Reflexión del Dia: 28 de Enero



CONTINUAMOS HACIENDO NUESTRO INVENTARIO PERSONAL Y CUANDO NOS EQUIVOCABAMOS LO ADMITIAMOS INMEDIATAMENTE (Décimo Paso de CoDA).
CONTINUAR AMÁNDONOS
Existe otra área de nuestra vida donde nuestro inventario puede llevar al descubrimiento del error que requiere una rápida admisión. Esta área es la de nuestros daños a nosotros mismos. No reconocer y sentir nuestros sentimientos, no poner límites cuando hacen falta, no prestarnos atención, no confiar en nosotros mismos, no respetarnos a nosotros mismos, no escucharnos a nosotros mismos: estos son los daños que necesitan atención inmediata.
Estar enojados con nosotros mismos y castigarnos, es un daño.
Abandonarnos a nosotros mismos es un daño.
El autoabandono puede convertirse en habitual para aquellos de nosotros que hemos pasado muchos años practicando la codependencia. Es mucho más fácil para mí, en una situación dada, apagar mis emociones y abandonarme a mí misma que valorar y confiar en mí misma y en mis emociones. Esto es algo que necesitamos cuidar en nuestros inventarios.
Engancharnos en sobrecuidar, enfocarnos en el otro, y hacer caso omiso de nuestras propias
emociones y necesidades puede ser una respuesta instintiva que debemos cuidar. Tratar de controlar nuestras relaciones, en vez de dejar que fluyan y cuidar de nosotros mismos
en el proceso, es otro comportamiento del que debemos estar alertas.
No ser emocionalmente honestos acerca de nuestras necesidades y deseos, para con nosotros mismos y con otros, es un daño.
Olvidarnos de nosotros mismos o no tratarnos con una actitud nutritiva es un área que debemos
vigilar. Con frecuencia, nuestra respuesta inicial a cualquier situación es ser duros, exigentes, críticos con nosotros mismos y avergonzarnos. Eso, amigo mío, es cometer un error.
Quizá anticipamos el rechazo cuando éste no existe. Tal vez caigamos en la trampa de nuestras antiguas creencias: que no somos dignos de ser amados, que somos incompetentes, e inmerecedores. Estas creencias antiguas son daños que nos hacemos, y pueden dañar nuestras relaciones.
Tal vez caigamos en viejos miedos y olvidamos dejar que la paz y la confianza controlen nuestra vida. Esto es un error.
En cualquier momento en que desviemos nuestro camino del modo de vida que hemos descubierto, es hora de dar este Paso y permitirlo volver a encaminarnos.
No nutrir y cuidar al niño interno es un error. Esperar que otros, y no nosotros mismos, cuidan, protejan y nutran a ese niño necesitado y asustado es un error que nos puede llevar a gestos desesperados y codependientes en nuestras relaciones y nuestra vida.
Recaer en formas depravadas y martirizadas de vivir es malo. Permitir que otros nos controlen o controlen nuestra vida es malo.
¿Estamos preocupándonos de nuevo? ¿Estamos otra vez tratando de controlar lo que no podemos? ¿Estamos sustituyendo el controlar por el ejercer nuestro propio poder de cuidar de nosotros mismos en cualquier circunstancia? ¿Nos hemos vuelto a tornar temerosos y avergonzados? ¿Se han vuelto nuestras reacciones a otros basadas en el temor o la vergüenza?
¿Estamos preocupándonos demasiado acerca de otros o de lo que no podemos controlar?
¿Hemos entrado en una lucha de poder con alguien, reaccionando y tratando de ganar? ¿Estamos demasiado aferrados?
¿Estamos permitiéndonos sentir?
¿Estamos haciendo para nosotros mismos lo que nos hace sentir bien?
¿Estamos siendo honestos con otros y poniendo los límites que necesitamos? ¿Estamos en contacto con nosotros mismos? ¿Estamos siendo rectos con nosotros mismos? ¿Estamos confiando en nosotros mismos y en nuestro Poder Superior? ¿Estamos claros acerca de lo que deseamos y necesitamos?

Estas son las áreas que debemos revisar en nuestro inventario. Si descubrimos errores, los admitimos inmediatamente, a nosotros mismos. Con frecuencia, ayuda hablar con alguien más también, y compartir lo que está sucediendo. Tampoco hace daño decírselo a Dios. Exponernos, ser vulnerables, es un comportamiento que aprendimos en el Quinto Paso.
En cualquier momento de nuestra recuperación que los viejos sentimientos de impotencia y victimización regresan, nos estamos haciendo daño. Necesitamos admitirlo de inmediato, tomar la responsabilidad pornosotros mismos, y ser dueños de nuestro propio poder con las personas.
No somos víctimas: ya no, y este Paso garantiza que jamás tenemos que volver a serlo.
Muchos hemos vivido vidas llenas de implacables juicios e intentos de perfección. Hemos juzgado a nosotros mismos y a otros. Si cometíamos un error, salían nuestras defensas y negábamos nuestra parte, temerosos de no ser personas valiosas si no éramos perfectos. Usábamos nuestros errores para reforzar nuestra ira y resentimiento hacia nosotros mismos, de la misma forma en que pudimos haber hecho con otros.
Este Paso nos dice que se espera y se anticipa que cometamos errores. Mis mejores y más finas lecciones han derivado de mis comportamientos menos que perfectos.
Paulatinamente estoy aprendiendo que la perfección es permitirme a mí misma ser quien soy y estar donde estoy este día, y luego reaccionar a mí misma en una forma responsable, pero nutritiva y sin avergonzarme: la autoaceptación suministrada con una dosis grande de amor a mí misma.
He aprendido que no tenemos que temer tanto el salirnos del camino, como el no querer y aceptarnos. Sin importar el predicamento en que me encuentro, puedo salirme trabajando este Paso con una actitud de amor y cuidado hacia mí misma. Avergonzarme, no aceptar y confiar en mí misma no funciona.
Por medio de dar este Paso, generalmente encuentro que la circunstancia tiene un resultado positivo. Me beneficia. Me enseña algo. Me ayuda a aprender y a crecer.
Una de las formas en que trabajo este Paso es usándolo para afirmarme a mí misma. Por ejemplo, si temo una circunstancia específica, acepto mi miedo, y luego escribo una afirmación que se opone a ese miedo. A medida que me hago consciente de antiguas creencias a las que me aferro (creencias viejas, negativas y autodestructivas), escribo afirmaciones para contrarrestar esas creencias.
También uso este Paso como un recordatorio de que debo nutrirme con cariño.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

También te podría gustar...

Deja un comentario