Melody Beattie, en su Libro El Lenguaje del Adiós recalca que el codependiente no tiene que sentirse víctima. La recuperación prepara al codependiente para recuperar su poder interior y reafirmarse como individuo.
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Medita sobre esto:
¿No lo ves? No tenemos que ser tan victimizados por la vida, las personas, las situaciones, el trabajo, los amigos, las relaciones de amor, la familia, los sentimientos, los pensamientos, las circunstancias.
No somos víctimas No tenemos que ser víctimas. ¡Ese es el punto!
Sí, admitir y aceptar la impotencia es importante. Pero ese es un primer paso, una introducción a este negocio de recuperación. Más tarde, viene a ser dueño de nuestro poder. Cambiando lo que podemos. Esto es tan importante como admitir y aceptar la impotencia.
Y hay tanto que podemos cambiar.
Podemos ser dueños de nuestro poder, donde sea que estemos, donde sea que vayamos, con quienquiera que estemos. No tenemos que estar allí de pie con las manos atadas, arrastrándonos impotentes, sometiéndonos a lo que venga. Hay cosas que podemos hacer. Podemos hablar. Resolver el problema. Use el problema para motivarnos a nosotros mismos a hacer algo bueno por nosotros mismos.
Podemos hacernos sentir bien. Podemos irnos. Podemos volver a nuestros términos. Podemos defendernos por nosotros mismos. Podemos negarnos a permitir que otros nos controlen y manipulen.
Podemos hacer lo que tenemos que hacer para cuidarnos a nosotros mismos. Esa es la belleza, la recompensa, la corona de la victoria que recibimos en este proceso llamado recuperación. ¡De eso se trata!
Si no podemos hacer nada acerca de la circunstancia, podemos cambiar nuestra actitud. Podemos hacer el trabajo dentro: enfrentamos valientemente nuestros problemas para que no seamos victimizados. Nos han dado una clave milagrosa para la vida.
No somos más víctimas a menos que queramos serlo.
La libertad y la alegría son nuestras para tomar, para sentir, para el trabajo duro que hemos hecho.
«Hoy, me recordaré tantas veces como sea necesario que no soy una víctima, y no necesito ser víctima de lo que venga en mi camino. Trabajaré duro para eliminarme como víctima, ya sea que signifique establecer y hacer cumplir un límite, alejarme, enfrentar mis sentimientos o darme lo que necesito. Dios, ayúdame a dejar de lado mi necesidad de sentirme víctima.»
Reflexión: El codependiente por su historia de abusos y maltratos durante su infancia se cree una víctima permanentemente. Eso lo lleva a dejar de asumir un papel activo en su vida, dejando a otros que la controlen. Cuando estamos en el proceso de la recuperación debemos cambiar muchas de las conductas aprendidas y asumir un mayor control de nosotros mismos. Empoderarnos es una tarea que prevalece en el tiempo y nos «deslastre» del papel de víctima dándonos libertad e independencia. (Alpha).
Estás haciendo tu mejor esfuerzo para rescatar tu poder interior? Cuáles herramientas estás usando? Comparte acá.