La codependencia, en su esencia, se alimenta de una baja autoestima. Es como si lleváramos un espejo empañado que refleja una imagen distorsionada de quiénes somos. En lugar de vernos como seres valiosos y amables, permitimos que esa baja autoestima coloree nuestras relaciones y nuestras decisiones.
En este espejo empañado, buscamos constantemente la validación externa para llenar el vacío interno. Creemos que solo somos dignos de amor y aceptación si alguien más nos lo confirma. Esta búsqueda desesperada de aprobación nos lleva a poner las necesidades de los demás por encima de las nuestras, a sacrificar nuestra propia felicidad y bienestar en aras de mantener a otros cerca.
Sin embargo, el viaje hacia la curación de la codependencia comienza cuando tomamos un paño limpio y comenzamos a limpiar ese espejo. A medida que eliminamos las manchas de la baja autoestima, empezamos a ver con mayor claridad quiénes somos en realidad. Descubrimos que somos dignos de amor, que nuestras necesidades y deseos son importantes y que merecemos relaciones que nos nutran y nos respeten.
La curación de la codependencia no se trata solo de liberarnos de relaciones tóxicas, sino de liberarnos de la creencia de que solo somos valiosos cuando servimos a los demás. Se trata de aprender a amarnos y cuidarnos a nosotros mismos con la misma dedicación que solíamos dar a otros.
Entonces, a medida que despejamos ese espejo empañado, descubrimos una imagen más nítida de nosotros mismos. Una imagen que irradia confianza, autoestima y amor propio. Y en esa transformación, encontramos la libertad de vivir auténticamente y de forjar relaciones basadas en la igualdad y el respeto mutuo. La codependencia puede tener raíces en la baja autoestima, pero también tiene el poder de transformarse en un viaje de autodescubrimiento y empoderamiento personal. (Alpha).