Reflexión del Dia: 7 de Agosto



Muchos codependientes se vuelven lo que la gente llama adictos al drama o a la crisis. Por extraño que parezca, podemos volvernos adictos a los problemas. Si vivimos con la suficiente cantidad de desdicha, crisis y disturbios durante un tiempo suficiente, el miedo y el estímulo provocados por los problemas pueden convertirse en una experiencia emocionalmente cómoda. Luego de un tiempo, si nos acostumbramos tanto a involucrar nuestras emociones con problemas y crisis que podemos llegar a apropiarnos de problemas que no nos conciernen y permanecer involucrados en ellos. Incluso podemos comenzar a hacer líos o a hacer los problemas más grandes de lo que son para crearnos una situación estimulante. Esto es verdad especialmente si hemos descuidado mucho nuestras propias vidas y sentimientos.
Cuando estamos involucrados en un problema, sabemos que estamos vivos. Cuando el problema se resuelve, podemos sentirnos vacíos y sin sentimientos. No tenemos nada que hacer. Estar en crisis se convierte en algo cómodo, y nos salva de nuestra monótona existencia. Es como volverse adicta a las telenovelas, excepto que las crisis diarias se suceden en nuestras vidas y en las de nuestros amigos y familiares.

(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
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Meditacion 7 de Agosto… Ve a tu propio ritmo



Esta parte del camino fue empinada. Y el cambio de altitud fue severo. Estaba jadeando y tratando de no hacer una mueca ante el dolor en mis piernas mientras mi compañero de excursión caminaba por el sendero frente a mí.
Se detuvo y miró hacia atrás. Definitivamente estaba detrás. Si sus piernas dolían como las mías lo estaban, su paso no lo demostró. Sabía cómo se sentía para mantenerte al ritmo de otra persona. No quería hacerle eso solo porque estaba fuera de forma.
«Continúa adelante», grité.
Parecía reacio.
Lo convencí de que me dejara atrás. El hecho de que nos reuniéramos no significaba que tuviéramos que caminar como prefiero llamarlo, en la misma zancada. Mi amigo se adelantó y desapareció de mi vista. Caminé, luego descansé, luego caminé, luego descansé. Una vez, me detuve, me quité la mochila y tomé una siesta.
Mi amigo y yo nos unimos hacia el final del día. Hicimos la caminata bajando la montaña juntos, uno al lado del otro.
Aunque simplificamos las cosas, la mayoría de las cosas son más difíciles de lo que pensamos. Es importante es dejar que cada persona vaya a su propio ritmo. Ya sea que estés trabajando en un problema o abordando un proyecto en tu vida, encuentra el ritmo que funcione para ti. Deja que otros hagan lo mismo.
No te compares con los que te rodean. Déjate energizar por su ritmo, pero respeta el ritmo que funciona para ti.

«Dios, ayúdame a saber que cada uno de nosotros tiene nuestro propio ritmo para atravesar la vida. Ayúdame a honrar y disfrutar los ritmos que funcionan para mí».

(Melody Beattie de su Libro Mas del lenguaje del Adiós).