Practicando el Autoamor desde una relación con Dios…

«Desde que tengo memoria, la idea de «yo» estaba siempre entrelazada con las personas a mi alrededor. Era como si yo no existiera a menos que estuviera reflejado en los ojos de alguien más. Mi bienestar estaba inexorablemente ligado a la felicidad y satisfacción de los demás. Era, en esencia, un codependiente.

El camino hacia la recuperación no ha sido fácil, pero cada día, me esfuerzo por practicar el autoamor. He aprendido que no soy responsable de las emociones o acciones de los demás, y que antes de poder cuidar de alguien más, debo cuidar de mí mismo. Aprender a decir ‘no’ fue mi primera lección. Definir límites, mi segunda. Al principio, cada «no» resonaba en mi mente como un fallo, pero con el tiempo, he llegado a verlo como una afirmación de mi valor y dignidad.

Practicar el autoamor también ha significado aprender a perdonarme. Dejé de castigarme por no ser suficiente para los demás y comencé a celebrarme por ser suficiente para mí mismo. He aprendido a disfrutar mi propia compañía, a valorar mis pensamientos y sentimientos, y a establecer metas personales independientes de las expectativas de los demás.

Mirándome al espejo cada mañana, repito: ‘Tú eres suficiente. Tú eres digno de amor y respeto. Tú tienes el derecho de vivir tu vida según tus propios términos’. Algunos días son más difíciles que otros, pero cada afirmación, cada momento de auto-reflexión, me acerca más a ser la persona que quiero y merezco ser.

Resaltó como relevante que este viaje se ha visto profundamente influenciado por mi relación con Dios, que ha sido una fuente constante de fortaleza y amor incondicional. La aceptación de mis imperfecciones se ha vuelto más fácil al reconocer que soy una creación de Dios, hecha a Su imagen, y que cada error es una oportunidad para crecer y acercarme más a Él. Mi relación con Dios me ha enseñado el valor de la autenticidad y la importancia de establecer límites saludables. He aprendido a priorizar mi bienestar y a seguir el camino que Él ha trazado para mí.

Reflexión: En esta travesía es fundamental la gracia y amor incondicional de Dios, porque estos son los cimientos fuertes y duraderos de la transformación. A través del Autoamor y la Fe, puede encontrarse un camino de luz en la oscuridad, un sendero que lleva hacia la paz interior y la auténtica libertad de la dependencia afectiva. (Alpha).

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