Reflexión del Dia: 26 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente»refiere que los codependientes solemos ser rescatadores cayendo en la llamada «trampa del salvador». Salir del triángulo de Karpman es urgente para quienes desean sanar.

Si deseas conocer más sobre esta Autora/Consejera y particularmente con referencia a este Libro visita la Web de Amazon y adquierelo por esta vía.

Reflexiona sobre esto:

El codependiente a menudo se encuentra atrapado en el rol patológico del «salvador», donde busca constantemente rescatar a los demás de sus problemas y dificultades. A primera vista, esto puede parecer un acto de amor y compasión, pero en realidad, es una trampa emocional que puede llevar al agotamiento y la disminución de la propia identidad.

El rescatador codependiente a menudo se sumerge en las vidas de los demás, priorizando sus necesidades y deseos sobre los suyos propios. En este proceso, pierde de vista su propio bienestar y felicidad, sacrificándolos en nombre de ayudar a los demás.

La reflexión profunda radica en comprender que el papel de salvador, aunque puede parecer noble, es insostenible a largo plazo. El rescatador codependiente necesita reconocer que no puede controlar ni solucionar la vida de los demás. Cada individuo es responsable de sus propias elecciones y aprendizajes.

Al liberarse de la trampa del salvador, el codependiente puede redescubrir su propia valía y permitirse establecer límites saludables. Aprende que no necesita salvar a los demás para ser amado o sentirse valioso. Más bien, encuentra el poder de apoyar a los demás desde un lugar de equilibrio y amor propio, lo que le permite construir relaciones más saludables y auténticas.

En última instancia, la reflexión sobre el rol patológico del codependiente como rescatador nos lleva a comprender que, para ayudar a los demás de manera efectiva, primero debemos cuidarnos a nosotros mismos. El autocuidado y el establecimiento de límites son actos de amor propio que nos permiten ser recursos más efectivos para los demás y vivir vidas más plenas y auténticas. (Alpha).

Te invito a reflexionar y tratar de responder estas interrogantes: ¿En cuántas ocasiones te has movido en ese triángulo del drama? ¿Has hecho consciente que es patológico caer en «la trampa del salvador»? Comenta aquí tus experiencias.

Responsabilizate de tu vida..

Haciéndote responsable de tu propia vida encontrarás tu centro, sabrás quién eres y qué quieres.
Cuando adquieres tu propia responsabilidad aprendes a diferenciar entre ayudar y cargar con los otros.
Cuando cargas lo que no te corresponde en ti, al contrario de lo que pudieras pensar no estás ayudando a nadie, sino desgastándote, esclavizándote.
Ayudar a otro no significa cargar con su vida a cuestas, significa estar al lado de esa persona para apoyarla pero no solucionar continuamente sus problemas y estar viviendo sus experiencias.
Cuando haces eso, no la estás ayudando, la estás anulando.
Cada cual debe aprender a responsabilizarse de su vida, venimos a vivir las experiencias de nuestra propia vida, no de la vida de otros. Enseñar a los demás a hacerse cargo de sí mismos es el mejor regalo que les puedes hacer, es como enseñar a pescar en lugar de regalar pescado. ¿Ves la diferencia?
Cuando tú sueltas una relación, esa relación se fortalece mucho más y tanto tú como la otra persona te liberas a ti mismo, aunque la impresión prístina es que todo se tambalee. En la libertad está la liberación, el todo.
A veces la relación llega a confundirse tanto que uno ya no sabe quién dependía de quien, si quien lo aparentaba o si el que necesitaba que le necesitasen para ser feliz.
Toda relación que no fluya libremente es una dependencia y en la dependencia no hay crecimiento, ni amor, sólo hay apego.
Demuéstrale al otro que solo puede y demuéstrate a ti mismo que tú también, a eso se le llama confianza.
Busca tu fuerza y tu verdad dentro de ti, pues no la hallarás en ningún otro lugar.
Puedes conseguir todos tus sueños…

(©AhavaIesu).Fuente:http://elmagicodespertardelossentidos.blogspot.com/

Reflexión del Dia: ¡Amarnos es la clave!

nina-agdal-en-la-playa-995

Todas necesitamos tener muy claro que hemos de empezar por amarnos a nosotras mismas . Con mucha frecuencia buscamos al «hombre ideal» para que nos solucione todos los problemas, ya se trate del padre, el novio o el marido. Ha llegado el momento de ser la «mujer ideal» para nosotras mismas. ¿Cómo se hace eso? Comencemos por mirar nuestros defectos, no para ver lo que hay en nosotras de malo, sino para darnos cuenta de las barreras que hemos erigido y que nos impiden ser lo que podemos ser. Y sin castigarnos, eliminemos esas barreras y hagamos cambios. Sí, muchas de esas barreras son cosas que aprendimos en la infancia. Pero si una vez las aprendimos, ahora podemos desaprenderlas .
Reconozcamos que estamos dispuestas a aprender a amarnos, y luego desarrollemos unas cuantas directrices:
Acaba con toda crítica.
La crítica es un acto inútil; con ella jamás se consigue nada positivo. No te critiques; quítate ese peso ahora mismo. Tampoco critiques a los demás,ya que los defectos que solemos encontrar en los demás son meros reflejos de lo que no nos gusta en nosotros mismos. Pensar negativamente de otra persona es una de las mayores causas de limitación en nuestra vida. Sólo nosotros nos juzgamos; ni la Vida, ni Dios ni el Universo nos juzgan. Afirma: «Me amo y me apruebo».
No te metas miedo.
Todas necesitamos acabar con eso. Demasiado a menudo nos aterrorizamos con nuestros pensamientos. Sólo podemos tener un pensamiento por vez.
Aprendamos a pensar en forma de afirmaciones positivas.
De este modo, nuestra forma de pensar mejorará nuestra vida. Si te sorprendes metiéndote miedo, afirma inmediatamente: «Dejo marchar mi necesidad de meterme miedo. Soy una expresión divina y magnífica de la Vida, y desde este momento vivo plenamente».
Comprométete en la relación que tienes contigo misma.
Nos comprometemos mucho en otras relaciones, pero a nosotras mismas nos dejamos de lado. Sólo tenemos tiempo para nosotras de vez en cuando. Así pues, ocúpate realmente de la persona que eres. Comprométete a amarte. Cuida de tu corazón y de tu alma. Afirma: «La persona aqui prefiero soy yo».
Trátate como a un ser amado:
Respétate y cuídate. Cuando te ames,estarás más abierta para recibir el amor de otras personas. La Ley del Amor exige que enfoques la atención en lo que «deseas», no en lo que «no deseas». Concéntrate en amane.Afirma: «Me amo totalmente ahora mismo».
Cuida tu cuerpo.
Tu cuerpo es un templo precioso. Si quieres tener una vida plena y satisfactoria, entonces necesitas cuidarte ahora. Es necesario que tengas buen aspecto y,por encima de todo, que te sientas bien. La nutrición y el ejercicio son importantes.Necesitas mantener tu cuerpo flexible y ágil hasta tu último día en esta maravillosa Tierra. Afirma: «Estoy sana, feliz y completa».
Edúcate.
Muchas veces nos quejamos de que ignoramos esto o aquello y de que no sabemos qué hacer. Pero eres inteligente y lista, y puedes aprender. En todas partes hay libros, clases y cintas. Si tienes problemas de dinero, ve a la biblioteca. Sé que aprenderé hasta mi último día en este planeta. Afirma: «Siempre estoy aprendiendo y creciendo».
Construyete un buen futuro económico.
Toda mujer tiene derecho a disponer de su propio dinero. Es importante que aceptemos esta creencia. Forma parte de nuestro sentido de valía personal. Siempre podemos comenzar con pocas cantidades. Lo que cuenta es continuar ahorrando. Es importante hacer afirmaciones con respecto a este tema, como por ejemplo: «Aumento constantemente mis ingresos. Prospero adonde quiera que vaya».
Satisface tu lado creativo.
La creatividad puede ser cualquier cosa que te satisfaga,desde preparar un pastel hasta diseñar un edificio. Tómate tiempo para expresarte. Si tienes hijos y dispones de poco tiempo, busca una amiga que te ayude a cuidar de tus hijos, y tú haz lo mismo por ella. Ambas os merecéis tener tiempo para vosotras. Lo valéis. Afirma: «Siempre encuentro tiempo para ser creativa».
Haz de. la alegría y la felicidad el centro de tu vida.
La alegría y la felicidad están siempre dentro de ti. Procura conectar con ellas en tu interior. Construye tu vida alrededor de esa alegría. Una buena afirmación para hacer diariamente es: «La alegría y la felicidad están en el centro de mi mundo».
Desarrolla una fuerte conexión espiritual con la vida.
Esta conexión puede tener que ver o no con la religión en que fuiste educada. Cuando eras una niña no tenías opción.Ahora eres adulta y puedes elegir tus creencias espirituales. La soledad es uno de los momentos especiales de la vida. Tu relación con tu yo interior es la más importante.Dedica tiempo a reflexionar tranquilamente; comunícate con tu guía interior. Afirma: «Mis creencias espirituales me apoyan y me ayudan a ser todo lo que puedo ser» .
Podrías copiar estas directrices y leerlas una vez al día durante uno o dos meses,hasta que estén firmemente instaladas en tu conciencia y formen parte de tu vida.
(Louise L. Hay de su Libro Vivir).

564074_388634351208663_720772432_n

Reflexión del Día: Libertad de Ser

564074_388634351208663_720772432_n

La Autodependencia
Esto es la autodependencia: Saber que yo necesito de los otros, que no soy autosuficiente, pero que puedo llevar esta necesidad conmigo hasta encontrar lo que quiero, esa relación, esa contención, ese amor.
Autodepender significa establecer que no soy omnipotente, que me sé vulnerable y que estoy a cargo de mí. Yo soy el director de esta orquesta, aunque no pueda tocar todos los instrumentos. Que no pueda tocar todos los instrumentos no quiere decir que ceda la batuta. Yo soy el protagonista de mi propia vida. Pero atención: No soy el único actor, porque si lo fuera, mi película sería demasiado aburrida. Así que soy el protagonista, soy el director de la trama, soy aquel de quien dependen en última instancia todas mis cosas, pero no soy autosuficiente. No puedo estructurarme una vida independiente porque no soy autosuficiente. La propuesta es que yo me responsabilice, que me haga cargo de mí, que yo termine adueñándome para siempre de mi vida.
Autodependencia significa dejar de colgarme del cuello de los otros. Puedo necesitar de tu ayuda en algún momento, pero mientras sea yo quien tenga la llave,esté la puerta cerrada o abierta, nunca estoy encerrado. Me sé dependiente, pero a cargo de esta dependencia estoy yo. Autodependencia es, para mí, sinónimo de salud mental.
Autodependencia significa contestarse las tres preguntas existenciales básicas: Quién soy, adónde voy y con quién. Pero contestarlas en ese orden. Al respecto, yo suelo decir que contestarse estas preguntas determina la diferencia entre un ser humano, un individuo o una persona. Porque éstos son tres conceptos diferentes. Ser una persona es más todavía. Para llegar a ser una persona es necesario asistir y padecer un proceso. El proceso de convertirse en persona, como lo llamaba Carl Rogers, es doloroso; implica ciertas renuncias, ciertas adquisiciones y también mucho trabajo personal.
Para autodepender, voy a tener que pensarme a mí como el centro de todas las cosas que me pasan. Es tu responsabilidad. No podemos seguir echandole la culpa al otro. No podemos seguir creyéndonos esta cosa que ya ni siquiera es una pauta educativa. Entonces, lo que digo con la palabra autodependencia es:

Puedo pedirte ayuda, pero dependo de mi mismo.
Dependo de mis partes mas adultas para que se hagan cargo del niño que sigo siendo.
Dependo de mis partes mas crecidas para que se hagan cargo de mis aspectos mas inmaduros.
Dependo de ocuparme de mi.
Dependo de poder ocuparme de ser capaz de depender del adulto que soy sin miedo a que me vaya a abandonar

Lo que pasa con la gente que sufre es que ha sido abandonada de si misma. Ha padecido el abandono de sus partes adultas; sus niños han quedado a la deriva, sin nadie que los contenga. Y han tenido que ir a buscar por ahí, a cualquier lado, ayuda, y mas que ayuda, dependencia. Este es un proceso absolutamente reversible. Siempre, siempre.
Tengo que poder darme cuenta que hay un adulto en mi que tiene que hacerse cargo de ese niño en mi. Despues de poder depender de mi, después de saber que me tengo que hacer cargo de mis aspectos dependientes, recién entonces buscar al otro.
Para poder ayudarte, pedirte, ofrecerte, para poder darte lo que tengo para darte y poder recibir lo que Tu tengas para darme, primero voy a tener que conquistar este lugar, el lugar de la autodependencia.
Y ya que dependo de mi, voy a tener que concederme a mi mismo algunos permisos si quiero ser una persona. Y digo concederme a mi mismo y digo que te concedas a tu mismo y digo que cada uno haga lo propio; porque no hablamos del señor que cometió un error y esta preso, de la pobre mujer descerebrada que esta en una cama del hospital ni del hombre que agoniza victima de una enfermedad terminal… Hablamos, en verdad, de nosotros. De los permisos que Virginia Satir llamaba  -inherentes a ser persona-.
Cualquiera que no ostente alguno de estos cinco permisos no es una persona. Y uno se pregunta, ¿qué es, si no es una persona?… Será, con toda seguridad, un ser humano, tal vez también un individuo, pero, una persona NO. Porque, como dije anteriormente, ser persona es mucho más.

1. Me concedo a mí mismo el permiso de estar y de ser quien soy, en lugar de creer que debo esperar que otro determine dónde yo debería estar o cómo debería ser.
2. Me concedo a mí mismo el permiso de sentir lo que siento, en vez de sentir lo que otros sentirían en mi lugar.
3. Me concedo a mí mismo el permiso de pensar lo que pienso y también el derecho de decirlo, si quiero, o de callármelo, si es que así me conviene.
4. Me concedo a mí mismo el permiso de correr los riesgos que yo decida correr, con la única condición de aceptar pagar yo mismo los precios de esos riesgos.
5. Me concedo a mí mismo el permiso de buscar lo que yo creo que necesito del mundo, en lugar de esperar que alguien más me dé el permiso para obtenerlo.

Estos cinco permisos esenciales condicionan nuestro ser persona. Y ser persona es el único camino para volverse autodependiente. Porque estos permisos me permiten finalmente ser auténticamente quien soy.
El primero dice que si yo soy una persona tengo que concederme a mí mismo la libertad de ser quien soy.
¿Qué quiere decir esto? Dejar de exigirme ser el que los demás quieren que sea: el que quiere mi jefe, el que quiere mi esposa, el que quieren mis amigos o el que quieren mis hijos. Ser persona es darme a mí mismo la libertad de ser el que soy. Es probable que a muchos no les guste que sea el que soy; es probable que cuando otros descubran que soy el que soy —y que además me doy la libertad de serlo— se enojen conmigo.
Todos podemos llegar a ser personas, pero si no empezamos por este permiso, no hay posibilidades; nos quedaremos siendo individuos parecidos a muchos otros individuos que se sienten a sí mismos diferentes, pero que obedecen y pertenecen al club de aquellos que no se dan el derecho de ser quienes son; que intentan parecerse a los demás.
(Pilar Casas del Libro De la Dependencia Emocional a la Libertad de Ser).

retratos-de-mujeres-con-flores (6)