Ya sea que los codependientes parezcan frágiles y desvalidos o resueltos y poderosos, la mayoría son niños asustados, necesitados, vulnerables, que dolorosa y desesperadamente buscan que se les ame y se les cuide.
Este niño en nuestro interior cree que no somos dignos de ser amados y que nunca encontraremos el consuelo que buscamos; a veces esta criatura vulnerable siente demasiada desesperación. La gente nos ha abandonado, emocional y físicamente. La gente nos ha rechazado. La gente ha abusado de nosotros, nos ha hecho a un lado. La gente nunca ha estado ahí cuando la hemos necesitado; no ha visto, escuchado o respondido a nuestras necesidades. Podemos llegar a creer que la gente nunca estará ahí cuando la necesitamos. Para muchos de nosotros, hasta Dios parece haberse retirado.
Nosotros hemos estado ahí cuando tantos otros nos han necesitado. La mayoría de nosotros quiere desesperadamente que alguien por fin esté ahí cuando le necesitemos. Necesitamos a alguien, a quien sea, que nos rescate de la helada soledad, del aislamiento y del dolor. Queremos de lo bueno, y lo bueno no está dentro de nosotros mismos. Dentro tenemos dolor Nos sentimos tan desvalidos y desconcertados. Los otros se ven tan poderosos y seguros. Concluimos que algo de magia hay en ellos.
De modo que nos volvemos dependientes de ellos. Podemos volvernos dependientes de nuestros amantes, cónyuges, amigos, parientes o de nuestros hijos. Nos volvemos dependientes de su aprobación. Nos volvemos dependientes de su presencia. Nos volvemos dependientes de la necesidad que tienen de nosotros. Nos volvemos dependientes de su amor, aun cuando creemos que nunca recibimos su amor; creemos que no somos dignos de ser amados y que nadie nos ha amado nunca de una manera que satisfaga nuestras necesidades.
(Melody Beattie de su Libro Ya No seas Codependiente).
Día: 1 de junio de 2019
Meditación 1 de Junio… Hacer contacto consciente
Dios debe convertirse en una actividad en nuestra conciencia. (Joel S. Goldsmith).
Dios no está separado de este hermoso mundo que él creó. Él es la fuerza creativa detrás de todo lo que hacemos. Él es el amanecer, la salida de la luna, las mareas y el eclipse. Él nos creó de la nada, y somos especiales solo por el hecho de que somos nosotros.
Cuando dejamos ir nuestra separación y damos la bienvenida al hecho de que somos parte del universo, sucede algo asombroso: vemos que somos parte de la gloria del universo.
Dios es más que un gran padre que está parado juzgando por encima de mirar hacia abajo con una mezcla de amor y enojo en su creación. Fuimos creados a la imagen de Dios. Somos parte de Dios, y una parte del espíritu de Dios reside en cada uno de nosotros.
Somos parte de la conciencia universal.
Hoy, tanto si te sientes triste o alegre y libre, tómate un momento y ponte en contacto con la parte de Dios que reside dentro de ti. Eres parte de algo más grande que todas las pequeñas victorias y pérdidas en tu vida. Disfruta de tu singularidad; abraza también tu universalidad. Encuentra la comodidad y la humildad en todo lo que es.
Mira a Dios en tu vida y en el mundo. Orar. Meditar.
¡Haz contacto consciente con tu Dios!
«Dios, ayúdame a hacer un contacto consciente contigo hoy».
(Melody Beattie de su Libro Mas del Lenguaje del Adiós).