Sólo por hoy seré feliz. La felicidad es algo interior, no es asunto de fuera.
Sólo por hoy trataré de ajustarme a lo que es y no trataré de ajustar todas las cosas a mis propios deseos. Aceptaré a mi familia, mis negocios y la casualidad como son y procuraré armonizar con todo ello.
Sólo por hoy cuidaré de mi organismo. Lo ejercitaré, lo atenderé, lo alimentaré, no abusaré de él ni lo abandonaré, procurando que sea una máquina perfecta para mis cosas.
Sólo por hoy, trataré de vigorizar mi espíritu, aprenderé algo útil, no seré un haragán mental, leeré algo que requiera esfuerzo, meditación y concentración.
Sólo por hoy ejercitaré mi alma de tres modos: Haré a alguien algún bien sin que lo descubra, y haré dos cosas que no me agrade hacer, sólo por ejercitarme.
Sólo por hoy seré agradable, tendré el mejor aspecto posible, me vestiré con la mayor corrección a mi alcance, hablaré en voz baja, me mostraré cortés, seré generoso en la alabanza, no criticaré a nadie, ni, encontraré defectos en nada y no intentaré dirigir ni enmendar los planes del prójimo.
Sólo por hoy trataré de vivir únicamente este día sin abordar a la vez todo el problema de mi vida. Puedo hacer en doce horas cosas que me espantarían si tuviera que seguir haciéndolas toda mi vida.
Sólo por hoy tendré un programa. Consignaré por escrito lo que espero hacer cada hora. Quizá no siga exactamente el programa, pero lo tendré.
Solo por hoy eliminaré dos plagas: la prisa y la indecisión.
Sólo por hoy tendré media hora tranquila de soledad y descanso. En esa media hora pensaré a veces en lo Divino a fin de conseguir una mayor perspectiva para mi vida.
Sólo por hoy no tendré miedo y especialmente no tendré miedo de ser feliz, de disfrutar de lo bello, de amar y de creer que los que amo, me aman.
(Dr. Frank Crane).
Mes: diciembre 2013
Previniendo el Apego Afectivo (I)
¿El Apego puede prevenirse?
Bajo determinadas circunstancias, podemos crear inmunidad a las adicciones afectivas y relacionarnos de una manera más tranquila y descomplicada. Siempre podemos estar afectivamente mejor. Si tu pareja está bien constituida, aún puedes fortalecerla más; y si tiene deficiencias no muy graves, puedes mejorarla. El mejoramiento afectivo es un proceso continuo que no puede descuidarse.
Los tres (3) principios que se presentan a continuación permiten desarrollar una actitud anti-apego, es decir un estilo de vida orientado a fomentar la independencia psicológica sin dejar de amar. Por desgracia, nuestra cultura no los enseña de una manera programada y coherente porque, paradójicamente, la libertad es uno de los valores más restringidos.
El primer principio es el de la Exploración, o el arte de no poner todos los huevos en la misma canasta; el segundo es el de la autonomía, o el arte de ser autosuficiente sin ser narcisista, y el tercero, es el principio del sentido de vida, o el arte de alejarse de lo mundano. La aplicación de cada uno de ellos hará tambalear los esquemas responsables de la adicción afectiva, pero si la aplicación es conjunta, el impacto psicológico será óptimo. Una persona audaz, libre y realizada es un ser que le ha ganado la batalla a los apegos.
La inmunidad a la adicción afectiva sólo puede alcanzarse cuando todos nuestros papeles estén debidamente equilibrados. Somos mucho más que esposo/ esposa o novio/ novia. Si vivo exclusivamente para mi pareja, si reduzco todas mis opciones de alegría y felicidad a la relación, destruyo mis posibilidades en otras áreas, las cuales también son importantes para mi crecimiento interior. Cuando se logra la madurez afectiva, el acto de amar no. es tan cautivante como para anularnos, ni tan distante como para enfriarnos. Se obtiene un punto medio, el lugar equidistante, donde el amor existe y deja vivir.
EL PRINCIPIO DE LA EXPLORACIÓN Y EL RIESGO RESPONSABLE
La persona apegada, debido a su inmadurez emocional, no suele arriesgarse porque el riesgo incomoda. Jamás pondría en peligro su fuente de placer y seguridad. Prefiere funcionar con la vieja premisa de los que temen los cambios: “Más vale malo conocido que bueno por conocer”. Enfrentarse a lo nuevo, siempre asusta. El anclaje al pasado es la piedra angular de todo apego. Aferrarse a la tradición genera la sensación de estar asegurado. Todo es predecible, estable y sabemos para dónde vamos. No hay innovaciones ni sorpresas molestas. Rescatar las raíces y entender de dónde venimos es fundamental para cualquier ser humano, pero hacer de la costumbre una virtud es inaceptable. Muchas parejas entran en una especie de canibalismo mutuo, donde cada uno devora al otro hasta desaparecer. Se absorben como dos esponjas interconectadas.
¿Quién dijo que para establecer una relación afectiva uno debe encarcelarse? ¿De dónde surge esa ridícula idea de que el amor implica estancamiento? ¿Por qué algunas personas al enamorarse pierden sus intereses vitales? ¿El amor debe ser castrante? ¿realmente el vínculo afectivo requiere de estos sacrificios?. Los preceptos sociales han hecho desastres.
Amar no es anularse, sino crecer de a dos. Un crecimiento donde las individualidades, lejos de opacarse, se destacan. Querer a alguien no significa perder sensibilidad y volverse una marmota sin más intereses que lo mundano.
El principio de la exploración responsable, (por “responsable” entiendo hacer lo que nos venga en gana, siempre y cuando no sea dañino ni para uno ni para otros), sostiene que los humanos tenemos la tendencia innata a indagar y explorar el medio. Somos descubridores natos, indiscretos por naturaleza. Cuando exploramos el mundo con la curiosidad del gato, todos nuestros sentidos se activan y entrelazan para configurara un esquema vivencial. Es entonces cuando descubrimos que el placer no está localizado en un solo punto, sino disperso y accesible. Y no estoy insinuando que haya que reemplazar a la pareja o engañarla. La persona que amo es una parte importante de mi vida, pero no la única. Si pierdo la capacidad de escudriñar, husmear y sorprenderme por otras cosas, quedaré atrapado en la rutina. Nadie tiene el monopolio del bienestar. Krishnamurti decía: “Cuando se adora a un solo río, se niegan todos los demás ríos; cuando usted adora a un solo árbol o a un solo dios, entonces niega todos los árboles, todos los dioses”.
Puedes amar profunda y respetuosamente a tu pareja y al mismo tiempo disfrutar de una tarde de sol, comer helados, salir a pasear, ir a un cine, investigar sobre tu tema preferido, asistir a conferencias y viajar; en fin, puedes seguir siendo un ser humano completo y normal. Vincularse afectivamente no es enterrarse en vida, ni reducir tu hedonismo a una o dos horas al día. No hablo de excluir egoístamente al otro, sino de complementarlo. Me refiero a dispersar el placer, sin dejar de amar a la persona que amas y sin perderte a ti mismo. Hermann Hesse afirmaba: “Él había amado y se había encontrado a sí mismo. La mayoría, en cambio, aman para perderse”.
¿Por qué este principio genera inmunidad al apego afectivo?
Porque la exploración produce esquemas anti-apego y promueve maneras más sanas de relacionarse afectivamente, al menos en cuantas áreas básicas:
a. Las personas atrevidas y arriesgadas generan más tolerancia al dolor ya la frustración; es decir, se ataca el esquema de inmadurez emocional.
b. Una actitud orientada a la audacia y al experimentalismo responsable asegura el descubrimiento de nuevas fuentes de distracción, disfrute, interés y diversión. El placer se dispersa, se riega y desaparece la tendencia a concentrar todo en un solo punto (por ejemplo, la pareja). El ambiente motivacional crece, y se amplía considerablemente.
c. Explorar hace que la mente se abra, se flexibilice y disminuya la resistencia al cambio. El miedo a lo desconocido se va reemplazando por la ansiedad simpática de la sorpresa, la novedad y el asombro. Un susto agradable que no impide tomar decisiones.
d. Se pierde el culto a la autoridad, lo cual no implica anarquismo. Simplemente, al curiosear en la naturaleza, las ciencias, la religión, la filosofía y en la vida misma, se aprende que nadie tiene la última palabra. Ya no se traga entero, y someterse no es tan fácil. Aparece un escepticismo sano y la interesante costumbre de preguntarse por qué.
Algunas sugerencias prácticas.
1. Juego y espontaneidad. Los adultos perdemos la magia del juego y nos enconchamos.
Racionalizamos tanto que nos constipamos. D´Annunzio, el gran escritor italiano, decía: “¿Quién ha dicho que la vida es un sueño? La vida es un juego”.
– Empieza por alguna travesura que no sea peligrosa.
– Recurre al método del absurdo.
– Despreocúpate del qué dirán y de la adecuación social.
2. Bucear en lo intelectual
3. Incursionar en el arte.
4. Viajes y geografía.
5. Conocer gente.
El pasaporte del sufrimiento
Todo vale la pena. Porque somos quienes somos por aquello que hemos vivido. Somos quienes somos por aquello que algunas personas dejaron en nosotros, pero somos absolutamente quienes somos gracias a aquello que hemos perdido, gracias a eso que ya no está con nosotros.
Es tan fácil darse cuenta cuando a uno no lo quieren: basta con mirar al otro fijamente a los ojos. ¿Alcanza con verlo moverse en el mundo? ¿Es suficiente con preguntarle o preguntarme? Si así fuera, ¿como se explica tanto desengaño? ¿Porque la gente se defrauda tan seguido si, en realidad, es tan sencillo darse cuenta de cuanto les importamos o no les importamos a los que queremos? ¿como puede asombrarnos el descubrimiento de la verdad del desamor? ¿como pudimos pensarnos queridos cuando, en realidad, no lo fuimos? Hay aquí algo para aprender: nadie es mas vulnerable a creerse algo falso que aquel que desea que la mentira sea cierta.
Y es mentira que tenemos que cargar con cada cosa que hemos querido y valorado; y es mentira que debemos seguir adelante con todo lo de antes, con todo lo que ya no está. Perdemos. Perdemos no solo a través de la muerte sino a través del abandono, del cambio, a través de seguir adelante. Nuestras perdidas incluyen también nuestras renuncias conscientes o inconscientes: la perdida de los sueños románticos, la cancelación de nuestras esperanzas irrealizables, la perdida de las ilusiones de libertad, de poder, de seguridad y, porque no, tambien, la perdida de nuestra juventud.
Es imposible poder aceptar con una sonrisa todas las cosas que, lamentablemente, son ciertas e ineludibles. Hace falta aceptar la verdad que no queremos asumir de una vez y para siempre. Que nuestra madre va a dejarnos, y nosotros vamos a dejarla a ella, que el amor de nuestros padres nunca será exclusivamente para nosotros, que aquello que nos hiere no siempre puede ser remediado con besos, que esencialmente estamos aquí solos. Que tendremos que aceptar el amor mezclado con el odio, con lo bueno y con lo malo. Que a pesar de ser como se esperaba que sea una niña no podrá casarse con su padre, que alguna de nuestras elecciones estan limitadas por nuestra anatomia, que existen defectos y conflictos en todas las relaciones humanas. Que no importa cuan listos seamos, a veces nos toca perder. Habrá que aceptar que somos irremediablemente incapaces de ofrecer a nuestros seres queridos o a nosotros mismos la protección contra todo peligro, contra todo dolor, contra el tiempo perdido, contra la vejez o contra la muerte.
Muchas veces la vida está relacionada con soltar lo que alguna vez nos salvó, soltar las cosas a las cuales nos aferramos intensamente creyendo que tenerlas es lo que nos va a seguir salvando de la caída.
(Jorge Bucay).
http://www.youtube.com/watch?v=2an5ZbwKF5g
Me recupero ¿Como manejo una ruptura sentimental?
Interrogante:
Tengo un problema espantoso con una ruptura sentimental reciente. ¿Como puedo vencer ese apego horrible y dejar de seguir aferrada a algo que probablemente se ha ido para siempre?
Para parar tienes que cortar tu relación interna, mental y emocional con esa persona. La forma mediante la cual continuamos relacionándonos con una persona que ya no esta con nosotros consiste en imaginarnos como se sentiría, que diría y que haría cada vez que nos sucede algo en nuestras vidas. Entonces, basandonos en la supuesta respuesta de esa persona, nos creamos toda una obra de teatro. Concebimos guiones y los repetimos una vez y otra vez y otra vez. Nosotros lo llamamos a esto: «la obra sigue en cartelera». Nos obsesionamos con el dialogo imaginario y nos obsesionamos con los sentimientos asociados. A veces llegamos al punto de volvernos adictos a esos sentimientos y los buscamos fuera. Si encontramos otro compañero, podemos repetir la misma historia. La obra sigue en cartelera, solo que los actores varían.
La representamos en otras muchas áreas de nuestra vida. Si nos invitan a salir, decimos: «Ah, no quiero ir sola», lo que significa: «Iría, si Roberto estuviera aquí y pudiera venir conmigo».
Si la obsesion continua durante demasiado tiempo y es demasiado intensa, puede que estemos experimentando sentimientos residuales procedentes de abandonos pasados.
Cuando otra persona no quiere relacionarse con nosotros, es evidente que somos rechazados. Sentimos muy fuertemente ese viejo agujero en la boca del estomago. Tenemos un espacio vacio, negro, que se llena únicamente con oscuridad, frialdad y dolor. Un hueco, no hay nadie ahí. De modo que nos volvemos a sentir como el niño que eramos cuando nos abandonaron por primera vez. Si el abandono tuvo lugar a los tres años, entonces nos sentiremos como si tuviésemos tres años, en vez de la edad cronologica que marca nuestra experiencia vital. Cuando sentimos el agujero del abandono, sabemos que estamos cerca de nuestro niño interior. Empezar a trabajar el niño interno constituye un buen punto de partida.
Piensa en…
¿Como estas repitiendo la misma historia una y otra vez en tus relaciones?
¿Quienes son los actores y que papel desempeñan?
¿Cual es el guion?.
(Dorothy May en su Libro Codependencia. La dependencia controladora/La dependencia sumisa).
Reflexión del Dia: Soltar nuestras "esclavitudes"
Soltar. Este es un secreto de la felicidad para esta vida y también para la otra. Soltar, ser libre, alcanzar la libertad de no estar atado a nada y de no ser esclavo de nada. Ni de posesiones, ni de seguridades, ni de costumbres.
No solo hay que soltar cosas o personas, sino también proyectos que no pudieron ser, estructuras mentales que nos condicionan, y hasta la idea que tenemos de lo que es la felicidad (puedo ser feliz «de otra manera»).
También hay que saber soltar los tiempos y la organización de la jornada. Solo así se hace posible «aflojar» de verdad la resistencia y las tensiones.
También hay que soltar los mecanismos que usamos para desplazar a Dios. Refugios que nos permiten vivir al margen de Dios, como si así pudiéramos ser mas libres.
Es cierto que es bueno ser vulnerable. Es parte de nuestra humanidad ser capaces de necesitar a otro y de pedir ayuda. Pero no es bueno convertirse en un miserable esclavo.
Tienes una inmensa dignidad, no te vendas por poco, no te arrastres indignamente. Eres imagen de Dios. Dios se refleja en ti, eres infinitamente amado por Dios, eres su hijo y por ti, el Hijo de Dios derramo su sangre preciosisima. No te revuelques en la basura por un objeto, por un placer, por un afecto.
Todo apego y obsesión por algo o por alguien te hace infeliz, convéncete, te hace infeliz. Porque «pretender un apego sin infelicidad es algo así como buscar agua que no sea húmeda. Jamas alguien ha encontrado la formula para conservar los objetos de los propios apegos sin lucha, sin preocupación, sin temor, y sin caer, tarde o temprano, derrotado».
Cuando aparecen síntomas de una esclavitud, de un apego, de algo que no queremos soltar-una tristeza, una melancolía, un corazón desganado- es bueno conversarlo con Jesús, y decirle: Bien. Lo vamos a tomar en serio Señor ¿Que tengo que soltar? ¿A que me estoy aferrando? ¿Que quieres desarmar o cambiar en mi? ¿Que es eso que yo no quiero permitir que toques? ¿Que tengo que entregar para ser fiel a mi dignidad?.
Entonces puedo decirle a Dios: Aquí estoy para empezar el camino. Se que es un llamado a la gloria, a crecer, a avanzar. Yo valgo mas que esta obsesión. Tu me quieres libre. Lo acepto. Es señal de que me estas tomando en serio. Vamos juntos. Dame tu gracia para entregarte esto que me esclaviza y para descubrir a donde me quieres llevar. Ayúdame a ver lo hermoso de este camino, para que alcance la feliz madurez a la que estoy llamado.
No olvides esto: Hemos sido creados por Dios con una inclinación a la felicidad, al amor y a la perfección celestial. Y en el fondo, cuando nos obsesionamos con algo, es porque pretendemos saciar con eso los deseos mas profundos que solo se sacian en el encuentro pleno y definitivo con Dios. El deseo humano es insaciable, «porque no se trata de cubrir necesidades reales con objetos reales, sino apetencias oceánicas con objetos simbólicos».
Se trata de un fenómeno desconcertante, este de la adicción, que polariza irracionalmente las energías psíquicas de un sujeto en torno a una nada, en detrimento de sus intereses mas serios y mas sólidos. Ello es indicio de que el ser humano no es un ser viviente solo practico, sino que ademas y con igual intensidad busca algo ideal o sobrehumano. El objeto deseado, por modesto que en si sea, es un símbolo de algo superior… Y esto, cuanto mas se consigue, mas se desea, pues se experimenta a la vez el gusto de obtenerlo y el disgusto de comprobar que nunca basta.
Soltar los apegos que nos obsesionan es volver a casa, es dejar de vagar sin sentido, es liberarse del desarraigo y apoyarse en el amor de Dios Por eso, aprender a soltar los apegos es el camino para liberarse del miedo al fracaso de los que vivimos aferrados a cosas exteriores, a personas, a proyectos. Ese miedo revela una de nuestras condiciones mas penosas y profundas: la de tener sentido de pertenencia, un sitio donde sentirnos seguros, cuidados, protegidos y amados. Somos huéspedes en la tierra y en la vida, peregrinos que para caminar necesitan estar ligeros de equipaje, sencillos, desprendidos.
(Fragmentos del Libro Para Liberarte de los Apegos y Obsesiones de Víctor Manuel Fernandez).