Reflexión del Dia: 28 de Marzo

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea la necesidad que tiene el codependiente de dejar atrás un triángulo dramático insano en el que se mueve cumpliendo los roles de víctima, perseguidor y victimario.

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Reflexiona sobre esto:

Rescatamos cada vez que cuidamos de los demás. Al cuidar o rescatar podemos sentir uno o más de los siguientes sentimientos: incomodidad y malestar por el dilema de la otra persona; la urgencia de hacer algo; lástima; sentimiento de culpa; santidad; ansiedad; una extrema responsabilidad por esa persona o problema; miedo; la sensación de estar siendo forzado u obligado a hacer algo; una indisposición ligera o severa a hacer algo; mayor competencia que la persona a la que estarnos “ayudando”; u ocasionalmente resentimiento por haber sido colocados en esta posición. También pensamos que la persona a quien estamos cuidando está desvalida y es incapaz de hacer lo que nosotros hacemos por ella. Sentimos que temporalmente nos necesita.
No me refiero a actos de amor, de amabilidad, de compasión y de verdadera ayuda, a situaciones en las cuales legítimamente se desea y se necesita de nuestra ayuda y nosotros queremos darla. Estos actos son la sal de la vida. Rescatar o cuidar no lo son.
Cuidar de los demás parece un acto mucho más amistoso de lo que es. Requiere incompetencia por parte de la persona a quien estamos cuidando. Rescatamos “víctimas”, personas que creemos no son capaces de ser responsables de si mismas. Las víctimas en realidad son capaces de cuidar de sí mismas, aunque nosotros y ellas no lo admitimos. Generalmente nuestras víctimas están ahí esperando a un lado del triangulo a que nosotros hagamos el primer movimiento y brinquemos dentro del triángulo con ellas.

Reflexión: La codependencia hace que se convierta, quien la padece, en una persona rescatadora-cuidadora. Los demás se aprovechan de esa obsesión del codependiente para cuidar de personas que realmente no necesitan cuidados. Para salir de ese triángulo dramático insano se requiere asumir el compromiso de cambiar y dejar ir esa compulsión.(Alpha).

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Lectura Bíblica sugerida: Tú, hijo mío, esfuérzate en la gracia que tenemos en Cristo Jesús (2 Timoteo 2:1).

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