Reflexión del Dia: 27 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» refiere la necesidad de autocuidarnos bajo el criterio del fortalecimiento de nuestra autoestima. Todo pasa por lograr desapegarnos de todo aquello que nos ata e impide recuperarnos de la codependencia.

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Reflexiona sobre esto:

El autoamor y el autocuidado son relevantes en la recuperación de la codependencia por varias razones:

– Ayudan a romper patrones codependientes: Al centrarte en cuidarte a ti mismo, dejas de buscar la validación y la satisfacción en las relaciones con los demás.
– Fortalecen la autoestima: El autoamor y el autocuidado te ayudan a desarrollar una imagen positiva de ti mismo, lo que a su vez te permite establecer relaciones más saludables.
– Promueven el bienestar emocional: Al aprender a manejar tus emociones y cuidar de tu bienestar emocional, te vuelves más resistente a las trampas emocionales de la codependencia.
– Empoderan la autonomía: El autoamor y el autocuidado te ayudan a desarrollar una mayor independencia emocional y una capacidad para tomar decisiones más saludables en tus relaciones.

En resumen, el autoamor y el autocuidado son elementos fundamentales en el viaje hacia la recuperación de la codependencia. Al aprender a amarte a ti mismo y cuidarte de manera adecuada, te estás equipando con las herramientas necesarias para construir relaciones más saludables, satisfactorias y equilibradas en el futuro.

Te invito a responder estas preguntas: ¿Sientes que has practicado el autoamor y autocuidado procurando desapegarte? Si es así, ¿puedes compartir los beneficios que te aportado hacerlo?

Reflexión del Dia: 26 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» refiere que los codependientes solemos ser rescatadores cayendo en la llamada «trampa del salvador». Salir del triángulo de Karpman es urgente para quienes desean sanar.

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Reflexiona sobre esto:

El codependiente a menudo se encuentra atrapado en el rol patológico del «salvador», donde busca constantemente rescatar a los demás de sus problemas y dificultades. A primera vista, esto puede parecer un acto de amor y compasión, pero en realidad, es una trampa emocional que puede llevar al agotamiento y la disminución de la propia identidad.

El rescatador codependiente a menudo se sumerge en las vidas de los demás, priorizando sus necesidades y deseos sobre los suyos propios. En este proceso, pierde de vista su propio bienestar y felicidad, sacrificándolos en nombre de ayudar a los demás.

La reflexión profunda radica en comprender que el papel de salvador, aunque puede parecer noble, es insostenible a largo plazo. El rescatador codependiente necesita reconocer que no puede controlar ni solucionar la vida de los demás. Cada individuo es responsable de sus propias elecciones y aprendizajes.

Al liberarse de la trampa del salvador, el codependiente puede redescubrir su propia valía y permitirse establecer límites saludables. Aprende que no necesita salvar a los demás para ser amado o sentirse valioso. Más bien, encuentra el poder de apoyar a los demás desde un lugar de equilibrio y amor propio, lo que le permite construir relaciones más saludables y auténticas.

En última instancia, la reflexión sobre el rol patológico del codependiente como rescatador nos lleva a comprender que, para ayudar a los demás de manera efectiva, primero debemos cuidarnos a nosotros mismos. El autocuidado y el establecimiento de límites son actos de amor propio que nos permiten ser recursos más efectivos para los demás y vivir vidas más plenas y auténticas.

Te invito a reflexionar y responder estas interrogantes: ¿En cuántas ocasiones te has movido en ese triángulo del drama? ¿Has hecho consciente que es patológico caer en «la trampa del salvador»? Comenta aquí tus experiencias.

Reflexión del Dia: 25 de Septiembre


Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que el Desapego es una herramienta efectiva al momento de asumir nuestra recuperación y caminar progresivaente hacia la paz interior que necesitamos.

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Reflexiona sobre esto:

La necesidad del desapego en la codependencia es como una brújula que nos guía hacia la libertad emocional y la autenticidad. En la codependencia, a menudo nos aferramos a relaciones, comportamientos y expectativas que nos atan a un ciclo de sufrimiento y dependencia emocional. La reflexión sobre el desapego nos lleva a comprender que soltar no es renunciar al amor, sino encontrar un amor más saludable y liberador.

Imagina cargar una mochila llena de piedras pesadas. Cada piedra representa una expectativa no cumplida, una relación tóxica o un comportamiento autodestructivo que sostienes debido a la codependencia. Esta mochila se vuelve cada vez más pesada, y el peso de la responsabilidad y el sufrimiento emocional te agota.

El desapego no significa abandonar a las personas o situaciones, sino soltar las piedras que están en tu mochila. Es reconocer que no tienes control sobre las decisiones y emociones de los demás. Es aceptar que no puedes vivir tu vida en función de las expectativas de los demás o tratar de cambiarlos.

Al soltar las piedras de la codependencia, te liberas a ti mismo. Te das cuenta de que eres digno de amor y cuidado, independientemente de las relaciones que mantengas. Descubres que tu valía no está vinculada a ser el rescatador o la persona siempre disponible para los demás. Comprendes que cuidar de ti mismo es un acto de amor propio, no un egoísmo.

El desapego también implica soltar los patrones autodestructivos que te mantienen atrapado en la codependencia. Dejas de negar tus propias necesidades y deseos para satisfacer a los demás. Aprendes a establecer límites saludables y decir «no» cuando sea necesario.

A medida que sueltas estas piedras, encuentras espacio para el crecimiento personal y la autenticidad. Te conviertes en la versión más verdadera de ti mismo. Las relaciones que construyes se basan en el amor, el respeto y la elección consciente, en lugar de la necesidad y la dependencia.

El desapego no es un proceso fácil ni rápido, pero es esencial para la recuperación de la codependencia. Es un viaje de autodescubrimiento y autenticidad. Al liberarte de las cadenas de la codependencia, te abres a la posibilidad de amar de manera más plena y vivir una vida más auténtica y satisfactoria.

Respondete estas preguntas: ¿Has practicado el Desapego en tus relaciones? ¿Sientes que ha servido para sanarte? Comparte tus vivencias acá.

Meditación 24 de Septiembre… El manejo del Duelo

Melody Beattie, en su Libro Más del Lenguaje del Adiós plantea que duelo se asume de forma individual y el codependiente, para asumir la dura realidad, utiliza el regateo o «hacer un trato» con Dios para aceptar las pérdidas.

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Haz esta meditación:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo donde puedas sentarte o acostarte sin distracciones. Cierra los ojos suavemente y lleva tu atención a tu respiración.
Comienza a respirar profundamente y conscientemente. Inhala lentamente por la nariz y exhala suavemente por la boca. Siente cómo tu cuerpo se relaja con cada respiración.
Visualiza una situación o una relación en la que hayas experimentado una pérdida o un duelo relacionado con tu codependencia. Permítete sentir cualquier emoción que surja, ya sea tristeza, ira, confusión o cualquier otra emoción.
Observa estas emociones con amor y compasión. No te juzgues por sentir lo que sientes. Acepta que el duelo es una parte natural de la vida y un proceso necesario para sanar.
Imagina que estás rodeado de una luz cálida y amorosa que te envuelve. Esta luz representa el amor y la compasión hacia ti mismo en este momento de duelo.
Mientras respiras profundamente, repite en silencio o en voz alta las siguientes afirmaciones: «Soy digno de amor y compasión. Mis emociones son válidas. Estoy en el camino hacia la sanación».
Visualiza una caja o contenedor frente a ti. Imagina que pones tus emociones de duelo en esta caja. Ciérrala suavemente y permite que la luz cálida y amorosa continúe envolviéndote.
Siente cómo el peso de tus emociones se aligera a medida que entregas tus sentimientos de duelo al universo o a una fuerza superior en la que confíes.
Respira profundamente una vez más y siente cómo la paz y la calma llenan tu ser. Visualiza que estás liberando el duelo y abriéndote a la posibilidad de sanación y crecimiento.
Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo la sensación de alivio y liberación del duelo.

Recuerda que el proceso de duelo puede ser único para cada persona y puede llevar tiempo. Esta meditación es una herramienta que puedes utilizar en tu camino hacia la sanación de la codependencia y el manejo saludable del duelo. Practica la autocompasión y busca apoyo cuando sea necesario para avanzar en tu proceso de recuperación.

Te invito a responder y meditar en estas interrogantes: ¿Cómo has trabajado el duelo en tu vida? ¿Te ha dado el resultado esperado? Comenta tus vivencias aquí.

Meditación 23 de Septiembre… Sanación y Liberación de la Codependencia

Melody Beattie, en su Libro Más del Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente maneja diversos miedos y que en ocasiones le aterra cuando debe liberarse de ellos. Aunque el intento genera incomodidad, debe asumirse el cambio hasta dejar ir esos temores.

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Medita sobre esto:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte o acostarte. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces para relajar tu cuerpo y tu mente.
Imagina que estás en un lugar seguro y pacífico, rodeado de luz y amor.
Visualiza un lazo o cuerda que te conecta a una persona o situación que has sentido que te controla o te atrapa en la codependencia. Esta cuerda puede ser simbólica de las relaciones tóxicas o los patrones que deseas liberar.
Con cada respiración profunda, siente cómo esa cuerda se vuelve más tenue y ligera. Visualiza cómo se separa suavemente de ti, permitiendo que te sientas más libre y autónomo.
Mientras observas cómo esa cuerda se aleja, di en voz alta o en silencio: «Soy libre para ser yo mismo. Me amo y me acepto tal como soy».
Continúa respirando profundamente y siente cómo la liberación de esa cuerda te llena de una sensación de paz y empoderamiento.
Lleva tu atención a tu corazón y visualiza una luz cálida y amorosa que crece con cada respiración. Siente cómo esta luz te envuelve y te llena de amor propio y compasión.
Repite en silencio o en voz alta estas afirmaciones: «Merezco amor. Merezco felicidad. Merezco paz».
Permanece en este estado de calma y amor propio durante unos minutos, respirando conscientemente y sintiendo la liberación de la codependencia y el fortalecimiento de tu propio ser.

Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo la sensación de liberación y empoderamiento.

Te invito a ejercitarte en esta meditación, y si deseas, responde estas interrogantes: ¿Estás dispuesto a comprometerte hasta lograr liberarte de la codependencia? ¿Ves como una necesidad enfrentarte con tus miedos, culpa, vergüenza? Si deseas, comparte tus respuestas al respecto.

Reflexión del Dia: 22 de Septiembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reitera que los codependientes tenemos como tarea prioritaria «responsabilizarnos de nosotros mismo». Hemos estado cuidando de los otros, dejándonos de lado por mucho tiempo. Es momento de voltear nuestra atención a nosotros mismos. Buscando ayuda llegamos a encaminar nuestra sanación.

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Reflexiona sobre la transformadora búsqueda de la autonomía en la Codependencia

La codependencia es un camino que a menudo nos lleva a un laberinto emocional donde nos perdemos en las necesidades y deseos de los demás. En este viaje, es fácil perder de vista quiénes somos realmente y cuáles son nuestras propias necesidades y deseos.
El deseo ardiente de cuidar y rescatar a otros puede parecer una virtud, pero cuando se convierte en una necesidad obsesiva, puede convertirse en una carga emocional abrumadora. La codependencia nos lleva a pensar que nuestra valía y felicidad dependen de los demás, y esta creencia nos ata a relaciones tóxicas y comportamientos autodestructivos.
La liberación del ciclo codependiente comienza con la comprensión de que somos individuos valiosos y dignos de amor, independientemente de nuestras relaciones con los demás. Melody Beattie nos guía hacia la necesidad de hacernos cargo de nosotros mismos y desapegarnos de la idea de que nuestra felicidad depende de otros.
Desapegarse no significa renunciar al amor o a las relaciones, sino reconocer que somos responsables de nuestras propias vidas y que debemos cuidar de nosotros mismos antes de poder cuidar genuinamente a los demás. Es un acto de amor propio que nos permite construir relaciones más saludables y auténticas.

A medida que nos desprendemos de las expectativas y demandas de los demás, encontramos nuestro camino de regreso a nosotros mismos. Descubrimos nuestras pasiones, valores y sueños personales. Aprendemos a establecer límites saludables y a decir «no» cuando sea necesario sin sentirnos culpables. Este viaje hacia la autonomía es a menudo desafiante, pero es una búsqueda transformadora que nos lleva a un lugar de mayor equilibrio y autenticidad.

La codependencia puede haber sido nuestro pasado, pero no tiene por qué ser nuestro futuro. A medida que nos hacemos cargo de nosotros mismos y nos desapegamos de la necesidad obsesiva de cuidar a los demás, abrimos la puerta a una vida más plena y significativa. El camino hacia la recuperación puede ser difícil, pero la recompensa es una conexión más auténtica con nosotros mismos y con los demás, basada en el amor y el respeto mutuo en lugar de la dependencia y el sacrificio.

Te invito a reflexionar en el texto anterior, y trata de responder estas preguntas: ¿Has intentado desapegarte de aquello que te perturba? ¿Has visto algún avance en esta dirección? Comparte tus vivencias con nosotros, son de utilidad.

Meditación 21 de Septiembre … Aceptar el flujo de la vida


Melody Beattie, en su Libro Mas del Lenguaje del Adiós nos hace reflexionar que el codependiente neceita meditar y replantearse alcanzar la paz y serenidad en su vida ingobernable que lleva.

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Medita sobre esto:

Encuentra un lugar tranquilo y cómodo para sentarte en posición relajada. Cierra los ojos y respira profundamente varias veces para relajar tu cuerpo y mente.

– Reflexiona sobre la idea de que la vida es un flujo constante de experiencias, cambios y desafíos. Visualiza un río que fluye suavemente.
– Imagina que estás parado en la orilla de este río. Observa cómo el agua fluye constantemente, llevando hojas y ramas en su camino. Cada hoja y rama representa una experiencia, una emoción o un evento en tu vida. En lugar de luchar contra el flujo del río o tratar de controlar qué hojas y ramas fluyen en él, simplemente observa con aceptación. Reconoce que no puedes controlar todo en la vida, pero puedes elegir cómo reaccionas a lo que llega a ti.
– Respira profundamente y repite en silencio o en voz alta: «Aceptó el flujo de la vida. Confío en que las experiencias que llegan a mí son oportunidades para aprender y crecer».
– Siente cómo la tensión y la resistencia se disuelven a medida que te abres a la aceptación y la confianza en el proceso de la vida.
– Permanece en este estado de relajación y aceptación durante unos minutos, respirando conscientemente y permitiendo que la sensación de flujo y tranquilidad te envuelva.
Cuando estés listo, abre los ojos y regresa gradualmente a tu entorno presente, llevando contigo el sentido de aceptación y confianza en el flujo de la vida.

Te motivo a leer y meditar en estas preguntas: ¿Has asumido como terapéutico la búsqueda de la paz en tu vida? ¿Has buscado ayuda para esto? ¿Lograste este cometido? Comparte en los comentarios

Meditación 20 de Septiembre … Espontaneidad

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente debe asumir sus imperfecciones, dejar ir la necesidad de controlarse así mismo y a los demás. En la medida que asumimos la recuperación vamos despertando ese verdadero ser que habita en nosotros y alcanzamos la «espontaneidad».

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Medita sobre esto:

En la recuperación estamos aprendiendo a dejarnos ir. Estamos aprendiendo a ser espontáneos.
La espontaneidad puede asustarnos a algunos de nosotros. Podemos temer la pérdida de control que implica la espontaneidad. Podemos seguir operando aún bajo las reglas codependientes que prohíben la espontaneidad: sé bueno; sé correcto; sé perfecto; sé fuerte; no te diviertas; y estate siempre en control.
Podemos asociar la espontaneidad con el actuar de una manera adictiva, compulsiva, autodestructiva o irresponsable. No es eso de lo que estamos hablando en la recuperación. La espontaneidad positiva implica expresar libremente lo que somos, de una manera divertida, sana, que no nos lastima y que no infringe los derechos de los demás.
Aprendemos a ser espontáneos y libres a medida que nos vamos haciendo más conscientes y vamos creciendo en autoestima. La espontaneidad surge a medida que se incrementa la confianza y la fe en nosotros mismos, y nos vamos sintiendo más seguros de nuestra capacidad de mantener límites sanos.
Ser espontáneos está en relación con nuestra capacidad para jugar y para lograr intimidad. Para llegar a todas esas deseables acciones, necesitamos ser capaces de dejar ir nuestra necesidad de controlarnos a nosotros mismos y de controlar a los demás, y entrar completa y libremente en el momento presente.
Deja ir la tirante rienda con que te detienes a ti mismo. ¿Qué importa si cometes un error? ¿Qué importa si te equivocas?.
Saborea tus imperfecciones. Permítete ser un poquito necesitado, un poquito vulnerable. ¡Corre un riesgo!
Podemos ser espontáneos sin hacernos daño a nosotros mismos o a los demás. De hecho, todo el mundo se beneficiará de nuestra espontaneidad.

«Hoy tiraré el libro de reglas y disfrutaré de ser como soy. Me divertiré un poco con el regalo de la vida, de mí mismo y de los demás».

Mi Reflexión: Cuando los codependientes decidimos transitar el sendero de la recuperación aprendemos a soltar la necesidad de controlar, entendemos y aceptamos nuestras imperfecciones y nos proponemos «amarnos a nosotros mismo» dejando libre a los otros para que actúen conforme a su criterio. Ese tránsito nos lleva a permitirnos ser «vulnerables y mostrar menos rigidez en las actuaciones» Aprender a vivir que el momento presente nos conduce a una serenidad y paz increíbles. (Alpha).

Te estimulo a responder y meditar en estas preguntas: ¿Te has permitido mostrarte tal cual eres, necesitado y vulnerable? ¿En tu recuperación has aprendido a vivir en el momento presente? Comenta acá tus vivencias.

Meditación 19 de Septiembre … Disculpas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que es saludable para mantener nuestras relaciones aceptar los errores cometidos y pedir disculpas a la persona que tratamos inadecuadamente. Pedir excusas es un gesto de madurez y evita situaciones difíciles con las personas de nuestro entorno.

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Medita sobre esto:

A veces actuamos de una manera que nos deja incómodos. Eso es humano. Por eso tenemos las palabras: “Lo siento”. Curan y cierran la brecha. Pero no tenemos por qué decir “lo siento” si no hemos hecho nada mal. Una sensación de vergüenza puede llevarnos a disculparnos de todo lo que hacemos, de cada palabra que decimos, por estar vivos y ser como somos.
No tenemos por qué pedir disculpas por cuidar de nosotros mismos, por manejar nuestros sentimientos, por fijar límites, por divertirnos o porque nos estamos curando.
No tenemos que cambiar nunca de rumbo, si éste es el que más nos conviene, pero a veces una disculpa general reconoce otros sentimientos y puede ser útil cuando no están claras las cosas en una relación. Podemos decir: “Siento mucho el pleito que tuvimos. Siento mucho que te haya lastimado con lo que tuve que hacer para cuidarme a mí mismo; no tenía la intención de que así fuera.”
Una vez que pedimos una disculpa, no tenemos que seguirla repitiendo. Si alguien quiere seguirnos sacando una disculpa por el mismo incidente, eso es asunto de esa persona y no tenemos porque dejarnos enganchar.
Podemos aprender a tomar seriamente nuestras disculpas y a no darlas cuando no sean validas. Cuando nos sintamos bien con nosotros mismos, sabremos cuando es momento de decir que lo sentimos y cuando no.

“Hoy tratare de ser claro y sano en mis disculpas, asumiendo responsabilidad por mis acciones y por las de nadie mas. Dios mío, ayúdame a averiguar de que es de lo que necesito disculparme y que no es responsabilidad mía”.

Mi Reflexión: El codependiente se mueve con sentimientos de culpa y vergüenza. Siente que cualquiera de sus actitudes hieren a las personas de su entorno. Asumir a tiempo y cuando sea necesario ofrecer disculpas, es responsable e indica aceptar que se equivoco, solo que debe aprender cuándo darlas y hacerlo una sola vez, no mantenerse pidiendo excusas hasta que la otra persona lo considere necesario. Quien debe saber hasta cuando hacerlo somos nosotros, sin importarnos lo que opine la persona a quien le otorgamos esa disculpa. (Alpha).

Responde y medita en estas interrogantes: ¿Has practicado pedir disculpas a quien considera ofendiste con alguna actuación? ¿Lo has hecho con la convicción que es el momento adecuado?. Comenta aquí tu experiencia al respecto.

Meditación 18 de Septiembre … Deja que sucedan cosas buenas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa que el codependiente debe asumir un cambio de actitud durante la recuperación y aceptar las cosas buenas que van a pasar en su vida. Dejar que sucedan y disfrutar de los momentos de alegría, felicidad y sosiego. Mantenerse en el pasado no ayuda, solo enrarece la recuperación.

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Medita sobre esto:

Antes de la recuperación, mis relaciones eran pésimas. No me iba muy bien en mi trabajo. Estaba entrampado en mi familia disfuncional ¡Pero al menos sabía qué esperar! (Anónimo).

Quiero que la segunda mitad de mi vida sea tan buena como la primera fue de desgraciada. A veces tengo miedo de que no sea así. A veces me asusta que pueda ser así.
Las cosas buenas pueden asustarnos. El cambio, incluso el cambio para bien, puede ser atemorizante. De alguna manera, los cambios para bien pueden ser más atemorizantes que las épocas difíciles.
El pasado, particularmente el de antes de la recuperación, puede haberse vuelto confortablemente familiar. Sabíamos qué esperar en nuestras relaciones. Eran predecibles. Eran repeticiones del mismo patrón, las mismas conductas, el mismo dolor, una y otra vez. Podrán no haber sido lo que queríamos, pero sabíamos lo que iba a suceder. Esto no ocurre cuando cambiamos de patrones y empezamos la recuperación.
Podemos haber sido bastante buenos para predecir eventos en la mayor parte de las áreas de nuestra vida. Las relaciones serían dolorosas.
Nosotros viviríamos en privación.
Cada año sería casi una repetición del año anterior. A veces, las cosas se ponían un poco peor; otras un poco mejor, pero el cambio no era drástico. No hasta el momento en que empezamos la recuperación.
Entonces cambiaron las cosas. Y cuanto más progresamos en este milagroso programa, más cambiamos nosotros y nuestras circunstancias. Empezamos a explorar un territorio desconocido.
Las cosas se ponen bien. Se mejoran todo el tiempo. Empezamos a tener éxito en el amor, en el trabajo, en la vida. Un día a la vez, empiezan a ocurrir cosas buenas y la desgracia se disipa.
Ya no queremos ser víctimas de la vida. Hemos aprendido a evitar las crisis y traumas innecesarios.
La vida se pone buena.
“¿Cómo manejo las cosas buenas?”, preguntó una mujer. “Es más difícil y más extraño que el dolor y la tragedia.”
“Del mismo modo que manejábamos las experiencias difíciles y dolorosas”, le contesté. “Un día a la vez”.

«Hoy, Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de vivir en el dolor y en la crisis. Ayúdame a quitarme lo más pronto posible los sentimientos de tristeza y los problemas. Ayúdame a encontrar mi base y equilibrio en la paz, la alegría y la gratitud. Ayúdame a trabajar tan duramente por aceptar lo bueno como he trabajado de duro en el pasado para aceptar lo doloroso y lo difícil».

Mi Reflexión: Cuando el codependiente asume vivir en la alegría y el sosiego y dejar atrás el pasado doloroso, está abriéndose a los cambios que dan miedo porque no estamos acostumbrados a vivir en positivo. Darse esa oportunidad, mientras se recupera, permite valorar su capacidad par enfrentar la vida con una óptica sana, dejando atrás todo aquel drama y tristeza. Confiar en sí mismo para «rehacer» su vida, con la guía del Creador, es un excelente comienzo para gobernar realmente su vida. (Alpha).

Te insto a meditar en estas preguntas:¿Estás dispuesto a asumir esos cambios positivos en tu vida? ¿Has sentido la necesidad de retomar la gobernabilidad que habías perdido? Comparte tus vivencias en los comentarios.