Reflexión del Dia: 26 de Noviembre

Melody Beattie, en su Libro «Ya no seas Codependiente» plantea que el codependiente reta la voluntad divina manteniendo una necesidad obsesiva de controlar a las personas y los eventos.

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Reflexiona sobre esto:

Cuando intentamos controlar a la gente y a las cosas que no tenemos por qué controlar, somos controlados por ellos. Abdicarnos a nuestro poder para pensar, sentir y actuar de acuerdo con lo que más nos conviene. A menudo perdemos el control sobre nosotros mismos. Con frecuencia, somos controlados no sólo por la gente, también por enfermedades tales como el alcoholismo, o las tendencias compulsivas en el comer y en los juegos de apuesta. El alcoholismo y otros trastornos destructivos son fuerzas poderosas. Nunca se debe olvidar que los alcohólicos y otras personas con problemas son expertos controladores. Encontramos la horma de nuestro zapato cuando tratamos de controlarlos a ellos o a su enfermedad. Perdemos la batalla. Perdemos la guerra. Nos perdemos a nosotros mismos, a nuestras vidas Como dice una frase de Al-Anón: Tú no lo provocaste; no lo puedes controlar; y no lo puedes curar. ¡Así que deja de tratar de hacerlo! Nos frustramos al máximo cuando tratarnos de hacer lo imposible. Y generalmente impedirnos que suceda lo posible Creo que asirse fuertemente a una persona o cosa, o forzar mi voluntad sobre cualquier situación elimina la posibilidad de que mi poder superior haga algo constructivo acerca de la situación, la persona o yo. Mi afán de controlar bloquea el poder de Dios. Bloquea la capacidad de otras personas para crecer y madurar. Impide que los sucesos ocurran de una manera natural. Me impide a mí disfrutar de la gente o de los eventos.

Reflexión: En los codependientes la necesidad de controlar los eventos y las personas le sobrepasan y pierde la percepción de la realidad. En ocasiones pretende actuar como Dios. No puede parar esa necesidad y ello le dificulta disfrutar de la alegría, la serenidad y la felicidad. Solo, a través de la recuperación, desarrollando la confianza en su Poder Superior, será posible alcanzar un control de si mismo y de sus actos (Alpha).

¿Tienes necesidad de control sobre los eventos y las personas? ¿Compites con Dios en cuanto a actuar por ti mismo?. Comparte tu experiencia aquí.

Meditación 26 de Noviembre… Es hora de enojarse

Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós plantea que tendemos a sentir enfado y no acertamos a saber como manejar este sentimiento. Lo mejor es interpretar las razones y actuar mejorando nosotros mismos.

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Medita sobre esto:

Ya es hora de que te enojes, sí, eso está enojado.
La ira puede ser una emoción tan potente y atemorizante. También puede ser un sentimiento que nos guía hacia decisiones importantes, a veces decisiones difíciles de tomar. Puede señalar los problemas de otras personas, nuestros problemas o simplemente los problemas que debemos abordar.
Negamos nuestra ira por una variedad de razones. No nos damos permiso para permitir que entre en nuestra conciencia, al principio. Comprende que no desaparece; se sienta en capas debajo de la superficie, esperando que estemos listos, seguros y lo suficientemente fuertes como para manejarlo.
Lo que podemos hacer en lugar de enfrentar nuestro enojo y lo que nos dice sobre el cuidado personal es sentirnos heridos, victimizados, atrapados, culpables e inseguros acerca de cómo cuidarnos a nosotros mismos. Podemos retirar, negar, poner excusas y esconder nuestras cabezas en la arena, por un tiempo.
Podemos castigar, desquitarnos, gimotear y preguntarnos.
Podemos perdonar repetidamente a la otra persona por comportamientos que nos lastiman. Podemos temer que alguien se vaya si tratamos con nuestra ira hacia él o ella. Podemos temer que tengamos que irnos si lidiamos con nuestra ira.
Podemos simplemente tener miedo de nuestra ira y la potencia de la misma. Es posible que no sepamos que tenemos un derecho, incluso una responsabilidad para nosotros mismos, de permitirnos sentir y aprender de nuestra ira.

«Dios,ayuda a que emerjan mis sentimientos de ira ocultos o reprimidos. Ayúdame a tener el valor de enfrentarlos. Ayúdame a entender cómo debo cuidarme con las personas a las que siento ira. Ayúdame a dejar de decirme a mí mismo que algo anda mal conmigo cuando las personas me victimizan y me siento enojado por la victimización. Puedo confiar en mis sentimientos para señalar los problemas que necesitan mi atención.»

Reflexión: No siempre el sentimiento de enojo o enfado es negativo. Podemos aceptar este sentimiento y analizar las razones que motivan sentir ira. Es necesario interpretar por qué nos enojamos tan frecuentemente. Llegar a la raíz del asunto puede conducirnos a cambios en nosotros y nuestra percepción de las conductas de los demás para con nosotros. Puede convertirse en un estimulador para saber cuáles áreas deben ser atendidas, cuidando de nosotros mismos. (Alpha).

¿Sientes ira frecuentemente? ¿Has logrado analizar las causas? ¿Logras controlar tus momentos de enojo o de ira?¿Cómo lo haces? Comparte acá.