Tómate tiempo, pero no demasiado, para ver dónde quieres ir. Aprende las lecciones de tu pasado. Entonces deja ir el ayer. Deja que el mañana emerga solo. Incluso nuestra mejor predicción sobre lo que puede venir en el futuro es solo una suposición sin importar cuán diligentemente tratemos de ver hacia adelante. Si todo lo que miras es hacia dónde vas, perderás las maravillas y la belleza en el camino. Y una vez que llegues allí, a tu futuro, es posible que ni siquiera recuerdes dónde has estado. Correr puede ser un hábito que no disfrutarás en tu futuro una vez que llegues.
Observa donde estás ahora mismo. Mira lo que está frente a ti, no lo que deseas que haya allí. Tomate el tiempo para ver, disfrutar y apreciar lo que está presente. Actúa si lo necesitas. O simplemente disfruta de la vista. Has trabajado mucho para llegar aquí. ¡Disfrútalo!
El pasado es importante. Es donde hemos estado. El futuro es importante, también. Pero no hay tiempo, como el momento presente.
¡Aprende a estar aquí, en el ahora!
«Dios, aumenta mi conciencia y apreciación de cada momento de mi vida».
(Melody Beattie de su Libro mas del Lenguaje del Adiós).
Día: 14 de agosto de 2019
Reflexión del Dia: 14 de Agosto
Hemos sido usados otra vez. No nos han apreciado otra vez. Hemos luchado tanto por ayudar a la gente, de ser buenos con ella. Nos lamentamos, “¿Por qué? “ “¿Por qué me pasa esto SIEMPRE a mí?” Otra persona nos ha pisoteado, nos ha golpeado. Y pensamos: “¿Siempre seremos víctimas?” Probablemente, si no dejarnos de rescatar y de cuidar a los demás como si fuéramos su nana.
Muchos codependientes, en alguna época de su vida, fueron verdaderas víctimas, del abuso, de la negligencia, del abandono, del alcoholismo de otro, o de cualquier otra situación que puede hacer víctima a la gente. Estuvimos, en algún momento, realmente desvalidos e incapacitados para protegernos o solucionar nuestros problemas. Algo nos sobrevino, algo que no pedimos, y que nos hirió terriblemente. Eso es triste, verdaderamente triste. Pero un hecho todavía más triste es que muchos de los codependientes empezamos a vernos a nosotros mismos como víctimas. Nuestra dolorosa historia se repite. Como sus nanas, permitimos que la gente nos victimice, y participamos en nuestra victimación al seguir perpetuamente rescatando a la gente.
Rescatar o cuidar no son un acto de amor. El triángulo del drama es un triángulo de odio. Alimenta y mantiene el odio hacia uno mismo, y es un obstáculo para la expresión de nuestros sentimientos hacia los demás. El triángulo y los papeles cambiantes de rescatador, perseguidor y víctima son el proceso visible que atravesamos. Cambia el papel que desempeñamos y nos sobrevienen los cambios emocionales tan cierta y tan intensamente como si estuviéramos leyendo un libreto. Podemos completar el proceso en segundos, experimentando tan sólo emociones ligeras al cambiar de papel. O bien podemos llevarnos años en completar el triángulo y engendrando así una explosión mayor. Podemos, y muchos lo hacemos, rescatar veinte veces en un día.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).