Reflexión del Día: Tomar Conciencia

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Para sanar hay que tomar conciencia de los apegos y de las cosas que se están perdiendo a causa de esos apegos; es advertir todo lo que la vida me ofrece y yo no puedo disfrutar por culpa de ese apego; es reconocer el tiempo y las energías preciosas que gasto en tristezas y en lamentos interiores, cuando hay tanto y tanto para vivir.
Esta conciencia se vive como una liberación, como una feliz claridad interior que nos devuelve la libertad. Es bello contemplar como se desinflan nuestras esclavitudes al contemplarla con valentía. Esto implica tomar conciencia de todos los sentimientos que están unidos a un apego: el miedo de perder algo, el temor de quedarme sin eso que me obsesiona, una sensación de humillación o de baja autoestima. Este sentimiento debe ser reconocido tal cual es, en todos sus detalles: debe ser contemplado como quien mira algo desde fuera, hasta que uno perciba claramente lo inútil que es alimentar ese sentimiento dañino. Entonces puede surgir la decisión libre de renunciar a eso que nos entristece.
Nos hemos puesto la exigencia de ser aplaudidos, de poseer tanto dinero, de ser amados por tal persona, de tener tal cosa. Nos hemos apegado a eso y no “queremos soltar ese proyecto”. Esa exigencia es la causa de nuestros males. Pero no hay ninguna obligación de seguir alimentando tal exigencia. Muchas personas son felices sin eso. Entonces podemos imaginar nuestra vida feliz, serena y llena de fuerza, sin esa exigencia que nos trastorna. Y echarla lejos como si fuera una serpiente venenosa.
Una cosa es tener lo necesario para vivir, y cuidarlo. Otra es comenzar a ser poseídos por el deseo de los objetos, del dinero, de los títulos, de los afectos, y de todo lo que pueda ser acumulado. Eso es olvidar que el verdadero placer es fugaz, y que con retener las cosas no logramos ser mas felices. Eso que nos hizo felices ya paso.
Cuando uno no reconoce la fugacidad de las cosas y de los placeres, pierde su dignidad y comienza a venderse, a arrastrarse detrás de necesidades obsesivas. Hay que reconocer ese engaño y soltar, simplemente soltar. ¡Dejar ir, dejar pasar!
(Víctor Manuel Fernandez de su Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones).

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Retorno del Alma

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La perdida del Alma tiene lugar de forma progresiva. De niños, la primera vez que fuimos dejado de lado, humillados, traicionados, descuidados, privados, abandonados, criticados o maltratados, empezamos a perder un trozo de nuestra esencia mas profunda, de nuestra alma .
Comenzamos a internalizar los sentimientos y la autoimagen resultantes de las cicatrices emocionales. Entonces empezamos a transformarnos en un falso ser codependiente con el propósito de adaptarnos a nuestras entorno. Desarrollamos una tolerancia al abuso y al dolor. Bloques de hielo empiezan a formarse dentro de nuestro sistema interno. Los bloques de hielo cubren la llama de la pasión y esta empieza a arder con menos intensidad. A veces, llegada la adultez, no es mas que un rescoldo.
Una vez que hemos reconocido la perdida del alma, podemos iniciar el proceso de hacer que nuestras almas vuelvan a nosotros. Para hacer que vuelva nuestra alma, tenemos que tomarnos en serio nuestra curación… hacer de nuestra recuperación lo mas importante. La curación no es un remedio instantáneo, sino una reintegración de nosotros mismos a través de un proceso continuo, al que llamamos vivir nuestras vidas. ¡Reintegrarnos ES vivir!
Algunas practicas curativas que podemos incorporar a nuestra vida diaria, para lograrlo son:
1.- Prueba a crear un «lugar sagrado» en una habitación o en un rincón de tu casa. Reúne allí unos cuantos objetos, tales como fotos, estatuillas, cosas que puedas haber comprado y que simbolizan algo para ti. O utiliza objetos tales como plumas, piedras, trozos de arboles u hojas que puedes haber recogido de la naturaleza. Despues, siéntate en tu lugar sagrado todos los días mientras meditas.
2.- Lleva un cuaderno de palabras, frases y afirmaciones que resuenen en tu corazón y en tu alma. Añade unas y quitas otras que ya no te sirvan.
3.- Visualiza, de forma concreta, con palabras o imágenes, tus pequeños logros. Fisicos «Hoy he aprendido a jugar golf». Emocionales «He conectado con mi tristeza». Sociales «He aprendido a decir No». Economicos «Distribuyo el dinero mejor que antes».
4.- Acuerdate de darle las gracias a Dios diariamente por esto: la comida, el agua, la casa, una sonrisa, la lluvia, una preciosa luna de otoño, los arboles en primavera…
5.- Regala algo que ya no utilices a quien conozcas. O envuelvelo en papel de regalo y dáselo a una organización de caridad. No lo utilices para deducir impuestos. No le digas a nadie que lo has hecho.
6.- Cuando te asalte la melancolía o el malhumor, pon la música que mas te guste y baila.
7.- Aprende a ser padre observando niños. ¿Tratarias a un niño pequeño de la forma que te tratas a ti mismo? ¿Le dirias a un niño pequeño las cosas que te dices a ti mismo?.
8.- Cada vez que cuides tu cuerpo, tomate tiempo para disfrutar del cuidado que te das a ti mismo.
9.- Aprende técnicas de relajación manual, como yoga, meditación o algunas artes marciales (Tai Chi Chuan).
10.-Sal a pasear a la naturaleza. Toma conciencia de lo que ves, oyes o hueles.
11.-Sin ninguna razón aparente, haz cualquiera de las siguientes cosas que te hagan sentirte bien: Ve al parque. Escucha la música que mas te guste. Riete. Sientate al sol sin moverte durante cinco o diez minutos. Canta a grito pelao. Grita a pleno pulmón cuando te sientas tenso. Hazte un nuevo corte de pelo. Abraza a un niño. Mantente en contacto consciente con tu ser emocional y tu ser espiritual. Desarrolla una relación constante con Dios, tal como tu lo entiendas. Si te concentras en sentirte bien, se te pueden ocurrir muchas mas cosas que puedes hacer por ti mismo.
Los «rituales» para hacer que vuelva nuestra ALMA, son muy simples. Hay que hacerlos todos los días. No hay ningún remedio mágico, pero estas distintas maneras de cuidar de ti mismo y de cuidar de tu alma son una forma concreta y real de hacer la labor de la recuperación.
(Dorothy May de su Libro Codependencia. Dependencia Controladora/Dependencia Sumisa).

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Liberarse del dolor emocional

Si usted sufre regularmente porque le invaden miedos infundados, ira, o porque siente desconfianza,culpa,ansiedad, depresión, cambios de humor o fobias, probablemente esté convencido en lo más profundo de su ser de que, como es lógico, usted no tiene ningún control sobre esas emociones. Sin duda, parte de esa creencia es cierta. Si usted está caminando y le da un calambre en la pierna, puede pararse y descansar hasta que mejore, pero si usted tiene un dolor emocional, no hay ningún remedio así de obvio.

Las emociones dolorosas que surgen sin causa obvia o que siguen presentes mucho después de la desgracia que las pudo hacer surgir son una manifestación de la adicción a la infelicidad. Sin darse cuenta, la gente busca emociones dolorosas porque anteriormente, en algún momento de su vida, interpretaron erróneamente que eso era lo que se suponía que tenían que sentir. Sin saberlo confundieron ese sentimiento doloroso con la felicidad y, como resultado de ello, desarrollaron la necesidad de volver a sentirlo. En ese sentido el dolor emocional tiene un propósito concreto, aunque ciertamente no ocurre a propósito. Aunque pueda resultar sorprendente y de alguna manera desconcertante darse cuenta de que en gran medida usted es el autor de lo que siente, saber esto también le dará a usted fuerza.

Gracias a que esos estados de ánimo dolorosos son Mitos aprendidos en la infancia, no taras de nacimiento, pueden desprenderse. Una vez que eso ocurre, se liberará de la infelicidad provocada por usted mismo. De una forma consistente podrá elegir estados de ánimo y emociones positivas, y esta actitud solo cambiará ante acontecimientos verdaderamente desgraciados. Parte del proceso de desaprender es distinguir la infelicidad «apropiada» de la infelicidad «gratuita».

La infelicidad apropiada es una respuesta realista ante un acontecimiento desgraciado. La infelicidad inapropiada es una reacción exagerada o una experiencia buscada que se utiliza para satisfacer la adicción a la infelicidad.

La tristeza que surge ante una pérdida importante es algo inevitable. Si se añade una infelicidad gratuita, a esa respuesta inicial puede añadirse también una depresión o ansiedad que no están en proporción con la pérdida real o que sigue presente por muchos meses o años. Esa reacción hace difícil seguir adelante, provoca ira o sospechas ante otros, o fomenta la convicción de que usted no vale nada y que tiene la culpa de lo que ocurre.

La infelicidad gratuita puede surgir también cuando una persona, sin saberlo, persigue el dolor para poder gratificar su adicción a la infelicidad. Un ejemplo es una mujer que trabajó diligentemente durante tres años en una novela y, cuando fue aceptada por un editor, reaccionó con una profunda depresión.

El requisito previo para liberarse del dolor emocional es aprender a distinguir la infelicidad apropiada de la infelicidad gratuita. A algunas personas les gusta tener un diario de sus emociones; otras no se toman esa molestia. Realmente no importa cómo lo haga, pero es importante que empiece a darse cuenta hasta qué grado su infelicidad es gratuita, es decir, causada por usted mismo. Por ejemplo, si usted ha sufrido una pérdida o un desengaño, naturalmente sentirá un cierto grado de tristeza, pero también puede sentir un dolor desproporcionado ante la pérdida que acaba de experimentar. Ese sentimiento representa infelicidad gratuita

Las siguientes pautas le pueden ayudar a distinguir la infelicidad apropiada de la gratuita:

Infelicidad apropiada

• Es siempre el resultado directo de un hecho verdaderamente grave (por ejemplo: la enfermedad o muerte de un ser querido, la pérdida de un trabajo que deseaba o el hecho de que no le den ese ascenso que tanto buscó).
• Incluye sentirse decepcionado o triste y, en el caso de una pérdida muy grave, también puede incluir sentimientos no concretos de ira.
• No incluye fuertes sentimientos de autocrítica, depresión constante, rabia no provocada hacia otros,quedarse en blanco o tener miedos o ansiedades infundadas.

Infelicidad gratuita

• Puede incluir ser duro con uno mismo, depresión crónica, quedarse como en blanco o tener miedos infundados, sentir ansiedad, sospechas o ira.
• Puede aprovecharse de una pérdida verdadera.
• No tiene conexión necesariamente con un acontecimiento triste. La infelicidad gratuita puede venir después de sentirse bien o simplemente «salir de la nada».

Conocerse a sí mismo: identificar cómo y cuándo experimenta una infelicidad gratuita.

Primero identifique cuál es el tipo de infelicidad gratuita que le provoca mayor angustia. Quizá lo que más le afecta es sentirse «bajo de moral», o le invaden pensamientos de ansiedad u otros sentimientos de los que no se puede librar, o se siente exageradamente irritable. O quizá usted es muy consciente del tipo de infelicidad gratuita que lo invade. Por ejemplo, se puede sentir aterrorizado ante el hecho de volar enavión o terriblemente ansioso cuando tiene que hablar delante de gente. O quizá su manera especial de sentir infelicidad gratuita ha sido invisible para usted porque ha sido como un «ruido de fondo» compuesto de ansiedad, depresión, oscuridad o autocrítica. Al enfocarse en este telón de fondo desagradable, podrá empezar a darse cuenta de cuándo está presente y cuándo no lo está. Una vez que haya identificado los sentimientos negativos que están interfiriendo en su vida, observe cuándo tienen lugar. Quizá, como el miedo a volar o a hablar en público, se estimulan con una actividad en particular. Otras veces pueden venir de la nada. O tal vez le sobrevengan cuando se ha sentido especialmente bien o después de que le haya ocurrido algo malo que no se esperaba. Durante el día, mida su temperatura emocional. Por ejemplo, si se siente feliz y satisfecho, note si esos sentimientos positivos son reemplazados por emociones negativas y cuándo. Continúe observando hasta que surja un patrón determinado.

Mitos sobre el origen de nuestras emociones.

Puede ser reconfortante superficialmente pensar que los estados emocionales dolorosos se deben a algún problema en la estructura de nuestro cerebro y, como consecuencia, que no tenemos ninguna influencia sobre nuestros estados de ánimo. Pero, al mismo tiempo, esta noción es muy desalentadora porque sitúa el proceso de regulación de nuestras emociones siempre más allá del control de nuestra voluntad. El hecho de que nosotros somos los verdaderos autores, aunque sin saberlo, de nuestras emociones más importantes es un descubrimiento positivo porque implica la posibilidad de que podamos elegir mejorar la calidad de nuestra vida interior. Para mucha gente es difícil creer que las emociones dolorosas que surgen, aparentemente de la nada,son adquiridas y tienen una razón de ser. Están convencidos de que una persona llena de ira, deprimida o ansiosa era «así» desde que nació o que desarrolló ese dolor emocional como resultado directo de su evolución biológica. Es verdad que algunos bebés son especialmente irritables cuando nacen aunque no haya problemas físicos que les provoquen malestar. Pero todos los bebés han tenido nueve meses de experiencias prenatales que, de alguna manera, han configurado las respuestas emocionales del bebé. Las investigaciones han demostrado que los fetos de madres que están muy estresadas o deprimidas producen niveles inusualmente altos de hormonas relacionadas con el estrés en respuesta a la estimulación, y que esas hormonas siguen siendo elevadas durante mucho más tiempo que en los otros fetos. No es de extrañar que esos bebés al nacer sean más irritables que otros. Sin embargo, con unos padres bien informados, los bebés que son anormalmente irritables al nacer se transforman en niños tranquilos y fuertes. Esto no sería posible si la irritabilidad fuera algo que «hubiera sido introducido» en su cerebro.

Cuando las necesidades emocionales de los niños están satisfechas, su bienestar interior se estabiliza. Cuando son adultos, mantendrán su convicción de que son dignos de amor y capaces de amar aunque no tengan buena suerte. Y lo que es igualmente importante, nunca provocarán, ni a ellos ni a los demás, infelicidad de forma gratuita.Cuando las necesidades emocionales de los niños no se satisfacen de forma adecuada, sin saberlo,asumen que la infelicidad que sienten es algo deseable porque es exactamente lo que sus perfectos padres quieren para ellos. Una vez que ya han confundido la infelicidad con la felicidad, desarrollan la necesidad de volver a experimentar esos sentimientos de infelicidad. Sin saberlo empiezan a buscar la infelicidad convencidos de que es algo bueno en sí y bueno también para ellos. La infelicidad a la que la gente se hace adicta les puede llevar a herirse a sí mismos, a tener dificultades para encontrar y mantener una relación de pareja y a sufrir dificultades para desarrollar su trabajo en todo lo que valen.La infelicidad a la que la gente se hace adicta puede manifestarse en la forma de sentimientos dolorosos.Esto tiene sentido, porque cuando las necesidades emocionales de los niños no se satisfacen, pueden sentirse avergonzados, deprimidos, ansiosos, asustados o llenos de ira. Sin saberlo, asumen que sentirse así es bueno porque están convencidos de que sus padres quieren que ellos se sientan así. Buscan el consuelo en esos sentimientos al crecer y cuando son adultos.

Desaprender los estados de ánimo dolorosos:

Debido a que las emociones dolorosas que interfieren con su habilidad para vivir la vida que usted quiere son el resultado adquirido por la confusión temprana de la infelicidad con la felicidad, y debido a que están en continua competición con su deseo innato, aún fuerte, de experimentar verdadera felicidad, son emociones que se pueden desaprender y dejar atrás.

A continuación le ofrecemos una visión general de las pautas que le ayudarán a recuperarse de la infelicidad gratuita:

• Aceptar el hecho de que de alguna manera que usted desconoce, sentirse mal también le hace sentirse cómodo y reconfortado.
Hay una gran variedad de emociones dolorosas que pueden serle familiares y, por tanto, consolarlo, incluyendo: depresión, ansiedad, miedo (fobias), falta de propósito en la vida, sentirse indefenso, ira, desconfiar de los demás, soledad y autocrítica.
• A continuación, intente identificar cuándo es más probable que usted busque sentir esas emociones dolorosas.
Algunas personas son más vulnerables cuando se sienten especialmente felices. Una mujer que conocimos reaccionaba ante la emoción de enamorarse, sintiendo terror a que su novio, que viajaba frecuentemente por sus negocios, se muriera en un accidente de avión. Otros individuos a veces caen en estados emocionales de dolor como una manera de consolarse cuando algo va mal en sus vidas. Un ejecutivo que perdió un importante cliente estaba tan lleno de culpa por ello que era incapaz de dar los pasos necesarios para buscar un nuevo cliente.
• Una vez que ha identificado bajo qué circunstancias es más probable que se deje caer en un estado emocional de dolor, puede descubrir que prevenirlo le permitirá interceptarlo. Si no, al menos podrá tener una mejor perspectiva de esa emoción dolorosa. Por ejemplo, es mucho peor creer que una persona querida está a punto de caer gravemente enferma que experimentar ese sentimiento mientras que, al mismo tiempo, usted sabe que ese sentimiento no es una verdadera visión del futuro, sino que es su manera de responder ante «demasiada» satisfacción o ante una decepción. Cuanto más mantenga en perspectiva los estados de ánimo dolorosos, esto es, al hacerse consciente de que recurre a ellos buscando alivio en ciertas circunstancias, esos estados serán cada vez menos convincentes y, por lo tanto, no tan abrumadores.
• Una vez que pueda poner sus sentimientos de dolor dentro de un contexto, estará en el camino de recuperarse.
Usted tendrá la experiencia dual de sufrir porque se siente mal emocionalmente, mientras que su yo «normal» sigue funcionando y es capaz de contener ese dolor. Con el tiempo, la depresión, la ansiedad o la irritabilidad le parecerán menos una avalancha que se le viene encima y serán más una molestia, como un pequeño dolor de cabeza que usted sabe que pasará y que puede ser ignorado en gran medida. Un día descubrirá que el dolor emocional que le invadía ya casi nunca aparece en la pantalla de su radar.

Dos pasos adelante, un paso atrás: El camino del auténtico progreso.

No pretendemos dar la impresión de que el camino para liberarse de la adicción a las emociones dolorosas será fácil. Hemos subrayado varias veces que usted puede volver a tomar el control de la situación, pero sabemos que el proceso puede no ser fácil ni evolucionar en línea recta. Como ocurre cuando intenta mejorar otros aspectos de su vida, la necesidad de sentir el consuelo de la infelicidad que usted ha confundido sin saberlo con la felicidad puede afirmarse en el momento que empiece a intentar alejarse de ello. Las dificultades pueden surgir al comenzar. Quizá le es difícil mantener un diario de sus emociones o en general observar cuándo los sentimientos agradables son sustituidos por los dolorosos. Si al principio le resulta difícil ser consciente de sus emociones a lo largo de todo el día, elija una franja horaria de la jornada cuando le sea más fácil hacerlo. Por ejemplo, observe cómo se siente durante la primera hora después de levantarse. Intente tomarse la temperatura emocional al comienzo de cada hora y vea por cuánto tiempo puede seguir siendo consciente de ello. Incluso si los días pasan y no ha podido concentrarse en lo que estaba sintiendo, vuelva a intentarlo. La adicción a la infelicidad puede estimularlo a creer que ya ha perdido su oportunidad o que no es capaz de hacerlo. Pero eso no es verdad. Puede quedarse en la fase inicial tanto tiempo como sea necesario. Incluso si solo puede prestar atención a cómo se está sintiendo durante cinco minutos de vez en cuando, usted estará haciendo progresos.

Ningún esfuerzo es demasiado pequeño ni llega demasiado tarde.

Una vez que ha atravesado la fase de recopilación de información y sabe qué tipo de dolor emocional le molesta y cuándo es más probable que aparezca, el siguiente paso es intentar preverlo. Para ello, tiene que estar alerta y buscar los sentimientos específicos o las experiencias que para usted desatan esos estados emocionales de dolor. Las experiencias que los provocan preceden a los momentos de dolor emocional: desilusionarse ante una pérdida, estar feliz por un éxito conseguido o sentirse bien interiormente y de forma estable durante un periodo de tiempo.Esta fase de prevención es también un momento en el que su resolución puede tambalearse. Quizá le sea difícil acordarse de estar alerta ante la emoción que va a provocar su reacción y luego se sienta mal sin saber por qué. Después de que esto ocurra unas cuantas veces, puede llegar a pensar que la tarea de prever los momentos de dolor emocional es demasiado dura o que está más allá de su capacidad. La clave es no cargarse usted mismo con expectativas poco razonables. Tiene que tener en cuenta que está intentando «desaprender una forma de sentir bienestar interior» a la que ha estado recurriendo siempre desde que era niño. Esta manera de consolarse puede no desaparecer con facilidad ni con rapidez, pero puede apartarse de ella si lo sigue intentando. Cualquier progreso, con el tiempo, le hará llegar a donde se dirige. Si usted solo se da cuenta una vez a la semana o una vez al mes de cuándo surge la emoción que va a desatar su reacción o prever ese dolor emocional, con el tiempo lo conseguirá.
El siguiente obstáculo que hay que tener en cuenta es la tendencia a desanimarse o a desistir cuando se retrocede. Estas recaídas son parte del proceso de curación. Son una reacción adversa ante el sentimiento de auténtica satisfacción: la adicción a la infelicidad se reafirma reaccionando ante la satisfacción que siente por el progreso que se ha logrado. A las recaídas les siguen los éxitos.

La adicción a la infelicidad puede hacerle creer que, si recae, no va a conseguir su objetivo.

(Tomado del Libro ADICTOS A LA INFELICIDAD de Martha Heineman Pieper y William J. Pieper).

La Diferencia entre Amor y Apego

«Sí. Cuando uno ama procura respetar el libre albedrio de la persona querida y el suyo propio. Intenta hacer lo posible para que la persona querida sea libre y feliz, aunque ello implique renunciar a estar con esa persona. En el caso del apego, la persona que lo padece está pensando más en satisfacer su propio egoísmo que en el bienestar de la persona querida. Por ello tiene tendencia a vulnerar el libre albedrío de la persona a la que supuestamente quiere reteniéndola a su lado en contra de su voluntad o coaccionándola para que haga lo que uno quiere, obstaculizando al máximo las relaciones con otros seres a los que considera su “competencia”. Aquel que ama de verdad no es posesivo con la persona amada, ni se molesta porque la persona amada quiera también a otras personas. Puede que el apego se agote, pero el amor verdadero, el amor auténtico no se gasta. Por querer cada vez a más personas no significa que se quiera menos al resto. Pero el apego nos hace creer que sí. Que lo que se le da a los demás se nos quita a nosotros. El que siente apego exige, obliga y fuerza los sentimientos. Siempre espera algo a cambio de lo que hace. Está muy pendiente de exigir, de recibir y sólo da por interés, a condición de que se le dé primero lo que ha pedido. También por apego uno puede vulnerar su propio libre albedrío y obligarse a hacer cosas que no siente. El que siente auténtico amor da incondicionalmente y deja libertad a los sentimientos. No obliga, ni fuerza, ni exige nada a cambio de la persona a la que ama.”

(Vicent Guillem)

Los seres humanos tendemos a formalizar todas nuestras relaciones basadas en el apego confundiéndolo con amor. Entretejemos relaciones de dependencia y exigencia pensando que cuanto más sujetamos a una persona, más la queremos. Eso no es amor verdadero, lo que tenemos es miedo de soltar por temor a perder. Las únicas relaciones maduras y de amor verdadero son aquellas en las que no hay ataduras, son aquellas en las que estás conmigo porque así lo deseas, no porque yo te lo imponga o te amenace con apartarme de tu lado si no lo haces.

Crea relaciones responsables donde desaparezcan los lazos de pertenencia y dependencia.
Crea relaciones basadas en la libertad y la confianza, entonces te darás cuenta de lo que es AMAR de verdad.

(Tomado de: http://elmagicodespertardelossentidos.blogspot.com/)

Recuperación… ¿Programa en Doce Pasos?.

Dorothy May en su Libro Codependencia. La dependencia controladora/La dependencia sumisa, plantea su contenido en base a interrogantes derivadas de las inquietudes de los Codependientes.

Interrogante: ¿Que es un programa en doce pasos?

Respuesta: Los programas en doce pasos son esencialmente de naturaleza espiritual. Desde que Alcohólicos Anónimos (Al Anom) empezaron hace unos cincuenta años, se han formado otros muchos grupos. A medida que mas y mas gente se fue dando cuenta de que existe en nuestra sociedad, de hecho, todo un proceso adictivo en funcionamiento, empezaron a buscar ayuda mediante una formula que ya había demostrado ser viable. Existen literalmente cientos de programas basados en los «doce pasos» de Alcohólicos Anónimos. La recuperación puede centrarse en un punto o en otro, según el tipo de compulsiones o adicciones implicadas. ¡Pero todos funcionan!
Una forma de empezar consiste en asumir el compromiso de asistir al menos a unas seis reuniones de Adultos Hijos de Familias Conflictivas o Adultos Hijos de Alcohólicos. Codependientes Anónimos también puede servir. Prueba distintos programas hasta encontrar uno en que te sientas cómodo.
En el supuesto de que no seas un drogadicto ni un adicto a la comida y de que, aunque no sepas que es lo que te pasa, estas seguro de que necesitas algo mas de lo que tu vida te ha dado hasta ahora, simplemente ve allí y escucha.
Los doce pasos incluyen todos los principios básicos inherentes a un estilo de vida sano y viable. El principal elemento curativo dentro de estos grupos es el conocimiento y la aceptación internos de que por ti solo eres incapaz de recuperarte totalmente. La ayuda que necesitas procede de Dios, tal como tu lo entiendas. Es emocional psicológica y espiritualmente sano aprender a depender de un poder mas grande que el nuestro para que nos ayude a curarnos.
También es saludable y curativo que seas capaz, una vez avanzado el programa, de devolver al grupo lo que este te ha dado. Esta función esta incluida en el programa a través de las tutorias. Un buen grupo de doce pasos en el que encajes puede ser una estupenda nueva familia de elección. Pero un grupo de doca pasos no es un tratamiento en si mismo, no es un curso de psicoterapia, es un grupo de autoayuda diseñado para ayudarte a ayudarte a ti mismo.

Piensa en…
¿Con que grupo de doce pasos empezaras?
¿Por que?