¡Liberarse es posible!

A la persona desbocada, obsesionada por un placer, por ejemplo, en realidad no es el placer lo que lo motiva, sino la curiosidad de lo que no ha experimentado. La expectativa de lograr algo que todavía no ha probado. Olvida que el ser humano “no puede tenerlo todo”. Lo único infinito es su deseo, porque fue creado para el Infinito divino. Las cosas, los cuerpos, los proyectos, no tienen esa dimensión infinita, y por eso nunca son suficientes.
Solo la curiosidad sostiene las obsesiones, porque en el fondo la curiosidad es preguntarse: “¿Y si eso que yo no tengo pudiera darme la paz y la plenitud que no consigo”?. Entonces luchará hasta que consiga saberlo. Y volverá a defraudarse. Es necesario convencerse de ese engaño, verlo con claridad, reconocerlo de frente y tomar la decisión de liberarse de esa mentira.
Cada vez que en nuestro interior se hace presente una sensación de insatisfacción o de tristeza, tendremos que preguntarnos cuál es la obsesión interior – inventada por nosotros mismos – que está causando esta insatisfacción y nos está engañando.
El primer remedio a las insatisfacciones es “tomar consciencia clara” de lo que estoy sintiendo. Por ejemplo: vanidad porque me rechazaron, tristeza por lo que quiero lograr y no puedo, rencor porque me han despreciado, humillación porque perdí un afecto que me negaron, frustración porque no logré lo que tanto deseaba. Entonces me pregunto: ¿Vale la pena este sentimiento? ¿Es valioso y saludable que yo lo alimente? ¿No será mejor para mí fomentar otro sentimiento que me brinde paz, alegría y libertad?. De esta manera uno suelta la obsesión por su imagen, se libera de su orgullo lastimado, suelta su vanidad tonta e inútil, o su afecto insatisfecho y se entrega con creatividad y entusiasmo a mejorar el mundo para los demás.
En realidad esta toma de consciencia es el ejercicio más importante para aprender a soltar y liberarse de los apegos y las obsesiones por poseer y dominar. Se trata de detenerse a contemplar estos procesos mentales de los apegos, y de los sufrimientos que proceden de esos apegos. No para lamentarse, para juzgarse o despreciarse a sí mismo, solo para descubrir que hay en nuestro interior y quitarle fuerzas:
Sí las sensaciones son contempladas como burbujas que se inflan y se desinflan, su conexión con la avidez o la aversión, será más y más debilitada, hasta que finalmente se quiebre esa atadura. Mediante esta práctica el apego a gustos y disgustos será reducida y, mediante esta práctica, un espacio interior será conquistado para conseguir el crecimiento de virtudes y emociones más refinadas para: el amor benevolente y la compasión, para el contento, la paciencia y la resistencia.

(Víctor Manuel Fernández de su Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones).

Reflexión del Día: Cuando nos obsesiona "el que dirán"

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Una forma de autodesprecio consiste en someternos sin condiciones a las apreciaciones y juicios de los demás, sin tener en cuenta el precio que ello puede suponer. Esto conduce con frecuencia a la negación y destrucción de uno mismo y, a la postre, a exponerse al riesgo de convertirse en victima de sus posibles abusos.
En este sentido, es conveniente reconocer que frecuentemente reaccionamos con exageración ante las criticas nimias de los demás,tomándolas demasiado en serio y olvidándonos de las cosas importantes de la vida, aquellas que tienen efectos profundos sobre nuestra vida a largo plazo. Al proceder de este modo, caemos en la trampa de asentarnos en nuestra negatividad,regulando nuestra vida a partir de los mensajes de los demás, muchas veces emitidos con escasa conciencia de lo que dicen y que, por nuestra parte, abultamos desproporcionadamente.
Por eso también hay que aprender a soltar, a soltar esa obsesión por nuestra imagen, por el que dirán, por los afectos ajenos. Para liberarte, tendrías que llegar a decir lo siguiente, con toda la sinceridad de tu corazón:

No quiero arrastrarme detrás de nada, no fui hecho para ser esclavo…

(Víctor Manuel Fernandez, de su Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones).
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Reflexión del Dia: Soltar nuestras "esclavitudes"

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Soltar. Este es un secreto de la felicidad para esta vida y también para la otra. Soltar, ser libre, alcanzar la libertad de no estar atado a nada y de no ser esclavo de nada. Ni de posesiones, ni de seguridades, ni de costumbres.

No solo hay que soltar cosas o personas, sino también proyectos que no pudieron ser, estructuras mentales que nos condicionan, y hasta la idea que tenemos de lo que es la felicidad (puedo ser feliz «de otra manera»).
También hay que saber soltar los tiempos y la organización de la jornada. Solo así se hace posible «aflojar» de verdad la resistencia y las tensiones.
También hay que soltar los mecanismos que usamos para desplazar a Dios. Refugios que nos permiten vivir al margen de Dios, como si así pudiéramos ser mas libres.
Es cierto que es bueno ser vulnerable. Es parte de nuestra humanidad ser capaces de necesitar a otro y de pedir ayuda. Pero no es bueno convertirse en un miserable esclavo.
Tienes una inmensa dignidad, no te vendas por poco, no te arrastres indignamente. Eres imagen de Dios. Dios se refleja en ti, eres infinitamente amado por Dios, eres su hijo y por ti, el Hijo de Dios derramo su sangre preciosisima. No te revuelques en la basura por un objeto, por un placer, por un afecto.

Todo apego y obsesión por algo o por alguien te hace infeliz, convéncete, te hace infeliz. Porque «pretender un apego sin infelicidad es algo así como buscar agua que no sea húmeda. Jamas alguien ha encontrado la formula para conservar los objetos de los propios apegos sin lucha, sin preocupación, sin temor, y sin caer, tarde o temprano, derrotado».

Cuando aparecen síntomas de una esclavitud, de un apego, de algo que no queremos soltar-una tristeza, una melancolía, un corazón desganado- es bueno conversarlo con Jesús, y decirle: Bien. Lo vamos a tomar en serio Señor ¿Que tengo que soltar? ¿A que me estoy aferrando? ¿Que quieres desarmar o cambiar en mi? ¿Que es eso que yo no quiero permitir que toques? ¿Que tengo que entregar para ser fiel a mi dignidad?.
Entonces puedo decirle a Dios: Aquí estoy para empezar el camino. Se que es un llamado a la gloria, a crecer, a avanzar. Yo valgo mas que esta obsesión. Tu me quieres libre. Lo acepto. Es señal de que me estas tomando en serio. Vamos juntos. Dame tu gracia para entregarte esto que me esclaviza y para descubrir a donde me quieres llevar. Ayúdame a ver lo hermoso de este camino, para que alcance la feliz madurez a la que estoy llamado.

No olvides esto: Hemos sido creados por Dios con una inclinación a la felicidad, al amor y a la perfección celestial. Y en el fondo, cuando nos obsesionamos con algo, es porque pretendemos saciar con eso los deseos mas profundos que solo se sacian en el encuentro pleno y definitivo con Dios. El deseo humano es insaciable, «porque no se trata de cubrir necesidades reales con objetos reales, sino apetencias oceánicas con objetos simbólicos».

Se trata de un fenómeno desconcertante, este de la adicción, que polariza irracionalmente las energías psíquicas de un sujeto en torno a una nada, en detrimento de sus intereses mas serios y mas sólidos. Ello es indicio de que el ser humano no es un ser viviente solo practico, sino que ademas y con igual intensidad busca algo ideal o sobrehumano. El objeto deseado, por modesto que en si sea, es un símbolo de algo superior… Y esto, cuanto mas se consigue, mas se desea, pues se experimenta a la vez el gusto de obtenerlo y el disgusto de comprobar que nunca basta.

Soltar los apegos que nos obsesionan es volver a casa, es dejar de vagar sin sentido, es liberarse del desarraigo y apoyarse en el amor de Dios Por eso, aprender a soltar los apegos es el camino para liberarse del miedo al fracaso de los que vivimos aferrados a cosas exteriores, a personas, a proyectos. Ese miedo revela una de nuestras condiciones mas penosas y profundas: la de tener sentido de pertenencia, un sitio donde sentirnos seguros, cuidados, protegidos y amados. Somos huéspedes en la tierra y en la vida, peregrinos que para caminar necesitan estar ligeros de equipaje, sencillos, desprendidos.

(Fragmentos del Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).
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Reflexión del Día: Tomar Conciencia

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Para sanar hay que tomar conciencia de los apegos y de las cosas que se están perdiendo a causa de esos apegos; es advertir todo lo que la vida me ofrece y yo no puedo disfrutar por culpa de ese apego; es reconocer el tiempo y las energías preciosas que gasto en tristezas y en lamentos interiores, cuando hay tanto y tanto para vivir.
Esta conciencia se vive como una liberación, como una feliz claridad interior que nos devuelve la libertad. Es bello contemplar como se desinflan nuestras esclavitudes al contemplarla con valentía. Esto implica tomar conciencia de todos los sentimientos que están unidos a un apego: el miedo de perder algo, el temor de quedarme sin eso que me obsesiona, una sensación de humillación o de baja autoestima. Este sentimiento debe ser reconocido tal cual es, en todos sus detalles: debe ser contemplado como quien mira algo desde fuera, hasta que uno perciba claramente lo inútil que es alimentar ese sentimiento dañino. Entonces puede surgir la decisión libre de renunciar a eso que nos entristece.
Nos hemos puesto la exigencia de ser aplaudidos, de poseer tanto dinero, de ser amados por tal persona, de tener tal cosa. Nos hemos apegado a eso y no “queremos soltar ese proyecto”. Esa exigencia es la causa de nuestros males. Pero no hay ninguna obligación de seguir alimentando tal exigencia. Muchas personas son felices sin eso. Entonces podemos imaginar nuestra vida feliz, serena y llena de fuerza, sin esa exigencia que nos trastorna. Y echarla lejos como si fuera una serpiente venenosa.
Una cosa es tener lo necesario para vivir, y cuidarlo. Otra es comenzar a ser poseídos por el deseo de los objetos, del dinero, de los títulos, de los afectos, y de todo lo que pueda ser acumulado. Eso es olvidar que el verdadero placer es fugaz, y que con retener las cosas no logramos ser mas felices. Eso que nos hizo felices ya paso.
Cuando uno no reconoce la fugacidad de las cosas y de los placeres, pierde su dignidad y comienza a venderse, a arrastrarse detrás de necesidades obsesivas. Hay que reconocer ese engaño y soltar, simplemente soltar. ¡Dejar ir, dejar pasar!
(Víctor Manuel Fernandez de su Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones).

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Reflexion del Día: Dale espacio a lo nuevo

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Por eso, soltar algo que nos obsesiona no es solo sacarse un peso de encima y estar mas tranquilo y cómodo. Es mucho mas. Nos lleva a una sensación bellisima de libertad interior, de amplitud, de expansión y apertura a todo el Universo.
Mas de una vez he sentido el dolor de renunciar a ciertas cosas: una bella amistad, un trabajo, un lugar. Quizá desgaste muchas energías, mucho tiempo y muchas ilusiones para conseguir algo que deseaba, y cuando eso termino sentí que quedaba con las manos vacías, a la intemperie.
Mas adelante reconocí que el sufrimiento era mas profundo de lo que yo creía. No quería renunciar al gozo que había vivido, porque no quería sentirme culpable de haber gastado mucho tiempo y fuerzas en algo pasajero, en algo que ya se acabo.
Por eso, luego descubrí que en realidad, si quería librarme del dolor, no debía culparme por lo vivido; solo debía abrirme a una nueva forma de felicidad. Simplemente debía aceptar lo vivido, como una parte de mi existencia, pero «soltándolo» para aceptar la nueva forma de vida que nacía.
Esta muy bien que me haya alegrado cuando conseguí eso que me hizo feliz. Aquel gozo y aquel entusiasmo fueron buenos para el alma y para el cuerpo. Aquello fue útil en su momento y valió la pena. Tuvo un sentido y un significado para mi vida. Pero eso no significa que deba ser eterno

Entonces acepte lo que Dios me pedía: Ahora se trata simplemente de liberar el corazón sin acumular el pasado en el interior. Dios y la vida necesitan ese lugar disponible para la nueva vida que me quieren regalar.

(Tomado del Libro Como Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexion del Día… Soltemos los controles

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Algunos síntomas de actitudes enfermizas y egocéntricas donde «no queremos soltar los controles»:

Cuando nos obligamos a lograr un éxito tras otro, sin pausas. Cuando realizamos todo con rapidez. Cuando nos dejamos tomar por deseos o propósitos muy grandes, que luego no podemos lograr. Cuando estamos siempre compitiendo con otros. Cuando hacemos las cosas para ser reconocidos y todos nuestros planes apuntan a lograr reconocimiento.
En estos casos, necesitamos tener todo bajo control, todo tiene que estar directamente relacionado con nuestros propósitos . Pero no conviene aferrarse a poder elegir siempre, porque es imposible. Se trata solo de hacer lo posible sin angustiarse, y dejar que la vida y las circunstancias inevitables nos elijan, dejar que ocurra lo que tenga que suceder.
Algo nos parece malo, inconveniente, o lo sentimos como un fracaso, porque no percibimos el sentido que tiene eso en la totalidad del universo y en el todo de nuestra propia vida. Es mejor soltar esos controles.
También hay que dejarle a Dios el control sobre los demás y no pretender cambiar a las personas como si fuéramos sus dueños. Si amamos a alguien lo primero es aceptarlo así como es y dejarlo en libertad para pensar y actuar a su modo, con sus esquemas personales, con inclinaciones y gustos diferentes.
Mientras menos expectativas tengamos sobre los demás, mientras menos pensemos como deberían comportarse, mas abiertos estaremos para una relación autentica con ellos. De otro modo viviremos buscando marionetas que se dejen manejar, o espejos donde podamos ver nuestros propios pensamientos y nuestros propios gustos.

Las personas solo son propiedad de Dios que las ha creado libres. No están hechas para girar a nuestro alrededor sometidos a nuestros controles.

(Fragmentos del Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexión del Día… Esclavitud interna.

«No quiero arrastrarme detrás de nada, no fui hecho para ser esclavo».

Puede parecer crudo decir esto, porque a veces lo que tenemos que soltar es un ser querido, o un ideal muy noble, y en nuestro interior nos parece que el amor y la fidelidad nos exigen permanecer atados a esa persona o a ese ideal. Pero una cosa es la evocación cariñosa y algo nostálgica, o el sereno y tierno recuerdo que nunca puede desaparecer si hemos amado a alguien. Y otra cosa es una esclavitud interna cuando a causa de ese apego dejamos de vivir, dejamos de crecer, nos anulamos y nos enfermamos, la vida pierde sentido. Ha pasado el tiempo y ya no somos capaces de disfrutar y de crear. Entonces no le hacemos ningún honor a ese ser querido que se fue, o a ese ideal que no pudimos realizar, porque lo declaramos el causante de nuestra anulación. En el fondo lo declaramos culpable de habernos quitado la vida.
En cambio el mejor honor que podemos hacerle es sacar energías de ese cariño, y entregarnos de lleno en la nueva etapa que la vida nos presenta, para producir algún fruto precioso.

En realidad, cuando no quiero renunciar a algo que se termino, mas que esclavo de esa persona o de esa realidad, me he convertido en esclavo de mi debilidad, de mis sentimientos y necesidades interiores. Pero mi ser es infinitamente noble y demasiado valioso como para que yo lo degrade y lo enferme a causa de esos sentimientos y necesidades.

(Fragmentos del Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).

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Reflexion del Día… Nostalgias

El problema es que me cuesta aceptar el paso del tiempo, o algunas cosas que ya no puedo hacer, o la posibilidad de que mis hijos se vayan o que ya no pueda llevar el registro de sus vidas, o que no logre comprar aquella casa, o que se muera mi mascota. ¿Que es lo que no quiero soltar?

A veces son cosas que hace mucho tiempo se acabaron, pero yo no las solté. Nostalgias. Y por recordar ese pasado no descubro las maravillas que puedo iniciar ahora, algo distinto, algo nuevo que se me ofrece. Otras veces, son cosas que yo presiento que estan terminando y esa agonia me amarga el alma.

Entonces puedo decirle a Dios:

Aquí estoy para empezar el camino. Se que es un llamado a la gloria, a crecer, a avanzar. Yo valgo mas que esta obsesión. Tu me quieres libre. Lo acepto. Es señal de que me estas tomando en serio. Vamos juntos. Dame la gracia para entregarte esto que me esclaviza y para descubrir a donde me quieres llevar. Ayúdame a ver lo hermoso de este cambio, para que alcance la feliz madurez a la que estoy llamado.

(Fragmentos del Libro Para Liberarse de los Apegos y Obsesiones de Víctor M. Fernandez).

Oración contra Apegos y Obsesiones

Dios mio, tu eres el importante. Tu, el infinito, que todo lo sostienes con tu gran poder. Si tu te apartaras de mi, yo me esfumaría como el vapor.
Creo en ti, espero en ti, te amo. Solo tu mereces la adoración del corazón humano y solo ante ti debo postrarme. Solo tu eres el Señor, glorioso, con una hermosura que ni siquiera se puede imaginar.
Por eso Señor, no permitas que yo adore cualquier cosa como si fuera un dios, porque ningún ser y nada de este mundo vale tanto.
Enséñame a descubrir mi dignidad, porque soy infinitamente amado por ti, para que no me arrastre detrás de cosas de este mundo ni me convierta en esclavo de posesiones ni de afectos. No permitas que las obsesiones me quiten la alegría.
Sana mis sentimientos de insatisfacción para que alcance una verdadera libertad interior. Enséñame a gozar de las cosas buenas sin necesidad de poseerlas o de aferrarme a ellas.
Te reconozco a ti como mi único dueño, el único Señor de mi vida. No permitas que pierda la Serenidad cuando algo se acabe; no dejes que me llene de angustias por temor a perder algo.
Solo abandonándome a ti podre sanar mis angustias, sabiendo que nada es absoluto. Solo Tu.
Señor mío, dame un corazón humilde y libre, que no este atado a las vanidades, reconocimientos, aplausos. Dame un corazón simple que sea capaz de darlo todo, pero dejándote a ti la gloria y el honor.
Derrama en mí tu gracia para que pueda vivir desprendido de los frutos de mis esfuerzos, para que en mi trabajo busqué sobre todo tu gloria, sin obsesionarme esperando determinados resultados.
Dame ese desprendimiento Señor, libérame del orgullo, para que pueda trabajar intensamente, pero con la santa paz y la inmensa felicidad de un corazón desprendido.
Te entrego todos mis deseos, todos mis sueños, todas mis necesidades. Colma mi interior insatisfecho como tu quieras. Ya no quiero empecinarme en lograr la felicidad a mi modo y prefiero confiar en tu amor, que me dará lo que necesito de la manera más conveniente.
Te entrego Señor, todo lo que tengo y todo lo que estoy viviendo. Te doy gracias por lo que me estas regalando y lo disfruto con gozo. Te lo entrego todo para que acabe cuando tenga que acabar.
Y te proclamo a ti, Jesús, como único Señor y dueño de todas mis cosas, de todo lo que vivo, de todo lo que soy y de todo mi futuro. Me darás la felicidad que necesito porque confió en tu Amor ¡Amén!

(Víctor Manuel Fernández de su Libro Para liberarte de los Apegos y Obsesiones)