Reflexión del Dia: 30 de Diciembre



«SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS».(Cuarto Paso de CoDA).
ABRIR NUESTRO CORAZÓN AL AMOR
Había sido descuidada de niña, enseñada creencias equivocadas acerca de mí misma, desprovista de o negada mucho de lo que una niña necesita para ser mínimamente sana. Para sobrevivir, me había contando mentiras terribles. Me había creído el lavado se cerebro y fabricado excusa tras excusa para los que vivían a mi alrededor.
El dolor más fuerte no vino de estas experiencia, sino de mi reacción a estas experiencias: negación y autorrechazo. Aprendí a aceptar tan poco de la vida, porque creí que merecía tan poco.
Aprendí cuán aterrada, cuán terriblemente aterrada estaba ante la vida,ante dar libremente los pasos de la vida, ante bailar el baile de la vida y del amor.
Decía querer tener relaciones, pero en verdad no quería la intimidad. Quería que alguien me protegiera. Quería una fortaleza, un escondite. Pero aun en estos escondites de relaciones disfuncionales, no podía esconderme. Dios me seguía alumbrando, enseñándome, obligándome a enfrentar la verdad acerca de mí misma.
Aprendí que no podría poseer mi propio poder ante mi pareja, hasta que lo hiciera ante alguno de mis padres. No estaría libre para amar hasta romper con mis lazos originales y reclamar mi libertad para ser, para estar viva, y para darme a mí misma la bienvenida a este mundo.
El duelo por este proceso fue enorme. Ser obligada a pararme sola, ser dueña de mi propio poder, sentir mis sentimientos, y andar por la vida sin un escudo me producía emociones arrolladoras. Me había pasado toda la vida evitando los sentimientos, funcionando con base en energía mental, protegiéndome con mi intelecto. Ser obligada a entrar a la parte emocional de mí misma, que en esencia es el corazón, dolió tanto y se sintió tan incómodo y torpe que grité, gemí, y me quejé durante todo el proceso de más de un año.
Me retorcía con la incomodidad de sentir. Pasé por el proceso de duelo una y otra vez, quitando la negación de cierto asunto, pasando de inmediato al enojo y la ira, hasta poder aceptar la lanza momentánea de dolor y tristeza. Luego, por unos días, tenía un descanso, hasta que el proceso comenzaba de nuevo con otro aspecto negado y reprimido.Una y otra vez, hice el duelo de una pérdida tras otra, desde mi nacimiento hasta el presente.
La vida seguía ofreciéndome las experiencias que necesitaba para desatar este mirar hacia adentro. Sentí la ira que ignoraba albergar. Saqué de adentro, página tras página, un torrente de miedos y creencias negativas.

No es adecuado llamar «incomodidad» a este proceso empírico de atravesar el proceso de sanación. Comencé a creer que no había más. Pensé que lo más que podía esperar es que el proceso algún día terminaría y yo volvería a sentir como antes. Pero aún faltaba más. Una noche, en la soledad de mi propia casa, tuve una experiencia espiritual. Sucedió en mi corazón. Como una ola gigante, me inundó el entendimiento de que tenía que perdonar todo, a cada persona de mi pasado. Fue un pensamiento espiritual, como de Guía Divina. También fue un pensamiento humano, como «Es hora de hacer las compras.» Fue un acto de conciencia. De inmediato, se me iluminó la lista de aquellos a quienes debía perdonar. Pasó de mi mente a mi corazón, y un pensamiento amoroso y perdonador acompañó a cada nombre. El perdón fue un regalo. Sólo tenía que poner mi buena voluntad, y ni siquiera sé cuánto tuve que ver con eso.
Por un tiempo, había supuesto que el enojo y el reconocimiento era la totalidad del proceso. Estas ideas eran importantes, pero constituían sólo una parte de la experiencia.
A medida que cada nombre, cada persona, y un pensamiento de perdón para cada uno pasaba por mi corazón, sentí cómo se iba aligerando y aligerando mi corazón. Percibí la experiencia física de sentir cómo se disolvían la pesantez, el dolor, las varillas de acero alrededor de mi corazón. Se rompían las grandes bandas de restricción alrededor de mi pecho, y una parte mía que había estado cerrada, se abrió. Esa parte era mi corazón.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 14 de Diciembre… Se feliz ahora



«El tiempo es lo que evita que todo suceda a la vez», decía la pegatina del parachoques que tenía delante.
Tal vez, pensé. Estaba corriendo de vuelta a casa desde la tienda de computadoras, haciendo mis diligencias, tratando de hacer las cosas. Noté un restaurante y un centro comercial a mi derecha, en la autopista. Tenía curiosidad por este lugar por casi un año. Hoy, en lugar de conducir, pagué la autopista y entré en el estacionamiento. Pasé las siguientes tres horas navegando por las tiendas llenas de antigüedades, baratijas y alimentos gourmet. Luego disfruté de una cena tranquila, una jugosa hamburguesa y una malta de chocolate, en el restaurante antes de regresar a casa. Las tiendas siempre habían estado allí; Siempre me había pasado. Hoy paré, satisfice mi curiosidad, y me divertí.
Es fácil pasar nuestras vidas trabajando hacia una meta, convencidos de que si solo pudiéramos llegar allí, seríamos verdaderamente felices en ese momento. Hoy es el único momento que tenemos. Si esperamos hasta mañana para ser felices, nos perderemos la belleza de hoy.
Ten tus planes. Fijar metas.
Déjate ser feliz ahora.

«Dios, ayúdame a ser consciente de la alegría que está frente a mí ahora, en lugar de esperar a que el mañana me traiga felicidad».

(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).

Meditación 5 de Noviembre … Trae cualquier solicitud que tengas a Dios.



Ninguna solicitud es demasiado grande; no demasiado pequeño o insignificante.
Cuán a menudo limitamos a Dios al no llevar a Dios todo lo que queremos y necesitamos.
¿Necesitamos ayuda para obtener nuestro equilibrio? Pasando el día?
¿Necesitamos ayuda en una relación particular? ¿Con un defecto de carácter particular?
¿Necesitamos ayuda para progresar en una tarea en particular que nos desafía? ¿Necesitamos ayuda con un sentimiento? ¿Queremos cambiar una creencia autodestructiva que nos ha desafiado? ¿Necesitamos información, una idea? ¿Apoyo? ¿Un amigo?
¿Hay algo en el universo de Dios que realmente nos traiga alegría?

Podemos pedirlo. Podemos pedirle a Dios lo que queramos. Pon la solicitud en las manos de Dios, confiando en que ha sido escuchada, luego déjala ir. ¡Deja la decisión a Dios!
Pedir lo que queremos y necesitamos es cuidarnos a nosotros mismos. Confía en que el Poder Superior a quien hemos entregado nuestra vida y realmente se preocupa por nosotros y por lo que queremos y necesitamos.
«Hoy, le pediré a mi Poder Superior lo que quiero y necesito. No exigiré, preguntaré. Entonces lo soltaré.

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditación 31 de Agosto… Separarse con amor



Algunas veces las personas que amamos hacen cosas que no nos gustan o que no aprobamos. Nosotros reaccionamos Ellos reaccionan. En poco tiempo, todos estamos reaccionando el uno al otro, y el problema se intensifica.
¿Cuándo nos separamos? Cuando estamos atrapados en una reacción de ira, miedo, culpa o vergüenza. Cuando nos enganchamos en un juego de poder: un intento de controlar u obligar a otros a hacer algo que no quieren hacer. Cuando la forma en que reaccionamos no es ayudar a la otra persona ni resolver el problema. Cuando la forma en que reaccionamos nos está lastimando.
A menudo, es hora de separarse cuando el desprendimiento parece ser lo menos probable o posible de hacer.

El primer paso hacia el desapego es comprender que reaccionar y controlar no ayudan. El siguiente paso es lograr la paz: centrarse y restablecer el equilibrio.
Dar un paseo. Dejar la habitación. Ir a una reunión. Tomar un baño largo y caliente. Llamar a un amigo. Llamar a Dios. Respirar profundamente. ¡Encontrar paz!. Desde ese lugar de paz y centro emergerá una respuesta, una solución.
«Hoy, me rendiré y confiaré en que la respuesta está cerca.

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de meditaciones).

Reflexión del Dia: 30 de Agosto



“Pero esto es tan importante para mí”, protestan muchos. “No me puedo desapegar”.
Si es tan importante para ti, yo sugiero que esa es la razón más importante para desapegarte. Escuché sabias palabras acerca del desapego de boca de niños chiquitos, de los míos. A veces mi hijo más pequeño, Shane, se queda abrazado a mi fuerte y largamente después de que le doy mimos. Me tambaleo. Pierdo el equilibrio, y me impaciento con él porque me sigue abrazando. Comienzo a resistírmele.
Tal vez lo hace para tenerme cerca más rato. Quizá sea una manera de controlarme. No lo sé. Una noche que hizo esto mi hija nos miró hasta que ella misma se sintió frustrada e impaciente.
“Shane”, le dijo, “hay un tiempo para soltarse”. Para cada uno de nosotros, llega un tiempo para soltarse. Sabrás cuándo ha llegado ese tiempo.
Cuando has hecho todo lo que se puede hacer, es tiempo de desapegarte. Maneja tus sentimientos. Enfréntate a tus miedos acerca de perder el control. Gana control sobre ti mismo y sobre tus responsabilidades. Dales a los demás la libertad para ser lo que son. Al hacerlo, te liberarás.

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
desapego de chopra1

Reflexión del Dia: 29 de Agosto



Desapégate. Renuncia. A veces cuando hacemos esto el resultado que habíamos esperado sucede rápida, a veces milagrosamente. A veces, no sucede. A veces nunca sucede. Pero tú saldrás beneficiado. No tienes que dejar de ocuparte o de amar. No tienes que tolerar el abuso. No tienes que abandonar métodos constructivos, como la intervención profesional, para solucionar tus problemas. Lo único que tienes que hacer es poner tus manos emocionales, mentales, espirituales y físicas otra vez dentro de tus propios bolsillos y dejar a las cosas y a la gente solas. Déjalas estar. Toma cualquier decisión que necesites tomar para ocuparte de ti mismo, pero no las tomes para controlar a los demás. ¡Empieza a ocuparte de ti mismo!

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
desapego de chopra1

Reflexión del Dia: 28 de Agosto



Algunos de nosotros aprendimos estas conductas de odio a sí mismo dentro de nuestras familias, posiblemente con la ayuda de uno de nuestros padres que era alcohólico. Algunos reforzamos ese desdén que sentimos por nosotros mismos dejando a un padre alcohólico para casarnos con un alcohólico. Podemos haber iniciado relaciones adultas con una frágil autoestima, para luego descubrir que lo que nos quedaba de autoestima se ha desintegrado. Pocos los alcohólicos como en los codependientes. Recuerden, el alcoholismo y otros trastornos compulsivos son autodestructivos Algunos de nosotros podemos ni siquiera estar conscientes de nuestra baja autoestima y de nuestro odio a sí mismos porque nos hemos estado comparando con los alcohólicos y con las otras personas locas que hay en nuestras vidas; en comparación, estamos por encima de ellos. La baja autoestima puede venírsenos encima cada vez que la dejemos actuar.
En realidad, no importa cuándo empezamos a torturarnos. Debernos parar ahora. Ahora mismo podemos darnos un gran abrazo mental y emocional. Estamos bien. Es maravilloso ser quienes somos.
Nuestros pensamientos están bien. Nuestros sentimientos son adecuados. Estamos justo en donde debíamos de estar hoy, en este momento. No hay nada mal con nosotros. No hay nada que en lo fundamental esté mal en nosotros. Si hemos fallado, no hay problema; estábamos haciéndolo lo mejor que podíamos.

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
desapego de chopra1

Meditación 26 de Agosto… Reparemos daños



Reparamos directamente a cuantos nos fue posible el daño causado, excepto cuando el hacerlo implicaba perjuicio para ellos o para otros. (Paso Nueve de Al-Anón).
Cuando reparemos daños, necesitamos ser claros acerca de la causa por la que estamos ofreciendo disculpas y de la mejor manera de decir que lo sentimos. Lo que realmente estamos haciendo con nuestra reparación es asumir la responsabilidad de nuestra conducta. Necesitamos estar seguros de que el proceso mismo no sea contraproducente o doloroso.
A veces necesitamos disculparnos directamente por una cosa que hemos hecho en particular o por la parte que nos corresponde en un problema.
Otras, en vez de decir «lo siento», lo que necesitamos hacer es trabajar por cambiar nuestra conducta hacia la persona.
Hay veces en que sacar a relucir lo que hemos hecho y ofrecer disculpas por ello empeoraría las cosas.
Tenemos que confiar en el momento adecuado, en la intuición, y en la guía en este proceso de la reparación de daños. Una vez que estemos dispuestos, podemos dejarlos ir y proseguir con nuestra reparación en forma pacífica,consistente, armoniosa. Si nada nos parece bien o apropiado, si sentimos que lo que estamos a punto de hacer provocaría una crisis o causaría estragos, necesitamos confiar en ese sentimiento.
Aquí cuentan la honestidad, el ser abiertos y el estar dispuestos. En paz y armonía podemos esforzarnos por poner en claro nuestras relaciones.
Merecemos estar en paz con nosotros mismos y con los demás.
«Hoy estaré abierto a reparar cualquier daño que necesite reparar con la gente. Esperaré la Guía Divina en el proceso de hacer cualquier reparación que no tenga bien clara. Actuaré cuando se me guíe a hacerlo. Dios mío, ayúdame a dejar ir mi miedo de enfrentar a la gente y asumir la responsabilidad de mi conducta. Ayúdame a saber que no estoy menoscabando mi autoestima al hacer esto; la estoy mejorando».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditación 25 de Agosto … Estemos dispuestos a reparar los daños



El Paso Ocho está hablando de un cambio de corazón, de un cambio curativo.
Esta actitud puede ser el principio de una gran cadena de recuperación y de curación en nuestras relaciones con los demás y con nosotros mismos. Significa que estamos dispuestos a dejar ir nuestra dureza de corazón, uno de los más grandes obstáculos para nuestra capacidad de dar y recibir amor.
En el Paso Ocho hacemos una lista de toda la gente que hemos dañado, y nos permitimos a nosotros mismos experimentar una actitud curativa hacia ellos. Es una actitud de amor.
En este Paso, no nos arrojamos con locura y empezamos a gritar: «¡Lo siento!». Hacemos nuestra lista, no para sentirnos culpables, sino para facilitar la curación. Antes de que realmente reparemos daños o empecemos a considerar la manera apropiada de repararlos, nos permitimos a nosotros mismos cambiar nuestra actitud. Ahí es donde comienza la curación, en nuestro interior.
Esto puede cambiar la energía. Puede cambiar la dinámica. Puede hacer comenzar el proceso, antes de que abramos la boca y digamos lo siento. Abre la puerta del amor. Abre la puerta a la energía del amor y de la curación. Nos capacita para llenarnos de sentimientos y energía positivos.
Esa energía se puede sentir alrededor del mundo, y comienza dentro de nosotros.

¿Con cuánta frecuencia, después de haber sido lastimados, deseábamos que la persona simplemente reconociera nuestro dolor y dijera, «lo siento»? ¿ Cuán tan a menudo hemos deseado que la persona simplemente nos viera, nos escuchara y volviera hacia nosotros la energía del amor? ¿Cuán frecuentemente hemos anhelado por lo menos un cambio de corazón, una pequeña dosis de reconciliación, en las relaciones manchadas por asuntos inconclusos y malos sentimientos? Muy a menudo.
Los otros también lo desean. Eso no es ningún secreto. La energía de la curación comienza con nosotros. Nuestra disposición para reparar el daño puede beneficiar o no a la otra persona; el o ella pueden estar o no dispuestos a olvidarse del asunto.
Pero nosotros nos curamos. Nos volvemos capaces de amar.
«Hoy trabajare por lograr un cambio de corazón si están presentes la dureza del corazón, la defensividad, la culpa o la amargura. Me dispondré a dejar ir esos sentimientos y a reemplazarlos por la energía curativa del amor».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditación 22 de Agosto … Rescatémonos a nosotros mismos



A nadie le gusta un mártir.
¿Cómo nos sentimos cerca de los mártires? Culpables, enojados, atrapados, negativos y ansiosos por escapar.
De alguna manera, muchos de nosotros hemos desarrollado la creencia de que privándonos, no cuidando de nosotros mismos, siendo víctimas y sufriendo sin necesidad conseguiremos lo que deseamos.
Es nuestra labor darnos cuenta de nuestras capacidades, de nuestros puntos fuertes y cuidar de nosotros mismos desarrollándolos y actuando de acuerdo con ellos.
Es nuestra labor percatarnos de nuestro dolor y cansancio y cuidar adecuadamente de nosotros mismos.
Es nuestra labor percatarnos de nuestra privación, también, y empezar a dar pasos para darnos a nosotros mismos abundancia. Esto comienza en nuestro interior, cambiando lo que creemos merecer, renunciando a nuestra privación y tratándonos a nosotros mismos de la manera como merecemos ser tratados.
La vida es dura, pero no tenemos por qué hacerla más difícil descuidándonos a nosotros mismos. No hay gloria en el sufrir, sólo hay sufrimiento. Nuestro dolor no cesará cuando llegue un rescatador, sino cuando asumamos la responsabilidad que tenemos hacia nosotros mismos y detengamos nuestro dolor.
«Hoy yo seré mi propio rescatador. Dejare de estar esperando a que alguien mas resuelva mis asuntos y solucione mis problemas por mi».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).