos con esa persona?
Haz una lista. Pon todos los nombres que se te ocurren en esa lista. Si has hecho tu trabajo de inventario a conciencia, debiste haber sacado a luz la mayoría de los detalles y quejas. Si encuentras que afloran nuevos pensamientos que necesitas trabajar por escrito, toma el tiempo para hacerlo.
Nadie es inmune. Vecinos, amistades, familiares, mamá, papá, hermanos, esposos, novios, amigas, amantes, empleados, jefes, compañeros de trabajo, de escuela. Regresa al pasado.
¿Quién te lastimó? ¿Quién te desilusionó? ¿Qué relaciones te dejan un sentimiento de dolor o amargura?
Esta es una lista importante, es tu oportunidad de sacarlo todo. Pon todo los nombres que se te ocurren en esta lista, de todos los que te deben una reparación. Recuerda, hemos empezado un proceso de curación profunda, así que tómate el tiempo que necesitas para ser tan abarcador como sea posible. Tú eres la persona que se beneficiará con el esmero que pongas.
Una vez que has terminado la lista, ponla a un lado. Toma otra hoja de papel y haz tu segunda lista. Esta lista es tan importante como la primera. Esta es la lista de personas a quienes has dañado.
Ahora estamos entrando a un trabajo exigente y específico. Con frecuencia, ayuda pedir Guía Divina y sabiduría al embarcarnos en este proyecto. ¿A quién, exactamente, hemos dañado con nuestros comportamientos codependientes? No te reprimas ahora preocupándote si vas a tener que pedir disculpas a estas personas o qué vas a decir, o si te sentirás absurdo. Aún no es tiempo de abordar estos asuntos. Por el momento, estamos enfocados a hacer una lista detallada de aquellos a quienes hemos dañado.
¿Quiénes son las personas con las que nos sentimos más a la defensiva o de las que nos tenemos que proteger? ¿Quién fue blanco de la mayor parte de nuestros esfuerzos por controlar o sobrecuidar? ¿Existió algún adicto o alguien fuera de control que obsesivamente queríamos controlar?
¿Quién fue objeto de nuestra ira y enojo? ¿Hay personas aquienes hemos avergonzado o culpado?
Recuerda, no estamos justificando en este momento.
¿Quienes son las personas que más tememos encontrar, porque tenemos asuntos no resueltos con ellos? ¿Con quienes nos sentimos más incómodos? ¿A quién, exactamente, hemos dañado en este viaje mientras luchábamos por sobrevivir? ¿Con quién nos hemos comportado de una manera que nos hace sentir incómodos? ¿Con qué personas, en qué relaciones nos gustaría restablecer la paz y la salud?
Muchos de nosotros encontramos que los miembros de nuestra familia inmediata entran en esta lista. Muchos de nosotros encontramos que nuestros hijos toman primer lugar. Es difícil ser nutridores, amorosos, respetuosos y estar presentes para llenar las necesidades de nuestros hijos en forma adecuada si nunca hemos sido nutridos o amados, si todo lo que conocemos es el control y la vergüenza, y si nosotros mismos estamos doblados de dolor. Estar sin límites, no
poder marcar los límites apropiados con nuestros hijos, es dañarlos.
Conforme hagamos esta lista, seamos firmes pero compasivos con nosotros mismos. Evitemos revolcarnos en la culpa. Sentir culpa y vergüenza no es el propósito de esta lista. La meta aquí es terminar con la culpa y la vergüenza.
Piensa en tus relaciones amorosas, pero no te quedes en el comportamiento de la otra persona.
¿Cuáles fueron tus comportamientos inapropiados en estas relaciones? Si no estas seguro, pídele a Dios que te muestre. Pídele a Dios que traiga a tu mente cualquier comportamiento o incidente que necesitas trabajaren esta lista.
¿Y los miembros de tu familia extendida? ¿En dónde hay discordia o desavenencia con la familia?

Muchos ponen entre los primeros de la lista a miembros de la familia política, también.
Considera tu historia laboral. ¿Existe un jefe o empleado a quien no le diste lo que te comprometiste a dar, debido a tu codependencia?
No te vuelvas obsesivo. No te enredes innecesariamente en cosas irrelevantes o faltas imaginadas. Observa tu comportamiento con la mente tranquila y deja que los nombres que necesitan estar en tu lista emerjan.
Ahora, vayamos a las finanzas. ¿A quién debes dinero como resultado de tu codependencia? Pon sus nombres en la lista. Quizá pedimos prestado y no hemos pagado. A lo mejor mentimos o manipulamos, por temor o para sobrevivir, para conseguir dinero que no era legítimamente nuestro.
Quizá nos enredamos tanto en nuestra codependencia que descuidamos nuestras responsabilidades fiscales. Pon los nombres de las personas a quienes nosotros, no otros, le debemos dinero.
Revisemos amistades y nuestra conducta en estas relaciones. ¿Hemos descuidado a alguien importante? ¿Existen personas a quienes hemos rescatado una y otra vez por nuestra codependencia, para luego quedarnos resentidos con ellas porque estamos cansados de asumir la responsabilidad por su comportamiento?
Este Paso requiere revisar nuestra alma. No es un Paso para castigarnos ni tampoco un Paso para recordarnos nuestra necesidad de sentirnos culpables. Es un Paso para liberarnos de culpas, ansiedad, y discordia.
Debemos estar abiertos a dejarnos guiar conforme trabajemos este Paso. Con frecuencia nuestra tendencia es sentirnos culpables de todo lo que hemos hecho y de todos con los que hemos estado en contacto. Mucho de lo que estamos sintiendo que llamamos codependencia es culpa inmerecida. Si nos encontramos enredándonos en culpas no merecidas, puede ayudar hacer otra lista de personas a las que no hemos dañado, pero con quienes nos sentimos culpables de todas
formas. A veces, si tenemos una abundancia de culpa inmerecida con alguna persona en particular, podríamos tratar de mirar atrás de ésta para ver si no anda por ahí algún daño o coraje oculto, un coraje que se disfraza de culpa.
Haz una lista. Ponlo por escrito y sácalo. ¿A quién hemos dañado?

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 12 de Enero



HUMILDEMENTE LE PEDIMOS QUE NOS LIBERASE DE NUESTROS DEFECTOS. (Séptimo Paso de CoDA).
CONFIAR EN EL PROCESO
He visto a personas en recuperación de la codependencia arreglárselas, luchar, y privarse de cosas sin razón o con la esperanza de salvar una relación en particular. Una vez entradas en recuperación, he visto a estas mismas personas usar la misma habilidad para aguantar, avanzar, y privarse de algo para ayudarse a terminar una carrera, o iniciar sus propios negocios, o hacer otra cosa en su propio beneficio.
Un rasgo de carácter se canalizó en otra dirección.
Un deseo de controlar puede atenuarse con los límites apropiados y respeto, y luego canalizarse hacia habilidades administrativas y de liderazgo.
Toda la energía que invertimos en odiarnos y estar a disgusto con nosotros mismos puede convertirse en positiva, puede usarse para amarnos a nosotros mismos.

Una parte de las actitudes de cuidadores y cuidados sin fin que regalamos al mundo pueden volverse hacia nosotros mismos, hasta que verdaderamente aprendemos a amarnos y cuidarnos.
Y así va.
Sí, estamos mejor sin algunas cosas. Algunas cosas podrán invertirse. Algunas cosas habrá que trabajar, con la ayuda de Dios, a través del tiempo. Algunas cosas aprenderemos a aceptar.
Quizá nunca sea yo una buena cocinera, y no estoy segura de que me importa. Acepto eso de mí misma. Si ha de cambiar algún día, lo hará. Por ahora, no me interesa cambiar ese rasgo particular.
Algunas cosas las hago bien. Algunas mediocremente. Algunas no las hago. Eso está bien.
Entre más tiempo trabajamos estos Pasos, mayor perspectiva tendremos respecto de nosotros mismos y de nuestros pasados. Entre más plenamente permitimos la sanación en relación con nuestros pasados, mayormente podremos ver y aceptar los regalos de ese pasado.
Una vez que superemos la amargura, podremos recibir el regalo de cada relación, aun las más dolorosas.
Seremos sanados. Nos llegará el amor hacia nosotros mismos y hacia otros. Quizá el regalo más curativo de todos es la aceptación de uno mismo, una aceptación inmediata y siempre presente de uno mismo, de todo lo que somos y hemos sido, y de todo lo que hemos pasado. Entre más podamos aceptarnos a nosotros mismos, más fácilmente nosconvertiremos en quienes estamos destinados a ser.

Este Paso no nos absuelve de responsabilidad por nosotros mismos. Pero no tenemos que preocupar e inquietarnos. No tenemos que forzar nuestra recuperación. No tenemos que rebajarnos ni criticarnos más por no ser capaces de cambiar algo respecto a nosotros mismos.
Nuestra tarea primaria es aceptación y amor por nosotros mismos. De ese lugar, todas las cosas buenas sucederán y nos llegarán.

Seremos llevados hacia la sanación que necesitamos. Se darán situaciones. Entrarán personas a nuestra vida. Escucharemos una frase en una junta. Alguien llamará y comenzará a hablar de algo que nos mueve. Nos darán un libro. Un pensamiento, una inspiración se nos ocurrirá.
Quizá seamos llevados a un terapeuta privado o grupo especializado de recuperación. Quizá seamos llevados al conocimiento de otra adicción o problema en nosotros mismos, y hacia la recuperación del mismo. Puede que nos encontremos en una relación que dispara una curación profunda de daños pasados.
Posiblemente nos encontremos en una situación de empleo que nos reta de nuevas formas para asumir nuestro propio poder. Puede que descubramos nuevas partes de nosotros mismos que podemos explorar y trabajar.
El proceso funcionará, y trabajará su magia en nosotros, si permitimos que suceda. A veces trabaja aún cuando nos resistimos. Nos encontraremos cambiados, hasta el centro de nosotros mismos, en formas que no podíamos hacer por nuestra cuenta.
Y sucede de manera natural, si lo dejamos.
Este Paso nos da permiso de ser quienes somos. Pedimos: por favor ayúdame. Por favor transfórmame. A partir de ese momento, podemos ser quienes somos y dejar que el cambio se dé.
No tenemos que esforzarnos tanto. No tenemos que luchar tanto. Nuestra tarea es aceptarnos, en todo momento. Pidamos a Dios hacer lo demás. Pidamos, sabiendo que lo que deseamos y necesitemos que se haga por nosotros, es más de lo que podemos lograr. Pidamos, sabiendo que no se espera que lo hagamos por nosotros mismos.
Luego, seamos receptivos y confiemos en lo que viene.
Sí, tenemos un papel en este proceso. Ese papel es aplicarnos a los Pasos. Hay tareas que hacer, y se nos mostrará y ayudará a hacer lo que sea que debamos hacer, cuando sea que debamos hacerlo. Pero la tarea de este Paso es sencillo. Este es el Paso donde «humildemente pedimos a Dios lo que necesitamos». Nos da permiso de llegar cual somos y traer nuestras necesidades y deseos a nuestro Poder Superior. Pedimos por favor, y luego confiamos en que hemos sido escuchados
.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).