Meditación 13 de Diciembre… Hacer que suceda

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que las cosas ocurren sin nuestra participación directa. Controlar y manipular no ayuda a nuestra curación. Hay que soltar para recuperarnos.

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Medita sobre esto:

Deja de intentar tan duro para que esto suceda.
Deje de hacer tanto, si hacer tanto lo agota o no logra los resultados deseados. Deja de pensar tanto y tan duro al respecto. Deja de preocuparte por eso. Deja de intentar forzar, manipular, forzar o hacer que suceda.
Hacer que las cosas sucedan es controlar. Podemos tomar medidas positivas para ayudar a que las cosas sucedan. Podemos hacer nuestra parte. Pero muchos de nosotros hacemos mucho más que nuestra parte. Pasamos de los límites del cuidado y hacemos nuestra parte en el control, el cuidado y la coacción.
Controlar es contraproducente. No funciona Si nos extendemos demasiado para hacer que algo suceda, de hecho podemos evitar que suceda.
Haz tu parte en una armonía relajada y pacífica. Entonces déjalo ir. Solo déjalo ir. Haga fuerza para dejarlo ir, si es necesario. «Actúa como si». Pon tanta energía en dejar ir como lo tienes en tratar de controlar. Obtendrás resultados mucho mejores.
Puede no suceder. Puede que no suceda de la manera en que lo deseamos y esperamos que lo haga. Pero nuestro control tampoco lo hubiera hecho posible.
Aprende a dejar que las cosas sucedan porque eso es lo que harán de todos modos. Y mientras esperamos a ver qué sucede, seremos más felices y también lo serán quienes nos rodean.

«Hoy, dejaré de forzar que las cosas sucedan. En cambio, permitiré que las cosas sucedan naturalmente. Si me veo a mí mismo tratando de forzar eventos o controlar a las personas, me detendré y encontraré una manera de desapegarme.»

Mi Reflexión: La persona codependiente vive asumiendo que las cosas suceden conforme a sus decisiones, y para lograrlo manipula, controla los eventos. En ese tiempo se desgasta, se enferma. Pierde su energía en tratar de que pasen las cosas. Es momento de aceptar que todo sucede conforme a una decisión de un poder superior a nosotros. Hay que permitir que pase, y usemos nuestra energía en sanar. Hay que soltar, dejar ir y esperar ¡Todo llega! (Alpha).

¿Eres de los que asume tener el control de toda situación? ¿Crees que todo sucede conforme a tu criterio? Comparte tu experiencia.

Meditación 12 de Diciembre… Deja de privarte

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refiere que es momento de dejar atrás las privaciones y empezar a buscar un propósito alcanzable en tu vida.

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Medita sobre esto:

Deja de privarte de lo que te parece cómodo, correcto y bueno para ti.
Algunos de nosotros crecimos en entornos emocionalmente privados. Ser feliz y disfrutar la vida no estaba permitido. La privación emocional fue el tema.
Muchos de nosotros aprendimos a continuar este patrón en nuestra vida adulta. Elegimos relaciones con personas que no se sentían bien con nosotros. Elegimos trabajos que se sentían incómodos.
Muchos de nosotros hemos escuchado historias de personas que son adictas a sentirse miserables. Es fácil de ver cuando otras personas están fomentando la privación y la miseria en sus vidas; es más difícil discernir cuando la persona somos nosotros.
Podemos estar tan acostumbrados a sentirnos mal que genuinamente no sabemos lo que nos parece correcto.
No sabrá qué se siente bien hasta que se relaje y aprenda a identificar cómo se siente. Deja ir tu atracción a la miseria. Camina hacia lo que sea cómodo para tu corazón, mente, cuerpo y alma.
Aligerar. Déjate sentir cómodo con lo que te sienta bien.
¿Sabes lo que se siente bien? ¿Sabes lo que te gusta? Un día, a un amigo le frotaban la espalda, «Eso se siente bien», dijo. «Se supone que debe hacerlo», le dijo la persona que se frotaba la espalda.
Sé consciente a medida que avanzas en tu vida diaria. Ir a una búsqueda del tesoro. Descubre lo que te sienta bien. Quizás descubras que hay más tesoros y placeres en este mundo de lo que creías.

«Dios, ayúdame a dejar de privarme de las cosas buenas de la vida.»

Mi Reflexión: La persona codependiente vive una vida muy difícil. Desde su infancia ha estado privándose de todo aquello que le permite ser feliz. Ha estado envuelto en tantas y variadas emociones que no disfruta de las cosas positivas y placenteras que ofrece la vida. Cuando se esta en recuperación, empieza a ver con claridad que puede valorar los momentos mas sencillos y darle otro sentido a la existencia. No tenemos porque privarnos de nada.Ya basta de autoflagelarnos. Es momento de buscar sentido a la vida. (Alpha).

¿Has aprendido a verle el sentido positivo a lo que estás viviendo? ¿Vives a plenitud el momento presente? Comparte tus experiencias.

Reflexión del Dia: 10 de Diciembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reafirma que la codependencia tiene salida si y sólo si el codependiente se compromete honestamente a seguir una recuperación continua, en la cual el desapego se utiliza como vía positiva para lograr su independencia efectiva.

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Reflexiona sobre esto:

El desapego no es un alejamiento frío, hostil; no es una aceptación resignada y desesperante de todo aquello que la vida y la gente nos tire en el camino; no es una manera robótica de ir por la vida, absortos, y totalmente indiferente a la gente y a los problemas; no es una actitud de inocente dicha infantil; ni un desentendimiento de lo que son nuestras verdaderas responsabilidades hacia nosotros mismos y hacia los demás; ni una ruptura en nuestras relaciones. Tampoco es que retiremos nuestro amor y nuestra solicitud, aunque a veces estas formas de desapegarnos pueden ser las mejores a seguir, por el momento.
De una manera ideal, desapegarnos es liberarnos o apartarnos de una persona o problema con amor. Mental, emocional y a veces físicamente nos desembarazamos de nuestro involucramiento insano (y a menudo doloroso) con la vida y responsabilidades de otra persona, y de los problemas que no podemos resolver.

Mi Reflexión: La vía más expedita, aunque laboriosa para dejar atrás la dependencia emocional o apego afectivo es el «Desapego». Este término no implica en modo alguno dejar de amar a la personas o personas con quienes estemos involucrados, sino empezar a desprendernos del envolvimiento afectivo que hemos desarrollado durante parte de nuestra vida. Desapegarse no es nada sencillo, cuesta proponérselo y más aún hacerlo. Solo usando este mecanismo estaremos liberándonos de esa necesidad de controlar e intervenir en la vida de las personas. (Alpha).

¿Utilizas el desapego como mecanismo para liberarte de esa compulsión de control? ¿Estás en recuperación? Comparte acá tus vivencias.

Meditación 9 de Diciembre… Pidamos ayuda

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refiere que durante la recuperación es valido solicitar ayuda para incluir cambios de conductas y así llegar a la recuperación.

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Medita sobre esto:

Está bien pedir ayuda.
Una de las cosas más absurdas que nos hacemos a nosotros mismos es no pedir la ayuda que necesitamos de un amigo, de un miembro de la familia, de nuestro Poder Superior o de la fuente adecuada.
No tenemos por qué batallar solos con sentimientos y problemas. Podemos pedir la ayuda de nuestro Poder Superior y pedirle apoyo y aliento a nuestros amigos.
Ya sea que lo que necesitemos sea información, aliento, una mano, una palabra, un abrazo, alguien que nos escuche o un empujón, podemos pedirlo. Podemos pedirle a la gente lo que necesitemos de ella. Podemos pedirle a Dios lo que necesitemos de El.
Es autodestructivo no pedir la ayuda que necesitamos. Nos mantiene atorados. Si lo pedimos durante el tiempo y con la energía suficiente, si dirigimos nuestra petición a la fuente adecuada, tendremos la ayuda que necesitamos.
Hay una diferencia entre pedirle a alguien que nos respete y pedirle a alguien en forma directa la ayuda que necesitamos de él o de ella. Podemos ir al grano y dejar que los otros elijan si nos ayudan o no. Si la respuesta es no, podemos lidiar con eso.
Es autodestructivo insinuar, lamentarnos, manipular u obligar a la gente a que nos ayude. Es molesto acudir a la gente en plan de víctimas y esperar que ellos nos rescaten. Es sano pedir ayuda cuando lo que necesitamos es ayuda.
«Mi problema es la vergüenza», dijo una mujer. «Quería pedir ayuda para lidiar con esto, pero me daba demasiada vergüenza. ¿No es una locura?.
Nosotros que estamos ávidos de ayudar a los demás podemos aprender a permitirnos a nosotros mismos recibir ayuda. Podemos aprender a hacer tratos limpios acerca de pedir y recibir la ayuda que necesitamos.

«Hoy pediré ayuda si la necesito, de la gente y de mi Poder Superior. No seré una víctima, esperando impotente a que me rescaten. Mi petición de ayuda la haré específica y al grano y le daré espacio a la persona para que elija si me quiere ayudar o no. Ya no seguiré siendo un mártir rehusándome a recibir la ayuda que merezco en la vida, la ayuda que hace la vida más fácil. Dios mío, ayúdame a dejar ir mi necesidad de hacerlo todo solo. Ayúdame a usar el vasto universo de recursos que tengo a mi disposición».

Mi Reflexión: Cuando el codependiente transita su recuperación maneja una variedad de sentimientos y emociones que pudieran ser difíciles de asumir en solitario, por ello necesita ayuda para aclararse y reformular los cambios que necesites hacer en su vida. En muchas ocasiones por pena, miedo u otro sentimiento evita solicitarla. Es válido no solo pedir ayuda, sino darse el chance de seleccionar a quién va a pedirla. No tiene nada negativo hacer esto, por el contrario es de mucha ayuda. (Alpha).

¿Solicitas ayuda frecuentemente? ¿Es positivo hacerlo? Comparte aquí.

Meditación 8 de Diciembre… Dejando ir

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que la codependencia tiene recuperación y esta pasa por transitar el camino del desapego. Soltar nos libera y permite mantener el control de nuestras vidas.

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Medita sobre esto:

«¿Cuánto necesitamos soltar?», preguntó un amigo un día. «No estoy segura», respondí, «pero tal vez todo».

Dejar ir es un proceso espiritual, emocional, mental y físico, un proceso metafísico a veces misterioso de liberar a Dios y al Universo a lo que estamos aferrados tan firmemente.
Dejamos de lado a las personas, los resultados, las ideas, los sentimientos, los deseos, las necesidades, los deseos, todo. Dejamos de intentar controlar nuestro progreso en la recuperación. Sí, es importante reconocer y aceptar lo que queremos y lo que queremos que suceda. Pero es igualmente importante seguir adelante dejando ir.
Dejar ir es la parte de acción de la fe. Es un comportamiento que le da permiso a Dios y al Universo para enviarnos lo que estamos destinados a tener.
Dejar ir significa que reconocemos que aguantar tan fuerte no ayuda a resolver el problema, a cambiar a la persona ni a obtener el resultado que deseamos. No nos está ayudando. De hecho, aprendemos que mantenernos a menudo nos impide obtener lo que queremos y necesitamos.
¿Quiénes somos para decir que las cosas no están sucediendo exactamente como deben suceder?
Hay magia en dejar ir. A veces obtenemos lo que queremos poco después de dejarnos ir. A veces lleva más tiempo. A veces el resultado específico que deseamos no sucede. Algo mejor pasa.
Soltarnos nos libera y nos conecta con nuestra Fuente.
Soltarse crea el entorno óptimo para los mejores resultados y soluciones posibles.

«Hoy me relajaré. Voy a dejar ir lo que más me molesta. Confiaré en que al dejar ir, he puesto en marcha las ruedas para que las cosas funcionen de la mejor manera posible».

Mi Reflexión: Está demostrado que la curación de la codependencia llega cuando aprendemos a «soltar» lo que nos nos hace daño. El «dejar ir» nos libera, nos ubica en el camino a recuperar ese control sobre nuestra vida que habíamos cedido a otros. Ese camino laborioso pasa por diversos eventos, y aunque no luzca estar bien, debemos continuar transitando el desapego. Es la mejor vía para liberarnos. (Alpha).

¿Practicas el desapego para soltarte de aquello que te resta paz? ¿Te ha dado resultados visibles el desapegarte? Comparte aquí.

Reflexión del Dia: 4 de Diciembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reafirma que el codependiente vive apegado y solo soltando puede alcanzar su serenidad y paz interior.

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Reflexiona sobre esto:

El desapego implica “vivir en el momento presente” –vivir en el aquí y en el ahora–-. Permitirnos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho de cada día.
El desapego también implica aceptar la realidad, los hechos. Requiere fe en nosotros mismos, en Dios, en otras personas, en el orden natural y en el destino de las cosas en este mundo. Nos liberamos de nuestros pesares y preocupaciones y nos damos a nosotros mismos la libertad para disfrutar de la vida a pesar de nuestros problemas no resueltos. Confiamos en que todo está bien a pesar de los conflictos. Confiamos en que Alguien más grande que nosotros sabe, ha ordenado y se preocupa de lo que está sucediendo.
Entendemos que este Alguien puede hacer mucho más por resolver el problema que nosotros. De modo que tratamos de no estorbar su camino y dejar que Él lo haga. A su tiempo, sabremos que todo está bien porque vemos cómo las cosas más extrañas (y a veces, las más dolorosas) se solucionan de la mejor manera y en beneficio de todos.

Mi Reflexión: El codependiente vive apegado a personas, circunstancias. La única vía para sanar es el desapego. Puede que el no crea que está obsesionado, apegado afectivamente, porque así ha vivido parte de su vida. Para recuperar su foco y asumir la responsabilidad de su vida cuidando de él mismo, debe asumir soltar aquello que lo encadena y hace perder su paz interior. (Alpha).

¿Estás apegado a alguien?¿Cómo estás enfrentando tu desapego? Comenta acá.

Meditación 1 de Diciembre… Derribar esas paredes

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea la necesidad de «salir» de las dificultades a tiempo, sin regodearse en aquellos eventos que nos mantienen en un drama permanente.

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Medita sobre esto:

Frank era un hombre felizmente casado, o al menos eso pensaba. Entonces, un día, su esposa de diez años llegó a casa y le dijo que ya no tenía ganas de volver a casarse. «Te amo. Simplemente no estoy enamorado de ti», dijo, saliendo por la puerta.
Frank estaba devastado. Se enojó con su esposa, enojado con su iglesia y enojado con Dios. Él se enojó, y se quedó de esa manera. Echó humo y generalizó. Decidió que todas las mujeres deben ser así y, tarde o temprano, cualquiera que se acercara demasiado lo lastimaría.
Muchos de nosotros experimentamos dolor en la vida. Viene con el juego.
Está bien lastimar, enojarse, incluso ser amargo por un tiempo. Pero a nadie le interesa escuchar nuestra historia de amor perdida diez años después de que sucediera.
Incluso nos cansamos de escucharlo, nosotros mismos.
A veces es hora de nutrir nuestro dolor. A veces es hora de superarlo y volver al juego.
Todos caemos. La mayoría de las personas cambia de opinión. Todos cometemos errores.
No tenemos que permitir que una mala experiencia en la vida nos impida tener experiencias positivas en el futuro. Las paredes son indiscriminadas. Si bien pueden protegernos de ser heridos de nuevo, también nos evitarán experimentar alegría.

«Dios me ayude a soltar las actitudes de autosabotaje formadas en un momento de dolor. Ábreme a la belleza que espera cuando me acerco a la vida con el corazón abierto.»

Mi Reflexión: Los seres humanos tendemos a autosabotear nuestros momentos de alegría, de paz, de serenidad. Si bien podemos vivir momentos difíciles, también lo es que tratemos de «salir» de nuestro dolor de la mejor y mas rápida manera posible. Es oportuno que entendamos que quedarnos allí en ese sito de sufrimiento no es una buena opción y hay formas de «romper» con ese evento y darnos oportunidad para ser feliz y dichosos. Confiemos en el Poder Superior y lo lograremos. (Alpha).

¿Tiendes a sabotear tu felicidad? ¿Has intentado salir de momentos difíciles? ¿Cuales herramientas te han resultado positivas? Comparte acá.

Meditación 30 de Noviembre… Desapego

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa que la una manera de liberarnos de nuestros apegos a los demás es desapegarnos, convirtiéndonos en responsables de conducir nuestra vida, dejando a los demás libres para hacer lo que deseen hacer.

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Medita sobre esto:

Un día, mi hijo trajo a casa a vivir con nosotros a un hámster. Lo pusimos en una jaula. Poco tiempo después, el hámster escapo.
Durante los siguientes seis meses, el animal corría asustado y salvaje por toda la casa. Y lo mismo nosotros para atraparlo.
“Ahí está. ¡Agárralo!”, gritabamos cada vez que alguien veía al hámster. Mi hijo o yo dejábamos lo que estuviéramos haciendo, corríamos por toda la casa y nos lanzábamos sobre el animal con la esperanza de atraparlo.
Me preocupaba por él, aunque no lo viéramos. “Esto no esta bien”, pensaba. “No puedo tener a un hámster corriendo suelto por la casa. Tenemos que atraparlo. Tenemos que hacer algo”.
Un pequeño animal del tamaño de un ratón tenía en agitación toda la casa. Un día, mientras estaba sentada en la sala, vi al animal correr por el pasillo. En estado de frenesí, empecé a abalanzarme sobre él, como generalmente lo hacía, y luego me detuve.
No, me dije. Estoy harta. Si ese animal quiere vivir en los rincones y escondrijos de esta casa, voy a dejar que lo haga. Estoy harta de preocuparme por él .Estoy harta de perseguirlo. Esta es una circunstancia irregular, pero así es justamente como va a tener que ser.
Dejé que el hámster corriera sin que yo reaccionara. Me sentía un poquito incómoda con mi nueva reacción -no reaccionar-, pero me ceñí a ella de todas maneras.
Me sentí más a gusto con mi nueva reacción, no reaccionar. Al poco tiempo, estaba perfectamente en paz con la situación. Había dejado de pelear con el hámster. Una tarde, unas cuantas semanas después de que empecé a practicar mi nueva actitud, el hámster corrió cerca de mí, como lo había hecho tantas veces y apenas lo mire. El animal se paró en seco, volteó y me miró. Empecé a abalanzarme sobre él. Él empezó a correr. Me relajé.
Muy bien”, dije. “Haz lo que quieras”. Y lo decía en serio. Una hora después, el hámster vino, se paró junto a mí y esperó.
Gentilmente lo levanté y lo coloqué en su jaula, donde ha vivido feliz desde entonces. ¿La moraleja de la historia? No te balancees sobre el hámster. El ya está asustado, y tratar de atraparlo lo único que logra es asustarlo más y a nosotros nos vuelve locos.
¡El desapego funciona!

«Hoy me sentiré a gusto con mi nueva reacción de no reaccionar. Me sentiré en paz.

Mi Reflexión: Para el codependiente que pasa su vida apegado emocionalmente, la única salida válida para su recuperación es el Desapego. Entendiendo que este es un proceso gradual, en el cual no dejamos de amar a las personas, solo que cambiamos nuestra percepción del papel que ellas deben tener en sus vidas. Entendemos que solo podemos cambiarnos a nosotros mismos, los demás quedan libres de actuar como deseen hacerlo. Eso es liberador y nos enseña a valorarnos y responsabilizarnos de nuestra vida. (Alpha).

¿Estás teniendo un vínculo de apego afectivo? ¿Estás trabajando en desapegarte? Comenta tu vivencia.

Meditación 29 de Noviembre… Mire su «nunca»

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa que el codependiente debe aceptar el dolor como una lección para aprender. Mostrarse vulnerable ayuda a enfrentar el sufrimiento.

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Medita sobre esto:

Ten cuidado con lo que dices que nunca volverás a hacer. Puede que esté construyendo un muro entre tu y lo bueno en su vida.
Me lastimó, así que nunca volveré a hablar con él. Ella me lastimó, así que nunca volveré a involucrarme con mujeres.
A veces, nuestros sentimientos de dolor pueden ser avisos precisos y confiables de que debemos alejarnos y permanecer alejados. Pero, por lo general, cuando decimos que nunca, es porque no queremos ser vulnerables y sentimos el dolor que se nos presentó.
Decir nunca puede ser una indicación de que hemos cerrado nuestros corazones.
¿Has construido una pared con tus «nunca»? Mira. Mira debajo. ¿Hay un sentimiento de dolor que necesitas sentir?
¿Te quemaste cuando tocaste la estufa caliente, así que nunca más te acercarás a una estufa? Te perderás algunas comidas sabrosas.

«Dios, ayúdame a ser lo suficientemente vulnerable como para sentir mi dolor y aprender mi lección, en lugar de decir nunca y construir una gran pared.

Mi Reflexión: Los codependientes vivimos tantos sentimientos de tristeza y abandono que en muchas ocasiones queremos pensamos que no tenemos salida a nuestro problema. Es necesario, para sanar, que aceptemos el dolor y el sufrimiento como unos sentimientos que si bien lucen negativos, nos harán abrirnos y aceptarlos hasta buscar ayuda para recuperarnos. Ser vulnerables es positivo. Alejarnos y encerrarnos no nos lleva a ninguna solución. (Alpha).

¿Evitas sentir dolor? ¿Enfrentas el dolor con optimismo para sanar? Comparte acá.

Meditación 26 de Noviembre… Es hora de enojarse

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que tendemos a sentir enfado y no acertamos a saber como manejar este sentimiento. Lo mejor es interpretar las razones y actuar mejorando nosotros mismos.

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Medita sobre esto:

Ya es hora de que te enojes, sí, eso está enojado.
La ira puede ser una emoción tan potente y atemorizante. También puede ser un sentimiento que nos guía hacia decisiones importantes, a veces decisiones difíciles de tomar. Puede señalar los problemas de otras personas, nuestros problemas o simplemente los problemas que debemos abordar.
Negamos nuestra ira por una variedad de razones. No nos damos permiso para permitir que entre en nuestra conciencia, al principio. Comprende que no desaparece; se sienta en capas debajo de la superficie, esperando que estemos listos, seguros y lo suficientemente fuertes como para manejarlo.
Lo que podemos hacer en lugar de enfrentar nuestro enojo y lo que nos dice sobre el cuidado personal es sentirnos heridos, victimizados, atrapados, culpables e inseguros acerca de cómo cuidarnos a nosotros mismos. Podemos retirar, negar, poner excusas y esconder nuestras cabezas en la arena, por un tiempo.
Podemos castigar, desquitarnos, gimotear y preguntarnos.
Podemos perdonar repetidamente a la otra persona por comportamientos que nos lastiman. Podemos temer que alguien se vaya si tratamos con nuestra ira hacia él o ella. Podemos temer que tengamos que irnos si lidiamos con nuestra ira.
Podemos simplemente tener miedo de nuestra ira y la potencia de la misma. Es posible que no sepamos que tenemos un derecho, incluso una responsabilidad para nosotros mismos, de permitirnos sentir y aprender de nuestra ira.

«Dios,ayuda a que emerjan mis sentimientos de ira ocultos o reprimidos. Ayúdame a tener el valor de enfrentarlos. Ayúdame a entender cómo debo cuidarme con las personas a las que siento ira. Ayúdame a dejar de decirme a mí mismo que algo anda mal conmigo cuando las personas me victimizan y me siento enojado por la victimización. Puedo confiar en mis sentimientos para señalar los problemas que necesitan mi atención.»

Mi Reflexión: No siempre el sentimiento de enojo o enfado es negativo. Podemos aceptar este sentimiento y analizar las razones que motivan sentir ira. Es necesario interpretar por qué nos enojamos tan frecuentemente. Llegar a la raíz del asunto puede conducirnos a cambios en nosotros y nuestra percepción de las conductas de los demás para con nosotros. Puede convertirse en un estimulador para saber cuáles áreas deben ser atendidas, cuidando de nosotros mismos. (Alpha).

¿Sientes ira frecuentemente? ¿Has logrado analizar las causas? ¿Logras controlar tus momentos de enojo o de ira? ¿Cómo lo haces? Comparte acá.