Reflexión del Dia: 4 de Febrero

}

BUSCAMOS A TRAVÉS DE LA ORACIÓN Y LA MEDITACIÓN MEJORAR NUESTRO CONTACTO CONSCIENTE CON DIOS, COMO NOSOTROS LO CONCEBIMOS, PIDIÉNDOLE SOLAMENTE QUE NOS DEJASE CONOCER SU VOLUNTAD PARA CON NOSOTROS Y NOS DIESE LA FORTALEZA PARA CUMPLIRLA. (Onceavo Paso de CoDA).
BUSCAMOS A TRAVÉS DELA ORACIÓN
La voluntad de Dios a veces quiere decir poner mis límites y saber defenderme en vez de pedir a Dios que cambie a las personas que me lastiman.
A veces la voluntad de Dios significa que yo pida perdón. Siempre, estoy aprendiendo, significa que yo me acepte y me cuide.
Además de la disciplina de la oración matutina, rezo durante el día. A veces hablo de lo que me molesta. A veces grito pidiendo ayuda.

Pido guía y dirección cuando me siento insegura. Y entre más recuerdo agradecer, sin importar qué sucede, todo sucede mejor.
Rezar nos transforma. Oraciones de agradecimiento transforman nuestra vida y nuestras circunstancias. La gratitud convierte la energía negativa en positiva. Crea aceptación y realza lo mejor de cualquier circunstancia.
Algunos días me envuelven las ocupaciones cotidianas antes de tener tiempo para rezar. No me gustan esos días, pero estoy aprendiendo a confiar que, aun en esos días, Dios no me abandona ni me abandonará.
Paulatinamente entrego más partes de mí misma a Dios. Aprendo a confiar en Dios. Esa confianza no quiere decir que jamás sentiré dolor, estrés o situaciones que no me gustan. Sí significa que puedo confiar que lo que sucede es para bien.
También aprendo que puedo hacer cualquier petición a Dios. Ninguna es demasiado grande, demasiado pequeña o sin importancia. Puedo ponerlo todo en cada oración, luego soltar y pedir que se haga la voluntad de Dios.
Cada uno de nosotros podemos encontrar nuestra manera personal de orar, nuestra propia disciplina de oración, nuestro propio método para comunicarnos. A algunas personas les gusta las oraciones sugeridas por ciertas religiones. Algunas disfrutan un acercamiento menos estructurado en su comunicación con Dios.
La manera en que rezamos no es tan importante como el esfuerzo por hacerlo. Estoy aprendiendo a rezar tenga ganas o no. Aprendo que puedo confiar, me sienta con inclinación a hacerlo o no.
Muchas veces he rogado a Dios por algo, me he enfurecido porque no me lo ha dado para luego sentirme agradecida un año más tarde cuando la agenda de Dios resultó mucho mejor que la mía.

Con frecuencia, termino agradeciendo profusamente a Dios por no haberme permitido salirme con la mía.
Gradualmente aprendo que está bien agradecer a Dios por todo lo que sucede, aun cuando no es lo que yo deseo, aun cuando no siento agradecimiento el día de hoy.
A veces me enterco y rehusó pedir la ayuda que necesito. Con frecuencia se me recuerda que, aunque soy fuerte y competente, existe un Poder que me ayudará en formas milagrosas, vitalizantes y curativas.
Es mediante la oración que nos mantenemos a nosotros mismos y a nuestras almas conectados a Dios. Aquí empieza el cambio.

(Melody Beattie de su Guía de los Doce Pasos).

También te podría gustar...

Deja un comentario