Reflexión del Dia: 15 de Enero



HICIMOS UNA LISTA DE TODAS AQUELLAS PERSONAS A QUIENES HABÍAMOS OFENDIDO Y ESTUVIMOS DISPUESTOS A REPARAR EL DAÑO QUE LES CAUSAMOS (Octavo Paso de CoDA).
HACER LA LISTA
Este es el Paso donde nos olvidamos de lo que hizo o no hizo otro y nos aplicamos a asumir la responsabilidad de nuestros propios comportamientos. ¿A quién manipulamos? ¿Mentimos?
Lo más importante en este Paso es: ¿Hacia quién no sentimos tranquilos en nuestro corazón? ¿En qué relaciones existe discordia o falta de armonía? ¿Qué relaciones necesitan paz y amor y buenos sentimientos, sea o no que queramos volver a relacionarnos con esas personas de nuevo?
¿En qué relaciones necesitamos poder levantar nuestras cabezas, y abrir nuestros corazones para que se llenen de amor, aunque ese amor se dé a distancia y con desapego?
Ahora nos acercamos a la tercera lista. Es tan importante como las otras dos que hemos elaborado; quizá ésta es la más importante. Durante años, he escuchado esta idea pregonada en los círculos de recuperación, pero necesitamos meterle acción, en especial en relación a la recuperación de la codependencia. El nombre que va en la tercera lista es el nuestro.
Generalmente, nosotros mismos somos los más dañados por nuestra codependencia. Nosotros mismos somos la persona con quien más necesitamos hacer reparaciones. Al reprimir nuestros sentimientos y pensamientos, descuidar de nosotros mismos, criticarnos, avergonzarnos, negar la realidad, tener tanto miedo, someternos, restringirnos, creernos todas las falsedades que se han dicho de nosotros, siendo demasiado duros, demasiado críticos, o demasiado exigentes, sin duda nos hemos dañado.

Privarnos o negar nuestras necesidades está mal. No confiar en, ni escucharnos a nosotros mismos está mal. No amarnos a nosotros mismos está mal.
Permitirnos escuchar mentiras y ser engañados al punto de ya no oír ni hacer caso a nuestros instintos está mal. Creer que estamos locos o somos malvados por sobrevivir está mal. Tenernos como responsables por los asuntos o comportamientos inadecuados ajenos está mal.
Dejar que abusen de nosotros o nos maltraten está mal, no obstante el grado del abuso. No está bien que nos dejemos hablar o tocar en forma inapropiada.
Sencillamente no está bien permitir que nos victimen.
Descuidarnos está mal. Ignorar lo que deseamos y necesitamos, a veces al grado de que nuestras mentes, cuerpos y almas se rebelan y enferman, está mal.
Descuidar o minimizar nuestros talentos y dones está mal.
Avergonzarnos de nosotros mismos está mal.
Albergar coraje o resentimiento hacia nosotros mismos es devastador. Podemos pasar toda una vida castigándonos y permitiendo que otros nos dañen, también. Estoy aprendiendo que estaba tan enojada conmigo misma como con otros. Durante años, negué ambos enojos.

Cada comportamiento que apuntamos como codependiente es, en realidad, un daño hecho a nosotros mismos. A veces, incluye un daño hecho a otro también. Necesitamos ser absolutamente honestos respecto a ambos. Hasta que hagamos esto, no tendremos el mapa para el resto de nuestra recuperación.
En muchas relaciones que nos incomodan, no es cómo tratamos a otros lo que hace que su nombre sea apuntado en nuestra lista, sino como nos tratamos a nosotros mismos o permitimos que se nos trate. Permitir a otros tratarnos mal lleva, inevitablemente, a resentimientos hacia la otra persona. Necesitamos trabajar con estos resentimientos, pero también necesitamos estar dispuestos a hacer reparaciones a nosotros mismos por no tratarnos con el respeto que nos
merecemos.
Escuchen, amigos. No nutrirnos, no escucharnos, no cuidar amorosamente del maravilloso niño que tenemos adentro, está mal. Ese niño, a menos que lo hayamos abandonado totalmente y eso está mal, estará con nosotros toda la vida. No escuchar y responder en una forma amorosa a ese niño interno está mal.
Bastante malo es que muchos de nosotros recibimos abuso y abandono como niños. Para algunos, ese abuso surgió de crecer en un hogar alcohólico; otros fueron víctimas de abuso físico, sexual, o emocional. Pero una vez que entendamos, una vez que seamos llevados a la luz, no podemos racionalizar ni solapar la idea de que muchos de nosotros continuamos abandonándonos y abusando de nosotros mismos y del niño interno.
Este es el Paso donde enfrentamos esa idea. Este es el Paso donde hacemos una lista de todas las personas a quienes hemos dañado. Hasta que nuestro nombre sea escrito, en tinta, en esa lista, nuestras listas y nuestra recuperación estarán incompletas.
Esta es una tarea agotadora. Pero es un buen canal para nuestra energía si queremos lograr la curación. No permitas que te agobie. Si leer hasta aquí se siente sobrecogedor, déjalo hasta tranquilizarte. Si hacer una lista te agobia, déjalo hasta tranquilizarte.
Puede ayudar trabajar este Paso en pequeñas partes. De cualquier manera, la culpa y la ansiedad son nuestros puntos débiles. Deja que tu lista sea un proyecto en proceso, elaborándola a medida que nombres e incidentes lleguen a tu conciencia. Trabájala un poco cada día. Luego, inmediatamente después dedícate a algo tranquilo y relajante. Lee un libro de meditación. Llama a un amigo. Haz algo que te levante el ánimo.
Cuidado: No existe razón alguna de sentirse culpable y disponerse a reparar algo que se hizo para cuidar de nosotros mismos. Decir que no, poner un límite, no permitir que nos usen o abusen de nosotros, decir cómo sentimos, cuidar de nosotros mismos, y comenzar o continuar con un proceso de recuperación no son daños que hemos hecho. Con frecuencia, sentimos culpa por estos comportamientos porque es parte de cambiar y porque estamos rompiendo antiguos roles disfuncionales que nos mandan no hacer eso. No tenemos que pedir disculpas por cuidar apropiadamente de nosotros mismos.
Busquemos discernimiento y sabiduría al hacer nuestra lista. Si nos sentimos confundidos, hablamos con Dios, un padrino, o alguien con mayor conocimiento de la recuperación.
Tampoco tenemos que disculparnos con otros por no dejar que nos controlen o por comenzar a vivir nuestra propia vida.
No te preocupes por la perfección. Conforme te acercas a este Paso y completas esta parte, pide guía y ayuda. Pide que se te muestre todos los nombres que deben entrar en la lista. Si tu lista es corta, está bien. Así debe ser. Si tu lista es larga, eso también está bien.
Podemos abrirnos a una comprensión honesta de las personas que necesitan estar en nuestra lista. Podemos pedir a Dios que ilumine nuestra mente y nuestro corazón con los nombres de las personas para nuestra lista. Pidamos soltar nuestras defensas, orgullo, culpa inmerecida, vergüenza, y ansiedad mientras cumplimos esta tarea.
La meta de este Paso es ser honestos con nosotros mismos, no demasiado estrictos con nosotros mismos. Para muchos de nosotros, ser demasiado exigentes, demasiado críticos con nosotros mismos es un problema que asociamos con la codependencia. Con frecuencia, hacer esta lista puede ser un alivio. Después de pensar mucho y dar este Paso, muchos de nosotros encontramos que gran parte de nuestra culpa ha sido inmerecida. Con frecuencia, descubrimos unos cuantos comportamientos con los que no nos sentimos muy bien. A veces, más. Pero este Paso es para ayudarnos. Nos ayuda a clarificar exactamente qué hemos hecho y qué no, y nos encamina a cuidar de nosotros mismos. El propósito de este Paso no es hacernos sentir culpables. Es descubrir cualquier culpa que ya estamos sintiendo o de la que estamos huyendo, y luego eliminarla.

El propósito de este Paso es restaurarnos a tener relaciones correctas, con nosotros mismos y con otras personas. Para cuando completamos esta porción del Paso, quizá tengamos tres listas: personas que nos han dañado; personas a quienes hemos dañado; y la lista con nuestro propio nombre. Ahora es el momento de dejar nuestro lápiz o pluma y hacer el trabajo espiritual que requiere este Paso: lograr la disposición de hacer reparaciones.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 31 de Diciembre



«SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS».(Cuarto Paso de CoDA).
ABRIR NUESTRO CORAZÓN AL AMOR
Durante años, me había protegido, envuelta en acero. Ahora mi corazón está abierto, abierto y capaz de amar como nunca antes. Mi centro emocional está destapado. Las emociones me atraviesan en olas: vienen, se presentan, se sueltan. Estoy agradecida de sentir libremente, experimentar todas las emociones. Pero la nueva, la que nunca tuve antes, es la del amor.
Es tan poderoso. Por primera vez en mi vida, experimento el amor incondicional. Lo recibo de otros. Lo siento para otros. Es tan diferente de cómo amaba en el pasado. Es tan grande.
Por primera vez en mi vida, hay lugar, de verdad hay lugar, para amarme a mí misma y a otros, y permitir a otros amarme.

Todavía me da miedo, pero como las otras emociones, el miedo pasa a través mío una vez que lo afronto y reconozco. Mi corazón está abierto al amor, gozo, paz, tristeza, enojo, miedo: a todo lo que los corazones sienten. Los puñales y cardas y espinas están siendo eliminados. Es un buen corazón, un corazón amable. Puedo oír su latido, puedo sentirlo ahora.
Es real. A veces me siento como el Hombrede Hojalata de El Mago de Oz. Por fin tengo un corazón. Soy de verdad y puedo amar. Quizá siempre tuve este corazón, pero no me convertí en real hasta que sanó.
Ahora, cuando escucho a alguien resistirse al Cuarto Paso, me río. No lo he hecho formalmente, dicen. Quizá debería, dicen, pero no estoy listo. No he tenido tiempo, murmuran. Comprendo el miedo, pero también el proceso. Si se quedan en la vida y la recuperación suficiente tiempo,
probablemente harán uno como el mío, estén o no listos. Luego, les dará gusto haberlo hecho.
Recuerdo haberle pedido a Dios que me ayudara a sanar y a dar un buen Cuarto Paso, uno a profundidad. Dios responde a nuestras oraciones, las que más nos convienen, aun cuando se nos olvida haber pedido, aun cuando tenemos miedo de que Dios responda.
Trabajamos estos Pasos para curarnos del dolor, el miedo, la culpa y las creencias que nos limitan, pero para hacer eso, primero debemos reconocerlos. Esa es la tarea de este Cuarto Paso.
Aquellos que encuentran el valor para mirar hacia adentro son los que se sienten más cómodos consigo mismo y con la recuperación.
Este es el Paso de la sanación. Este es el Paso de sana-el-corazón. Este Paso puede cambiar vidas. Profundiza. Profundiza tanto en ti como puedas. Empieza con la primera capa, y deja que el proceso te lleve cada vez más profundo. No tengas miedo de lo que encontrarás. Lo que nos ha sucedido puede ser tenebroso, pero nuestro núcleo es hermoso y bueno.
Trabaja este Paso una vez, dos, tan seguido como necesitas. Deja que el proceso de mirar hacia adentro se convierta en una respuesta habitual a la vida y sus situaciones. No para culpar. No para tenernos como responsables del comportamiento ajeno. Sino para explorar, entender, responsabilizarnos de y amar quienes verdaderamente somos. Damos este Paso para asumir nuestro poder y permitirnos sanar y cuidarnos en cualquier circunstancia.
Si no sabemos qué debemos enfrentar, podemos pedir a Dios que nos lo revele. Pidamos a Dios que nos muestre qué debemos enfrentar dentro de nosotros. Dios responderá.
Cuando encontremos el valor para mirar hacia adentro y descubrir lo que realmente sucede con nosotros mismos, cuando aceptemos quienes somos, incluyendo nuestro lado oscuro, encontraremos que lo que sucede afuera, alrededor y dentro de nosotros comienza a cambiar. El no enfrentar nuestro dolor, el no enfrentar nuestros miedos, es con frecuencia el gran motivador de los comportamientos que llamamos codependencia. Mirar hacia adentro es la llave para liberar nuestro dolor y producir recuperación y salud en nuestra vida.
Con frecuencia, necesitamos iniciar nuestra recuperación apuntando el dedo hacia otra persona.
Necesitamos enojarnos, indignarnos, y a veces hasta culpar, mientras hagamos el duelo. Si sólo buscamos el alivio de estar sin culpa, si sólo buscamos el alivio temporal y la «intoxicación» de sentirnos moralmente superiores, entonces podemos continuar haciendo eso. Pero si queremos más de nuestra recuperación y de nuestra vida, la respuesta está en mirar hacia adentro.
Dejaremos de mirar hacia otros para detener el dolor y hacernos sentir mejor. Y empezaremos, con la ayuda de nuestro Poder Superior, a hacerlo por nosotros mismos.
Dicen que los alcohólicos trabajan estos Pasos con pasión porque su vida depende de ello. Pues, la nuestra también. Cuando descubrimos lo que verdaderamente sucede dentro de nosotros, pronto aprenderemos qué necesitamos para cuidar de nosotros mismos.
Debemos ser honestos, pero también benévolos y comprensivos con nosotros mismos, a medida que trabajamos este Paso.
Hemos estado haciendo lo que creíamos necesario para sobrevivir. Ahora, nos encaminamos a volvernos plenamente vivos.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Reflexión del Dia: 30 de Diciembre



«SIN MIEDO HICIMOS UN MINUCIOSO INVENTARIO MORAL DE NOSOTROS MISMOS».(Cuarto Paso de CoDA).
ABRIR NUESTRO CORAZÓN AL AMOR
Había sido descuidada de niña, enseñada creencias equivocadas acerca de mí misma, desprovista de o negada mucho de lo que una niña necesita para ser mínimamente sana. Para sobrevivir, me había contando mentiras terribles. Me había creído el lavado se cerebro y fabricado excusa tras excusa para los que vivían a mi alrededor.
El dolor más fuerte no vino de estas experiencia, sino de mi reacción a estas experiencias: negación y autorrechazo. Aprendí a aceptar tan poco de la vida, porque creí que merecía tan poco.
Aprendí cuán aterrada, cuán terriblemente aterrada estaba ante la vida,ante dar libremente los pasos de la vida, ante bailar el baile de la vida y del amor.
Decía querer tener relaciones, pero en verdad no quería la intimidad. Quería que alguien me protegiera. Quería una fortaleza, un escondite. Pero aun en estos escondites de relaciones disfuncionales, no podía esconderme. Dios me seguía alumbrando, enseñándome, obligándome a enfrentar la verdad acerca de mí misma.
Aprendí que no podría poseer mi propio poder ante mi pareja, hasta que lo hiciera ante alguno de mis padres. No estaría libre para amar hasta romper con mis lazos originales y reclamar mi libertad para ser, para estar viva, y para darme a mí misma la bienvenida a este mundo.
El duelo por este proceso fue enorme. Ser obligada a pararme sola, ser dueña de mi propio poder, sentir mis sentimientos, y andar por la vida sin un escudo me producía emociones arrolladoras. Me había pasado toda la vida evitando los sentimientos, funcionando con base en energía mental, protegiéndome con mi intelecto. Ser obligada a entrar a la parte emocional de mí misma, que en esencia es el corazón, dolió tanto y se sintió tan incómodo y torpe que grité, gemí, y me quejé durante todo el proceso de más de un año.
Me retorcía con la incomodidad de sentir. Pasé por el proceso de duelo una y otra vez, quitando la negación de cierto asunto, pasando de inmediato al enojo y la ira, hasta poder aceptar la lanza momentánea de dolor y tristeza. Luego, por unos días, tenía un descanso, hasta que el proceso comenzaba de nuevo con otro aspecto negado y reprimido.Una y otra vez, hice el duelo de una pérdida tras otra, desde mi nacimiento hasta el presente.
La vida seguía ofreciéndome las experiencias que necesitaba para desatar este mirar hacia adentro. Sentí la ira que ignoraba albergar. Saqué de adentro, página tras página, un torrente de miedos y creencias negativas.

No es adecuado llamar «incomodidad» a este proceso empírico de atravesar el proceso de sanación. Comencé a creer que no había más. Pensé que lo más que podía esperar es que el proceso algún día terminaría y yo volvería a sentir como antes. Pero aún faltaba más. Una noche, en la soledad de mi propia casa, tuve una experiencia espiritual. Sucedió en mi corazón. Como una ola gigante, me inundó el entendimiento de que tenía que perdonar todo, a cada persona de mi pasado. Fue un pensamiento espiritual, como de Guía Divina. También fue un pensamiento humano, como «Es hora de hacer las compras.» Fue un acto de conciencia. De inmediato, se me iluminó la lista de aquellos a quienes debía perdonar. Pasó de mi mente a mi corazón, y un pensamiento amoroso y perdonador acompañó a cada nombre. El perdón fue un regalo. Sólo tenía que poner mi buena voluntad, y ni siquiera sé cuánto tuve que ver con eso.
Por un tiempo, había supuesto que el enojo y el reconocimiento era la totalidad del proceso. Estas ideas eran importantes, pero constituían sólo una parte de la experiencia.
A medida que cada nombre, cada persona, y un pensamiento de perdón para cada uno pasaba por mi corazón, sentí cómo se iba aligerando y aligerando mi corazón. Percibí la experiencia física de sentir cómo se disolvían la pesantez, el dolor, las varillas de acero alrededor de mi corazón. Se rompían las grandes bandas de restricción alrededor de mi pecho, y una parte mía que había estado cerrada, se abrió. Esa parte era mi corazón.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

Meditación 14 de Diciembre… Se feliz ahora



«El tiempo es lo que evita que todo suceda a la vez», decía la pegatina del parachoques que tenía delante.
Tal vez, pensé. Estaba corriendo de vuelta a casa desde la tienda de computadoras, haciendo mis diligencias, tratando de hacer las cosas. Noté un restaurante y un centro comercial a mi derecha, en la autopista. Tenía curiosidad por este lugar por casi un año. Hoy, en lugar de conducir, pagué la autopista y entré en el estacionamiento. Pasé las siguientes tres horas navegando por las tiendas llenas de antigüedades, baratijas y alimentos gourmet. Luego disfruté de una cena tranquila, una jugosa hamburguesa y una malta de chocolate, en el restaurante antes de regresar a casa. Las tiendas siempre habían estado allí; Siempre me había pasado. Hoy paré, satisfice mi curiosidad, y me divertí.
Es fácil pasar nuestras vidas trabajando hacia una meta, convencidos de que si solo pudiéramos llegar allí, seríamos verdaderamente felices en ese momento. Hoy es el único momento que tenemos. Si esperamos hasta mañana para ser felices, nos perderemos la belleza de hoy.
Ten tus planes. Fijar metas.
Déjate ser feliz ahora.

«Dios, ayúdame a ser consciente de la alegría que está frente a mí ahora, en lugar de esperar a que el mañana me traiga felicidad».

(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).

Reflexión del Dia: 21 de Noviembre



No podemos cambiar a las personas. Cualquier intento de controlarlas es un engaño y una ilusión. Se resistirán a nuestros esfuerzos o redoblarán los suyos para probar que no podemos controlarlas. Podrán adaptarse temporalmente a nuestras demandas, pero cuando nos demos la vuelta regresarán a su estado natural. Y aún más, la gente nos castigara por obligarla a hacer algo que no quiere, o a ser como no quiere ser,
Ningún control será suficiente para efectuar un cambio permanente o deseable en otra persona. A veces podremos hacer cosas que aumenten la probabilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun eso podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad. Es una desgracia. A veces es difícil de aceptar, especialmente si alguien a quien amas se lastima a sí mismo o a sí misma y a ti. Pero así es. La única persona a la que puedes o podrás hacer cambiar es a ti misma. La única persona que te atañe controlar eres tú misma.
Desapégate. Renuncia. A veces cuando hacemos esto el resultado que habíamos esperado sucede rápida, a veces milagrosamente. A veces, no sucede. A veces nunca sucede. Pero tú saldrás beneficiado. No tienes que dejar de ocuparte o de amar. No tienes que tolerar el abuso. No tienes que abandonar métodos constructivos, como la intervención profesional, para solucionar tus problemas. Lo único que tienes que hacer es poner tus manos emocionales, mentales, espirituales y físicas otra vez dentro de tus propios bolsillos y dejar a las cosas y a la gente solas. Déjalas estar. Toma cualquier decisión que necesites tomar para ocuparte de ti mismo, pero no las tomes para controlar a los demás. ¡Empieza a ocuparte de ti mismo.

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).

Reflexión del Dia: 29 de Agosto



Desapégate. Renuncia. A veces cuando hacemos esto el resultado que habíamos esperado sucede rápida, a veces milagrosamente. A veces, no sucede. A veces nunca sucede. Pero tú saldrás beneficiado. No tienes que dejar de ocuparte o de amar. No tienes que tolerar el abuso. No tienes que abandonar métodos constructivos, como la intervención profesional, para solucionar tus problemas. Lo único que tienes que hacer es poner tus manos emocionales, mentales, espirituales y físicas otra vez dentro de tus propios bolsillos y dejar a las cosas y a la gente solas. Déjalas estar. Toma cualquier decisión que necesites tomar para ocuparte de ti mismo, pero no las tomes para controlar a los demás. ¡Empieza a ocuparte de ti mismo!

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
desapego de chopra1

Meditación 24 de Agosto … Soluciona los problemas



¡Los problemas son para resolverlos!
Algunos de nosotros nos pasamos más tiempo reaccionando al hecho de que tenemos un problema que tratando de solucionarlo. «¿Por qué me está pasando esto a mí?»… «¿No es horrible la vida?»… «¿Por qué tenía que ocurrir esto?»… «Ay, caray. Esto es terrible»… «¿Por qué Dios (el universo, una agencia, una persona o la vida) la toma conmigo?»
Los problemas son inevitables. Algunos problemas se pueden anticipar. Otros son sorpresas. Pero la idea de que los problemas se dan en forma regular no necesita ser nunca una sorpresa.
Las buenas noticias son que para cada problema hay una solución. A veces, la solución es inmediata o nos lleva cierto tiempo descubrirla. Otras, la solución implica dejarlo ir. A veces, el problema debemos resolverlo nosotros; otras no. A veces, hay algo que podemos hacer claramente para solucionar el problema; otras, necesitamos batallar, patalear, hacer nuestra parte y luego confiar en la ayuda de nuestro Poder Superior.
A veces, el problema simplemente es parte de la vida; otras, es importante porque estamos aprendiendo algo a través de él y de su solución. A veces, los problemas acaban resultando ser algo bueno en nuestra vida. Nos hacen volvernos en una dirección que es mejor a la que de otra manera hubiéramos tomado.
A veces, los problemas simplemente son; otras, son una señal de advertencia de que estamos en el camino equivocado.
Podemos aprender a aceptar los problemas como parte inevitable de la vida. Podemos aprender a resolver problemas. Podemos aprender a identificar cuáles están tratando de conducirnos en una nueva dirección y cuáles simplemente piden una solución.
Podemos aprender a concentrarnos en la solución más que en el problema y mantener una actitud positiva hacia la vida y hacia el inevitable flujo de problemas y soluciones.
«Hoy aprenderé a confiar en las soluciones, en vez de sentirme victimado por los problemas. No usaré los problemas para probar que estoy desamparado, acosado o martirizado. No señalaré mis problemas para probar lo horrible que es la vida. Aprenderé a confiar en el flujo de problemas y soluciones. Dios mío, ayúdame a resolver los problemas que puedo resolver hoy. Ayúdeme a dejar ir el resto. Ayúdame a crecer en mi capacidad para afrontar los problemas y resolverlos. Ayúdame a confiar en la corriente. Para cada problema, hay una solución».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditacion 21 de Agosto … Desapeguémonos en las relaciones



Cuando al principio nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos objetable y cuestionable. Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no le importan los demás.
Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.
Podemos creer que el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán el resultado que deseamos.
Controlar, preocuparse y forzar no funcionan. Aunque tuviéramos razón, el controlar no funciona. En algunos casos, puede impedir el resultado que esperamos.

A medida que practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a aprender la verdad. Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una conducta en las relaciones que sí funciona.
También aprendemos algo más. El desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas nuestras relaciones. Le abre la puerta al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.
Desapegarse quiere decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacitan para fijar los límites que necesitamos establecer con la gente. Nos permite tener nuestros sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta a los demás a hacer lo mismo.
Le permite a nuestro Poder Superior entrar en escena y obrar.

«Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios. Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).

Meditación 7 de Abril… Encontrar dirección



Solía ​​pasar tanto tiempo reaccionando y respondiendo a todos los demás que mi vida no tenía dirección. Las vidas, los problemas y las necesidades de otras personas marcan el rumbo de mi vida. Una vez que me di cuenta de que estaba bien para mí pensar e identificar lo que quería, comenzaron a suceder cosas notables en mi vida. (Anónimo).
Cada uno de nosotros tenemos una vida para vivir, una que tiene un propósito y significado. Podemos ayudar a nuestro Poder Superior a dar dirección y propósito a nuestra vida estableciendo objetivos.
Podemos establecer metas anuales, mensuales o diarias en tiempos de crisis. Las metas crean dirección y ritmo; los objetivos nos ayudan a lograr una vida manejable que se dirige en el curso que elegimos por nosotros mismos.
Podemos ayudar a orientar nuestras vidas estableciendo objetivos.
«Hoy, prestaré atención a establecer un curso de acción para mi vida, en lugar de dejar que otros controlen mi vida y mis asuntos.»

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós-Serie de Meditaciones).

Meditación 6 de Marzo… Paz



La ansiedad es con frecuencia nuestra primera reacción al conflicto, los problemas, o incluso a nuestros propios miedos. En esos momentos, desapegarnos y sentirnos en paz podría parecer una conducta desleal o apática.
Pensamos: si realmente me importa, me preocuparé; si esto es realmente importante para mí, debo permanecer alterado. Nos convencemos a nosotros mismos de que posiblemente los sucesos se vean afectados por la cantidad de tiempo que pasamos preocupándonos.
Nuestro mejor recurso para resolver problemas es la paz. Las soluciones surgen fácil y naturalmente cuando estamos en paz. A menudo, el miedo y la ansiedad bloquean las soluciones. La ansiedad le da poder al problema, no a la solución. Albergar un estado de agitación no ayuda. No ayuda.
La paz está a nuestra disposición si así lo elegimos.A pesar del caos y de los problemas no resueltos que nos rodeen, todo está bien, las cosas se solucionarán.
Podemos rodearnos de los recursos del universo: del agua, la tierra, un ocaso, una caminata, una plegaria, un amigo. Podemos relajarnos y permitirnos sentir paz.
«Hoy dejaré ir mi necesidad de permanecer en un estado de agitación. Cultivaré la paz y la confianza en que las soluciones y los favores surgirán natural y armoniosamente de un remanso de paz. Conscientemente dejare ir la angustia, y dejare actuar a Dios».

(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).