Podemos amarnos a nosotros mismos y a nuestras vidas. Podemos consentirnos y amarnos. Podemos aceptar a nuestros maravillosos yo, con todas nuestras faltas, flaquezas, puntos fuertes, puntos débiles sentimientos, pensamientos, y todo lo demás. Es lo mejor que tenemos. Es lo que somos, y lo que teníamos que ser y no es un error. Nosotros somos lo más grande que alguna vez nos pueda suceder. Créanlo. Esto hace la vida mucho más fácil.
La única diferencia entre los codependientes y el resto del mundo es que las otras personas no se fastidian a sí mismas por ser quienes son. Toda a gente tiene pensamientos similares y tiene todo un rango de sentimientos. Toda la gente comete errores y hace unas cuantas cosas bien. De modo que podemos dejarnos en paz.
No somos ciudadanos de segunda clase. No merecemos llevar vidas de segunda mano. ¡Y no merecemos relaciones de segunda! Somos adorables y vale la pena que nos conozcan. La gente que nos ama y a quienes les caemos bien no son estúpidos ni inferiores por hacerlo. Tenemos derecho a ser felices. Nos merecemos cosas buenas.
Las personas que parecen más bellas son iguales a nosotros. La única diferencia es que ellas se dicen a sí mismas que se ven bien, y se dejan brillar. La gente que dicen las cosas más profundas, inteligentes o ingeniosas son iguales a nosotros. Se han aventurado a través de situaciones atemorizantes y se han dicho a si mismas que pueden hacerla. La gente que tiene éxito es igual que nosotros. Han seguido adelante y han desarrollado sus dones y talentos, y se han fijado metas. Somos incluso iguales a las personas que salen en televisión: nuestros héroes, nuestros ídolos. Todos trabajamos más o menos con el mismo material: humanidad. Lo que hace la diferencia es cómo nos sentimos. Lo que hace la diferencia es lo que nos decimos a nosotros mismos.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Mes: diciembre 2017
Meditación 31 de Diciembre… Afirmemos lo bueno
Lo divertido se vuelve divertido, el amor se convierte en amor, la vida se convierte en una vida que vale la pena vivir. Y nosotros nos sentimos agradecidos. (Más allá de la codependencia).
Espérate, y espera cosas buenas, para ti mismo y para tus seres queridos.
Cuando te preguntes qué vendrá, di a ti mismo que falta por venir lo bueno, lo mejor que pueden ofrecer la vida y el amor, lo mejor que Dios y Su universo tienen para enviarnos. Luego abre tus manos y recíbelo. Reclámalo, es tuyo.
Ve en tu mente lo mejor; imagina cómo se verá, cómo se sentirá.
Concéntrate hasta que puedas verlo claramente.
Deja que todo tu ser, cuerpo y alma, entren y permanezcan dentro de la imagen un momento.
Luego, déjala ir. Regresa al día de hoy, al momento presente. No te obsesiones. No te pongas temeroso. Emociónate. Vive plenamente el día de hoy, expresando gratitud por todo lo que has sido, por todo lo que eres y por todo en lo que te convertirás.
Espérate, y espera cosas buenas.
«Hoy, cuando piense en el año que viene, me concentraré en lo bueno que está por venir».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 30 de Diciembre… Echa los cimientos
Se han echado los cimientos.
¿No lo ves?
¿No entiendes que todo lo que has pasado ha tenido un propósito?
Había una razón, una buena razón, para la espera, la lucha, el dolor y finalmente la liberación.
Se te ha preparado. De la misma manera como el constructor debe derribar y escarbar lo viejo para construir lo nuevo, tu Poder Superior ha estado limpiando los cimientos de tu vida.
¿Alguna vez has observado a un constructor en una construcción? Cuando comienza su trabajo, se ve peor que antes de que empezara. Lo que está viejo y deteriorado se debe retirar. Lo que es insuficiente o demasiado débil para soportar la nueva estructura se debe retirar, remplazar o reforzar. Ningún constructor a quien le importe su trabajo pondría una nueva superficie sobre un sistema de apoyo insuficiente. Los cimientos se desplomarían. La construcción no duraría.
Si el producto terminado va a ser como se desea, se tiene que llevar a cabo un exhaustivo trabajo de los cimientos hacia arriba. A medida que progresa la obra, a menudo parece un cataclismo. Con frecuencia no parece tener sentido. Podría parecer una pérdida de tiempo y de esfuerzo, porque aún no podemos ver el producto terminado. Pero es muy importante que los cimientos se echen como debe ser si es que el trabajo divertido, los toques finales, van a ser como queremos que sean.
Esta época larga, difícil de tu vida ha sido para echar los cimientos. No carecía de propósito, aunque a veces el propósito no haya sido evidente o aparente.
Ahora se han echado ya los cimientos. La estructura es solida.
Ahora es tiempo ya de los toques finales, de la terminación.
Es tiempo de poner los muebles dentro y de disfrutar los frutos de la labor.
Felicidades. Has tenido la paciencia para soportar las partes duras. Has confiado, te has sometido y le has permitido a tu Poder Superior y al Universo que te curen y te preparen.
Ahora disfrutaras de lo bueno que ha sido planeado.
Ahora veras el propósito.
Ahora todo se conjuntara y tendrá sentido.
¡Disfrútalo!
«Hoy me someteré al echar los cimientos –las bases- de mi vida. Si es tiempo de disfrutar la colocación de los toques finales, me someteré a ello y disfrutaré eso también. Me acordaré de estarle agradecido a un Poder Superior que es un Maestro Constructor y únicamente tiene en mente mis mejores intereses, creando y construyendo mi vida. Estaré agradecido por el cuidado y la atención a los detalles de mi Poder Superior al echar los cimientos, aunque me ponga impaciente a veces. Miraré con reverencia la belleza del producto terminado de Dios».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 29 de Diciembre… Vayamos hacia adelante
Aprende el arte de la aceptación. Causa muchísima pena. (Ya no seas Codependiente).
A veces, como parte del cuidar de nosotros mismos, llega el momento de terminar ciertas relaciones. A veces, llega el momento de cambiar los parámetros de una relación en particular.
Esto es cierto en el amor, con las amistades, con la familia y en el trabajo.
Las rupturas y los cambios en las relaciones no son fáciles. Pero a menudo, son necesarios.
A veces nos aferramos a relaciones que están muertas, por miedo a estar solos o por miedo a posponer el inevitable proceso de pena que acompaña a las rupturas. A veces necesitamos aferrarnos por tiempo, para prepararnos, para ponernos suficientemente fuertes y listos para manejar el cambio.
Si eso es lo que estamos haciendo, podemos ser suaves con nosotros mismos. Es mejor esperar hasta el momento en que actuar nos parezca solido, claro y consistente.
Sabremos cuando hacerlo. Lo sabremos . Podemos confiar en nosotros mismos.
Saber que una relación está cambiando o que está a punto de terminar es una situación incomoda, especialmente cuando aún no es tiempo de actuar pero sabemos que se acerca el momento. Puede ser embarazoso e incómodo, a medida que se cierra la lección. Podemos volvernos impacientes por cerrarla, pero aún no nos sentimos con fuerza para hacerlo. Eso está bien. El momento todavía no es el correcto. Algo importante aún está sucediendo. Cuando sea el momento preciso,
podemos confiar en que ocurrirá. Recibiremos la fuerza y la capacidad para hacer lo que necesitamos hacer.
Terminar relaciones o cambiar los limites de una relación en particular no es fácil. Requiere valor y fe. Requiere de una disposición de parte nuestra para cuidar de nosotros mismos, a veces para quedarnos solos una temporada.
Deja ir el miedo. Entiende que el cambio es una parte importante de la recuperación. Amate lo suficiente para que hagas lo que necesites hacer para cuidar de ti mismo, y encuentra la suficiente confianza para creer que volverás a amar de nuevo.
Nunca estamos volviendo a empezar. En la recuperación estamos yendo hacia delante en una progresión de lecciones perfectamente planeadas. Nos encontramos con cierta gente –en el amor, en la familia, con los amigos, en el trabajo- cuando necesitamos estar con ella. Cuando hayamos dominado la lección, seguiremos adelante. Nos encontraremos en un nuevo lugar, aprendiendo nuevas lecciones, con gente nueva.
No, las lecciones no son dolorosas. Llegaremos a ese lugar donde podremos aprender, no a partir del dolor, sino de la alegría y el amor.
Nuestras necesidades serán satisfechas.
«Hoy aceptaré el lugar donde me encuentro en mis relaciones, aunque ese lugar sea difícil e incómodo. Si estoy en medio de una ruptura, la enfrentaré y aceptaré mi pena. Dios mío, ayúdame a confiar en que el sendero en que me encuentro ha sido perfecta y amorosamente planeado para mí. Ayúdame a creer que mis relaciones me están enseñando lecciones importantes. Ayúdame a aceptar y a tener gratitud por las relaciones a medias, por las que terminan y por los nuevos comienzos».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 28 de Diciembre
El cuidar como nana no ayuda, sólo provoca problemas. Cuando tomamos a la gente a nuestro cuidado y hacemos cosas que no deseamos hacer, ignoramos necesidades, deseos y sentimientos personales.
Nos hacemos a un lado a nosotros mismos. En ocasiones estamos tan ocupados cuidando a los demás que dejamos nuestra vida entera en suspenso. Muchos cuidadores se sienten inquietos y abrumados; no disfrutan ninguna de sus actividades. Los cuidadores aparentamos ser muy responsables, pero no lo somos; pues no asumimos el compromiso de nuestra responsabilidad más alta: nosotros mismos.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Meditación 28 de Diciembre… Pánico
¡Qué no te entre el pánico!
Si nos ataca el pánico, no tenemos por qué permitirle que controle nuestras conductas. Las conductas controladas por el pánico tienden a ser autodestructivas. No importa cuál sea la situación o circunstancia, el pánico no suele ser una buena base. No importa cuál sea la situación o circunstancia, por lo general tenemos aunque sea solo un momento para respirar profundamente y restaurar nuestra serenidad y nuestra paz.
No tenemos que hacer más de lo que razonablemente podemos hacer, ¡nunca! ¡No tenemos que hacer algo que no sabemos hacer en absoluto o que no podamos aprender a hacer!
Este programa, esta manera sana de vivir que estamos buscando, se construye sobre una base de paz y de callada confianza, en nosotros mismos, en nuestro Poder Superior, en el proceso de recuperación.
Que no te entre pánico. Eso nos aleja del sendero. Relájate. Respira profundamente. Deja que fluya la paz por tu cuerpo y por tu mente. A partir de esta base, tu Fuente te proveerá de los recursos necesarios.
«Hoy trataré el pánico como un asunto aparte que necesita atención inmediata. Me rehusaré a permitir que me motiven pensamientos y sentimientos de pánico. En vez de ello, dejare que la paz y la confianza motiven mi sentimientos, pensamientos y conductas».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Meditación 21 de Diciembre… Equilibrio
Esfuérzate por tener expectativas equilibradas de los demás.
Esfuérzate por una sana tolerancia.
En el pasado, podremos haber tolerado demasiado o demasiado poco. Podremos haber esperado demasiado o demasiado poco.
Podemos ir de tolerar abuso, maltrato y engaño a rehusarnos a tolerar conductas normales, humanas, imperfectas, por parte de la gente. Aunque es preferible no permanecer demasiado tiempo en ninguno de los dos extremos, así es como cambia la gente, gente de verdad que lucha imperfectamente por tener mejores vidas, mejores relaciones y conductas de relación más efectivas.
Pero si estamos abiertos a nosotros mismos y al proceso de recuperación,en algún momento empezaremos otra transición: llega el tiempo de apartarnos de los extremos, hacia el equilibrio.
Podemos confiar en que nosotros mismos y el proceso de recuperación nos traerán al equilibrio en la tolerancia, en el dar, en comprensión y en las expectativas que tenemos, acerca de nosotros mismos y de los demás.
«Hoy, practicaré la aceptación conmigo mismo y con los demás por la forma como cambiamos. Si tuviera que ir al otro extremo de una conducta, lo aceptaría como apropiado, durante un tiempo. Pero haré que mi meta sea de una tolerancia y unas expectativas equilibradas en cuanto a mi mismo y a los demás».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).
Reflexión del Dia: 19 de Diciembre
Muchos de nosotros hemos creído que nuestras necesidades no son importantes y que no debemos mencionarlas. Algunos incluso hemos llegado a creer que nuestras necesidades son malas o están mal, de modo que hemos aprendido a reprimirlas y a empujarlas fuera de nuestra conciencia. No hemos aprendido a identificar lo que necesitamos, ni a escuchar a esa necesidad porque de todos modos no importaba: nuestras necesidades no iban a ser satisfechas. Algunos de nosotros no hemos aprendido cómo satisfacer adecuadamente nuestras necesidades.
Darnos a nosotros mismos lo que necesitamos no es difícil. Creo que podemos aprender rápido. La fórmula es sencilla: en cualquier situación dada, desapégate y pregunta: “¿qué necesito hacer para cuidar de mí mismo?”
Luego necesitamos escucharnos a nosotros mismos y a nuestro poder superior. Respetar lo que oímos. El demente negocio de castigarnos por lo que pensamos, sentimos, y deseamos, esta tontería de no escuchar a quien realmente somos y a lo que nuestro yo lucha por decirnos debe parar. ¿Cómo creen que Dios trabaja con nosotros? Como ya lo he dicho antes, no es de sorprender que pensemos que Dios nos ha abandonado; nos hemos abandonado nosotros mismos. Podemos ser gentiles y aceptarnos. No somos sólo o meramente humanos, fuimos creados con la intención de que fuéramos humanos. Y podemos ser compasivos con nosotros mismos. Después, tal vez, podamos desarrollar verdadera compasión hacia los demás.
Escuchen lo que nuestro precioso yo trata de decirnos acerca de lo que necesitamos.
Quizá necesitemos apurarnos y acudir a una cita. Tal vez necesitemos desacelerar y tomarnos un día de descanso. Quizá necesitemos hacer ejercicio o dormir la siesta. Podemos necesitar estar solos. Podemos querer estar rodeados de gente. Quizá necesitemos conseguir un empleo. Tal vez necesitemos trabajar menos. Quizá necesitemos un abrazo, un beso o un masaje en la espalda.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Reflexión del Dia: 18 de Diciembre
La mayoría de los codependientes son reaccionarios. Reaccionamos con ira, culpa, vergüenza, odio a nosotros mismos, preocupación, sentimientos heridos, gestos controladores, acciones solícitas, depresión, desesperación y furia. Reaccionamos con miedo y ansiedad. Algunos de nosotros reaccionamos tanto que nos resulta doloroso estar cerca de la gente, y torturante encontrarnos dentro de un grupo grande de personas. Es normal reaccionar y responder a nuestro medio ambiente. Reaccionar es parte de la vida. Es parte de interactuar, es parte de ser humano y de estar vivo. Pero nos permitimos irritamos tanto y distraernos tanto.
Pequeñeces, cosas mayores —lo que sea— tienen el poder de descarrilarnos. Y nuestra respuesta después de que reaccionamos a menudo no es la que más nos conviene.
Podemos haber empezado a reaccionar y a responder urgente y compulsivamente con patrones que nos lastiman. El solo hecho de sentir urgencia y compulsión es suficiente para herirnos. Nos mantenemos en un estado de crisis, fluyendo la adrenalina y tensos los músculos, listos para reaccionar ante emergencias que generalmente no son tales. Alguien hace algo, de modo que nosotros debemos hacer algo a la vez. Alguien se siente de determinada manera de modo que nosotros debemos sentirnos de otra determinada manera.
(Melody Beattie de su Libro Ya No Seas Codependiente).
Meditación 18 de Diciembre… Permanezcamos abiertos a nuestros sentimientos
Muchos de nosotros nos hemos vuelto tan buenos para seguir la regla “no sientas” , que tratamos de convencernos a nosotros mismos de no tener sentimientos, incluso en la recuperación.
“Si realmente estuviera trabajando un buen programa, no me sentiría enojado.”
“Yo no me enojo. Soy cristiano. Yo perdono y olvido”
“No estoy enojado. Estoy afirmando que estoy feliz.”
Todas estas son aseveraciones, algunas de ellas muy hábiles, que nos indican que estamos operando otra vez bajo la regla “no sientas” . Parte de trabajar un buen programa significa reconocer nuestros sentimientos y lidiar con ellos. Nos esforzamos por aceptar y lidiar con nuestra ira para que ésta no se endurezca y se convierta en resentimiento. No usamos la recuperación como pretexto para cerrar nuestras emociones.
Si, estamos esforzándonos por el perdón, pero queremos seguir sintiendo, escuchando y quedándonos con nuestros sentimientos hasta que llegue el momento de librarlos adecuadamente. Nuestro Poder Superior creó nuestra parte emocional. Dios no nos está diciendo que no sintamos; son nuestros sistemas disfuncionales.
«Hoy me rehusaré a aceptar la vergüenza por parte de los demás o de mí mismo por el hecho de sentir mis sentimientos».
(Melody Beattie de su Libro El Lenguaje del Adiós).