Meditación 26 de Agosto… Apoderarnos de nuestra fuerza

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que el codependiente debe asumir una conducta que le permita tomar el control de su vida, abandonando el papel de «víctima» y vencer, con su fuerza interior, la necesidad de mantenerse apegado a quien(es) le quieren manipular. Analizar el rol o papel que jugamos en nuestra vida es una buena señal para saber cuando estamos jugando a ser victimado y detener eso a tiempo. ¡No permitamos ser coaccionado por los demás!

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Medita sobre esto:

Hay un sentimiento al que le tenemos que prestar una particular atención durante la recuperación: sentirnos victimados. No como es su derecho, y nosotros nos estamos sintiendo víctimas porque estamos intentando controlar su proceso o, de manera irracional, estamos esperando que ellos cuiden de nosotros. Nos podemos sentir victimados si nos quedamos atascados en una creencia codependiente, tal como ….Los demás me hacen sentir…. Los demás tienen la llave de mi felicidad y mi destino…. o, no podré ser feliz a menos que otro se comporte de determinada manera, o de que sucedan ciertas cosas.
Otras veces, apoderarnos de nuestra fuerza significa que nos damos cuenta de que estamos siendo victimados por la conducta de otra persona. Están siendo invadidos nuestros límites. Es ese caso, indagamos qué necesitamos hacer para cuidar de nosotros mismos e impedir que continúe la victimización; necesitamos fijar límites.
A veces, lo único que se requiere es un cambio de actitud. No somos víctimas.
Luchamos por sentir compasión hacia la persona que nos victimó, pero comprendemos que a menudo la compasión viene después, cuando nos hayamos despojado de nuestro papel de víctimas en cuerpo, mente y espíritu. También entendemos que sentir demasiada compasión puede volver a ponernos de inmediato en el cajón de las víctimas. Sentir demasiada lástima por una persona que nos está victimizando puede establecer una situación donde la persona nos pueda convertir de nuevo en su víctima.
No tratamos de forzar consecuencias ni crisis sobre otra persona, pero tampoco la rescatamos de las consecuencias lógicas de su conducta. Si hay un papel que tengamos la responsabilidad de jugar para que se den esas consecuencias, lo desempeñamos, no para controlar ni para castigar, sino para ser responsables con nosotros mismos y con los demás.
Tratamos de descubrir qué podemos estar haciendo que nos hace sentir victimados, o qué papel estamos jugando dentro de un sistema, y dejamos, también, de hacerlo. No tenemos poder sobre los demás ni sobre su conducta, pero podemos apropiarnos de nuestra fuerza y apartarnos de ser víctimas.

«Hoy asumiré la responsabilidad de ser yo mismo y de demostrárselo a los demás al no permitir que se me victimen. No puedo controlar los acontecimientos, pero sí puedo controlar mi actitud al ser victimado. No soy una víctima; no merezco ser victimado.

Mi Reflexión: Los codependientes nos hemos acostumbrado tanto a jugar el papel de víctima que extrañamos no hacerlo. Llegó el momento de detener esa conducta autodestructiva, forzándonos a desarrollar ese poder interior que nos va a permitir descubrir cuando lo estamos haciendo e implementar las herramientas que nos saquen de ese escenario caótico. Al principio será difícil y nos sentiremos «extraños», pero a medida que avanza nuestra recuperación, y anteponiendo nuestro bienestar al de los demás, lograremos asumir aquellas conductas que hagan sentirnos bien con los otros, sin que vaya en desmedro de nosotros mismos. Recordemos que buscar nuestra liberación es una tarea propia, y a cada quien le corresponde responsablemente hacerse cargo de sí mismo. No tenemos poder para cambiar a las personas, y ellas solas deben asumir sus conductas sanas. (Alpha).

¿Te has visto en situaciones que has logrado detener ser victimado? ¿Cómo lograste detener ese proceso? ¿Cuáles herramientas utilizaste? Comparte aquí tus vivencias.

Reflexión del Dia: 24 de Agosto


Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» reafirma las bondades del «desapego». Reitera que los codependientes deben asumir esta conducta saludable para ser felices y realizarse, El desapego los lleva a responsabilizarse de ellos mismos, a dejar que los otros resuelvan sus conflictos personales, a pensar en una vida plena, llena de realizaciones, sin que ello les perturbe. Ganamos el derecho a aprender a sacarle el máximo provecho a lo que tenemos y ser agradecidos por ello.

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Reflexiona sobre esto:

El desapego se basa en las premisas de que cada persona es responsable de sí misma, en que no podemos resolver problemas que no nos corresponde solucionar, y que preocuparnos no sirve de nada.
Adoptamos una política de no meter las manos en las responsabilidades de otras personas y en vez de ello, de atender a las nuestras. Si la gente se ha fabricado desastres a sí misma, le permitimos enfrentar las consecuencias. Le permitimos a la gente ser como es en realidad. Le damos la libertad de ser responsable y de madurar. Y nos damos nosotros mismos la misma libertad. Vivimos nuestra propia vida al máximo de nuestra capacidad. Luchamos para discernir qué es lo que podemos cambiar y qué es lo que no podemos cambiar. Luego dejamos de tratar de cambiar aquello que no podemos. Hacemos lo que podemos para resolver un problema, y luego dejamos de hacernos la vida de cuadritos. Si no podemos solucionar un problema después de intentarlo seriamente, aprendemos a vivir con ese problema o a pesar de él. Y tratamos de vivir felices, concentrándonos heroicamente en lo que de bueno tiene la vida hoy, y sintiéndonos agradecidos por ello. Aprendemos la mágica lección de que sacarle el máximo provecho a lo que tenemos multiplica lo bueno de nuestras vidas.
El desapego implica “vivir en el momento presente” –vivir en el aquí y en el ahora–-. Permitirnos que en la vida las cosas se den por sí solas en lugar de forzarlas y tratar de controlarlas. Renunciamos a los remordimientos por el pasado y a los miedos por el futuro. Sacamos el mayor provecho de cada día.

Mi Reflexión: Mientras estemos apegados no podemos vivir nuestra propia vida, lo hacemos a través de los otros, ¡triste verdad! Al asumir responsabilidad por ser felices y plenos, rescatamos nuestra alma, retomamos el control de lo que deseamos ser y hacer, dándonos oportunidades jamás vividas. El desapego es ese vehículo que nos da libertad de acción, dejando atrás los días tristes y sin sentido a los que estamos acostumbrados. Dios va a estar allí siempre guiándonos. Creamos con profunda convicción que así es y será. La decisión está en nuestras manos, es el momento de «liberarnos» de esas conductas autodestructivas. (Alpha).

¿Estás practicando el desapego? ¿Te sientes mejor en el manejo de tus relaciones? ¿Has obtenido resultados efectivos? Comenta aquí y será de mucha ayuda.

Meditación 24 de Agosto … Soluciona los problemas

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós nos hace meditar sobre la necesidad de no quedarnos «enganchados» en los problemas que se presentan a diario, sino en las soluciones que debemos asumir. El flujo es permanente y no podemos victimizarnos quedándonos «atorados» sin buscar alternativas de solución. Los problemas no van a desaparecer por arte de magia, debemos actuar hasta resolverlos.

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Medita sobre esto:

¡Los problemas son para resolverlos!

Algunos de nosotros nos pasamos más tiempo reaccionando al hecho de que tenemos un problema que tratando de solucionarlo. «¿Por qué me está pasando esto a mí?»… «¿No es horrible la vida?»… «¿Por qué tenía que ocurrir esto?»… «Ay, caray. Esto es terrible»… «¿Por qué Dios (el universo, una agencia, una persona o la vida) la toma conmigo?»
Los problemas son inevitables. Algunos problemas se pueden anticipar. Otros son sorpresas. Pero la idea de que los problemas se dan en forma regular no necesita ser nunca una sorpresa.
Las buenas noticias son que para cada problema hay una solución. A veces, la solución es inmediata o nos lleva cierto tiempo descubrirla. Otras, la solución implica dejarlo ir. A veces, el problema debemos resolverlo nosotros; otras no. A veces, hay algo que podemos hacer claramente para solucionar el problema; otras, necesitamos batallar, patalear, hacer nuestra parte y luego confiar en la ayuda de nuestro Poder Superior.
A veces, el problema simplemente es parte de la vida; otras, es importante porque estamos aprendiendo algo a través de él y de su solución. A veces, los problemas acaban resultando ser algo bueno en nuestra vida. Nos hacen volvernos en una dirección que es mejor a la que de otra manera hubiéramos tomado.
A veces, los problemas simplemente son; otras, son una señal de advertencia de que estamos en el camino equivocado.
Podemos aprender a aceptar los problemas como parte inevitable de la vida. Podemos aprender a resolver problemas. Podemos aprender a identificar cuáles están tratando de conducirnos en una nueva dirección y cuáles simplemente piden una solución.
Podemos aprender a concentrarnos en la solución más que en el problema y mantener una actitud positiva hacia la vida y hacia el inevitable flujo de problemas y soluciones.

«Hoy aprenderé a confiar en las soluciones, en vez de sentirme victimado por los problemas. No usaré los problemas para probar que estoy desamparado, acosado o martirizado. No señalaré mis problemas para probar lo horrible que es la vida. Aprenderé a confiar en el flujo de problemas y soluciones. Dios mío, ayúdame a resolver los problemas que puedo resolver hoy. Ayúdeme a dejar ir el resto. Ayúdame a crecer en mi capacidad para afrontar los problemas y resolverlos. Ayúdame a confiar en la corriente. Para cada problema, hay una solución».

Mi Reflexión: Cuanto más retrasemos la solución de los problemas, crecerá el nivel de angustia y luego nos cerramos totalmente a buscar soluciones. ¡Este círculo hay que romperlo! Consideremos que la aparición de problemas es una señal que indica el rumbo equivocado que le damos a nuestras acciones y una advertencia para que cambiemos repensando soluciones más saludables. Recordemos que estamos en manos de un Poder Superior que nos guía y debemos darnos tiempo y fe para escuchar la manera de abordar y solucionar las dificultades que enfrentemos. Actúa bajo esa creencia y todo va a estar fluyendo positivamente para ti.(Alpha).

¿Asumes los problemas bajo la creencia que te ayudan a crecer? ¿Habitualmente cual método te es efectivo? Tus comentarios son de ayuda.

Meditacion 21 de Agosto … Desapeguémonos en las relaciones


Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea la necesidad de asumir cuándo desapegarnos, soltar esas conductas controladoras y establecer un plan de acción que nos conduzca a mantenernos firmes con referencia a dejar ir a las personas con quienes hemos mantenido relaciones difíciles que han impedido que alcancemos una serenidad perdurable.

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Medita sobre esto:

Cuando al principio nos vemos expuestos al concepto del desapego, muchos de nosotros lo encontramos objetable y cuestionable. Podemos pensar que desapegarse significa que a uno no le importan los demás.
Podemos creer que al controlar, al preocuparnos, y al tratar de forzar las cosas a que sucedan, estamos demostrando cuánto nos importan.
Podemos creer que el controlar, el preocuparnos y el forzar las cosas, de alguna manera afectarán el resultado que deseamos.
Controlar, preocuparse y forzar no funcionan. Aunque tuviéramos razón, el controlar no funciona. En algunos casos, puede impedir el resultado que esperamos.
A medida que practicamos el desapego con la gente en nuestra vida, empezamos lentamente a aprender la verdad. Desapegarse, y de preferencia desapegarse con amor, es una conducta en las relaciones que sí funciona.
También aprendemos algo más. El desapego -el dejar ir nuestra necesidad de controlar a la gente- mejora todas nuestras relaciones. Le abre la puerta al mejor resultado posible. Reduce nuestro nivel de frustración y nos libera a nosotros mismos y a los demás para vivir en paz y armonía.
Desapegarse quiere decir que nos importamos nosotros mismos y que nos importan los demás. Nos libera para tomar las mejores decisiones posibles. Nos capacitan para fijar los límites que necesitamos establecer con la gente. Nos permite tener nuestros sentimientos, dejar de reaccionar e iniciar un posible curso de acción. Alienta a los demás a hacer lo mismo.
Le permite a nuestro Poder Superior entrar en escena y obrar.

«Hoy confiaré en el proceso de desapegarme con amor. Entenderé que no solo estoy dejando ir; estoy dejando ir las cosas y dejando actuar a Dios. Estoy amando a los demás, pero también me estoy amando a mí mismo».

Mi Reflexión: Es fácil para los codependientes «engancharnos»en una relación donde llevamos el control sobre los otros, y en ello podemos estar «regodeándonos» por años, manteniendo el criterio que los demás requieren de nosotros y solo así «nos sentimos realizados» y «tomados en cuenta». Por ello, al presentarse la alternativa del «desapego», nuestro mundo se agita, y la mente no acepta ni comprende por que debemos hacerlo, a menos que estemos conscientes que ya la vida se nos ha vuelto «ingobernable». Creemos firmemente que mantenemos el mando, nos convertimos en quien «todo lo resuelve. Competimos con Dios». Al desapegarnos, más si lo hacemos en el marco del amor, estamos entregando el control a un ser superior a nosotros, y eso es ¡LIBERADOR! El proceso no se da en un «chasquido de dedos», lleva un compromiso de parte nuestra de querer sanar. Vendrán recaídas, pero allí mantendremos ese compromiso con nosotros mismos. Asumamos que es nuestra tarea relevante. (Alpha).

¿Has sentido que ya no gobiernas tu vida, y que solo deseas complacer a la gente? ¿Has puesto en practica el Desapego? Comenta aquí cuáles han sido tus resultados.

Reflexión del Dia: 16 de Agosto

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» expresa de manera tajante que el control es ilusorio, no es funcional, es enfermizo, que solo nos trae dificultades, que nos desgasta hasta el punto de perder nuestra salud física y emocional. Nadie puede controlar a nadie, solo podemos controlarnos a nosotros mismos.

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Reflexiona sobre esto:

El control es una ilusión. No funciona. No podemos controlar el alcoholismo. No podemos controlar las conductas compulsivas de nadie: comer en exceso, una conducta sexual exagerada, la apuesta compulsiva, ni ninguna otra de sus conductas. No podemos (y no es asunto nuestro hacerlo) controlar las emociones, la mente o las elecciones de nadie. No podemos controlar el resultado de los eventos. No podemos controlar a la vida. Algunos de nosotros apenas podemos controlamos a nosotros mismos.
A fin de cuentas las personas hacen lo que quieren hacer. Se sienten como se quieren sentir (o cómo se están sintiendo); piensan lo que quieren pensar; hacen las cosas que creen que necesitan hacer; y cambiarán sólo cuando estén listos para cambiar. No importa si ellos no tienen la razón y nosotros sí. No importa que se estén lastimando a sí mismos. No importa que nosotros podríamos ayudarles si tan sólo nos escucharan y cooperaran con nosotros. NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA, NO IMPORTA.
No podemos cambiar a las personas. Cualquier intento de controlarlas es un engaño y una ilusión. Se resistirán a nuestros esfuerzos o redoblarán los suyos para probar que no podemos controlarlas. Podrán adaptarse temporalmente a nuestras demandas, pero cuando nos demos la vuelta regresarán a su estado natural. Y aún más, la gente nos castigara por obligarla a hacer algo que no quiere, o a ser como no quiere ser,
Ningún control será suficiente para efectuar un cambio permanente o deseable en otra persona. A veces podremos hacer cosas que aumenten la probabilidad de que la gente quiera cambiar, pero ni aun eso podemos garantizar o controlar.
Y esa es la verdad. Es una desgracia. A veces es difícil de aceptar, especialmente si alguien a quien amas se lastima a sí mismo o a sí misma y a ti. Pero así es. La única persona a la que puedes o podrás hacer cambiar es a ti misma. La única persona que te atañe controlar eres tú misma.
¡Desapégate – Renuncia!

Mi Reflexión: Durante años he pretendido «controlar a los otros», intervenir en sus vidas para «cambiarlos», creyendo que lo que hacen no está bien y que si obedecen mis sugerencias o consejos les va a ir mejor en la vida. Hoy, después de muchas dificultades en lo personal, puedo admitir ante ustedes, que realmente es desgastante pretender manejar a los demás como si fueran «títeres»¡eso no funciona, ni funcionará jamás! He tomado conciencia de ello tras algunos problemas con mi salud física y desórdenes en lo afectivo. Las personas solo desean ser ellas mismas, cometer sus propios errores, tener sus aciertos y nada más. Quien pretenda intervenir en sus decisiones, va a ser rechazado y hasta eliminado de sus afectos. (Alpha).

¿Has tenido alguna experiencia similar? ¿Has asumido cambiar y buscar dejar ir o soltar? Si lo estas haciendo comparte tus vivencias con nosotros, será de mucha ayuda.

Meditación 8 de Agosto… Aprende a decir Si

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós expresa la importancia de asumir el momento actual, con sus debilidades y fortalezas, como parte de nuestra vida, y eso debemos aceptar en paz y serenidad.

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Medita sobre esto:

Ayer hablamos acerca de aprender a decir no. Hoy hablemos de otra palabra importante: Sí.
Podemos aprender a decir sí a las cosas que nos hacen sentir bien, a lo que queremos, para nosotros mismos y para los demás.
Podemos aprender a decir si a la diversión. Si a las reuniones, a llamar a un amigo, a pedir ayuda.
Podemos aprender a decir si a las relaciones sanas, a la gente y a las actividades que nos convienen.
Podemos aprender a decir sí a nosotros mismos, a lo que queremos y necesitamos, a nuestros instintos y a la guía de nuestro Poder Superior.
Podemos aprender a decir sí cuando sentimos que es correcto ayudar a alguien.
Podemos aprender a decir sí a nuestros sentimientos.
Podemos aprender a identificar cuándo necesitamos dar un paseo, tomar una siesta, que nos froten la espalda o comprarnos flores.
Podemos aprender a decir sí al trabajo que nos gusta.
Podemos aprender a decir sí a todo lo que nos nutre y alimenta.
Podemos aprender a decir sí a lo mejor que pueden ofrecernos la vida y el amor.

«Hoy diré sí a todo lo que me hace sentir bien y siento que es conveniente».

Mi Reflexión: Ya llego el momento de empezar a aceptar las situaciones, eventos y relaciones que tenemos en el presente. Procurar la aceptación y disfrutar de lo que nos provee el Poder Superior, es nuestra total responsabilidad. (Alpha).

¿Estás dispuesto a vivir como la Divinidad te provea? Comparte aquí tu vivencia.

Meditación 27 de Julio … Deja ir

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós refuerza la tesis del desapego como estrategia para soltar aquellos eventos, personas y situaciones que atan y definen la vida del codependiente.

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Medita sobre esto:

Deja de tratar con insistencia de controlar las cosas. Nuestra labor no es controlar a la gente, los resultados de los sucesos, las circunstancias, la vida. Quizá en el pasado no pudimos confiar y dejar que las cosas sucedieran. Pero ahora podemos hacerlo. La manera como se está desenvolviendo la vida es buena.
Déjala que se desenvuelva.
Deja de empeñarte en hacer las cosas mejor, de ser mejor, de ser más. Ser como somos y hacer las cosas como las hacemos es suficientemente bueno para hoy.
Ser como éramos y hacer las cosas como las hacíamos fue bastante bueno ese día.
Aligerémonos. Dejemos ir. Dejemos de esforzarnos tanto.

«Hoy me dejaré ir. Dejaré de tratar de controlar todo. Dejaré de tratar de ser mejor y de hacerlo todo mejor, y simplemente me dejaré ser».

Mi Reflexión: Para el codependiente es obligatorio iniciarse y ejercitarse en la práctica de «soltar», de «dejar ir» todo aquello que le ata: personas, amistades, eventos. Esta herramienta del desapego ha dado magníficos resultados en los grupos de ayuda de CoDA y se utiliza para personas controladoras. (Alpha).

¿Has practicado el dejar ir aquello que te agobia? ¿Cómo te has sentido al respecto? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 23 de Julio

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente recalca que el rol preferido por el codependiente es de «cuidador compulsivo». También plantea que puede ejercer el de «víctima», ejerciendo todo un drama a su alrededor para llamar la atención.

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Reflexiona sobre esto:

¡Rescatamos cada vez que cuidamos de los demás!
Al cuidar o rescatar podemos sentir uno o más de los siguientes sentimientos: incomodidad y malestar por el dilema de la otra persona; la urgencia de hacer algo; lástima; sentimiento de culpa; santidad; ansiedad; una extrema responsabilidad por esa persona o problema; miedo; la sensación de estar siendo forzado u obligado a hacer algo; una indisposición ligera o severa a hacer algo; mayor competencia que la persona a la que estarnos “ayudando”; u ocasionalmente resentimiento por haber sido colocados en esta posición. También pensamos que la persona a quien estamos cuidando está desvalida y es incapaz de hacer lo que nosotros hacemos por ella. Sentimos que temporalmente nos necesita.
No me refiero a actos de amor, de amabilidad, de compasión y de verdadera ayuda, a situaciones en las cuales legítimamente se desea y se necesita de nuestra ayuda y nosotros queremos darla. Estos actos son la sal de la vida. Rescatar o cuidar no lo son.
Cuidar de los demás parece un acto mucho más amistoso de lo que es. Requiere incompetencia por parte de la persona a quien estamos cuidando. Rescatamos “víctimas”, personas que creemos no son capaces de ser responsables de si mismas. Las víctimas en realidad son capaces de cuidar de sí mismas, aunque nosotros y ellas no lo admitimos. Generalmente nuestras víctimas están ahí esperando a un lado del triangulo a que nosotros hagamos el primer movimiento y brinquemos dentro del triángulo con ellas.
Después de que rescatamos, inevitablemente nos movemos a la siguiente esquina del triángulo: la persecución. Nos volvemos resentidos y nos enojamos con la persona a quien tan generosamente hemos “ayudado”. Hemos hecho algo que no queríamos hacer, algo fuera de nuestra responsabilidad, hemos ignorado nuestras propias necesidades y deseos, y nos enojamos por ello. Para complicar más el asunto, esta víctima, esta pobre persona que hemos rescatado, no siente gratitud por nuestra ayuda. No aprecia suficientemente el sacrificio que hemos hecho. La víctima no se porta corno debiera. Ni siquiera está siguiendo nuestro consejo, que tan prontamente le brindamos. Esta persona no nos deja recomponer sus sentimientos. Algo no ha funcionado bien, de modo que nos rasgamos nuestro halo y sacamos nuestro trinche.

Mi Reflexión: El codependiente habitualmente se mueve en un triangulo vicioso que se denomina «Triángulo del drama o de Karpman». En este escenario figuran tres actores: rescatador, víctima y victimario. El codependiente ejerce el rol de «rescatador-cuidador por excelencia». Vive pendiente de los otros, de intervenir en su vida, cambiarla, ofrecer consejos, sugerencias. No siempre se queda ejerciendo ese papel sino que en ocasiones pasa a ser víctima, se debilita, se desarma, dramatiza, solo para buscar amor, afecto, felicidad. Triste vida la del codependiente. Necesita ayuda para salir de esa trama insana. (Alpha).

¿En ese triángulo, cuál es tu rol? ¿Identificas claramente esa conducta autodestructiva que ocupa tu vida? Comenta acá.

Reflexión del Dia: 9 de Julio

Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente reafirma que la clave para liberarse de apego afectivo es soltar o dejar ir aquello que nos impide crecer y mejorar nuestra estima propia.

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Reflexiona sobre esto:

Las recompensas que el desapego nos brinda son muchas: serenidad, una profunda sensación de paz interior, la capacidad de dar y recibir amor de una manera que nos enaltece y nos llena de energía, y la libertad para encontrar soluciones reales a nuestros problemas.

Mi Reflexión: El desapego es la herramienta válida para liberarse de la dependencia emocional a personas, pareja, objetos.(Alpha). Te sugiero ver este aquí

¿Estás dispuesto a desapegarte de lo que te ata? ¿Iniciaste este proceso de «soltar»? Comparte tus vivencias aquí.

Reflexión del Dia: 8 de Julio


Melody Beattie, en su Libro Ya no seas Codependiente plantea la necesidad que el codependiente se maneje en un escenario asertivo en su comunicación con los demás.

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Reflexiona sobre esto:

La comunicación no es mística. Las palabras que decimos reflejan quiénes somos: qué pensamos, juzgamos, sentimos, valoramos, honramos, amamos, odiamos, tememos, deseamos, esperamos, creemos y con qué nos comprometemos. Sí pensamos que somos inadecuados para la vida nuestra comunicación lo reflejará: juzgaremos que otros tienen todas las respuestas; nos sentiremos enojados, lastimados, atemorizados, culpables, necesitados y controlados por los demás. Desearemos controlar a los demás, valoraremos complacer a los demás a cualquier costo, y temeremos la desaprobación y el abandono.
Esperaremos todo pero creeremos que no nos merecemos y no obtendremos nada a menos que forcemos las cosas para que sucedan, y permanezcamos en el empeño de ser responsables por los sentimientos y la conducta de otras personas. Estamos congestionados con sentimientos y pensamientos negativos. No es de extrañar que tengamos problemas de comunicación.
Hablar clara y directamente no es difícil. De hecho, es fácil. Y divertido. Empecemos por saber que está bien ser como somos. Nuestros sentimientos y pensamientos están bien. Nuestras opiniones cuentan. Está bien hablar acerca de nuestros problemas. Y está bien decir que no.
Podemos decir que no cada vez que así lo sintamos. Es fácil. Dilo ahora mismo. Diez veces. ¿Viste qué facil fue? Por cierto, los demás también pueden decir que no. Se hace más fácil si tenemos iguales derechos. Cada vez que nuestra respuesta sea no, empecemos a responder con la palabra no en vez de decir, “no lo creo”, o “tal vez”, o cualquiera otra frase vacilante.
Digamos lo que queremos, y queramos decir lo que decimos. Si no sabemos qué queremos decir, quedémonos callados y pensemos sobre ello. Si nuestra respuesta es, “no lo sé”, digamos “no lo sé”. Aprendamos a ser concisos. Dejemos de andarle dando vueltas a la gente. Lleguemos al punto y cuando lo hayamos hecho, detengámonos.
Hablemos acerca de nuestros problemas. No le somos desleales a nadie al revelar quiénes somos y sobre qué tipo de problemas estamos trabajando. Lo único que sí hacemos es fingir al no ser quiénes somos.
Compartamos secretos con amigos de confianza que no los usarán en contra nuestra ni nos ayudarán a sentirnos avergonzados. Podemos tomar decisiones apropiadas acerca de con quién hablar, qué tanto decirle y cuál es el mejor momento para hablar.

Reflexión: La asertividad es un comportamiento que se puede aprender y mejorar. Se trata de una forma «consciente de comunicar tus sentimientos sin dejarte llevar por las emociones», y se sustenta sobre la autoestima y confianza en ti mismo. (Psic. Pau Formes Navarro).

¿Eres una persona que habla directamente a los demás? ¿Lo haces de forma asertiva? Comenta tu experiencia aquí.