Ignorar los problemas o pretender que no los tienen.
Pretender que las circunstancias no son tan malas como son en realidad.
Decirse a sí mismos que las cosas mejorarán mañana.
Mantenerse ocupados para no tener que pensar en sus cosas.
Confundirse.
Deprimirse o enfermarse.
Acudir con doctores o tomar tranquilizantes.
Volverse fanáticos del trabajo.
Gastar dinero en forma compulsiva.
Comer en exceso.
Pretender que esas cosas tampoco están sucediendo.
Ver cómo los problemas se empeoran.
Creer en mentiras.
Mentirse a sí mismos.
Preguntarse por qué sienten que se están volviendo locos.